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PATRICIA ARACHE Fotos: Maglio Perez U.
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I increment0 de la violencia y de la delincuencia y, concomitantemente, el temor de la ciudadania a convertirse en victima de la agresividad parecen empeiiarse en ser el anverso y reverso de la vida dominicana. Las estadisticas del pasado afio revelan que el aumento de la violencia va agarradito de
la mano de la progresi6n en la concesion de armas de fuego a la poblaci6n. En 1999, mas de 10,000 dominicanos fueron "autorizados" a utilizar una de ellas, lo que sumado a la proliferaci6n de las ilegales en violaci6n a la Ley 36 sobre Porte y Tenencia de Armas de Fuego, obliga a 10s especialistas y analistas de la conducta humana a llamar la atenci6n sobre el peligro de esta situaci6n
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y sus implicaciones sico-sociales. Mdltiples factores inciden en la proliferaci6n de armas de fuego entre la poblaci6n civil que, "legal y oficialmente", desde 1990 a la fecha cuenta con 82,623 de esas piezas, sin que nadie descarte que un numero igual, o mayor inclusive, sea portado en violaci6n de la ley. "Lasarmas de fuego en manos de la poblacidn civil vienen
aumentando desde 1965, porque despuks de 10s pactos que pusieronfin a la Revolucidn de Abril la ciudad quedd prdcticamente armada", afirma el siquiatra Ctsar Mella Mejias. Pero mas all6 de la explicacidn histbrica, la explicaci6n del fen6meno habrfa que buscarla en la expansi6n del mercad0 politico-electorero, la profundizaci6n de la crisis econ6mica, el crecimiento de la inseguridad ciudadana y la falta