Número 11. Enero 2014. Es un proyecto de la Catarsis Literaria El
Drenaje, editada en Mérida,Yucatán. Revista de circulación mensual. Dirigida porAdán Echeverría (romeolobos@yahoo.com.mx). Consejo Editorial: Angélica Santa Olaya,AlejandraAké
Sustersick, Joelia Dávila, Cristina Leirana, Roberto Cardozo, Jorge Manzanilla, Mario Pineda Quintal, Daniel Ferrera y Édgar Damián.
Contenido
El Gran Omó Saché
Roger Vilar
Negarlo todo como principio
Adán Echeverría
Crítico de Enrique IV
Eduardo Simeón Trauwitz 23
Arturo Cova o los avatares del hombre frente a la crítica feminista
Andrés Galindo
Regreso a Comala
Habrá luz dentro de los ojos
La isla de los sueños
de amor
Jhonny Euán
La voz de la violencia
Vázquez
Lo que cuentan los labios
Ferrera
Un delgado hilo ligado al corazón
Víctor Manuel Pazarín
delatripa: narrativa y algo más
Columnas
El cálamo de los cronopios natos
Susana Mota López .......................................... 83
¿Te atreves a seguirme al infierno?
Jéssica Montaño de Juárez 85
Sin papeles Daniel Ferrera
Nos vemos en el slam
Imágenes portada e interiores delArtista Alfredo Lugo Domínguez
El Gran Omó Saché
Mis recuerdos son difusos. Por más que me quiero remontar a la génesis exacta de los hechos sólo acuden a mi mente calles nebulosas y el rostro de una vieja libidinosa que acecha en la sombra. Oscuridad de calles rota por luces de anuncios, boutiques, sex shops, bares nudistas, table dances, restaurantes exóticos, era, en definitiva La Zona Rosa,consusbailarinas,susancianasperversas, sus antros gays… pero no fue ahí donde ocurrió el encuentro con Omó Saché, sino cerca,cuandoyalasmismascallespierdensu iluminación y se ven antiguas casonas decrépitas, con lámparas mortecinas invitando a cafés y bares de menor categoría, algunos de estos casi campamento de tahúres improvisados, vendedores de drogas de baja calidad, torcidoscigarrillosdemarihuanayácidosque te consumen el cerebro en seis meses.
No sé por qué abandoné la zona más populosa con los mejores centros nocturnos, tal vez ya había acopiado información para dos o tres reportajes: algún secuestro, probablemente un crimen pasional, o quizás una bandadearlequinesarmadosconmetralletas. No sé a ciencia cierta, pero eran las tres o cuatro de la madrugada cuando me interné en un callejón con paredes llenas de grafitis que exponíanmujerescongrandestetasgeométricasyletrasmuy,muydibujadas,gariboleadas, con nombres de cantantes argentinos de tangos, Carlos Gardel, por supuesto, Hugo del Carril, y además el Gran Omó Saché. Me
Roger Vilar
asombró este nombre tan poco rioplatense y proseguí hasta el final, donde un sucio foco rojo delataba la entrada de un bar o club llamado La Caverna.
La puerta se delataba aceitosa, aunque no podíaverlabien,otalvezeraesalasensación queestabaenelairedelamadrugadayreptaba por mi cuello. O la consecuencia de ruidos queseenrollabandifusos: lamúsicadelinterior, un tango gangoso, ronco. "Gime bandoneón, grave y rezongón, en la nocturna verbena. En mi corazón, tu gangoso son…" Como si la voz hubiera pasado por mil borracheras y hubiera caído en un prostíbulo junto a un río pantanoso. "…Hace más honda mi pena.Contuvirutasentimentalvasenredando mi viejo mal."Ysentí el llamado del abismo, de una melodía de manicomio sentimental. Las notas tomaron mis pies, traspuse la vieja cortina imaginando sedas del oriente y sultanes libidinosos.
La primera sensación fue de humo y perfumes baratos muy penetrantes. Luego mis ojos se acostumbraron y en la penumbra vi mujeres agitando sus manos. O se sentaban, se paraban, aplaudían. Brindaban. Si, la mayoría eran mujeres. Damas entradas en los cuarenta años. Olorosas todavía a cremas de vendedorambulante,vestidasconlentejuelas que quizás ellas mismas cosieron a telas inciertascompradasenelmercadodelbarrio. Eran, la mayoría, amas de casas que en las noches se ponían sus mejores prendas para
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escuchar a aquel Omó Saché, al cual yo no lograbavertodavía,pueselestrado,iluminado por luces rojas, azules, verdes, más parecido a un table dance que a proscenio argentino, escamoteaba al cantante. Bulto del que salía el ronco tango. "…hace más honda mi pena. Con tu viruta sentimental vas enredando mi viejo mal, un viejo mal que me ha dejado enamorado." Cantaba. Repetía Omó Saché con aquella voz nada argentina, pero que contenía el dolor indecible de un moribundo quesonríeporúltimavez,yfingequelosotros no conocen su enfermedad letal.
Me moví entre las muchas mujeres y los pocos hombres hasta alcanzar, de puro milagro, un lugar vacío en una mesa que estaba junto al escenario. Allí, filtrado entre vahos de cerveza, de sudores, entre luces que no recordaban el momento de apagarse, llegaba el fuerte tufo de Omó Saché, al que ahora divisaba como una gran ballena flotante, abriendolabocagigantesca,degruesoslabios, para decir, recitar, producir el aceite de cada sílaba "Gime bandoneón, grave y rezongón, en la nocturna verbena. En mi corazón, tu gangoso son…" Y no, no parecía argentino aquel mulato ingente, enorme, rebosante de grasa, que cantaba tangos con una voz salida delosprofundosríosdeÁfrica.Tonogangoso, de garganta que recita las canciones yorubas entre sacrificios de cabras y perros. Voz cargada de dolor que le imprimía una extraña realidadalacanción,unimánquememantuvo inmóvil, mirando a aquella mole musical, hasta que descubrí que usaba muchísimos collares. Atuendos sagrados de lo que en mi país,Cuba,seconocecomosantería,yqueva desde el simple chisme y cuento de caminos, hasta la más profunda sabiduría ancestral.
Sin duda, el Gran Omó Saché era cubano. Pero su antepasado parecía ser una morsa, un
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cachalote, pues el hombre, tal vez porque le costaba trabajo desplazarse, cantaba sentado. "…hace más honda mi pena. Con tu viruta sentimental vas enredando mi viejo mal, un viejo mal que me ha dejado enamorado." No pudo cerrar la boca por la gran cantidad de resoplidos que salía de su pecho. ¿Cuánto tardaría en recuperarse? Quién sabe, nadaba en su propio mar de sudor. La camisa, de colorines, pegada a su masa temblorosa.
Viunamujersalirdelpúblico.Deedadimprecisa, tetas que sobresalían paradísimas, de una redondez compacta y tiesa, seguramente implantes. Movía las manos como formando abaniquitos en el aire. El pelo era rubio platinado, pero su cara era difícil de definir en las penumbras, entre el humo de los muchos cigarros. Ella subió trastabillando los escalones, tropezó con un cable, echó un gritito cascado y ridículo, propio de una garganta envejecida en la añoranza de glorias y lujos ya lejanos.
Unsaxofonistalatomódelamano,impidió la caída, y por fin la mujer llegó ante el Gran Omó Saché. Vi que se arrodillaba y extendía unaespeciedelibretitaocuadernomuypequeño y una pluma. No sé por qué, pero imaginé aquellos artilugios de color rosa y con dibujitos de corazones con flechas y cupidos algo lisiados. Omó Saché parecía no reparar en su presencia, continuaba con la cabeza baja, chorreandosudor.Hombreprobablementede origen humilde, quizás cantaba tangos para ganarse la comida, por lo que no estaría acostumbrado a tales zalamerías. Finalmente la platinada logró sacarlo de su mutismo, y la mano gigantesca garabateó en el minúsculo papel.Luegolaseñoraleentregóalgo,talvez una tarjeta de presentación, y bajó, entre tropezones, los escalones del proscenio.
ElGranOmóSachécontinuóinmóvil.Callado. Como hombre de pocas palabras. Esa fuelacausaporlaquedecidíacercarme,pues comúnmente no intentaba relacionarme con compatriotas. Sería lo de siempre, las quejas contra el exilio, y los recuerdos de una Cuba, que como diría Guillermo Cabrera Infante, estaba sólo en los recuerdos y los sueños, sin existenciareal.Sinembargo,Omótranspiraba otra esencia. ¿Sería cubano? ¿O era sólo una suposición mía? No lo sabía aún, pero debajo de su aspecto de mulato humilde había una profundidadatrayente,queacasoniélmismo sospechaba.
Fue así que me acerqué y le hablé. Lentamente volvió su cabeza, se removieron sus múltiplescollares,ycontestóconvozhabanera,muyguturalygangosa:"¿Quévoláacere?" Recordé las calles de Centro Habana, los solares,lascuarteríasdondevivíanhacinadas lasfamilias.Lugaresdondeelsexoeralomás natural, y cualquier oportunidad de acoplamiento terminaba en recamaras de paredes derruidas. Muros de piedra o de viejos ladrillos,construidosporlosmismosespañoles que hicieron las fortalezas del puerto contra los piratas.
Aquella voz habanera juntaba en sí misma el vaho de los corsarios de siglos anteriores y la imagen del Gran Changó, dios de la guerra y de la seducción, cuyo nombre era enormemente adorado en la isla. Todo eso, unido a suspiros de vivos y de muertos, de dioses… eso,yotrosmisteriosexhalabandelGranOmó Saché,cuyosojosintensamenteazulesrutilaban en la piel morena como estrellas de mar en un cachalote esquizofrénico y perdido en el océano.
El Gran Omó, con su voz gangosa, dijo alegrarse de que yo fuera su compatriota, y quemeinvitóaunostragosensucasa.Acepté,
ya quedaba poco de la noche, no creí que me saliera algún reportaje, y nos fuimos. Canturreaba él mientras caminaba: "…son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos, hondas horas de dolor…." Y la profundidad nacía, espontánea, de su ingente carne, pero era imposible adivinar que había allí.
Caminamos varias cuadras de la colonia Juárez, entre las casas porfirianas que aún quedan, recordando, los dos, seguro, pero sin decírnoslo,alvedado,queseríalapartedeLa Habana más parecida a las manías francesas de Don Porfirio. Por fin llegamos a una gran fachada semiderruida. Tenía varias puertas, algunas clausuradas y sin uso. Todas, con cornisasarriba.Enlasmoldurasnacíanhierbas y arbustos.
El Gran Omó accionó unas llaves viejas y grandes. Se oyó rechinar de fierros, de óxido, y un vaho de vejez nos saltó a la cara. Seguí su cuerpo enorme que resoplaba. Una gran oscuridad nos rodeó. Sólo sentía aquella gran ballenatragandoyexhalandolaoscuridad.Su aceite expandido en un espacio que no se podía medir.Avanzaba lento, tropezando con trastes que sonaban desde otra edad. Después de un tiempo, quizás un minuto o tal vez media hora, vi su silueta recortada contra un resplandor amarillo. Lo rodeé, tan gordo era, y me di cuenta que en sus manos había una vela.Remarcabalosrasgosdesucara,chatos, redondeados,hieráticosentresombrasyluces.
Allí empezaba un mundo de dioses. En el piso habían gotas de sangre rodeando sus ídolos. El enigmático Elegguá: una piedra redondeada, con ojitos, boca y un moñito en la cabeza. A él le rendían pleitesía todos los santeros.MásalláestabaelcalderodeOggun, también manchado con la sangre de las ofrendas. Luego la doble hacha de Changó,
dios de la guerra y la seducción. Al final de un pasillo, la bella Ochún, sincretismo de la diosa del amor y la belleza femeninas, y la Virgen de la Caridad del Cobre.
Ademásdedioses,aquellavelaqueportaba Omó Saché sacaba de la oscuridad muchas otras cosas. Muñecas colgadas en las paredes con rostros sucios y ojos verdes que miraban sin ver. Cuerdas, cadenas herrumbrosas, herraduras de caballos, tridentes, cacharros. Ununiversoincomprensible,llenodeaquella densidad que parecía salir de la piel del Gran Omó y contagiar las cosas con su enormidad.
Al final del pasillo había una butaca vieja, acolchonada,enorme,yallísesentóelmulato. "Soy sacerdote", dijo. "Soy un babalawo de la religión Yoruba", dijo, quizás a modo de presentación. Pero luego no siguió hablando, nolediocontinuidadaestasideas.Sedurmió y sus ronquidos estremecían la casa. Era un sueño pesado, seguramente largo, y ya de regresoenmidepartamentorecordé,unayotra vez, la profusión interminable de su morada. Como si él fuera el centro de un cofre que se expandía en hallazgos al igual que la cueva deAlí Baba. En contraste mi casa era de una frialdad y un minimalismo que conducían al vacío. A la no fe. A descreer de todos los dioses. De cualquier esencia. Y en últimas instancias, a negar el ser. Paredes blancas y limpias, donde a veces la vista encontraba fotografíasdedesiertos,odemaressolitarios.
Desde las alturas donde estaba mi departamento miraba la ciudad y sus luces impersonales. Pensaba a menudo en el Gran Omó Saché. Pasaron dos semanas y volví a tener unanochetranquila.Sólomesalióunreportaje. Una banda que se disfrazaban de payasos. Hacían malabares y chistes en los cruces de las avenidas, luego se acercaban a los automovilistasquenosospechabanlatrampa.
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Cuandoestabanjuntoalaventanilla,enlugar deextenderunamanoporunamoneda,extendían la pistola, y se llevaban el coche entre risotadas y bromas. Con tan mala suerte que en una ocasión le apuntaron a un comandante de la policía que iba vestido de civil en su carro particular… pero armado y escoltado. El viejo gendarme sacó una ametralladora y le voló los sesos a dos payasos. Las narices rojas cayeron al suelo junto con el reguero de sesos. Los otros cuatro arlequines fueron capturados. Los payasos delincuentes antes habíansidochoferesdemicrobuses.Tomélas imágenesylosdatosymefui.Lanochesiguió tranquila, y como a las dos de la madrugada me dirigí al antro en el que cantaba el Gran Omó Saché.
Me recibió el calor aceitoso, la mezcla de perfumesbaratosconelhumodeloscigarros, los rostros de aquellas mujeres humildes ajados por la desgracia. Las damas que eran susfanáticasyqueahoraescuchabanembelesadas otro tango. "Vieja calle de mi barrio, donde he dado el primer paso, vuelvo a vos, gastadoelmazo,esinútilbarajarconunallaga en el pecho…"Ylas mujeres lo interrumpían con aplausos discordantes, y voces, "te amamos, Gran Omó Saché, te amamos", y él saludabalentoconunamano,yentonabaotra vez."…sédelbesoquesecompra,sédelbeso que se da, del amigo que es amigo siempre y cuando se convenga…" Y entonces lo interrumpíanlosaplausosdeloshombres.Camioneros, vendedores ambulantes, malabaristas de las esquinas, que habían ido a gastarse sus pocos pesos escuchando aquel dolor que representaba el suyo.
VolvíaaagradecerconlamanoOmóSaché, y repasaba las primeras sílabas del tango "Vieja calle de mi barrio, donde he dado el primer paso…" Entonces pensé que de todos
los presentes yo era el único que podía compartir con él las calles olvidadas que le vendrían a la mente. Eran vías llenas de baches, que salían a un malecón recién amanecido, húmedo, con alguna fonda sucia y vieja junto al mar, antiguo tugurio de pescadores, que sólo ofrecía café con leche y pan conmantequilla.Enunlugarasí,hacemuchos años, había desayunado con varios amigos después que habíamos pasado toda la noche despiertos en una tertulia literaria en la casa deJhonny,elnietodelgeneralJuanGualberto Gómez,queofrecíasusjardinesalosjóvenes escritores disidentes del socialismo.
Esa imagen de barrio era quizá la que también venía a la mente del Gran Omó Saché, mientras seguía masticando sílaba por sílaba: "La vez que quise ser bueno, en la cara se me rieron, cuando grité una injusticia la fuerza me hizo callar…" Y esta vez no paró por los aplausos,sinoporquelefaltóelaire.Escuché sus resoplidos, como de un cachalote emergiendo del océano. Los chorros de sudor rodaban por su cara, y casi se hubiera podido oír el plas plas del aceite bañando el suelo. Pero no se escuchaba ese ruido, ese plas plas, porque la vieja platinada de la vez anterior aplaudía con todo lo que daban sus manos flacas y huesudas, y gritaba unos "bravos" destemplados, que asombraban al auditorio, que admiraban todo lo relativo a Omó Saché, excepto sus resoplidos.
Me dio un mal presentimiento, como si un gran elefante bueno estuviese a punto de ser mordido por un gusano blanco, sin sangre, ponzoñoso. Me acerqué al cantante. Cerca ya de la vieja, olfateé su perfume caro mezclado con sudor rancio. Gastaba mucho en aromas, pero no se bañaba. Se repuso el Gran Omó, volvieron a rodar las melancolías desde sus labios gruesos: "…y si la murga se ríe, uno se
debe de reír, no pensar ni equivocado…" Y fuearrastrandolaletra,hastaentreresoplidos y lágrimas, terminar, y quedarse en aquel mutismo, esa inmovilidad que había observado antes.
Laviejacontetasynalgasdeplásticosaltó al escenario a gritarle delante sus destemplados "bravos". Mucho tiempo tardó el cantante en girar su cabeza, pues esta era redondaygrande,ysemovíamuylento,como si el cuello estuviera en el centro de la gran esferauniversal,adondelosacontecimientos delaperiferialleganconextremapasividady lentitud.
No sé que intercambiaron los ojos intensamente azules del Gran Omó Saché con las pupilas turbias de la vieja escandalosa, pero al cabo de un rato, o quizás de un segundo, escuché que ella le decía "Quiero conocerlo, conocerlo a fondo, conversar con usted, lo admiro, lo admiro, Omó…" En ese momento sentí un escalofrío en el estómago. Como si estuviera viendo una película en la que una bruja se inclina sobre la cuna de un niño. El Gran Omó la miraba, y vi que asentía con la cabeza. Cantó otro tango más, tuvo ese largo momento de recuperación que observé la vez anterior. Y luego se incorporó pesadamente. La mujer lo tomó del brazo ayudándolo. Volvió a mi mente la película imaginaria: la bruja se acercaba al niño, lo engañaba con dulces, lo tomaba de la mano para cruzarle una calle, y después destrozarlo. ¿Y a mi qué me importaba si destrozaban al Gran Omó Saché?, me dije de pronto. Después de tantos añosdesoledad,sinejercitarmissentimientos, demesesenquelaúnicamujereraunaprostituta alquilada, de horas y horas, de minutos multiplicadosporunmillónsinverelsol,¿qué rayos podía importarte el Gran Omó Saché?, me pregunté con rabia. ¿Qué me unía a él?
¿Acasonomehabíajuradonosoloabandonar el mundo de la luz, sino también el de los afectos? ¿Sería porque el Gran Omó era cubano como yo? No sé, no creo, pues nunca me acercaba yo a compatriotas. Para mí era sensiblería barata la patria. Quizás, me dije, me cae mal esa vieja de tetas de plástico, esa falsedad ambulante. Y entonces, al dirigir la ebulliciónquesentíaenlasangrecontraaquella arpía cloqueante, me sentí mejor.
Ella y el Gran Omó Saché caminaban por el pasillo hacia la salida. Los seguí. Nos aprisionaba el humo de los cigarros, nicotina y marihuana mezclados. El aire de la noche fue unalivió.Entoncesescuchéunaconversación llena de lugares comunes. "¿Cómo es posible que una estrella como usted cante en este tugurio? Merece algo mejor Tengo muchas relaciones, trataré de ayudarlo", la mujer intentaba imprimir a su voz gran entusiasmo, peroalgolatraicionaba.Algodecíaquedebajo de ese acaloramiento no había felicidad real. Sobretodoeltono,tratabadesermuyaniñado enunaseñoraquetendríaporlomenossesenta años. Y además, tamaña estupidez… ¿quién le decía a ella que el Gran Omó Saché no era felizenaquelhumildeescenario?Élnoconocía otra cosa. Y si no era feliz, en todo caso, ¿por qué imaginaba la vieja que era ella la idónea para ayudarlo? Me acerqué y saludé conunseco"Hola".Omóparecióalegrarseal verme, y me presentó como su amigo periodista.Laseñorahizoungestozalamero,como si imitara las caritas de Marilyn Monroe, y dijollamarseUrbekaLarrú.Nombredesagradable, sonaba a graznido de urraca. Pero le venía muy bien. No tenía ninguna causa lógica, pero no quise decir mi nombre, y me presenté con mi clave: Drakus. "Típico de periodistas", graznó Urbeka, queriendo congraciarseconmigo."Yosoypsicoanalista,pero escribía para El Universal, y muchos en ese
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periódico tenían clave". Quizás esperaba una respuesta amable de mi parte, pero me mantuve callado. Ninguno de los tres volvimos a hablar.
CaminábamosrumboacasadeOmóSaché, o más bien lo seguíamos, pues él no había invitado a ninguno de los dos.Andaba lento, alritmodesupesadarespiración.Yenladensa oscuridad de la calle sólo se escuchaban sus resoplidosrebotandocontralosmuros.Llegamosalapuertavieja,configurastalladas,hollín y telarañas. Yo mantuve la distancia y mientras la llave giraba oí a Urbeka chillar: "Ay, ¿puedo entrar? No le quito más de diez minutos". No sé si él dijo que no o que sí, pero ella se metió. Yo estaba petrificado, no los seguí. Sentí el portazo en la cara. Solo en medio de la noche, sentí un gran desamparo. La sensación de vacío poco acostumbrada, semejantealhuecodelosadolescentescuando la novia platónica se niega a hablarles.
Me fui a tomar unas cervezas. La espuma deshaciéndosesiempremehallamadolaatención como la total falta de significación. El café me trae recuerdos, el humo de las pipas remembranzas y conexiones literarias, pero nada la espuma de una cerveza. Había visto muchas.Seguíviéndolascadanoche,pasaron loscalendarios,nosécuantos,yvolvíalacasa de Omó Saché a la hora en que solía llegar del escenario.Al verme me invitó a pasar. No hablamos mientras caminábamos por aquel pasillo sólo alumbrado con velas.
Vi las grandes hachas de madera del dios Changó untadas de sangre. Olía a muerte.Al finaldelpasilloabrióotrapuerta.Ahínohabía luz, sino densa oscuridad. Tropezaba con trastes a cada segundo. Parecían sillas rotas. Cadenas. Cajas llenas de libros. Herraduras decaballo.Esculturas,nosedequétipo,pero sentía sus miradas. Y tuve la sensación de ir
cayendo en otro mundo. En un pozo en cuyo fondosólohabíagritosdeÁfrica.Figurasnegrasysusurrantes.Entoncesescuchéunaqueja, leve al principio, después se fue haciendo más fuerte. Era como el llanto de un niño. "¿Qué es eso Omó?", le pregunté. No obtuve respuesta.¿Estabasoloyo?¿Enquemomento me habría abandonado el tanguero? Aquella oscuridadparecíainfinita.Penséqueélmundo era sólo las cadenas con las que tropezaba. Quecadadía,cadaminuto,estaríacaminando ante aquella sensación de ser mirado sin percibir nunca esos ojos ocultos en la oscuridad. Peronofueasí,lejos,oquizásmuycerca,una rendija de luz se abría. La figura gorda de mi guíasalióporallíyyomeprecipitéalasalida.
Estábamos en un pequeño patio con piso de mosaicos amarillos y antiguos. Un foco eléctrico nos iluminaba. Era la primera señal de tecnología en aquella casa. El Gran Omó Saché giró su gran cabeza, y sus ojos azules seclavaronenmí."Tengo que hacer un sacrificio a los dioses, pero necesito un ayudante. Túserásmiayudante".Hubieraqueridodecir No, pero era tan sólida su figura y tan penetrantelamirada,quenoabrílaboca.Enaquel patio había una jaula con un búho que nos miraba atento. Una gran serpiente se desplazaba en una esquina. En una maceta, junto a la planta de grandes hojas, estaba clavado un bastónconmuchasseñalesysignosesotéricos. Una alacena tenía toda clase de cuchillos y machetes. En la otra esquina estaba el bulto del que salían los quejidos que escuché en el pasillo.Algo vivo se agitaba dentro. El Gran Omó Saché lo puso en el centro. Y me dijo. "Tú sólo seguirás instrucciones. Quédate tranquilo frente a mi." Tomó el bastón y empezó a golpear con él la tierra, de manera rítmica, acompañando sus movimientos con uncánticoenyoruba,elidiomadesuslejanos ancestros africanos. El sonido me iba produ-
ciendo una especie de somnolencia, un estar alejado del mundo, estar sin estar, y los pensamientos se me iban. Escuché su voz comosillegarademuylejos."Pásameunode los cuchillos", y se lo dí sin preguntar más. "Abre el costal y presenta el cuello de la víctima a los dioses". Lo hice, y de adentro salióunchivopequeño,decolorcanela,dando berridos."¡¡¡Atrápalo,yacércamelo!!!",gritó Omó Saché.
Incapazdeotracosa,obedecí.ElGranOmó Saché, empezó a cantarle al animal, no un tango,sinounacanciónritualymonótona.Era comoescucharelronroneodeunleónhablando con la presa. Poco a poco se calmaba el chivo.Entonceselsacerdotecogióelcuchillo ylodegolló.LuegoOmóSachéhizounaceremonia en la cual ofrendó las diferentes partes del animal a diferentes dioses. Al final el sacerdote se durmió en aquel patio, y sus ronquidos hicieron temblar toda la casa.
TalvezayudéalGranOmóSachéenaquellos sacrificios cuatro o cinco veces. Me transportaba a un mundo mental extraño. Era como si yo fuera otro, como si estuviera en un balcón mirándome a mí mismo, y ése que asistía al sacerdote era alguien sin sentimientos, dirigido por una fuerza desconocida. Cuandoterminabaelritual,pocoapocovolvía a mis sensaciones de siempre. Era cuando el cantante me explicaba algo de lo que hacía. Mandaba mensajes a los dioses por medio de los animales. En la canción le confiaba sus secretos,susproblemas,yasí,juntoalespíritu del sacrificado, llegaban a la deidad, la cual se encargaba de resolverlos.
Omó tendría unos cincuenta años, en su juventudhabíasidosoldadoenÁfrica,cuando las guerras cubanas en Etiopía y Angola. Y colegí que no siempre habría sido tan gordo. Que tal vez tuvo una vida normal en Cuba.
Esposa, hijos... Ahora era esa gran masa de misterio, tan inescrutable como la ballena Moby Dick. Sin embargo, como monstruo marino había logrado una vida en ese océano llamado La Caverna: abismo de lágrimas, de nostalgias, de vidas perdidas, de desgracias, de gente sin esperanza. Allí lo querían, allí había logrado ser feliz por momentos.
Sin embargo, en las últimas semanas lo empecé a notar muy nervioso, olvidaba letras de los tangos, no dormía bien, y empecé a insistirle,apreguntarle,hastaquemedijoque había tenido sesiones de psicoanálisis con Urbeka. Le dije que desistiera. Que ella no meparecíaprofesional,tansolounaburguesa fracasada que necesitaba oír, de sí misma, o de los otros, palabras de aliento. Sobre todo, frases que la colocaran como una mujer con preocupación social por los más jodidos. "Quién sabe que culpas tiene que lavar", le dije a Omó. Estábamos en el pequeño bar de La Caverna, tomando un ron con cola, y él, medio borracho dijo: "Soy hijo de una negra y un irlandés, pero mi padre me quería matar, llevó a mi madre a abortar a la fuerza, ella tuvo que escapar corriendo" Traté de consolarlo. Le dije que todos teníamos historias malas en la vida, pero que nos compensábamos con otras cosas que nos sucedían. "A ti el público te quiere mucho, debes dejar de ver a esa Urbeka, es una estafadora". "A ella le estoy contando todo. Dice que estoy tan gordoporquetapomistraumascongrasa,que he tapado con grasa el desamor de mi padre, lo que ví en las guerras de África, y muchas cosas más". Me alarmé, la vieja urraca estaba conduciendoalGranOmóSachéaunacrisis. "Ella es la que más sabe de mi, en ella he puesto todos mis problemas, o casi todos".
NoledijenadaaOmó,peromefuiadormir algo angustiado. Él era la única persona con
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la cual yo tenía una amistad, o algo parecido a una amistad. Pero mientras cerraba las ventanas de mi cuarto para que no entrara la luz del día, pensé que era inútil preocuparme. Por mucho que uno quisiera variar los acontecimientos,estossiempreocurríansegún su propia ley natural. De todas maneras me parecía que el Gran Omó Saché estaba en un peligromayorqueeldelasguerrasdeÁfrica. Esa mujer Urbeka, era un híbrido de sanguijuelayescorpión.Supeligrosidadradicabaen su debilidad. Denotaba grandes frustraciones que no quería asumir. Mucho sufrimiento cubierto con cirugías estéticas, nalgas postizas, tetas falsas, y una sonrisa copiada de las portadas de las revistas. Y ahora, para no ver suamargurainterior,teníaqueasumirelpapel de mecenas de "un pobre mulato" del Caribe. Suafánde"salvar"alGranOmópodíallevarlo a una crisis. ¿Para qué? Para ella comprobar queapesardeserunaputacamuflada,vedette sin público y decadente, a pesar de eso, aún podíamoveremocionesysentimientos.¿Qué haría el Gran Omó en crisis? ¿Fuera de su mundo de dioses africanos? ¿Qué haría si se viera obligado a mirar a lo más obscuro y terrible de su ser? No lo supe, y quizás no lo sabría nunca, pero empecé a ir con mayor frecuencia a La Caverna. Ya no me acercaba a saludar al cantante, permanecía en una esquina,casienlatotaloscuridad,espiandolo. Sus tangos eran tan melancólicos, desgarradores y extraños como siempre, con aquella gangosidad aguardentosa de garganta de negro,quehechizabaasupúblicoporaquella maneralentaconquedecíaeltango"Ladrillo". "Allá en la penitenciaria, Ladrillo llora su pena, cumpliendo injusta condena, aunque mató en buena ley…" Y ese mató en buena ley, lo repitió unas cinco o seis veces, casi desfigurando la canción. No parecía el modo decantardesiempre.Habíamayordolor.Unos
sollozos interrumpían de vez en cuando la letra. ¿Lloraba el Gran Omó? SÍ, al parecer sí."Losjueceslocondenaronsincomprender que Ladrillo fue siempre bueno y sencillo, trabajador como un buey". Entonaba entre lágrimas el Gran Omó. La ballena nostálgica arrancó grandes aplausos. Veían su tristeza como parte del espectáculo. Es muy difícil paralagenteempatizarconeldolordealguien deforme, y el Gran Omó, por su gordura, lo era.
El mulato continuaba su llanto. Hizo una pausa antes de seguir cantando. Y en ese momento vi la cabeza amarilla de Urbeka Larrú, que se aproximaba al escenario. Empezaba a dar brincos y a chillar como una loca"¡Bravo,bravo,bravo…!" ElGranOmó, porprimeravezentodasuhistoriadecantante, se puso en pie. Era un rascacielos contra las luces.Elpúblicoempezóaaplaudiryagritar. TrasunapausaOmóvolvióaentonar."Ladrillo está en la cárcel, el barrio lo extraña, sus dulces serenatas ya no se oyen más". Urbeka seguía graznando enloquecida. "¡Bravo, bravo, por fin te pusiste en pie, venciste el traumadelagordura!"ElGranOmóSachéle hizo un gesto con la mano. La urraca, con pasostorpes,subióalescenario.Allílelanzaba besitos al cantante. Omó continuaba. "Los chicos ya no tienen su amigo querido, que siempremoneditaslesdabaalpasar"Lagente chillaba, casi se revolcaban. Era la noche de mayoréxitoparaelmulato.Urbekaempezóa danzar con sus patas flacas, y gritaba. "¡Ese esmipaciente,soysupsicoanalistayadmiradora,prontoestaráenlasmásgrandescadenas de televisión, yo, yo lo haré, yo lo haré…!"
El Gran Omó Saché, le hizo un gesto al público, era un gesto de despedida con su mano.Volvióatrovar."Losjuevesydomingos se ve a una viejita, llevando un paquetito al quepresoestá".Lagentecoreabaenloquecida
otra: ¡Otra!, ¡Otra!, ¡Otra!, Pero el Gran Omó repitió aquel gesto con la mano, una despedida que su mano dibujaba en el aire denso,ybajólosescalonesseguidodeUrbeka Larrú.
Los seguí en la penumbra, y luego en la calle, guardando al menos unos 50 metros de distancia. Entraron a la casa de Omó. Esperé como una hora. Sudaba gotas frías, gruesas, que caían sobre el asfalto. Pasó otra hora, y Urbeka no salía. Entonces toqué a la puerta. Primero quedo, luego verdaderos aldabonazos, casi explosiones. Gritaba su nombre: "Omó, Omó Saché, ábreme, soy Drakus...". Por fin abrió la puerta. Llevaba en su mano unfarolcomoeldelosferrocarrileros. Empecé a balbucear alguna justificación para tocar asupuertasinhabersidoinvitado,peroélme interrumpió. "Pasa, llegaste en el momento justo.Necesitotuayudaenunritual.Yaaprendiste. Sabes todo. Quizás un día tú mismo te conviertas en Babalawo!" No le respondí nada.Otravezloseguíatravésdelospasillos oscuros y laberínticos de su casa.
Escuchaba yo en cada esquina, en cada rincón del aire y de las piedras, el sonido de los tambores afrocubanos, tan conocidos por mi desde aquella noche cuando era un estudiante universitario que se fue de La Habana y vino a caer en un Toque de Santo en la Ciudad de Matanzas, donde negros y mulatos danzaban al compás de aquella música, Toque, tambores y cantos que hipnotizaban. Pero esos tambores actuales… ¿Eran una grabación? En caso de serlo estaba el sonido muy bien distribuido. La acústica era perfecta. Parecían que estaban al lado de uno. O a veces… a veces eran muy lejanos y mezclados con el ruido del viento. ¿Y si en algún lugar de esa enorme casa porfiriana habíanunostamboresreales,tocadosporseres
humanos. Iba a indagar con Omó, pero me salió otra pregunta. "¿Ytu psicoanalista? ¿Ya se fue la tal Urbeka?" No me respondió, imaginésusojosazulesdescifrandolapenumbra, buscando un camino.
Por fin, tras bajar y subir escaleras, abrir y cerrar puertas llenas de telarañas y olor a moho, llegamos a aquel patio donde siempre ayudé al Gran Omó a hacer sus sacrificios.
"¿Ytupsicoanalista?",levolvípreguntar."En ellahepuestotodosmisproblemas,todasmis angustias, todo lo que los dioses deberían de saber, y nunca se los he podido hacer saber", contestó Omó. "Si, pero lo que yo quiero saberesdondeestá?" Norespondió,perosime diounaorden."Tómateesto"Eraunapequeña botella verde, en forma de ánfora griega. "¿Qué es?, pregunté. "¿No confías en mí? Tómatelo, es parte del ritual de hoy Yo también lo tomaré". Y lo tomé; era muy amargo, y pronto empecé a sentir una especie de embriaguez.Éltambiénlotomó."Todocomo siempre, buscas a la víctima, me la pasas, yo la mato, y me ayudas a distribuir las partes". "¿Y esos tambores, están aquí, en vivo? ¿Dóndeescondistealostocadoresdetambor? Yo los siento como si viniera de debajo de la tierra, de algún sótano. O se trata de una grabación?". El Gran Omó Saché hizo un gesto de fastidio, como si le molestaran mis preguntas. Entendí que no me diría nada. Fui a la trastienda. Allí estaba como siempre, el costal cerrado que contenía a la víctima. Lo arrastre. Está vez se movía con frenesí. Por fin,llenodesudor,temblandoporelesfuerzo, lo puse delante del sacerdote. La cabeza me daba vueltas. La sustancia me había verdaderamente embriagado. Apenas oí cuando el Gran Omó me pedía que le pasara el cuchillo de los sacrificios. Después todo fue neblina en mi cerebro.
Desperté con dolor de cabeza. Estaba en una sala alumbrada por candelabros y llena de ídolos africanos. Al principio me resultó un mundo desconocido, y me pregunté si me habrían secuestrado. Pero escuché la risa de Omó Saché, y recordé que lo había seguido hasta su casa. Me levanté dando traspiés, con la mente muy confundida. Miré el reloj, ya estabamuypróximoelamanecer.Ledijecualquier cosa y me fui. Momentos antes de acostarme recordé que mi objetivo era preguntarle que fue de Urbeka Larrú, pero él nunca me dijo. Yo tenía mucho sueño para conjeturar causas, y me dormí.
Pasaron algunas noches, tal vez tres o cuatro, sin que tuviera noticia de Omó Saché nidesupsicoanalistallenadeprótesis.Escribí notas baratas, hechos sin importancia. Un hombrebaleadoenuncajeroautomático.Una sordomuda violada. (Los judiciales, a escondidas, intentaban imitar los bufidos de la víctima). Una banda de travestis que seducían a los hombres y luego los asaltaban: les decían "Los mujercitos Violetas". En fin, nada importante como para ganarme la portada del periódico. Así llegó la quinta noche. Estaba en una cantina de la calle Bolívar, de esas antiguas, como las que visitaba Pedro Infante en sus películas, con unos hombres más que machos, remachos, bebiendocerveza.Lasparedesllenasdefotos deMaríaFélixyLupeVélez.LaDiosaArrodillada. Doña Bárbara.Ami lado estabaAarón Menachin, el reportero judío, leyendo laTorà en hebreo. Esperábamos que cayera alguna noticia, pero ya eran las dos de la madrugada ylaciudadestabaencalma."Salyróbatealgo, anda", le dije a Ojo Feroz, cuyo único lóbulo amarillo,eratuerto,bailoteabadeunladopara otro,mientrasaplicabasusorejasalradiotransmisor con el que robaba la señal de la policía. "Cállate",dijo"Cállate,algoestásaliendo",y
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con su mano dibujaba el aire, como si el movimiento pudiera acallar la lejana música de los organillos.
Dejédehablar.Subióelhumodelcigarrillo deMenachin.MusitabaLaTorá.OjoFerozle subió al radio. Escuché la voz vulgar de los policías. En algún momento mencionaron la palabra "decapitación", o "decapitada", "cabeza femenina". "¡Ya salió la nota!", gritó el radioperador. "¡Vámonos! Una cabeza en pleno centro de la ciudad, en el cruce de Reforma e Insurgentes!" Nos fuimos en dos motos. En menos de cinco minutos llegamos al lugar. Decenas de patrullas, con sus luces multicolores, con sus aullidos, sus sirenas, tornaban la noche en un enorme cabaret sin bailarinas y sin canciones.
Lospolicíasestabanencírculo.Enelmedio había unos periódicos sanguinolentos. Me acerquécámaraenmano.Descubrílacabeza. Obturé. Flashazos. Muchos. Diez, o más. Se apagó la luz, y bajo los focos de las patrullas vilacabezadeUrbeka Larrú.Retrocedí.Bajé la cámara. Algo me decía Ojo feroz, pero no presté atención. Pensé que de un momento a otro aparecerían otros policías con el Gran Omó Saché detenido. Seguí retrocediendo. Poco a poco me alejé de los policías y los reporteros. En cualquier momento me llevarían a declarar sobre mis vínculos con el cantantedetango.Pasaronlosminutos.Nadie se me acercaba. Volví a prestar atención. Al parecer no sabían la identidad de la cabeza. Los peritos tomaban fotos a la triste Gorgona artificial con sus cabellos teñidos de rubio duros como serpientes por los coágulos.
"Omó envió el mensaje a los dioses, el máximo mensaje en ella", pensé. Y luego el sustomeparalizó.Talvezyolehabíaayudado en el sacrificio. El costal pesaba mucho más que las otras veces. Aquel brebaje asqueroso
que me hizo beber me impidió ver, seguramente, que se trataba de Urbeka.
¿Qué hacer? Hacer el reportaje, en primer lugar, de aquella cabeza. Yo vivía de eso. Un hombre solitario y sin familia no puede tener el lujo de los sentimientos. Escribir, ganar dinero, pero sin mencionar que se trataba de la cabeza de Urbeka. Hacer como si yo no supiera nada. Volví a acercarme al área. Hice lo de siempre, preguntar a la policía como lo habíandescubierto.Medijeronqueunosniños callejeros que jugaban futbol a esa hora de la noche fueron los primeros en darse cuenta, aunquesetuvieronquedisputarelpaquetecon unos perros hambrientos. Tal vez por eso le faltaba un pedazo de nariz a Urbeka. Bueno, másomenossuficientematerialparaescribir
SellevaronlacabezaalMinisterioPúblico, en espera de que algún testigo la identificara. Aeseefectofuefotografiadaysalióenlaportada de la mayoría de los periódicos. Urbeka siempre quiso la publicidad, hacerse notar. Ahora su faz sangrante se difundía como si fuera una estrella de cine, mas nadie sabía su nombre. Ese anonimato visible hubiera torturado el ego de la psicoanalista si hubiera podido enterarse.
La noche siguiente encontraron los restos del cadáver de Urbeka distribuidos al norte, sur,esteyoestedellugardondehabíanhallado su cabeza. Ya no me cupo la menor duda. El Gran Omó Saché la había sacrificado. Esa forma de colocar a la víctima era muy de él. El hecho de que los restos no estuvieran en estado de putrefacción me convenció, de que contra lo que yo creía, no participé en el asesinato de Urbeka, pues ya hacía cinco o seis días que había fungido como acólito del sacerdote yoruba.Yentonces, más tranquilo, pensé en una mejor salida. La tentación de una gran crónica. Sólo yo sabía la verdad.
Podía dar la indicación a la policía. Que capturaranalGranOmóSaché,ypublicartoda la historia. Sólo yo. Sólo yo la tenía.
La noche siguiente me presenté en la oficina de uno de los comandantes de la PolicíaJudicial.EraunMinisterioPúblicodel centrodelaciudad,entrelosantiguospalacios de los españoles, las ruinas ocultas de los aztecas, y el barrio de las prostitutas, La Merced. Un antiguo caserón, ahora ocupado por las oficinas de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal. Me identifiqué como periodista, y pedí hablar con el comandante que llevaba el caso de la decapitada.
Mepasaronalsegundopiso.Unbellotecho de vigas y alfarjes andaluces contrastaba con todo el papeleo donde descansaba la sangre de las víctimas y la indolencia y corrupción de las autoridades. En el escritorio había un policía de rostro moreno, con el pelo casi rapado, que mascaba chicles. En una esquina una foto de un hombre de rostro macilento y nariz aguileña. Ojos que denotaban el alcohol por muchos años y una gran soledad. Un ramo de flores y una pequeña estatua de la Santa Muerte estaban bajo el cuadro. Supuse que era algún judicial muerto, y por hacer conversaciónpreguntésilohabíanmatadolos delincuentes. Pero el policía me dijo que no, que estaba en su casa y se metió un tiro en la cabeza.Dijealgunavagadisculpa,ynohablé más. No era la primera vez que en una comandanciadelaPolicíaJudicialveíalafoto de un suicida. Hombres que cada día estaban entre la muerte y la falta de moral, la falta de sentido de la vida… No era raro que sólo vieran la salida en un balazo en la cabeza.
Nohablémás.Deafuerallegabanquejidos leves, gritos arrastrados por el viento. Me pasaron, por fin, con el comandante, quien
tenía un nombre tan común que no puedo recordarlo. Era una especie de seductor de barrio, pachuco, con patillas largas, y olor a perfume barato, quizás 7 Machos, o algo parecido. Fue muy zalamero conmigo, siempre son así los policías con los periodistas, es una manera de protegerse de un escrito que los hunda.Yo también me mostré cortés, y le dije parte de la verdad. No el nombre de Urbeka, sino que aquella cabeza decapitada la había visto en el Bar La Caverna, donde cantaba un mulato gordo, de ojos azules, al que llamaban el Gran Omó Saché.
El comandante me agradeció con una invitación a putas mi información, pero me negué, porque mis placeres siempre los he conquistado yo. No era exceso de moral, sino un sentido del goce que incluía la seducción. Y así, pensando en esto, en mis teorías sobre las mujeres, me marché, precisamente a La Caverna, a escuchar los cantos melancólicos del Gran Omó Saché.
Estavezmesentécasiescondido.Notanto para no tener cerca las bocinas, sino porque sentía culpa. En algún momento me había sentido amigo del cantante. Y ahora había puestoalapolicíatrassurastro.ElGranOmó, contrario a sus costumbres, estaba de pie. La luz roja y azul le pegaba en la cara. Grandes gotas de sudor rodaban por aquella mole. Como siempre, daba la impresión de que su volumenrestabamasaatodoloquelecircundaba. Entonces, cuando las miradas caían, irremisiblemente,enél.Sacódosboleadoras. E hizo un gesto como de reto. "Se atreverá a hacertodaslasacrobacias delasboleadoras", me pregunté. Su gordura seguramente se lo impediría. Pero me equivocaba. Vi que los artilugiosempezabanagiraralrededordeéla una velocidad inaudita. La escasa luz me impedía distinguir sus manos. Daba la sensa-
narrativa y algo más
ciónquelasboleadorasgirabancomoplanetas alrededor de un sol sudoroso y cansado.
En ese momento entraron cinco o seis policías judiciales. La mayoría de la gente lo notó y empezó a dispersarse. El lugar quedó prácticamente solo. Entonces me sentí muy triste.Notantoporhaberdelatadoalcantante, sino porque era tan gordo que ni siquiera podría escapar. Imaginé que se bajaría, daría, balbuceante, alguna disculpa para que no lo aprehendieran, pero que irremediablemente iría a la cárcel.
Ese momento se dilataba mucho. El Gran Omó Saché no se inmutó, las boleadoras continuaban girando a una velocidad vertiginosa. A veces se alejaban tanto de su cuerpo que parecían suspendidas en el aire por algún hechizo. Los judiciales se sentaron a mirarlo. Supusequepracticabanesesadismodealargar el tiempo de captura, para que la víctima padecieraminutosatroces.Ahoraeranelúnico público del Gran Omó Saché, que, sin dejar de mover las boleadoras empezó a cantar con su voz gangosa y ronca, el tango "Como dos extraños". Giraba, como un derviche, como un místico que se encuentra en el centro del mundo, y lanzaba su voz contra las cuatro esquinas, contra todos los puntos de La Caverna. "Y ahora que estoy frente a ti, parecemos, ya ves, dos extraños". Esa parte me estremeció.Supusequemehabíadescubierto, aunque yo estaba al fondo, oculto por una total oscuridad. A qué otra cosa podía aludir aquella frase. Precisamente yo estaba allí, sin saludarlo, como un extraño, sin serlo. ¿O si lo era? ¿Me había hecho extraño la traición? Ahora me daba miedo salir, enfrentarme a aquellosojosazules.Elceltairlandésviviendo dentrodelapielafricana.¿Quémejorcombinaciónparaunbrujo?Brujoatrapado.Losseis judicialeslomirabanextasiados.Yacasitermi-
naba el tango. Las boleadoras aminoraron su velocidad mientras el cantante decía las últimaslíneas."Quégranerrorvolverteaverpara llevarme destrozado el corazón." Entonces creíquerealmentetraspasabalaoscuridadcon sus ojos. Y me acurruqué nervioso. ¿Cuando lo aprehendieran gritaría mi nombre? Me resignéaaguantarlavergüenzadelatraición. La canción termino y el Gran Omó arrojó las boleadoras lejos de sí. Bajó pesadamente. Losjudicialestomaronsusmanos.Tardócasi un minuto en llegar al suelo. Entonces salió torpemente por la puerta. Nunca le pusieron lasesposasnilodetuvieron.Parecíanvíctimas de un encanto que les impedía actuar. Oí sus últimos comentarios. Les habían gustado mucholascanciones.Enningúnmomentohablaron de Urbeka. Se fueron al amanecer Ya no podía salir. El sol me provocaba pánico. Opté por esconderme entre los gruesos cortinajes. Encontré un viejo cojín y recosté mi cabeza. En el salón los empleados cerraban las puertas y se marchaban. Todo quedó en tinieblas. Me agradaba el frío del suelo contra mi cuerpo. Me sentía como una larva en su sepulcro tramando desgracias contra los demás.Eracomounestadodeirrealidad.Imaginé que tenía una mano cadavérica que se extendíahastamicelular,yhacíaunallamada directaalcomandantedelapolicíaparadelatar al Gran Omó Saché. Sin embargo, no la hice. Sentíaunagranlasitud,unagransomnolencia. Me dormí, no sé cuánto tiempo. Soñé con un bosque espeso, lleno de gritos sin cuerpo, de aullidos sin lobos, en el que yo volaba entre losárbolesfríos.Aldespertartomémicelular, marqué a la Comandancia de la Policía Judicial, y delaté al Gran Omó Saché. Fue una acción mecánica, sin que mediara en ella la voluntad. Y me volví a dormir. Regresé, en sueños,aaquelbosque.Enunclarohabíaunas
ruinas. Volé entre ellas, y después ya no supe más.
Me despertó la música y la voz del Gran Omó Saché, cantando "Tierra florida donde mi vida terminaré, bajo tu amparo no hay desengaños…" Y entonces sentí, como un golpe, toda la amargura de traicionar a un amigo. Si acaso me había hecho participar, con algún brebaje, en el sacrificio de Urbeka… ¿qué importaba? Era aquella una mujer despreciable. El mundo se había librado de una plaga, y yo podía salvar todavía al Gran OmóSaché.Escribíunrecadodiciéndoleque huyerasinpreguntar,saltédelascortinasyse lo di. El Gran Omó lo leyó con la vista mientrasseguíacantando,ycuandoterminólafrase "en caravana los recuerdos pasan", bajó pesadamente del estrado, pidió una disculpa, dijoquevolvíaenunosminutosydesapareció para siempre entre los espesos cortinajes.
Pero sólo yo sabía de su huida. La gente siguió esperando. Cinco minutos, seis, diez, empezaban a desesperarse, llegó la judicial, esta vez muchos.Vi como preguntaban por el cantante. Lo llamaron por los altavoces, lo buscaron, pero nadie lo encontraba. Prendieronlasluces,yfuecomoenloscuentosde hadas, cuando llega las doce de la noche y la cenicienta se transforma de princesa en vulgarcocinera,pueselantromostrósurealidad. No era más que un gran estacionamiento con paredesgrisesysillasdemetal.Elestrado,en el centro, parecía un nido de cuervos abandonado. Erizado de cables, bocinas viejas, y micrófonos.
Fingí ser parte del público y salí a la calle. Habíalunallena.Afueraestabanvariaspatrullas, reporteros, fotógrafos, y yo me preparé para hacer la nota, con más información que nadie. "ESCAPA ASESINO DE MUJER
DESCONOCIDA", "dicen testigos que era brujoademásdecantanteyofrendólosrestos delafalsarubiaaldiablo,incluidalacabeza". Sabíayoquenofuealdiablo,sinoasusdioses, perolosmediosdecomunicaciónsólopermitenmensajessintéticos,sencillos,eimpactantes.Cualquierreligiónnoconocidasuficientementepodíareducirsealtérmino"ElDiablo".
Nunca encontraron al Gran Omó Saché. Muchas veces me pregunté como logró huir conuncuerpotangordo.Probablementeaquel celta encerrado en una piel africana tenía mañas desconocidas por todos. Seguí reporteando en las noches. Lo de siempre: Secuestros.Asesinatos. Ventas de niñas y niños a la prostitución.Aveces iba a ver bailar a las teiboleras.Hacíaelamorconalguna,escuchaba sushistorias.Peronovolvíaencontrarmecon un espectáculo tan hipnotizante y seductor como el del Gran Omó Saché.
Una noche en que salía de la Procuraduría GeneraldeJusticiaviqueunvendedordediscospiratasofertabaadiezpesosunagrabación en cuya portada había un gordo inmenso. Me acerqué y distinguí la inconfundible cara del Gran Omó Saché. Compré el disco. En las noches, cuando manejo por las calles desiertas,escuchosuvozroncacantandotangos.El discoestágrabadoenlaIndia,enNuevaDelhi, yalparecerelGranOmó,volvióaserfamoso allí. Entre la niebla, bajo los focos opacos, escucho su voz ronca…"Tierra florida donde mi vida terminaré, bajo tu amparo no hay desengaños…"
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Del libro "La noche del reportero", que se publicará en Cuba en 2014).
Negarlo todo como principio
Adán Echeverría
Noestoydeacuerdoconlaresurrección,despuésdelamuerteseremoscomidadegusanos, abonoparalasplantasdealrededor.Noestoyconformeconelamor,esunailusiónpasajera en busca del poder y la dominación del otro basado en las capacidades o en el abuso. No creoenlasrevoluciones,lagentenomerecequenadielucheporellos,demasiadoesluchar porsobrevivireldía,cadaquienensusposibilidades.Nocreoenlapaz,esunasubjetividad queindicalapersecucióndeidealesobsoletos,lapaznoeslaantítesisdelaguerrasinouna calma chicha. No creo en la familia como núcleo de ninguna sociedad, somos individuos y por tanto debemos pensar solo en nosotros mismos. No creo en la educación formal, la observación y el vivir a diario nos llenará de experiencias.
Julio César terminó sus apuntes y caminó hacia el mar. He acá mi pensamiento, dijo, mirando el sol hundirse en el firmamento cubierto por el oleaje. Los granos de arena golpeaban su piel, hiriéndolo. Fue arrancando las hojas de su libreta de apuntes e introduciendo cada una de ellas a su boca. Todo fue cosa de unos minutos, su dieta había sido consumida, se tendió en la arena, cerró los ojos cuando la noche lo alcanzó, y se soltó a llorar
Lejos quedaba la imagen de la mujer que lo había abandonado la tarde anterior
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Crítico de Enrique IV
La primera parte de Enrique IV narra la rebelión de la familia Percy, apoyada por Douglas, Mortimer y Glendower. Con ayuda del príncipe Harry, los rebeldes son vencidos en la batalla Shrewsbury
El argumento secundario se basa en la amistad del Príncipe Hal con Sir Juan Falstaff y un grupo de rufianes de taberna entre los que se encuentran Poins, Bardolf y Peto. Falstaff y sus compinches planean un asalto a un grupo de peregrinos y, a su vez, Hal y Poins se esconden para robar a los ladrones. Ello da pie a la gran sarta de mentiras y exageraciones con las que Falstaff justifica haber perdido el botín. Después tiene lugar una farsa en la que el príncipe y Falstaff representan alternativamente los papeles de Rey y Hal en defensa y ataque a la figura de Sir John. Después Harry se entrevista realmente con su padre y asume su papel de Príncipe de Gales.
Losdosargumentosconvergenenlabatalla de Shrewsbury donde Hal vence en combate al joven Enrique Percy, llamado Hotspur, aunque después Falstaff toma el cadáver y se presenta como su ejecutor.
La acción se sitúa tres años después de la muerte de Hotspur en Shrewsbury.
Westmoreland y Lancaster reciben la comisión del Rey de reclutar un ejército contra los rebeldes restantes. El Arzobispo de York, Scroop,apoyaelbandode Hastings,Mowbray,y Bardolph, que también tienen el tácito apoyo Northumberland. Éste, sin embargo, no llega a formarpartedelarebelióngraciasalaintercesión de Lady Grey.
con sus apetitos y sus promesas incumplidas. El Príncipe Hal les visita para pasar un buen rato conellos,peroprontotantoHalcomoFalstaffson llamados a filas para la próxima guerra. Falstaff debe reclutar soldados para el ejército del Rey. Falstaff marcha a Gloucestershire para reclutar soldados y saca partido tanto de la hospitalidad del Juez Shallow como del bolsillo de los que quieren librarse de la guerra.
El Rey, quien está gravemente enfermo, envía a su segundo hijo, Juan de Lancaster, a sofocar la rebelión, el príncipe logra apresar a Scroop y los líderes son finalmente ajusticiados.
Enrique IV ya moribundo y en un emotivo encuentroconHalsereconciliaconsuhijomayor. El Rey muere y Hal sube al trono como Enrique V.
Temo que este pequeño análisis sobre las primerasdospartesdeEnriqueIVseentiendamás como un pequeño ensayo que como lo que pretende ser: una crítica a tal obra de William Sheakespare.
Me he tomado la libertad de abordar la obra en función del concepto: "el héroe", que, como en casi todo ejercicio dramático se va dibujando de distintas maneras.
Aquí algunas ideas acerca de tal concepto. Cabe apuntar que estás ideas fueron sacadas de un libro escrito en el siglo XX, me refiero a: La tarea del Héroe deFernandoSavater,Ed.Destino, Madrid, 2007.
a) Héroe es quien logra ejemplificar con su acción la virtud como fuerza y excelencia.
b) La mayoría de los hombres acatan las virtudes como algo ajeno, impuesto, en buena medida convencional y, por tanto, discutible:
pero en el héroe, la virtud surge en su propia naturaleza, como una exigencia de su plenitud y no como una imposición exterior. El héroe representaunareinversiónpersonalizadadela norma.
C) La batalla con los padres es el primer obstáculo a vencer, cancelar la vieja deuda y engendrarse de nuevo a sí mismo: por eso el camino iniciático del héroe.
WilliamSheakespareen Enrique IV alcanza una complejidad en sus personajes que no vemos en las primeras comedias. La importancia del héroe en Enrique IV alcanza una brillantez peculiar porque no sólo podemos ver a un sólo héroe entretejiendo todas las historias. Los personajes aparentementesecundariosenestaobratomanuna fuerza que en otras obras no se deja ver, como es el caso de Falstaff.
Pero volvamos al inicio de este análisis de lafiguradelhéroeenlaobradeelrey Enrique IV, Veamos el acto dos, escena l: el asalto. Tanto FalstaffcomoelpríncipedeGales,elhijodelrey, son víctimas de sus fechorías, el del otro. El príncipe que roba con sus súbditos nos habla de una escala de valores propia. En las páginas posteriores,elpríncipellegavictoriosodevencer aljovenHotspur.Sheakesparenospresentayaun esbozodeunhéroeconunaescaladevaloresfuera delanorma.Elsegundopuntodeloquesabemos deunhéroe,segúnSavater,ejemplificalaactitud del príncipe Enrique, donde subraya: El héroe representa una reinvención personalizada de la norma.Mepareceinteresanteapuntarestariqueza en la ambigüedad que William Sheakespare proponeenelpríncipeEnrique,yaqueadiferencia de Ricardo tercero, por ejemplo, el príncipe Enrique, sí va cambiando su actitud a lo largo de laobra.EnestaetapadeWilliamSheakesparesus héroes dejan de ser totalmente moralistas o totalmentedesfachatadosysevuelvenpersonajesmás complejos, tanto el príncipe Enrique como su padre, al final del segundo acto, muestran una actituddistintaaldeliniciodelaobra.Unadelas
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escenas que ilustran los tres puntos ya mencionados sobre el concepto de héroe es a partir del discursodelreyEnriqueIVensulechodemuerte, donde desconoce la mezquindad de su hijo en función de ponerse la corona antes de ocupar su turno,y,almismotiempo,confiesalasatrocidades que hizo él para obtenerla, reconociendo así, el absurdoylastristezasquetraeconsigolacorona, cual maldiciones que brotan en cadena en la descendencia real.
Según nuestro autor de referencia, hay entonces tres personajes que cumplen con la función de héroe en esta trama sheakesperiana, y cómo ya sabemos se van dibujando a través de distintos perfiles sicológicos en la obra. Los héroes los enumeraré en tres:
PRIMER HÉROE:
¿QuénecesitaelreyEnriqueIVparaconvertirse en el héroe de su propia tragedia?
¿No es su discurso el resultado del camino iniciático del que Savater nos habla? En ese discursohabladeocuparasusposiblesenemigos -antesamigos-enunaempresaencomún;esdecir habla de unidad, para conquistar otros reinos y evitar la fragmentación dentro de la corona.
A) El rey logra ejemplificar en su última acción, la virtud como obra y excelencia.
B) El hombre representa una reinversión personalizada de la norma.
C) El camino iniciátivo se cumple.
SEGUNDO HÉROE
¿QuénecesitaelpríncipeEnriqueparaconvertirse en el héroe de su propia desgracia?
Enterrarasupadreyconélsulocurajuvenil que compartía con el bribón de Falstaff. Savater, en algún momento de su obra, nos indica que la primerapersonaavencerdeunhéroeeselpadre, sólo así el héroe puede engendrarse a sí mismo denuevo.ElpríncipeEnriquehacelasdoscosas,
entierraalpadreyasulocurajuvenilordenándole al bribón Falstaff no acercarse más a él.
TERCER HÉROE
¿Qué necesita Falstaff para convertiste en el héroe de su propia tragedia?
Salvar a Teodora, salvar a una prostituta y llevarlesuvestidoprometido,¿quérepresentaesto paraFalstaff?Ser,élmásquenunca,elmásbribón delosbribonesygritarhastaelcansanciolafrase que repite un par de veces en la obra: Los que no beben vino nunca llegan a nada; son generalmente tontos y cobardes.
Meparecequeaquíhayotrohéroeescondido más, se llama William Sheakespare, ¿por qué? por crear tantos personajes geniales, entre ellos el de Falstaff, un héroe sin corona, un héroe marginal que se le parece más a un vagabundo que a
un príncipe. Que lanza insultos al objeto de su deseo, que no pretende a una virgen, y mucho menos la trata como tal. ¿Por qué William, después del éxito obtenido en Romeo y Julieta se lanza a darle voz a un romance de un viejo gordo de más de 50 años, alcohólico y enamorado de una prostituta? Falstaff, es un héroe real.
Falstaff es, tal vez, uno de los primeros héroes modernos dentro de su contexto, es decir, lo que vino después con Zolá o con el propio Balzac, después de casi un siglo, lo podemos ver en Falstaff. ¿Qué es eso que podemos ver? ¿Qué es lo diferente en Enrique IV? Savater menciona una división entre el héroe viejo y uno moderno: Ladesventuradelhéroenoesnueva:lonuevode la modernidad es la sensación de esterilidad y absurdo que rodea a esa desventura, el vacío social en torno al héroe.
Arturo Cova o los avatares del hombre frente a la crítica feminista
Andrés Galindo a Shimara Magaly
Que Arturo Cova es misógino es un hecho que de ninguna manera se puede negar. En
este sentido nada o casi nada se pude decir en contra de la lectura de Montserrat Ordóñez. El problema, a mi parecer, es que esa misoginia de la que habla la crítica no está justificada en su lectura. Yo creo que no debemos perder de vista laconcepcióndemundodelaqueparteeldiscurso narrativo para emitir juicios sobre el mismo. Y en esta misma línea creo más en una misoginia englobada en una misantropía encarnada en el personaje. Esta lectura tratará, en la medida de lo posible, de justificar tal hipótesis y de realizar algunosmaticesrespectodeltrabajodeOrdóñez.
AmásdediezañosdelalecturadeOrdóñez, hoyyaestamosacostumbradosanosalirfuerade los límites del discurso netamente literario (con lasdificultadesqueestoimplica)pararealizaruna exégesiscorrectadelaobra.Delamismamanera procuramos no intercalar juicios, de manera inductiva, de distintas disciplinas a fin de no sobreinterpretar el discurso narrativo. Valga ampliar el espectro de nuestras palabras: para no sobreinterpretar cualquier disciplina.
Lo anterior obedece a una precisión que me parecejustasobreelsegundopárrafodeOrdóñez:
Más que Alicia, con quien Cova sale de Bogotáyaquienpersigueporlaselva,lamujer de más complejidades es la madona Zoraida Ayram, que como personaje y como tema representa la articulación entre la selva y lo femenino. Está por hacerse la revisión de la crítica sobre este personaje, revisión que nos daría mucho más datos que la misma novela
sobre los temores y deseos que desencadena en el hombre la sexualidad de la mujer 1 (205).
La importancia del personaje (o personaja) ZoraidaAyram como centro en el que confluyen las diversas variables de La vorágine es algo que no es rebatible en la lectura de la crítica. Pero de esa postura a pretender que la revisión del personaje pueda y deba develar los misterios de lapsiquemasculina,másalládelamismanovela, esyacaerenexageracionesdiscursivas.Dejemos esa loable tarea a los estudios de género y dediquémonos a la crítica literaria. Pretender reescribir la historia de la literatura con la única finalidad de explicar los avatares de la misoginia es algo que ningún tipo de crítica textual sensata puede aceptar. Después de todo, reescribir la historiaesalgoqueyanosepuedehacer.Entodo caso, lo mejor que podemos hacer (y eso siempre ha de ser pertinente y necesariamente obligado) es no más que una revisión de la historia. Con esto caemos en el tan discutido debate sobre el "canon". Debemos considerar que, para fortuna de todos, el canon de cualquier disciplina no es, de ninguna manera, estático. En nuestro caso diremosquelecturascomoladeOrdóñezsonpertinentes en la medida en que subrayan aspectos olvidados por el canon imperante.
El texto de la crítica de la Universidad de LosAndesiniciaconunafrasequepolarizainmediatamente la percepción del objeto de estudio: "Releer con conciencia de género los textos…" (ídem).Lafrase,améndesubversiva-oquizápor ello mismo- descarta la posibilidad de acercarse alaobradesdeotrastantasperspectivas.Conesto
no nos puede quedar otra impresión más que la de que sólo existen dos tipos de acercamientos a laobra:elmasculino(tanfervientementecriticado porlasecciónfeminista)yelfemenino(tandeliberadamente soterrado por la sección masculina). Polarizar así las cosas es algo que me parece una absoluta insensatez. Creo que los límites de este trabajonocomprendenlaresolucióndelproblema planteado en torno a la construcción y dinámica deuncanoncríticoyliterario;contodo,meparece un apunte necesario para adelantar en nuestra lectura.
Noobstantedicholoanterior-comocreoque sepuedever-miintenciónnoesladedesacreditar la lectura de Montserrat Ordóñez. En la página 206desutrabajoanotaacertadamenteloserrores cometidos por la crítica masculina ante el personaje de la madona Zoraida, y la absurda defensa deArturo Cova por la misma: La violencia del lenguaje crítico sobre Zoraida Ayram es con frecuencia peor que la de José Eustacio Rivera yArturo Cova. Cova alfinyalcaboesunnarradorficticio,parcialy manipulador,quequiereinflarsupropiaimagen a costa de todo y de todos. Si desprecia y rechaza a las mujeres una vez que las ha conquistado, como sucedió conAlicia, Griselda y Clarita, es coherente y lógico que la madona no sea la excepción. Lo desconcertante desde laperspectivadelahistoriadelasideasydela crítica es comprobar el horror con el que los críticos se refieren a Zoraida Ayram, como si ellos mismos fueran sus víctimas y como si a Cova se le pudiera creer cuando precisamente en la última parte del libro no hay la menor dudadeladiscontinuidaddesuvoz.Elaspecto más significativo de la crítica que tanto Cova como sus lectores le han hecho a la madona consiste en que para describirla, acusarla y degradarla la comparan con un hombre.
Me parece que lo que hace Ordóñez en la cita anterior es subrayar los pecados críticos que yo mismo anotaba en la página anterior. El tipo de crítica al que se alude rebasa los límites de la
textualidad para caer en el campo de los juicios morales. Pero quizá valga la pena reconstruir las palabras: en realidad, como crítica, Ordóñez no hace otra cosa más que pecar de lo que acusa en otros.
Ahora bien, lo que hay que tomar en cuenta es que, si bien hay muchos aspectos soterrados por el canon masculino, es porque, innegablemente, el punto de referencia para hablar es ese mismocanon.Losestudiosdegénerohanabierto muchas fronteras hasta ahora desconocidas o ignoradas por ese canon cada vez más caduco; pero esto es algo que, desafortunadamente, ya no puedemodificarlaspalabrasenunciadastantoen la obra como en su pretendida crítica. Lo loable, en el mejor de los casos, es que gracias a este nuevo tipo de acercamientos ante la realidad, se reinventa la misma y se le observa con nuevos ojos,yseleaplicannuevosmarcosconceptuales.
Considerando lo anterior, creo que lo mejor que se puede pensar sobre el discurso crítico aludido por Ordóñez es que las palabras de aquellos hombres se deben a su contexto temporal.Hayquetenerbienpresentequelasvaloraciones(tanduramentecriticadasahora)quesehacen sobre los personajes obedecen a determinada concepción de mundo. No otra sino aquella (por errada y tendenciosa que sea) será la valoración de un crítico cuyo contexto es un mundo misógino.
En realidad lo mismo podemos decir del discurso deArturo Cova en La vorágine. La obra data del año de 1924. Si consideramos que el verdadero auge de los estudios de género son posteriores, el juicio que podemos emitir sobre Cova no puede ser menos que el de condescendencia. Pero tampoco se trata de justificar de maneragratuitalasactitudesyaccionesdeCova. Es cierto y constatable que, en reiteradas ocasiones, el personaje idealiza un mundo futuro en el que se ve como un verdadero héroe. Luego, trata de accionar todos los medios para que esta
idealización se corrobore en la realidad. Para la idealización de Cova baste el siguiente ejemplo:
Mifamilia,realizandounantiguoproyecto, se radicaría en Bogotá; y aunque la severidad de mis padres los indujera a rechazarme, les mandaría a la nodriza con el pequeño [pretendido hijo de Cova] los días de fiesta. Al principiosenegaríanarecibirlo,másluego,mis hermanas, curiosas, alzándolo en los brazos, exclamarían:"¡EselmismoretratodeArturo!".
Ymimamá,bañadaenllanto,lomimaríagozosa,llamandoamipadreparaqueloconociera; mas el anciano, inexorable, se retraería a sus aposentos trémulo de emoción.
Poco a poco, mis buenos éxitos literarios iríanconquistandoelindulto.Segúnmimadre, debía de tenérseme lástima. Después de mi gradoenlafacultadseolvidabadetodo.Hasta mis amigas, intrigadas por mi conducta, disimularían mi pasado con esta frase: ¡Esas cosas deArturo…! (66).
La cita, sin lugar a dudas, nos da cuenta de laconcepcióndemundodelpersonajemasculino. Talapreciaciónnosólosuponeunaactitud-desde la perspectiva masculina- del mundo femeninoencarnado aquí por la madre, las hermanas y las amigas-, sino que integra también una potencial respuestadelpadredeCova.Elpadre"seretraería asusaposentostrémulodeemoción".Estaactitud de alejamiento por parte del hombre obedece, indiscutiblemente,aque,dentrodelaconcepción de Cova, el hombre no puede llorar en público, mucho menos frente a una mujer o grupo de mujeres. Hoy en día, en un mundo pretendidamente de equidad, para algunos (aunque pocos) estilos de vida esta actitud masculina parece categóricamenteretrógrada.Peroenelmundode Cova es posible y como tal debemos aceptarla. Es importante tomar en cuenta, amén de las percepciones que de la mujer se hacen, el mundo masculino presentado por el discurso narrativo, de tal suerte que podamos llegar a un juicio correcto (aunque no único) sobre el sujeto de la enunciación. Una de las constantes en la novela
es el hecho de que Cova rivaliza con otros hombres. La trama central es el ejemplo más evidente de nuestra lectura.Arturo Cova iniciará un viajesinretornoporlaselvabuscandolavenganza en contra de Barrera. Desde que Cova tiene conocimiento de la existencia de su antagonista lorechazaconfervor,yhastaunpocoinjustificadamente.Acaso lo único, y lo más poderoso, que justifica el odio de Cova son los celos. Cova no tolera que Barrera haga obsequios a las mujeres de la hacienda en donde se hospeda, particularmente a Alicia, su mujer. Lo curioso del asunto esqueFranco,compañerodelaniñaGriselda,no seinmutaantelasituación.Desdeluego,laactitud deFrancoesmarcadamentemachista,másincluso que la del protagonista. Más adelante, cuando Cova se confiesa ante su anfitrión por haber golpeado a Griselda, la valoración de Franco responde a una concepción de mundo en el que la mujer es la única culpable de sus propias desgracias. El problema es que en la seducción de la niña Griselda, ella misma participa del hecho, haciendoaunladolafidelidadqueanotaOrdóñez en su trabajo:
Al inclinarse sobre mi pecho, sus zarcillos, columpiados hacia delante, le golpeaban los pómulos.
-¿Estas son las esmeraldas que ambiciona Barrera?
-Sí, pero déjalas pa vos.
-¿Cómo podría quitarlas?
-Así -dijo, mordiéndome bruscamente la oreja.Y,ahogadaenrisa,medejósolo.Luego, coneldedoenlaboca,regresóparasuplicarme:
-¡Que no lo vaya a sabé mi hombre! ¡Ni tu mujé! (63).
La agresión de la niña Griselda podría -al menos de primera instancia- interpretarse como un rechazo y defensa ante el macho Cova. El asuntoesqueGriseldaesconcientedelaatracción que provoca en el hombre y, lo mismo que Cova, se vale del poder del lenguaje tan mencionado por Ordóñez; ella misma hace uso de la palabra
paraprovocarelcontactoconelseductor.También es ella misma la que, voluntariamente, firma el pacto de secreto.
HastaestemomentohemosvistocómoCova intentaconstruirunmundoasualrededorapartir de su parcial y manipulador discurso narrativo. Y, como bien dice Ordóñez, es un hombre que "quiere inflar su propia imagen a costa de todo y de todos". No obstante, creo que hemos omitido el rasgo que a mi juicio es el más importante en La vorágine, la caída de los ideales de victoria del personaje ante la realidad encarnada por la selva.Conlaselvaestánidentificadasdosfiguras femeninasimportantes:laindiecitaMapiripanay lamadonaZoraidaAyram.Lahistoriaenmarcada de la indiecita Mapiripana preludia la caída de la que hablo y, por tanto, el encuentro de Cova con Zoraida. Si seguimos la lectura de Ordóñez, la identificación de Zoraida con la selva responde a la percepción de un mundo bárbaro contra el que el hombre civilizado tiene que luchar. En este sentido,ladescripciónqueCovahacedeZoraida es paralela a la idea que de la selva se tiene. Ordóñez apunta:
En esta descripción se destaca la comparación de la madona con el agua (cascada, blancoyazul)yconlosabismos(descolgarse, sima), lo que asimila a la madona con la metáfora esencial del libro, Vorágine, en su sentido de río revuelto. Habría que añadir que esapercepcióndepeligroestárelacionadacon su sexualidad: la ve como "hembra" (en el lenguaje coloquial "hembra" es mujer-cuerpo, deseableoacostable,no"mujer"enunsentido integral)… (208).
Aquícabríapreguntarsesieselenguajecoloquial al que alude la crítica proviene del cotexto discursivo que se analiza o de sus propios prejuiciosfeministas.Laverdadesqueesdifícilcontestar dada la información proporcionada por el mismo discurso. Pero si de tratar de misógino a Cova se trata, un atenuante más es el hecho de que no sólo a Zoraida se le trata de "hembra". En
lapágina43demiediciónsehaceunadescripción de la niña Griselda:
Eraunahembramorenayfornida,nialtani pequeña, de cara regordeta y ojos simpáticos. Se reía enseñando los dientes anchos y albísimos, mientras que con mano hacendosa exprimíaloscabellosgoteantessobreelcorpiño desabrochado.
A final de cuentas, he observado dos variablesquemellevanajuzgaraCova,másalládela misoginia, como un hombre misántropo. Este trabajohaintentadohacerpatentelarivalidaddel personaje central con otros hombres; ha seguido lavaloracióndelmundofemenino,principalmente en el contexto de la selva. Hemos visto cómo la selva se identifica con lo femenino (y en este sentido es de suma importancia el inicio de la segundapartedelanovela).Paramisconclusiones creoque,másalládelapuramisoginia,elhombre presentado en La vorágine se identifica con la misantropía. Tal misantropía, creo, proviene de la eterna lucha entre civilización y barbarie. Desafortunadamenteenlanovelayenlatradición la barbarie está identificada con el principio femenino de la humanidad. Arturo Cova, personaje civilizado que viene de la ciudad -Bogotáse tiene que enfrentar a la desconocida selva y sus personajes. Desde la concepción de mundo [masculino-civilizado] del personaje, la selva es lo "otro", lo desconocido. Creo que una manera de disfrazar el terror que provoca ese tercer excluido que de pronto se materializa en Zoraida Ayramylaselvaeseldesprecioysuconsecuente odio total.
Me parece que la novela de Rivera no da cuentadeotracosamásquedelacaídadelhombre civilizado frente a la infinita e inaprensible complejidaddelarealidad.Alarrancarlanovela,Cova se presume como dominador: "Más que el enamorado,fuisiempreeldominadorcuyoslabios no conocieron la súplica" (25). Este enunciado correspondealtiempoprecedentealallegadadel
Al llegar al final de este trabajo, y salvando las distancias espaciales y temporales, no he podido dejar de pensar en Sin rumbo (1885), de Eugenio Cambaceres, y en El árbol de la ciencia (1911), de Pío Baroja.Ambas novelas presentan, respectivamente,aunpersonajepositivistaabiertamente misántropo (curiosamente los protagonistasdelasdosnovelasllevanelmismonombre: Andrés). Se odia a todo aquello que no corresponde con la percepción maniquea que se tiene de la realidad. En el trance, los personajes de las diferentes novelas controlaran, o trataran de controlar, la situación desde una concepción de mundo netamente masculina. Sin embargo, el final para cada uno de los personajes de estas novelas es trágico.Andrés Hurtado, personaje de
delatripa: narrativa y algo más 30 personaje a la selva, es decir, al tiempo en que domina el mundo que conoce. Cuando Cova se enfrenta al mundo de la selva comienza a perder el control hasta que, literalmente, a él y a su compañía "Los devoró la selva".
Baroja,muerealfinaldelanovelaenunaespecie derictuspoéticonecesario.Lomismosucedecon el Andrés, de Eugenio Cambaceres. Aunque la historiadeArturoCovanoconcluyeenunamuerte explicita, se entiende que jamás volveremos a saber de él.
Al final, debemos entender que ese tipo de hombre, que se niega a aceptar lo desconocido, lootro,elterceroexcluido,ypretendecontrolarlo todo de manera unívoca y desde una concepción de mundo antropocéntrica, no tiene cabida en la complejidad del orden universal. Cabe aquí aplicar nuestras palabras a la crítica literaria fundamentalista, cualesquiera que sean las posturas.
Bibliografía:
Eustasio Rivera José. La vorágine. Edición de Fernando Rosemberg. México: Losada/Océano, 1998.
Ordóñez Montserrat. "La loba insaciable de La vorágine". Escritura,XVI.31-32.Caracas:enero-diciembre1991. 205-213.
delatripa: narrativa y algo más
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delatripa: narrativa y algo
Regreso a Comala
Cuando escucho que se habla de Literatura Mexicana o sé que debo tratar con ella de alguna manera siempre encuentro muchas ideas contrariadas. Esto sucede debido a que no siento cierto aprecio o ahínco por ella, ya que a mi parecernohaygranmaterialquesepuedasustraer de estas obras en casi cualquier aspecto como en otros lugares deAmérica Latina; es decir, ya sea ideológico, científico, creativo, incluso moral o hastareligioso(claro,consusexcepciones,como OctavioPaz-unodemisescritoresfavoritos-,Inés Arredondo, José Emilio Pacheco o José Revueltas).También he pensado atribuir mi falta de"interés"aloslineamientosculturalesalosque estoysujeto,esdecir,queparamí,nadadeloque seescribaconbasesoraícesMexicanasesinteresante ya que he vivido rodeado de esta cultura, que pertenezco a esta cultura y no me sorprende, porende,loquepuedaleer,descubriropensarde algo que en poco, conozco.
Por otro lado, recuerdo la frase que alguna vez me dijo un profesor: "Cuando decimos que algo no nos gusta o agrada simplemente estamos descubriendolafaltademadurezoconocimiento hacia aquello con lo que divergimos." En este último caso prefiero pensar que hay una falta de madurez de parte mía para contemplar (como "debería" ser) a la Literatura como una actividad y proceso holístico. Pero para no hondar tanto en el anterior punto ya que no es tan importante a lo que me pertine como punto principal, lo que sí puedo evocar es que reconozco en gran medida la maestría y grandeza aplicada en cada una de las obras de la Literatura Mexicana. En otras palabras y para sintetizar: No me gusta la LiteraturaMexicana,peroesonomehaceignorar todos los atributos que encontramos en ella, y
Ibrahim Pech
como antes mencioné, toda la maestría, grandeza y representación de capacidad, cultura y transcendencia por las cuales hemos pasado y vivido como nación.
Juan Rulfo con su obra Pedro Páramo, no es la excepción. Es una novela que cuenta con muchísimos elementos, los cuales para mí son, totalmente dignos de admirar.
Una vez más comenzando por la forma: los cambioscomplejosdevozficcionalentiemporeal casi imperceptibles para los lectores "poco atentos" son un elemento el cual obliga al interesado a prestar el máximo de su atención para comprender quién y de qué se está hablando y en qué momento. A lo anterior se le suma el movimiento de tiempo en zig zag que acompleja más la novela sin olvidarnos del lenguaje que sí bienescoloquial,esempleadodeunamaneratan sutil que "rebuscar" el verdadero significado de las palabras entre los eufemismos poéticos que se forman, es toda una labor que prácticamente raya en la osadía al momento de interpretarlas.
En cuanto al fondo sólo podré mencionar la temática abordada, pero más importante aún, el "cómo"dehacerlo;representarunlapsodelavida yculturamexicanaantesdelaRevoluciónSocial era muy duro de imaginar, más aún ahondar en él paracualquieractividadyaseaartísticaocientífica obligaba al autor a estudiar la psicología y el contexto de toda una sociedad que estaba en completo cambio a cada instante pero a su vez manteniendo las raíces tan profundas de ésta.
Pero lo que sale a relucir en pleno apogeo de entre tantos elementos es sin duda la creatividad y el ingenio que este maestro de las letras imprimió al expresar lo antes mencionado;
"Inventar"todounsistemadesignificadosquese entrelazan para reflejar algo es poco visto en la literatura, incluso, universal. Tal es el caso de "Comala", Pedro "Páramo" o los "Desiertos" de Sayula,Jalisco,alosqueaprimerainstanciahace referencia, respectivamente, a un "comal", es decir, un objeto utilizado por la cultura mexicana para freír o preparar alimentos al fuego, algo que realmente está caliente. Páramo y Desierto que son explanadas de tierras enormes, abandonadas y propias de la región del centro mexicano.
Lo anterior ejemplifica una situación: Un lugar, un contexto, una atmósfera abandonada, inhóspitayextremaporaltastemperaturasdonde todo es estéril, infértil, donde la vida no existe, donde la muerte gobierna. Una vez que conocemostodoestesistemadesignificadosreunidos en diversos elementos de la novela podemos advertir de inmediato sobre que trama poseemos entre las manos: Un pueblo fantasma en donde las almas vagan en pena sin saber siquiera, que han perdido la vida.
EstaideasurrealistadeRulfopararepresentar todo su universo es magnífica; valerse de un personaje con características propias para narrar la vida o vidas de otros totalmente diferentes e incluso de épocas distintas pero con parentesco
entre sí es totalmente asombroso. Tomar a este personaje y ponerlo en una situación límite (y literalmente)entrelavidaylamuerte"escuchando voces" en el limbo de su desesperación y locura paracerrarelcírculodelaconformaciónnovelísticaesalgo,queenpoco,nopuedecalificarsecon un simple adjetivo o cubrir todo lo que engloba con palabras impetuosas pero soslayadas.
PiensosinceramentequeRulfonosobsequia una narración impactante, no solo que influyó e influyeenlaliteraturamodernaycontemporánea, sino que seguirá haciéndolo por muchos años, décadas o siglos más, en todas las corrientes o vertientespordondequeramosobservarla.Sinos prestigiamos un poco hacia la actividad lectora y escritora ya sea de manera formal o informal, en cualquiercaso, Pedro Páramo esunaobramaestra que no puede faltar en nuestro repertorio tanto como para aprender, como para analizar y hacer crecer nuestro acervo general como personal. Es fácil, pues, comprender porque se ha vuelto esta novela, un clásico de la literatura mexicana y latinoamericana en tan poco tiempo y con más razón todavía, comprender porque la muerte nos sigue asombrando tanto, aún en vida y después de ella.
La historia de mi abuela bruja
En realidad no era mi abuela, era mi bisabuela. Mi mamá me decía desde muy pequeñaqueellaerabrujayqueyodebíatener muchocuidado,puesenunadeesasmepodía hacer daño.
Yo como una niña entraba al cuarto de la bisabuelasinproblema;estabaconvencidade que, por la noche se sacaba los ojos y los guardaba en un cofre, también se quitaba las piernas para poder dormir bien.
Volaba por la noche para robar niños y utilizar sus partes para hacer hechizos o para cocinar.
La bisa dormía con una tijeras bajo su almohada, y yo creía firmemente que ésta estrategia era una de tantas para defenderse de algún ente maligno, así que me pareció fundamental incorporar éste hábito.
Busqué y busqué entre las cosas de mi mamáunastijeras¡Ohsorpresa!Meencontré unas tijeras de ésas que les llamaban de pollo -llamadas así porque son las que usan los polleros- y en la tarde sin que mi mamá se diera cuenta las puse debajo de mi almohada.
Al anochecer mi mamá las descubrió, dijo que eso era PE-LI-GRO-SÍ-SI-MO, que me podía:
Cortar
Sacar el cerebro
Picar un ojo
Marlene Sanz
Dedicada a mi hermano, compañero de aventuras.
Con todas esa posibilidades no me quedaron ganas de volverlo a hacer.
Durante el día todo transcurría con normalidad,yoobservabacadapasoquedaba la bisabuela.
Teníaunperrodepelea(muyfeoporcierto y babeaba todo el tiempo), y conejos en la azotea. En una pequeña sala (tipo hall) las pieles de conejo estaban en exhibición de manerapermanente.Elolordelosconejosera horrible, los alimentaba de alfalfa.
Lo divertido de todo éste escenario era la alfalfa; me gustaba encontrar catarinas, pequeños insectos que me parecían tan fabulosos por su intenso color rojo y esos puntitosnegrosycabecitasnegrasconblanco que los hacían tan lindos.
A mi corta edad sentía que nadaba entre las plantas, el olor a verde me encantaba.
Un día de esos días en los que yo rondaba porlacasa,encontréenelbañoalgodiferente; una cubeta llena de brillos, el sol entraba por allí e iluminaba el espacio. Fue irresistible, metí las dos manos y vi como todo se fue volviendo rojo. -No recuerdo más-
¡Claro! Mi mamá lo atribuyó a la bruja, pues ella dejó los vidrios en ese lugar, completamente a mi alcance.
Otro accidente aconteció en la casa, mi hermanomenorsecayódelasescaleras,tengo
un vago recuerdo; de hecho creo recordar ver a mi hermano rodar y pensar que estaba muerto;dehechopiensoqueyoabrílapuerta, pues me gustaba jugar en el escalón más alto, que tenía forma de cuadrado, como un área de descanso.
Mi hermano sufrió el accidente, sin embargo yo desperté con el brazo enyesado, ¡Seguro que fue la bruja de nuevo!
Yo no recuerdo realmente nada, todo parecía un sueño, lo real... mi brazo inmovilizado, sin tener nada que hacer, me metí al cuarto de la bisa, quien tenía muchos objetos en una mesa que daba a la ventana.
La mesa estaba cubierta con un vidrio de uncentímetrodeanchoaproximadamente,se veíanfotosantiguasdela bisa cuandoeraniña y otras de familiares, me imagino que de sus padres.
Descripción de la foto de ella: Tenía un moño grande en la cabeza, con un vestido cortoquedejabaverungrancalzónabultado; llevaba en la mano una muñeca. Considero que nunca fue bonita, ni de niña -a diferencia de mi abuela, bella de niña y bella de grande.
En la mesa solía encontrar pequeñas florecitas, que eran grises como de algodón, algunoslasllamanparagüitas.Mimamádecía que si le soplabas te quedabas ciego, por lo tanto debías tratarlas con cuidado. Por el miedo, yo sólo las miraba y de pronto si era muchamicuriosidad,lastocabaylassoplaba, me parecían tan maravillosas, y me costaba trabajo pensar que fueran tan dañinas.
Yonotocabanadadeesamesaportemora ser descubierta, básicamente estaba llena de ojetos viejos, un gramófono, hilos, alfileres y agujas clavadas en un cojín.
En la habitación había un ropero, con ropa de colores chillantes y horribles. También se veíanmuchascajasdediversostamaños.-Allí guardaba todas sus brujerías, me imagino.
La cama de la bisabuela era como de hospital (de fierro) tenía tres colchones y más de cinco almohadas; en el piso había pieles de conejo y en las paredes también.
Me encontré unos lentes de botella, y me los puse por un instante, pues al ponérmelos sentí que me mareaba. En otro lugar había un barcodemaderaconvelasdetela,poseíaunos acabados perfectos. -era un barco a escala.
En el cuarto había una máquina de coser, superviejita,dondelospieseranelmotorprincipal. Botes vacíos de leche formaban pequeñas casitas, pinturas y objetos para decorar.
Almirarporlaotraventanadelahabitación estaba un gran árbol y un panteón de fondo. El piso era verde, las paredes eran amarillas, parecía un sanatorio o algo parecido. Tal vez un manicomio, recuerdo haber visto a la bisa con una bata blanca, cuyas mangas la rodeaban.
Me percaté de las persianas las cuales eran grises, tan grises que dabanuntoquemásfrío y hostil, estaban llenas de polvo acumulado por siglos. No sé cuánto tiempo me tardé en husmear la habitación.
Escuché los pasos de la bisa venir, mi corazón estaba a punto de estallar, debía inventar un buen pretexto para estar allí, así que me armé de valor y decidí "tomar el toro por los cuernos" enfrentar la situación y me escondí detrás de la puerta. Me agarré fuertemente las rodillas para no hacer ruido; la bisabuela sacó su bolsa del mercado y su cartera,mientrastanto,algollamómiatención
debajo de la máquina de coser, descubrí dos muñequitos que tenían forma de niños, uno era niño y el otro niña. La niña tenía el brazo roto y el niño los pies chuecos.
La bisa,prendióunaveladora,dijoalgoen una lengua extraña, tomó su bolsa y se fue.
Yosalícorriendo,queríavomitar,measomé por la ventana y vi como mi abuela se dirigía hacia el panteón. Me tiré a la cama para
tranquilizarme,cuandodespertéyanoerauna niña, me levanté, caminé hacia la sala y vi a la bisabuela por última vez en su ataúd, no lloré,nosentíganasdehacerlo,eramala,muy mala, no quería a los niños, ALTO tal vez sí me entristecía algo, me entristecía ver a mi papá llorar por la pérdida de su abuela, digo de la bruja, no más bien de la bruja más bruja de todas las brujas de la casa.
Lo que está despierto
Enciendo la computadora llena de expectativas; la idea de otro año, nuevo, limpio, cristalino.Unañoquepuederompercualquier barrera e incluso, atravesar esos días en que lo escrito termina en la papelera de reciclaje. Hay días así, secos, exprimidos, amargos. El día de hoy, no sé porqué, me inspira; crece dentrodemíyllegamuyalto,hastalacúspide donde el cielo, muchas veces, proyecta la luz endireccióncontraria.Elsólohechodesentir las teclas en mis dedos, su roce desnudo, me vuela las ideas y soy la niña en la camioneta familiar hacia la montaña. La escritura como viaje.
Muchas veces he intentado escribir sobre la aventura. Definitivamente, hay textos que unoquisierateneryaescritosyéste,queahora ensancha las expectativas, no es uno de ellos. Que lo he intentado infinidad de veces, sí, a inicio de año, a mitad o para culminar el mes de diciembre. San Juan de la Montaña era entoncesunpuñadodecasitasancladoenuna delaspartesaltasdeJalisco.Quenosguiamos por el mugir de las vacas; que alguien nos recibió con hachones de ocote y nos condujo por un sendero de árboles húmedos; que dormimos sobre camas de barro y techos, donde la altura era un cielo de estrellas.
Empecéahacermíoslosgestosdelagente en la penumbra y el olor de la tierra. Me gustaría traer hasta aquí el caer de la lluvia pero las imágenes se van, se borran como fotografías antiguas. Me faltaban muchos años para entender que no debo dejarlo todo
Nadia Contreras
a la memoria. Los cuadernos llegarían después.
Elañoqueiniciaylaescriturasoneseviaje, me colocan a la mañana siguiente frente al horizonte y la realidad de otro paisaje. La noche,encambio,loocultatodo,lodeforma, hacequeaquellossenderosyelmurmullodel lago,alláenelfondo,parezcanunespectáculo banal.Yestoquecuento,hasidotemadegran partedemistextos.SiemprehequeridoaSan Juan de la Montaña en un cuento, en un poema, en una crónica. Consigo, en cambio, imágenesfalsas,recuerdosqueseacercanmás a la época en que para seguir comprando libros,tuvequetrabajardeencuestadorayvendedora, actividades que mi padre condenaba. Quizá no fui muy sincera pero a mi padre y a mi madre dije que el escritor era alguien con mucho dinero y vivía de premios, libros, viajes.Lamentiracayódebrucesalsuelopero yo me mudaba a otra ciudad.
HagomispesquisasenInternetySanJuan delaMontañanoesellugarqueconocícuandoteníanueveaños.Quelafamiliatodallenó camionetas; que entre primos, madre, padre, tíos, abuelos, éramos alrededor de cuarenta y siete personas; que parecía que caíamos una y otra vez al abismo de los barrancos.
Había algo por hacer las mañanas de los docedíassiguientes.Eraelparaísoprometido, ellugaridealparacrecer.Elprimerdíaalguien nosmostróloscaminosmássecretos,losríos breves del agua, el lago y su profundidad. Caminéconcautelahastalapartemáselevada
del peñasco, y desde ahí, me aventé para caer enelaguadehielo.Habíaespacioparatodos, pero sólo los chicos nos atrevimos y yo por primera vez. Mi visita se extendía en los cuartos de hospital cada vez que pisaba el suelo sin zapatos, o me caía un chorrito de agua fría en la espalda.Así, vi a mi madre en vela muchas veces, prolongando el silencio de las noches.
Que corrimos por todas partes y bebimos leche de vaca; que cortamos duraznos, zarzamoras; que matamos un chivo y nos lo comimos;quefuimostodavíamáslejosynos hospedamos en una casa echa de madera de pino. Aquel olor era infatigable. Una casa surgida de la nada, olorosa e iluminada. Mi madre cantó varias canciones, recuerdo. Los que la conocen, saben de su devoción por la músicaranchera.BienpudoserlaLolaBeltrán viviente y el alma de ésta no estaría en otro mundo.
Puede que sea una exageración, pero este viajesupliópormucholadiversiónquepodía-
mos encontrar en el rancho de mi tío Jorge. Lascaminatasporentrelascañas,resbalarnos unayotravezdeaquellapiedraqueperteneció alvolcán,acamparamitaddelahuertadonde se escuchaba el murmullo de los búhos y las lechuzas. Que es imposible expresar con palabras esos días luminosos, que lo interesante ha quedado muy lejos.
Tengo muchos borradores en donde mi viaje a San Juan de la Montaña ha quedado plasmado. Borradores repletos de balbuceos, un ir y venir por las palabras y de mi decisión contundente de arrojarme a ellas como si fueran el corazón del agua más fría. Se me ocurre que esta vez debo dejarlo aquí, precisamente en este texto. Creo necesario alejarme para volver poderosos aquellos episodios, fértiles en la sombra del pasado. No sé qué decida cuando vuelva sobre lo escrito. De lo que sí estoy segura es que la escritura efectivamente es viaje y emoción, esa emoción de subirme a la camioneta y saber de una carretera abierta hacia la montaña.
delatripa: narrativa y algo
delatripa: narrativa y algo más
delatripa: narrativa y algo más
delatripa: narrativa y algo más
delatripa: narrativa y algo más
La isla de los sueños salvajes
Villa Morgana, por la noche.
dondeloshabitantesacostumbranelascetismo de manera ininterrumpida, se practica una extraña costumbre cada vez que culmina cualquiera de los dos solsticios del año. Sólo amaneradeejercicioyenlasfechasreferidas, los villa morganos guardanlaextrañacostumbredeliberarlaspesadillas.Enunaceremonia nocturna y silenciosa, el sacerdote se encarga decorrerpestillosycerrojosdesdelasoscuras celdas. Como bestias furiosas, las pesadillas embistenelmundoarmónicoyorganizadoque escapa de los pensamientos de los practicantes, semejando en el asedio intelectual el vaporqueemergedeunacacerolaunavezque ha alcanzado el punto de ebullición.
Ulises Paniagua
En esta isla que asoma por Oriente, una almena mora; o donde la amada escapa en las grupas de un caballo del demonio; o aquéllasdondeseesatravesadoporuntirode ballestaodevoradoporunjabalíhambriento; inclusolossueñosrecurrentesenqueseposee una sed incontrolable de alcanzar algún exótico oasis, sin que esto sea posible.
Después del acoso que se prolonga hasta las primeras luces del alba, reina la voluntad de los ascetas. A las pesadillas, derrotadas y en franca humillación, no les queda más remedio que emprender una huída decorosa, para volver a guarecerse en la soledad de la prisión, donde a pesar de las incomodidades se sienten a salvo del desdén de sus pretendidas víctimas.
Pero la paciencia y la reflexión, cual si fueran poderosos escudos de cruzados en TierraSanta,impidencualquieracercamiento oincursión delosmalossueños.Losascetas, quepermanecenconlosojoscerrados,enuna postura vertical pero relajada que estimula la meditación, consiguen en una armonía cósmica absoluta, desplazar de su mente las imágenesoníricasenqueelsoñantecaedesde
Los habitantes de Villa Morgana, por su parte,regresanalavidacomún,esperandocon ansia el próximo solsticio, para volver a comprobar la fuerza invencible de su interior (al menos esto refieren, en un lenguaje cincelado, una pila de menhires que se exponen en las playas de la isla).
Confiesoquehastahoynohabíavistonada parecido.
Cortos de amor
Jhonny Euán
slamismahistoriaquemuchosprogramas televisivos han reproducido sin piedad a sus miles de esclavos.
Esteban, joven responsable, liviano de estatura y con enormes deseos que cumplir, logró sobresalir siempre en sus estudios básicos. Al llegar a la universidad la vida le empezó a poner mayores obstáculos, más dolorososysobretodomástensosyllenosde confusión.
Quiere ser veterinario; educación costosa que solo sustenta con una beca. Su salón de clasesesreinadoporjóvenesqueposeentodos los recursos para estar allí, sin preocuparse por intentar conseguir un papel que los distinga; porque sus padres lo podrían pagar sin ensuciarse el capital.
Diariamente recorre dos autobuses para llegar a su destino, come dos tortas que no controlan los dragones del estómago pero lo llenandeamormaternal:sumadresedesvive por él. Su padre nunca quiso que estudiara, posee esa mentalidad de que un hombre es de campo, un hombre tiene que trabajar, no hacerse el payasito. Tiene tres hermanos menores, que al igual que él, desean ser alguien en este mundo, pero con menos ganas.
Hanpasadotresañosdesdequellegóaeste oscuro lugar, su universidad. Allí todos quieren o se sienten los dueños del universo; riquezas, modas, tendencias, personalidades, y no son más que un cúmulo de sujetos sin ideas claras en la mente. Esteban o Bano, como lo conocen Julián y Ana, sus únicos y verdaderos amigos en la escuela, tiene dos
grandes problemas: el alto costo de las malditas colegiaturas, y su temperamento. Basta recordar el año pasado cuando casi se tumba a Marcos, un tipo gordo y prepotente, que siempre lo menospreciaba.
En sus calificaciones es un genio, no de esosbrillantesperolograexcelentesnúmeros quesonderesaltar;93,98,90;esosinolvidar que es común que se le resten unidades por sus errores de conducta, y palabras altisonantes.
Es un gran tipo, quizás está inculcado bajo otrascostumbresycreenciasperoesunagran persona; provocan risa sus conversaciones, sobre cómo conquistar mujeres o librarse de otras.Siemprehasidounbuencompañero,le echa pulmón a todo con tal de hacer bien las cosas.
Un día normal y vacío de escuela, le confesó a Ana que le gustaba Nicole; ¡Sí!, la chica de los ojos verde-amarillentos y los labiosgruesos.Anasebloqueó.Sehabíafijado en la muchacha más guapa del salón; popular, famosa, amigable, ¡Nerd!, Ana no dijo nada los próximos dos minutos, cogió aliento y trató de comprender el contexto de las palabras de Bano.
Nicole era por mucho la más sobresaliente en clases; la gran excepción, pues era adineradaperolegustabaestudiar.Sinembargono podíaolvidarsedelagranvidaquelosjóvenes estiradosgozaban.Ellasiemprehasidogentil conBano,buenosamigosycompañeros,pero lasituaciónibadistorsionándosemucho,atal grado que pasó lo que Bano le dijo aAna.
Valiéndose de su sólida amistad, Esteban queríaganarseaNicoleacomodelugar;según élellaeraunaniñacomoninguna,muyvaliosa que le hacía delirar de la emoción. Sin embargo las cosas estaban negras. Nicole solía tener un grupo de amigos, donde podemos mencionaraJessica,sueternanovia-hermana, y tres tipos de su onda medio popular-actualfastidiosa. Hablamos de Sergio, Alejandro y Ricardo,quieneslejosdesubellaamistadcon laschicas,siempretratabandeplanearfiestas mundialesdealcoholparaenloquecermujeres y aprovecharse de unas cuantas. Total en las fiestas pasa de todo, y estando licuados de alcohol la vida se disfruta. Los objetivos eran Nicole, Jessica y otras, como la "tacones gigantes" del otro salón que llevaba escotes casi como obligación para compensar el paraíso vacío para los hombres.
Bano frecuentaba con ellos, ya saben por qué; deseaba estar cerca de Nicole, y principalmente cuidarla, ante todo no quería que nada le pasara. Y ahí andaba, forzándose a aguantar ese ambiente para cumplir sus sueños, lo hacía con disimulo, con paciencia. Nicolenoparecíadarsecuentanuncadecómo le salían celos a Bano cuando la abrazaban sus amigos.
Las clases eran tratables, en verdad se requerían fenómenos para reprobar alguna materia, es por ello que todo fluía sin contratiempos; Esteban cumplía solo o en equipo con Ana o Julián. Nicole con su hermana Jessica o también sola.
La historia de ese grupo de 20 jóvenes fue dándose bastante tranquila, solo estaba el pendiente del amor que decía sentir Bano.
"Megustamucho".Escribíaunayotravez cuandohablabaporelInternetconJulián,éste le explicaba sus puntos de vista, sus esperan-
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delatripa: narrativa y algo más
zas y los grises que se formaban en el horizonte. Ellos eran algo así como los mejores amigos.
Si de verdad la quieres, díselo, no tengas miedo de perderla por completo, tienes una amistad ya muy grande con ella, y si se aleja, entonceslaamistadnuncaexistió.-sentenció Julián, convencido de que Esteban estaba llevando muy lejos la situación, pensaba necesario soltar la sopa, antes de que el exnoviodeNicole,quisieravolverallevársela, porquelaseguíabuscando.Habíanterminado hacía dos meses, por supuestos problemas de rutina y celos.
Anda, arriésgate, no tengas miedo, que lo peor que una mujer puede hacerte es rechazarte,peroséqueellanolohará;heescuchado cuando te dijo -Te quiero-, y sus ojos se ven sinceros. Julián trataba de convencerlo, pero Bano estaba de nena, temeroso y con un temblor en el cuerpo que lo redoblaba; volvían a su cabeza sus aires de inferioridad, de que él es pobre y ella no, de que es humilde, y ella no. Y todas esas cosas bizarras.
Lassemanaspasaronenesemismodilema amoroso. Se acercaba la gran fiesta de cumpleaños de Nicole; un baño de piscina en distinguidazonadelaciudad,condj´s,barriles de cerveza, luces y mucho baile. Esteban no estabasegurodeasistirpueslequedabalejos, como un viaje de una ciudad a otra.
Conforme iban transcurriendo los días, se vislumbraba una gran noche para ese fin de semana.Huboaquienesniselesinvitó,entre aquellos se quería sentir en parte Bano, para no inventar excusas por no ir. Finalmente asistió.
Esa noche todo era diversión; cervezas espumosas de la mano de todos, minifaldas que escondían trajes de baño delatados por
los cristalinos reflejos de la alberca, música Dance, Electro, Pop, vaya hasta Cumbias y Reggaetón.
Se antojaba que sería una larga y excitante noche, y así fue. Esteban llegó con unos amigos, lo primero que hizo fue felicitarla. Se veía radiante con ese vestido negro que dejabapocoalaimaginación,lediounabrazo tierno. Nicole agradecía que estuviera allí, pues él era uno de sus grandes amigos.
Más de la medianoche y Nicole bailaba a gusto con alguno de sus amigos, mientras otros se sumergían en la alberca por cuenta propia o aventados; sentados a la mesa, los aburridos admiraban lo que ocurría, también afuera estaban los que gustan del aire puro de lacallejuntoauncigarroyalguienconquien platicar
Esteban, que nunca ha sido bueno para beber, empezaba a sentirme en órbitas, círculos;tratandodelograrestarjuntoaNicole para platicar o por el simple hecho de saber que estaba bien. Se dirigía al baño cuando la encontró y aprovechó para decirle que la quería mucho. La quería mucho. La quería mucho, y otras cosas. Después del minuto olvidó lo que le dijo, pero temió que se le hubieraescapadolaverdad.Cadavezseponía peor.
Lafiestatomabarumbosextremosdeebriedad entre los invitados; en la calle un par de tiposdiscutíanporcausasajenasaesterelato; seguroviejascuentaspendientes.Nollegaron a los golpes pero las insinuaciones fueron suficientes para que Nicole saliera a ver qué pasaba. Calmó los ánimos, pues los protagonistas eran amigos de la preparatoria.
EstebansetomabaunacopamásdeVodka, entre luces opacas, vago por todo el lugar buscando de nuevo a Nicole, o el baño.
Pasaron cinco minutos y sin éxito decidió ir a la calle, era la última opción que le quedaba. Había pasado media hora desde la pequeña discusión y Nicole efectivamente andaba afuera, pero...
Tambaleándose como pino de bolos, Bano la encontró detrás de un coche, a escasos metros de distancia. Nicole se besaba con un tipo, que no era ni su novio ni su ex. Era un simple amigo que fue a la fiesta tal y como lo hizo él. Entonces descubrió que las palabras de Ana eran ciertas; Nicole es de las chavas buena onda pero súper hipócritas, con tremenda falsedad en la cara; un día te querrán peroalotroseráscomosuperro,ocomotodos dicen, su "amigo", no te conviene. Vaya que Ana tenía cierta razón.
Esteban no puedo evitar el dolor, la borrachera se le escurrió peor que la lluvia y de inmediato decidió irse; fue al baño y ahogó las lágrimas desde sus adentros. Salió como rayo hacia cualquier parte, lejos de la fiesta.
Mientrascaminabaaprisaydesconsolado, me lo encontré a dos cuadras; casi se caía al caminar, me contó todo, y dejé tiradas mis ganas de ir a felicitar a Nicole. Tomé por los hombros a Bano y nos fuimos hacia su casa. ComprendíaBano,puesaesasmismashoras en otra parte, había vivido algo parecido.
Éramos en aquellas calles, dos amigos infortunados que quisimos darlo todo por un par de mujeres, pero nos quedamos cortos en la modernidad del amor
Esa misma que se domina por el dinero, la lujuria y una falsa popularidad.
La voz de la violencia
ElescritoruruguayoEduardoGaleanohasido unadelasvocesmásperfectaspararetratar a través de la letra los acontecimientos vividos porAmérica Latina. Iniciado en el periodismo se ha ido inclinando hacia una narrativa llena de girones socio culturales que lo han vuelto uno de los preferidos de las generaciones de jóvenes latinoamericanos. Las venas abiertas de América Latina, Vagamundo yel Libro de los abrazos son sólo una muestra de su vasto trabajo literario. Sin salida1
Soy un montón de músculos retorcidos y quemados…
Tenía todos los nervios al aire. Le dolían los cabellos, uno por uno. Le dolían las uñas. Sentía una aguja clavada en cada poro. Sentía el dolor crujiendo en la caja de huesos del cráneo. ¿Hasta dónde? Van a volver. ¿Hasta dónde se puede aguantar? Van a volver ahora. Una brasa en la oscuridad; dos; muchas. Estás solo, cantaron todos, sabemos que vos sabés, sabemos todo, estás solo como un perro, hijo de puta, cantá. Las palabras volaban; pegaban contra el banco; estallaban. No tenés salida, reconocé,cantá,quiénesson,cuantosnombres, queremos nombres, escuchá, decí no te hagás matar, rezá, hijo de puta, andá rezando. El cerebro había volado en pedazos. Una náusea como una ola con sabor a sangre y olor a podrido. Volverán. Ahora. Vendrán desde los cuatro puntos cardinales, como las palabras y los golpes. El frío de la hoja del cuchillo en el escroto. El caño del revólver hundido en el
Blanca Vázquez
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada Eduardo Galeano
agujero del culo.Te levantarán nuevamente la capucha: nuevamente verás el chisperío arrasándote el pellejo, mordiéndote la carne, arrancándote la carne de a pedazos. Te revolverás como un pez atrapado. La desesperación resbalosa del pez. Ahora. Volverán.¿Hastadóndesepuedeaguantar?La victoria nos necesita a todos. ¿Nos necesita? ¿Me necesita? Van a volver. Pronto. Ahora. Había querido gritar. La lengua inflada le llenabatodalacabeza.Lostestículoshinchados comoglobos.Elpuschorreando;habíasentido, sentía, los minúsculos y repugnantes ríos de pus y sangre deslizándose desde las heridas. Morir.Sí:recordaba.Estassolo,nadiesabeque estás aquí, nadie te vio cuando te llevamos, nadie te conoce, nadie. Te vamos a matar.
El escritor puede manejar diversos mecanismos para que su lector quede atrapado en su historia; Galeano en el cuento Sin salida tiene una intención, situarnos en el espacio del relato y lo logra a través del empleo del nivel fónico-fonológico, ya que con algunas figuras literarias logra énfasis en el sonido de algunas palabras o fonemas que muestran el estado de ánimodelnarrador.Laaliteración2 seexponealo largodeltexto,confluyenfuertesdosisfonéticas, sugiriendo que el estado anímico de violencia y ataque va creciendo conforme se desarrolla el relato(dolían,dolían,sabemos,sabemos,volaban, pegaban, estallaban; volverán, vendrán; verás,
1 Galeano, Eduardo. El cuento. Revista de Imaginación. No. 100, Septiembre-Diciembre 1986, Tomo XV - Año XXII, pág. 739
2 Figura que consiste en la repetición de determinados sonidos especialmente sugerentes. Se logra con la repetición de la misma consonante o vocal, a veces sílaba, al principio o en el interior de varias palabras dentro de una unidad sintáctica o métrica.
revolverás, nadie, nadie, nadie, nadie). Provoca consusonoridadunsimbolismofonético3 verbos y adjetivos que promueven dolor (dolían, crujiendo, pegaban, podrido, mordiéndote, arrancándote, hinchados, repugnantes, matar). Emplea la anáfora4 (Le dolían los cabellos, uno por uno. Le dolían las uñas; Sentía una aguja clavada en cada poro. Sentía el dolor crujiendo en la caja de huesos del cráneo; ¿Hasta dónde? Van a volver ¿Hasta dónde se puede aguantar?; sabemos que vos sabés, sabemos todo) buscando repetir las palabras para lograr insistencia, con el afán de infundir temor, miedo, un miedo a la acción aún no realizada: (Te vamos a matar.)
En el texto Sin salida podemos apreciar varias voces, sin que el escritor nos remita a diálogos visuales, es decir, no tiene que indicar con un guión las voces narrativas. Nos presenta una voz que es la del violentado, se deja oír despuéslavozdelviolentadorysevanalternando provocandoenellectorangustia.Eltítuloyaarroja un sentido de no escapatoria, en una oración de dos palabras magnifica el desastre y da paso a la narración con un párrafo suelto de un renglón, una línea que (Soy un montón de músculos retorcidos y quemados) se estructura en una oración en primera persona que delinea el abandono del personaje, tanto en lo físico como enloemocional,losadjetivosretorcidosyquemados hacen hincapié al daño proferido. Si bien Galeano lleva inmerso en su obra literaria los diferentesaconteceresdelaviolenciaejercidapor el estado en algunos lugares de América Latina, es interesante ver cómo es qué lo realiza, y cómo estructura el nivel morfosintáctico empleando la
reiteración5 de verbos en copretérito terminados enía,indicandoque laacciónnoestabaterminada o que estaban sucediendo al mismo tiempo y lo detectamos con verbos con terminación aba (Sentíaeldolorcrujiendoenlacajadehuesosdel cráneo… Las palabras volaban; pegaban contra el banco; estallaban.). El sujeto en varias de las oracionesestáimplícito(Vanavolver…Volverán) brinda una sensación de espera, de ansiedad. El escritor plantea oraciones cortas, apelativas a través de la reduplicación6, esa repetición de palabrasreiteralaintencióndesometimientoalo largo del cuento. Elimina conjunciones a través del asíndeton7 (Las palabras volaban; pegaban contra el banco; estallaban.).
El trabajo periodístico de Eduardo Galeano lo ha acercado al habla popular, del espacio latinoamericano,enelcuentoseleenpalabrasque reflejan el habla uruguaya (Estás solo, cantaron todos,sabemosquevossabés,sabemostodo,estás solo como un perro, hijo de puta, cantá. Las palabras volaban; pegaban contra el banco; estallaban. No tenés salida, reconocé, cantá, quiénes son, cuántos nombres, queremos nombres, escuchá, decí no te hagás matar, rezá, hijo de puta, andá rezando.) un discurso enfático eneltonoviolento,conpalabrasaltisonantesque rebotan en los oídos y en los ojos del lector Mantiene un fuerte sentido del nivel léxico semántico, usa palabras significativas en el argot del terror. Con la comparación8 (estás solo como unperro)logradisminuiralpersonajeviolentado aunestadodeanimalidad(Unanáuseacomouna ola con sabor a sangre y olor a podrido) logra comparar un estado fisiológico con un estado
3 Los sonidos pueden despertar, solos o integrados en palabras o frases, impresiones determinadas
4 Esta figura consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de un verso o enunciado.
5 A través de ella se logra la repetición de palabras en cualquier parte de la oración o el verso, sin orden específico
6 Es la repetición de dos o más veces una palabra dentro de la misma oración.
7 Suprimir la conjunción entre los términos que forman una enumeración.
8 Consiste en la unión mediante un nexo de dos términos que presentan semejanza. En la comparación, existe un término real (aquel del cual parte la comparación) y otro llamado imagen (aquel con que se compara)
natural, la nausea y el mar (Vendrán desde los cuatro puntos cardinales, como las palabras y los golpes), él mismo entiende que será golpeado como si su cuerpo fuera un mapa o un espacio geográfico y será acometido por todos lados (Te revolverás como un pez atrapado) prisionero sin alternativa de escape (Los testículos hinchados como globos) en esta comparación un elemento de inocencia -los globos- es violentado con la fuerza ejercida en el sexo masculino, la hombría reducida a través de los golpes. Pero al mismo tiempo que se presenta un pasaje aterrador, también se ofrecen metáforas9 que logran golpetear los sentidos (Soy un montón de músculos retorcidos y quemados… Las palabras volaban; pegabancontraelbanco;estallaban…)alemplear la metonimia10 (La desesperación resbalosa del pez)tratadedarallectorlasensaciónhuidizadel ser vivo que sabe que morirá, dejará de ser pez paraserpescado,estemismorecurso(Lavictoria nos necesita a todos. ¿Nos necesita? ¿Me necesita?) deja un pesar, una interrogación, una paradoja del hecho perseguido, el ideal que se diluye ante la opresión y el miedo. Hay una constante hipérbole11 (Te levantarán nuevamente la capucha: nuevamente verás el chisperío arrasándote el pellejo, mordiéndote la carne, arrancándote la carne de a pedazos…) el sentido hiperbólicolodalalecturatotaldeltextonoslleva de lo particular a lo general, incrementando la tensión del personaje lastimado y del otro lado la desesperación del personaje que lastima por no lograr lo que pretende, que son los nombres de las personas que el otro protege.
La posibilidad de identificación con el cuento Sin salida de Eduardo Galeano también nos remite al nivel lógico contextual, él recrea
toda una escena que marcó los procesos de dictadura enAmérica Latina, en especial en Uruguay,perocomononosdicelaexactituddelespacio geográfico, al leerlo se puede ubicar en aquellospaísesquesufrieronterrorismodeestado en los años 70s. El escritor echa mano de su vivencia y de su proceso de metaforización para lograr un cuento que pueda estremecer también a aquellos que desconocen dicho acontecer histórico, pero que en este siglo XXI, con la paranoia colectiva hacia la violencia, se logra la identificación del cómo y el por qué de las amenazas y los insultos. (El frío de la hoja del cuchillo en el escroto.Elcañodelrevólverhundidoenelagujero del culo. Te levantarán nuevamente la capucha: nuevamente verás el chisperío arrasándote el pellejo, mordiéndote la carne, arrancándote la carne de a pedazos… El pus chorreando; había sentido,sentía,losminúsculosyrepugnantesríos de pus y sangre deslizándose desde las heridas. Morir. Sí: recordaba. Estás solo, nadie sabe que estásaquí,nadieteviocuandotellevamos,nadie te conoce, nadie. Te vamos a matar.)
La poética de un escritor no se detecta con unsolotexto,perosísepuedeverquéestiloofrece endeterminadogénerooenunaobraespecíficaa través de los planos del lenguaje. Eduardo Galeano en un cuento corto expone una realidad inmensa del dolor y violencia y aunque eslabona todos los niveles del lenguaje, es en el fónico fonológico en el que se sostiene para dar fuerza a los otros. No se pretender afirmar que ése es su cometido, sino que es el proceso de análisis al queseinclinaelcríticoliterarioparapoderaportar a la fortaleza de la obra literaria.
9 Consiste en la sustitución del nombre de una cosa por el de otra a la cual se asemeja.
10 Se logra al utilizar un término para hacer referencia a otro con el que guarda algún tipo de relación, no de semejanza sino de proximidad, en algún sentido. Signo por la cosa significada.
11 Consiste en exagerar desmesuradamente una cualidad o sensación.
narrativa y algo más
Lo que cuentan los labios
EDaniel Ferrera
Ese relato era el de nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros antepasados. Se repitió como un discurso, nos lo dejaron y vinieron a legarlo [….]; nunca se perderá, nunca se olvidará, lo que vinieron a asentar, su tinta negra, su tinta roja, su renombre, su historia, su recuerdo. Fernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicayotli, Universidad Autónoma de México, México, 1995, Pág. 4.
n la actualidad se ha vuelto muy común y se pretenden ignorar mecanismos y políticas
como el manejo y cerco mediático de la información, así como las limitaciones y condicionamientos para el uso, aporte, reproducción y difusióndelasdiversasexpresionesartísticas.No obstante, es posible acceder a la información (compararla, analizarla y formar una opinión critica)graciasalosgrandesavancestecnológicos que, en ocasiones, se usan como medios de almacenamiento y vehículos para la transmisión de saberes. A pesar de ello, es evidente que en estos tiempos se cuentan con más y mejores recursos, pero ante esta sociedad cada vez más estrecha y acostumbrada a los formatos visuales, surgennumerosasinterrogantes:elantiguorelato o como mejor se le conoce, la tradición oral ¿Ya no es considerada una fuente primordial para el respaldo y -sucesivamente- el acceso al conocimiento? ¿Ha dejado de ser una vía de comunicación del saber humano? ¿Tiene aún una permanencia en el imaginario colectivo? Y si la tiene ¿Cuáles han sido sus estrategias de resistencia y reproducción?
El presente trabajo pretende abordar éstas preguntas y proponer la hipótesis de la permanencia de la tradición oral. Es el objetivo principaldelainvestigación,demostraryexplicar lasestrategiasylosmediosconcomitantesporlos cuales se recopila y subsiste. Por último, esta empresa se sentirá recompensada sí en su deseo
ilustra cómo el discurso de resistencia indígena seinfiltróysesiguemanifestandoenlasdiversas compilaciones de tradición oral.
Entrelospueblosautóctonosdelcontinente americano la estrecha relación armónica con la naturalezaylatransmisióndelconocimientoeran partes integrales de su vida. Esa era la esencia de civilizaciones como la maya y la azteca. Estos pueblos no contaban con un sistema de notación alfabético, por lo que en gran medida sus conocimientosteníansusoporteyrespaldoenlamemoriacolectivadelagentepertenecienteocercanaa una misma comunidad. Es en este contexto en quesurgeysereproducelatradiciónoral,esdecir, la transmisión del saber humano a través del diálogo. La tradición oral, se efectuaba de generaciónengeneracióncomounaactividadimprescindible para la formación individual y social del receptor.Eltraspasodelosconocimientoscomenzaba en casa desde edad temprana y se complementaba con las pláticas y relatos que narraban los Tlamatinimes y Amautas (sabios nahuas y quechuas respectivamente). Como bien afirman Fidelio Quintal y Víctor Aguilar en su Breve historia de la educación en Yucatán: LosjóvenesmayassereuníanenelPopolná -casa de las esteras- para escuchar de viva voz delosmaestros,losconsejosylastradiciones; además de aprender los cantos religiosos y ejercitarseenladanza,ahítambiénseimpartían la enseñanza militar 1
1 Fidelio Quintal y Víctor Aguilar, Breve historia de la educación en Yucatán (Maldonado Editores,1998), 15
Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, la estructura política, social, económica y cultural de los pueblos amerindios, sufrió un grancambio2.Segeneraroncomplicadosprocesos de interacción cultural y transfusión ideológica. Siguiendo a González Ortega, él nos comenta: Los españoles trajeron al Nuevo Mundo su pensamientomedievalgeocéntrico,yetnocéntricoysusconviccionesreligiosasquelosllevaría a creer, como al resto de los europeos de la época, que su misión cristiana era imponer su cultura y su religión monoteísta al "hombre natural"delreciéndescubiertocontinente.Por eso trasladaron del Renacimiento europeo sus códigosmilitares,religiososysocio-culturales ysuprofundacreenciaenladicotomía"cultura versus naturaleza."3
La imposición de la cultura de occidente a lospueblosindígenas,sematerializóenladestrucción de sus estelas, códices, pinturas, objetos de cerámicaytemplosceremoniales;asícomoen la eliminación de cualquier rito, ceremonia o costumbrequelerecordara elesplendordesupasado. Noobstante,laempresade"civilizar"yconquistar los territorios recién descubiertos necesitaba del conocimiento de las costumbres, la estructura social, genealogía, ubicación geográfica, posicionesdetierraysusrelacionesconlospueblos vecinos. Para lograrlo el papel desempeñado por frailes, sacerdotes y notables historiadores mestizos, fue fundamental en la búsqueda y recopilación de la tradición oral.
La tradición oral, además de la memoria colectiva, tuvo un apoyo en las pinturas y signos glíficos de los códices. Éstas eran, como sostiene
Miguel León Portilla:
Soporte para la elocución de cantares, interpretación de sueños, cómputos calendá-
2 Martín Lienhard, La voz y su huella (Casa de las américas, 1989), 27.
3 Nelson González, Relatos mágicos en cuestión (Iberoamericana, 2006), 135.
ricos y astrológicos, de textos como los huehuehtlatolli,ritualessagrados,suleyydoctrina. Y, asimismo, lo eran de sus historias, genealogías y otras formas de memoria.4
Enelloslaestrecharelacióndesucontenido con la tradición oral es innegable. Ejemplos de estas semejanzas las encontramos en los relatos que recoge el Lingüista Thomas J. Ibach acerca del origen de la gente mixteca5, o, en la importancia que le atribuyen como fuente primaria, notables historiadores de origen mestizo (AlvaradoTezozomoc,ChimalpahinyFernandodeAlva Ixtlixóchitli).
De manera similar a los códices, en la Zona Andina, en especial en el área del Perú, se desarrolló otra forma de preservación de la memoria: los Quipus. Estos consistían en sistemas de hilos de diferentes longitudes y colores a los cuales se les hacían nudos de diversos tamaños y grosores. Cada elemento del quipu funcionaba como un signo, el cual tenía múltiples potencialidades semánticas de interpretación. Correspondía la lectura de estos a los quipu-camayos o especialistas en quipus. Es generalizada la idea del empleo del quipu como contadores numéricos para la administración del gobierno inca.Y, aunque lo quipus no eran de naturaleza lingüística, es decir, de reproducirvocablos6,servíandeauxiliaresmnemotécnicosenlaproducciónyreproduccióndeldiscurso histórico.
Duranteelestablecimientoespañolelextremo valor asignado al uso de la escritura para comunicarse y validar cualquier petición, propició quelamemoriacolectivadelospueblosindígenas estuviese amenazada. Con el fin de evitar la pérdida de la tradición oral, notables historiadores deorigenindígenaprodujeronobrasparaintegrar
4 Miguel León- Portilla, Códices: Los antiguos libros del nuevo mundo (Aguilar, 2003), 127.
5 Thomas J. Ibach,"The Man Born of a Tree: A Mixtec Origin Myth", Tlalocan, núm.VIII, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, pág.246.
6 Martín Lienhard, La voz y su huella (Casa de las américas, 1989), 41-42.
delatripa: narrativa y algo más
elrecuerdoylosvaloresdesupasado,alpresente colonial en el que se encontraban. Un ejemplo de este trabajo es la Sumaria relación de las cosas de la Nueva España de Fernando de Alva Ixtlixóchitli.
En la época colonial, la empresa de evangelizar a los indígenas se valió del teatro para la erradicación y extirpación de "idolatrías". Este hecho posibilitó la entrada del discurso de resistencia indígena y la permanencia de la tradición oral, pues, en las representaciones se recreaba el discurso indígena -de manera peyorativa- con la única finalidad "de denunciar la bestialidad de la vidaindígenatradicional,demostrarlanecesidad indiscutible de su domesticación"7. Sin embargo, el panorama no es tan sombrío, pues es posible identificar la presencia y el manejo del discurso indígena, a través de un análisis lingüísticohistóricocomoelrealizadoaldramateatral Dioses y hombres del Huarochirí por el profesor Nelson Gonzáles Ortega8
Otros medios en los cuales se manifestó el discurso de resistencia indígena fueron: las Probanzas, las cartas y los memoriales. Las probanzas, de carácter judicial, eran encargos oficiales de la Corona española para conocer la ineficacia deltrabajodeevangelización.Enotroscasoseran redactadasporencomenderos,soldadosespañoles y misioneros para exigirles a los Reyes mercedes comerciales, posesiones de tierra y títulos nobiliarios por su labor desempeñada en el nuevo continente.Porestarazónsenecesitabandetestimoniosqueavalenelcontenidodelasprobanzas. El papel de informantes lo realizarían los indígenas. Por su parte, los españoles formulaban las preguntasyuncopistatranscribíaeldiscursoindígena. Este momento fue aprovechado por los indígenas para manifestar su inconformidad del
7 Ibidem, 75.
trato de los encomenderos hacia ellos, y expresar suvisióndepueblodominado.Deestemodo,pese a la transliteración del discurso indígena, "todos estostextostiendenaexpresar,entrelíneasomás directamente,un<<malestarenlacolonia>>,una disidencia,unacriticadelpresentecolonial"9.En cambio las cartas y memoriales no provienen de lavozdominante,sinodesdelaperiferia,esdecir, delacolectividadindígena.Enellas,losrepresentantes o portavoces de los grupos indígenas se dirigen a las autoridades españolas para reinvidicar"derechosindígenas,ysequejanavecesmuy gráficamente,delosaspectosmáslamentablesdel régimen colonial o semicolonial (despojos, violencias,abusosdeparteeclesiásticaolatifundista), y proponen reformas"10 . Así, estos documentos conforman el más claro ejemplo del pronunciamiento del discurso de resistencia indígena durante la época colonial.
En el presente siglo "el antiguo relato de la palabra"acercadelosorígenes,cosmogonía,mitos y rituales religiosos de los pueblos indígenas, se han podido publicar. Prueba de ello serían el Popol Vuh, el Chilam Balam de Chumayel y el Manuscrito de Dioses y hombres del Huarochirí; entre otros.Y, aunque sólo un reducido sector de la sociedad los conoce, es a través del recurso de laintertextualidadennarrativastotalizadoras,que latradiciónoralhapodidotenerunmayoralcance. Ejemplosdeestasnovelasson: El zorro de arriba y el zorro de debajo de José María Arguedas; Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias y Balún Canán de Rosario Castellanos. De manera similar el rescate de la palabra indígena se evidencia en los discursos políticos, cuentos y poemasdelSubcomandanteMarcos,asícomoen textosygéneros"menores"comolosdeEduardo Gonzáles Viaña (Sueños de América).
8 Para obtener mayor información sobre si existen huellas en el Manuscrito de Huarochirí que revelen la presencia de rasgos de ideología imperial o una ideología de resistencia a la evangelización cristiana, consultese: Gonzáles Ortega en "Relatos mágicos en cuestión". (2006:39-64).
9 Martín Lienhard, La voz y su huella (Casa de las américas, 1989), 71.
10 Ibidem, 79.
Por último, con base en los estudios acerca delfuncionamientodelatradiciónoral,realizados por Luz María Lepe en Comunicación desde la periferia: tradiciones orales frente a la globalización, proponemos futuras investigaciones a los Corridos Mexicanos, pues consideramos que ha sido un medio de preservación de la memoria colectiva del pueblo mexicano
Ensuma,podemosafirmarqueellegadode nuestros antepasados no se ha perdido, ni se olvidarájamás.Mientrasquelatradiciónoralsea una forma de representación social y generadora denuevasrepresentaciones,tendrávigencia.Para tener certeza sólo es cuestión de observar en el acontecer diario cómo se reproducen y se comunican informaciones que varían en los detalles,peroquemantienenunaúnicaestructura, misma que le permite su fácil recuerdo.
Bibliografía
1.- Baudot, George. XV Coloquio de las literaturas mexicanas en homenaje a José Duran. Unison, 1997.
2.-Gonzáles, Nelson. Relatos mágicos en cuestión. Iberoamericana, 2006.
3.-LuzLepeyOsvaldoGranda,ed.Comunicacióndesdela periferia: Tradiciones orales frente a la globalización. Anthropos, 2006.
4.-Lienhard, Martin. La voz y su huella. Casa de las américas, 1989.
5.-León Portilla, Miguel. Códices: los antiguos libros del nuevo mundo.Aguilar, 2003.
6.- T. Mendoza, Vicente. El corrido mexicano. FCE, 2001
delatripa: narrativa y algo más
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delatripa: narrativa y algo
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Gonzalo Vilo
Yoestabanervioso,saben,nerviosocomo nunca antes lo había estado de nada, y
mis brazos a esa altura ya estaban cansados detantoencenderyencendercigarrillos,tanto como mi pie de apagar las colillas que caían aun vivas en el piso. Ya llevábamos recorriendo Santiago hacia meses, hablando con unoyotrodirectorparahacerdiversaspruebas y audiciones, pero en todos lados nos habían dicho lo mismo, un rotundo ¡NO! Que me atravesaba el alma. Parecía un mal chiste y me era imposible creer que no pudiéramos conseguir algo en esta ciudad, sobretodo con el talento que demostraba Betsy, que en cada audiciónponíalomejordesí.Pero,enfin,así eran las cosas.
Todo nuestro futuro y la carrera de Betsy pendían de un hilo, y encima todo estaba en manosdeltipoésequesehaciallamarDrholl, y que por cierto, no paraba de negar y negar con la cabeza. Yo ya sabía lo que vendría después(Melohabíandichotantasvecesque me sabia de memoria la rutina) -sorry cabro, pero no es lo que buscamos- Bueno, no me lo diría él personalmente, un alemán no emplearía esas palabras, si no que mandaría a uno de sus ayudantes, o a su asistente, o al sonidista, o a cualquiera, para decirme que podría irme al cresta y llevarme a Betsy conmigo, pero en el fondo, daba lo mismo, la cosa era que nuevamente nos rechazarían, sí, ya podía olerlo en el ambiente.
Betsyentodocasohacialosuyoynoadvertía mi preocupación. Nunca lo hacía. Cuando llegaba el momento de subirse a las piernas del tipo de turno y de emplear sus encantos, para ella no importaba si había o no una cámara encendida. Lo único que le interesaba era pasar un buen rato y dar rienda suelta a sus instintos, que para eso había venido al mundo.
Enrealidad,erasoloyoquienansiabareconocimiento,seralguien,perteneceralaindustria y comprarme uno de esos autos espectacularesypasearmedíaynochejuntoaunade esas minas de pasarela, sabiendo que el resto de perdedores me miraría con envidia. Sí, yo quería todo eso, y por eso cuando vi a Betsy en el establo con mi hermano Juan, me convencí que tenia algo, que había descubierto una estrella. Sin embargo, la verdad era que yohastaesedíanohabíaconseguidonadapara Betsyymehabíatransformadoenlapeorcara delespectáculo,enunadeesasratasdelaque todos intentan despegarse y no era ningún aporte para ella, no era nadie.
Enmidefensaentodocaso,debodecirque, con lo de la crisis y todo eso, era muy difícil conseguir algún trabajo para ella, y más aun si sumábamos su problema, ese maldito problema que era el detonador principal para que en todos lados nos cerraran las puertas. ¿Por qué? Me preguntaba ¿Por qué el destino o dios o quien fuera bendecía a Betsy con un
talento inigualable, y al mismo tiempo la condenaba al más mísero mutismo?
-Sánchez -Gritó de pronto Jorge, el sonidista- Dejémoslo ya, vamos a comer
YentoncesSánchez,aquelesmirriadopendejo lleno de espinillas, volvió a vestirse y comenzó a echarse a la boca una gigantesca hamburguesa. Betsy por su parte volvió a mí rápidamente y con sus pequeñas patitas se abrió paso a través de las piernas de aquel gentío que iba y venía sin sentido.
Jorge, el sonidista, se acercó a mí con rapidez.
- Oiga, compadre -Me dijo- Don Helmut quiere que traiga a la…. -.
- Betsy -Le corregí al instante- Se llama Betsy.
- Si, bueno, quiere que venga a la tarde, le ha gustado, quiere tenerla en la película.
Yo, que trataba de no demostrar mi súbita alegría provinciana, asentí con seriedad.
-Aquí estaremos- prometí.
Fue así como a la tarde llegué con grandes ilusiones, y antes de que Jorge me hubiera dicho nada, yo ya había sacado a Betsy del canastito y se la había entregado con una sonrisa. Jorge entonces se la llevó a Drholl y éste, pese a que ya la conocía, la observó con detenimiento, como quien examina un filete en una carnicería. En ese momento el aun no se había dado cuenta del problema de Betsy, así que no tuvo ninguna objeción contra ella, es mas, por ciertos comentarios que había escuchado al entrar, los cuales, por lo demás, vinieron a desmentir mis pesimistas suposiciones, me enteré de que estaba bastante impresionado con ella, y que pensaba que la película iba a ser un éxito, en gran medida
porlaactuaciónde"su"nuevograndescubrimiento.
Enelset,mientrastanto,Sánchezesperaba tranquilo. Había una silla y en ella el se sentó ante la indicación de Jorge.Allí el se bajó los pantalones y comenzó a hacerse una paja, y cuando ya la tuvo lo suficientemente grande (Lateniade18centímetros)llamaronaBetsy, quienconsustiernospasitossefueacercando a Sánchez.
-Tätigkeit- Gritó Drholl.
Y entonces Jorge le indicó al resto que comenzaran grabar, que la escena ya había empezado.
Betsy,sinembargo,noadvirtióestoúltimo ysiguióavanzandocomosinadahacialasilla en donde Sánchez estaba sentado y hasta aleteóconunpocodedesden.Elpendejocon ternuralatomóenelaireyconmuchadelicadeza la montó sobre su miembro erecto.
Noobstante,despuésdealgunossegundos, algo cambió en su rostro. De pronto, lo vi mirarconextrañezaelsetdegrabación,adornado como el cuarto de un adolescente, y le oí murmurar algo que no alcance a comprender. Enseguida se acerco a Jorge para preguntarle algo al oído, pero este no supo que responder.
Yotratédenomirarlosyseguíobservando la actuación de Betsy en silencio, pero justo en ese instante vi que Jorge se acercaba hacia mí y ya no pude ignorar el problema por más tiempo. Aquel tipo se notaba algo inquieto y movíauntantolosbrazos,aunquesolocuando
mepreguntóqueeraloquepasabaconBetsy, noté lo nervioso que estaba.Yo, en todo caso, no hice mas que mirarlo a los ojos y luego le dije que todo andaba bien.
Como que todo anda bien hueón -Me respondió- No viste acaso que no...
Pero no le di bola y seguí mirando a Betsy y a Sánchez.
Mirado desde afuera, el que Betsy tuviera eseproblemanoparecíaalgotangrave,oalgo fundamental para que la película funcionara. PerolareaccióndeDrhollfuelobastanteenérgicacomoparademostrarmequesiloera,que aquello era clave para que la película no perdiera su magia, y así lo comprendí yo, quien sinmovermeuncentímetrodemilugar,esperé atento y angustiado a que Drholl estallara fastidiado
Al poco rato Jorge volvió a acercarse a mí y comenzó a exigirme que hiciera algo con ella,peroyosolomecrucédebrazosylomiré desafiante.
- No sabe -Le dije- Nunca ha sabido.
-¿Cómoquenosabehueón?-Merespondió de inmediato- Si es una….¿Como no va a saber?
Peroyoleinsistí,y,alfinal,todavíanomuy convencido,volviódondeDrhollparadecirle eso, que Betsy no podía, que no sabía.
Al enterarse, el alemán encendió uno de susfinospurosycomenzóamirarmeamíya Betsy con atención, analizando la situación. Luego, acompañado de Jorge, caminó hacia donde estaba yo y me enfrentó con no muy buena cara. Es más, lo primero que hizo fue expulsar todo el maldito humo de su puro sobre mí.
-Cuidado- Le dije, mientras tosía.
Le oí pronunciar algunas palabras en alemán y que Jorge me tradujo de inmediato. Eran,ensumayoría,insultos,aunquenosesi la traducción era fiel o si el traductor le puso algo de su cosecha. No sé, pero por vigésima novena vez me hice el valiente y lo miré a los ojos y le dije:
-¿La va a querer? Si o no -Le desafiéDígame al tiro, tengo otras ofertas sabe, así que si tiene algún problema con Betsy, nos vamos y ya.
Al mirar a los ojos de Drholl, pensé, como tantas otras veces -bueno, hasta aquí no mas llegamos- pero para mi sorpresa, y cuando ya pensaba que mandaría a uno de sus guardias paraecharme,heaquíquesequedópensando, mirando el set en donde Betsy y un semidesnudo Sánchez aun esperaban la continuación del rodaje, para luego lanzar con indignación el puro al suelo y pisarlo con rabia.
-Shaitze- Le oí murmurar.
Enseguida llamó a Jorge y con el estuvo discutiendo un rato. El alemán movía sus manos con molestia, mientras le indicaba a Jorgelabodega,yesteúltimoparecióentender y con sus manos dibujo el contorno de algo que solo ellos dos comprendían. Luego ambos volvieron a acercarse a mí. Aunque fue Jorge obviamente quien me lo dijo.
- Tenemos un aparato que hace el sonido de… el cacareo- Precisó.
- ¿Ah sí? bien por ustedes- Respondí.
-Escúchamehueón-MeincrepóJorge-No tehagayelinteresante,dagraciasaqueaDon Helmut le ha gustado, si no, ya estarían en la calle ahora.
- ¿Ah sí?- Dije, con ganas de discutir.
Pero no dijo nada más y al fin se dio la media vuelta y caminó en dirección a la bodega.
Al rato volvieron ambos con el aparato y comenzaron otra vez. Rápidamente la verga del pobre Sánchez tuvo que levantarse de nuevo y Betsy fue regresada a su lugar, sobre las piernas del pendejo ése, que jamás se dio cuenta de su suerte.
AlospocosminutoselmartilleodeSánchez fue ganando rapidez y profundidad, mientras el cuerpo de la pequeña Betsy parecía resistir sin problemas aquel embate. La tensión en el set era absorbente y yo saqué de mi cajetilla el último cigarrillo, el cual encendí casi por inercia, sin recordar luego como lo había hecho. Todos los que estábamos en el set en aquelinstante,observábamosatentoscomoen el agujero de Betsy y en la verga de Sánchez se jugaban las ultimas fichas de nuestro futuro, y rogábamos para que lo hicieran bien, mierda, queríamos que se lucieran
Jorge,quienestabadetrásdeaquelaparato mágico de los sonidos, era el único que no estaba mirando el set de grabación, aunque esto no quería decir que le diera lo mismo, todo lo contrario. En realidad, era el que mas tenía que perder si Drholl finalmente se aburría y se mandaba cambiar para Alemania, y poresoseleveíaeldobledeconcentradoque al resto, mientras esperaba detrás del aparato a que el alemán le diera la señal.
Y la señal vino rápido, más rápido de lo que muchos pudieran haber pensado.
- Jetzt- Gritó el alemán.
YentoncesJorge,detrásdesusintetizador, apretó un botón y movió un par de perillas, y enseguida el cacareo inconfundible de una gallinacomenzóaoírseportodalahabitación.
Al escucharlo, logré entender en parte la molestia de Drholl. Aquel sonido, si bien no había dudas que pertenecía al de una gallina, no parecía natural y le restaba dramatismo a la escena.Yo en su lugar hubiera preferido el silencio, la tensión de los gestos y murmullos deSánchez,antesqueaquello,antesqueaquel superficialcacareoqueennadaaportaba.Pero en fin, el director no era yo, y yo solo podía preocuparmeporBetsy,quienparecíasentirse bien allí, en lo suyo.
Pasaron entonces algunos minutos, y Sánchez empezó a penetrarla más fuerte y duro que antes. Mierda, parecía como si estuviera poseído.YDrholl desde su asiento reclinable observaba todo sin poder creerlo. Sus ojos grises brillaban ante el resplandor del más puroyrefinadodiamanteynolequedabaotra que rendirse, como hacíamos todos, ante la soberbia actuación de Betsy.
Sobre aquella silla tambaleante y trémula, el pobre Sánchez jadeaba sudoroso y presionaba con todas sus fuerzas, y Betsy lo dejaba adentrarse a su gusto en las misteriosas profundidades de su cuerpo. Puede que suene un tanto pretencioso, pero debo decir que en su rostro no se percibía el menor gesto de dolor o de molestia. Incluso, más de alguno, al ver luegolapelícula,(Quizáslarecuerden,yaque navegó por la red hace algunos años) ha dejadoentreverlaposibilidaddequeenelrostro demichicahaymarcadassensacionesqueindican la existencia de placer, pero eso claro, nadielopuedeasegurar.Oh,sihubierapodido cacarear, me digo siempre, si hubiera podido siquiera emitir aunque fuese un solo cloqueo, un pequeño murmullo ¿Quién sabe a dónde hubiera llegado?
Lafuerzaentodocaso,conlaqueembistió aquel muchacho el cuerpo de Betsy fue algo
demencial, algo que nunca había visto en mi vida. Durante casi ocho minutos de un continuotaladrar,elpendejoésehabíaalcanzadoa meterletodoloquetenia,yella,nada,noparecíasentirlo,oalmenosesoeraloquecreíayo hastaeseminuto.Sinembargo,larealidadera otraylociertoesquesinohubiéramosestado tan absortos con nuestros propios sueños, haciendo cálculos sobre el precioso futuro que seavecinaba,quizáshubiéramospodidosalvar a Betsy, de eso estoy seguro.
Todos seguíamos absortos la escena y observábamos en silencio como Betsy y su sensualidad se desenvolvía sobre las piernas y la vergadeSánchez.Peroheaquíquecuandoel agotado y satisfecho muchacho cayó rendido sobre la silla, algo alerto su merecido descanso.Primero,untantoconfundido,tocócon sumanoderechaelrostrodemichica, aunque luegolaretiródeinmediato,yentróenpánico. Luego, cuando volvió a tocarla, supimos lo que había pasado, y de inmediato algunos de los ayudantes entraron al set para intentar separarlo de ella.
-¿Qué pasa?- Preguntó Jorge, quien aun hacía funcionar el sintetizador.
-Estámuerta-Ledijounodelosayudantes¡Cagó la gallina!
- ¿Qué?
Tiré entonces el cigarrillo y rápidamente llegué hasta donde estaban todos
- Betsy -Grité- Betsy
Estaba desesperado
Mientraslamayoríasoloseconcentrabaen quitarle a Betsy de encima al pobre de Sánchez,yotratabadehacerlareaccionar,sinperder aun las esperanzas de que estuviera con vida. Pero esto no era más que una ilusión, y
peseaquesacudísurostroysupescuezo,nada logré.Alfinal,conlafuerzadetodos,pudimos destrabarladeSánchez,yelpendejopudorespirar otra vez aliviado, aunque su verga amoratada no era un espectáculo muy digno de ver.
Minutos más tarde, alguien, quizás Jorge, me devolvió a Betsy y yo la metí con mucho cuidado en mi canastito. Mi rostro en ese instante lo decía todo y algunos hasta se atrevieron a darme palmaditas en el hombro, estaba devastado.
Porunosminutosperdíabsolutaconciencia de lo que haciía y anduve de aquí para allá dentro del set de grabación junto a mi canastito,sinsaberquéhacerniadéndeir.Alfinal, decidí que tenía que salir de allí, y aunque DrhollyJorgemerogaronparaquelesdejara a Betsy, o lo que quedaba de ella, ya que al alemán se le había ocurrido la ingeniosa idea de terminar la película con una escena en que todos aparecíamos en la mesa comiendo los restos,yomenegué,ysalídeallírápidamente. Teníaquedarleamiamigaunahonrosasepultura.
Esa misma noche tomé el primer tren a Curicó.Llevabaelcanastitosobremispiernas y recé para que el mantelito con el que lo tapabafuerasuficienteprotecciónyasíanadie le molestase el olor. Algunas lágrimas afloraron durante el viaje, pero no fue hasta que llegué a mi granja, que me dejé caer llorando sobre el hombro de mi hermano Juan. Él lo comprendiótodoynomehizoreproches,solo me dio algunas palmaditas en la cabeza, que me hicieron sentir un poco menos culpable.
Aldíasiguiente,noslevantamostemprano y empezamos a construir un bello altar en el lugar donde la noche anterior la habíamos enterrado.Yo le escribí algo bonito en la cruz
de madera que pusimos a un costado, y solo cuando terminamos pude sentirme un poco mejor
- Ya nada va a ser lo mismo -Le dije a mi hermano- Que voy a hacer sin ella .
Mi hermano volvió a abrazarme, pero no dijonada,solosequedóconmigoobservando el altar
delatripa: narrativa y algo más
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Un delgado hilo ligado al corazón
He escuchado y visto no hace mucho -en realidad hace unas horas-, al narrador MarioVargasLlosa.Lohevisto,paraserprecisos, quizás a sesenta metros de distancia. Lo cierto es que lo he escuchado muy de cerca. Algunas de sus frases me han sorprendido. Sus reflexiones, en torno a la escritura, resultaron lecciones para mí. No obstante, lo que realmente me conmovió fue la emoción mostrada por Vargas Llosa al recordar a los escritores que ama: líneas enteras, párrafos citados, nombres pronunciados y convertidosenundelgadoperofuertehiloligado directamente al corazón. Y resulta, entonces, increíble cómo a un hombre de letras, a un académico,aunenormenarradorcomoél,aúnle sigan agitando las ideas y las imágenes quizás leídas en su primera adolescencia de lector. Es impresionantey,claro,aleccionador.Esbuenoser testigodeello,yaqueunopuedeseguircreyendo que la literatura tienen al menos esa rara función en la vida: otorgar temblores al espíritu.
En esa misma charlaVargas Llosa ofreció a un amplio público algunas de sus claves de su ars narrativa.Unadeellaseslamemoria.Lamemoria -dijo y creo haber entendido- es la forma inicial de toda escritura. Lo traigo aquí, en este momento, porque tiene que ver con Puertas demasiado pequeñas, de la narradora jalisciense AveBarrera.Ella,ensuprimeranovela,halogrado un ejercicio impecable de recuperación de su ser a través de un recorrido por el pasado, su tiempoidoyyaimposibledeteneralamanosino es gracias al juego de hacer memoria.
Pero, ¿qué es paraAve Barrera recuperar la memoria? ¿Qué significa y cómo logra, en
Víctor Manuel Pazarín
definitiva, volver sus pasos recorridos para no perderlos y volverlos otros? Porque es claro que no se trata de una serie de anécdotas, sino de confrontar el pasado -su pasado- con un presente completamente distinto y nuevo.
Para Ave el pasado en Puertas demasiado pequeñas essolamenteunpretextoparafincarun presente de algún modo trenzado con un tiempo convertido en solamente aire y fantasmagoría; pero real y cierto en la escritura. En la novela la ciudad de Guadalajara es el cerco y es, además, el corpus tangible,eldepósito,dondeguardaAve Barrera un cúmulo de historias vividas que, a fuerzadeempeño,sehanconvertidoenlarealidad deunahistoriarenovadagraciasalaescrituraque seapoyaenesamemoriacomounprodigio,como un extraño regalo y un don de los seres humanos que a veces logra reconfortarnos y hacer una recuperación y, otras, hace surgir un dolor punzante y casi insoportable.
Por fortuna para Ave es una forma de mostrarseotraylamisma.Únicaynueva.Porque para ella -me dijo hace poco tiempo en una entrevista- "fue sencillo ubicar en la novela a la ciudad, porque narro la Guadalajara que yo recordaba,oqueyoquiserecordarenelmomento en que estaba narrando. Fue muy fácil ubicarme en los espacios que recordaba con cariño: todo esofueronlosladrillosconlosquequiseconstruir el edificio literario y estaban allí, muy cerca de mí, y me resultó, entonces, posible acceder a esa memoria, pero no me fue sencillo en términos literarios, porque la memoria siempre tiene sus trampas…".
El ser y la memoria de la especie
Quizás fue Marcel Proust, en su En busca del tiempo perdido, quien nos mostró el primer camino de ir al pasado motivados por las sensaciones y los detalles encontrados a nuestro paso; tal vez es un instinto humano lo que nos hace volver a encontrarnos con nosotros en otro tiempo y conversar y discutir sobre nosotros, el que fuimos y ahora somos. Tal vez necesitemos entrarendiálogoconlosmuchosquesomospara entrar en un punto clave de todo recuerdo: la reflexión y la asimilación de los otros y lo otro paravolvernostangiblesyconcretos.¿Esposible que el intento de ir de un tiempo a otro, de un presenteaunpasadonosconviertaenseresreales?
Tengo la impresión de que Puertas demasiado pequeñas es una forma de reflexión continua sobre la existencia de la narradora. Me pareceposiblequeAveBarreratuvolanecesidad deiralencuentroconunpasadoparavolverseun ser tangible y real. Lo que hizo, en realidad -lo sospecho- fue, a través de este ejercicio de la memoria, lograr la mudanza de la muchacha que fue a la mujer que es hoy… pero quizás me equivoco: me parece más justo decir que Ave Barreraesahoraunaescrituraencrecimientoyla que veremos muy pronto será otra, esa que siempre ha deseado -y trabaja duro para conseguirlo- ser.
Vargas Llosa en la prodigiosa charla -escuchada hace unas horas- propuso un modo de preservar la existencia de hacer historias, de escribir novelas: colocó a la memoria como una formaresguardaralaespeciehumana,peroahora yo me encuentro en una encrucijada: ¿Vuelvo al pasado para saber quién esAve Barrera o indago en su novela para descubrirla otra vez?, pues ya no es la joven de diecisiete años que alguna vez acudióaLaCasadelaLimadelaavenidaAlcalde y Gabriela Mistral y me solicitó participar en el taller literario que entonces coordinaba en el huerto de esa finca; ella estudiaba entonces el bachillerato; luego asistió a la facultad de letras delaUniversidaddeGuadalajara;despuéslaperdí de vista por varios años, hasta encontrarme con la mujer, con la narradora de treinta y tres años queseasomaenlaescriturade Puertas demasiado pequeñas.
* El texto sirvió de presentación, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la novela Puertas demasiado pequeñas, de la escritora tapatía Ave Barrera, con el que obtuvo el Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2013, que auspicia la Universidad Veracruzana.
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El cálamo de los cronopios natos
por Susana Mota López
El desvalimiento de José de la Colina en su narrativa.
Esteprolíficoautordecuentoscreasupropio canonnarrativodevanguardiaenunaprosacompleja de dicotomías estilísticas, como lo lírico y lo prosaico, lo cómico y lo lúdico, lo elegante y losencilloparatransmitirgradualmente,desdela niñez a la edad adulta, diferentes temas de dramas humanos profundos, y así entretejer hábilmente la historia y la épica en una prosa poética comoen Ven, caballo gris enunramilletedesiete capítulos,siendoésteelprimero.Elmotivodominante reiterativo en estos cuentos es la soledad y cada cuento describe su drama.
Elprimercuento, La cabalgata,esundesfile de retóricas en toda su prosa. Su estilo es como uncuentoinfantilépicodecaballerosydamasde lacorteespañola.Elnarradorcuentaloépicoyla voz protagonista -en cursivas cuenta sus sentimientosypensamientos-,eselqueviveelcuento. Eltemadelanarrativaes"lagrisazulmiradafría"1 de una dama involucrada en el amor cortés idealizado mas no realizado con un solitario ser en un campo de batalla ante un castillo medieval. El drama del amor inalcanzable.
El segundo es un muerto que ronda en el recuerdo en la mente de dos hombres en batalla: El drama es por la deslealtad entre compañeros de guerra y la soledad en que se siente inmerso uno de los personajes a pesar de sus pares y El tercero es el desvalimiento que los acompaña.
JosédelaColinanostransportaaSantoDomingo con la historia de un "españolito" que cabalga con otros tres emigrantes como él, sobre un enclenque jamelgo a punto de desfallecer, a maneradejuegoinocentedemuchachoshaciendo travesuras. Es el Caballo en el silencio que les enseña por primera vez cómo enfrentar solos la muerterealdeuncaballoflacodepeorsemblante que el de Rocinante. Es el cuento del drama de la presencia de la muerte en la edad temprana.
Hay algo curioso e irónico en el cuento Los Malabé.FranciscoMalabert,unmulatodueñode bienesmaterialesmásnodesuvida,atrapadabajo las faldas de sus dos hermanas dominantes, arrogantes, prepotentes, aves de mal agüero, cuervos deiglesia,quedesconocenlarealidadqueesconde su frágil hermano: un Drag Queen. Es el drama delostrastornossexualesdesconocidosdeunfamiliar ante el resto de los parientes y la falta de comprensión de éstos; y a la soledad a que lo orillan.
El cuento Ven, caballo gris representa el títulodelprimercapítulodeestaseriedecuentos. Es la historia de un pensionado por el gobierno por haber sido revolucionario en el Norte dentro de las filas de Doroteo Arango, mejor conocido comoFranciscoVilla,queenlanarrativaencursivas cuenta a todo niño que desea escuchar sus aventuras en "la bola". El narrador omnisciente
1 José de la Colina, Traer a cuento. Narrativa (1959-2003). "Ven, caballo gris". México, FCE, 2004, p. 41.
es el que nos platica la historia de vida de este viejo que en su soledad lo único que lo hace sobreviviresevocarcontandosushazañasépicas en la humilde vivienda que le quieren destruir La soledad le abruma por el inminente paso de la modernidad.¿Yporquéelcaballogris?Cadavez que le sucedía un evento importante, el caballo aparecía en sus sueños en diferentes actitudes y colores según el tipo de suceso acontecido. El caballo gris de sus sueños acude a su llamado; es lamuertequerondasuvida,Benja,comoledecían los niños, llamaba a la muerte y el color gris lo simboliza. Y éste es el drama de un pobre viejo que tanto dio a las causas revolucionarias y el gobierno no le da el reconocimiento que se merece.
Excalibur nos recuerda a la Edad Media, a la época del Rey Arturo y a la Mesa Redonda, a Merlín y a los torneos a caballo y con espadas inmemorables, al caldero de las brujas, y las damas de la corte medieval. Mas en el cuento todas estas imágenes se recrean en la mentalidad de un jovencito, el personaje que sueña despierto con una regla como espada, las maestras como brujas,yunaenespecial-sumaestra-,comodama de la corte, de la cual se siente enamorado, y la escuela como castillo. Es el drama del primer amor en la soledad de sus sueños de muchacho.
NuevamenteJosédelaColinausaelrecurso de escribir con letras redondas y cursivas para distinguir quién es el actante2 en la diégesis: el narrador omnipresente y los pensamientos del personajeprincipal.Enel Nocturno del viajero el drama se desarrolla cruelmente en un hombre como tantos otros desempleados y con sueños rotosporquererprogresardebidoalosconsabidos recortes de personal, forzado a trabajar en lo que se pueda, con una vida aburrida, monótona, y sin
alicientes. Este agente viajero es casado, y por la situación económica tan deficiente le prohíbe tenerhijos,obligaacastrarasumujeryéltambién se siente castrado, frustrado, y con culpas. Pero laimagendeunpobreniño,humilde,hambriento y solitario como él, se le aparece en uno de sus viajes,laimagenlopersigueylohacerecapacitar: ese niño podría ser su hijo. No todo está perdido, puede rehacer su vida como el ave fénix, aunque un perro furioso que simboliza sus temores y dudas le sale al encuentro camino a su casa, está decidido a empezar una nueva vida, se enfrenta a sus miedos y se envalentona. A pesar del drama de su soledad se visualiza en un futuro con su familia.
Y por último, la sucinta historia de un adolescentequesecontagiadegonorreaporcausa de unas noches de sexo con prostitutas de mala muerte. Su drama es sentirse "sucio" y apartado detodos,solitario.Incluso,noseatreveaacercarse a la compañera de clases para no mancharla con su "pecado". Lleno de culpas no avisa de su enfermedad,porqueen1920nadielehaenseñado cómo se manejan los asuntos del sexo. Es tabú hablar de conocer el sexo y sus prácticas con las previstas consecuencias si no se cuidan. Hasta que al fin estalla y grita pidiendo auxilio porque quiere estar "limpio" para conocer el amor. Es el dramadelosadolescentesqueempiezanaconocer el sexo sin la información adecuada.
Bibligrafía
DE LA COLINA, José, Traer a cuento. Narrativa (19592003), "Ven, caballo gris". México, FCE, 2004. PIMENTEL,LuzAurora, El relato en perspectiva,"Estudio de teoría narrativa". México, FFy L / UNAM / Siglo XXI Editores, 1998.
2 Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, "Estudio de teoría narrativa". México, FFL,UNAM/Siglo XXI Editores, 1998, p. 6.
delatripa: narrativa y algo más
¿Te atreves a seguirme al infierno?
por Jéssica Montaño de Juárez
Bailaré en mi imaginación
Hola.MinombreesJéssica.Disculparánmi ausencia de mi propia columna el mes anterior, pero la verdad es que estuve ocupada.
Ocupadísima.
Trabajando.
Se los juro.
Sí, en serio: estuve trabajando. Soy DJ de un antro virtual.
Dehechotuvequebloquearmimalditoantro de Facebook para decidirme a comenzar este documento de Word.
Hacetresañosdescubrí Nightclub City:eres eldisc-jockeyquenotienequehacernadaexcepto poner un disco cada tantas horas según lo que cuesteelreproductorquecomprastecontuinexistente lana.
También eres cadenero, el clásico Popeye que saca a los "party animals" que guacarean, y a los "jerks" (imbéciles) cuando se arman los putazos. Escoltas a las celebridades a sus mesas privadas. Las celebridades, jaja, con los nombres tan ridículos que les pusieron para que las de verdad no los demandaran.
Yeres bartender. Puedes ser uno, dos, hasta seis; al igual que puedes ser uno o dos o más cadeneros según si hay fiesta temática, si tienes que sacar a más revoltosos o si prefieres embriagarlos primero. Un botoncito basta para darles chupeatodosdeunjalón;otrobastaparaaventar
YlleganlosmonitosanimadosenFlashatu dizque disco que puedes decorar con infinitos diseñosdeparedesymosaico,conmesasprivadas y barras de cantina que cobran más caro el chupe mientras más clics des para seguir sube y sube de nivel.
Esosíesunpinchejueguitodenuncaacabar
Llegan los monos bien felices y con altas expectativas. Se mueven como si bailaran… Me encanta verlos todo el pinche día mientras leo chismes recientes en otra pestaña. Repetitivo, tal comoyo.Peinadosdistintos,ropadeNashville,y yo me sigo riendo de "Marilyn Masoquismo".
Yateníaseisantrosyaccesoalomássuperguau. Iba como en el nivel 43 cuando lo bloqueé paranodistraermedemitrabajo-trabajodeeditora de Policíaca (y a veces de Regional, más columnistas) en El Heraldo del Bajío.
Tambiénlosqueinventaronelputojuegolo "bloquearon" hace dos años que lo dejaron de actualizar
Les decía que me llamo Jéssica y soy bien adicta a un chingo de cosas. Dicen que cada personaje principal debe tener un "vicio de
carácter", pero yo ya no sé cuál adoptar ahora… ¿…adoptarelviciodeescribircomocuando era chava?
Naaa,¡pinchehueva!Simepongoaescribir como cuando en serio, en serio, me gustaba hacerlo, acabaré con mis muñecas que ya tienen túnel carpiano.
Y entonces ya no podré hacer nada verdaderamenteimportantecomoseguirjugando con mi antrito y sus monos.
Una tiene sus prioridades. ¡Ah, qué puesn!
delatripa: narrativa y algo más
Sin papeles
por Daniel Ferrera
La muerte tiene los días contados, de Mario Meléndez
Es un poemario publicado en el 2010 por la casa editorial Laberinto Ediciones. En él, se abordaconactualidaddesdeunlenguajesencillo, pero no por ello falto de belleza y de recursos, el tema abrumador de la muerte. A mi parecer, por lafinalidadyperspectivaconlaqueseexplorala figura de la muerte, el poemario podría dividirse en tres grandes bloques.
Enelprimero,lavozlíricaasociaa lamuerte con la divinidad, con sus orígenes míticos, al tiempo que nos advierte de su presencia en nuestrasvidas.Noobstante,eshastaelpoema La muerte en el calvario en donde se intrincan los papeles, en donde asoma el cambio de perspectiva:enloparticular,consideroqueelautorretoma la figura de Jesucristo no sólo por su propósito trasgresor, deicida, sino porque además procura fijarnuestramiradaennuestrogustoporelespectáculo.Evidentemente,lamuertedeCristoes,sin lugar a dudas, una de las más conocidas y representadas. Asimismo, la presencia de los artistas plásticos poco a poco se va incorporando al igual queelempleodelosgénerosdiscursivos-médicos periodísticos- que perfectamente podrían pasar por extraordinarias microficciones. Este recurso para mí, nos devuelve a la inmediatez, a las jerarquíastotalizadorasconlasquegeneralmente asimilamos nuestra realidad cada vez más veloz ydesapegada
Enelsegundobloque,quedelimitaréapartir del poema El extraño caso de la santa muerte, considero que hay un cambio de tono, de intención. Sí bien desde el principio ya había
algunasmuestras,algunosindicadoresdesufinalidad provocadora, es a partir de este momento que se empieza a configurar la muerte como un ser endeble, de características humanas, posible deparodiarysentircompasiónporella.Probablementeesaquídondeentraenjuegolaidiosincrasia mexicana,partedelaherenciayvisiónqueMario Meléndez adquirió durante su residencia en México. La sociedad comienza a reflejarse: esa inigualable indiferencia de ignorar lo que se comerá al día siguiente o incluso el absurdo simbólicodellegartardealahoradelamuerte,debeber tequila para resucitarse.
Por último, como si la muerte ya no fuera un tema universal, Mario Meléndez empieza a sumar -a partir del poema La muerte soñó con Chuang Tse-hechos,lugaresypersonajesqueson del dominio público. De este modo, vemos aparecer figuras como el Fürher, Stalin, Herodes, Maradona, Michael Jackson; así como las que creosonsuspreferenciasliterarias:Vallejo,Benedetti, Rimbaud, Baudaliere, Chuang Tsé.
Es de esta manera como termino mi intervención,agradeciéndolesdeantemanoelespacio paralecturaydesdeluegoinvitándolesaquelean laobradeMarioMeléndez,unodesuspoemarios que, sin duda, renovará su fe por la poesía. ¡Enhorabuena! Saludos.
delatripa: narrativa y algo más
Nos vemos en el slam
por Mario Pineda Quintal
Armemos las lecturas
Enlasúltimassemanasdel2013desapareció del ambiente sabatino cultural de la ciudad de Méridaelespaciofísicodeunproyectoprofundamente poético y concurrido, en varias ocasiones porhombresymujeresempeñadosenlacreación de los versos como oficio de vida, así como otras yotrosporelgustodeescucharoleerunpoemita que meramente les salió de una inspiración pasajera despreocupada de todo reglamento literario.
Merefieroal"CaféPoesía",ideadelescritor Fernando de la Cruz y que desde el 2008 hasta los últimos días del año pasado, sus sesiones se realizaron en un conocido restaurante del centro histórico de la capital yucateca. En ellas, dicho géneroliterariosepresentóenvozdetrayectoria, emergenteyaficionada,ademásdeobrasimpresas en revistas y libros; de todo un poco y mucho. Ahora solo existe como una cuenta de Facebook con el mismo propósito, aunque en vez de compartirconvozyescuchar,pegasenelmuroylees.
Estamos iniciando el 2014 y no estaría mal que, como dicta la costumbre de los rituales enerianos, en la lista de supuestos compromisos a cumplirantesdecomprarenlaagenciaelalcohol para recibir el 2015, poetas, narradores y todo aquel seguidor de las palabras escritas con creatividad formen (al gusto de cada grupo literario, la grilla nos hace parecer partidos políticos) un nuevo espacio y lugar de expresión.
Durante el 2013 "Café Poesía" no fue el único proyecto que existió con citado estilo. Aprovechandolasfacilidades,elCentroYucateco
deEscritoresendiversasocasionesconvocóasus agremiados y algunos amigos a sesiones de lecturasefectuadasenunasaladecinedelCentro deConvencionesYucatánSigloXXI,dondecuentos y poemas fueron leídos por sus creadores previamente organizados en bloques de participación.
Conlaexistenciadeestosdosantecedentes, no dejemos que los próximos 300 y tantos días que faltan por alcanzar se nos vayan nada más en las publicaciones de las redes sociales, clavados en los limitantes caracteres del Twitter y en los perfilesdeFacebook,esperandosuperarlosrécord de "me gusta" o armar una discusión o aplausos de letras en el desglose de comentarios porque la obra "esta feíta", "es un aglomerado de lugares comunes", "es brillante para cualquier página", "es belleza directo al Nobel", "es publicable para cualquier editor".
Yaséqueademásdepoetas,tambiénsomos comunicólogos, biólogos, maestros, abogados, ingenieros, desempleados, padres, hijos y otros cosasquenosgeneranelingresoeconómicoynos ocupa en horario laborales (no se olvide todo lo mencionado en género femenino), por lo que no se descarte la dificultad de poner en marcha un proyecto con la disciplina de la asistencia, la responsabilidad de promoverlo, buscar la sede y mantenerla, llevaría un buen de tiempo… que Fernando de la Cruz pudo administrar en "Café Poesía".
delatripa: narrativa y algo más
Por lo que para no irme de aquí "hablando de fiesta pero sin meter mis cervezas a la nevera común", propongo recuperar las reuniones caseras, las reuniones cantineras, las reuniones cafeteras. Olvidemos una sede atractiva con micrófonos y bocinas. Venga la voz, todos en círculo,leyendoycompartiendopoemas,cuentos, fragmentos de novelas y dramaturgias. Vayamos a lo simple, con dos responsabilidades, quien dé la casa, no la queme o derrumbe de último momento, y los que digan que van, no cancelen a lo fácil.
Estaesunaconvocatoriaparatodosaquellos que lean delatripa y también puede ser considerado un propósito colectivo de año nuevo para cumplir por lo menos más de tres veces en el transcursodeldoscatorce,meunoalosquealcen
lamano,coincidamoshorarios,preparemostextos y celebremos a la literatura con nuestras voces, sin caer en las discusiones agresivas de los taller literario y tampoco en los halagos de lambiscón. Además, sin perder la seriedad del asunto, pues no estaría mal el role de cervezas y las botanitas (sinoleslateyquierenmásseriedad,puesconsideren café, té, jugo y las galletitas).
Una cláusula que añadiría (con toda la disponibilidad para mandarla a la chingada), es que todo lo que se vaya a leer, sea obra original, seaobradequienhablaynorepetirlaentresesiones, cuestión que nos motivaría a escribir, a dar algo nuevo a los oídos que no provenga de libros buscados en las bibliotecas personales.Ya saben, ya propuse, armemos un slam de letras.