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Óscar Contreras Tovar
Daniel
Carlos
Felipe Hernández
Denisse
42 Tercer tipo
Rut Treviño
44 Dos textos
María del Rosario Ramírez García
46 Canastita de cuentos
Sonia Ventura Domínguez
48 Un día por la ciudad
Ross Raga
50 Sayuri
Matilde Ortiz-Domínguez
64 La patria
Sonia Ventura Domínguez
66 Tres narraciones
Omar Rosa
70 Narratorio
Uriel Arturo Blackmore Valdez
74 Crítica del libro Cartas
desdela selva de Horacio
Quiroga
Margot Fernández
78 La belleza del horror y el horror del amor: Un diálogo con el escritor del abismo
Sandra Galarza Chacón
Colaboraciones
romeodianaluz@gmail.com

87 Íncipit
Blanca Vázquez
89 Pensamientos
Fernando Gutiérrez Almeira
91 Lectores somos
Estrella Gracia González
93 Diagnóstico Reservado
Elí Alejandro Echeverría-
Medina
95 Psiquelatura
Rut Treviño
96 Anotaciones desde el ombligo del mundo
José Antonio de la Cuadra
99 Interés Superior Larissa Calderón
101 Sopa de letras
David Sarabia
105 Bajo el barandal
Rocío Prieto Valdivia
107 Nos vemos en el slam
Mario E Pineda Quintal
Imágenes de portada e interiores: Carmen Campuzano
Editada en Matamoros, Tamaulipas. Revista de circulación mensual.
Dirigida por: Adán Echeverría. //Editora: Estrella Gracia González//Consejo Editorial: Javier Paredes Chi, Cristina Leirana, Rocío Prieto Valdivia, Mario Pineda Quintal, David Sarabia, Larissa Calderón.
Este es un proyecto de:

Patria es un término con el que se desarrollaron las revoluciones y las independencias de algunos países entre finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX. No era un tema de los imperios Romano, Persa, Almohade, ni de los reinos medievales, ni tampoco de las civilizaciones prehispánicas, ni de las dinastías asiáticas: china o japonesa.
Matria es un término actual que desde algunos feminismos nos permiten darnos cuenta de la relación de la palabra “páter” de la que se origina Patria, para poder entender y hacer hincapié de la relación que nos han hecho intentado olvidar, la de la Madre naturaleza, o la Madre Tierra, si en algún sitio deberíamos de plantar nuestra pertenencia: la Matria, y no la Patria.

suyo, como su hogar, como el sitio al que siempre ha de volver”; fue por ello que decidimos que se quedara en la casa donde había vivido con sus padres, la casa donde su madre se quedó, y yo decidí salirme de la casa y conseguirme otro espacio
Cuando me divorcié por segunda ocasión, justo me decían los compañeros del DIF: “es necesario que su hijo tenga un sitio, que reconozca el nido, a dónde él sienta que pertenece; si su hijo un día vive con uno de ustedes, y otro día vive con el otro, no reconocerá ningún sitio como propio, como
Considerando estos párrafos anteriores, no debemos confundir Patria, un invento de los gobiernos modernos para influir en el pensamiento de sus gobernados y hacerlos: “morir por la patria”, con lo que significa la nacionalidad “el lugar donde nacieron, tuvieron su nido, el lugar de sus tradiciones familiares, el sitio al que siempre habrán de volver” En la película Martín (Hache) de 1997, dirigida por Adolfo Aristarain, en una conversación, uno de los personajes dice: “Patria, Patria, mi Patria es donde estoy, donde actualmente vivo”; y tiene toda la razón. La tremenda mini ficción de Luis Felipe Lomelí, “El emigrante” es solo un diálogo que dice: ¿Olvide usted algo? ¡Ojalá!
Y eso es todo. Una total contundencia. ¿Qué Patria quiere defender aquel que huye de su país por la violencia que sus gobiernos han permitido? ¿A qué nido quieren volver si desde el nacimiento le han privado de derechos y oportunidades?
“Patria” se vuelve esa cadena que algunos gobiernos te obligan a defender: “Este mexicano se quiere cruzar el río para no pagarnos impuestos, que bueno que trabaje en Gringolandia y que le mande dólares a sus familiares, y de esos dólares que envié le cobramos impuestos.” Y llega un gringo loco anaranjado que reclama: “México se está burlando de nosotros. Que los que trabajen en nuestro país, y quieran mandar dólares a México, nos paguen impuestos también a nosotros por cada dólar que envíen a México”
En esta discusión: ¿a qué gobierno le importa el migrante que huye buscando mejores oportunidades para sobrevivir? ¿Al país que recibe sus dólares que no le dio oportunidad en su propio sitio de nacimiento? ¿Al país donde ahora trabaja que lo discrimina, lo explota, lo persigue, lo insulta; pero que aún con todo le permite ganar más dinero que el país del que tuvo que escapar?
La Patria es un invento para seguir explotando al ciudadano de un país, volviéndolo rehén de un gobierno exclusivamente para cobrarle impuestos. Patria no es sinónimo de Nacionalidad, y mucho menos sinónimo de Hogar; que no te sigan confundiendo, que no te sigan engañando. “Tu Patria es donde estás” como dice el personaje de la película antes referida No permitas que en ese fanatismo económico se te vaya la vida.
Hoy los políticos anti derechos quieren volver al siglo XIX a hablarnos de: “Patria, Familia y Libertad”, sin entender ninguno de los conceptos. Porque no es la Familia el núcleo de ninguna sociedad, sino el individuo en sí mismo No caigas en esos fanatismos patrioteros
Adán Echeverría-García

a r r a t i v a
Narrativa
Estrella Gracia González
Fragmento de capítulo de novela
Suave viento acaricia las verdes hojas que musitan secretos a su paso. Aves vuelan en parvada y otras cantan recibiendo al sol que poco a poco destiende el manto nocturno del bosque Las mariposas vibran sobrevolando de árbol en árbol para posarse sobre las ramas salpicadas de rocío.
Nuevos ojos se abren incomprensibles a la belleza, al infinito y siempre verde que toca el cielo azul con su cima. Permanece recostada y quieta. Sus ojos color tierra van recorriendo lentamente todo aquello que ve a la altura. Todo es mirar en un tiempo que solo preocupa al sol y a la luna. Observa la etérea danza entre árboles y a las nubes que parecen acariciarlos a su paso.
Ahí, para ella, todo es nuevo
Un ave vuela bajo, parece haber absorbido todos los colores en su negra y lustrosa iridiscencia; se posa sobre la rama de un árbol, sacude vigoroso su cuerpo y grazna mientras acomoda las alas. Esos profundos ojos que se pierden entre el color del plumaje observan detenidamente a quien aún reposa entre raíces cubiertas de musgo Ella también lo observa
Por reacción natural ella alza sus brazos para tocarlo, pero al elevar los brazos frente a su cara se pierde en ellos. Piel aceitunada que los rayos de sol relucen cálidamente al colarse entre las ramas
Se toca las manos en lo que retira de sus dedos algunos fragmentos de húmeda tierra. Palpa la tibieza de su piel. Va hacia sus nudillos y en cuenco observa sus palmas, después las frota. Lleva las manos a su rostro, siente la firmeza en sus mejillas; estira sus labios, cierra y abre los ojos, cierra y abre los ojos Alza la ceja como haciendo una mueca de comprensión Toca su nariz, percibe de sus manos el aroma a petricor.
Baja las manos y las desplaza sobre su piel hasta tocar la redondez que sobresale de su pecho. Se detiene allí. El ave se abre al vuelo y ella instintivamente se sienta. Su mirar va hacia dónde están sus manos Palpa la redondez de sus senos una y otra vez hasta llegar en espiral a la aureola; el pezón se va poniendo duro cada vez que lo frota, pero no es la aureola lo que llama su atención, ya que vuelve a mirar sus manos. Entrelaza los dedos, mira las líneas de las palmas y recorre sus brazos hasta abrazarse Siente el cabello en la nuca y trae al frente un mechón Lo mira, recuerda el plumaje del ave que la observó. Sin tomar en cuenta el tiempo que para ella no existe, continúa prestando atención a su cuerpo: palpa los pies, piernas, muslos, cadera y el vientre; del centro, brota un fino tallo. El color
es verde tierno que resalta sobre su olivácea piel. Palpa con cuidado, siente los tricomas. De su antebrazo observa detenidamente infinidad de finos vellos que lo cubren.
Se levanta para ver de dónde viene el tallo y se da cuenta que su cabello es tan largo que toca el suelo y, que, vello más denso le cubre su bajo vientre. Sigue la línea del tallo, este, la une al árbol que le da sombra. Alza la vista, quiere tocar la cima, pero su mano no es tan larga como su mirada. Lo más que puede hacer es caminar alrededor del árbol mientras va tocando la estriada corteza Aspira el aroma, cierra los ojos y lo abraza Un ligero mecer en el árbol le provoca alegría porque sonríe. Se aleja unos pasos de él y lo mira,. Ella extiende sus brazos y los compara con las ramas del árbol y el tronco con su cuerpo, pero el árbol no tiene piernas.
Ve las gruesas raíces que yacen expuestas
En cuclillas rasga la tierra y le hunde los dedos, pero de nueva cuenta, vuelve a observar minuciosamente cada línea en la planta de sus manos y de sus pies y de toda su piel, como si cada línea fuera importante para ella.
Arranca una solitaria y pequeña planta que encuentra en el suelo Le toca las raíces, las huele, pone la planta sobre sus manos y las compara con sus líneas. La raíz está marcada en su piel, la huella de su origen.

Addy Castillo
Todo es viejo en la casa materna. Las tuberías gotean o no dejan pasar el agua. Manchas multicolores decoran las paredes Ruidos indistintos se oyen a cada paso, indistinguible lo vivo de lo no vivo. Luces y oscuridad ya no se mezclan. Solo existen sin orden ni lógica, sin sentido ni arte.
Se caen trozos de pared y el óxido compite con el moho a ganar un trozo más de espacio. Se desgastan las llaves y su paso está restringido, las goteras incesantes horadan los pisos y en algún lugar, se oyen sus voces, sus pisadas, sus risas y sus respiraciones…
Como siempre, en esa casa vieja siempre hay algo que comer, que beber, algo porque reír, alguien a quien amar Risas y gritos infantiles por los rincones, en la curva de la escalera, en el baño, siempre hablando, pidiendo, jugando, queriendo. Una voz se convierte en sombra y la sombra en recuerdo, uno que se aparece entre los recovecos de la casa vieja. Aparece y se pierde, como fantasma, una energía perenne impregna las paredes de la casa vieja, asoma ligeramente en el quicio, tras la ventana, sobre el pozo, junto al muro y se va corriendo persiguiendo la luz que enciendo mientras recuerdo.
La casa vieja respira y recuerda conmigo.

Cristian Fernando Guevara Hincapié
David vivía en Serranía, un pueblo que desde hacía generaciones era modelo de armonía. Las calles eran limpias y coloridas, los vecinos siempre amables, y la paz reinaba en cada casa y acera Todos se saludaban con una sonrisa, y, cuando había algún desacuerdo, la Agencia de Reeducación se encargaba de recordarles el valor de la armonía.
Pero David no se sentía completamente feliz. Desde niño, había sentido un impulso, una necesidad de entender más allá de lo evidente. ¿Por qué vivimos en perfecta calma? ¿Es esta felicidad lo único que existe? Las preguntas lo acosaban cada vez con más frecuencia Compartía sus inquietudes con algunos vecinos, que escucharon con incomodidad, intercambiando miradas preocupadas. Pronto comenzaron a susurrarle, que dejara de hablar de tales cosas, que estaba desestabilizando la paz que tanto apreciaban Pero David, contrario a las recomendaciones, no se detuvo.
Al amanecer del día siguiente, fue despertado por un tirón brusco. Un grupo de personas vestidas de blanco lo metieron en una camioneta sin ventanas y, ignorando sus protestas, le colocaron una capucha Lo llevaron a una habitación oscura, sin sonidos, ni distracciones; solo un espacio vacío que parecía desintegrar sus pensamientos poco a poco. Pasaron horas, quizás días. David comenzó a perder la noción del tiempo, los límites entre sus pensamientos se difuminaban, y el silencio lo asfixiaba.
Finalmente, una voz se encendió en la oscuridad, pausada y clara: Respira. No necesitas pensar en aquello que no entiendes. Solo debes aceptar la paz, y todo estará bien. Repite conmigo: la tranquilidad es la clave de la felicidad.
La voz se repitió en un ritmo cadencioso, guiando cada pensamiento, cada fragmento de conciencia, como si lentamente tejiera sus ideas en una misma dirección. David intentó resistir, pero el agotamiento lo venció, y sus pensamientos se moldearon con la misma cadencia de la voz.
Cuando volvió al pueblo, los vecinos lo recibieron con sonrisas cálidas y abrazos David los saludó con alegría. Ya no tenía dudas, ni sentía esa inquietud de antes. Las calles eran hermosas, los amigos, incondicionales, y el pueblo estaba en calma una vez más.

Narrativa
Óscar Contreras Tovar
Había una vez, en un claro del bosque autraliano una pequeña aldea, donde vivía una pequeña cangura llamada Karen. Durante sus primeros meses de vida, vivió cómoda, calientita y protegida dentro del bolsillo marsupial de su mamá, Mamá Roo. Allí sentía el latido de su corazón, el vaivén de sus brincos, las dulces voces de canciones, poesías y palabras de apapachos que su mamá inventaba, porque su mamá era una poeta.
Pero un día, como todos los canguritos, Karen creció lo suficiente para dejar la bolsa.
Ya estás lista para saltar por ti misma, mi amor le dijo Mamá Roo, con una sonrisa que escondía un pellizquito en el corazón.
Y así, Karen comenzó su nueva etapa.
Primer día de escuela. Karen estaba nerviosa Iba a conocer nuevos amigos, al llegar a la escuela vio a la pequeña koala, al tierno wonbat, al serio equidno y a un tímido ornitorrinco, con sus mochilas y de la mano de sus mamás Las maestras los reciben, los forman y los dirigen a los salones
Al llegar a clase, ya sentada, la maestra les pidió sacaran su cuaderno lápiz y colores, algo la sorprendió, cuando abrió su mochila, cada útil escolar estaba ordenado como por arte de magia, los lápices en una bolsita con cierre, los colores por tonalidad, el cuaderno forrado con su nombre... Todo estaba dispuesto de manera que fuera fácil encontrarlos Esto lo hizo mamá pensó Karen, y se le dibujó una sonrisa.
A la hora del recreo, abrió su lonchera, dentro, había un sándwich perfectamente empaquetado, una nota escrita con hojas de eucalipto que decía “Te amo, salta alto”, y un cilindro con jugo de zarzamora
Mientras comía, miró a su alrededor Vio a una pequeña koala con un moño en su perfecto peinado, a un demonio de Tasmania con su camisa impecablemente planchada, a una wombat con una bufanda tejida a mano
Cada uno llevaba un pedacito de su mamá con ellos, aunque ellas no estuvieran allí.
Ya no estamos en la bolsa de mamá, pero todas ellas siguen con nosotros, solo que ya no en una bolsa pensó
De regreso a casa, al final del día, Karen observó cómo los demás animalitos volvían con sus uniformes sucios, con restos de tierra en las rodillas y despeinados Pero también notó algo más, las figuras maternales los esperaban con sonrisas, en ese momento se imaginó a sus compañeros, que al llegar a su casa, las mamás cambiando sus ropas y lavándolas, preparando la cena y tapándolos en sus camas. Karen sintió una emoción caliente en el pecho.
El mismo calor que antes sentía en la bolsa de su mamá
Cuando llegó a casa, Karen, dejó caer la mochila al suelo, soltó la mano y se lanzó directo a los brazos de Mamá Roo.
¡Gracias, mami, por estar siempre conmigo, aunque ya no esté en tu bolsa! le dijo apretándole fuerte.

Mamá Roo la abrazó más fuerte aún, acariciándole las orejitas Mi amor… tú siempre estarás en la mía. Porque mi bolsa… ahora está en mi corazón.
Y así, mientras afuera el sol bajaba entre los árboles y los grillos comenzaban a cantar, Karen entendió que el amor de una madre nunca se va, solo cambia de forma. A veces es una lonchera, otras una mochila organizada, una oración pero siempre está allí
Pasó mucho tiempo y Karen en un intercambio escolar a otro país, mientras viajaba hacía
Texas, recordó el primer día de escuela donde aprendió a ver el amor de su mamá en los detalles pequeños Y aunque hoy volaba muy lejos de su mamá, en el fondo de su corazón, sabía que aún vivía de alguna manera tan real, en la bolsa más cálida del mundo.
Narrativa
Daniel Barrera Blake
No sé cuánto tiempo llevo aquí tirado, mi amigo Yosef ya no está a mi lado, alguien ha recogido su cadáver. Gente pasa a mi lado, vociferan, corren; no conozco su idioma, pero sé que sus voces suenan dramáticas, como la última noche que pasé con Yosef.
Una niña se detiene un segundo, observa lo que queda de mí, la esperanza surge de nuevo, va con un adulto, imagino que su padre, él la jalonea de la manga para forzarla a seguir corriendo, ella se suelta de un movimiento brusco y regresa, me toma del brazo, me levanta del cráter de la explosión, me dedica una sonrisa y continúa su marcha, no le ha tomado ni dos segundos, pero todo el movimiento es suficiente para hacerme recordar a mi pequeño amigo el día que de igual manera se soltó de la mano de su madre para ir directo al desastre La niña me dedica una sonrisa encantadora a manera de presentación mientras corremos a gran velocidad bajo los gritos de su papá en esa lengua que me es imposible entender. Tengo ganas de contarle sobre Yosef, sobre mí, y explicarle porque ya no soy ni la mitad de lo que alguna vez fui, no hace mucho

tiempo. Los gritos del papá se reactivan a notar que ella corre despistada por ir observándome, pero ella ya comienza a hablarme en un lenguaje que yo conozco Me habla con su mirada curiosa y, sobre todo, con su risa sincera.
Mas personas se unen a nuestra huida y en poco tiempo ya es un caudal de gente corriendo a nuestros lados en medio de la desesperación. Los recuerdos de mi pasado reciente me invaden mientras las balas silban cercanas y los bombazos retumban en diferentes dire-
cciones, la huida se convierte en un correr sin orden, ni planeación.
Aminoramos el paso, sin dejar de avanzar, el papá de la niña escudriña la calle desdibujada por las ruinas, jadea y voltea su mirada a todas direcciones sin aminorar la marcha, un polvillo gris se levanta del suelo con cada paso de la gente, es el hormigón pulverizado por los bombardeos. De los edificios solo se ven sus huesos, quizá por eso el papá se nota desorientado, ya no hay fachadas que le indiquen su ubicación, mucho menos anuncios de mercados o escuelas, solo esqueletos de concreto mostrando sus entrañas Seguimos corriendo; solo moverse es lo importante, el miedo es el combustible.
Y en medio de ese caos yo pienso en el momento en que, aquel costal de arroz donde viajaba, se abrió y una mano femenina me tomó con sorpresa. Después de hacer muecas de decepción al verme, la mujer me metió en otro morral junto con más arroz, frijoles y otros granos, todo lo que pudo guardar en medio de ese mar de gritos y empujones. Se alejó a codazos del apiñonado grupo de gente que se aferraba alrededor de los costales con comida recién caídos del cielo.
Al llegar a su hogar, lo primero que la mujer hizo fue gritar: ¡Yosef! ¡Yosef! y en cuanto el niño me vio abrió los ojos al máximo en un asombro que yo jamás había visto. Me imagino que al verme en mi mejor estado fue algo impactante para él. Me tomó con sus manitas, me apretó a su pecho y de inmediato me habló en su idioma que no entiendo, pero luego me sonrió como solo un niño sabe hacerlo La sonrisa de un menor es un lenguaje universal
que entiendo a la perfección, esa sonrisa y una mirada fueron suficientes para entender que me prometía estar conmigo mientras viviera, con esa emoción infantil sin límites.
Me llevó a su recámara para examinarme de manera completa, después acarició mis brazos perfectos, la yema de su dedo repasó mi vestimenta roja sin mangas mientras sonreía, hasta llegar a mis botas negras, al final puso la palma de su mano sobre las púas negras que eran mi cabello.
Sin embargo, su mirada cambió drásticamente, un velo de tristeza le cubrió sus ojos. Esa mirada expresaba que no podía tenerme, no porque fuera indigno, sino, porque le provocaba vergüenza no tener ninguna experiencia previa con algo como yo.
A sus siete años, Yosef sabía esconderse, sabía huir, sabía distinguir las pisadas de las botas de guerra con sus pasos marciales sobre las calles, incluso podía distinguir el tipo de armas y calibres de balas con solo escucharlas a la distancia. También había aprendido a ayunar sin desmayarse por veinticuatro, treinta y seis y hasta cuarentaiocho horas Pero no sabía que hacer conmigo.
“Jugar, solo tienes que jugar”. le decía con todo mi colorido cuerpo, quería gritarle “Préndeme, préndeme, vamos aplana el botón”, pero más me tardaría yo en pronunciarlo que él en descubrirlo, gracias a ese instinto que todo niño posee al momento de tener a un juguete en sus manos. Un segundo más tarde encontró el dichoso botón escondido en mi cinturón azul y mi cabello se tornó amarillo radiante, de las palmas de mis manos salió un haz de luz blanca y de los
pequeños parlantes disimulados en los tacones de mis botas se escuchó un: “kame kame ja” Josef abrió ojos y boca en toda su amplitud, comenzó a reír desenfrenado.
Ese mágico momento me hizo recordar el inicio de mi viaje: había sido adquirido por una mujer de piel pálida y cabello negro, me había sacado de mi estuche y de inmediato me había escondido dentro de un costal lleno de arroz Me entristecí, pues pensé que solo me habían comprado para tirarme, pero antes el costal, la mujer de piel pálida y ojos como rendijas me sonrió y en su sonrisa, pude entender que tenía una misión que cumplir, me deseó suerte antes de cerrar por completo el costal. Y ese bulto de arroz fue mi hogar por tiempo indefinido y yo pensaba que la mujer había olvidado explicarme mi misión Pero cuando mi Yosef se desmoronaba en risas con esa alegría que le causaba tenerme, lo entendí. Esa noche, después de darse un baño con un poco de agua acumulada en un bote, Yosef evolucionó su juego, comenzó a imitarme. Me colocó sobre una mesa para copiar mi postura, la pierna izquierda doblada casi en ángulo recto, la derecha en diagonal hacia atrás, el torso echado para enfrente y los brazos extendidos adelante a la altura de su pecho, las manos las unía por su base, una arriba y otra abajo, mostrando sus palmas. “kame kame ja” gritaba al lograr el parado perfecto y mantenía el gesto congelado por unos segundos Si no fuera porque sus brazos eran muy delgados, y su torso desnudo mostraba todo el costillar, juraría que éramos idénticos.
Su casa era de varios pisos y en cada uno vivía alguna de sus tías o tíos con sus familias,
el suyo solo lo habitaban su mamá y él, su padre había muerto luchando por la libertad.
A la hora de la cena de los siguientes días, Yosef fue reprendido en cada ocasión por no dejarme mientras se comía su plato de arroz y su ración de pan. Sus primos más grandes se burlaban de él al verlo jugar, incluso uno que era de su misma edad, pero con la infancia ya consumida y agria por la guerra. A su mamá le disgustaba que Yosef se distrajera tanto conmigo, quizá porque la infancia ya le quedaba tan lejos en el tiempo, tan olvidada para darse cuenta de qué para Yosef, jugar era tan imperativo como comer Sin embargo, ella supo que eso retrasaría que sus tíos se lo llevaran a comenzar el entrenamiento, por eso le permitió tenerme.
Por las noches había que apagar las velas y guardar absoluto silencio cuando las botas de la guerra resonaban por la calle en busca de guerrilleros, iban a paso marcial enarbolando su bandera blanca y azul. La oscuridad y el silencio no le impedía a Yosef jugar con su imaginación.
La niña corre agarrada a su padre con una mano y con la otra me toma fuertemente de un brazo, los disparos no cesan, acrecentando el caos y el terror en la gente ya sin fuerzas por la precaria alimentación, pero huir por esas calles sin autos es complicado y extenuante, hay que evadir o escalar las montañas de escombro Unos hombres encapuchados y armados con viejos rifles de asalto vociferan y nos obligan a tirarnos al suelo para poder contestar el fuego enemigo. Esos hombres me recuerdan a los tíos de Yosef, como llegaban a hurtadillas por la madrugada y en seguida se
descubrían el rostro y guardaban las armas clandestinas.
Una de esas madrugadas, tres de los cinco tíos llegaron muy heridos, haciendo mucha bulla y alarmando a todos. Sus voces eran gritos dramáticos, que urgían a todos los habitantes de la casa a reaccionar La madre de Yosef lo levantó y entre ambos cargaron un petate lleno de ropas que permanecía siempre al pie de la escalera, las botas de la guerra resonaban con su paso marcial cada vez más cercanas, una voz incomprensible daba ordenes por altoparlante. Antes de atravesar la puerta a la calle, sus primos aparecieron eufóricos, llevaban a cuestas a uno de los tíos, muy ensangrentado, de manera atropellada se abrieron paso hacia la salida, causando que Yosef y su madre cayeran al suelo
Lo siguiente fue ver a mi amigo alejarse, yo quedé sobre el piso, al umbral de la puerta y fue cuando lo observé zafarse de la mano de su mamá con movimiento seguro y regresar por mí, a pesar de los gritos desesperados y de los disparos que surcaban la noche en su dirección Ya corríamos de regreso hacia la calle, hacia su mamá, cuando vino un silbido distinto, una luz incandescente, la metralla de piedras que explotaban de las paredes detrás de nosotros y al final solo polvo y humo
¡Fátima!, ¡Fátima! le grita el papá a mi nueva amiga para indicarle un resquicio en un edificio en el cual nos introduce, no es más que un hueco formado por dos muros al punto del colapso, pero es más seguro que permanecer en la calle. El papá me toma por el cuerpo roto y sin piernas, me observa con esos ojos inmensos dentro de las cuencas hundidas
y negras, sonríe con tristeza, me regresa a las manos de Fátima, quien sigue inquieta y con miedo, el papá la calma en su lengua extraña, ella pregunta algo con el entrecejo fruncido, él le sonríe, su quijada se ve afilada por la desnutrición y su cabeza de cabello ralo parece enorme, la sonrisa es cansada, refleja resignación, entiendo esa sonrisa, le dice que juegue y olvide lo demás, que está bien, que es su momento de jugar No cabemos los tres en el escondrijo, él permanece ocultándonos a mí ya Fátima, dejando su espalda expuesta al infierno que se vive en las calles.
Fátima ya juega, comenzó tímida, pero ahora usa su imaginación y me hace volar, ríe descontrolada, contagia a su padre, le aviva la mirada. Los tres reímos dentro de esta improbable cueva formada por las ruinas de la guerra. Y por un segundo, nos olvidamos del horror.



Narrativa
Carlos Enrique Saldívar
Llegaron a la Tierra en sus naves doradas. Descendieron de un momento a otro en las zonas desérticas de Ica. Todo sucedió bastante rápido. En poco tiempo ya nos encontrábamos allí. La presidenta arribó, medio despeinada, en un helicóptero y dijo que ella tendría la primera conversación con los seres que manejaban aquellos enormes navíos estelares, los cuales, por momentos, irradiaban luces de diferentes colores.
Contamos los transportes intergalácticos, eran veinticinco y vinieron el día 25 de agosto de 2025 a la 1:00 de la madrugada (la hora 25). Yo vivía cerca de allí, con mi familia, por eso pude estar en primera fila, aguardando a que las naves abrieran alguna compuerta no visible para nuestros simplistas ojos. Su presencia encendía muchos debates, creaba preguntas, generaba incertidumbre. ¡Y esos brillos coloridos, esos extraños resplandores que nos intimidaban! Estuvieron estacionados sobre la arena veinticinco horas. Ninguna potencia mundial se animó a sa-
ber de quiénes se trataban; eran cautos, los peruanos solemos ser ansiosos.
Nuestra presidenta se quedó con las ganas de ser el centro de atención (una vez más; ya había pasado por varios desplantes internacionales). Las máquinas voladoras, circulares, se elevaron y se fueron con rapidez lejos del planeta.
¿Por qué vinieron de un modo tan súbito?, nos preguntamos. ¿Por qué todo el espectáculo si nos abandonarían tan de prisa?
Tarde nos dimos cuenta de que nos habían robado nuestros datos. Lo que conteníamos en nuestras mentes biológicas, y lo que guardábamos en nuestros dispositivos móviles y en otros artefactos electrónicos. El incidente se dio a escala global
Los expertos en informática lo detectaron dos minutos antes del despegue. El hackeo más grande de nuestra historia. Los médicos descubrieron, dos horas luego de la huida, debido a varios desmayos, que los pacientes tenían leves pérdidas de la memoria y una que otra laguna mental.
¡Esos alienígenas nos asaltaron a mano armada! ¡Ladrones! Obviamente no perdimos nada, solo copiaron nuestros datos y los transmitieron a sus armatostes
¿Por qué motivo lo hicieron?
Lo supimos veinticinco días después, cuando se presentaron con veinticinco mil veinticinco de sus naves en las principales ciudades del mundo (Lima y Cusco incluidas) y, con los datos recopilados, abrieron sus compuertas, salieron (eran bastante feos) y procedieron a invadirnos. Una conquista que vimos venir, pero de la que no nos dimos cuenta, porque, aparte de que somos unos piquetes, fue rápida, efectiva, sin un solo muerto (deseaban dominarnos, esclavizarnos y reinar en la Tierra), como una mega empresa agresiva que opera desde los turbios recovecos de internet

La hora de dormir se acerca, Eli se rebela, recurriendo a las mismas artimañas que solían usar con su madre y ahora. Ahora, su madre ha descubierto su juego.
La cotidianidad diaria la abruma, ir al colegio, salir y llegar a casa a merendar y estudiar, hacer las tareas; no puede ver la televisión o jugar con sus amigos. Eli buscar una solución para tener más tiempo de juego. Se le ocurre una idea: ¿por qué no jugar mientras la familia duerme? … Decide armar un plan nocturno.
Eli no se rendirá esta vez Empaca lo necesario para jugar en sus sueños Busca en la estantería de libros de casa, esa a la que no alcanza, ni siquiera de puntillas. Aprovechando que su madre cocina y su padre no llegado. Eli arrastra una silla. Se sube con cuidado para leer los títulos. De repente, un libro cae, pero lo atrapa antes de que toque el suelo, evitando el ruido que alertaría a su madre
¡Eureka! grita para sí misma al descubrir a Julio Verne entre sus manos. Eli siempre quiso viajar al centro de la Tierra, pero sus padres le decían que libros no eran para su edad. Por eso se subió a una silla Para que no noten su ausencia, debe reemplazar el libro Mira a un lado y descubre toda la colección de Julio Verne. Lee el título: Veinte mil leguas de viaje submarino, exclama alegre un “sí”.
Eli deja el libro en el mismo lugar. La niña piensa jugar hoy en la noche, tiene material de ensueño Con sus diez años, ha decidido que los libros ocupen en lugar importante Pues ha encontrado un “mundo mágico”.

Narrativa
Diego Yani
Ya no lo soporto más.
Al inicio había pensado que todo era fruto de mi imaginación, o que mis oídos confundían el continuo graznido de las gaviotas que revolotean molestas alrededor del faro, con ese llanto de niño. Pero, desde esa trágica noche en que partiste, ese chillido agudo que me tortura todas las noches apenas el sol se pone sobre los islotes rocosos del Oeste, se ha vuelto insoportable. Al principio, y antes de que los efectos del alcohol hicieran estragos en mi ser, me había desesperado buscando al niño: había corrido alrededor del faro, subido velozmente la empinada escalera caracol hacia la linterna -cuya luz permanente hace semanas se ha extinguido-, y buscado dentro del pequeño ropero, debajo de la cama que compartíamos y de las mesas, pero nada. De ese extraño niño cuyo llanto me tortura desde que partiste, ni rastros.
Estoy exhausto Me es imposible conciliar el sueño: apenas cae el sol, el llanto se hace presente, se prolonga durante todas las horas de oscuridad y sólo comienza a menguar a medida que el alba tiñe de colores más claros el horizonte Ni siquiera el rugido feroz de las olas, que alzadas por el viento se estrellan contra las rocas las interminables noches de tormenta, logra acallar el abominable sonido. Y es entonces cuando recurro al único remedio con el que todavía cuento: el alcohol. Me aferro a mi aliado fiel, y bebo a borbotones hasta embotar toda mi consciencia.
Ahí está: lo escucho de nuevo. Cruel paradoja que ese llanto, manifestación primaria de la flamante vida, haya sido el anuncio de tu inaceptable muerte Y por eso mis manos ¡Basta! ¡No quiero pensar en eso!
Me pongo de pie con intención de emprender una vez más la inútil búsqueda, pero la torpeza que la bebida imprime a mis movimientos -en complicidad con las tantas botellas vacías que tapizan toda la superficie de este faro maldito donde vivo-, obstaculizan mis pasos. Me tambaleo y caigo rendido. La cabeza me estalla
¿Tal vez la soledad de este islote perdido en el medio de la nada me está jugando una mala pasada? ¿Quizás las extrañas y ancestrales leyendas transmitidas por los marineros acerca de esos seres intangibles que deambulan por los faros del mundo se están materializando en mi mente?
Antes era distinto. De hecho, antes que ese ser insignificante que habitó tu vientre te arrebatara abruptamente de mi lado, el aislamiento y el rugido del viento y del mar se me antojaban poéticos. Pero debo confesarte que desde el momento en que te fuiste y mis manos enloquecieron ya nada tiene sentido ¡Basta! ¡No quiero pensar en eso!
Para mayor tormento, ya queda poco alcohol y la tempestad, que todo lo azota allá afuera, hace imposible que se acerque el barco de Tomás con las provisiones que, una vez al mes, arriban desde tierra firme y cuyo marinero fue el último hombre del mundo
exterior que te viera con vida. Ojalá tu imagen sobre el muelle saludándolo mientras te acariciabas maternalmente el abultado vientre a punto de estallar, perviva en su memoria y te dote de la inmortalidad concedida a los moradores mitológicos de los faros.
Sin pensarlo dos veces, e ignorando todas las advertencias recibidas del anterior farero, decido salir de la torre en medio de la tormentosa noche Con mucha dificultad, debido a la lluvia incesante que el viento incontrolable arroja a mis ojos cansados y me nubla la vista, me abro paso resbalando una y otra vez sobre las traicioneras rocas hacia la parte trasera de la torre. En ese mismo lugar, no hace mucho, te enterré con dolor infinito. Allí estás: veo la pequeña y destartalada cruz de madera que me indica tu tumba Corro hacia ti y caigo de rodillas sobre el túmulo. A medida que los efectos del alcohol se disipan en mi organismo, la luz del faro que creía extinta comienza a resquebrajar con una ingenua timidez la oscuridad profunda del cielo tenebroso. Me aterro. ¡No, no quiero ver…!
¿Estoy enloqueciendo ?
Busco con desesperación la petaca de whisky que llevo en el bolsillo del impermeable y, amenazado ante la incipiente sobriedad que me anuncia esa mítica luz desde la torre, me la llevo a la boca y bebo impaciente las últimas escasas gotas. De nada sirve: inevitablemente la luz del faro se hace más potente, la tormenta parece debilitarse y la claridad invade también mi consciencia. Sin mi mejor aliado para embotar todos mis sentidos deberé resignarme a enfrentarme con los sollozos del niño invisible que recuerdan una vida trunca y
que tal vez, si yo no hubiera vengado tu muerte, se habría parecido a ti.
¿Seré capaz?
Observo la tumba precaria mientras la brisa fría me devuelve la cordura, y me trae a los oídos los chillidos espectrales del niño inocente que no se resigna a guardar silencio
Tal vez él también merezca una tumba.
Narrativa
Francisco Araya Pizarro
Fases de Petha
La Base Lunar 1 se extendía como una herida luminosa sobre el polvo grisáceo del Mar de la Tranquilidad. Cúpulas de cristal reforzado brillaban como burbujas bajo el sol implacable, y los corredores presurizados unían laboratorios, hangares y los dormitorios de la tripulación Allí, entre los ecos metálicos de pasos y las respiraciones filtradas por sistemas de reciclaje, se forjaba la próxima gran expedición de la humanidad: Petha, el planeta recién descubierto en el límite de la observación interestelar, un punto azul-verdoso que había encendido la esperanza de un nuevo hogar. El Comandante Raúl Herrera no compartía del todo ese entusiasmo. Miraba a través de la ventana panorámica del módulo de mando y veía la Tierra, brillante y redonda en el negro firmamento, como una linterna colgada en el vacío. Sus pensamientos eran una cadena pesada: ¿realmente la humanidad estaba lista para mudarse a otro mundo? ¿O se estaban precipitando hacia otra catástrofe más? La misión a Petha coincidía con la luna nueva, cuando el satélite quedaba oculto, invisible desde la Tierra Raúl encontraba una ironía amarga en aquello: comenzaban un viaje hacia lo desconocido justo en la fase de mayor oscuridad lunar
La doctora Elaine Kovac, oficial científica y astrofísica de la misión, interrumpió su silencio
“Comandante, los datos de la última transmisión siguen siendo inquietantes. Hay patrones que no encajan con las emisiones naturales de un planeta Como si alguien o algo… hubiera querido llamar nuestra atención”.
Raúl la miró con gesto severo.
“¿Está sugiriendo que es una trampa?”
Elaine dudó antes de responder.
“Digo que Petha no se comporta como un mundo cualquiera Y que la coincidencia con la luna nueva me parece más que un azar”.
En los días siguientes, la Base se transformó en un hormiguero frenético Técnicos ajustaban válvulas criogénicas, ingenieros calibraban los motores iónicos de la nave “Atenea 1”, y los médicos realizaban exámenes exhaustivos a cada miembro de la tripulación. Raúl repasaba protocolos con una seriedad férrea, pero en su interior sentía cómo las dudas crecían como la línea brillante de la luna creciente: al inicio apenas perceptibles, ahora cada vez más visibles.
Durante una cena comunitaria en la sala común, la tripulación debatía sobre el simbolismo de las fases lunares.
“La luna creciente siempre ha sido un símbolo de inicio y fertilidad” dijo Lucía
Álvarez, piloto de la misión . “Quizás Petha es nuestra oportunidad de salir más allá de la cuna”
“O un espejismo” respondió Michael Jara, ingeniero de comunicaciones . “La luna creciente también anuncia peligros ocultos Lo que aumenta de luz también proyecta más sombra”.
Elaine guardaba silencio, absorta en sus tablas de datos. Estaba convencida de que las anomalías en la señal provenían de un patrón matemático demasiado preciso para ser natural. Lo describía como un “pulso lunar”: cada siete horas, una ráfaga de ondas repetía un ciclo semejante a las fases del satélite terrestre.
Cuando Raúl le pidió un informe claro, ella solo dijo:
“Petha nos está imitando O nos está observando”.
El despegue de la Atenea 1 coincidió con la luna llena. Desde la superficie gris de la base lunar, el satélite brillaba como un ojo encendido, iluminando cada rincón del paisaje desolado. La tripulación lo tomó como un augurio favorable: plenitud, fuerza, claridad
El propio Raúl, pese a su escepticismo, sintió el magnetismo de esa coincidencia. Como si la humanidad avanzara en sincronía con el ritmo celeste
Pero el destino se torció apenas abandonaron la órbita lunar.
Un zumbido extraño atravesó el casco, un eco que no venía de ningún sistema conocido
Las alarmas estallaron. Lucía luchó con los controles, mientras Michael gritaba que las comunicaciones se habían saturado con una interferencia total.
Elaine corrió hacia su consola y palideció al ver los datos.
“Es la misma señal de Petha” susurró “Nos está… alcanzando”.
En las pantallas, la interferencia se transformó en una imagen borrosa: un círculo luminoso que cambiaba de fases, como si la propia luna terrestre estuviera proyectada en el vacío.
Raúl comprendió que aquello no era un mero fallo. Era una advertencia. O un mensaje
La plenitud de la luna ya no simbolizaba revelación, sino exposición: Petha los había detectado El viaje prosiguió bajo tensión constante. Cada intento de recuperar la señal con la Base Lunar fracasaba: la interferencia era absoluta. Los ánimos comenzaron a desgastarse, igual que la luna menguante que ahora se reflejaba en los monitores astronómicos. Lucía se volvió irritable, insistiendo en regresar. Michael se obsesionó con desmontar y volver a montar cada módulo de comunicaciones sin lograr resultados. Elaine se hundía en un silencio cada vez más perturbador, convencida de que Petha era consciente y manipulaba su rumbo.
Una noche, mientras la nave cruzaba la penumbra de un cinturón de polvo cósmico, Raúl entró en la sala de observación y encontró a Elaine mirando fijamente hacia la ventana.
“¿Qué ves?” preguntó él.
“La luna en todas partes” susurró ella . “No importa hacia dónde mire, siempre encuentro su reflejo en Petha. ¿Y si no viajamos hacia un planeta, sino hacia un espejo de lo que somos?”.
Raúl quiso responder, pero en su interior también sentía cómo su certeza menguaba. Como la fase lunar que se debilitaba cada noche, sus convicciones se desmoronaban.
El punto de no retorno llegó cerca del sistema Petha.
De pronto, la nave fue envuelta por una sombra absoluta Ninguna estrella brillaba en el firmamento, como si un eclipse hubiera borrado al universo entero. Las luces internas parpadearon y se apagaron, dejando a la tripulación atrapada en la oscuridad absoluta.
En ese vacío, resonó la señal de Petha. Ya no era solo un pulso matemático: era una voz
“Ustedes buscan un hogar Nosotros buscamos ser”
Raúl y su tripulación se miraron horrorizados. La voz no provenía de los altavoces, sino de dentro de sus cabezas.
“La luna los guía” continuó la entidad . “Pero nosotros somos el reflejo de esa guía. Venimos de su memoria, de su anhelo Sean uno con nosotros”
Elaine gritó, llevándose las manos a la cabeza. Lucía lloraba en silencio. Michael murmuraba que todo era una alucinación.
Raúl, en cambio, recordó las fases lunares como ciclos de muerte y renacimiento. Y comprendió en ese momento que Petha no era un planeta, sino una inteligencia parasitaria, un eco cósmico que imitaba los símbolos más profundos de la humanidad para atraerlos
“¡Prepárense para escapar!” ordenó, aunque no sabía si aún había un camino de regreso.
La Atenea 1 emergió del eclipse con sus sistemas dañados. Lucía logró estabilizar la nave a duras penas, mientras Michael improvisaba reparaciones con sus manos temblorosas del miedo tras la extraña experiencia Petha apareció frente a ellos: un mundo hermoso, de mares esmeralda y continentes bañados en luz Pero Raúl ya no veía un paraíso: veía un señuelo
Elaine, exhausta, lo confirmó con sus últimas palabras antes de desmayarse:
“Ese planeta… no existe como creemos. Es solo la fase visible de algo que vive en la oscuridad”.
La nave giró lentamente, emprendiendo el retorno hacia la Base Lunar 1 Y así, como al inicio, la misión terminó bajo el signo de la luna nueva: nada visible, todo incertidumbre. Raúl sabía que nunca podrían olvidar lo vivido. Petha había revelado algo sobre la fragilidad humana: nuestra necesidad de ciclos, de símbolos, de fases que nos guíen en la noche. Pero también había mostrado que en esa necesidad podía esconderse una trampa
Mientras la Tierra y su satélite natural crecían de nuevo en la distancia, el comandante comprendió que los hombres siempre mirarían a la luna para encontrar sentido. Aunque no supieran que, en alguna parte del cosmos, Petha seguía imitándolos, esperando su próxima visita.
Semanas después, en la Base Lunar 1, los transmisores captaron una señal inesperada. Era un pulso rítmico, suave, repetido en intervalos exactos Cuando Elaine lo decodificó, descubrió con horror que era el mismo ciclo de las fases lunares.
Y al final de la transmisión, una voz familiar susurró:
“La luna nueva ya comenzó. Vuelvan a casa”.
El viento de Skjoldheim descendía como cuchillas desde las cumbres, arrastrando la escarcha sobre las aldeas que sobrevivían entre glaciares. El hielo, para los habitantes de Valdyr, no era sólo un clima: era su frontera, su cárcel y su santuario Allí, entre montañas que el sol nunca atravesaba, nació un pueblo que aprendió a resistir. Y en su resistencia erigió una patria, no de mapas, ni de tratados, sino de sangre, hueso y lucha. El arte que los definía, el Hjarnarkampf, era más que combate: era memoria Cada golpe imitaba el rugido del trueno, cada salto evocaba el vuelo de los cuervos, cada brazada de acero repetía la forma de las runas antiguas Para los clanes de Valdyr, luchar era orar, entrenar era recordar, y ganar era garantizar que su identidad no se deshiciera en la nada blanca del invierno eterno. Pero en las raíces de esa patria ardía un secreto olvidado Bajo la montaña de Jotunfell, sepultado en glaciares milenarios, dormía un artefacto caído del cielo. Los ancestros, incapaces de comprenderlo, lo llamaron “Corazón de Jotun” y lo sellaron en templos de piedra. Con él erigieron los primeros símbolos del Hjarnarkampf, convencidos de que el don era divino. Nadie se preguntó si, en realidad, aquella luz era un veneno
Yrsa Halvdan era hija del clan de la “Piel del Lobo”, reconocibles por sus tatuajes rúnicos que brillaban en sus brazos cuando invocaban el poder del trueno. Desde niña, había escuchado a su maestra, Freyja del Hielo Quebrado, repetir que “un pueblo no se sostiene por lo que conquista, sino por lo que recuerda” En las arenas congeladas, Yrsa bailaba combates que parecían tormentas. Sus brazales, forjados por Skapa el forjador silente, multiplicaban la onda de sus puños hasta sacudir la nieve a su alrededor. Cada entrenamiento era un juramento de fidelidad: no a un rey, ni a un estandarte, sino al linaje entero de Valdyr Pero la patria no es sólo memoria. También es miedo.
Los rumores corrían: Thornr Ulvsson, el guerrero más célebre del norte, había descendido a Jotunfell y no había regresado igual. Cuando apareció de nuevo, su piel ardía con cicatrices que parecían brasas, y en lugar de manos llevaba brazos de hierro vivo Traía consigo seguidores fanáticos, hombres y mujeres transformadas en bestias biomecánicas, convencidas de que Valdyr debía renunciar a sus clanes y fundirse bajo un solo puño de hierro para someter a todos, por la voluntad de los dioses
El eco de sus discursos arrastraba multitudes: “¡El hielo nos divide, el trueno nos dispersa! ¡Sólo el Corazón puede hacernos eternos, invencibles, un pueblo unido bajo una sola voluntad!”. Lo que para Yrsa era traición, para otros sonaba a esperanza. Las aldeas empezaron a arder en disputas internas Hermanos contra hermanos, clanes enteros renunciando a sus tótems y jurando fidelidad a Thornr. El Corazón de Jotun alimentaba no sólo su cuerpo, sino también el fanatismo que crecía como incendio entre los valles. Yrsa lo vio con sus propios ojos en el mercado de Haldvik. Una multitud se había reunido alrededor de un
emisario de Thornr, un guerrero con la mitad del rostro reemplazado por acero brillante.
Con voz hueca clamaba:
“Los lobos, los osos, los cuervos… ¡todos somos cenizas separadas! ¡El Corazón nos hará llamarada única! ¿Acaso no desean un Valdyr que nadie pueda destruir?”
Muchos asentían con gritos, algunos lloraban. La patria, pensó Yrsa, podía ser tan frágil como un copo de nieve: bastaba un aliento extraño para quebrarla o deformarla Freyja, su maestra, la advirtió:
“El peligro no está sólo en Thornr, sino en lo que despierta en los corazones Una patria que adora el poder termina sin dudas se convierte en tiranía y logrando así, odiar a su memoria”.
Con órdenes de reunir a los campeones aún leales, Yrsa partió hacia las fronteras heladas. A cada paso encontraba señales de la fractura: templos saqueados, tótems destruidos, runas borradas por símbolos nuevos que representaban el “puño” de Thornr. En el lago de Kveldr, halló al clan del Alce Rojo reducido a la mitad: algunos habían jurado seguir a Thornr, otros resistían en cavernas subterráneas. Entre ellos reclutó a Gunnar, un luchador de puños tan fuertes como el martillo de Thor, cuya rabia hacia los traidores lo hacía más frágil que fuerte. En las montañas del oeste, liberó a Eira, una arquera que había perdido a su hermano en las filas donde convertía a jóvenes obligados a convertirse en guerreros voluntarios de Thornr. Su mirada ardía con el mismo fuego que la consumía. Skapa el forjador les entregó armas rúnicas, pero no olvidó advertirles:
“El metal se dobla según la mano que lo empuñe. No hay herramienta que no pueda volverse cadena si la pasión la guía en vez de la razón”.
Cada nuevo aliado era un recordatorio de que Valdyr ya no luchaba sólo contra un enemigo externo, sino contra sí misma La confrontación llegó en el puente colgante de Skjold, suspendido sobre un abismo de hielo.
Thornr apareció rodeado de sus guerreros biomecánicos, que golpeaban el suelo al unísono, como un solo cuerpo.
Yrsa avanzó con los suyos, y las montañas mismas parecieron contener el aliento
“Hermana de sangre” rugió Thornr , “¿por qué te aferras a símbolos viejos? ¿Qué vale más: la memoria de unos clanes dispersos o el nacimiento de un pueblo invencible?”
Yrsa respondió con el trueno en sus puños, pero cada choque contra Thornr era como golpear un volcán contenido El acero de sus brazos liberaba chispas ardientes, y cada uno de sus seguidores parecía luchar con la convicción ciega de un creyente. La batalla no fue victoria, sino fractura Muchos de los suyos cayeron, e Yrsa apenas logró escapar con vida, llevándose la certeza de que Thornr no buscaba sólo poder: buscaba redefinir la patria entera bajo su imagen Refugiados en un templo enterrado, personas que se resistían a la fuerza de este personaje y aliados debatieron Gunnar exigía tomar el Corazón y usarlo contra el propio Thornr. Eira gritaba que quien se dejara tentar por él sería igual que su enemigo.
Yrsa permaneció en silencio Recordó las palabras de Freyja: “Una patria no es lo que
conquistamos, sino lo que recordamos”. Y se preguntó: ¿qué recordaría Valdyr si aceptaba unirse al Corazón? ¿La fuerza, o la corrupción? Esa noche soñó con los ancestros: guerreros, cazadores, madres y niños de hace siglos, todos mirando con ojos de hielo. No pedían gloria. No pedían eternidad. Sólo pedían que no fueran olvidados Y en Jotunfell, donde Thornr había erigido una fortaleza de metal vivo alrededor del Corazón. Los glaciares temblaban, y bestias corrompidas salían de las grietas como guardianes del nuevo orden Yrsa y sus aliados irrumpieron entre relámpagos. El combate fue un mosaico de furia, todo parecía un preludio del Ragnarokk, el fin del mundo: Gunnar derribando columnas con sus martillazos, Eira disparando flechas que congelaban el aire, Skapa activando runas que convertían el suelo en explosiones de luz.
Pero frente a Thornr, todos parecían apenas brasas contra un incendio El Traidor rugía como un profeta:
“¡Valdyr renacerá conmigo o se extinguirá conmigo!”.
Yrsa, con el trueno recorriendo sus brazos, se plantó ante él No buscó destruirlo, sino quebrar el símbolo que lo sostenía. Con un golpe que resonó como tormenta, rompió el suelo bajo el Corazón, hundiéndolo en un abismo de hielo
El artefacto cayó, arrastrando a Thornr en un rugido que se apagó en las profundidades.
La guerra no terminó en un canto de victoria Los clanes estaban quebrados, las aldeas heridas en sus confianzas y autoestimas, las dudas permanecían. Algunos seguían creyendo en la visión de Thornr, otros se aferraban a las runas antiguas. Yrsa com-
prendió que la patria no era un objeto que pudiera defenderse con un golpe final. Era un tejido frágil, renovado que representaba cada generación, cada gesto de memoria, cada elección entre recordar o traicionarse.
De pie sobre la nieve, dijo a sus compañeros:
“Valdyr no será una sola voz, ni un solo puño. Será un eco de muchas voces, aunque se contradigan, aunque se hieran. Porque cuando una patria que olvida su pluralidad deja de ser patria y se convierte en tiranía”.
El viento siguió rugiendo entre las montañas, como siempre, indiferente. Pero en ese rugido los vivos oyeron también a sus muertos, y en esa mezcla nació una esperanza: no de eternidad, sino de recuerdo


Narrativa
Felipe Hernández de la Cruz
Caminaba entre el laberinto de automóviles paralizados por el semáforo del crucero, sus pasos cortos y tambaleantes de paloma herida o de hoja seca movida por el viento no podían pasar desapercibidas para los viandantes. En sus manos resecas por la sarcopenia llevaba bolsitas de nylon llenas de nance maduros y ciruelas verdes con chile y sal; mostraba su venta justo en la ventanilla donde el chofer del automóvil que esperaba la luz verde. Su rostro moreno ajado por el tiempo se encontraba bañado por perlas de sudor que se deslizaban por los surcos que recordaba a la tierra quemada y lista para la siembra. Sus ojos apagados denotaban un absoluto cansancio, su cuerpo ajado por el tiempo se cubría de silencios. Ella portaba un raído huipil en donde las flores recordaban un pasado brillante en colores que ahora lucían opacados por la tristeza de los años. Todo en ella era una visión irreal de la soledad, la tristeza y la resignación que acuna la vejez de los perdidos de los buenos tiempos
La estampa de mujer bañada por los años la volví a ver al día siguiente y los demás días de mi semana laboral. Al llegar a mi hogar vació de amor de hombre solitario, su imagen de anciana abandonada a la suerte y compasión de sus congéneres me atosigaba con latencia. Algo emocional me hacía doler su presencia, era un dolor con olor punzante y profundo; una de las tantas mañanas no pude seguir con la indiferencia. Estacioné mi auto y regresé al cruce de calles donde ella se encontraba, sin llamar la atención me acerqué a la esquina, en la acera donde se encontraban sus sandalias envueltas en una bolsa de nylon, ahí esperaban el regreso de su dueña, toda su riqueza del día dormía en el sabucán que nadie de los viandantes se atrevía a tocar. Ella era conocida en el rumbo y los guardianes de su patrimonio eran los empleados de la refaccionaria que se encontraba justo en la esquina de esa avenida. Nadie de ellos conocía su procedencia, salvo que se llamaba Fina. Para todos era un ser sin historia. “La abuela Fina” es parte de este crucero me dijeron. Esto lo recuerdo y lo dato muy bien porque en esas fechas me encontraba tramitando mi jubilación después de treinta y cinco años de servicio en la docencia Una tarde llegué hasta la anciana y le entregué una bolsa de despensa, esa fue la estrategia para conocer más de ella; el plan estuvo a punto de no funcionar; la mujer me vio con recelo y sin más devolvió la bolsa. no puedo aceptarla –me dijo, la bolsa es muy pesada y yo tengo que tomar dos autobuses para llegar a mi casa. El ofrecimiento de llevarla a su casa alivió la tensión causada en mí
La casucha donde vive Fina, es deprimente como lo es todo el entorno que la rodea. Su morada son maderos que sostienen láminas de cartón ubicadas en el sur profundo de esta populosa urbe, la casucha es un reto a la gravedad pareciera que un grito fuerte puede derrumbar este milagro de equilibrio La misma imagen de decrepitud se extiende por ese largo terreno en donde
la suerte le ha permitido a otros seres humanos sin fortuna unos metros cuadrados para subsistir Sus diminutos pies descalzos se arrastran veloces en el piso de tierra de su morada, se dirige a un botellón de plástico partido a la mitad y de ahí saca un vaso desechable de donde toma sorbos de agua.
Uno nace en cualquier lugar, eso es lo mismo, a nadie le debe importar de dónde eres. Pero nazcas donde nazcas la pobreza se encarga de darle un sabor amargo a la vida Nunca sentí ser una persona que pudiera contar lo que es la vida . Así comenzamos la plática con Fina; las grietas en la piel de su cara son surcos donde pueden leerse testimonios de olvido y mancillas proveniente de otros seres diversos, sus ojos sin brillo se despabilan cuando sonríe con una mueca donde los dientes se perdieron por una extrusión producto de la cascada de años Su voz como su sonrisa suenan extrañas Mientras habla busca entre cajas de cartón en donde encuentra una ajada fotografía resguardada por una bolsa de plástico. Este es mi pueblo –dice- en el momento de nacer mi madre me acunó en sus brazos mientras la vida se le escapaba en una hemorragia que le provoqué en el momento de venir al mundo, yo creo que mi madre se murió porque ese día en la Casa de Salud no había el material de curación para que el doctor trabajara, o a la mejor por la caminata de los diez kilómetros que separaban nuestro paraje del pueblo, lo que sea nunca me sentí culpable como decía mi padre cada vez que se emborraba con el mismo aguardiente que él fabricaba.
Mi padre se perdió poco a poco en el aguardiente de caña, como no había de serlo si llegó el momento que vivía más tiempo borracho que en sus sentidos
Andaba como en lo quince años cuando él me hizo su mujer. Me fue tanteando con sus manos callosas, se fue de poco a poco, yo cerré los ojos, me mordí los labios y esperé que hiciera su trabajo. No proteste ¿para qué? Si eso tenía que pasar, esa era la voluntad de Dios, al menos así lo entendí yo Cuando termino de usarme se sentó a un lado del camastro y escondió la cara entre sus manos.
Es la necesidad Fina me dijo a manera de explicar su forma de actuar.
No dije nada, ni ese día ni los otros que siguieron, a manera de venganza siempre le dije “papá” él bajaba la cara y me escondía de sus ojos. Dejamos de hablarnos. Cuando regresaba del monte encontraba la comida hecha y yo me iba a lo profundo de la parcela Así pasaron los años quede embarazada, a nadie de las escasas familias que permanecían en el paraje pareció importarle el origen de mi embarazo, de lo único que me acuerdo de esa época que mi papá se preocupó mucho y me llevaba cada mes al Centro de Salud del municipio para que me revisaran. Cuan- do llegó el momento parí a Gloria No sé porque se le puso ese nombre, pero así la llamábamos desde que nació Ella no ésta inscrita en el registro civil, ¿Pues cómo? Él siempre me decía que cuando preguntaran sobre el padre de la niña, que dijera cualquiera mentira. Fue por esos tiempos cuando me decía a mi misma, cada noche que no debía quedarme ahí porque Gloria crecería y la glotonería de mi papá no tenía llenadora, eso lo sabía porque por días bajaba al pueblo a gastar el dinero que obtenía del aguardiente y del carbón, esos menesteres dejan dinero, pero el todo lo gastaba, sabrá Dios de sus andares, pero cuando regresaba no había nada para el sustento.
El ser pobre es una cadena que se multiplica con los hijos. Allí en la comarca no había escuela, los niños desde que amanece se van al monte con su padre. Las niñas desde pequeñas aprenden a tortear la masa
Mi hija crecía y crecía como venadito del monte, toda silvestre, como animalito pues no sabía leer ni escribir, así como yo.
Lo que tanto temía sucedió, ella andaría por sus catorce años cuando me dijo que su abuelo la había trincado en el monte Me llené de furia de tal manera que pensé matar a mi padre, “Cómo fuiste capaz de hacerle eso a mi hija, papá” le grité en medio de la montaña, en una de mis manos sostenía un machete, el me miró y bajo la cabeza, no fue de pena, fue como diciéndome el tamaño de su indiferencia Muy de mañana baje al pueblo a poner mi denuncia con el comisario ejidal. El comisariado me escuchó con atención y al final de me dijo.
Mira Fina, yo soy una autoridad con limites, lo único que puedo hacer es recomendarte con el Juez de Paz del municipio y él seguramente te mandará con el Ministerio Público y debes saber que la Ley es lenta e injusta con las mujeres Entendí muy bien lo que dijo Además, entre otras cosas me aclaró que no soy yo la única mujer que su padre o algún familiar abusa de su misma sangre.
Un día cualquiera nos escapamos del ejido y llegamos a esta ciudad. Esto era un basurero, poco a poco fueron viniendo más personas, aquí mi hija parió la Fabián, mi nieto, él tomó la mala vida, apenas pudo hilar pasos se dedicó a la calle, cuando no tiene dinero viene y me exige el dinero para su vicio, ¿qué más? Somos más que familia, el padre de Gloria y Fabián es también mi padre
No señor, la vida nos da dolores a otros los baña de cosas bonitas. Algún día de estos muero y no sabré sí mi Gloria regresará a buscar a su hijo, porque el Fabián no es malo, lo que pasa que no tuvo la oportunidad de ser bueno.

Denisse Lisette Solache Casas
Querida Carmina:
Antes de comenzar, me he detenido a recoger flores. Tulipanes. Color naranja. Seguro serán tus favoritas tras haber leído tal magnífica obra. Pude, y aún puedo imaginar tu rostro al colocar los post its en las frases que señalaste. Cada color significando algo. He de decirte que yo ya lo sabía aún antes de que me fuera confirmado por nuestra gran amiga Kisel.
Era lógico sobre entender que los rosas serían para enfatizar frases románticas o tiernas, los amarillos serían algo relacionado con datos felices; el azul debía ser como el cliché de lo que denota la tristeza. Pero no te culpo, los colores de los post its siempre son los mismos y hay que asignar categorías para poder administrar lo mejor posible cada pedacito. El que no adiviné, fue el color naranja; entonces me mandaste decir que eran cosas random. Así que di por hecho que ése era tu color menos favorito. Pero en este justo instante en que he terminado
de leer el libro, estoy segura que ahora todo ha cambiado y ya es tu color. Lo sé porque así comienzo a sentirlo yo también.
Al principio, vi raro el libro con tantos papelitos sobresaliendo, pero no te negaré que me dió curiosidad. Y por supuesto que no iba a rechazar el préstamo de un libro. Porque siendo sinceros ¿Quién, en la actualidad, te presta un libro? Y si lo hace ¿Quién se lo devuelve? Existen muchos chistes y memes al respecto. Fue por tal motivo que me sentí afortunada de ser yo la elegida a la que pasaras la estafeta. Era mi turno de entrar al maravilloso mundo de la historia que estaba por conocer. Y, a fin de cuentas, esos papelitos multicolores me dieron la pauta para el recorrido.
Un recorrido que ambas hicimos en diferentes momentos de nuestras vidas.
Trato de imaginar las grandes satisfacciones que experimentaste cuando el libro llegó a tus manos, pero estoy segura que tu gran energía rebasa por mucho la imagen que yo tengo en mi
mente. Y me siento afortunada de que así haya sido porque sé que cada línea morada con la que subrayaste, es diferente la una de la otra. Intuyo la fuerte presión ejercida en unos párrafos, mientras que, en otros, sólo se percibe un suave aleteo púrpura.
Al principio pensé que deberías haber usado regla o tratado de guiarte con el lápiz, pero luego comprendí tu nerviosismo, al tener el coraje de tomar tu color morado y enfatizar la idea o el párrafo entero como si quisieras cobijarlo en ese suave telón púrpura para que, cuando tú lo volvieras a observar, velaras con cuidado el color en tu mente y dieras entrada a tus recuerdos. O bien, tomarlo como una guía con pasos a seguir, claro, con adecuaciones a tu realidad ya existente y por existir
Mientras que, lo que pensaste, lo que sentiste, cada suceso pasado o presente en tu “aquel presente”, se dieron cita en las letras realzadas con lápiz. Y así supe que viviste un paralelismo con la vida de la protagonista En ese instante, percibí tu existencia como otro personaje. No como narrador omnisciente, pero sí como espectador doliente. Y me adentré en la vida de ella y de la tuya
Me sentí transgresora en un momento Como si hubiera entrado a un jardín ajeno, pero Kisel me dijo que a tí no te molestaba que yo lo leyera. Que sabías que lo iba a leer. Y, al contrario, te apenaba que yo lo viera tan rayoneado y maltrecho. Debo admitir que me estaba preparando para lo peor cuando escuché esta advertencia, pero cuando el libro llegó a mis manos, no me disgustó en absoluto. Al contrario, percibí el amor que ha recibido siendo tu libro.
Yo no soy persona que subraye libros ya que creo que es una gran ofensa al ente de celulosa
y al arte que lo conforma. Sin embargo, recuerdo que una vez lo hice, pero de inmediato lo borré, al fin que había usado un lápiz que pintaba muy clarito Y desde ese momento, decidí anotar las frases, ideas o teorías en una hoja aparte. De ahí que he ido haciendo mis fichas de resumen, por llamarlas de alguna forma Ahora, después de esta experiencia, titubee sobre seguir tu método, pero, aún lo sigo pensando; así que aplaudo tu valentía al capturar cada idea del autor para hacerla tuya. Comprendo ahora que esas frases son partes vitales tuyas, que ellas te han ido construyendo; en ellas te has anclado para salir y surgir.
Así lo sentí cuando leí frases breves tuyas barajadas con los párrafos impresos. Las pérdidas y ausencias que hubo en tu vida, los amores (o el standard que de ahora en adelante has de buscar) que anhelas vivir, algunos de tus temores y, en general, tu ideología que en ese entonces comenzaba a germinar, y que ahora has ido fortaleciendo Casi que sentí suspirar cada suspiro tuyo y llorar cada lágrima tuya.
Fue como leer dos libros en uno, cada uno diferente y siendo uno mismo a la vez
Dos almas dejándose ver por mi propia alma.
Así que, por todo esto, agradezco profundamente el gentil permiso otorgado para adentrarme en ambos textos y el amable gesto de prestarme el libro.
Te devuelvo tu libro sabiendo que lo has de echar de menos y adjunto un tulipán naranja que he puesto a secar para su fácil traslado a través de esta sencilla pero muy honesta carta
Con cariño y agradecimiento una lectora conversa
Narrativa
Rut Treviño

Año 3007, le escribí una carta a mi madre que se fue a vivir a otro planeta hace casi siete meses, desde que se fue su holograma ha venido a buscarme cada que se le pega en gana, pero me hace mucho ruido saber que eso no es real, que no puedo tenerla cerca de mi como solía hacerlo antes. Se preguntarán porque no me fui con ella y es que no todos en este lugar tenemos licencia para hacerlo, tenemos acceso limitado a ciertas cosas y por el bien de las dos ella se fue. Me encerré en mi cuarto y tomé la reliquia que conservaba desde que tengo memoria a escondidas de todos: mi pluma y cuaderno. Actualmente es ilegal escribir a mano y me estarían sometiendo a una tortura horrible si se dieran cuenta que llevo toda mi vida escondiendo objetos ilegales; sin embargo, valía la pena cada segundo que pasaba escondida escribiendo cartas o cosas que registraba a mi alrededor, gracias a las herramientas que teníamos actualmente había
logrado la manera de que un solo cuaderno se multiplicara para registrar mis escritos ilegales cada que se me viniera en gana.
He visto fotografías antiguas de México en varias ocasiones y lo que más me ha impresionado es la irrelevancia que tienen actualmente los monumentos, me hubiese encantado conocer el ángel de la independencia antes de que fuera lo que es ahora, un holograma más que habla cada hora dando las “impactantes noticias que suceden en la ciudad y el resto del país”. Hay días en los que sueño con el pasado y busco entre mis cosas ilegales fotos del México antiguo, de los distintos museos y estatuas, de los lugares históricos antes de ser clausurados ya que hace tiempo fueron destruidos todos los recuerdos sin importar que representara nuestra historia.
Todo lo que pienso, todo lo que sueño es ilegal y a veces me canso de eso, mamá me dijo varias veces que dejara de ser anticuada y me adaptara a mi entorno, pero no dejo de preguntarme ¿Cómo era todo antes? ¿Cómo vivíamos antes? Seguramente había más interacción social, seguramente podías tener amigos reales y no solo buscar en la red con quién podías platicar en ratos libres, tal vez sería bonito haber podido viajar en lugar de teletransportarse tan fácil 8:00 pm, a través del holograma del ángel de la independencia se escucha al actual presidente darnos las buenas noches y de la nada la ciudad se vuelve silenciosa dándole paso solo a los robots que limpian las calles: es hora de dormir.
Narrativa
María del Rosario Ramírez García

¡Viva México!
Ser fanático por respetar tu nación, respetar el lábaro patrio, no es ser fanático, es tener amor a tus raíces, tu tierra, ¡tierra que ha sido trabajada con sangre de manos inocentes! Manos que forman esta gran nación, ¡México, México, México! Por siempre grande, por siempre único. No soy fanático, amo mi cultura, mis raíces, mi pueblo, mi gente, de Norte a Sur, de Este a Oeste, confines de grandes extensiones territoriales de mares, ríos, zonas boscosas, pero sobre todo de cálida gente. Es el pueblo que levanta a México, no es la política y sus gobernantes, es su gente que lucha diariamente por lo suyo. Respeta el campo, de allí surge vida. No es fanatismo es amor por mi nación ¡Viva México!
Efrén Jordán, joven inquieto, estudia en el colegio católico del pueblo donde radica; fue a vivir allí porque es un lugar tranquilo, su tía Justina le brindó asilo en su casa, dónde comparte habitación con su primo Pepe Al sonar las seis de la tarde en el reloj de Efrén de un viernes de frío invierno, suspenden clases porque se avecina una gran tormenta.
Efrén decide caminar hasta su casa, está a gran distancia; pero como es temprano caminará, así podrá pasar a la cafetería del pueblo
Llega al café, se sienta cerca de la ventana; así puede ver cuando empiece la tormenta. Ordena chocolate caliente y una galleta artesanal, está por dar el primer bocado, cuando se escucha un gran ruido, es un relámpago que hizo que Efrén se sobresalte, ya que desde niño le temía a esos ruidos, recuerda que de niño corría a meterse entre las cobijas o en los brazos de su madre, en ese momento se dio cuenta que extrañaba su casa; partió hace tres años, hoy de pronto extraña todo eso, se aferra a su taza y a la galleta.
Sigue en la cafetería un tiempo más, cuando decide partir pide la cuenta, paga y al tratar de salir un relámpago, uno más y muchos más, continúan, la tormenta inicia, todo queda en penumbras, temeroso cierra los ojos, se aferra a la silla, la abraza, como cuando buscaba refugio en brazos de su madre.
Avanza la noche, la tormenta no cesa, ¡De repente! Cierra los ojos y reza un Padre Nuestro, entre más fuerte es su ruego más relámpagos se escuchan, Efrén cae de bruces, llora, ora, es tanto su miedo que no puede controlarse, grita ¡Ya no, ya no le pegues papá! Todos los presentes están conmocionados ante tal suceso. Efrén sigue gritando e implorando, ¡Ya no, ya no, ya no!
Súbitamente la lluvia cesa, poco a poco la electricidad se restablece todo vuelve a la calma, solo Efrén se encuentra en shock, ¿Cómo fue que se encontraba de bruces? ¿Qué sucedió? Nunca nadie lo sabrá, eran sus miedos, sus temores o sus recuerdos que lo persiguen, precisamente en noches de tormentas.
Narrativa
Sonia Ventura Domínguez
Manzana uno
Cantinica, digo que ¿qué andas haciendo?
Estamos haciendo el censo de población.
Nooo, ya ni nos cuentes, ahorita estamos al rato ya no. Mira antier se enterró doña Martha y a hoy ya se fue otro. Yo digo, ya ni nos cuentes, mira ya llueve, no más te andas mojando.
Manzana dos
Mira don Pedro ya se murió y en su propio carro, quedo prensado y estuvo bien feo, ahí atorado ocho horas sufriendo porque la ambulancia no llegó Dicen que ya no hay ambulancia desde hace un mes porque los paramédicos la chocaron cuando estaban pedos, y mira se necesita. Pero ya se murió don Pedro.
Manzana tres
Lorenza dejó abierta la puerta verde de su casa, nadie pasa por la calle a esta hora, fue hasta que la vecina se asomó Lorenza ya nunca estaría
Manzana cuatro
Ya empieza a entrar la gente El don que vivía en esa casa estaba solo ¿Qué le paso?
Dicen que salió al baño, y que se cayó en el patio, ve que ya estaba grande, ya no se pudo parar, ahí lo encontraron el día siguiente
Fue el último día de lluvia fuerte, ¿no?
Manzana cinco
Se escucha en el altavoz:
Se les informa que el día de hoy hay faina hay faina en el panteón, por favor todos a la faina.
La gente sale temprano de sus casas, con sus palas y rastrillos, es hora de limpiar las tumbas. Pronto llegan nuestros muertos.

Narrativa
Ross Raga
¡Por fin! Hippo decide salir de su estanque, allí es feliz, pero le abruma la misma rutina: comer y dormir, dormir y comer Cada noche mamá hipopótamo le cuenta historias de grandes ciudades que hay en el mundo, Hippo escucha e imagina que anda por esos grandes lugares de compra.
Lunes por la mañana, Hippo se baña en su gran lodo, usa bloqueador porque el sol está que quema, escoge su vestido rosa, sus lentes, un gran sombrero Sale de compras
Decide primero pasear por las calles, la gente la mira y le dicen que bien luces Hippo, los caballeros le chiflan, fiu, fiu, ella se observa en los escaparates, le gusta su apariencia, sonriente sigue su andar
Al entrar a Opera, encuentra el espejo que siempre había querido tener, le ve el precio y piensa “es un poco caro, pero me gusta” lo paga y sale de nuevo a la calle, decide comprar un helado, pide uno doble, de nuez y fresa, delicioso, sigue su marcha, un poco cansada de dirige al parque, se sienta en una banca, saca su libro y se pone a leer Mujercitas, estaba absorta en su lectura cuando pasa por allí una niña curiosa, la ve y saluda
¡Hola! Hippo sin levantar la cabeza contesta
¡Hi!
Upss ¿Hablas inglés? Pregunta la niña
No, estaba un poco distraída.
¿Por qué andas por aquí tan sola?
Mamá me cuenta historias de grandes ciudades, y hoy decidí salir a conocer una, como se vive aquí entre tantas tiendas, parques.
¿Gustas de mi helado? Pregunta Hippo
No porque tengo un poco de tos y no debo comer cosas frías.
Bueno, ni modo, que te mejores
Gracias.
¿Quieres jugar? dice la niña
¿A qué?
No sé, a las escondidas ¿Qué te parece?
Excelente contesta animada.
Juegan por un par de horas, ya cansada Hippo se despide de la niña y regresa al zoológico, dónde se encuentra su mamá, ésta la ve tan contenta que le pregunta ¿Cómo fue tu excursión?
Muy bien, mamá, es cierto todo lo que me cuentas de las grandes ciudades, conocí a Daisy, hasta me dio su WhatsApp, seremos amigas por siempre.
¿Sabes mamá? He decidido no volverme a esconder, saldré y luciré mis vestiditos que confeccionas para mí.
“Drop everything now” dejo todos mis temores hoy. ¡Qué bien se siente amarse, aceptarse y decidir hacer grandes cosas!
¿Qué cosas hiciste hoy Hippo? Pregunta inquieta su madre
Hacer amigos y leer un gran libro.
Todas las respuestas están en los grandes libros, dice decidida Hippo.
¡Buenas noches!
Narrativa
Matilde Ortiz-Domínguez
No. Definitivamente no puedo estar embarazada. No ahora. Espero que sea falsa alarma. ¿Y si no fuera así? Sé que es el sueño de él, pero no el mío Él dijo antes de casarnos que se haría como yo quisiera. Y yo no quiero. Tiene que respetar eso, sino tendremos problemas. Él dijo que no le importaba nada más que estar conmigo, que aceptaría mis condiciones…
En espejo del baño Sayuri hablaba sola como siempre, cuando escuchó que Saúl entró a la habitación Salió de ahí muy seria, se sentó frente al peinador y sin rodeos le dijo:
Tal vez estoy embarazada.
¿Embarazada? dijo Saúl sonriendo
No estoy segura Pero tú sabes bien lo que yo pienso al respecto Espero que lo que me prometiste antes de casarnos lo cumplas.
Sí, pero una cosa es no planearlo y otra deshacerte de él cuando ya está aquí. De eso no hablamos.
No “está aquí” y no pienso cambiar de idea
Saúl se sentó en la cama por unos segundos y con voz suave le pidió:
Piénsalo bien por favor, te lo ruego. Tranquilízate, deja pasar unos días.
Sayuri estaba en una actitud ofensiva exagerada. Sabía que él intentaría cambiarle sus planes. No tengo nada que pensar y espero que no pienses ni por un momento que algo me va a convencer de lo contario. Te lo dije solo para que estés enterado, no para deliberar que vamos a hacer.
Yo sé lo que tengo que hacer Y es mejor que no hablemos más del tema Saúl salió en silencio de la recamara.
Ella se miró en el espejo y por un instante le pareció ver un brillo en sus orejas, pero en un parpadeo desapareció, estaba tan molesta que no le dio importancia. Sin embargo, se acordó que tenía días buscando los aretes de plata que le regaló su abuela y que tanto atesoraba
Al siguiente día, compró una prueba de embarazo y resultó negativa. Estaba tan contenta que sacó toda la ropa que había comprado y empezó a medírsela. Luego se puso un bikini. No podía imaginarse embarazada, con ropa inmensa, con horribles estrías y no poder volver a lucir un bikini como ese
Mientras Sayuri se medía ropa y hablaba sin parar repentinamente vio por el espejo que unos cuadros en la habitación estaban inclinados y al voltear a mirarlos estaban bien alineados, volteó dos veces y lo comprobó
150 días de encierro deben estar provocando estas cosas en mi mente.
Saúl entró a la habitación y ella le dijo que había sido una falsa alarma y que todo está bien. Él no dijo nada. Se metió a bañar. Ella se sentó en el peinador pensando que ya se le pasaría ¿Dónde puse los aretes de mi abuela? se preguntó, buscando en los cajones
Con el teléfono en altavoz, Sayuri platicaba con Diana su amiga mientras se medía la ropa que había comprado por internet frente al espejo
–Me acaba de llegar todo lo que pedí: mira mis zapatos rojos de terciopelo, el abrigo azul turquesa, y un reloj Bulova que estaba en oferta, ¡lo quería desde hace mucho! Supongo que por la contingencia hay tantas ofertas.
Aun en oferta todo eso es carísimo. A ver si tu marido no te pide el divorcio jaja. Eres muy afortunada de tener un esposo tan complaciente
Anda un poco serio conmigo. Mañana es nuestro aniversario le compré algo para contentarlo
El siguiente día iba en su auto cuando él llamo para disculparse por tener que trabajar el día de su aniversario Después de colgar se siente molesta, luego en el semáforo, se mira al espejo y reflexiona ¿No te ha disculpado él muchas otras cosas? Tú eres egoísta, perezosa, derrochadora y malhumorada y aun así él te ama ¿No deberías dejar pasar esto? La luz cambió y su humor también.
Al otro día, al estar arreglándose, vio a través del espejo que algo brillaba sobre la cama, volteó a ver su cama pero no había nada encima, volteó rápidamente al espejo y ahí estaban, eran los aretes de la abuela, volteó una vez más a su cama y buscó sobre ella y nada. Se acercó al espejo para ver mejor, y ahí en ese gran espejo de cuerpo entero, estaban sus aretes; los podía ver claramente; se acercó un poco más, e instintivamente puso su mano sobre la superficie del espejo, la cual se hundió, haciéndola perder el equilibrio y caer dentro del espejo. Rápidamente se levantó sintiéndose muy mareada, fue y vomitó al baño y regresó a sentarse en la cama. La confusión no le permitió darse cuenta que esa no era su cama
Se acostó y cerró los ojos unos minutos.
¿Qué me pasó? ¿Por qué me mareé? ¿Acaso sí estoy embarazada?
Al abrir los ojos, ahí sobre la cama, estaban los aretes de la abuela. Se les quedó mirando sin tocarlos Se sentó en la cama y tardó un rato en comprender la situación Fue al espejo y se asomó a la cama y vio que en el reflejo del espejo los aretes no estaban y supo que había caído dentro del espejo.
Se sentía muy confusa, tanto que le pareció ver que su reflejo disimuló una sonrisa y se sintió mareada otra vez. La miró fijamente por largo rato para ver si hacia algún movimiento o era su imaginación. Tocó con el índice la superficie del espejo la cual se sentía sólida. Fue al espejo del baño, al del comedor, al del recibidor, los tocó, pero todo parecía normal en ellos ¿De dónde salieron los aretes? pensaba De pronto tuvo miedo y salió de la casa, manejó sin rumbo Exttrañamente había mucho tráfico. Se puso un cubrebocas y se bajó a caminar un poco en una
calle peatonal, fue después de un rato que notó que nadie usaba cubrebocas. Al pasar por un edificio con un ventanal de espejo, se vio a sí misma tal cual, pero la gente a su alrededor todos usaban cubrebocas, volteó rápidamente, pero en la calle nadie lo llevaba
Miró una vez más a través de la ventana de espejo y vio lo mismo ¿De verdad estoy del otro lado del espejo? pensó.
Corrió al auto y llamó a Saúl y contestó la secretaria, le dijo que estaba en una reunión muy importante, que si podía ayudarle en algo o darle un mensaje Sayuri colgó sin contestar Se fue a su casa y no se atrevió a asomarse a ningún espejo. Estuvo esperando hasta que Saúl llegó, ella estaba tan ansiosa que no notó la expresión de fastidio de él.
¿Por qué no me llamaste después? Le reprochó ella
¿Te asaltaron? ¿Chocaste el auto? ¿Atropellaste a alguien? Si era tan importante ¿Por qué no le dijiste a Claudia? si realmente era urgente, hubiera enviado a alguien.
Ambos siguieron peleando y repentinamente ella cayó en la cuenta de que, si esa no era su realidad, ése, no era “su” Saúl Y lo dejó hablando solo y se salió corriendo, tomó su auto y se detuvo en un parque y en el espejo retrovisor se enfrentó a su reflejo.
¿Quién eres tú? ¿Qué me hiciste? Mi realidad es la que veo en los espejos ¿verdad? ¿Qué lugar es este?
Ese es tu lugar Ahí perteneces realmente Eso te mereces dijo su reflejo ya sin temor de ser descubierta.
¿De qué hablas? ¿Por qué me hiciste esto? En este lugar ni siquiera hay una pandemia, ¿por qué querrías vivir allá?
Es solo justicia. De hecho, nos conviene a las dos. Te he visto y oído tantas veces en todos los espejos. Eres desordenada, floja, irresponsable, derrochadora, no quieres tener hijos. Y, sin embargo, tienes un esposo bueno, fiel y complaciente que no te mereces. En cambio, yo, que trabajo mucho, que soy responsable, que me porto bien, que mi mayor deseo es tener un hijo, pero tengo un esposo que no quiere, y que además tiene una amante. ¿Es eso justo? En cambio, aquí, podré hacer feliz a tu esposo, le daré el hijo que desea y seremos felices ambos. Y tú también, de todas maneras, tú no lo amas. Allá, tú podrás divórciate de mi esposo y llevarte una buena cantidad de dinero y hacer lo que más te gusta: gastar y divertirte Buena suerte Adiós ¡Oye! dijo Sayuri pero el reflejo desapareció e inmediatamente apareció …No te voy a permitir… el reflejo hablaba y se movía igual que ella, por lo que supo que la otra ya no estaba ahí
Sayuri estaba asombrada. Seguramente esa otra ya no se aparecería en el espejo. Y pensaba: ¿Pero cómo logró sacarme de allá? Al llegar a casa buscaré en el historial de su computadora alguna pista, alguna investigación que haya hecho, algún tutorial o alguna información al respecto y mañana voy a ver a Diana, tal vez ella sabe algo, tal vez la habría acompañado Encendió el auto y fue a buscar en internet sobre el tema durante horas.

Al llegar a casa ya eran las 12:15 de la noche Saúl la estaba esperando. Ella ya ni se acordaba que estuvieron peleando.
¿Por qué no contestabas el teléfono? ¿Dónde estabas? dijo él muy molesto Sayuri se le quedó mirando y pensaba ¿Realmente es otra persona? Y se le acercó, miró de cerca sus ojos, sus labios, sus manos. Era idéntico.
¿Qué te pasa? ¿Para qué me llamaste en la mañana?
Olvida todo lo que te dije Y no te preocupes Te lo digo en serio Y perdón, mi teléfono estaba en silencio dijo ella y subió corriendo las escaleras a buscar la computadora, dejándolo muy extrañado.
Al entrar en la recámara vio el espejo de cuerpo entero, por donde había cruzado, hecho añicos. Empezó a buscar la computadora. Saúl entró y vio el espejo roto, y a ella, tirando todo lo que estaba en el closet y hablando sola
¿Qué son estos trapos horribles? Que mal gusto. Solo tenemos unas cuantas prendas en común ¿Dónde está la maldita computadora? dijo, pensando en voz alta como siempre
Fue a buscarla a la biblioteca. Ahí estaba y en ella halló algunas de sus búsquedas, y leyó casi hasta el amanecer en internet, pero encontró nada relevante, al parecer, o la otra buscó, pero no encontró nada o ella no sabía ni que estaba buscando. También buscó en los libros de la biblioteca Por la mañana, Saúl entró a la biblioteca y vio casi todos los libros en el piso Supo que no había dormido. Le preguntó si no iría a trabajar. Ella dijo que no. Él solo movió la cabeza y se fue –¿Dónde trabajará esta tipa? En su teléfono había muchas llamadas supuso que eran de su trabajo
Sayuri llamó a su amiga Diana, quería platicar con ella y la invitó a almorzar. Diana aceptó. En el auto, de camino al restaurante Sayuri vio con recelo su imagen en el espejo retrovisor y pensaba ya no hablaba en voz alta cerca de un espejo ¿Cómo le pregunto a Diana? ¿Y si le cuento todo me creería? ¿Qué tan diferente será esta Diana?
¿Por qué no fuiste a trabajar? le dijo Diana al llegar ¿Sigues teniendo problemas con Saúl?
Estoy un poco cansada. Solo quería platicar. Diana, ¿Qué es lo más raro que te he contado?
¿Raro? Raro es que faltes al trabajo si eres una adicta. ¿Qué te pasa? ¿Por qué hoy no te maquillaste? Mira tus ojeras le dijo sacando un espejo; pero ella no se quiso asomar al espejo Empezaba a tener aversión a los espejos ¿Por qué no vas con el psicólogo?
Anoche no dormí bien es todo, no te preocupes.
Después de andar casi todo el día con Diana tratando de obtener información, supo que definitivamente ella no sabía nada del tema, pero sí averiguó otros detalles: supo que trabajaba en la empresa con su esposo y que era muy buena en lo que hacía y que era dueña de un gran porcentaje de acciones de la empresa. Regresó a casa. Se sentía angustiada por no tener con quien hablar del asunto, enojada porque tal vez no pueda regresar nunca, impaciente porque el tiempo pasaba y no dejaba de pensar en qué estaría haciendo la otra en su casa, con sus cosas y
con su esposo; y se sentía más desesperada aún. Saúl envió un mensaje diciendo que saldría de emergencia a Tijuana, que regresaba al día siguiente. Ella solo escribió: OK. Para ella era perfecto que no estuviera y no tener que darle explicaciones del porqué no iba a trabajar o dónde andaba y qué hacía.
Después de otra noche casi sin dormir, decidió que día iría con una psíquica. Se puso a buscar en internet la más conocida.
Al siguiente día fue con la psíquica Al entrar antes de que Sayuri dijera nada, ella le preguntó: ¿Cómo le fue? ¿Encontró a Don Sebastián? Sayuri de inmediato supo que la estaba confundiendo.
No De hecho, a eso vengo porque no lo hallé Explíqueme de nuevo por favor
Pero si en el papel estaba todo bien claro
Es que lo perdí.
Esto le va a costar, aunque ya se lo haya dicho antes, porque es tiempo que yo…
Sí Por supuesto, de hecho, le dejaré algo más de propina, solo explíqueme como si fuera la primera vez porque soy muy distraída y no se me quedan las cosas.
La mujer dibujó un croquis escribió en un papel algo. Luego le dijo que no conocía a nadie mejor que Don Sebastián para ese asunto. Iba a entregarle el papel, cuando al mirarla a los ojos le dijo Estas embarazada y por la expresión de Sayuri la mujer preguntó ¿no sabías?
Deberías hacerlo rápido. El salto puede ser peligroso en esas condiciones.
Sayuri tomó el papel y le pagó. Salió pensando que esa mujer seguramente estaba equivocada. Lo que en ese momento le preocupaba era otra cosa: Según la tradición un brujo no puede deshacer lo que hizo porque las consecuencias las recibe él ¿Sería conveniente decirle a ese tal Sebastián que deshaga lo que hizo? ¿Y si le decía a Diana todo, para que a ella le diera la información de cómo hacerlo? Pero al saber esta Diana que ella no era su amiga ¿Querría ayudarla?
De pronto dijo: ¡Ya sé que haré! Y regresó a casa
Al siguiente día Saúl regresó en la noche y al abrir la puerta ella le dijo:
Estaba esperándote porque quiero hablar contigo
No empieces con tus celos. Vengo muy cansado y…
¡Escúchame! No me importa nada de eso, ni dónde estabas, ni con quién Tengo una propuesta que te va a interesar. Que nos conviene a los dos. Ven, siéntate y escúchame hasta el final dijo Sayuri y Saúl desconcertado por el semblante ansioso y por momentos sonriente de ella, se sentó
Mmm ensayé mucho como decírtelo, por dónde empezar para que suene menos absurdo, pero por donde se vea, sigue siendo increíble… a ver: tú, te quieres divorciar de mí, pero temes que nuestra sociedad se afecte, que nuestros negocios por separado no funcionen. Yo te firmo el divorcio y te cedo todas mis acciones, con una condición
¿De qué estás hablando? Dijo Saúl atónito


No te molestes en negarlo, ni darme explicaciones que no me importan. Solo dime si te interesa mi oferta para decirte el resto, o tendré que buscar a otra persona.
¿Pero por qué renunciarías a tus acciones?
Solo dime si o no. Y no, no estoy volviéndome loca, aunque cuando te diga lo que quiero, vas a creer que lo confirmas. Primero harás lo que te pido y después yo firmaría. Quiero que me acompañes a ver a una persona y le pidas una información para mí. Eso es todo.
Saúl no salía de su asombro La miraba sin parpadear Sin entender que tramaba
Vas a preguntarle a cierta persona cómo pasar a través de los espejos. No me mires así.
Incluso si piensas que estoy loca, que no te importe, total cada quien obtendrá lo que desea de este trato ¿no?
Saúl ya venía notando algunos detalles extraños en ella en los últimos días. Como su desinterés en él, no le llamaba a cada momento, el desorden, dejar de ir al trabajo, pasarse la noche en la biblioteca y en internet. Y sí, lo más lógico fue pensar que la falta de sueño y el trabajo estaban haciendo estragos en ella Sí quería divorciarse, pero no la odiaba al grado de despojarla de su patrimonio con un trato tan desventajoso, aprovechándose de su incapacidad, pasajera o no. Y empezó a verla con cierta compasión.
¿Quieres más días de descanso? ¿Quieres ir con Diana a algún lugar?
¿Acaso estás sintiendo lástima por mí por estar volviéndome loca? Sé que lo más lógico es pensar eso. Sé que quieres divorciarte, pero seguramente no quieres quitarle las acciones a una “loca”. Te aseguro que no es así. Y no subestimes mi inteligencia. Y creo que tendré que correr el riesgo y contarte todo
A ver, cuéntame todo dijo Saul, aún condescendiente.
No me interrumpas hasta que termine de hablar. Yo no soy la Sayuri que tú crees. Tu esposa que es idéntica a mí, hace 4 días que me sacó de mi mundo a través de un espejo, para quedarse con mi esposo y con mi vida Ella me espiaba, a través de los espejos Así supo todo de mí Me dijo la muy estúpida que estaba haciendo “justicia”, que ella siempre se ha portado bien y que su sueño es tener hijos, pero que tiene un esposo que no quiere y que le es infiel, y que yo me merezco este mundo, porque yo no quiero hijos, que aquí puedo negociar bien el divorcio contigo y hacer lo que más me gusta que es gastar y divertirme Por eso quiero firmar tu divorcio con ella y cederte sus acciones. A cambio de que me ayudes a buscar la información para poder regresar a mi mundo.
Saúl no dijo nada Solo la miraba asombrado Se preguntaba si alguien esquizofrénico o de otra condición mental podría armar historias así.
¿Quieres pruebas de lo que te digo? Si me acompañas a ver esa persona estoy segura que podré darte pruebas.
Está bien Iremos mañana sábado A ti también te interesa que yo te ayude entonces tengo una condición. Después vamos a ir a ver a otra persona ¿ok?
¿Un psicólogo o algo así? olvídalo. Y las condiciones las pongo yo. Yo puedo buscar a alguien más para que me ayude y pagarle bien por hacer una cosa tan simple. La única razón por la que quiero que seas tú, es para dejar a tu esposa divorciada y sin dinero cuando la regrese a este mundo horrible. De paso te hago el favor de librarte de ella. Te está poniendo los cuernos con “mi” esposo ¿comprendes eso? Por más que te parezcas a él, no eres él. No es su esposo, es el mío. Así que dime si quieres o no seguir. Está bien dijo él
Había algo en ella, en su voz, en su seguridad al hablar, que definitivamente la hacían parecer alguien tan diferente de la Sayuri que él conocía. Sonaba tan convincente. ¿Tendría personalidad múltiple? Pensó.
Sayuri empezó a contarle absolutamente todo lo que había hecho y descubierto desde que llegó. Él la miraba detenidamente mientras hablaba. De pronto no parecía tan difícil creerle, dejarse llevar por su fantasía. Después de mucho rato de escucharla sin interrumpirla le preguntó ¿Y tú mundo es mejor que este? Dijiste que este era horrible.
No Es casi idéntico Aunque en este momento allá hay una pandemia Un virus nuevo está asolando al mundo entero, la gente no sale de sus casas, llevamos más de 150 días de encierro, ha habido casi un millón de muertos. Aún no hay una vacuna. Mi mundo quizá es peor; pero es “mi” mundo.
Al día siguiente, Sayuri se quedó en el carro mientras Saúl se bajó a ver a Don Sebastián La idea era que preguntara cómo pasar a otros mundos a través de los espejos. Si había una fórmula y pudiera reproducirla ella sin ayuda del chamán, lo intentaría, pero si era posible solo con su ayuda, entonces lo vería, y si se negaba, al menos que le recomendara alguien más Unos 30 minutos después Saúl salió.
Nunca pasé un ridículo más grande. Dijo que nunca había oído semejante cosa, que quién me había dicho que él podía hacer eso.
¿Solo eso dijo? ¿Y por qué te tardaste tanto? Voy a verlo Me voy a arriesgar No tengo más remedio y ni tiempo que perder.
Saúl quiso detenerla, pero ella se zafó de su mano y salió del carro. Entró al lugar y como no había nadie en espera, abrió la única puerta que había y al verla Don Sebastián, se sorprendió mucho Saúl entró detrás de ella
¿Me recuerda?
Si dijo el hombre.
No soy la misma que vino a pedirle ayuda
Ya lo sé. ¿Cómo me encontraste?
No vengo a reclamarle nada. Yo soy otra cliente. Le pagaré bien. Necesito regresar a mi lugar. y como el hombre veía con recelo a Saúl ella le explicó No sabía si al verme me ayudaría, por eso vino primero él ¿Puede ayudarme?
Tú estás embarazada. Debe ser lo más pronto posible sino se complicarán las cosas.
A Saúl le parecía irreal aquel diálogo.
A la otra señora le di instrucciones para asegurarse de no ser echada de aquel mundo y seguramente ya las llevo a cabo Así que no será nada fácil Lo primero que debía hacer era romper el espejo por donde pasó, el cual también se rompería aquí. Si se rompió aquí, ella lo rompió allá.
Sí está roto aquí dijo ella y Saúl tragó saliva al recordar el espejo roto de su recámara.
Ella no se acercará a ningún espejo grande por donde pueda caber y ser jalada, así que será necesario otro plan. ¿Ella sabe nadar? Saúl dijo que sí con la cabeza.
¿Tienes tina o alberca en casa? porque si no tendría que esperar a que ella vaya a la playa
Sí hay alberca en casa dijo Sayuri y el hombre escribió la lista de cosas que necesitaba que le llevaran. Al salir de ahí Saúl estaba muy callado.
Ahora estarás pensando que ese hombre es mi cómplice. A mí también me cuesta todavía creer que esto es posible. Y quizá ella tenga razón en que tú y yo seríamos más compatibles; tal vez ella se merece más a mi esposo que yo Es verdad que tengo muchos defectos Pero él es “mi” esposo y nunca le sería infiel. En cambio, ella con todas sus “virtudes” qué fácil se le hizo robármelo a mí y engañarte a ti. Ya no tengas remordimientos de amar a otra y divorciarte sin su consentimiento.
Ahorita no sé qué pensar de todo esto dijo Saúl realmente confundido
Te firmaré la donación de las acciones, eso es más rápido que el divorcio. Si me voy antes de que termine el trámite del divorcio, te faltará mi última firma. Le pides a ella que lo firme a cambio de regresarle sus acciones
Si por alguna razón no te pudieras ir. ¿Te quedarías conmigo? pregunto él por curiosidad
Tú no eres mi esposo. Y aunque te divorcies de ella, yo seguiría casada.
Pero él no está aquí y no lo volverías a ver nunca. Además, nadie lo sabe.
Yo lo sé y me basta
Como que no concuerdan esas ideas con tu personalidad.
Esos son clichés. Tengo algunos defectos, pero no todos. Y no soy traicionera ni aun en estas circunstancias.
“3 trozos de vidrio de una ventana de la casa, de la oficina y del auto de ella ” Oye ¿y tenemos que romper todos esos vidrios? ¿Sabes cuánto cuesta el del carro?
Considéralo una inversión. Es el precio de tu libertad y la mía.
Cuando reunieron todo lo que el chamán les pidió, regresaron a verlo Él hizo algunos rituales en el vestido que le llevaron de la otra, y en los trozos de vidrio, luego los puso en el fondo de una bañera con agua.
Mira fijamente el agua tardarás mucho rato tal vez, hasta que veas algo.
Veinte minutos después Sayuri dijo ahí está Va en el auto con mi esposo

Muy bien. Necesitaba saber si podías verla en el agua. Como ella se cuidará de asomarse a los espejos, la jalaremos a través de su reflejo en el agua. En tu casa meterás este vestido y los trozos de cristal, en un recipiente con agua y por ahí vigilarás sus movimientos y conversaciones Eso hizo ella contigo y con otras, para saber cuál de sus muchas “otras yo” era la más conveniente sustituir, pero ella lo hizo a través de todos los espejos que usabas. Tú la escucharás cuando ella esté cerca de algún líquido: la sopa, el refresco, el té. Y la verás a través de los cristales cuando esté en la casa, en el trabajo y en el carro Y para jalarla esperarás el momento en que ella esté dentro de la tina o la alberca y basta con que la toques para que se realice en intercambio.
Solo hay un problema Yo no sé nadar
Tendrás que llevar puesto un salvavidas si es en la alberca. Si lo logras, búscame allá en tu mundo, o sea, a mi otro yo, para que te haga un talismán con materiales de tu tierra, para que nadie pueda volver a sacarte de allá.
Y pasó Sayuri días y noches escuchando todas las conversaciones de la otra, en su casa, su oficina y su carro. Estaba contenta sonriente todo el tiempo. Era muy amable con todos en el trabajo. Todos encantados con ella. En el carro iba siempre cantando, feliz de la vida. Un día que la espiaba en la oficina la oyó decir:
Estuvo bien no decirle que ahora sí quiero tener un bebé Es mejor darle la noticia cuando quede embarazada. Le prepararé una fiesta sorpresa para decírselo. Será más emocionante para él e inolvidable. Será muy diferente de como lo hizo la otra idiota. Se pondrá muy feliz y yo también y todos
Eso es lo que tú crees imbécil. Eso se lo diré yo dijo Sayuri del otro lado. Una semana después que los espiaba a través del cristal de la alacena, cuando cenaban en la barra de la cocina, por fin escuchó lo que esperaba:
¿Qué haremos el fin de semana? Ya casi llega el invierno son los últimos días de sol
Aun no es conveniente salir. Ya sabes. Podemos hacer un pic nic aquí tu y yo en la alberca
Saúl ¿de verdad me quieres?
¿Qué te pasa últimamente? A veces estás muy cariñosa, luego muy pensativa. Estás trabajando mucho Ya ni siquiera quieres salir con Diana Ya ni hablas sola Sayuri corrió a decirle a Saúl que los otros estaban planeando el sábado estar en la alberca, que tal vez ese sería el día del salto.
Quiero pedirte que cuando me aviente a la alberca, te avientes conmigo No sé nadar Si algo no sale bien ¿Me ayudas a salir? él le dijo que sí, a esas alturas lo podía creer todo.
Ese sábado Sayuri estuvo en la alberca, espiando los movimientos de la otra, con el chaleco salvavidas puesto. Pronto los otros estaban en la alberca tomando sol y vino tinto.
¡Maldita! Trae mi bikini azul que ni siquiera he estrenado ¡Métete al agua idiota! Va a saltar de un momento a otro ¿Estás listo para saltar después que yo? Saúl le dijo que sí.
Te ves hermosa en ese bikini dijo Saúl a la otra, tomándole fotos con su celular pronto pasará todo esto y te llevaré a la Riviera Maya para que luzcas ese bikini.
Ella sabiendo que se veía espectacular en bikini, se levantó a modelarle Él le silbó Ella caminaba sexi por la orilla de la alberca y él seguía tomándole fotos. Repentinamente ella se tiró a la alberca. Saúl de inmediato se lanzó por ella, porque ella no sabía nadar.
¡Ahora! grito Sayuri y de inmediato corrió por el lado por donde se aventó la otra y sin pensarlo, cerró los ojos, aguantó la respiración y se aventó a la alberca (Saúl detrás de ella por si algo salía mal) Apenas alcanzó a tocar una pierna de la otra, cuando sintió unos brazos sosteniéndola. No sabía aún cuál de los dos Saules la llevaba a la orilla. Al salir, él trataba de reanimarla Ella tosía y vomitaba agua Al abrir bien los ojos y ver a Saúl en shorts y supo que era “su” Saúl. Cuando a él se le pasó el susto, le preguntó:
¿Y esto? señalando el chaleco salvavidas, ya que la había visto entrar en bikini ¿Qué clase de truco fue ese si no sabes nadar? ¿Por qué hiciste eso? ¿Estás loca? Le gritó enojado Ignorando sus preguntas Sayuri lo miraba como su fuera la primera vez, tocó su cara, sus labios y le dijo: Tengo una historia que contarte. Dime que creerás todo lo que te diga.
Sí, te creo todo, pero no vuelvas a hacer algo así. Estás loca. Estás muy loca.
Sí, muy loca, muy feliz tomando sus manos las puso sobre su vientre y sonriendo para asombro de él, le dijo y muy embarazada
Narrativa
Sonia Ventura Domínguez
Te pinte con carbón, mi mujer negra, entre el hollín de la cocina de humo de nuestra casa, te trace sobre la pared de adobe rociada con cal, sobre salías como un mural que abrazaba nuestro hogar, allí sigues sin estar, allí permaneces junto al clavo que sostiene la olla tiznada con el humo del tlecuil.
Es fuego que calienta el cuarto donde se cuecen las tortillas a mano, esponjadas sobre el comal de barro. Ese fuego aún está, sobrevive en brazas que no se apagan, ni se mueren, se alimentan del amor que te tengo, y lo vuelven ceniza con la que lavo los trastes, mientras entristezco porque ya no estás.
Salgo temprano al monte con esa pena en la espalda. El peso me joroba y me lleva lento hacia arriba, donde los árboles crecen como hongos regocijantes y enormes.
Mientras camino pienso; ¿Si a todos nos matará el tiempo? Avanzando por una vereda, que lleva años y años recorriendo, ya no hace falta mirarla pues la reconozco aún, en la oscura madrugada que va dando paso a un amanecer claro
Me detiene un cerco de militares. Ellos siempre vigilan cuando un campesino sube, se llevan la leña seca, algunas piñas con trementina para encender el fogón de casa No han sido pocas veces que a causa de esto han intentado detenerlos, sin embargo, cuando los tala montes se llevan el bosque en sus carros, no los detienen, ni siquiera los ven.
Me preguntan hacia donde voy. Mi burro un viejo animal que siempre me acompaña, de ojos de avellana, de pelo blanco que parece hecho de nubes, huele las flores, mientras me espera. Yo contesto que me dirijo hacia el ejido “La Patria”
Cuchichean entre ellos y me dejan pasar. Entonces doy un suave tirón al lazo amarrado al cuello del burro, para avisarle que seguimos nuestro camino, el, saca la nariz llena de polen para avanzar, a veces le platico o le canto, más bien le tarareo un viejo soplo del viento, como chiflido que me acompaña desde niño.
Esta vez me toca cuidar la quema a la que siempre llevo una cobija vieja como yo, deshilachada por el tiempo, pero aun abrigadora y que conserva tu olor.
Se siente cada vez más cerca el invierno, las hojas van abandonando de a poco los árboles y en unos meses quedaran como esqueletos parados.
Recuerdo bien que esa imagen te asustaba, cuando la luz de la luna hacia salir la sombra que todo árbol tiene, me abrazabas y así te quedabas toda la noche mientras vigilaba que las ramas no dejaran de humear.
Esa columna humeante la alimentábamos con ramas frescas entre tres personas por una semana, para hacer carbón, día y noche permanecimos aquí entre árboles Casi la mitad de la vida permanecimos en el bosque

que llega a convertirse en un compañero, que se agota y hay que dejarlo descansar, platicar con él, ofrecerle agua, reír y también llorar
Cada árbol trozado sustituirlo por uno nuevo, cuidarlo hasta su juventud y ver como alcanza el cielo.
Mañana termina la quema, sólo resta esperar siete días hasta que se enfrié, me he ofrecido a quedarme, pues los muchachos están ansiosos de ver a sus esposas Regresarán pronto con una camioneta y costales para llevarnos el carbón negro y brillante, con el que sigo dibujándote. El burro baja solo del ejido “La Patria”.
Narrativa
Omar Rosa
Muletilla de la esperanza
Muy nervioso cambiaba de posición en la silla, un hospital siempre impresiona.
¿Va a ingresar? dije.
Seré operado de una hernia inguinal, ahora mismo me duele mucho.
¿Se le sale la tripa para el huevo?
¿Ha pasado por esto?
Tranquilo, va a salir bien, ese cirujano tiene muy buenas manos, eso sí, aquí escasea todo a lo mejor no le pueden coser la herida, pero tranquilo, es un artista con el esparadrapo
Tengo que controlarme para que no me suba la presión.
Y no se controló, de regreso a casa con la tripa en el huevo, lo primero fue revisar el congelador, veinte y siete horas de apagón fue demasiado para el combo enviado por su hijo mayor, sacó la pestilencia, la presión volvió a dispararse, «soy un macho alfa nada de esto puede amedrentarme», su meditación se vio interrumpida por su hijo menor, oyó una confesión que veía venir y no quería creer
Pipito y yo nos vamos a vivir al cuarto de arriba hasta que se resuelva el litigio por la casa, ve pensando a dónde vas a meterte Un dolor recorrió su brazo izquierdo hasta su espalda, «tranquilo, esto va a pasar».
Se muere una sola vez
Si usted tiene problemas del corazón la anestesia le puede dar un paro dijo el de la cama de al lado y arremetió pero no piense en eso, se muere una sola vez
Ya frente al salón la mujer vestida de verde me pasó a una cama en un pasillo por donde circulan todos Espere aquí para que lo vistan «Me van a ver encuero, pensé» Pasó el tiempo y yo tenso, volvió la vestida de verde, me puso una bota de tela verde y otra amarilla, me engancho un gorro y se fue. Seguí allí ya vestido, seguro esperan que se estabilice la corriente «¿Qué será de mi allá adentro si hay un apagón?» Entonces viene un doctor que ha envejecido en este hospital donde nacieron mis tres hijos ya cuarentones, me cuenta cómo ha cambiado para mal este centro de referencia, no se percata que entraré al salón y esto si no lo sabe: por primera vez
La operación fue todo un éxito, el doctor que me operó, es todo un profesional, joven talentoso de ojos pequeños y vivaces similares a un muñequito de la televisión que aún no logro descifrar, pensando en eso se estabilizó mi presión.
Y entonces, si fue tan bien ¿Por qué morí? ¿Por la basura en el salón? ¿Por el baño sin descargar? ¿Una bacteria? Ya que importa, se muere una sola vez.
Antes de entrar al salón de operaciones escribí con urgencia mi testamento literario, uno nunca sabe lo que pueda pasar:
¿Soy un escritor de cuentos? Más bien un contador de historias, mal redactadas con incorrecto uso de los signos de puntuación y hasta con faltas de ortografía. No obstante, algunas han sido publicadas y hasta han gustado Las historias están ahí, imperfectas, a veces muy autobiográficas a tal punto que ofenden a seres queridos, en otra vida aprenderé de Juan Rulfo.
Por lo tanto, aconsejo: borrarlas, quemarlas y nunca más releerlas, sino me hacen caso tengan en cuenta que dentro de mí hubo un hombre bueno y uno malo, un pecador.
Ya durante la recuperación pregunté a mi esposa por un papelito que dejé debajo de la almohada con la idea de retractarme.
No te preocupes ya los borré.
¿Los cuatrocientos cuentos?
Solo dejé este que me gusta:
ENCUENTROS
Se vieron de lejos, ella se detuvo, sonrió, el camino más de prisa algo desordenado como queriendo acortar la distancia Solos, en medio de la muchedumbre se dieron un beso en plena calle a las once del día. Caminaron de la mano como si las suma de sus más de cien años no pesaran, los tantos de matrimonio fueran veinte días y los nietos no estuvieran.
¿Le ocurre algo, señor?
Estoy mareado, ¿viste una mujer a mi lado?
No, mi viejo.
Se agachó, se sentó en la acera y lloró como un niño.


Uriel Arturo Blackmore Valdez
Las muertas es una de las novelas mexicanas más importantes del siglo veinte No es especulación, es un hecho. La primera de la reconocida trilogía del Plan de Abajo que Jorge Ibargüengoitia recreó. La historia de cómo se concibió la novela es sabida Yo la conocí con un poco más de calma en un laboratorio de técnica sobre el narrador: Julián Herbert nos contaba a mí y a otras catorce personas la importancia de la técnica del narratario: El elemento tiene demasiado que ver con las cartas… es básicamente el destinatario de la narración Puede ser el lector, otro personaje, sí mismo… dijo.
Las muertas era una de mis lecturas del mes para un taller de novela. Cuando le pregunté al escritor de Canción de tumba si el narratario estaba presente en el libro de Ibargüengoitia, él me lo confirmó, agregando algo curioso: Qué excelente ejemplo Mi esposa hizo un artículo en Cuadernos Hispanoamericanos sobre esa novela. A ella le gusta mucho. Originalmente no iba a ser una novela… y continuó Herbert con una sonrisa en el rostro He aquí la intriga. Si originalmente no iba a ser una novela ¿qué iba a ser Las muertas?
1: Así como inicia la novela, acaba con el mismo evento Ya el último capítulo es un agregado de explicación y el epílogo uno estético; un adicional que potencia los temas que Ibargüengoitia decidió tocar en esta novela y lo convirtió en la figura tan relevante
Resultado de la investigación sobre Jorge Ibargüengoitia en Las muertas
para la literatura mexicana y universal: una foto donde se encuentran veintiuna mujeres, no se les distingue el rostro, muy apenas un número por donde deberían tener los ojos y los labios, yendo del uno al once.
2: La ficción inicia con el intento de homicidio de Simón Corona por Serafina Baladro, su ex- novia y una de las hermanas que manejaba la franquicia de burdeles más grande de El Plan de Abajo Esto desencadena que interroguen a Simón Corona, y de paso, se dé a descubrir una red de trata y crímenes mucho más oscuros de los que se pretendía hallar. Desde este disparador se genera una impresión de investigación en el argumento y en el proceso creativo del propio autor. La versión de Las muertas que todos conocemos es la cuarta, el primer borrador nos mostraría cómo el libro iba a ser una crónica.
3: Al basarse en hechos reales, el libro de Ibargüengoitia se tardó un total de trece años para concretarse. La decisión de transformar el dispositivo en una novela basada en hechos reales ,llevan al autor a formar un narratario en su historia como resultado de su investigación. Los personajes declaran sus hechos (durante interrogatorios y durante un juicio) y, ocasionalmente, hay suposiciones sobre cómo ocurrió tal momento, dando una literariedad narrativa a la trama; se forma un miltiperspectivismo a partir de las declaraciones del caso:
Durante su reclusión en la cárcel Simón
Corona relató el caso de Ernestina, Helda o Elena de la siguiente manera:
La vi venir caminando entre árboles de la alameda y no lo quise creer. Aquella mujer vestida de negro con la bolsa de charol en la mano no podía ser Serafina Se parecía a ella y se vestía como ella, pero no podía ser ella. De todas maneras, sentí que me temblaban las rodillas ¿Será que todavía la quiero?, pensé
Es posible imaginar al capitán quitándose la chamarra, entrando en el cuarto de baño y orinando con la puerta abierta, mientras Serafina, de pie en el centro de la habitación describe, con voz transida por la emoción, la historia de sus relaciones con Simón Corona de quien el capitán ignoraba la existencia
Se oyen las palabras “burla”, “ingratitud”, “imperdonable”, etc., y termina diciendo:
Para matar a ese hombre quería yo la pistola calibre .45 que tú me vendiste. . .
Estos tres detalles nos contextualizan las mudas de narrador. Como lectura pareciera pecar de ofrecer información excesiva, y no es erróneo, pero tampoco se requiere una guía para leer el libro. El juego de narrador de mudas entre tercera y primera persona es claro, redondo y genera unidad en temas y forma. Por ejemplo, dos de los personajes en la novela son los agentes Guillomar y Pacheco quienes llegaron a encontrarse con, e investigar después, las hermanas Baladro. Se nos da a entender pronto en la novela que el narratario es el poder judicial y que estos dos agentes, personajes incidentales, son de suma importancia para mostrar una
perspectiva autoral con respecto al caso del que se basa la novela: el papel pasivo de la sociedad mexicana, así como de la fuerza judicial y el gobierno, en la tragedia de una masacre; sobornos de múltiples tipos, nepotismo, impunidad. En esta ficcionalización refleja tanto un modus operandi por parte de los victimarios, como por parte de la sociedad mexicana reflejada en el Plan de Abajo ¿A cuál masacre me refiero? Supongamos…
…corriera el año 1964 y una mujer quizá Aurora Bautista (una de las muchachas), quizá Arcángela Baladro después de la declaración de una de las muchachas se presentara en el Ministerio Público, Concepción de Ruiz, para denunciar a la matrona Serafina Baladro Si fuera Aurora Bautista, declararía que huyó de un burdel donde las prostitutas sufrían hambre y maltrato físico Si fuera Arcángela Baladro, declararía, ya entrando en la suposición, que los maltratos fueron idea de su hermana Serafina y en su momento ella no estaba dispuesta a hacerlo (hechos refutados con pruebas y declaraciones de las demás prostitutas durante el juicio). También dijo que algunas de las jóvenes habían muerto. La policía resolvió ir al pueblo donde estaba el burdel, Casino del Danzón, y lo que encontraron conmocionó primero a Plan de Abajo, después a México y, cuando las páginas de los diarios sensacionalistas comenzaron a ser devoradas por los lectores, los cables comenzaron a llegar a las agencias internacionales… ¿Esto les es similar a un crimen real? Porque lo fue. Este es un fragmento de un artículo en
Cuadernos Hispanoamericanos escrito por Sylvia Georgina Estrada (La violencia contra las mujeres vista por un hombre del siglo XX)
Un artículo sobre el caso de las Poquianchis, Las muertas y la violencia de género en México. Lo alteré con detalles de la novela, ¿la razón? Para explicar el por qué Las muertas pasó de ser una crónica a una novela de ficción además, mencionar que el amarillismo respecto a la noticia de las Poquianchis entorpecía una construcción objetiva de la crónica, llevando al autor a desarrollar el libro como una novela de ficción
Por eso considero Las muertas como la novela menos cómica de Jorge Ibargüengoitia. Aunque hay humor y muchos de los personajes forman una sátira sutil, ellos no dejan cabo suelto en su complejidad y seriedad cuando se requiere. Un ejemplo de esto serían las propias hermanas Baladro, quiénes en su ácida representación se agudiza la crítica social al México de la época: país mojigato con cicatrices de la revolución y dos cosas muy bien enmarcadas: qué tan normalizada se encuentra la explotación en general, y el machismo como parte de la cultura de nuestro país, resaltando la violencia y cómo todos nos hacemos de la vista gorda. Impunidad ofrecemos cuando vemos las monedas en las palmas de nuestras manos
Es una novela muy directa en sus intenciones. Usar un hecho real denota lo que los demás no quieren ver por más que hayan puesto el ojo en la lupa Este libro se escribió muchos años antes de que se diera a conocer
la vergüenza nacional de las muertas de Juárez, quizá sea el primer libro mexicano en hablar del feminicidio Hablaba con un amigo del tema de la atemporalidad en una obra literaria.
Ambos llegamos a la conclusión de que no existe tal cosa Toda obra está atada a un tiempo y contexto específico. Si el libro sigue recordándose el día de hoy, es porque los problemas mostrados en él siguen ocurriendo en el presente.

Margot Fernández
La literatura latinoamericana del siglo XX encontró en Horacio Quiroga una voz única y profunda que exploró con gran sensibilidad la relación entre el ser humano y la naturaleza. Sus cuentos, reunidos en Desde la selva (1918), no solo nos muestran la riqueza y el peligro del paisaje misionero, sino que actúan como espejos donde se reflejan las contradicciones y desafíos del hombre frente a la adversidad
Este ensayo busca adentrarse en la obra para comprender su dimensión temática, simbólica y estilística, destacando su importancia para los estudios literarios actuales y su aporte a la construcción de una identidad latinoamericana diversa y crítica.
Los relatos que conforman Desde la selva son un referente indispensable para entender la literatura de nuestra región, ya que conectan de manera profunda la naturaleza con las complejidades humanas en circunstancias extremas. Más que simples descripciones del paisaje, Quiroga propone un diálogo entre lo visible y lo invisible, entre el entorno físico y la lucha interna del hombre Con un estilo cuidado y directo, Quiroga logra transmitir la crudeza y el misterio de la selva misionera. Él mismo define este espacio como “un universo sin calma, una batalla perpetua entre el hombre y las fuerzas de la naturaleza” (Quiroga, 1918, p. 23), mostrando que sus cuentos no hablan solo del lugar, sino de estados existenciales.
Así, la naturaleza cobra vida como un personaje fuerte e implacable que determina el destino de quienes se enfrentan a ella. Uno de los grandes aciertos de Desde la selva es su manejo magistral de la tensión narrativa. Desde las primeras líneas, la tranquilidad aparente se torna una amenaza latente. Por ejemplo, en el cuento “La insolación”, se describe cómo “sentía el calor como una presión invisible que comprimía su cerebro” (Quiroga, 1918, p. 45), anticipando una muerte causada por el entorno hostil. Esta técnica crea una atmósfera en la que conviven la belleza y el peligro, reflejando esa dualidad de la naturaleza que fascina y a la vez asusta. Temáticamente, Quiroga explora la tensión entre civilización y barbarie, mostrando cuán frágil es el ser humano ante fuerzas que escapan a su control. La selva simboliza una frontera donde las reglas habituales se borran y emergen los instintos más primarios Como señala la académica Susana Rotker, “la selva en Quiroga es un espejo de la psique, un escenario donde el hombre pierde sus máscaras y muestra su esencia más pura” (Rotker, 2005, p. 112). Así, sus cuentos invitan a reflexionar sobre cómo conviven y chocan la razón y el instinto Desde el punto de vista literario, el conjunto anticipa algunos rasgos del realismo mágico y dialoga con la tradición modernista, aunque con un lenguaje menos recargado y más directo. Quiroga usa un estilo claro y a la
combina elementos fantásticos con la rudeza del paisaje, reforzando la riqueza simbólica de su narrativa.
Su obra se constituye en un legado que, a pesar de sus particularidades, apela a una identidad compartida y plural. La universalidad de sus cuentos abre la posibilidad para el diálogo crítico y el reconocimiento de nuestras raíces comunes.
En suma, Desde la selva de Horacio Quiroga es mucho más que un conjunto de relatos sobre la flora y fauna misioneras: es una meditación profunda sobre el ser humano y su destino frente a la naturaleza y la existencia. Su obra sigue viva y vigente, capaz de conmover, provocar reflexión y mantener un lugar destacado en los debates culturales y académicos de América Latina.
Referencias:
Quiroga, H. (1918). Desde la selva. Buenos Aires: Editorial Germinal. Rotker, S. (2005).
La selva en la literatura latinoamericana: naturaleza, psique y narrativa México: Fondo de Cultura Económica


Sandra Galarza Chacón
Guadalupe Ardazun nace en Coronel Suárez y reside en Salta, Argentina Doctora en Geología, investigadora del CONICET, escritora y escaladora. Integra la Escuela de Letras Evelia Argañaraz desde 2023. Publica un libro de cuentos y ha participado de cinco antologías y cuatro novelas grupales. Es una escritora con un proceso creativo notable parte una observación de la realidad Transformando vivencias personales, en donde los desafíos de la escritura, demuestran que realiza una mirada introspectiva y experimental, enfoca la psicología de los personajes y sus miedos internos en la acción externa. No se limita a un solo género, diversifica entre el terror, la fantasía, la filosofía y la realidad para construir sus narraciones, con un enfoque multidisciplario.
Invitamos a dar lectura a esta interesante entrevista
¿Qué autores o libros influyeron más en tu estilo de escritura, especialmente en el género de terror y fantasía?
G.A. Creo que mis influencias son diversas: desde Poe y Lovecraft hasta Hesse y Dostoievski, pasando por Huxley y Bradbury. Incluso Darwin y Wegener, cuya forma de ver y describir la naturaleza me motivó a estudiarla. Hay muchos otros que no estoy mencionando, y seguramente muchos más que han quedado en el inconsciente. Si bien la
mayoría de mis cuentos pertenecen a los géneros de fantasía y terror, hay otros que no A veces intento incorporar conceptos filosóficos, y otras veces recurro a argumentos reales. Aunque siento que no estoy a la altura de los autores que mencioné, intento no encasillarme en ningún género específico y tomar elementos de todos ellos para poder escribir sobre cualquier tema, siempre buscando profundidad y aquello que realmente me motive
¿Cómo abordas el proceso de investigación para dar a tus historias un toque de realismo, incluso cuando el tema es sobrenatural?
G.A. Muchos de mis cuentos, en realidad, surgen a partir de vivencias, de relatos de personas que encuentro en el camino, durante los viajes, o a partir de simples comentarios, o situaciones particulares. Por ejemplo, “El murciélago” y “La serpiente”, aunque no parezcan reales, son relatos verídicos de gente que vive en los cerros. “El escorpión” nació de una experiencia en una playa de la Isla del Sol, donde acampé una noche porque ya no podía seguir caminando. Y así han surgido varias de mis historias.
Otras nacen de la imaginación, probableemente influenciadas por relatos anteriores que quedaron en el fondo de la memoria, o por preguntas que uno se hace. En cuanto a este último caso, podría mencionar “Atrapado en la paradoja”
También cuentos en los que he tenido que investigar y leer sobre el tema antes de poder escribirlos. En este último grupo, aún tengo varias pendientes.
¿Qué es lo más desafiante al escribir en un género que a menudo se basa en la creación de una atmósfera, más que en la acción pura?
G.A. Justamente eso: crear la atmósfera desde el interior del personaje, convertirse en él. Ese proceso es lo más desafiante y, al mismo tiempo, lo más atrapante, porque implica despegarse de uno mismo y habitar otra sensibilidad, otra mirada.
¿Cómo equilibras los elementos de terror con los de fantasía en tus relatos para que la historia se sienta coherente?
G.A. Creo que tanto el miedo como la fantasía surgen de lo real, de aquello que uno percibe como realidad. No existe, para mí, una línea clara que los separe. En la vida cotidiana, los miedos son auténticos, aunque las amenazas, desde la perspectiva de otro, puedan no serlo; y mismo ocurre con la fantasía, que muchas veces se entrelaza con lo real. A menudo parto de una situación, un hecho o una idea concreta y la exagero. Aunque, en ocasiones, ni siquiera hace falta exagerar: la realidad ya tiene suficiente misterio.
¿Cuáles fueron las áreas de su escritura que más le costó mejorar?
G.A. Lo que más me costó, y aún me cuesta, es por un lado, la síntesis de las ideas, que es lo que aporta claridad a la historia A veces, y como nos enseña siempre nuestro profesor de literatura, lo que se dice en cinco palabras puede decirse en tres, o lo que se expresa en tres frases puede condensarse en una. Otra de las áreas que intento trabajar día a día son los matices en los tiempos verbales. Si bien leo bastante, creo que el modo de hablar actual dificulta aprovechar al máximo los tiempos verbales para construir frases más precisas y expresivas
¿Cómo aborda el desarrollo de la psique de sus personajes antes de escribir sus historias?
G.A. Intento transformarme en el personaje: preguntarme qué sentiría y pensaría en determinada situación, si yo fuera de esa manera. A veces tomo aspectos propios o de personas que conozco y las traslado o exagero, buscando construir una psique que se sienta auténtica dentro del relato
¿Cómo maneja el equilibrio entre crear una atmósfera de terror y evitar la repetición de frases o el uso excesivo de adjetivos?
G.A. Releo y corrijo una y otra vez Intento eliminar lo innecesario o lo repetitivo, y reescribo hasta que el texto gane precisión y fuerza. Lo complejo es que este proceso puede volverse infinito.
En tu libro, se menciona que “los monstruos... son reflejo de lo más profundo del ser humano”. ¿Qué monstruo de tus historias crees que es el que mejor representa un miedo o una faceta de la sociedad actual?
G.A. Creo que “El demonio de lo eterno” es el monstruo que mejor representa la raíz de todos los miedos de la sociedad, no solo actuales, sino también ancestrales. Es un personaje no parece humano, aunque desea serlo, anhelando la experiencia de la muerte que los humanos conocen Representa la contracara del miedo más profundo: la muerte, el final, la no existencia. De ahí viene el deseo de la eternidad. Pero lo que cuestiono en este cuento es: ¿realmente es deseable la eternidad? Algo infinito, sin término, sin posibilidad de escape. ¿No deberíamos temer más a que eso exista, y aprender a aceptar el final y la transformación de todas las cosas?
El libro mezcla el terror con “algo parecido al amor”. ¿Qué papel juega el amor en tus historias más aterradoras? ¿Es una debilidad que los personajes deben superar, o una fuerza que puede salvarlos del horror?
G.A. No sé exactamente qué es el amor, por eso en el título dice “algo parecido al amor” No podría definir el concepto con facilidad, y creo que nadie puede hacerlo del todo, ya que se utiliza para describir cosas muy distintas Por ejemplo, se le llama amor a la protección de una madre hacia su hijo, al vínculo de una pareja, a un favor incondicional entre amigos. También existe un concepto religioso del amor: ¿acaso no es amor lo que los católicos sienten por su dios? Ese ser superior y omnipresente que nunca han visto, pero que tiene el poder de castigar. ¿Es el castigo parte del amor? ¿Es comparable con el amor que se siente por un hijo, por una madre, por un ídolo, por un equipo de fútbol? Tal vez no haya punto de comparación, pero muchos dirán que todo eso es amor; otros, que algunas cosas sí y otras no. Incluso variará según la cultura o las creencias
A la vez que no existe un concepto consensuado, todo lo que se llama amor puede explicarse con otras cosas: deseo de reproducirse, supervivencia de la especie, miedo a la soledad, necesidad de protección, dependencia... que, llevadas al extremo, incluso pueden convertirse en psicopatías Quizás podríamos prescindir del concepto y llamar a cada cosa por su nombre
Analizando así, el amor parece un concepto sobrevalorado, muchas veces visto desde un positivismo extremo. Pero ¿acaso no se cometen actos terribles en nombre de lo que muchos perciben como amor? Crímenes pasionales, guerras, engaños, mentiras. Muchas veces el amor intenso desencadena conductas violentas
El amor puede ser el resumen de un conjunto de sensaciones y emociones que se generan hacia otra persona. Pero también romantiza aspectos ocultos de las relaciones. Cada uno tiene su propia idea del amor, y cada uno experimenta sensaciones distintas
En definitiva, no hay consenso No se puede comparar el amor con el amor, y ahí está el problema del concepto: no sabemos qué es, ni si realmente existe.

¿Crees que el miedo en la literatura de hoy ha evolucionado? ¿Qué técnicas o temas de terror encuentras más efectivos para una audiencia contemporánea, en comparación con los clásicos?
G.A. Creo que los principales miedos siguen siendo los mismos. Como mencioné antes, creo que el principal tema del ser humano es la muerte, y no solo en la literatura de terror. Lo que sí ha evolucionado, quizás, son las técnicas narrativas, aunque no estoy segura de cuánto han cambiado.
Ahora que lo pienso, no leo mucha literatura contemporánea. Debería hacerlo.





Por Blanca Vázquez
El amor a la patria siempre daña a la persona. Francisco de Quevedo
Cuando hablamos de Patria, aludimos a la tierra en donde nuestros padres nos han procreado, donde hemos nacido y en donde se han ido guardando los recuerdos socioculturales que somos Sí, nos remite a la palabra Padre, porque en tiempos pasados la figura desdibujada de la madre no era la perfecta para sustentar el territorio (aun simbólicamente) y sostener a todos, vaya idea ¿No creen?
Este territorio físico significa bastantes situaciones; nuestros modos de andar por la vida, el cómo comemos, de qué manera nos relacionamos y hasta cuándo expresamos querencia u odio por algo o alguien En este vocablo se guarda el sentido identitario, las tradiciones de un país, estado o municipio, los símbolos y sobre todo la memoria colectiva. Tal vez se pregunten si en verdad en México poseemos esta memoria, yo considero que sí. A pesar de tantos intentos por borrarla aún guardamos aquellos momentos que nos identifican como mexicanos o que nos hacen reconsiderar por qué ciertos personajes están en los puestos de poder y que dirigen o mal dirigen esta nación. Sin embargo, cuando existe una exaltación de la palabra PATRIA nos movemos hacia el PATRIOTISMO, y éste, si nos remitimos al

sufijo ISMO nos mueve a pensar en una doctrina o un sistema, en actitudes, comportamientos o modos de ser que exacerban la querencia y el sentimiento de pasión, respeto y compromiso hacia la patria, es decir, hacia el territorio al cual se pertenece, implica orgullo por su historia, su cultura y sus símbolos (pueden ser la bandera, el himno, sus héroes o el escudo) si lo pensamos no está nada mal ¿Se imaginan cómo seríamos si cada ser humano nacido en este México Querido conociera su Carta Magna? O si conociera los principios de civilidad, las formas de relacionarse sin el agandalle, y el decir el clásico: Soy mexicano y a mí me vale madres… así eso que decimos respetar se diluye y sólo queda en un discurso vacío que aparece en esas fechas pintadas de verde blanco y rojo como el 15 de septiembre o el 20 de noviembre, en muchas ocasiones difuminadas o confundidas, lo importante es el outfit, el salir en las redes bien mexicanísimos y ostentar que hasta el tuétano llevamos tatuado esto que cada lunes se empeñan en enseñarnos.
El patriotismo se ha desconfigurado con unos honores a la bandera que no se sienten,

al entendido y fuera de tiempo; hoy nuestra stema patriarcal se ha atorado perpetuando xicana o mexicano Tal vez, ahora que me o bien, que su patriotismo sí refleja el respeonio cultural, tal vez ustedes lleven a cabo dad, no dan mordidas y salen a votar en todos los días y no sólo en tiempos de ora leyendo en su celular o en su computaEmilio Pacheco y crea que traicionamos a la endo hacer algo porque todo lo jodido
acheco

Por: Fernando Gutiérrez Almeira
Tendemos a pensar que la Naturaleza posee, por sí misma y sin que esto refleje necesariamente la perspectiva humana, un carácter inocente, pulcro y una dinámica estupendamente equilibrada y sensata. Pero esta es, ni más ni menos, una perspectiva muy humana y muy sesgada, que responde a la idea romántica de la inocencia de lo natural y originario frente a lo artificial y manipulado. En esto resuena el pensamiento de Rousseau sobre el buen salvaje, aquel cuya esencia no ha sido corrompida ni por la cultura ni por la ambición social, que vive entre los árboles pendiente exclusivamente de sus simples y sanas necesidades biológicas. Santificar lo natural y vituperar lo cultural y artificial parece casi una tendencia fundamental de la mente, al menos de la mente humana occidental. ¿Se puede contradecir, entonces, esta visión casi monopólica de lo natural como algo sagrado, enteramente imbuido de bondad y salud?
La respuesta, a mi parecer, es afirmativa. Claro que se puede. Basta observar que el equilibrio natural entre las especies vivas no evita una continua cacería en el interior de sus

relaciones, un juego de espanto en el que unos seres devoran a otros; en el que el dolor, el hambre, los abandonos, el miedo hasta el punto del terror paralizante, las torturas, los lentos desangramientos, las trampas mortales, los dolores del nacimiento y el crecimiento, el derroche de vidas sin futuro ni esperanza todo ello y mucho más está a la orden del día. El sufrimiento de los seres vivos no encuentra compensación alguna en las pobres alegrías, en las escasas satisfacciones que logran, en los breves éxitos siempre al borde del fracaso más rotundo. Los seres vivos están expuestos permanentemente a la destrucción, a desaparecer sin memoria, a servir solo como nutriente para otros. Incluso se podría decir que el equilibrio natural no es otra cosa que este círculo de sacrificios, de muertes interminables. No hay amparo ni tranquilidad en el mundo natural, excepto para los seres que, como los vegetales, carecen de conciencia de las amenazas y ni siquiera perciben su propia eliminación lo cual no obsta a que esta ceguera sea, de alguna manera, otra forma de condena

hablar de libertad en el mundo natural. Todo en él está atado la necesidad imperativo de supervivencia que solo se concreta a nivel de la vida como mera y descartable existencia de los seres individuales, que no son más que para que la vida los pisotee y siga adelante por sí misma, sin aparente as cadenas de lo natural son implacables y no dejan a los pobres seres, opias fuerzas, otra alternativa que la de luchar por su existencia sin saber, a es inútil para sí mismos y que no habrá más premio que la muerte la carlos y quitarles el peso de seguir adelante, impelidos por una fuerza que cordia.
ca vanamente lo natural sin dar cuenta de la impiedad e injusticia que s de la biología pura, se ignora el valor de lo artificial como liberador y encia. Es un gran retorcimiento del juicio pensar que lo artificial es inferior ficial, el ser humano logra desprenderse de la necesidad biológica y de fuerzas y posibilidades que, puestas a su servicio, le permiten levantarse nidad para soñar con la inmortalidad o, al menos, una gran longevidad sin miento degradante como el natural. Gracias a sus artificios, el ser humano a otros mundos, resolver el problema del hambre, engrandecer su ncias insólitas, construir un mundo realmente armónico donde la humanin daño ni dolor con los demás seres vivos. Toda aspiración humana puede una vía de realización artificial, sobre todo aquellas que no son dañinas y s con la superficial toxicidad de aspiraciones básicas, rastreras, cercanas a ógica que sigue siendo una componente inescapable de lo humano. lo natural no solo distorsiona nuestra comprensión del mundo, sino que nuestra capacidad para enfrentar los desafíos de la modernidad. Al rremos el riesgo de rechazar las herramientas que nos permiten trascender la medicina que alivia el sufrimiento hasta las tecnologías que amplifican onectividad. Lo artificial, lejos de ser una corrupción, es una extensión de una manifestación de nuestra capacidad para imaginar, innovar y a nuestro alrededor Reconocer esto no implica abandonar el respeto por ender que nuestra humanidad se completa en el acto de crear, de n algo que refleje nuestras aspiraciones más elevadas. Solo al integrar lo n una síntesis consciente podremos construir un futuro donde la vida no pervivencia, sino una expresión de propósito, belleza y esperanza.


realizado el sueño de verse al lado del guapo, millonario y codiciado Armando Mendoza, también hay brujas y un hada madrina (doña Catalina Ángel) sin embargo, el entorno nos lleva a una realidad cotidiana, nos vemos en ella, vivimos en ella, nos hace despertar situaciones en las que quizás millones de personas se ven reflejadas.
La primera vez quizás se ve a la protagonista como la nerd que dio su golpe de suerte (¿en realidad es suerte quedarse con Armando Mendoza?) que, a pesar de las burlas de sus propias amigas y empleadores, logró con base a su trabajo y esfuerzo catapultarse como lo que era, una mujer capaz de lograr cualquier objetivo, pero no lograba ver lo que podía lograr por la sumisión de su madre y el machismo del padre que le impedían abrirse a sí misma. En otras ocasiones se puede ver a una Betty oportunista, manipuladora y chantajista ya que sabe cómo mover e incluso acabar con Armando Mendoza.
La telenovela nos muestra la falsa moral de la sociedad, el clasismo, el abuso y los excesos. El sexo no es amor, podrás tener tantas parejas, dar tu cuerpo a tantas o tantos como quieras y el vacío será el único que habite en

ti, pero nunca el amor. Podrás rodearte de hombres o mujeres de pasarela y eso no significa conocer la belleza del ser. No todos aquellos que ocupan grandes puestos son genios, pueden ser idiotas como Armando Mendoza o Mario Calderón.
Sí, los amigos o amigas también destruyen con sus consejos, las cosas se toman de quien viene, nunca a la ligera o por emoción ya que las consecuencias pueden ser graves.
Pero y ¿Marcela Valencia? Saludos a Marcela, la ensoñadora y clasista Marce a la que el escritor quiso darle un toque de humanidad ya muy tarde. Su ego no le permitió ver que “el amor” estaba lejos de una posición económica y de lazos y compromisos familiares. ¿Acaso Betty le dio su merecido? No, en ningún momento, Marcela presumía un amor que no le pertenecía y se aferraba a un hombre que no la quería, ella era consiente de las infidelidades de su novio y aun así continuaba y se victimizaba echando en cara sus sacrificios “por amor”, pero no, eso no es amor
Cuántas personas pasan por una trama semejante, quiero pensar que por eso fue, es y seguirá siendo el éxito. Cuantas Patricias Fernández existen en el planeta, chismosas como Bertha Muñoz que por cierto excelente interpretación por Luces Velásquez y cuantas Aura María con fracasos amorosos que se convierten en un bucle Cuantos tipos como Daniel Valencia, un personaje oscuro y abusivo, un depredador sexual que goza de poder y posición.
Y ¿Armando Mendoza? el ser vacío que no conocía el amor por su excesivo consumo de sexo con chicas hermosas de pasarela. ¿Betty le dio su merecido? Sí, lo hizo tocar fondo hasta que aceptó estar enamorado de un pro-
totipo de mujer muy lejano al acostumbrado. Sin embargo, a pesar de su renuencia, Armando siempre mostró ser mas humano que Marcela y que muchos otros personajes, pues la mayor parte del tiempo hizo que los demás respetaran a la mujer que lo apoyaba y que sabía era incondicional con él. Betty y Armando tenían mucho en común ¿En serio?
Sí, ambos deseaban ser amados, ambos seres inseguros. Por supuesto uno vivía con excesos y lujos y la otra con una excesiva sobreprotección paternal, pero ambos tenían hambre de ser, de crear, de echar andar proyectos y de crecer, por eso, a pesar de la adversidad con las que ambos se enfrentaron lograron sacar adelante la empresa; porque ambos se admiraban y comprendían.
Creo que se puede escribir mucho acerca de esta telenovela, pero no quiero extenderme tanto. No es una telenovela perfecta ya que cada vez que la veo encuentro más detalles y deja en evidencia el bajo presupuesto con el que trabajaron, pero la historia dejó pasar de largo cualquier detalle que la pudiera opacar.
Yo soy Betty, la fea, entró en el libro Guinness World Records como la telenovela más exitosa y la más adaptada del mundo, emitida en más de 180 países y con más de 28 adaptaciones y doblada a 25 idiomas distintos.
Fernando Gaitán dejó como herencia una telenovela que podrá ser adaptada más y más veces, pero ni una podrá superar la original, incluso, Betty la fea, la historia continua es un trabajo mal logrado ya que en vez de permitirnos ver a la Betty empoderada que dejó Catalina Ángel, vemos nuevamente a una Betty llena de complejos e inseguridades.

Por: Elí Alejandro Echeverría-Medina

Hola, nuevamente queridos lectores En esta ocasión quiero desviar un poco las temáticas anteriores y hablar de algo más actual: un malestar que he notado en los últimos meses tanto en mí como en muchas personas cercanas. Empecemos con una pregunta:
¿Te has sentido más triste últimamente?
Sea cual sea tu respuesta, hay información que nos ayuda a entender por qué este sentimiento se ha vuelto tan común. Según la Organización Mundial de la Salud, en el primer año de la pandemia global de COVID19 la prevalencia de los trastornos de ansiedad y depresión aumentó un 25 % en todo el mundo. Es una cifra alarmante, pero al mismo tiempo insuficiente para explicar lo complejo del fenómeno.
La tristeza, o más bien la angustia que muchos experimentamos hoy, tiene múltiples causas No depende solo de la biografía individual, sino también del contexto social, del ambiente y, sobre todo, de la forma en que accedemos a la información En una sociedad híper conectada, nos enteramos en cuestión de segundos tanto de un ataque en Gaza como de un accidente en Iztapalapa. Esa simultaneidad
de tragedias puede ser útil para mantenernos conscientes, pero también tiene un costo emocional evidente.
El problema es que la sobreexposición a estas realidades genera una angustia difícil de nombrar. Se trata de un dolor que no siempre vivimos en carne propia, pero que sentimos como si fuera nuestro. Vemos guerras en Palestina y Ucrania, deportaciones masivas en Estados Unidos o el avance del narcotráfico en México, y aunque no estemos directamente en esos escenarios, el impacto emocional se instala en nuestra vida cotidiana. Lo que antes era un problema localizado ahora se convierte en una carga compartida a escala global.
A este fenómeno yo lo llamo angustia globalizada.
No es un asunto de debilidad generacional, como a veces se acusa a los jóvenes de hoy.
Se trata de una condición estructural: habitamos un mundo donde la tragedia viaja más rápido que nuestra capacidad de procesarla. Y aunque esta sensibilidad expandida puede resultar agotadora, también es prueba de que seguimos siendo capaces de conmovernos con el dolor de los demás.

has veces parezca que la sociedad se ha os, solo que la forma de expresar esa anto dolor es comprensible en un mejor dicho, esta angustia globalizada, es s un cambio, aunque todavía no

Por: Rut Treviño

¿Te has dado cuenta de que septiembre es visto como el mes “amarillo”? Si no sabías de dónde venía este significado, es porque en este mes se hacen campañas de prevención y se ha determinado a septiembre como el mes para la prevención del suicidio.
Hablar del tema como tal se vuelve complejo debido a que es visto aún como tabú, a pesar de la evolución social que tenemos actualmente, muchos piensan que hablar del tema es promover que lo hagan Sin embargo, informar acerca del tema es de gran importancia para prevenir las muertes por esta causa. Últimamente se le ha estado dando más foco al tema gracias a que se ha permitido la difusión de programas para la prevención del suicidio y con ello el informar a través de la difusión. Si te preguntas que puedes hacer para contribuir un poco a lo relacionado al tema hay varias cosas, pero lo más importante es acompañar y escuchar. Las causas de la ideación suicida son diversas y no solo se limitan a factores psicológicos, hay un trasfondo diferente en cada persona y la palabra empatía toma cabida importante dentro de este contexto debido a que así como la persona
puede expresar abiertamente sus intenciones de quitarse la vida, también las puede enmascarar para que no se den cuenta en su alrededor, en este caso por eso es importante prestar atención y acompañar a las personas que tenemos cerca de nosotros, no descuidar las señales ni minimizar los comentarios, estar en constante actualización respecto al tema ya que se ha visto un aumento notorio en los últimos años y se considera una de las muertes más comunes sin importar género o edad
Que lo que se presenta como un mes conmemorativo no se quede solo en eso, en un mes si no que sigamos trabajando todo el año en aquellos que nos importan y también los que nos rodean ya que dejar de estigmatizar y hacer visible cada vez más ayuda mucho a disminuir cifras lamentables y su bien no hay una receta concreta de lo que se debe hacer y sea cien por ciento efectiva poniendo en práctica la escucha activa, empatía y acompañamiento podemos hacer la gran diferencia en cualquier persona.

Por: José Antonio de la Cuadra

Para entender esta columna, conviene diferenciar entre el patriotismo que es el amor hacia la tierra donde vives, un lazo vivo con el país que habitas, con su historia, costumbres, comida y su gente; a diferencia del fanatismo, el cual es casi como una fiebre, una distorsión que confunde la defensa con la imposición El primero une, el segundo divide. El primero reconoce la diversidad de la patria, el segundo pretende uniformarla bajo la violencia de sus dogmas
Un ejemplo reciente fue el linchamiento mediático contra la periodista Alondra Santiago, acusada de “atentar contra el himno nacional” por una parodia. Muchos gritaron ofendidos, exigiendo sanciones inexistentes, mientras callan frente a problemas mucho más graves: calles llenas de basura, autoridades que malversan fondos, empresarios que se enriquecen con contratos inflados. La paradoja es clara: hay quienes se rasgan las vestiduras por símbolos, pero destruyen en silencio aquello que deberían proteger.
El nacionalismo de cartón funciona como un disfraz Se utiliza para ganar votos, para manipular emociones, para levantar la voz en

redes sociales contra un enemigo fabricado, pero nunca para construir un país mejor. La cultura, la educación y el arte los pilares que podrían darnos una identidad sólida suelen ser los grandes olvidados. Escritores, músicos, pintores y cineastas ecuatorianos viven en precariedad, sin el respaldo de instituciones que se llenan la boca hablando de patria. La indiferencia hacia sus obras revela un vacío: se ama la bandera, pero no se ama lo que produce la gente que vive bajo ella
Amar la patria no debería significar idolatrar un símbolo o perseguir a quien lo cuestione. Amar la patria es defender la dignidad de sus habitantes, respetar su diversidad, cuidar sus recursos y fomentar el talento de su gente. Un país no se construye con fanatismos vacíos ni con discursos encendidos cada 10 de agosto, sino con acciones concretas: abrir espacios para los artistas, invertir en educación de calidad, proteger el patrimonio natural y cultural, y dejar de atacarnos mutuamente por intereses mezquinos.
Necesitamos un patriotismo distinto: uno que no sea dogma ni excusa, sino compromiso Amar el lugar donde nacimos implica empujar
hacia adelante a nuestra socied canción cantada, una obra pin sino con creación.
Al final, la pregunta es simpl niencia y callan ante la corrupc yendo un país digno a través d
La respuesta marcará la difer capaz de reconocerse en la riqu
La serpiente de la luna.
A veces, en mi país, la luna s aún respira, eso se puede aprec o cinco de la tarde. Blanca, cas en el caso de Guayaquil, el calo mirarla, en esos instantes cuan indiferencia colectiva cuando u mirando pantallas o esperando Vivir en un país que es la mit como si quisiera recordar que l diurna corta la tarde en dos: el na me provoca una calma extra cualquier calendario
Desde hace milenios la huma cuando el cielo parece sin respi espejo encendido; y la mengua renacer perpetuo Las culturas símbolo de fertilidad; los maya Artemisa, cazadora y guardian celeste, fue una metáfora de lo
A veces pienso que la historia se agrandan, brillan, se apagan se parece a un ciclo de luz y so serpiente que se devora a sí mi memoria. La humanidad enter luna repite su rostro cada veint


do como musa Los pintores la buscaron en los n metáfora de la soledad o del deseo; los músicos la na el caos. Pero más allá del arte, la luna ha sido s; ha contemplado la construcción de ciudades y su uzgar Esa neutralidad es lo que más me fascina: su bra.
enso en todo eso. En su papel de espectadora y ra prisa Mientras el sol se despide y los autos rugen na, como si recordara que el tiempo no es una línea
ueva) nos recuerda que también nosotros tenemos de sueños y, a veces, nos vaciamos Lo importante es unque parezca lejana.

por: Larissa Calderón

El patito feo es el cuento clásico de escritor danés Hans Christian Andersen, publicado en 1843, es un texto original del autor que se ha convertido en canon de la literatura infantil, y más allá, ha quedado en el ideario colectivo, se ha escrito y reescrito una y mil veces, que ya no necesitamos recurrir al texto, podemos narrarlo sin necesidad del apoyo gráfico. Un hermoso verano, una pata empollaba pacientemente su nidada, cuando empezaron a eclosionar, salieron hermosos y perfectos patitos amarillos, pero se dio cuenta que faltaba por nacer un huevo, el cual tardó en salir, pero esta vez se trataba de un patito más grande, más feo y más gris que los otros. Y aunque no muy convencida, porque no había visto otro patito igual, decidió amarlo porque era su hijo
Sin embargo, el pobre patito no corrió con la misma suerte con el resto de los seres de su entorno, era rechazado y señalado constantemente, incluso por sus hermanos Hasta que decidió huir, en su viaje encontró que no era más grande, ni más feo, ni más gris que el resto de los patos, ni siquiera era un pato, era un hermoso cisne.

Pero que hubiera pasado si el patito hubiese vivido en nuestros tiempos, quizá a la mamá pata se pudiera ocurrir llevarlo al cirujano plástico, para que le achiquen el cuello, le achaten el pico y le corten las alas. Como a Paloma Nicole, la niña de catorce años, que en el estado de Durango fue sometida a una cirugía estética en la que se le pusieron implantes mamarios, se le hizo una liposucción y una lipo transferencia de glúteos. Provocando la muerte de la menor El cirujano era su padrastro y la asistente médica su propia madre, y según consta, sin la autorización ni conocimiento del padre biológico quien conservaba la custodia compartida.
En entrevistas, el padre menciona que la niña tenía una vida plena, era capitana de un equipo de voleibol, jefa de grupo de su secundaria y una buena estudiante. Facetas que no parecieron ser suficientes para que la madre dejara de creer que necesitaba cambiar algo en una hija adolescente Con el pretexto de que en enero cumpliría 15 años, edad que, por usos y costumbres, las niñas en México pasan a ser mujeres

ponden a una tergiun grupo reducido de mónica, tiene acceso a jeres, dejando al resto l deseo.
y misógina, esa maamente se refiere s estándares de bellezados en nuestras éxito de Adolescen5), serie británica de e nos muestra a un por asesinar a una ómo esto afecta a su a su padre y al jefe de ma, su familia y las y hermana del acusao plano o talmente cual propone que el e en el internet donde entes pasan la mayor den a tribus donde ías dañinas y
estética” requiere un ociedades y gobierducar a quienes progemónicos de belleza. enes inciten al odio, mente, pero, sobre estros cuerpos, nuesque cumplir ningún ormar a los niños, odas sus capacidades desarrollo

Por: David Sarabia

Si alguno de ustedes, ya sea como católico o independientemente de su religión, o en su caso ya sea ateo o agnóstico, pero allí anduvo turisteando, aprovechando ese viaje ya sea en San Miguel de Allende, o en cualquier iglesia de Jalisco o catedral del país, y no necesariamente como visitante viajero, simplemente en su iglesia local. Creo que, sin lugar a dudas apostaría mi barba y cabellera, que alguna imagen lo ha perturbado o puesto los pelos de punta. Y no es para menos, se hicieron especialmente para eso, ya que el cristianismo fue impuesto a sangre y fuego, dejando un manto de muerte, y en su avance fueron destruidos los templos de los dioses prehispánicos para erigir un altar con una cruz que simbolizaba la vida eterna, y después a la virgen maría la madre de Dios.
Recuerdo que cuando niño, me impresionó ver a un cristo dentro de un féretro de cristal, acostado, con los ojos cerrados, y una corona de espinas sobre su cabeza con hilos de sangre en su rostro, con su cuerpo cubierto con una manta blanca donde se podía apreciar sus manos juntas en oración sobre su pecho. Era tan espantosamente real, que cuando el padre
dijo que iba resucitar, en mi imaginación lo vi abriendo los ojos para mirarme
Y como escribí en el primer párrafo, fueron hechas para infundir respeto, adoración y sobre todo temor, el temor a Dios por no odedecer sus mandamientos, y quienes lo hiciera incurrían en pecado, ya sea venial o mortal, serian acreedores a un castigo divino y, al morir el tormento eterno en las llamas del lago de fuego, o séase el infierno
Incluso hay imágenes, ya sean santos, ángeles, cristos, o marías; en especial los santos, puestos en las alturas en un nicho, y quienes con sus ojos inquisidores y penetrantes miran a los fieles como atravesando sus pensamientos, leyendo todos sus secretos: «ya sé pecador, que andas robando el dinero de las ventas», «Sí, tú, no te hagas, andas aquí rezando y llegando a tu casa te la jalas viendo las fotos de tus amigas del trabajo en el feis»,«y tú vieja hipócrita, muy golpe de pecho, y no le hablas a tu jefecita quien llora todas las noches para que la perdones», «y a ti te voy a ir a jalar las patas porque no has cumplido la manda, que si no te voy regresar el cáncer y más agresivo para que te carga la que te trajo»

e puedan bajar del or algo menos más lógico y posis, de esos raros, sación de que algo nefasta premoniyeso, pintados, te con su mirada n rostro de piedra on túnicas donde xplicablemente sin una bella antología rta, donde los mundo real de una do de una densa dades y deidades sde el comienzo de n las montañas, turaleza que les ha vasores del otro n su hibernación n evocados en con las palabras sía donde sus los mo musical cereque nunca deben a es de un horror o comercial, en ombres lobos, con hachas o ere salir de la treaming y prefiera e con luna llena ntrarse en las proruzando extraños
puentes, ascendiendo a las colinas y montañas con curvas pronunciadas en medio de la niebla mientras que en las profundidades del bosque se escuchan sonidos musicales de instrumentos antiguos. Puede, que en medio del camino se les atraviese un gigantesco siervo de ojos vidriosos o, una enorme serpiente enroscada comiéndose su cola.
Gerardo Lima, en alguna entrevista en video, dijo que a él siempre le han dado mucho miedo de las Vírgenes, y que fue a raíz de una pesadilla que empezó su temor a tales imágenes. Y, “Ouroboros” es una obra inspirada en ese miedo; al escribir Gerardo sobre lo que a le provoca temor, deja en sus letras una constancia genuina y palpable transmitiéndoselo al lector esa incomodidad acompañada de un rito tranquilo pero que avanza vertiginoso que se va envolviendo en una atmosfera siniestra, donde un misterio descubre a otro en medio un oscuro sincretismo; quizá el lector en ese momento de la soledad de la lectura se conectará y como escribió Lovecraft en su celebre ensayo sobre el horror en la literatura: «sentirá esa profunda sensación de terror y contacto con esferas y poderes desconocidos». Y, cuando el lector cierre el libro en su última página y el domingo que vaya a misa, si es que va, y cuando vaya, mirará de reojo a las imágenes quienes lo estarán observando desde los nichos.
Algo que le aplaudo a Gerardo es que escribe sobre sus miedos, (incluso les recomiendo uno muy personal donde se desnuda totalmente: “De qué hablo cuando hablo de Terror”, es un ensayo donde aborda a la enfermedad, en una original alegoría a la que presenta como un
monstruo real, que en su avance destruye a un sagrado templo que es el mismo cuerpo humano
“Ouroboros” es un canto a la oscuridad con su prosa lenta, pero con una cedencia tenebrosa, exquisita, por momentos poética y por otro Ligottiana con sus pinceladas de horror filosófico y siniestramente sorprendente.
En el cuento de “El Velo”, en un pueblo de nombre San Rafael del Velo, cuyo nombre se debe al arcángel quien es el santo patrono, se le rinde culto a una figura tapada por un velo, de pie dentro de un nicho, en un lugar discreto al fondo del templo franciscano, es resguardada con mucho celo: nadie puede ver su rostro; solamente se descubre en su día festivo y al final de una procesión. Una pareja (que son amantes) armados de cámaras y grabadoras, están en el pueblo para grabar un documental, y para tal, entrevistan a los pobladores, y también revisan en los archivos antiguos, donde descubren un libro de nombre: Estrella Negra, que tenía información sobre el culto a la imagen velada: el Ichtakayotil, quien había sido invocado por los pobladores y capturado para que cumpliera todos sus deseos.
En “Madre Serpiente” una joven, oveja negra de la familia, va Las Hoyas, una región llena de neblina y montañas, acompañada de su amante mujer, busca a su madre quien se perdió en ese lugar Los lugareños les advierte que se cuiden de los Brujos que las habitan, pero tras voces les dicen que en realidad que son narcotraficantes y que usan las creencias y ritos de la región para infundir temor Sin embargo, algo es cierto, una poderosa entidad
mora en ella, y esta tarse y tomar las al
“Theotokos”, un María Theokas, tra parecer del periodo cabeza, y en su luga santo está suspendi decapitada. La obr el monasterio de la María Theokas que sacro y macabro, tr utilizando todas su sacar el brillo de su cargas de expresion visión de un vacío m galaxias, esta ante l Supremo, e implora siente su llamado y hasta de ofrendar s
Aaaah, y tiene un na Enríquez, “Ahí muy perturbador, s madera que espera dormirá dentro de que cuando llegue e resucitada con los b valle de las sombra tendrá fin…
Sacrilegio, sincre “Ouroboros” es Ho sin ser gore deja a l destino de quienes espiritual de las fue quienes, sin dudarl dientes para ser dev
Y por último, la n de Epifanio Monte


avorita. Es la historia de un director de cine que lleva a la gran nombre, quien primero viaja a Marruecos para contactar a los , para hacer con ella el soundtrack Y ya no le sigo porque prefiero erardo en Facebook o lo pueden encargar en la pagina de la editorial
si es que van, ya sea por fin de año, o porque es una boda o de plano e o conocido; miren de reojo, en algún rincón, alguna imagen te está mente, y viendo y escuchando tus oscuros secretos…y en la noche te

Por: Rocío Prieto Valdivia

“El fanatismo surge en cualquier sitio y se puede reconocer por la actitud de superioridad moral e intelectual en cualquier temática o situación, al ser intolerante ante la diferencia, rechazar acuerdos e imponerse anulando al otro [ ] La literatura puede ser antídoto parcial que, si bien no lo erradicará, sí puede inmunizarlo.”
Amos Oz, Contra el fanatismo, citado en Velasco Casas, Jazmín “La lectura como antídoto al fanatismo.” UNIVA, 2018.
Hoy, al ir rumbo a la escuela, me pregunté si leer podría considerarse un acto egoísta Recordé aquella tarde en que, incitadas por mis primas, tomamos las tijeras de la abuela y empezamos a recortar el libro sobre maternidad de mi tía Silvia Lo hicimos con la misma devoción con la que otros arrancan pétalos a una flor sagrada. Cuando escuchamos los gritos de la tía, corrimos a esconder los pedazos del libro como si fueran reliquias Hoy, ni por casualidad haría lo mismo. Hoy, leer es mi escondite, mi altar, mi barandal. Leer se volvió vivir en otro entorno Si usted, querido lector, me hubiera visto cuando el maestro de Ciencias Sociales nos pidió
elegir un libro de una lista de diez, habría notado mi cara de Harley Queen. Ese rostro de malicia literaria apareció como el mejor acto de fanatismo. Me sentí con un súper poder, como si el mismo Julio Cortázar estuviera ahí, extendiéndome un mapa secreto para leer mil libros sin pestañear
Miraba la lista, luego al maestro, escribía y borraba, como quien toma el volante de una nave que viaja entre páginas. Sentía esa música dentro de mí, y a mi compañera como si fuera la señorita Cora, esa enfermera que en el cuento de Cortázar se convierte en espejo y en grieta Recuerdo una frase que me marcó:
“Lo que pasa es que no me gusta que me miren como si yo fuera un mueble.”
Ahí entendí que leer también es mirar sin invadir, acompañar sin poseer. Que los personajes, como las personas, merecen respeto y asombro.
Estaba empapada en el mejor universo: el de las historias que nos persiguen. En el fanatismo de saber qué más nos pueden contar escritores como Cortázar o el mismo García Márquez. Quería hablar, gritar: “¡Sí, los he

o porque algo dentro de mí se expandía como sube al Ángel de la Independencia y condecir nada
ese recinto, seguir la vida. Pero algo quedó
de escenas donde la mujer es inteligente, ejor Donde, como en los personajes de ue no se dice.
tazas, figuras de gatos y otras cosas. Pero e quedan flotando Me emociona tanto tijera que corta el velo del mundo para
n convertir al otro en mueble. Es subir al ina

Por: Mario E. Pineda Quintal

Hasta dónde son capaces de llevar su fanatismo por la literatura A primera vista, los involucrados en este arte son vistos como ávidos lectores, creadores de un sinfín de textos y, quizás, seres aburridos entre libros. Cuando empecé en este mundo de letras desconocía por completo los talleres literarios, las presentaciones o los encuentros de escritores, fue algo que fui descubriendo poco a poco hasta llegar a punto en el que leer y escribir para publicar se volvieron parte de mi vida cotidiana.
Esta pasión me llevó a ser parte de esas actividades donde uno se da cuenta que sí existen los escritores aburridos, pero también lo que tienen un toque de rebeldía o están dispuestos a ser miembros de prolongados festejos sin importar el día, la edad o el lugar. De todos esos eventos, donde más encontré un fanatismo por la literatura y me encantó ser parte de ello, aunque con ciertas medidas, no le entraba a sustancias prohibidas por el gobierno, fue el Encuentro Intergaláctico de Escritores con Arena en la Laringe Tras recibir la invitación de su principal promotor, el escritor Jesús Gallegos, participé
en cuatro ediciones hasta que por diferentes motivos se dio por terminado este proyecto que comenzó en Coatzacoalcos, Veracruz
Cuando llegué a mi primera edición intergaláctica esperaba lo mismo de siempre, una mesa y los participantes turnando el micrófono para leer nuestra obras Posteriormente, una borrachera en un bar o casa de alguien. Así creía que iban a ser las dos jornadas agendadas.
Lo primero que me sorprendió es que no solo era lectura, la mayoría se entregada a una declamación o dramatización de su obra sin pena Cambios en el tono de la voz, subirse a las sillas o dar vueltas, estaba presenciando un comportamiento que no había visto entre los escritores de Mérida.
La literatura no se quedaba encerrada en un solo lugar, como suele suceder en los encuentros, leímos en un café, leímos en el malecón de Coatzacoalcos y hasta en una reserva natural
Asimismo, me encontré con ese atrevimiento criticado o aplaudido de autopublicarse. Nada de una beca o esperar un fajo de billetes de la dependencia cultural, del propio bol-

bros, y los regalaban o intentaban vender en
os con cervezas, drogas y licores con riesgo de a literatura, cuyo comportamiento no había visto ción en Mérida con el mismo espíritu.
escritores, que no se quedaban sentados o limilegaron de diferentes partes de la república, al riunda del norte, centro, sur, sureste y occidente.
n un parque y en el puerto de Progreso.
ue la mayoría siguen disfrutando de la literatura a s lo aprendieron leyendo a infrarrealistas


Autor: Rut Treviño
Género: Poesía
Editorial: Entre pueblos

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