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La Escuela de Cronistas Rurales: conservando la memoria y la cultura de nuestras comunidades

La Escuela de Cronistas Rurales surgió como un proyecto ganador de la última convocatoria de los proyectos de vinculación de la Facultad de Filosofía, entre la carrera de Pedagogía de la Historia de las Ciencias Sociales y la Cátedra Abierta de Historia.

En octubre de 2022 se desarrolló el Primer Encuentro Nacional de Historia de la Provincia del Azuay, en el que se realizó un reconocimiento y se incorporó una mesa de cronistas rurales, lo que indica que se está trabajando en el rescate de la historia de estos sectores.

La colaboración entre la Prefectura del Azuay y la Universidad de Cuenca también es un aspecto destacable, ha permitido ampliar la historia de la provincia y abarcar diferentes perspectivas y enfoques en el estudio de la historia local.

La Escuela de Cronistas Rurales del Azuay tiene como objetivo identificar, en una primera etapa, a uno o varios cronistas de la cuenca del río Jubones para rescatar y salvaguardar la historia, la memoria oral y las identidades de las comunidades locales. Es fundamental que se dé valor a la sabiduría y experiencia de estos personajes, quienes han sido capaces de mantener vivas las tradiciones y la historia de sus comunidades.

La transmisión de conocimientos a través de la oralidad ha sido una práctica común en muchas culturas. Por lo tanto, el rescate de la memoria oral puede contribuir significativamente a la preservación de la historia y las identidades culturales.

Transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones permitirá mantener viva la historia y la cultura de estas comunidades. Esto puede ayudar a fomentar un sentido de identidad y pertenencia entre las generaciones más jóvenes y a promover el respeto y la valoración de la diversidad cultural.

Es importante destacar la relevancia de rescatar la historia de las zonas rurales, ya que estas comunidades han sido tradicionalmente marginadas y su historia y cultura a menudo han sido ignoradas o minimizadas en la historiografía oficial.

Los cronistas rurales pueden desempeñar un papel fundamental en el registro y preservación de la memoria histórica y cultural de estas comunidades, y su trabajo aportará a la construcción de una historia más inclusiva y representativa.

Dentro de este proyecto se trabajará con personas que se consideran guardianas de la memoria e historia de sus comunidades, ya que han realizado un trabajo de investigación con base en fuentes orales, hemeroteca y, sobre todo, conocen la historia de sus territorios y son de relevancia para preservar la memoria de sus cantones.

Cabe resaltar que en la provincia del Azuay no se ha realizado un trabajo de rescate y valorización del cronismo rural, por lo que se requiere de un proceso exploratorio y de revisión para identificar a personas que puedan cumplir con los parámetros de cronista rural. Cantones como Oña, Nabón, y la parroquia de Molleturo tienen cronistas reconocidos dentro de sus comunidades que serán parte de este proyecto. Sin embargo, se ha previsto identificar otros cronistas en el Azuay considerando la cuenca del río Jubones (Oña, Nabón, Girón y San Fernando) con el fin de motivar otras participaciones, fortalecer la apropiación de la historia local a través del cronismo y preservar la memoria histórica para futuras generaciones de las comunidades rurales de la provincia del Azuay.

Gabriela Neira, directora del proyecto recuerda que la idea de la “Escuela de Cronistas Rurales del Azuay” nació durante la realización III Encuentro Nacional de Historia de la Provincia del Azuay, en torno a la necesidad de mirar las otras historias, las no oficiales, las que se producen y guardan en los cantones, en las comunidades, entre la gente.

La vinculación con la sociedad nos permite salir de las fronteras de la academia para relacionarnos con las comunidades y, a partir de esos encuentros, identificar y poner en valor el trabajo en solitario que han llevado adelante cronistas en los cantones de la cuenca del río Jubones. Se prevé una serie de encuentros que permitan, luego de identificarlos, rescatar esa información para luego transmitirla a las nuevas generaciones, devolverlo a las comunidades y realizar un proceso de difusión por medio de cuadernos y PODCAST.

Considera fundamental que tanto estudiantes como profesores estén en contacto con las comunidades para aprender sobre las distintas maneras de relación y comprensión de las dinámicas de tiempo y los recursos de maneras muy diversas.

Uno de los más destacados cronistas rurales es José Mayancela, nacido en la ciudad Azogues, actualmente rodea los 82 años edad, de pocas palabras, duro crítico de los ambientalistas de escritorio y de ciertos burócratas del patrimonio cultural.

Pepe Mayancela es un maestro cañari jubilado luego de 50 años de docencia en Azuay, Guayas y los Ríos. A su criterio, la docencia media y superior no constituye trabajo alguno, sino un regalo de los dioses, pues intercambiar conocimientos y experiencias con la juventud, es vivir cotidianamente en el país de la eterna juventud.

Se considera un adicto a las plantas, creyente consumado, lector y fanático de la historia morlaca, particularmente del cantón Nabón, lugar en donde trabajó durante muchos años como corresponsal de diario El Mercurio y ha publicado algunas revistas de corte monográfico.

Es importante destacar la labor del escritor que reconoce la importancia de contar las historias de los pueblos azuayos y preservar la memoria de sus antepasados. La historia es una herramienta poderosa para comprender el presente y planificar el futuro, y el papel del escritor en documentar y transmitir estas historias es fundamental.

Al dar voz a los protagonistas de cada historia, los cronistas rurales buscan que las nuevas generaciones conozcan sus raíces y la cultura que les dio origen, y así puedan apreciar y valorar su patrimonio cultural. Además, al explorar el crecimiento y la vida de estos pueblos, se puede entender las dinámicas sociales, políticas y económicas que han moldeado su desarrollo y evolución.

En resumen, contar las historias de los pueblos azuayos es una tarea esencial para preservar la memoria colectiva y fomentar la identidad cultural. La labor del escritor en este sentido es fundamental, ya que a través de su trabajo puede contribuir a mantener vivas estas historias y a transmitirlas a las generaciones futuras.

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