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Salud y Medio Ambiente
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Cuando la energía fluye, el cuerpo sana
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La acupuntura es una de las prácticas más antiguas de la medicina tradicional china. Su función principal es devolver el equilibrio energético al cuerpo para lograr disminuir dolencias e incluso, llegar a sanar.
Texto y fotos: Leidy Romero Romero

En busca de aliviar el dolor en las rodillas y el temblor de su cuerpo, producto de la enfermedad de Parkinson, Blanca Gavilánez, de 67 años, acudió hace uno al Centro de Acupuntura de la Universidad de Cuenca. Asegura que el tratamiento ha calmado sus molestias y lo continuará como complemento a su tratamiento terapéutico de medicina occidental.
Recuerda que, en la primera sesión sintió miedo porque desconocía la técnica. Hoy recomienda esta alternativa, pues se ha convertido en su aliciente y al culminar cada terapia asegura sentirse de buen ánimo. “De aquí salimos con energía positiva, que debe ser también por la buena atención que recibimos”.
Y es que, de eso se trata la acupuntura, de restablecer el equilibrio de la energía en el cuerpo, insertando en la capa externa de la piel agujas de milimétrico grosor que estimulan diferentes zonas, de acuerdo al diagnóstico y valoración que realiza el especialista, explica el coordinador del centro y docente de la Facultad de Ciencias Médicas, David Achig Balarezo.
Añade que, por todo el cuerpo fluye energía, de manera ordenada y conocida, distribuida en diferentes puntos a lo largo de los meridianos, que al ser activados mediante las agujas consiguen volver a su nivel de circulación.
En muchos casos se liberan tensiones acumuladas, otorgando una sensación de alivio o recuperación. Al momento, el procedimiento es reconocido como efectivo y seguro por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La mayoría de pacientes que acude al centro universitario, lo hace por problemas de dolor, migraña, secuelas de neuropatías, articulaciones, lesiones deportivas, rinitis alérgica, parálisis facial, entre otras patologías.
Se debe tener claro que la acupuntura no trabaja sola “nosotros brindamos atención integral. No separamos la medicina china de la occidental”, sostiene Achig.
En busca de apoyo, Jimena Buele, oriunda del cantón Chordeleg, optó por esta alternativa con el fin de encontrar solución a sus mareos y dolor de cabeza, luego de haber sufrido una caída.
Achig, colocó agujas en su rostro y a la altura del cuello en su parte posterior, al tiempo de indicarle que debe ser constante y paciente en el tratamiento. La agujas se insertan en la paciente para restablecer el flujo de energía en el cuerpo.
Proceso
El experto advierte que cualquier persona puede recibir acupuntura, inclusive recién nacidos y mujeres durante el embarazo; ya que al no administrarse sustancias químicas, no tiene contraindicaciones.
Las agujas son desechables y se clasifican de acuerdo al tamaño en “cun” unidad de medida de la antigua China, que corresponde a la falange media del dedo del corazón.
Achig comenta que las más comunes son las de siete milímetros, usadas en el rostro; las de 4 y 2.5 centímetros son empleadas en brazos, espalda, rodillas, piernas, etc. Su tamaño y aplicación dependerá de los síntomas y problemas de salud. La terapia oscila entre los 20 y 30 minutos.
Según el experto, está técnica milenaria funciona como armonizador del sistema de energía del cuerpo, que

David Achig no trata únicamente a la enfermedad, sino al paciente como un todo. En esta visión destaca la estrecha relación con los cinco elementos de la filosofía china, atribuyendo un órgano a cada uno y en función de su estabilidad.
El primero de ellos es la madera, relacionado con el hígado; el segundo, el fuego al que corresponde el corazón; el tercero, la tierra, vinculado al bazo y páncreas; el cuarto es el metal y pertenece al pulmón; y por último, el agua de manantial, afín al riñón.
De esas analogías entre órganos y energía, habla Achig a los visitantes durante cada sesión, pues para sanar es necesario conocer la dinámica y ser conscientes de que mantener una posición positiva del cuerpo frente a la vida es indispensable para obtener resultados favorables.
Como ejemplo menciona que, el resentimiento es catastrófico porque consume la energía del hígado, que es el primer elemento. Cuando este se afecta los otros órganos no funcionan, dice. “Se debe aprender a controlar las emociones, las más poderosas son la ira y el miedo, de no hacerlo nos convertimos en nuestros principales rivales y ahí difícilmente existe medicina que cure”.
Recalca que, la acupuntura es un sistema de apoyo y no desplaza a la medicina de occidente, como en los casos de depresión o ansiedad que son psiquiátricos y los especialistas en esa rama son los primeros en brindar atención.
Bajo esa premisa, Achig educa mientras brinda atención. La filosofía de que una buena actitud aporta a la recuperación o sanación es compartida por María Dolores Verdesoto, de 59 años de edad, quien hace menos de un mes inició su tratamiento contra el bruxismo (conocido comúnmente como rechinar de los dientes).

En su quinto día de atención expresó que siempre ha preferido la medicina alternativa y que tiene plena confianza en que el tratamiento contribuya a mejorar su salud.
Agregó que su mejoría la siente desde que llega a cada terapia porque “cuando uno acude a un hospital o clínica espera ser atendido con amabilidad y eso encontramos en el Centro de Acupuntura”.
A tomar en cuenta
• El centro se creó en 1985, año en que la Facultad de Ciencias Médicas abrió la primera y única maestría en esa especialidad. • Está ubicado en el Campus Paraíso, junto a la entrada de emergencia del Hospital Regional Vicente Corral Moscoso. • La atención inicia desde las 09:00. • El primer paso para ser atendido es acudir a la enfermería del centro para abrir una historia clínica y toma de signos vitales. • David Achig es magíster en Medicina China de la Universidad de Jilin y doctor (PhD.) en Acupuntura por la Universidad de Medicina China de Tianjin.

En casos de parálisis facial, la acupuntura ha demostrado ser eficaz.

Una paciente recurre a la acupuntura para aliviar dolores neurálgicos.


David Achig, colocando las agujas a Blanca Gavilánez, quien padece de Parkinson.