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Análisis
El esquema impositivo nacional y las reformas tributarias en el siglo XXI
La última década en el país se ha caracterizado por una inestabilidad normativa en el campo jurídico y tributario.
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Por: Tiberio Torres Rodas Magíster en Derecho Tributario Profesor titular de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas y Sociales
El régimen jurídico tributario ecuatoriano ha estado marcado, durante los últimos 12 años -de gobierno de Alianza País, primero con Rafael Correa y ahora con Lenín Moreno- por su poca estabilidad normativa. Los sectores productivos del país han reclamado, y con justa razón, los constantes cambios en las reglas que el Estado impone para el desarrollo de actividades económicas, y que en múltiples ocasiones no les permiten planificar a largo plazo o tomar decisiones empresariales de ejecución en múltiples ejercicios económicos, por la falta de certidumbre respecto de las condiciones para el pago de sus obligaciones tributarias.
Ciertamente, en el Ecuador debe reconocerse la existencia de dos periodos claramente diferenciados en materia tributaria:
El primero de poca trascendencia desde el punto de vista de la incidencia de los tributos en la financiación de los presupuestos nacionales, realidad resultante de la falta de una institucionalidad fuerte de las administraciones tributarias, los pocos o nulos controles del cumplimiento de las obligaciones por parte de los sujetos pasivos, y finalmente, todo ello reflejado en una inexistente cultura tributaria y conciencia de la necesidad de que el ciudadano aporte al sostenimiento de las cargas públicas.
El segundo periodo puede marcarse a partir de la creación del Servicio de Rentas Internas (SRI) como parte de una tendencia de modernización del Estado aplicada en el país a finales de la década de los noventa del siglo pasado. El SRI pasó a ser una de las instituciones de mayor reconocimiento entre los ciudadanos, la conciencia de la obligación de pago de tributos creció, se institucionalizó fuertemente a la administración tributaria, todo ello arrojando resultados positivos que se reflejan en récords sucesivos de recaudación año tras año, y una incidencia de los tributos en la financiación del presupuesto general del Estado que a nuestros días resulta trascendente.
Este periodo contemporáneo de nuestro sistema tributario ha requerido ajustes normativos importantes, los que han sido introducidos en el marco normativo en las distintas reformas; quizá de entre ellas, sobresale la reforma tributaria discutida por la Asamblea Constituyente de Montecristi en el 2007 que dio como producto la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria en el Ecuador. En este cuerpo normativo se establecieron muy importantes disposiciones

anti elusivas que han permitido mejorar el cobro de tributos en el país, además de que se introdujeron instituciones importantes tendientes a mejorar el principio de justicia en la imposición, logrando acercar más el gravamen que recae sobre los ciudadanos por medio de los tributos, con su verdadera aptitud para contribuir, o capacidad contributiva.
Instrumentos de política económica
No puede dejar de referirse la inclusión de categorías tributarias nuevas como los impuestos reguladores, establecidos todos con la finalidad primordial de producir efectos extra fiscales, de manera que además de dotarle al Estado de recursos como fruto de su recaudación, posibilitan también su manejo como instrumentos de política económica general para conseguir otros objetivos. Ejemplo de ello los tributos ambientales, sobre todo el del impuesto
Las reformas mas recientes han tenido la intención de generar estímulos tributarios para incentivar nueva inversión, sobre todo en los sectores productivos.

a las botellas plásticas, o el recientemente creado impuesto a las fundas plásticas, que atienden a una política de conservación ambiental antes que a un afán recaudatorio.
Las reformas mas recientes han tenido otra intención, la de generar estímulos tributarios para incentivar la inversión nueva, sobre todo en los sectores productivos. Empero, los resultados obtenidos han sido muy pobres pues aunque la intención ha resultado buena, los otros elementos de la realidad económica nacional no han contribuido a generar un ambiente propicio para que dichas reformas produzcan el efecto deseado.
Mención especial merecen, desde el punto de vista de lo que no debe hacerse, las amnistías tributarias con las que el Estado ha condonado los intereses, multas y recargos generados por las obligaciones no pagadas a tiempo, lo que evidentemente constituye un grave atentado a la cultura tributaria de quienes si pagamos nuestros tributos a tiempo.
Queda mucho por hacer, sobre todo en materia de generar un sistema tributario estable, con un marco jurídico más simple, en el que se reduzca el número de tributos vigentes y se fortalezca el control y cobro de los impuestos más representativos.
Es tarea de quienes hacemos academia en esta materia, discutir posibles escenarios en los cuales contemos con un sistema tributario fuerte desde el punto de vista institucional, justo desde el punto de vista del reparto de las cargas fiscales, simple desde la óptica de la simplicidad administrativa para el cumplimiento de las obligaciones tributarias, pero sobre todo, estable, con normas que duren largas temporadas, para conseguir de esta manera un esquema impositivo que resulte atractivo a quienes quieren invertir.