El coronavirus, el cisne negro que cambió nuestras VIDAS Como manifesté en la entrevista que se publicó en el
número especial dedicado a la COVID-19 de diciembre de 2020, a las pocas semanas de la irrupción de la pandemia, me contagié del virus desempeñando mi trabajo en el Servicio de Urgencias del Hospital de Dénia. Fue un cisne negro que cambió mi vida, al igual que a todos; y a muchos, los menos afortunados, se las arrebató.
Dr. Rafael Andarias Estevan
Tras pasar por Urgencias, Intensivos y planta de Medicina Interna fui dado de alta algo más de un mes después de mi ingreso hospitalario. Ya en mi domicilio, mi esposa, que también sufrió el coronavirus — evidentemente yo se lo contagié— y que precisó su ingreso durante unos pocos días, me fue relatando, poco a poco, todo por lo que yo había pasado —que expliqué en dicha entrevista— y que desconocía por completo. Creía, entonces, que trasladarme a UCI había sido como “una simple prevención” de posibles complicaciones de la enfermedad (a finales de marzo la verdadera virulencia de la enfermedad no había dado la cara todavía). Conocer todo ello me impactó profundamente, sobre todo por el hecho de saber que la parca me había rondado muy de cerca. También me fue poniendo al corriente de las terribles cifras de fallecidos en nuestro país durante ese fatídico mes de abril. Es justo que señale en este momento que durante mi estancia hospitalaria ya consciente, tanto en intensivos —después de retirarme la traqueostomía que siguió a la intubación inicial— como en planta, todo el personal sanitario, que realizó una extraordinaria
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