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CONCLUSIONES

CONCLUSIONES

La inquietud inicial desde la cual surge el proyecto de grado, gira entorno al entendimiento de la ciudad como un sistema, donde ninguna intervención en ella puede ser vista como un fenómeno aislado. Por lo tanto el proceso de transformación, debe ser contemplado como un modelo compuesto por estrategias en múltiples fases y en distintas escalas, que se desarrolla sobre un mismo hilo conductor. La proyección de escenarios que simulen los procesos de cambio en la ciudad, permite establecer la visión de un sistema que preserve la identidad y especificidad de cada fragmento de Caracas, reconociendo cada uno como único e independiente pero que su vez trabajan en simultáneo para la consolidación del tejido urbano.

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Los distintos esquemas urbanos sobre los cuales se ha configurado la ciudad, han caracterizado su naturaleza fragmentaria. Es en el encuentro de los elementos compositivos de las partes donde surge el conflicto y aparece el espacio intersticial, como catalizador de las dinámicas urbanas. Desde este punto parte la idea de garantizar la regeneración de la ciudad a partir de actuaciones sobre el espacio intersticial, como objetivo general del trabajo. Esto implica reconocer, comprender y valorar las particularidades de la ciudad como parte fundamental de la implementación de proyectos urbanos-arquitectónicos:

- La heterogeneidad, asumida como una cualidad intrínseca en la ciudad y como herramienta para potenciar dinámicas urbanas, asegurará el desarrollo de un entorno que garantice: la diversificación de usos, recuperación e inclusión de nuevas tipologías, sistemas de espacios públicos interactivos, combinación sistemas de movilidad sostenibles y la recuperación e incorporación de sistemas ambientales a la ciudad. Es en la heterogeneidad donde se evidencian los procesos de cambio del entorno urbano, permitiendo reconocer sus distintas partes y la complementariedad entre ellas; concibiendo desarrollos alternativos que preserven la identidad y especificidad de la ciudad. - El espacio intersticial entendido como catalizador y dialogador entre fragmentos, que actúe como una herramienta para potenciar las dinámicas urbanas. Reconociendo que a partir de este se pueden generar oportunidades para la regeneración de fragmentos incompatibles en la estructura urbana, sin que la ciudad pierda su condición heterogénea y sin que ninguna de las partes involucradas deba someterse a la otra, asegurando la identidad

y especificidad de los fragmentos. Finalmente, consolidando en el espacio intersticial una lógica que estructure una red de espacios y situaciones que ordenen la ciudad en múltiples capas.

El estudio de conceptos teóricos y prácticos sobre los cuales se desarrolla el trabajo, y aplicados a los cinco sectores expuestos anteriormente; conciben una visión de ciudad donde se desarrollen proyectos urbanos-arquitectónicos que den respuesta a las demandas actuales, pero sean motor de cambio en el entorno inmediato en un tiempo futuro. Estas estrategias están orientadas a reforzar y potenciar las características particulares de cada sector, utilizando las preexistencias como punto de partida en el proceso de regeneración urbana. En este sentido, se presentan los principios metodológicos que permitan ordenar la estructura urbana:

- La adaptabilidad como proceso de cambio, entendiendo que las transformaciones en la ciudad son progresivas y sucesivas, y no apuntan a la definición de un único proyecto final; más bien sugieren que la aplicación paulatina de las acciones permite que el proyecto se asiente en el lugar y se adapte al contexto urbano cambiante. La implementación de diversas acciones sobre el tejido urbano permite perfilar un proceso de regeneración en la ciudad que no solo se adecue y cumpla con las demandas actuales, sino que sea capaz de admitir futuros cambios tanto en la estructura urbana como en transformaciones sociales, políticas y económicas. La adaptabilidad implica la posibilidad de trabajar conjuntamente con la incertidumbre, con realidades urbanas sin precedentes y cambios que afectarán a largo plazo la vida urbana, respondiendo a cada una de las incógnitas con la capacidad facilitar múltiples panoramas de acción. - La gradualidad en términos del impacto sobre el territorio y los usuarios. Apuntar a intervenciones pensadas desde la escala micro, actuando sobre puntos estratégicos que permitan desencadenar un proceso de acción y reacción, donde la activación de un punto central sirva como detonante para estimular operaciones y solventar problemáticas en lo macro. La implementación de acciones multifuncionales admitirá la inclusión de políticas urbanas que entiendan el crecimiento de la ciudad de manera gradual, con la aplicación de estrategias que impacten al territorio en diferentes escalas y que satisfagan las demandas y requerimientos de diferentes usuarios. La gradualidad está vinculada a los usuarios del espacio, donde el potencial del mismo se sedimenta mediante la gestión y participación ciudadana y que esta va evolucionando de manera conjunta, mientras mayor sea el impacto

de las dinámicas en el lugar, más diversos serán los usuarios, las actividades y las dinámicas que allí se practiquen. - La replicabilidad de las operaciones y las estrategias proyectuales, como un sistema de expansión, donde se opta por estructuras urbanas más pequeñas pero complementarias en temas de variabilidad tipológica, múltiples capas de movilidad y sistemas de espacios públicos interactivo. Esto implica el desarrollo de estrategias arquitectónicas y urbanas que pueden ser replicadas en otros escenarios urbanos donde existan dinámicas o condiciones similares, siempre adecuadas a la identidad y especificidad del lugar. No se trata de copiar ni imponer esquemas ajenos al espacio, sino más bien, desde esas dinámicas, adaptar estrategias ya comprobadas. Generar estructuras urbanas capaces de afrontar cualquier circunstancia que afecte algún componente del sistema de la ciudad, sin saturar al resto ni abandonar a los actores que hacen vida en ellos, apunta a una ciudad con mayor capacidad de resiliencia.

El trabajo plantea distintos escenarios urbanos o micro-utopías, apostando a un sistema de elementos diferenciados y flexibles. El proyecto es moldeado por las dinámicas de cada lugar pero al mismo tiempo, apunta a la igualdad en términos de movilidad, espacio público, equipamientos y otros. A través de la diversidad morfológica y funcional se garantiza una complejidad espacial y funcional, factores esenciales para la calidad de la ciudad.

El nivel de complejidad de los proyectos urbanos hace necesaria la participación activa entre diversos actores, que deben trabajar en conjunto al momento de implementar nuevos proyectos en la ciudad; de aquí, que la ejecución de planes urbanos y arquitectónicos establezca reglas claras, y con esto la revisión de marcos normativos que aseguren la inclusión de políticas urbanas que velen por transformaciones en la ciudad de manera progresiva y garanticen su sostenibilidad en el tiempo.

Tras el estudio de conceptos teóricos y prácticos descritos en el trabajo y su aplicación en cinco modelos urbanos: Chacaito, Barrio Chapellín, El Country Club, la Avenida Libertador sección El Bosque y la Quebrada Chacaíto - sección Chacaíto, se puede corroborar que la aplicación de conceptos como la adaptabilidad, la gradualidad y replicabilidad sobre el espacio intersticial, puede ser un catalizador para la regeneración urbana. La ciudad, debe ser concebida

desde una visión colectiva y no particular, donde la evolución de la misma sea progresiva en tiempo y espacio.

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