Capítulo General
Discurso de Clausura del XXVI Capítulo General
Por Gobierno General
Queridos hermanos: Leemos en el Salmo 127:1: “Si Ya hveh no construye la casa, en va no trabajan los constructores; si Yahveh no vigila la ciudad, en vano permanece despierto el vigilante”. A menos que un claretiano esté arraigado en Cristo y permita que Dios sea audaz con nuestras vi das, nuestros compromisos serán frívolos. La propia experiencia del Capítulo en estos tiempos de pan demia ha sido una manifestación del Señor llevándonos de la mano. La vida de nuestro Fundador es un ejemplo de cómo el arraigo y la audacia están interconectados.
El mismo día de la Fundación pre pa ró a sus compañeros para una vida extraordinaria por delante in vitándoles a meditar en el Salmo 23 que dice: “Aunque camine por el valle más oscuro, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado, me confortan”. La congregación dio a luz a audaces misioneros de la Iglesia por su arraigo al Señor. La preparación y la celebración de este Capítulo fueron diseñadas para ser un viaje juntos de trans formación. Descubrimos que a través de conversaciones generadoras en presencia del Señor sobre lo que ha
estado sucediendo en y alrededor de nosotros y encontrando la luz de su Palabra para iluminarnos so bre ellos, y siendo alimentados por la Eucaristía, tenemos nuestros co ra zones ardiendo y nuestro en tusiasmo por la misión encendido. Descubrimos la verdadera belleza y la alegría de nuestra vocación misionera. Llegué al Capítulo con sentimientos mixtos y con una creciente falta de voluntad para aceptar cualquier responsabilidad. La voz humana que había en mí me repetía: “bas ta, sé libre para hacer lo que te gu staría hacer como claretiano.
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