Pido la palabra No. 7

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PIDO LA PALABRA

ÓRGANO INFORMATIVO EDITADO POR LOS RESIDENTES DE LA CASA CEDROS DE LÍBANO

NÚMERO 07. AÑO 4. ENERO 2013

{ ALGO PARA REFLEXIONAR }

El emigrante

Por Guillermo Morales Mancera

Pintura del mismo autor, que inspiró el texto

S

er emigrante es característica esencial del ser humano. Desde eras prehistóricas el hombre ha emigrado en todas las formas imaginables y por los sitios más extraños: por el estrecho de Bering para pasar a otro continente, en canoas para colonizar las islas del Pacífico, de las costas de Nayarit al centro de México para fundar la gran capital del Imperio Mexica, la actual emigración latinoamericana hacia la Unión Americana que está cambiando tanto al emisor como al receptor humano, la migración masiva religiosa de la India en su independencia de Inglaterra, etcétera. Siempre al hombre le ha atraído o ha tenido que “ver lo hermoso que es el patio del vecino”, conocer, poseer, sembrar, cultivar tierras extrañas, desconocidas y ajenas. Por necesidad o gusto lo ha hecho, solo o en grupo. Los fenómenos migratorios son movimientos sociales que involucran a individuos, familias y comunidades completas, a tomar la decisión, a veces terrible y dolorosa, de dejar lo más querido: patria, familia, idioma, cultura, amigos, raíces, maneras y costumbres. Estos movimientos se dan por diversas razones, muchas veces por llegar las crisis a sus extremos, por persecuciones étnicas o religiosas (la familia de Jesús emigra a Egipto por persecución política-religiosa), por fenómenos naturales, pandemias, hambrunas, pobreza extrema, o por crisis personales en las que el ser humano piensa que ya no tiene en su propio entorno nada que le dé motivos de desarrollo personal o familiar, o simplemente el ansia de aventura o de conocimiento y vivencia de lo diferente (Marco Polo), la gloria de descubrir o conquistar y donde encontrar nuevas oportunidades económicas, sociales, de seguridad o científicas. El fenómeno migratorio es un catalizador que modifica el entorno de tal manera, que modifica al Ser mismo y a quien lo recibe. José Ortega y Gasset afirma que el Hombre es Él y su circunstancia. El emigrante cambia su manera de ser, en alguna forma, al estar inmerso en una circunstancia completamente distinta, desconocida, nueva. El fenómeno de la emigración siempre requiere que los que experimentan esta vivencia, estén armados con cualidades, a veces heroicas, que sin ellas les es imposible lograr sus propósitos, sin estos elementos materiales y anímicos, quedarán en el intento. Pienso que la más esencial de estas cualidades será el valor, la confianza y la esperanza del triunfo; otra será poseer valores espirituales profundos, confianza en el grupo, esperar ser apoyado y apoyar con generosidad a los compañeros de aventura, capacidad enorme de aceptación y de comunicación interpersonal con todos los individuos que van apareciendo en este peregrinar, para obtener información y relaciones que permitan seguir en medio de un clima de paz hacia el destino propuesto y también incierto; estar dispuesto al sufrimiento y a las dificultades; tener o adquirir la capacidad de amoldarse a nuevos entornos, con la intención firme de injertarse

en culturas muy diferentes a la propia; estar dispuesto al mestizaje y a adoptar como propio lo que hasta ayer era totalmente ajeno y desconocido. También se necesita mucho ingenio, fortaleza espiritual, salud física y, sobre todo, una gran capacidad para soñar e imaginar nuevos mundos, teniendo fe en el triunfo. Ir por el camino, cambiando prejuicios, formar una mente sabia para saber aceptar o desechar lo que conviene o no conviene, es un remodelaje sicosomático que produce comunidades y personas nuevas, mucho más fuertes, renovadas, con una nueva y distinta manera de ver la vida, con opciones que antes eran inimaginables e imposibles, circunstancias que propician un mejor y variado futuro. Hombres y mujeres nuevos que no saben de miedos y sí saben de dar hasta de lo poco que poseen con generosidad. Porque ellos mismos lo experimentaron. Así son los emigrantes de todos los tiempos y latitudes. No ya, las generaciones siguientes, los ya no emigrantes. A estas generaciones posteriores hay que recordarles lo mucho que hicieron sus antecesores por ellos. ¿Qué decir del pueblo receptor? Cada cultura, sobre todo la religiosa y los valores humanos determinan la manera de recibir, tratar, acoger, convivir con el extranjero que llega. En algunas culturas serán tratados como esclavos (afroamericanos, judíos en Egipto, etcétera.). En un medio auténticamente cristiano se les tratará como hermanos; no sé si en alguna forma eso pasó en México con las migraciones como la de los españoles en el éxodo de la revolución del 36, o con la libanesa, de cristianos que vinieron por motivos de invasiones a su país por mahometanos; lo cierto es que gracias a las raíces religiosas que subsisten inconscientes en México somos un pueblo acogedor. Ojalá y sea por mucho tiempo, pues nuestros hermanos centroamericanos ya son muchas veces maltratados. El contraste lo vemos en cómo tratan nuestros vecinos del norte a nuestros connacionales. Todos los imperios pasados y presentes tienen como esencia a las grandes emigraciones. Díganlo si no el origen de los pueblos e imperios: persa, griego, romano, inglés, mexica o nuestro vecino del norte o cualquier otro. La emigración produce el macro cambio de la historia del Mundo. Y también la historia del ser humano como individuo. ¿Quién no tiene en su raíz a un emigrante? El emigrante ya establecido siembra semilla nueva, como todo ser humano, pero el emigrante tiene potencias más fuertes ya que tiene la fuerza del grupo que supo luchar y todas las otras cualidades que ejercitó en su evolución migratoria. Sin embargo, la emigración también tiene su parte peligrosa y negativa: el producto humano de las segundas y terceras generaciones, en que algunos olvidan sus orígenes de honestidad, esfuerzo y sacrificio, olvidándose también de sus responsabilidades sociales y morales, creyendo que tienen derecho a estar en lugares privilegiados de la sociedad, la misma que acogió a sus ancestros; sólo por el hecho de tener poder y dinero que heredaron. Así tuvieron origen las famosas mafias de comunidades como la italiana en Estados Unidos y otros lugares, así como la degeneración de los valores trascendentes que da origen a una sociedad de clanes de familias prepotentes y corruptas adoradoras de la vanidad y la materia. El emigrante es un héroe de su patria de origen y una semilla nueva y renovadora en su nueva patria.

PIDO LA PALABRA Es una publicación editada por los residentes de Cedros de Líbano. Av. Glaciar 500. Olivar de los Padres. C.P. 01780. Delegación Álvaro Obregón. México, DF. Tel: 5668 6068. residencia@centrolibanes.org.mx


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