Pido la palabra No. 2

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PIDO LA PALABRA

ÓRGANO INFORMATIVO EDITADO POR LOS RESIDENTES DE LA CASA CEDROS DE LÍBANO

NÚMERO 02. AÑO 2. JUNIO 2011

PUBLICACIÓN TETRAMESTRAL

{ ALGO PARA REFLEXIONAR }

Reflexión sobre la amistad Por Guillermo Morales Mancera

Triunfar o fracasar Por G v R

Ya sea que creas que triunfarás o fracasarás, estás en lo cierto. Henry Ford.

L

¿

Cómo podemos tener relaciones de amorosa amistad, siendo tan diferente cada ser humano, tan parcial el conocimiento de los hechos y tan contaminado el juicio propio con suposiciones? Creo que una de las herramientas para construir las sanas relaciones interpersonales es el deseo y la necesidad de conocer, apreciar y aceptar las diferencias, -no las coincidencias- que me enriquecerán. Se trata de ver las diferencias como tesoros por descubrir y ponderar, porque son lo que no tengo y quiero tener, para poder conocer más profundamente a las personas que me rodean. Para poder aceptar las diferencias, lo que no tengo y enriquecerme, debo tener una actitud abierta de buena voluntad, de buena fe, de dar y recibir diferencias, en un intercambio humilde e inteligente, ponderado y constante. Si a mi alrededor los demás crecen y evolucionan, tendré un tesoro de donde tomar y hacer mías las más ricas y variadas diferencias. Si creo que yo soy el poseedor de la verdad, me quedaré solo y pobre, creyendo que soy rico. Cuando acepto como valioso al ser diferente a mí, en ese momento lo quiero y creo en él. Lo hago mío y me enriquezco. Por esto, es que el hombre ama a la mujer y la mujer al hombre. Porque son diferentes y por lo tanto complementarios. Sus diferencias son un cofre de tesoros del uno para el otro, si las quiere que el otro sea como él es y busca que el otro coincida, en lugar de diferir, tendrán una relación imposible. Por eso, hay guerras religiosas y raciales, porque no se aceptó, ni se deseó, ni se vio como tesoro, la diferencia. ¿Cuál será el objeto de mi amor? Será todo lo que yo no soy. Mi mayor enemigo seré yo mismo, si elijo quedarme solo con mi yo, que no me aporta nada nuevo. Algunos de los elementos que intervienen en la relación de amoser y crecer. Cuando quiero a alguien, le creo. Cuando a alguien le creo, es porque lo quiero. Éste es un binomio inseparable, no se da el amor sin credibilidad ni la credibilidad sin amor. Cuando quiero a alguien, no lo cuestiono; absorbo en mi yo la riqueza de la diferencia. Cuestiono, sin dudar del amor, para saber más de la verdad peculiar del que admiro y quiero, de cómo él ve su verdad, al ser diferente a mí y así tener dos verdades en lugar de una sola. La relación no es simple ni es fácil. Toda relación humana transita en una evolución que no perdona un segundo. La lucha por seguir interactuando es constante y eterna. Si desfallecemos, nos desconectamos y nos perdemos en un complejo laberinto. Nuestro tesoro son nuestras diferencias.

o único que limita nuestros logros, es la idea de que no seamos capaces de lograrlo, sin importar la edad. Consideremos un hombre que piensa: Yo creo que nunca voy a pasar de soldado raso. Por ello no estudia, desaprovecha oportunidades, no ahorra, no intenta nada. Y la profecía se cumple: jamás logra nada. Otro Voy a triunfar. Haré lo que sea necesario. Trabajaré tanto como haga falta. Aprenderé todo lo que pueda. Sé que lo puedo hacer. ¡Y lo logra! El primer sujeto evita la responsabilidad, evita la disciplina personal que le proporcionará el éxito. En cambio, los resultados que obtiene la segunda persona de nuestro ejemplo son obvios. Él sí logra su meta. En síntesis, las limitaciones que nos pongamos son responsabilidad nuestra. Siempre que dudemos de nuestra capacidad de lograr algo, vale la pena evaluar los resultados u obstáculos que otros han superado: Demóstenes, el gran orador griego, era tartamudo. Luchó con este mal, llenándose la boca de piedras para hablar y llegó a ser uno de los más grandes oradores: el padre de la Oratoria. Napoleón superó su pequeña estatura para dirigir sus ejércitos victoriosos a través de Europa. Helen Keller, a pesar de ser ciega y sorda, dedicó su vida a ayudar a otros menos afortunados que ella misma. Abraham Lincoln fracasó en los negocios, perdió varias elecciones para puestos públicos, perdió como vicepresidente de años de edad fue electo presidente de los EUA. Winston Churchil fue un estudiante incluido en la clase de los alumnos retrasados y tartamudeaba. Sin embargo, no sólo llegó a ser uno de los políticos y oradores más grandes de nuestros tiempos, sino además premio Nobel de Literatura. Y, para no pecar de omisión, me falta nada menos que nuestra querida compañera y amiga Esther Rizo que no deja de seguir deleitándonos con sus bellos poemas y hermosa novela Rebozo de aromas. Las ventajas son una bendición si optamos por verlas como tales y las utilizamos como incentivos para mejorar cada vez más. Lo importante no es donde empiezas, sino donde decides terminar.

PIDO LA PALABRA Es una publicación editada por los habitantes de la Residencia Cedros de Líbano. Av. Glaciar 500. Olivar de los Padres. C.P. 01780. Delegación Álvaro Obregón. México, DF. Tel: 5668 6068. residencia@centrolibanes.org.mx


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