Boletín informativo del Centro de Estudiantes de Literatura UNMSM Ce lit AGOSTOMENSUALMMXXIIAÑO1 N° 2 «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, y unida con ella es madre de las artes» 2022

Boletín informativo del Centro de Estudiantes de Literatura UNMSM
Boletín CELIT - UNMSM Directores: Raúl Morales Herrera, Enrique Toledo Navarro Sección informativa: Kevin Vasquez Sección de crítica: Raúl Morales Herrera Sección creativa: Carlos Daniel Ventura Prensa y difusión: Yadira Bazán y Juan José Bernardo © Los textos aquí presentes deben ser difundidos, 2022 Diseño y diagramación: Raúl Morales Herrera Enrique Toledo Navarro Imagen de la portada: Francisco de Goya. «El sueño de la razón produce monstruos» (Capricho 43), 1799 Editado por: Centro de Estudiantes de Literatura - UNMSM Tercer piso de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas UNMSM Segundo número – Agosto 2022 celit.flch@unmsm.edu.peContacto:
Contenidos Editorial 6 Informes 7 Crítica 8 A modo de presentación / Fe Por Un gallinazo Para la defensa de una literatura comprometida Por Carlos Daniel Ventura Creación 15 PorTaxidermia Juanma Hijar Dimensiones desconocidas Por Lucía Nina PorConsumación Leon Arias PorPerplejidad Miguel Palacios PorI Desdémona Por favor, dime que no eres un polimorfo... Por Willy Romero Variedades 23 Auspicios 27
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Editorial
El número uno de este boletín supuso la muestra primigenia de nuestros pro pósitos: escribir sobre la realidad —y a partir de ella— desde nuestra condición de estudiantes. Sabíamos que nuestras expresiones serían entendidas, suscritas, censuradas, aplaudidas, renegadas y demás; el recibimiento se ajusta a nues tros deseos y agradecemos al lector por haber correspondido a nuestro esfuerzo. Nos mantenemos firmes en nuestra voluntad: hablar cuando sea necesario, callar cuando también; aunque las for mas varíen, el compromiso se mantiene. Goya, otra vez Goya, explica a la eternidad: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y ori gen de las maravillas». Cuasi profético, habla acaso sobre la Facultad de Letras y Humanidades de esta universidad y de tantas otras más. Rendidos ante el culto a la palabra, profesores y estudiantes se someten todos los días a la entorpece dora admiración de aquellos monstruos imposibles que fingen, con éxito, decir algo sobre el mundo. Son monstruos que adormecen al pensamiento y condenan a la sociedad. No existe mayor peligro que los irracionales idealismos en que las masas depositan su fe y en nombre de los cuales son capaces de cometer las más grandes atrocidades. Desde los autoritarios fundamentalismos religiosos que ocupan grandes puestos de poder hasta los sofisticados discursos modernos que claman progreso, paz e inclusión: el sueño de la razón produce monstruos.Eldebate, la reflexión y la crítica no aparecen por generación espontánea, como a tantos estudiantes se ha hecho creer. La postura del intelectual, que tan bien escrita está en el papel, se realiza efectivamente en la praxis. La palabra desprovista de realidad es la gran enfermedad de nuestros acadé micos y el motivo por el cual dialoga mos —a duras penas— tan solo entre nosotros. ¿Quién en el mundo real nos está escuchando? Cuando el país necesita intelectuales críticos, agudos y reflexivos, es cuando elegimos vivir en el país de nuestras lúgubres maravillas y vemos al mundo no como es, sino como queremos que sea. Estimado lector, no olvides nunca que el juicio crítico se pone en práctica y la razón es tu más grande aliada. Procura identificar, entre seductoras fantasías y vacuos símbolos, la autén tica medida de lo real. Esta nueva entrega te pertenece con cada una de sus líneas, hazlas tuyas o destiérralas; pero, sobre el texto nunca retornen, sobre estas páginas jamás perezcan.
Informes
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Se invita a los estudiantes de la escuela de Literatura a que puedan recibir el servicio de préstamo de libros de la biblioteca que se ubica en el local del Celit. La biblioteca del Centro de Estudiantes de Literatura cuenta con un centenar de libros de diversa índole, ya sea teoría y crítica literaria, historiografía literaria, literatura universal, hispanoamericana y peruana, además de presentar varios números de diversas revistas literarias de crítica y creación. Para solicitar el préstamo de un libro, debe apersonarse al local del Celit y realizar el debido proceso con alguno de los miembros de la Junta Directiva. El préstamo puede consistir hasta de dos libros, y el plazo máximo de devolución es de dos semanas. Para mayor detalle, acercarse al Centro donde encontrará más información acerca de las condiciones requeridas.
SOBRE EL SERVICIO DE PRÉSTAMO DE LA BIBLIOTECA DEL CELIT
Crítica
Quien escribe estas líneas tiene un centenar de plumas negras, la cabeza rapada, un buen par de garras y un pico razonablemente afilado. Soy un gallinazo, y rondo los cielos de Lima en busca de carroña y algo de diversión. ¿Tiene usted razones para no creerme? Por supuesto que las tiene, porque un pájaro que habla y que escribe no es cosa natural ni cotidiana. Pero vamos a ser sinceros: peores disparates se ha permitido creer. Esta, mi identidad, no suena tan inverosímil al lado de los dislates políticos e ideológicos en que ha depositado su esperanza e ilusión, ¿verdad?Lectora, lector, soy un gallinazo, pero un gallinazo de escritorio: presto a la civilización, he puesto mi cerebro de pájaro al servicio de las humanidades (que no de la humanidad). Así es, soy un gallinazo académico: leo, escribo y, sobre todo, pienso muy poco. No hace falta fingir confusión: sabe usted, sepo yo que, para el éxito en el circuito académico, pensar bien, pensar bonito, es más bien un obstáculo. En la universidad ya todo está pensado: asegúrese de elegir, como en un sofisticado buffet, el pensamiento de su preferencia y tráguelo completo. Eso sí: elegir es un requisito; que le sepa bien, es una elección. Y yo, la verdad, desde las alturas de la universidad, los veo a todos muy a gusto. No se le olvide al mundo que el que come basura soy yo. No hace falta que usted ponga en práctica su erudición literaria para descubrir mi gran influencia. Cuando apenas era un polluelo, descubrí que nosotros, los alados vecinos de esta vieja capital, también podíamos escribir. Me lo enseñó un viejo murciélago que hace muchas décadas dejó de volar. No puedo negar que, entre los plumíferos, existe una franca desconfianza por esas criaturas que, sin plumas, pueden surcar los cielos. Hay reticencia ante los murciélagos, y este del que hablo, sin duda, era especialmente feroz. Pero soy su admirador, y si bien hace tiempo salí de mi nido y, cauteloso entre las ventanas de un colegio estatal, aprendí a leer y escribir (hazaña compleja, incluso para un polluelo humano), hoy me animo a seguir sus pasos en el arte de despotricar, ironizar y, principalmente, burlarme del prójimo Sabrá muy bien usted, avispada lec tora, sagaz leedor, que si saber pen
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Un gallinazo
A modo de presentación
sar es ya una hazaña, hacer como si se supiera pensar es todo un arte. Y este fingimiento, al que todos en la academia nos sometemos con mayor o menor resistencia, cansa, aliena y enferma. Por eso escribo: temo que mi(s) pluma(s) se atrofie(n) y, per dida mi naturaleza de gallinazo, me vuelva, en la definición de Platón, un ser humano1. La sola posibilidad me pone la piel de gallina... Soy un gallinazo: usted compren derá, palabras más, palabras menos, mi naturaleza carroñera. Es por eso que me siento tan a gusto entre los hombres (y no se salvan las mujeres): descender de mis alturas y escuchar sus opiniones, sus juicios, reflexiones y complejos pensamientos no es muy distinto de hundir mi pico en un mula dar. Un gallinazo sabe reconocer la sutil diferencia entre un pedazo de basura y otra, pero más importante aún: un gallinazo sabe reconocer la basura. Y, además de las plumas, esa es la otra gran diferencia que tenemos con los seres humanos. «Cada uno donde es nacido, y bien se está el pájaro en su nido», y yo, que soy un gallinazo nostálgico, rodeado de tanta basura, me siento como en casa. Hoy no es una opción regresarme a mis alturas. Soy un gallinazo joven y estoy en busca de diversión. Soy un gallinazo hambriento y he venido a devorarlos. Soy un gallinazo aseado, y vengo a limpiar sus calles de las carroñas que, ya pútridas, pretenden dar cátedra de vigor. De esos vejestorios que aún se sienten originales. De esos polluelos que, aún sin salir del nido, quieren enseñar a volar. No me interesa enseñarles nada de política, de literatura, de filosofía o de moral. Yo he venido por ustedes: los de anticipada descomposición, los ya descompuestos y los que, aún fresquecitos, todavía no tienen la capacidad de diferenciar lo que es basura de lo que es calidad... No puedo hacer gala de una falsa capacidad: soy un gallinazo miope; si no me pongo los anteojos, no puedo ver bien. No los vigilo desde lo alto de la catedral, ni desde los techos de la Facultad de Letras. Estoy más bien cerca de ustedes, estoy entre ustedes. Mis cincos sentidos aprehenden la hediondez de su***ineptitud.
Fe Sería muy fácil, a estas alturas del juego, burlarme de ustedes. Soy un gallinazo y ustedes son fácil carroña.
1 «A poco de haber expuesto Platón en la Academia su teoría de que el hombre es un bípedo implume, se presentó allí Diógenes casi en cueros con un gallo desplumado, que arrojó en medio de la Academia, gritando: —Ese es el hombre de Platón» (Z. Rubio, «Filósofos cíni cos. Diógenes», El mundo pintoresco, Madrid, 25 julio 1858, nº 16, pág. 128.).
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Mis amados humanistas, ustedes han convertido las facultades de Humani dades en el limpísimo espejo de un muladar. Lo lamento por mis tantos hermanos humanos, limpios y aseados, que se han resignado a caminar entre la penetrante pestilencia que emanan sus caducados cerebros. Pero sería muy fácil burlarme de ustedes, ahora que todo se hunde, ahora que la catástrofe es tan plenamente evidente (como si no lo hubiera sido desde el principio), ahora que el cielo resplandece en su claridad y, más que nunca, los pichones ansían volar tan lejos como puedan.
Sería muy fácil burlarme de ti, académico intelectual, que inocente como el más pequeño infante endulzaste tus redes sociales con las palabras esperanza, fe, revolución, cambio, pueblo y tanto caramelito más. Tan fácil, que mejor vuelo a otro techo y ya mismo, sobre otra cosa, empiezo a despotricar. Porque sé que para ti también es fácil adjetivarme con apellidos (ese oriental apellido de tus pesadillas, con el que nace tu identidad política y con el que morirá), porque entiendo que ves el mundo en blanco y negro y al prójimo contigo o contra ti. Pero tienes que saber que este gallinazo, por pájaro, no está empadronado y no puede votar. Tómate el gusto de llamarme avechucho indolente, indiferente, abúlico, apático, pechofrío; después de todo, sé que necesitas desquitarte con alguien, y no te dan las fuerzas para hacerlo con los culpables de turno.
Eso sí: para que no se me rompa la hiel, me quedo a saborear tu carne, académico amigo, que ya de por sí apesta exquisito. Para no hablar de tus últimas decepciones, del manifiesto fracaso de tus preferencias políticas, de las acrobacias mentales que te veo hacer todos los días para salvaguardar la integridad de tu intelecto, mejor hablamos de otros asuntos cotidianos.
Por qué no, por ejemplo, de otras de las inocentadas que practicas a diario. Como cuando desde la ventana de un salón te veo mirar fijamente un libro, y con la atención del erudito, preguntarle por el trauma que tiene con su padre. O cuando le explicas a tus estudiantes que el texto que tienes en tus manos es un claro ejemplo del género narrativo, y el subgénero cuento, y la especie cuento infantil, y la subespecie cuento infantil disidente, y la subsubespecie cuento infantil disidente regional, y la subsubsubespecie cuento infantil disidente regional 7 a 12 años 60 soles en librerías selectas. O mejor aún, cuando te vas a casa, luego de una larga jornada de intenso debate, con el seso agotado, absolutamente convencido de que has aportado algo al mundo… 10
¿Pensará alguno que soy cruel? Yo no estoy tan convencido. Y es que, de hecho, no hace falta serlo. El ego del académico es grandísimo, y uno podría pensar que a grandes masas hay que darle grandes golpes.
Pero no es así: basta una mínima punzadita para que el inflado orgullo del intelectual se desinfle como un globo y se desate su verborrea acusativa. Ganarse la vida como un humanista, dedicarse a las letras sin ensuciarse las manos (a lo mucho un tendón estirado) y meterse a los bolsillos ese sucio, cochino, malvado, opresor e imperial dinero no es cosa fácil. Aquellos que lo han conseguido tienen que defender a capa y espada el nicho que les ha asegurado la anhelada prosperidad, así que son declarados enemigos de todo aquel que se atreva a cuestionar la validez de sus supuestos. Poderoso caballero es don Dinero, y una vez que el académico ha tomado la decisión de dedicar su vida a una idea, poner en duda esa idea es ponerlo en duda a él. No soy un gallinazo muy viejo, pero creo que en esta materia la edad tiene poco que ver. Desde las más jóvenes estrellas de las revistas académicas hasta las más empolvadas eminencias de las facultades, los he visto a todos unirse al coro de una misma mentira. Asumen con orgullo la postura del intelectual crítico y racional, pero no están dispuestos a escuchar nada que los incomode. ¿Dije, líneas atrás, capa y espada? Mi error: ya ni las armas, ni las letras; ahora la mejor aliada del académico es la censura. No han aprendido cosa más fácil que alzar la mano y extender el dedo. Los teólogos de sus ideologías, forzados a pensar entre la represión de un siglo en guerra, estarían decepcionados de ustedes, mis queridos humanistas.
Pero no me extiendo más, porque llevo mucho rato varado entre los techos de la avenida Venezuela, y de tanto en tanto debo surcar el cielo para no enfriarme las alas. No vaya a ser que pierda mi natural talento de volar y, como los humanos, se me quede atrofiada la libertad. Si alguna de mis líneas los ha ofendido, soliciten a los editores de este boletín las coordenadas de mi nido, y recuerden, por favor, que en todo momento mi intención fue incomodarlos. Para la defensa de una literatura comprometida Carlos Daniel Ventura Muchos se preguntarán «¿a qué lla mar compromiso?» o «¿corresponde hablar de literatura comprometida en nuestros tiempos?» y, sobre todo, «¿cuáles son las causas con las que comprometerse?». Si bien no estamos en el mismo contexto de cuando este 11

Debe asumir, para ello, la postura del intelectual: un razonamiento metódico, vasto, certero, y claridad contra la ideología. En la literatura comprometida, al integrarse ello, se observa el mundo representado en el texto bajo una mirada que induzca al lector a descifrar el caos de la realidad real. No obstante, el «compromiso» no obliga al escritor a proponer soluciones específicas que militen con programas o movimientos políticos determinados. Ello limita la posibilidad interpretativa y, ya que la literatura comprometida busca despertar el ingenio del lector, sería un actoEninconsecuente.cuantoalasegunda pregunta «¿corresponde hablar de literatura comprometida en nuestros tiempos?», los avances formales que nacieron durante el siglo XX condicionan al escritor comprometido a prestar importancia a los mecanismos de invención y no centrarse únicamente en la historia denunciante. Puesto que asume el rol de intelectual y, por ello, está actualizado con las tendencias que expresan el sentir de una colectividad, el escritor comprometido dispone de diversas herramientas que conduzcan su labor reflexiva. Nace aquí la segunda repregunta respondida hace ya algunos años: «dentro de su tarea de denuncias sociales, ¿la literatura comprometida tiene alguna preocupación sobre la forma?». Sí. Al estar en contacto con la tradición y la actualidad, el escritor comprometido conoce creaciones literarias innovadoras, permitiendo, si así lo elige y le permite su capacidad, practicar lo leído. Entonces, en nuestros tiempos, la literatura comprometida no se restringe a la militancia política o a la simpatía por determinados gobiernos; pero sí mantiene el cuestionamiento al conjunto de elementos que
Ahora bien, en cuanto a la primera pregunta «¿a qué llamar compromiso?», la literatura comprometida busca el análisis, reflexión y, por consiguiente, cuestionamiento de los principales males que se desarrollan en la dimensión social del ser humano y son, por lo tanto, factibles de cambiar al generarse la toma de conciencia en los individuos. Llegados a este punto, nacerá la justa repregunta «¿es acaso la literatura comprometida la esperada panacea que salvará al mundo?». No. Se reconoce que ningún librito tiene el poder para cambiar el mundo, pero sí para cambiar a las personas que actúan en ese mundo, de manera que el «compromiso» corresponde a una posición activa frente a la problemática que enmarca al escritor. Pero no cualquier escritor puede autodenominarse «comprometido».
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término, durante la postguerra, llamó la atención de los intelectuales, en la sociedad sí existen otros vicios que la pandemia ha evidenciado y es preciso denunciarlos a través de ella.
integran la realidad. Con el paso del siglo XX, sobre todo con el fin de la Guerra Fría y los conflictos bélicos evidentes, la literatura comprometida se enmarca en una actividad crítica de la realidad a través del arte, que puede, a decisión del escritor, centrar su importancia en a) la renovación formal, b) la historia denunciante o c) unir ambos. La existencia de la literatura de compromiso no obliga a todos los escritores a sumarse al cuestionamiento social, menos aún los minimiza si se inclinan a otras estéticas, sino que es una vía optativa. Por último, la pregunta «¿y cuáles son las causas con las que comprometerse?», se responde, pues, dando un par de vueltas por la realidad: el fracaso de la interminable burocracia estatal en Latinoamérica, la amplia brecha socioeconómica para afrontar la cuarentena en países del tercer mundo, el déficit de la investigación científica universitaria en el Perú para producir salidas tecnológicas frente a la pandemia, la ineficiencia del aparato médico en zonas subdesarrolladas y las constantes pugnas entre partidos políticos de diversa ideología alrededor del mundo que entorpecen las comunicaciones internacionales, son solo un minúsculo reflejo por criticar. La situación de Latinoamérica respecto a los estudios que analizan el medio social del hombre se alinea a la tendencia posmoderna de los países occidentales desarrollados. Con ello se pone en énfasis los debates sobre identidades, subalternidades y conceptos que antes se consideraban absolutos. Sin embargo, el éxito práctico de estos estudios recae en colectividades que hayan alcanzado una mediana plenitud de actitud reflexiva. En Latinoamérica, donde el tiempo para el ocio es casi inexistente y las contadas personas de saber viven fuera, adoptar esta práctica no es funcional. Las precarias condiciones materiales, económicas y sociales que imposibilitan el desarrollo cultural son las consecuencias del gran mal del hombre latinoamericano.
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Nuestros intelectuales, en la necesidad de publicar estudios decoloniales que los asemejen a sus pares de países colonizadores, han preferido ignorar las bases de la realidad social, sepultando la producción científica en el campo de las lecturas desactivadas.
La práctica, entonces, de la literatura comprometida apunta con el dedo deicida la tranquilidad del catedrático que ha publicado decenas de libros reflexionando sobre la realidad, pero no es capaz o, tal vez, no se atreve a deslegitimar públicamente la incapacidad técnica y moral de la izquierda de turno en el Perú; o, también, desmantelar la proliferación de ideologías progresistas en cierta
parte de la academia latinoamericana que, frente al problema de la educación, informalidad, corrupción, atraso tecnológico e ilegalidad, ha decidido prestar atención a abstracciones para conseguir el cambio social, como si la persona con jornada de 12 horas diarias de trabajo tuviera tiempo para pensar en deconstruirse, cuando la inestabilidad económica de su país y el aumento constante del costo de vida lo obliga a deshumanizarse para llevar el alimento a sus cercanos. En conclusión, la literatura com prometida es la búsqueda de solu ciones para el atraso que aún persiste en la sociedad. La labor del escritor comprometido se enmarca dentro del cuestionamiento de la realidad en su conjunto, quedando a decisión de él trabajar el área que su conocimiento le permita criticar. La pandemia, tras un corto periodo de «tranquilidad», que no era más que silencio, evidenció el inoperable cambio social propuesto por el intelectual posmoderno alejado de sesgos ideológicos. Ahora más que nunca, la existencia de una literatura comprometida que desafíe y responda a los quiebres que arremeten contra la sociedad es necesaria.
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—¿Y qué animal es el más difícil de disecar? —Pregunté.
Creación
Juanma Hijar
Taxidermia
Por esa razón, había tenido que dedicarse por completo a la balanza.
—¡Uy!, el mono, sin duda. Porque es pequeño y su piel se rasga. Sacar los órganos es fácil, pero la cola es complicadísima. —Hizo una pausa, tomó aliento y siguió—. Primero, juntas un doble alambre, lo calientas bien, al rojo vivo. Luego, lo vas metiendo, despacio, quemando la grasita de la cola por dentro. Cuando llegas a la punta, untas yodo con un algodón; lo dejas secar. Por último, metes un cable grueso de luz envuelto en perlón. Así enroscas. Queda bien bonito. —Terminó, emocionado por su detalladaCuandoexplicación.llegamos al paradero final del bus, mi nuevo y extraño amigo me hizo una invitación que no conseguí —Permítamerechazar:invitarle un pisco que tengo en mi casa, me ha caído usted muy bien.
En los buses que van desde el centro de Lima hasta Chorrillos, se sentó a mi lado un señor con una balanza de aguja en la mano y un cartel que decía: «Peso Exacto». Deduje que era una especie de ambulante que ofrecía servicio de pesaje callejero. Entablamos una conversación ocasional; primero, hablando del clima, del estado de las calles y de las últimas elecciones. Cuando el sujeto entró en confianza corroboró mis suposiciones sobre la balanza y acotó algo más: —Este trabajo lo hago hace diez años. Pero yo antes tenía el mismo oficio que mi padre. Primero en Apurímac y luego acá en Lima. Disecábamos todo tipo de animales y los vendíamos. Ganábamos harta plata.No sé por qué recordé la escena de la película Psicosis donde Bates diseca un pajarito, pero, fiel a mi quisquillosa curiosidad, le pregunté todo lo relacionado a la taxidermia: los animales más comunes, los utensilios que se usan, los procesos empleados y qué tipo de clientes compran eso. Dijo que solía venderlos a colegios o a personas que deseaban decorar su jardín o negocio, pero, ya en la última década, nadie se interesaba por comprar, y que también los animales se habían vuelto más difíciles de conseguir.
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Fingí pensarlo por mera formalidad. Acepté de inmediato. Siempre he tenido debilidad para rechazar un trago, debilidad que me ha ocasionado múltiples problemas y a la cual le atribuyo la culpabilidad de no tener un trabajo ni un hogar estables. Así fue como nos embarcamos, nuevamente, esta vez en un destartalado bus que subía hasta el cerro. No conversamos de nada en ese corto trayecto; solo sé que, cuando bajé del carro, ya era de noche y tuvimos que caminar (mejor dicho, subir) tres cuadras por donde ya no había pista asfaltada ni iluminación.Sucasaera
de adobe mal pintada de color verde, dividida en dos ambientes: uno para la cocina y otro para el dormitorio (confieso que, cuando me invitó a su casa, me imaginé un lugar un poco más habitable). Cuando introdujo la llave y agitó la puerta, toda la casa se sacudió. La oscuridad era total hasta que encendió un par de velas. Luego, trajo dos banquitos de madera y una botella grande de plástico con un líquido transparente. Sacó también dos copitas pequeñas y sirvió. Al probar, supe que no era pisco, sino cañazo. No dije nada por educación. Mientras bebía, mis ojos se iban acostumbrando a la luz tenue de las velas, es así como pude divisar varios animales disecados y empolvados mirándonos atentamente desde un viejo repostero. Había un paiche enorme, una amenazante piraña, una iguana sin cola y un estornino descolorido. Empezaba a cuestionarme la decisión de ir hasta ese lugar, desconocido hasta ese momento para mí. Sin embargo, seguimos conversando sobre la disección de animales de manera muy fluida, y hasta nos reímos a carcajadas. A ese sujeto le encantaba hablar sobre ese tema, posiblemente, porque lo hacía sentir como un erudito y, en efecto, lo era. Las calles del cerro se tornaban silenciosas y supuse que ya era medianoche. Miré la botella de cañazo y estaba casi vacía: de copita en copita la habíamos consumido. Mi nuevo amigo se había dormido, recostado en el repostero, cara a cara con el paiche. Tomé otro trago y seguí mirándolo. Sentía la cara rígida y mis mejillas caídas. De pronto, escuché que alguien intentaba abrir la puerta. Todo se sacudió otra vez. Era una mujer de aproximadamente veinte años que llevaba en los brazos a una abominación: una niña con la cabeza cinco veces más grande que lo normal, ojos grandísimos, como lámparas, que iluminaron toda la pocilga, manos gruesas, cabeza calva con pelusas en vez de cabellos y sólo
tres dientes enormes que sobresalían en esas encías rojísimas. Mi primera reacción fue alarmarme, saltar de mi silla. La mujer y la niña no se inmutaron, miraron al hombre dormido y se dirigieron hacia el ambiente donde se ubicaban las únicas dos camas.
Me senté en el suelo mientras observaba aletargado como esos tres dientes se clavaban en el pezón granuloso de la joven. Poco a poco, me fui quedando dormido, arrullado por el constante sonido de la niña tomando del pecho. Desperté muy temprano con el cuerpo adolorido. Ya había amanecido. El sujeto yacía en una de las camas, profundamente dormido. Al salir, me topé con la mujer y la niña-monstruo. En el otro espacio, desayunaban. Ambas me sonrieron dulcemente. Mi alma se pulverizó. Bajé del cerro corriendo, espantado, llorando a mares sin saber exactamente por qué. Sólo sentía, figurativamente, que aquel sujeto me había sacado las vísceras, igual que a sus animales disecados. Dimensiones desconocidas Lucía Nina Te desocupas a las nueve de la noche de tus quehaceres mundanos: inyecciones, tabletas, enfermeras, moribundos. Todo eso que te acerca poco a poco a la tan ansiada muerte. Te libras de ese destino a las diez en punto, para sumergirte en la divinidad de su existencia, no te causa ninguna dificultad llegar hasta ella, sabes camuflarte en la oscuridad, te conviertes en objetos, te mudas a otros cuerpos. Ella se encuentra en el tercer piso, pasillo derecho, el quinto cuarto: la habitación 102. Afortunadamente, para aumentar aquella complicidad, no comparte el cuarto con nadie. Han pasado seis meses desde que comenzaron a verse a escondidas, pero desde hace tres años la privan de su Suslibertad.pequeñas curvas se vislumbran en las sábanas blancas: unos senos pequeños a punto de estallar y unas piernas delgadas que ocupan todo 17
—¡Son mis hijas! —dijo el sujeto sin abrir los ojos a la vez que quiso sollozar, pero el sueño lo venció nuevamente.Notéotra
vela encenderse en el cuarto contiguo y me sentí atraído fuertemente hacia esa nueva luz. Al entrar, vi a la mujer, sentada en la cama, amamantando a la niña. Nos miramos por buen rato. No parecía temerme, no parecía tenerle miedo a nada.—¿Ambas son sus hijas?
—Pregunté.Nocontestó.

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Al notar indicios de una posible recuperación, callas. Nunca se te ocurrirá reportarlo con tus colegas. Existirán días en que te sientes junto a ella y le leas cuentos infantiles; otros, en los que le confieses tus más oscuros secretos y, otros, en los que permanezcan en silencio. Atesorarás su sueño y dormirás junto a ella, se encontrarán en dimensiones desconocidas.Coneltiempo, desprenderá una fragancia irresistible. Empezarás con las yemas; luego, las falanges; finalmente, las manos. Capturarás el oxígeno que intenta penetrarla. Recorrerás su cuerpo con tu cuerpo. Copiarás los latidos de su corazón, esperarás a que despierte, pero ella no te escuchará, no reaccionará y no se levantará. Nunca recorrerán las calles tomados de las manos, ni saldrán a comer el pastelillo que tanto le gusta, no la verás sonreír, no escucharás tu nombre salir de su boca, no conocerás el color de sus ojos y te conformarás con dejarle margaritas al lado de su nombre.
el largo de la cama. Tiene cabellos negros, su piel morena pierde color, pero se alumbra con el rubor de sus mejillas. Recoges, cuidadosamente, sus cabellos ondulados que caen sobre la almohada, los enrollas en tus dedos, los atas y los guardas en tu bolsillo izquierdo.

Consumación Leon Arias El estruendo de aquella arboleda expulsa al vuelo cientos de alas; y el sosiego endereza mi cuerpo cuando diviso, por fin, al ave de fulgente pico, que se alzaba hasta estar entre el sol y mis ojos. Cae en picada, girando majestuosamente, cuando divisa, por fin, mi cuerpo enderezado, que sin voz le implora: Apunta bien contra mi frente. Haz de mí, que alguna vez fui lirio o abedul, aposento tuyo.
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Perplejidad Miguel Palacios
Entonces desperté con la sensación tan cruda y real de saberme extrañas las categorías "oración" y "verbo". Sus sílabas impares hacían ruidos cruzados en mi mente en mi boca al pronunciar. Me sabían inexistentes, impronunciables.
Ese diptongo antecedido por la "c" dispuesto ahí tan extensa predisposición a prolongarla por su semejanza fonética con la "s": orassssssión ¿oración? ¿oraciones? Tengo en el paladar el desagrado constante de pronunciar "oración". Es que no me sale limpiamente encuentroVeraceptablemente.bocaótico entre "r" y "b" me parece que nunca ha existido tal palabra que la correcta sería "verso" esta suena distinguida, real, ssssonora ¿verBo? ¿veErBo? Frente a cada repetición mi mente sufre cuestionamientos "no han de existir, no existen, ¿no?". Tránsitos indigeribles en la mente, en los oídos. Pronunciaciones inéditas, nunca hechas. Ecos inmensos surgen de "Sión", "eRBo" y se reproducen con constancia en canal fáctico. Términos olvidados, no registrados. Nociones reales, persona inexistente.20
I Desdémona
A Re, luz inagotable
Sucede que tu nombre ha florecido Como polen, entre hierbas ondulantes Entre tierras, entre cielos, entre mares Es tu Aquelnombreritmoque reitero No es tu nombre, es la esencia Que te abraza No es tu nombre solamente Lo que guardo Lo que oigo, lo que veo, lo que canto Es tu todo lo que te hace fulgurante Como ave que un dia pierde su camino, Cae con prisa, en el radio de tu cuerpo Que me envuelve sobre el aire, ya abatido Que adormeces Mi designio con tus manos Mas soy ese, que a tus brazos Pide a gritos Que le guardes entre tanto Tus Queafectosleentregues tu dulzura, una mirada Que hacen una, de nadadetodoti,,mí,
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Por favor, dime que no eres un polimorfo puedes decirme lo que sea que eres un grafema o que pateas con los dos pies que nadie te dejó vestirte la vez en que nos armamos un ovillo pero no me digas que eres un polimorfo es más, si de mí fuese destruiría cada recoveco existente encerrando ataúdes en mis fauces licores zurrándome en cada uno de los muertos mirando el cadencioso baile bajo el cual solo bailas tú y yo solo miro como un juez mira a su reo previo a la muerte previo al éxtasis imaginario que ambos pasaran tarde o temprano pero por favor, no seas un polimorfo o mejor, sé un pterodáctilo y átame con la finura de un vals del siglo XX haz lo que te plazca hasta hacerme secreción pero no me confieses la hecatombe transatlántica sino mi magia se iría cobardemente y ya no podría pedirte que guardes mi pecho bajo el latido en estos juegos que, como el futbol, la poesía y las zonas de placer, todos creemos entender cuando al final del día la campana gime al no saberse bien muerta
Willy Romero (escribidor ausente) 22
• La mirada al texto. Comentarios de textos literarios (Rosa Navarro Durán).
7. Versología
• La caza del cuento (Roberto Reyes).
3. Literatura escrita por mujeres
5. Retórica
• El placer del texto (Roland Barthes).
Recomendacionesbibliográficas
• Teoría de la narrativa. Una introducción a la narratología (Mieke Bal).
• Cómo escriben los que escriben. La cocina del escritor (Claudia Albarragán).
• Hermenéutica literaria. Una introducción al análisis de textos narrativos y poéticos (Carlos García-Bedoya).
3. Literatura escrita por mujeres Artículos:
• El giro hermenéutico (Hans-Georg Gadamer).
6. Teoría literaria
se presenta este apartado con el fin de apoyar, principalmente, a las nuevas bases de nuestra Escuela de Literatura. Esta sección se hace posible con el apoyo de compañeros de bases mayores y de una egresada, por ello se hace mención a Alberto García (b19), Enrique Toledo (b19), Vera Aldana (b19), Pierre Llerena (b18) y Mabel Blanco (b17).*
2. Interpretación literaria
• La «Revista de la semana», el formato periodístico de las mujeres (Laura Liendo)
Variedades
• El arte de escribir novela y otros tipos de ficción (John Gardner).
2. Interpretación literaria
1. Creación de textos
• Figuras III (Gerard Genette).
• La literatura como espacio de resistencia. Mujer y maternidad: la falacia del espacio privado (Guadalupe R. Pina).
Temas: 1. Creación de textos
• Historia y discurso. La estructura narrativa en la novela (Seymour Chatman).
Inmiscuirse en la Literatura no es del todo sencillo, más complicado aún es hacerlo en el camino de la investigación. Ya sea para iniciarse en el estudio o acorazar espacios del conocimiento sobre esta disciplina, se debe tener presente ciertas temáticas, metodologías, historiografía, entre otros textos Consecuentemente,teóricos.
4. Psicoanálisis en literatura
*Cabe aclarar que estas recomendaciones son de carácter personal y buscan compartir experiencias de lectura durante la carrera. En ese sentido, es una lista de textos que evindetemente serán actualizables, cambiantes y abiertas a la comunidad de estudiantes. 23
• El malestar en la cultura (Sigmund Freud).
5. Retórica
• Death Without Weeping: The Violence of Everyday Life in Brazil (Nancy Scheper-Hughes).
• Teoría literaria feminista (Toril Moi).
4. Psicoanálisis en Artículos:literatura
• «No me interrumpas»: las mujeres y el ensayo latinoamericano. Debate Feminista: Fragmentos y proposiciones (Marie Louise Pratt).
• The Feminist Reader. Essays in Gender and the Politics of Literary Criticism, sección «Feminist, Female, Feminine» (Toril Moi).
• Los sujetos trágicos (Ricardo Piglia). Libros:
• Literatura y Psicología (Isabel Paraíso).
• El imperio retórico. Retórica y argumentación (Chaim Perelman).
• Metáforas de la vida cotidiana (Lakoff & Johnson).
• Las mujeres y los niños primero. Discursos de maternidad (Ángeles de la Concha y Raquel Osborne).
• Prolegómenos a una teoría general de las figuras (Stefano Arduini).
• Antropología estructu ral (Claude Levi-Strauss). 24
• Estética II (G. W. F. Hegel).
• El Seminario 7. La ética del psicoanálisis (Jacques Lacan).
• Freud. Una interpretación de la cultura. Importancia de la relación entre el psicoanálisis y la literatura (Paul Ricoeur).
• El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad (Judith Butler).
6. Teoría literariaArtículos:
• La loca del desván: La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX (Sandra Gilbert y Susan Gubar).
• Psicoanálisis de los cuentos de hadas (Bruno Bettelheim).
• El Abanico y la Cigarrera: la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú (Francesca Denegri).
• La invención literaria y la reconstrucción histórica (FernandoLibros:Aínsa).
• Sujeto, metáfora, argumentación (Camilo Fernández Cozman).
• Precisiones de lo femenino y lo feminista en la práctica literaria hispanoamericana (Eliana Rivero)Libros:
• El segundo sexo (Simone de Beauvoir).
• El discurso de la teoría y juego del duende (Federico García Lorca).
• El deseo y la interpretación del deseo en Hamlet (Jacques Lacan).
• La sartén por el mango: Encuentro de escritoras latinoamericanas (Patricia Elena González Y Eliana Ortega [Editoras]).
• Crítica a la estética idealista (Peter Bürger).
• Métrica española (Antonio Quilis).
• El susurro del lenguaje (Roland Barthes).
• ¿Por qué la ficción? (Jean-Marie Schaeffer).
• Historia de la crítica literaria (Viñas Piquer).
• Introducción a la historia de las teorías literarias (Sultana Wahnón).
• Poética (Aristóteles).
• El verso libre hispánico: orígenes y corrientes (Isabel Paraíso).
• Ortometría. Apuntes para una rítmica (Manuel González Prada).
• Ficción y dicción (Gerard Genette).
• La tragedia griega (Jacqueline de Romilly).
• Crítica de la Razón Literaria (Jesús G. Maestro).
• Manual de métrica española (Elena Varela Merino, Pablo Jauralde Pou y Pablo Moíño Sánchez).
• Teoría del texto e interpretación de ideas (Walter Mignolo).
• Teoría literaria. Una propuesta (Susana Reisz Rivarola).
• La formación de la tradición literaria en el Perú (Antonio Cornejo Polar).
7. Versología
• La aventura semiológica (Roland Barthes).
• Las consciencias lingüísticas en la literatura peruana (Dorian Espezúa).
• Verso español y verso europeo (Oldrich Belic). 25
• Historia y teoría del verso libre (María Victoria Utrera).
• La angustia de las influencias (Harold Bloom).
• La historia literaria como desafío a la ciencia literaria (Hans Robert Jauss).
• Análisis estructural del lenguaje (Roland Barthes).
• Figuras III (Gerard Genette).
• Géneros literarios (Kurt Spang).
• Escribir en el aire (Antonio Cornejo Polar).
• Teoría del lenguaje literario (José María Pozuelo).
• Teoría literaria de los formalistas rusos (Tzvetan Todorov [compilador]).
• Introducción a la teoría de la literatura (Jesús G. Maestro).
• Diccionario de métrica española (José Domínguez Caparrós).
• Estética de la creación verbal (Mijaíl Bajtín).
• Análisis semiótico de los textos (Grupo de Entrevernes).
• Problemas de la poética de Dostoievski (Mijaíl Bajtín).
• La métrica española en su contexto románico (Isabel Paraíso).

LABERINTOS DE LA SOLEDAD DEL SIGLO XXI Críticaposmodernaliteraria Texto literario 26



«Somos un proyecto dedicado a entrevistar a figuras relevantes del ambiente literario peruano. Nacemos de las aulas universitarias y esperamos regresar a estas para invitar a la reflexión. Invitados están a seguirnos en @lamparaazul.podcast»Instagram: «Somos un grupo de estudiantes y profesionales que se propone incentivar y promover el ejercicio de la traducción literaria en el Perú. Nuestra visión es llegar a ser un espacio cultural de refe rencia nacional e internacional que aporte al reconocimiento y la consolidación de la traducción literaria a nivel iberoamericano. No olvides seguirnos en nuestras redes sociales».
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Auspicios


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