Elipsis - Revista literaria de la Academia del Perpetuo Socorro

10.2020

Fotomontaje por C. GarcĂ­a

elipsis Un vistazo al mundo

Carta editora Querido lector, Comenzamos este año escolar con un toque de reflexión. En esta primera edición, cada uno de nuestros escritores se da la oportunidad de conocerse a través de la escritura, asimismo permitiéndonos conocer más de su único y peculiar enfoque el mundo que le rodea. ¿Qué piensa el estudiantado perpetuano acerca de los distintos acontecimientos de este año turbulento? ¿Cómo se siente ante las adversidades que ha tenido que enfrentar?

Aquí, a través del poder del teclado, la tinta de un bolígrafo o el carbón de un lápiz, liberamos las tensiones de los momentos en que vivimos.

Tiare Sierra

Autores y artistas Adriana Arce, 12mo Sara Terrasa, 10mo Rosario Lozada, 12mo Ismael Torres, 12mo Catalina García, 12mo Camila Figueroa, 8vo Pablo Ramírez, 12mo Io Rosado, 11mo Paola Figueroa, 8vo Carolina Aguayo, 10mo --Mariana Salinas, 12mo Rocío Colón, 11mo R. Colón

Estoy adicta al sueño Adriana Arce

Estoy adicta al sueño. La oscuridad y el ruido de mis pensamientos huecos me llaman. Ya la vida no es una sorpresa; los momentos que antes te salvaban de lo mundano y rutinario no existen y los reemplaza una lista interminable de trabajos cuyo único propósito es darle “submit.” Por eso, el sueño me llama. Me llama por la mañana cuando me acabo de levantar, por la tarde cuando me doy cuenta de que mis glúteos no se han despegado del cuero que me atrapa frente a mi pantalla y, finalmente, por la noche cuando la cabeza me grita de dolor y mis ojos arden con rabia. Me ahogo en el trabajo y grito por auxilio, pero los que entienden mi peligro tampoco tienen salvavidas porque están luchando junto a mí, tratando de que su cabeza no esté anegada en un papeleo que no tiene fin. Por eso, dormir es un escape, un lugar donde la realidad es la que quieras, donde el “ding” del nuevo “assignment” se enmudece y donde nadie espera NADA de mí. Estoy adicta al sueño porque me salva de la ansiedad de estar despierta.

R. Colón

¿Qué te hace LLORAR ?

Hoy me miré por primera vez,

Sara Terrasa

en un segundo, capturé mi reflejo.

Mirando mi apariencia, sentí vergüenza, sin encontrar una razón, descubrí al gran culpable, las falsas apariencias.

“Recuerda que el cuerpo y la figura física es todo, pero no los enseñes mucho, porque te llamarán ramera".

“Sé cariñosa con todos los hombres, pero no enseñes tu carácter, porque estarás en su lista de espera". “Úntate maquillaje para cubrir tus imperfecciones, pero no te apliques demasiado, porque parecerás una payasa".

"Piensa antes de tomar decisiones, pero no lo pienses tanto, porque se te acaba el tiempo".

Tantas críticas, tanto juicio ¡NO PUEDO MÁS! Grito con lágrimas en mis ojos.

R. Colón

Espejo

Rosario Lozada

¿Qué ves cuando miras tus ojos en el reflejo del espejo? ¿Te ves a ti mismo o el universo que habitas? Uno pensaría que el espejo meramente repite aquello que se le plasma enfrente; un cristal que solo asimila aquellos ojos y nariz con un tono de juicio. Sin embargo, uno tiende a olvidar que el espejo, a la vez, repite lo que nos rodea. Nuestro entorno forma parte intrínseca de aquello que el espejo revela. Entonces, ¿seguirás mirándote a ti mismo, fijamente a los ojos? ¿Seguirás envuelto en tu propia apariencia, ya sea la finura de tu nariz, el caer de tu pollina o el brillo de tu nuevo delineador de ojos? O, ¿desconcentrarás tu vista para atender aquello que, aún viviendo a tus espaldas, tiene la misma importancia? El mundo se cae detrás de nuestras figuras. Nos rehusamos a observar el creciente y destructivo incendio, nuestra sociedad está tan polarizada que se muestra incapaz de trabajar para el bien común y, como olvidar, la devastadora pandemia que viaja por doquier. .Nosotros fallamos en nuestro primer deber de contemplar aquello que nos rodea y de tal forma, actuar en base a ello. Más bien, ni lo percibimos. De tal forma, les llamo a mirarse fuera de ustedes mismos. Su nariz puede esperar; el mundo, no.

Aquel día todo cambió, el sol se escondió, el miedo se apoderó, en ese triste momento, todo comenzó Desde huracanes hasta temblores,

s e r r o T l Ismae

de corrupción a infección, lo hemos vivido todo sin excepciones y seguimos aquí defendiendo a esta nación

Todo tiene su razón, da un paso firme hacia adelante y hazle caso a tu corazón

Ya no somos el futuro, M. Salinas

somos el presente, somos más que voces, somos nuestra gente

Por Puerto Rico y por el mundo, unidos siempre

Juventud que me escucha, no bajes la espada, sigue tu lucha

Juventud que me entiende, no olvides tu camino, no dejes que te cieguen

Juventud tajante, yo soy parte de ti, quiero escuchar tu grito triunfante "ÂĄYo nunca me rendĂ­!"

Café con sabor a nostalgia Café con sabor a nostalgia Café con sabor a nostalgia No fue hace tanto que salí por última vez. Quizá fue hace cuatro días, tal vez cinco, al final no importa, aquí en estos tiempos los días se burlan de nosotros acortándose y alargándose como les place. Dan las dos de la tarde y, finalmente, nos levantamos a desayunar, así es acá en estos tiempos, la comida ha parado de ser un placer de la vida. Se ha vuelto una carga, un trabajo, ¿sabes? Una gota de agua es lo más que tomamos al día y solo cuando ya la lengua raspa un paladar desértico de jugos salivales. ¿Y por qué hacemos esto, preguntas? Pues porque con el tiempo nos percatamos la esclavitud que era ir al baño. El solo pensar en que tengo que ejercer una fuerza en más de diez músculos para poder buscar un simple plato de comida, agua, o purgar mi cuerpo de toxinas le quita todo tipo de felicidad a la vida.

Felicidad, hace tiempo no usaba esa palabras ¿sabes? Por acá nos pasamos los días soñando y las noches pensando en lo que queremos soñar.

Creo que ya no sabemos hacer otras cosas. No es tan malo como suena, te lo prometo. Todavía vivimos, vivimos en los sueños, recordando lo que alguna vez fue y lo que nunca llegó a ser. Es cierto que nuestras pieles se han tornado casi transparentes, que estamos más muertos que vivos y que con cada día que pasamos así existimos un poco menos, pero la realidad es que yo creo que eso es lo que todo el mundo desea. Tal vez lo único que nos impulsa a seguir de esta manera es el anhelo de que mañana no nos despertaremos.

catalina garcía

No sé cómo empezó esto, ni cuándo. Puede haber sido hace unos meses, puede haber sido ya hace años. Es que ya no puedo distinguir lo que ocurrió de lo que imaginé. La realidad y el sueño empiezan a confundirse y la línea que alguna vez los separaba empieza a disiparse. Nos hemos olvidado de cómo vivir. Ni recuerdo qué nos llevó a este nuevo estado, ¿una enfermedad me dices? Enfermedades tenemos todos, la más grande de todas es el tener que vivir. Creo que un día la realidad se volvió un poco muy real. Dejamos de funcionar como lo hacíamos y no supimos cómo reinventarnos. Poco a poco caímos en la bruma de lo desconocido y nos olvidamos del tiempo. Soltamos nuestras vidas al destino y nos acostumbramos a la oscuridad del futuro. Nos dimos por vencidos y buscando alguna manera de escapar aprendimos a cerrar los ojos e imaginar lo que pudo haber sido. Así fue como aprendimos a soñar despiertos.

En realidad no sé por qué lloro, de vez en cuando pasa. Me gusta pensar que lloro por aquella vida no vivida, pero sabes, es que ya no podemos hacer nada. Ya no sabemos funcionar de otra manera. Aquella enfermedad que me dices, pues si te soy honesta creo que hace años ya no existe. Es el miedo, te digo, miedo de tener que despertar y tener que empezar otra vez. Miedo a volver a sufrir todas las penas que cargábamos y miedo a que, otra vez, la realidad se vuelva demasiado real. ¿Qué hora es? ¿Las dos? Te dejo, es la hora de despertarme y darle sustento a mi cuerpo para por lo menos una noche más de sueño.

Incertidumbre Camila Figueroa

Incertidumbre, Incertidumbre.

Una emoción

porque no sabemos cuándo finalmente todo volverá a la normalidad,

que nos consume a todos.

porque no sabemos

La mejor palabra

cuándo podremos volver a la escuela.

para describir estos momentos.

Incertidumbre,

Incertidumbre, porque no sabemos

porque la vida es impredecible, no sabemos lo que va a pasar mañana.

si va a volver a temblar,

Incertidumbre.

porque no sabemos

lo que todos sentimos,

cómo y cuándo te puedes enfermar.

pero no admitimos.

Incertidumbre porque arriesgamos nuestras vidas al salir solas, porque no sabemos en quién confiar.

Incertidumbre, porque no sabemos el estado de nuestro país.

Incertidumbre, porque no sabemos si después de tanto trabajo, vamos a perder todos los derechos que hemos acumulado.

M. Salinas

No

nos VEMOS

Cada uno de nosotros está hecho igual, pero nosotros nos vemos completamente mal, pensando que unos somos más que otros, por características individuales, Cuando esas mismas son las que nos hacen especial, pero el ser humano le tiene miedo, Miedo a lo distinto, a lo que no va con sus ideales y su línea de pensar.

Se tiene que romper, romper ese caparazón, el de la ignorancia,

M. Salinas

el que nos impide la hermandad.

Todos hechos iguales y, aún así, nos arrastramos al piso pensando que ciertas características, características físicas, determinan beneficios en la vida.

Ese caparazón nos restringe.

Vernos todos iguales, así será la hermandad.

Pablo Ramírez

La

enigmática estación de tren EL CONDUCTOR

Y me monté en el tren… raramente me sentía cómodo con la incertidumbre de no saber hacia dónde iba. Entré y tomé el asiento más lejano de la entrada. En el camino hacia mi destino, iba pensando en la estación del tren: en sus paredes color marrón claro, como la tez de un indio taíno. Aquel color me cautivó, ya que era un color que se usaba poco. Sentía que estaba bajo tierra emprendiendo un viaje hacia el exterior colorido. No había nadie en esta estación, sin embargo, tenía un sentimiento de que así debía ser.

Finalmente llegué a mi destino desconocido y resulta que me encontraba en la batalla de Termópilas en la antigua Grecia. “¿Qué hago aquí?” pensé, pero no dudaba que pertenecía allí de alguna manera. Me bajé del tren, y podía ver la inmensidad infinita del imperio persa en el horizonte. Al otro lado del lugar, podía ver al rey Leónidas y a su legión espartana, que estaba compuesta de 300 hombres, en batalla con el terror del imperio persa. Eran hombres que mataban y morían por su país. Era un mar rojo de hombres rezándole a Ares para que los invasores no destruyeran todo su mundo. Y en la maraña de aquella batalla, mientras veía el último aliento de millones, llegó el tren que me dirigía hacia otro destino.

De camino hacia el segundo destino, solamente podía pensar en la ironía de de que el pueblo guerrero espartano no pudo derrotar a los invasores, mientras que el pueblo de Atenas lo logró. Sin ninguna idea de cuál era mi destino, estaba tranquilo porque sabía que estaba exactamente donde debería estar. Al llegar a mi nuevo destino, me baje de aquel tren rústico, y me encontraba en el palacio de Versalles; en donde podía ver a Luis XVI y María Antonieta preparándose para escapar de Francia por la Revolución.

En ese momento, me puse a pensar qué sería del mundo sin la Revolución Francesa. Por otro lado, estuve poco tiempo en aquel lugar, ya que aquel tren tenía más prisa de lo normal. Esta vez me senté al frente, a consecuencia de una fuerza desconocida que me decía que tomara asiento. De momento, me percaté que estaba regresando a la estación marrón, a aquella estación desierta y sentía angustia porque tenía el presentimiento que alguien me esperaba allí. Cuando llegué, me encontré con una persona que me dijo unas palabras que revelaron la atmósfera enigmática de este lugar. La persona me dijo: “Los pensamientos son como trenes, cambian su curso constantemente.

Nunca estés asustado del destino de tus pensamientos; ya que todo lo que ocurre en ellos solo ocurre en tu mente; nunca tengas miedo de montarte en ese tren, ya que te lleva a lo más oculto dentro de ti,a quien en realidad eres.

Por otro lado, siempre recuerda que esta estación y sus destinos te pertenecen.

Sal al mundo y conoce otras estaciones de tren.”

R. Colón

Olvido eterno Ío Rosado Algunos me recuerdan como el grandioso y valiente General Robert E. Lee del ejército confederado durante la guerra civil americana. Sin embargo, muchos tienen recuerdos muy amargos de mí, como líder de las fuerzas confederadas. Durante dicha guerra fui una figura que representó la rendición.

Mas, eso no es lo que importa en mi visión de todo. ¿Ya te acuerdas de mí? A lo mejor nunca supiste que existía, pero últimamente se han propuesto olvidarme. ¿Por qué digo esto? Bueno, mis estatuas se han removido y quizás solo quedan estampas postales en mi nombre. Luego de luchar durante toda mi vida por ayudar a mi pueblo, ahora lo único que hacen es buscar maneras de olvidarme, aunque dicen que todo es mi culpa.

Lo más seguro me recuerdas como un cruel opresor, pero ¿en realidad fui malo? Supongo que fui algo cruel en algunos momentos de mi vida. Me dicen que lo que hice no tiene justificación, pero en mi época sí la tenía. Como dije durante mi vida, la esclavitud es un mal político y moral. Muchos de los llamados héroes de la historia americana también eran dueños de esclavos, pero se les idealiza sin importar ese dato. En realidad, necesito que me digan cómo restaurar mis estatuas, aunque creo que ya se ha hecho un poco tarde…

Encendido Encendido

Paola Figueroa

El mundo está prácticamente prendido en fuego. En todas las esquinas que miramos, algo negativo está pasando.

En México hay feminicidios; en China, campos de concentración para los musulmanes; en Estados Unidos, protestas y una política decadente; en India, muertes continuas; y en Puerto Rico, las mujeres desaparecen. En todo el mundo los animales se extinguen día a día, el medioambiente se va deteriorando por nuestra culpa y hay un virus que ha tomado el control del planeta. Sin embargo, podemos cambiarlo. Quizás te sientas impotente, pero todo el mundo hace una diferencia. Crea consciencia, firma peticiones, sal a votar; la cosa más pequeña puede tener un resultado radical. ¡Juntos podemos lograr el cambio y apagar el fuego!

El El fuego fuego que que arde arde en en ti ti Carolina Aguayo El calor es exorbitante. Llamas ardientes cubren el planeta. El fuego triunfa dentro de cada uno de nosotros.

Centellea en nuestros corazones y cerebros; nos hace una sociedad diligente y alerta. Sus chispas son la energía que nos impulsa a superar los obstáculos de la vida. Es el alimento de la ambición que nos apresta a enfrentar los mayores retos. El rojo apasionado de su semblante nos invita a amar apasionadamente. El fuego dulce y malicioso nos espera.

Debates

Lucía Garrido

Los ciudadanos de los Estados Unidos bajaban la cabeza avergonzados por el debate del 29 de septiembre. Les quedó más claro que nunca que ninguna de las dos opciones que tienen merece su voto. Igualmente, de las dos opciones que tengo dentro de mí, ninguna merece mi atención.

El debate presidencial y mi debate interno tienen en común que contienen dos voces con el mismo objetivo, pero con perspectivas diferentes. Una dice que sí, mientras la otra niega vehemente. Sin embargo, cuando la una dice que no, la otra asiente sin pensarlo dos veces.

Las voces se interrumpen y se interponen, hasta que el resultado es una cacofonía de palabras que han perdido su importancia. Sería más fácil ignorarlas, pero aun en su alborotoso desastre, tienen demasiado poder. Las de ellos mueven a un país, pero las mías mueven mi vida y mis pensamientos: toda mi existencia.

Espero que en el próximo debate se esclarezcan las voces.

Espero que en mi próximo debate, escoja una de ellas de una vez por todas.

(s. m.)Acciรณn

de desprenderse de una

cosa y recibir o tomar otra en su lugar.

"Incita el cambio que quieres ver" "Es hora de quitarnos el mute"