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1.3 Contexto Social

Es en el desarrollo de alternativas de resistencia donde se puede poner en práctica la organización comunitaria y por ende la construcción colectiva del línea un bien común que nace de la cercanía de las vivencias, problemas, inquietudes y anhelos; problemáticas que, en una sociedad tan desigual como la que vivimos, se repiten de igual forma en grandes grupos de la sociedad, tal parte desde la situación de pobreza y marginalidad en que se encuentran vividas en los años 80’ y 90’, pero también da cuenta de la realidad de amplios sectores en la actualidad. Las causas son comunes: desigualdad estructural, un estado que no garantiza mínimos derechos sociales ni atiende las profundas problemáticas sociales y ambientales que azotan a la población, sino que, por el contrario, resguarda los intereses de una minoría. Como ejemplo, el informe Panorama Social de América Latina elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) el año 2019 dio cuenta que el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo al 2,1% de la riqueza neta del país. Por otro lado, en 2021 el sueldo mínimo en Chile es de $337.000 mientras que, según el Instituto Nacional de Estadísticas de nuestro país, la mitad de las y los trabajadores reciben un sueldo igual o inferior a $400.000 pesos al mes.

Este fenómeno, junto a otros de similar tenor, constituyeron las causas de las protestas y la revuelta social en Chile el año 2019 y que se vio profundizada durante el año 2020 con la llegada de la pandemia generada por el virus Covid-19, desde el mes de abril, donde se expuso con mayor nitidez la desigualdad estructural en Chile, lo que sumado a un aumento explosivo de la cesantía y la ausencia de políticas públicas que garantizaran a la población poder cubrir sus necesidades básicas, impulsaron la búsqueda de actividades para resolver una tan básica como la alimentación. Estas actividades contemplaron, entre otras, el trabajo independiente que produce bienes o servicios que luego se comercializan a pequeña escala en casas, calles, ferias o plazas, las microempresas familiares y también las que surgen de la organización comunitaria, marco en el que nacen y se fortalecen las redes de abastecimiento, las compras colectivas, las ollas comunes y otras actividades relacionadas, todas iniciativas que, además de dar solución a una necesidad tan básica como la alimentación digna y saludable, se constituyen como un actor en las comunidades que se relaciona con otras organizaciones y fortalece, en general, la organización comunitaria y el tejido social, que hoy, en medio de un proceso constituyente, urge reforzar debido a su importante rol en la construcción de nuestro futuro.

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Es en este punto donde se visualiza la estrecha relación que tiene la economía social y solidaria con la experiencia de precariedad y la búsqueda de salir adelante, de vivir, de manera organizada, de la necesidad experimentada como urgencia cotidiana de asegurar la subsistencia, que lleva a muches a vivenciar la importancia de compartir lo poco que se tiene, de formar comunidades y grupos de ayuda mutua y de recíproca protección.

Autonomía de las Comunidades

Sin duda, para nuestra organización, trabajar en conjunto con la comunidad es fundamental, más allá de los valores ya mencionados relacionados a la cooperación horizontal e inclusividad, (Economía Social y Solidaria), también es una respuesta de un movimiento político que se ha desarrollado en las últimas décadas. En América Latina, por ejemplo, se ha formado una corriente de conciencia que critica la democracia formal dentro de un régimen de Estado, dando más importancia a la vida de la gente como una lucha por la liberación del capitalismo y por un nuevo tipo de sociedad en armonía con otros pueblos y culturas.

Estas nociones de cambio de paradigma se relacionan con la autonomía de la sociedad, la cual, pretende el establecimiento de nuevas bases para la vida social. La autonomía zapatista (ideas de Emiliano Zapata, caudillo de la Revolución mexicana, plasmadas principalmente en el Plan de Ayala de 1911), por ejemplo, implica transformar la provisión de las funciones sociales claves, sobre todo en alimentación, aprendizaje, curación, vivienda, intercambio, movilidad, propiedad y trabajo; constituyendo una guía para el Diseño Social.

El Diseño Social basado en la autonomía de las comunidades se rige de una serie de enunciados con respecto a la responsabilidad e importancia del diseño en el cambio social y la autonomía de la sociedad (Escobar, 2016):

Toda comunidad practica el diseño de sí misma: En la mayor parte de la historia las comunidades han practicado una especie de ‘diseño natural’ independiente del conocimiento experto.

Toda persona o colectivo es practicante de su propio saber: Este principio ético y político está en la base de examinar cómo la gente entiende su realidad.

Lo que la comunidad diseña es un sistema de investigación o aprendizaje sobre sí misma: Como diseñadores podemos convertirnos en “co-investigadores” con la comunidad, pero es esta la que investiga su propia realidad en el proceso de co-diseño.

Cada proceso de diseño implica un enunciado de problemas y posibilidades: Generar acuerdos sobre objetivos y decidir entre alternativas de acción, el resultado debe ser una serie de escenarios y posibles caminos para la transformación de las prácticas o la creación de otras nuevas. La construcción de un ‘modelo’ que visibilice el problema de preocupación comunal: Ante este modelo la pregunta que todo proyecto de diseño autónomo debe enfrentar es qué podemos hacer al respecto y el resultado concreto es el diseño de una serie de tareas, prácticas organizacionales y criterios para evaluar el desempeño de la tarea de investigación y diseño.

Esto, en síntesis, implica que, para llegar a un cambio social desde el Diseño, en este caso de una iniciativa o proyecto, el adentrarse a una comunidad es esencial al momento de buscar problemas y soluciones, creando acuerdos y buscando posibilidades de un nuevo modelo que se centre en el bienestar comunal. Entonces estos valores relacionados con la Economía Social y Solidaría también surgen desde el Diseño Social que es un tipo de Diseño de Servicios basado en la comunidad.

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