Todos, todos, todos | Boletín Salesiano - Mayo de 2025

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SUMARIO

03

CARTA DEL INSPECTOR

Evviva il Papa!"

08 Es por ahí

CONFIAMOS EN CADA PASO

18 AQUÍ Y AHORA

De Francisco a León

24 DEL ÁRBOL SALESIANO

Auxilio necesitamos todos

04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL!

Un pontificado en las manos de María

10 VALE LA PENA VIVIR ASÍ Hacer lío para transformar corazones

22 PANTALLA INTERIOR

El arte del diálogo auténtico

26 LATIDOS DEL EVANGELIO

Estás con nosotros

28 LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR

Dar lo que se recibe: una historia de vida, amor y comunidad

07SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Cuando el Señor llama a la puerta

14 CON NOMBRE Y APELLIDO

Guzmán Carriquiry: El uruguayo amigo del papa Francisco que colaboró con Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI

23 SABOR A BUENAS NOCHES

Un corazón que late con Pedro

27 SINTONIZANDO CON DON BOSCO

31 EN POCAS PALABRAS

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: Lic. Juan José Malvárez

Editor responsable: Lic. Gonzalo Martínez

Columnistas: P. Juan Algorta sdb, Camila Bonini, Victoria Casal y Juan Manuel Fernández sdb.

Equipo de redactores: Fabián Caffa y Elisa Juambeltz. Fotografías: ANS, Camilia Bonini, Guzmán Carriquiry, Iglesia católica del Reino Unido, Sofía Cayota, Disney, Matilde González, Pixabay, Shutterstock y archivo del BS.

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Diseño: Gustavo Baumann

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El Papa de la Auxiliadora
Boletín Salesiano
"Evviva il Papa!"

Es conocida la anécdota en la que Don Bosco aconsejaba a sus gurises no gritar "¡Viva Pío IX!", sino "¡Viva el papa!". En ese momento en particular, el primer grito tenía connotaciones políticas, debido a algunas facciones que utilizaban el nombre del obispo de Roma según sus intenciones. Don Bosco, que comprendía los riesgos de esos embanderamientos, no quería, sin embargo, dejar de profesar su amor por ese signo visible de la unidad de los creyentes que nos une con Pedro y, a través de él, al mismo Jesús.

Todos vimos lo que sucedió en la plaza San Pedro el 8 de mayo: el humo blanco, las campanas y una multitud exultante por la "gran alegría" (gaudium magnum). Y esa gran alegría no tenía que ver con que el Papa fuera tal o cual, que perteneciera a tal o cual supuesta facción. Aún no se sabía el nombre y ya la plaza y cada comunidad católica eran una fiesta. Y convengamos que, aun después de anunciado el nombre, para la inmensa mayoría de nosotros (me incluyo) se trataba prácticamente de un desconocido que tuvimos que salir a googlear.

Al tiempo que extrañamos a Francisco, ya iremos conociendo a León XIV, mientras nos entretenemos con sus fotos a caballo o sus videos cantando villancicos. Ya escucharemos sus enseñanzas, ya compartirá con nosotros la Palabra, ya buscará confirmar nuestra fe, que es la principal misión que le asignó Jesús. Pero lo más importante ya lo hizo: aceptó el llamado. Dijo "sí, acepto", y de esa manera nos confirmó en la certeza de la fe que vivimos en la Iglesia, de la que dijo Jesús (y él citó en su primer discurso): "Las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella".

Con esa confianza en Jesús, con ese compromiso de construir comunidad y de juntos hacer fuerza por el bien, con esa sencillez y alegría salesiana, junto a Don Bosco y a sus gurises también gritamos: "¡Viva el papa!"

P. Francisco Lezama Inspector

El mes de mayo le dio a la Iglesia católica un nuevo pontífice: Robert Prevost, estadounidense nacionalizado peruano de 69 años, es ahora el papa León XIV.

Apenas un par de horas después de que el Colegio Cardenalicio lo ungiera como nuevo papa de la Iglesia católica, Robert Prevost salió al balcón de la Basílica de San Pedro y saludó al mundo con las dos manos. Una mueca en el rostro esbozaba una sincera sonrisa y los ojos vidriosos, una profunda emoción. Miró fijo y sin correr la vista de lo hondo de la plaza, quizás imaginando a las millones de personas que, en ese momento y en todas partes del planeta, tenían los ojos puestos en él. Permaneció en silencio por casi cuatro minutos hasta que, con un gesto de amplitud en sus brazos y voz jovial, pero aún conmovido, regaló sus primeras palabras: ¡La paz esté con ustedes!

Volvió a hacer silencio, esta vez por un pequeño instante, como si quisiera pasarle un resaltador a lo que acababa de decir, y continuó: Este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en nuestro corazón, alcanzara a sus familias y a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos y a toda la tierra: ¡la paz esté con ustedes!.

Fue el inicio de un discurso cargado de magnitud y simbolismo. El nuevo papa subrayó allí que la paz de Cristo es desarmada y desarmante, humilde y perseverante y que Dios nos ama a todos. Convocó a los fieles a construir puentes y a ser una Iglesia sinodal, que camina unida y es cercana a los que más sufren.

Se dio el lujo de hablar en español y recordar su pasado misionero en tierras peruanas antes de decir quisiera rezar con ustedes y cerrar su primer mensaje poniendo en manos de la Virgen su flamante pontificado. Nuestra madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor, subrayó al invitar a unirse a un Ave María que, según indicaron algunos medios, nunca se había rezado en un primer discurso papal.

El hecho no pareció casualidad, ni siquiera un designio del momento. El propio León XIV señaló que su designación se daba en el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya y la enumeración de coincidencias podría haber seguido si mencionaba la celebración de la Virgen del Luján o, de un modo más general, el mes de mayo, consagrado a la madre de Jesús.

Pero, en cualquier caso, el pontífice ha ido demostrando con signos y mensajes su fuerte devoción mariana que, no cabe duda, será una de las claves de su animación eclesial.

La primera señal está cargada de un enorme valor: su escudo papal tiene, entre otros elementos, un lirio blanco sobre fondo azul que se asocia a la Virgen María y a la centralidad que ella tiene en el camino de la Iglesia.

A su vez, en su primera misa como pontífice, que celebró rodeado de los demás cardenales en la Capilla Sixtina unas horas después de salir al balcón de San Pedro, el papa pidió a Dios le conceda la gracia con la

ayuda de la tierna intercesión de María de desaparecer para que permanezca Cristo y hacerse pequeño para que Él sea conocido

Al día siguiente, al visitar la Basílica Santa María la Mayor donde fue enterrado el papa Francisco y, luego de permanecer en silencio frente a su tumba, León XIV rezó frente a la imagen de la Virgen. Horas antes lo había hecho en el Santuario de la Madre del Buen Consejo, en lo que fue su primera salida sorpresa.

El domingo, otra vez junto a los fieles, rezó la oración del Regina Caeli en honor a la madre de Jesús en la Plaza de San Pedro y, en su homilía,

volvió a hacer mención a la Virgen como fiel compañera en el seguimiento de Cristo.

¿QUIÉN ES ROBERT PREVOST?

El nuevo papa nació el 14 de setiembre de 1955 en la ciudad estadounidense de Chicago. Ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín en 1977 y el año siguiente hizo su primera profesión religiosa. Fue ordenado sacerdote en 1982.

En 1984 inició su vínculo con Perú, un país que marcaría a fuego su vida sacerdotal y misionera. Vivió primero en Chulucanas, y más de diez años en Trujillo hasta que, en 1999, fue designado provincial agustino de

Chicago. A mitad de su período, en tanto, fue nombrado prior general de la orden y reelegido en un segundo mandato en 2007. Volvió a Estados Unidos y ocupó allí diversos roles, hasta que el papa Francisco lo envió nuevamente al país latinoamericano para ser el administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo. En setiembre de 2015 fue nombrado obispo de esa ciudad y por esa época recibió la nacionalidad peruana.

Ocho años más tarde, el papa lo llamó a Roma como prefecto para el Dicasterio para los Obispos y como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Meses más tarde fue nombrado cardenal.

CARDENAL DANIEL STURLA: MUCHA EMOCIÓN

El cardenal Daniel Sturla es el segundo uruguayo en participar de un cónclave para elegir un nuevo papa. Tras el nombramiento de León XIV, la transmisión oficial lo mostró sonriente y saludando a los fieles junto a un grupo de purpurados, desde una de las ventanas junto al balcón de la Basílica de San Pedro.

En conferencia de prensa, el arzobispo de Montevideo contó que vivió la designación del nuevo sucesor de Pedro con mucha emoción. Realmente participar de un cónclave ha sido una gracia, un regalo grande de Dios. Agradezco al papa Francisco haberme elegido como miembro del Colegio Cardenalicio, contó.

Sturla contó que dialogó dos veces con León XIV y que ya le extendió la invitación de que visite Uruguay

CUANDO EL SEÑOR LLAMA A LA PUERTA

Un hermano me dijo: «Padre, solo necesitamos tu cercanía, tu escucha, tu oración. ¡Esto nos consuela, nos anima y nos da fuerza y esperanza para poder seguir sirviendo a los jóvenes, pobres y heridos, asustados y aterrorizados!».

El 25 de marzo de 2025, la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Ángel Gabriel a María. Es una de las solemnidades más significativas para la fe cristiana. En esta solemnidad conmemoramos la iniciativa de Dios de entrar a formar parte de la historia humana que él mismo creó. Ese día, en la Sagrada Eucaristía, recitamos el Credo y cuando profesamos que el Hijo de Dios se hizo hombre, los creyentes nos arrodillamos en señal de asombro ante esta maravillo-

El pasado 25 de marzo, el Señor llamó a la puerta de mi corazón a través de la llamada que me dirigieron mis hermanos en el Capítulo General 29. Me pidieron que me pusiera a disposición para asumir la misión de ser Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco, la Congregación de San Francisco de Sales. Confieso que en ese momento sentí el peso de la invitación y cierto desconcierto, porque lo que el Señor me pedía no era poca cosa. La cuestión es que, cuando llega la llamada, los creyentes entramos en ese espacio sagrado en el que sentimos con fuerza que es Él quien toma la iniciativa. El camino que tenemos ante nosotros es simplemente entregarnos en las manos de Dios, sin condiciones ni reservas. Y esto, por supuesto, no es fácil.

sa iniciativa de Dios ante la cual no nos queda más que ponernos de rodillas.

En la experiencia de la Anunciación, María tiene miedo: No temas, María, le dice el Ángel. Después de expresar sus interrogantes, con la seguridad de que es el plan de Dios para ella, María responde con una frase sencilla que sigue siendo para nosotros una llamada y una invitación. María, la bendita entre las mujeres, dice sencillamente: Hágase en mí según tu palabra

VERÁS CÓMO EL SEÑOR TRABAJA En estas primeras semanas sigo preguntándome, como María: ¿qué sentido tiene todo esto? Luego, poco a poco, empiezo a sentir el consuelo que me dijo una vez uno de mis inspectores: Cuando el Señor llama, es Él quien toma la iniciativa, y de Él depende lo que se haga. Mantente preparado y disponible. Verás cómo el Señor trabaja

A la luz de esta experiencia personal pero de gran alcance, porque se trata

de la Congregación Salesiana y de la Familia Salesiana, me dirigí inmediatamente a mis queridos hermanos salesianos. Desde el primer momento, les pedí que me acompañaran con sus oraciones, su cercanía y su apoyo.

Debo confesar que estas primeras semanas ya siento que esta misión debe estar inspirada en María. Ella, tras el anuncio del Ángel, se puso en camino para ayudar a su prima Isabel. Y así, me he puesto al servicio de mis hermanos, escuchándolos, compartiendo con ellos y asegurándoles el apoyo de toda la Congregación, especialmente a aquellos que viven en situaciones de guerra, de conflicto y de extrema pobreza.

Me ha impresionado el comentario de un inspector que, junto con sus hermanos, vive una situación extremadamente difícil. Tras una conversación muy fraterna, me dijo: Padre, sólo necesitamos tu cercanía, tu escucha, tu oración. Esto nos consuela, nos anima y nos da fuerza y esperanza para poder seguir sirviendo a los jóvenes, ¡pobres y heridos, asustados y aterrorizados!. Tras este comentario nos quedamos en silencio, él y yo, con algunas lágrimas cayendo de sus ojos y debo decir que también de los míos.

Cuando terminó la reunión, me quedé solo en mi despacho. Me pregunté si esta misión que el Señor me pide aceptar no es quizás la de hacerme hermano junto a mis hermanos que sufren, pero esperan, que luchan por hacer el bien a los pobres y no tienen intención de rendirse. Sentía dentro de mí una voz que me decía que vale la pena decir sí cuando el Señor llama, ¡cueste lo que cueste!

Mensaje del Rector Mayor

confiamos en cada paso

El Aguinaldo 2025 con el lente juvenil

Es por ahí

e parciales, tareas pendientes y cuesvida cotidiana. No la viví como me hubiese gustado, ni como yo sentía que debería haberdurante un tiempo eso me hizo sentir mal, omo si no estuviera haciendo lo suficiente, como si

o en medio de ese ruido, algo se despertó en mí. o, suave, chiquito, pero verdadero que me hizo darme cuenta de que Dios también se esente en el caos, en el cansancio, en lo otidiano. Y que no todos sentimos igual, tiempo, ni de la misma forma. Y está

endí que es importante valorar lo que uno siente desde el lugar en el que está. No minimiompararlo con el otro. Dejar de creer mucho es sinónimo de estar cerca de que Él también está en esos sentires pequeños que a veces no sabemos expresar ni poner en palabras.

Mientras pensaba sobre lo que me estaba pasando, vino a mi mente una canción que una animadora compartió en un momento de reflexión en una reunión del MJS: Es por ahí, del Plan de la Mariposa. En su última estrofa dice: Silencia la voz que tira hacia atrás, que cada uno va a sentir lo que pueda y cada otro va a dar por lo lindo de dar. La fuerza de creer, que es por ahí

La Pascua me recordó que este camino es hermoso justamente por eso, porque es diverso, humano y sencillo. Valoremos esa llama interna que cada uno tiene, aunque sea chiquita. Vivamos y agradezcamos lo que sentimos, porque la gracia de Dios también es por ahí.

Camila Bonini

Coordinadora del oratorio de Salto

Esta Semana Santa me encontré distinta.

la pena vivir asÍ

Historias que inspiran

vale

Cientos de jóvenes vivieron la Semana Santa saliendo al encuentro de otros, en misiones que se llevaron adelante en distintos puntos del país.

Fueron muchas las veces que el papa Francisco les habló a los jóvenes. Una de las más recordadas tuvo lugar apenas unos meses después de que el jesuita se convirtiera en papa, cuando, en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, les pidió hacer lío y no balconear la vida, sino meterse en ella.

Esas expresiones quedaron grabadas en el corazón de cientos de miles que lo escucharon en vivo, en Río de Janeiro, y también en otros tantos que se vieron movilizados con sus palabras a través de la televisión. Esas frases, en fin, son una realidad material, concreta y tangible de nuestra Iglesia cuando los jóvenes deciden salir al encuentro de otras realidades, como muchos lo hicieron en las misiones de Semana Santa.

Justino Goday, por ejemplo, tiene 15 años, es de Sarandí del Yí y participó de una misión rural en Durazno. Lucca Ferrás, de Atlántida y con 20 años, vivió su primera misión con el Salesiano de la Costa. Pía Arijón y Facundo Pioli, de 21 y 19, son de Montevideo: ambos participaron de la propuesta Contigo me la juego, organizada por varias casas salesianas en la capital.

Las misiones de las que participaron fueron diferentes, pero todas compartieron un mismo espíritu y las ganas de llevar el corazón en cada paso. Eso queda claro cuando se les pregunta cómo describirían la experiencia en pocas palabras. La importancia de la vida en comunidad, del compañerismo y de dejarse sorprender son conceptos que se repiten una y otra vez.

Es algo mágico, te hace cambiar todo porque la alegría salesiana te mantiene con ganas de seguir ahí, de ayudar al otro. Es increíble, dice Lucca. Yo viví la experiencia con mucha intensidad desde el amor y sentí que Dios me invitaba a seguir viviendo en el apostolado, explica Facundo por su parte. Para Pía, esta misión fue extender la familia sale-

siana a más personas, a través de una sintonía compartida entre todos.

EN LAS PEQUEÑAS COSAS

Hay instantes, miradas, charlas y anécdotas que ocurren durante el tiempo de misión que quedan especialmente guardadas. Para Justino, fue la visita a un vecino de la zona lo que más lo marcó: Era una persona mayor, que estaba enferma, pero aún así seguía trabajando en su huerta, que es lo que le gusta, y estaba muy agradecido por eso. Pude ver en él una fe que ni él reconocía, dice.

Lucca se llevó las palabras de una madre del barrio que les contó que, aunque su hija siempre concurría al oratorio, ahora estaban esperando que los jóvenes misioneros la pasaran a buscar porque le gustaba más ir con ellos. Facundo, en tanto, se acuerda perfectamente que, minutos antes de irse, uno de los niños con los que había compartido esos días se le acercó corriendo a preguntarle cuándo volvería y le dio un gran abrazo.

Pía, durante la misión, participó de uno de los grupos de barrido con el Movimiento Tacurú y asegura que, aunque al principio les costó aga-

Yo viví la experiencia con mucha intensidad desde el amor y sentí que Dios me invitaba a seguir viviendo en el apostolado
Facundo Pioli

rrarle la mano a la actividad, en poco tiempo lo lograron. Sin embargo, uno de los últimos días le preguntaron cuánto les pagaban por estar ahí. Les explicamos que lo hacíamos de forma voluntaria y no

entendían por qué elegíamos el servicio del barrido. Nos agradecieron mucho. Ver su parte más humana y compartir esa conversación fue muy valioso, asegura.

IR AL ENCUENTRO

Las misiones son tiempo de movimiento interior, de dar y de recibir A veces, sabemos qué es lo que queremos dejar en los demás. Otras no.

Con el diario del lunes, Lucca y Justino creen, ambos, que llevaron ganas de estar para el otro, acompañar y transmitir un espíritu alegre. Facundo dice haber ido con el corazón abierto para estar atento a dar una mano en cada cosa que se podía, siempre con una sonrisa.

Pía está de acuerdo, pero agrega que, desde su lugar, buscó ir al encuentro para intentar potenciar cada momento, tanto con los compañeros de misión como con el servicio. Buscamos darles una conexión de esperanza a las personas que estaban allí, dice.

Tanto ella como Lucca, Justino y Facundo conocen bien el hacer lío y no balconear la vida, al que invitó Francisco años atrás y, al mirar en perspectiva las experiencias de Semana Santa, aseguran haberlo vivido. Naturalmente, el oratorio es eso, es hacer un poco de lío: los juegos, las dinámicas, las danzas, dice Lucca. Facundo, por su parte, agrega que eso tiene que ver con salir de la comodidad e ir a la calle a transmitir la Palabra. Pía, en tanto, recuerda un momento específico de la misión: Cuando terminamos, después la misa, la idea era quedarnos un rato e irnos a nuestras casas, pero eso nunca pasó. Terminamos 110 personas en el patio del Colegio Pío cantando y saltando, conectando entre nosotros, haciendo lo que más nos gusta, cuenta.

ANIMARSE Y DAR EL PASO

Lucca tuvo este año su primera experiencia de misión y siente que fue algo increíble. A los jóvenes que todavía no se animaron les diría que no tengan miedo porque es de las mejores cosas que podés hacer, te

llena de una forma distinta a todo lo demás, asegura. Para Facundo, las misiones son experiencias que hay que vivir como cristianos porque son transformadoras y permiten sentir a Dios más cerca.

A quienes todavía no se han animado a ir a una misión les diría que prueben, que le hagan caso a esa chispa de espiritualidad que sienten. Si tienen la duda, les diría que vayan, que se regalen esos días para ver qué sienten y para dejarse sorprender, dice Pía y agrega que, para ella, lo mejor es ir sin expectativas, porque eso permite sorprenderse más.

Justino se suma a las palabras de todos y agrega que las misiones son de las mejores experiencias que se pueden vivir, especialmente en estos tiempos. En ese sentido, reflexiona en la importancia que tienen estas instancias, no solo a nivel personal, sino grupal: Después de la misión, nosotros estamos más conectados entre nosotros y eso se nota, dice. Todo esto nos hace mejores personas, concluye.

con nombre y apellido

Guzmán Carriquiry:

El uruguayo amigo

del papa Francisco que colaboró con Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI

El diplomático y exembajador ante el Vaticano reflexionó con el BS sobre el pontificado de Jorge Bergoglio, a quien conoció en la década del 70, y de los desafíos que tendrá León XIV como nuevo papa.

Gonzalo

El 13 de marzo de 2013, un rato después de que el mundo entero conociera a Jorge Bergoglio como el nuevo papa Francisco, sonó el teléfono en la casa de Guzmán Carriquiry Del otro lado de la línea estaba el, en ese entonces, flamante sucesor de Pedro.

Vio, doctor, en qué lío me han metido. Tenía que desahogarme con los amigos, pero ahora me voy a pasar la noche rezando le dijo Francisco.

Carriquiry fue amigo personal de Bergoglio y, acaso, fue uno de los uruguayos que más lo conoció de cerca. Sin embargo, su experiencia y conocimiento de las máximas autoridades de la Iglesia Católica viene de antes, porque también colaboró con los papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. No en vano fue embajador uruguayo en el Vaticano desde enero de 2021 hasta marzo de este año.

En entrevista con el BS, Carriquiry repasó su amistad con Francisco y el legado de su pontificado, además de los desafíos con los que se encontrará el nuevo papa León XIV en los años venideros.

¿Cómo definiría a Jorge Bergoglio, el hombre que usted conoció mucho antes de que fuera el papa Francisco?

Lo conocí a mediados de los 70 y, desde entonces, cada vez que vino a Roma, sea como obispo o cardenal, siempre, sin excepción, se anunció por teléfono y vino la primera noche a cenar en casa. Fue muy hermosa la definición que nos dejó de sí: Soy un pecador en quien el Señor ha puesto su mirada. Después, agregó simplemente: soy un sacerdote. Yo agregaría que fue muy porteño y muy jesuita. Tuvo incluso el coraje de llamarse nada menos que Francisco.

¿Qué diría, en tanto, del papa Francisco? ¿Cómo definiría su pontificado? Por gracia de Dios fue un pastor muy cercano a su pueblo, compenetrado con sus sufrimientos y esperanzas, muy expresivo en su compasión, misericordia, servicio y solidaridad. Su funeral fue una muestra que llegó al corazón de la gente. Destacaría lo que constituye su mayor positividad: una reforma evangélica que convoca al

encuentro y al seguimiento de Cristo, ¡primado de la gracia! Un tiempo de misericordia para acoger, en el abrazo de la caridad y sin poner condiciones morales, en la Iglesia como hospital de campaña, a todos los heridos en el cuerpo y en el alma. Destaco su amor preferencial a los pobres, sufridos y descartados; la superación de toda autorreferencialidad eclesiástica para anunciar la Buena Noticia en las periferias sociales, geográficas y existenciales; la convocatoria a todo el pueblo de Dios en la comunión, participación y misión de la Iglesia; la denuncia de los ídolos del poder, del dinero, del placer efímero, y de sus nefastas consecuencias, exigiendo siempre mayor justicia y clamando por la paz.

¿Cómo vivió el nombramiento de Bergoglio como papa?

Con mucha conmoción y alegría. Una hora y media después de que saludara en la Plaza de San Pedro, sonó el teléfono en casa y oí gritar a mi señora: padre, padre. Fui corriendo y era el novel sucesor de Pedro que me decía: Vio, doctor, en qué lío me

han metido. Tenía que desahogarme con amigos, pero ahora me voy a pasar la noche rezando

¿Qué significó ver al amigo que se convirtió en papa?

Trabajé cercano a él como Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina. Tuvimos el don, mi esposa Lídice y yo, de compartir con él la mesa del almuerzo, en una sala reservada en la casa Santa Marta, en numerosas oportunidades. Él decía que era para pagarnos las cenas en casa. Pudimos hablar de muchas cosas y con mucha confianza. Algunas veces comenzaba preguntándome: ¿Cuántos son los temas que trae para confirmar en la fe al sucesor de Pedro y cuántos para criticarlo duramente?. Él sabía bien que no me gustaba adular al papa, sino que mi ayuda era comentarle abiertamente las perplejidades, desconciertos, a veces las críticas abiertas, sobre algunos gestos, improvisaciones, designaciones y planteamientos, en el curso de su pontificado. Tuvo bastante paciencia e indulgencia conmigo.

¿Qué le decía de Uruguay?

Le quedó la deuda de visitar Argentina. Y, por eso, no pudo pasar por Uruguay. De nuestro país tenía una mirada rioplatense amiga. Apreciaba el trato sencillo de nuestra gente y la institucionalidad y diálogo democrático que, en general, se respeta entre nosotros.

¿Qué atributos cree que deberá tener León XIV en su pontificado?

La primera actitud de todo católico es de obediencia y fidelidad, antes de caer en interpretaciones y opiniones. ¡Hay que rezar por él! De todos modos, un cardenal que fue colaborador cercano de Francisco lo dijo en modo claro: ahora, más que un solista, necesitamos un director de orquesta. Creo que el nuevo papa tendrá que contar mucho más con el sostén del cuerpo cardenalicio, con la colaboración corresponsable de los episcopados, con la ayuda indispensable de una renovada curia romana y, por supuesto, con la oración y riqueza de fe de todo el pueblo de Dios. No dudo que sabrá dar continuidad a toda la positividad pastoral de Francisco, pero también acogerá el precioso patrimonio de fe y misión de sus óptimos predecesores. No estaría nada mal el milagro de un mix... Considero que tendrá que cuidar más el don de la unidad de la Iglesia en tiempos de fuertes polarizaciones y que tomará este tiempo de descristianización como ocasión providencial para mostrar la novedad del Evangelio, la belleza del cristianismo, la persuasión razonable de su verdad. ¡Unidad, comunión y misión! No hay reforma de la Iglesia ni propagación del Evangelio si no surge de la santidad

¿Qué le espera a León XIV?

Su pontificado se inaugurará en tiempos acelerados y tumultuosos de reconfiguración de un nuevo orden mundial. Es evidente que tendrá que seguir esperando y apoyando la pacificación de la guerra. No le faltará la prudencia cristiana ante la emergente diarquía entre Estados Unidos y China, promoviendo en lo posible el multilateralismo, y sabrá ser abogado de las legítimas reivindicaciones de las naciones de la periferia y de los pueblos sumidos en la pobreza. Pienso que se necesitará actualizar la doctrina social de la Iglesia en tiempos de crisis de la democracia, necesitada de refundación, de peligrosas autocracias, de diversos signos ideológicos y de arenas políticas caracterizadas por tendencias reaccionarias extremistas, por el desgaste de la cultura liberal y por izquierdas huérfanas del marxismo y de la revolución, sin grandes ideas ni proyectos. Como ya lo planteó Francisco, habrá que seguir atentamente las posibilidades y los riesgos del desarrollo de la cultura digital hacia la inteligencia artificial y de la transición energética. Espero que no tema ser signo de

contradicción de una cultura dominante de relativismo, de un nihilismo soft, de un ateísmo libertino de masas, que inducen a vivir la existencia personal y colectiva en el pantano del sinsentido. Sin embargo, más importante, será que la Iglesia se confirmase como signo de esperanza para salir al encuentro de todas las preguntas, inquietudes, búsquedas y planteamientos en que se asomen los anhelos del corazón de las personas y las culturas de los pueblos. Compenetrándose con ellos, podrá anunciar a tiempo y destiempo la presencia de un Jesucristo tan actual, tan real, tan llena de persuasión y afecto como lo fue hace 2000 años para con sus discípulos, el Señor y Salvador victorioso sobre el pecado y la muerte, que suscita siempre, por medio de su Espíritu, novedad de vida, más plenamente humana, entre los que lo encuentran y lo siguen.

¿Qué balance hace del vínculo del Uruguay con la Santa Sede, en estos años de servicio como embajador? Fue un honor poder servir al país y confirmar las buenas relaciones entre Uruguay y la Santa Sede. Creo que supe destacar todo lo bueno de nuestra patria. Llené de informes a la Cancillería y recibí a muchos uruguayos, los obispos en primer lugar, del mejor modo posible. Hubo dos acontecimientos en que me empeñé mucho: la beatificación de Jacinto Vera y la colocación de la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres en los jardines vaticanos. Es obvio que la Santa Sede y el pontificado de Francisco no comparten el matrimonio igualitario, o la liberalización de la práctica abortiva, o la política en materia de drogas, pero eso se dio sin que se plantearan abiertamente como temas conflictivos.

Tras doce años, la Iglesia despide al papa que marcó su impronta y recibe a otro que buscará comprometerse con las causas sociales.

La aparición de Jorge Bergoglio en el balcón de la Basílica de San Pedro, el 13 de marzo de 2013, no fue inmediata. Antes, aceptó la elección y eligió el nombre con el que sería conocido: Francisco. Era un gesto inédito. Ningún papa antes se había llamado así. Lo hizo en honor a San Francisco de Asís, el pobrecito de Dios.

Pero más allá del nombre, Bergoglio de 76 años, argentino y jesuita fue innovador en muchos sentidos. Y lo dejó claro esa misma noche, a las 20:22 horas, cuando se asomó al balcón frente a millones de fieles de todo el mundo. Llevaba una sotana blanca sin adornos, sin muceta la capa corta de color rojo que cae sobre los hombros y una cruz pectoral de hierro.

Desde el primer momento, Francisco dejó claro que su camino sería otro. No usó los tradicionales zapatos rojos de los pontífices y optó por los sencillos zapatos negros que usaba antes. Rechazó el tradicional departamento papal del Palacio Apostólico y se trasladó a la Casa de Santa Marta, un alojamiento más humilde dentro del Vaticano.

Pedro Gaudiano, doctor en Teología, expresa que el papa Francisco hizo que la Iglesia se presentara al mundo como pobre y austera: Él lo vivió en su vida personal y en su trato con los demás. Durante su pontificado, tuvo una apertura especial hacia los pobres, los migrantes y las personas de diferente orientación sexual. Incluso recibió a mujeres trans y trabajadoras sexuales en el Vaticano. Eso marcó una impronta que tiene que ver mucho con la figura de Jesús en su época, dice Gaudiano.

Néstor Da Costa, especialista en sociología de la religión, señala que en el papado de Francisco hubo dos cosas que no se vieron: un énfasis en el cumplimiento de normas sexuales y perseguidos: Fue un papa muy potente en cuanto a salir de la lógica de la estigmatización y de la condena, y pasar a la lógica de la misericordia, de recibir a todos, de entender los sufrimientos de cada uno y darles espacio a todos.

EL APORTE INTELECTUAL DE FRANCISCO

Francisco publicó siete exhortaciones apostólicas y cuatro encíclicas: Lumen fidei (La luz de la fe) junto con Benedicto XVI, el 29 de junio de 2013; Laudato sí' (Alabado seas), el 24 de mayo de 2015; Fratelli tutti (Hermanos todos), el 3 de octubre de 2020; y Dilexit nos (Él nos amó), el 24 de octubre de 2024.

De algún modo, cada una de las encíclicas, en su momento y en su tiempo, han marcado su aporte y abrieron una reflexión más profunda, opina Gaudiano. Para el académico, Dilexit nos es uno de los documentos más relevantes: Es un aporte específico que tiene para la Iglesia el conectar con la misericordia de Dios y vivir desde ella. Cuando la Iglesia realiza acciones de amor y solidaridad, lo hace desde la experiencia del amor de Dios

En otra línea, la encíclica Laudato sí' se centra en el cuidado del entorno natural y de todas las personas, así como en cuestiones más amplias de la relación entre Dios, los seres humanos y el planeta. Fue una encíclica completamente renovadora, en la que, por primera vez en consonancia con Francisco de Asís, se planteó que la Tierra no es un monte inanimado, sino que es nuestra casa, es parte de la creación, señala Da Costa.

Laudato sí' generó un impacto que trascendió a la Iglesia Católica y obtuvo respuestas positivas desde otras religiones. Según Emilia Conde, teóloga y docente, esto se debe a que Francisco ha sido una figura marcada por el espíritu que, de algún modo, quedó consagrado de forma explícita en el Concilio Vaticano II: el espíritu del ecumenismo y de la cercanía con otras confesiones.

Francisco repuso sobre la mesa temas que han sido propios, típicos, constitutivos de la fe y de la conciencia cristiana.

OTRO ROL A LAS MUJERES

Francisco implementó cambios graduales con respecto al papel de la mujer en la Iglesia. El hecho de que una monja franciscana Raffaella Petrini sea la gobernadora del

Vaticano no es algo menor Además, eligió a las primeras mujeres para ocupar puestos directivos en la administración central de la Iglesia, incluido el departamento encargado de la elección de obispos.

Durante su papado, se registró un aumento en la proporción de mujeres que trabajan en el Vaticano, incluidos puestos de liderazgo, pasando del 19,3 % en 2013 al 23,4 % en la actualidad, según estadísticas de Vatican News.

Que haya aumentado el porcentaje me parece excelente porque significa que dentro de la comunidad femenina de la Iglesia hay gente capaz y con mérito para realizar ciertas tareas. Pero no me gustaría que desde fuera se interprete que se colocan mujeres en diversos cargos porque son mujeres, expresa Conde.

Por su parte, Da Costa señala que las decisiones de Francisco en torno al rol de la mujer dentro del Vaticano fueron rupturas fuertes, pero aclara que no modificaron ningún asunto dogmático, ya que mantuvo la prohibición de la ordenación de mujeres como sacerdotes y diáconos.

EL LEGADO DE FRANCISCO

Luego de 2393 discursos y 65 países visitados, la última aparición pública del papa Francisco fue el domingo 20 de abril de 2025, durante la celebración de Pascua. Su voz era apenas audible y sus manos se veían débiles. Desde el balcón de la basílica de San Pedro, y en silla de ruedas, impartió la bendición urbi et orbi a la ciudad y al mundo. Al otro día, falleció a las 7:35 horas de Roma, según informó el Vaticano.

El fin de su pontificado ha dejado

puertas abiertas, dice Gaudiano. El llamado a no ser una Iglesia autorreferencial. Una Iglesia en salida, que se dirija a las periferias geográficas y existenciales: del pecado, del dolor, de la miseria humana, de la injusticia, agrega.

Por su parte, Conde opina: Francisco repuso sobre la mesa temas que han sido propios, típicos, constitutivos de la fe y de la conciencia cristiana Y sostiene: No solo fue sensible a las carencias materiales y económicas, sino también a las afectivas y espirituales.

HABEMUS PAPAM

Fue en la tarde del jueves 8 de mayo, cuando salió humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina, que se anunció que la Iglesia católica había elegido un nuevo papa. Tras 24 horas de cónclave y cuatro rondas de votación, Robert Prevost -religioso agustino, de 69 años, nacido en Estados Unidos y naturalizado peruano- fue designado como flamante sucesor de Pedro.

Prevost decidió tomar el nombre de León XIV por varias razones, pero principalmente porque el papa León

XIII, quien dirigió la Iglesia entre 1878 y 1903, abordó la cuestión social en el contexto de la Primera Revolución Industrial en la encíclica Rerum novarum, publicada en 1891.

Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo, dijo en un discurso ante los miembros del Colegio Cardenalicio que tuvo lugar el sábado 10 de mayo.

4 encíclicas 65 países visitados 7 exhortaciones apostólicas 2393 discursos El pontificado de Francisco

PANTALLA INTERIOR

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Documental: Amén: Francisco responde / Disponible en: Disney+ / Directores: Marius Sánchez y Jordi Évole

Hoy hablamos mucho, pero dialogamos poco. En un mundo lleno de medios de comunicación y discursos polarizados, encontrar espacios para el encuentro verdadero se ha vuelto cada vez más difícil. Por eso resulta tan valioso Amén: Francisco responde, un documental que nos ofrece una escena inusual - diez jóvenes de distintos rincones del mundo sentados frente al papa Francisco. No como oyentes pasivos, sino como interlocutores activos, trayendo preguntas que nacen de sus inquietudes, heridas y esperanzas.

A lo largo del encuentro, emergen temas que atraviesan de lleno la vida de las y los jóvenes de hoy: la fe y el abandono, la sexualidad y la identidad, el dolor de los abusos, los desafíos de la migración, la participación de las mujeres en la vida de la Iglesia. Nada queda fuera, nada se barre debajo de la alfombra.

Lo que conmueve no son solo las preguntas ni las respuestas, sino la actitud. Un papa que escucha, que no esquiva lo difícil, que reconoce errores y anima a seguir buscando juntos. Gestos sencillos, pero profundamente revolucionario. Humildad pastoral que se convierte en testimonio vivo de lo que la Iglesia está llamada a ser: lugar de encuentro, de escucha, de acompañamiento.

En este sentido, Amén no es solo un documental sobre preguntas difíciles; es una invitación a recuperar el arte del diálogo auténtico donde no se parte de certezas inamovibles, sino de la humildad de saberse en búsqueda. Donde se permite a los jóvenes traer su vida, su historia y su dolor, sin censuras ni maquillajes.

Quizás ahí resida una de las claves más profundas de este encuentro: la transformación en la Iglesia -y en el mundo- no vendrá de grandes discursos, sino de mesas redondas y sencillas donde podamos mirarnos a los ojos, hablar y ser escuchados en igualdad y dignidad. No hay renovación sin escucha. No hay "Iglesia en salida" si no nos animamos a abrazar las periferias, empezando por las heridas que laten dentro de nuestras propias comunidades.

¿Cuántas veces estamos dispuestos no solo a hablar de los jóvenes, sino a hablar con ellos? ¿Cuántas veces les ofrecemos no solo respuestas, sino también la posibilidad real de formular sus preguntas más hondas?

Quizás, como Francisco demuestra en el documental, evangelizar hoy pase menos por tener todas las respuestas y más por animarnos a crear lugares donde la voz de cada joven pueda brotar y sea, en sí misma, una semilla viva del Reino.

La relación de Don Bosco con el papa fue mucho más que un afecto o una tradición recibida. Desde su niñez, creció con una profunda devoción hacia el pontífice, pero esa relación evolucionó a lo largo de su vida y fue madurando hasta convertirse en una fidelidad sólida y consciente, nacida del discernimiento espiritual y de la lectura creyente de su tiempo.

Durante su formación sacerdotal, Don Bosco descubrió que muchas enseñanzas teológicas quedaban lejos de la vida del pueblo. Fue gracias a su encuentro con Don Cafasso que pudo integrar una visión de Iglesia más pastoral y centrada en la misericordia, alejada de enfoques duros y desconectados de la realidad. Allí también comprendió que el papa no era solo una figura de autoridad, sino un signo de unidad y de fidelidad al Evangelio.

Don Bosco fue testigo de profundos cambios sociales y políticos. La unificación italiana trajo consigo fuertes tensiones entre el Estado y la Iglesia, e intentos claros de reducir el papel del papa en la vida pública. En ese contexto, Don Bosco se mantuvo firme: su cercanía con el sucesor de Pedro no fue una estrategia, sino una opción de fe. Creía que, en medio de tanta confusión, el pontífice era una referencia segura, un pastor confiable que sostenía la esperanza del pueblo creyente.

Cuando se celebró el Concilio Vaticano I, Don Bosco apoyó con claridad la definición de la infalibilidad papal. Lo hizo porque estaba convencido de que el papa debía ser un punto firme en tiempos de crisis. Su fe sencilla le decía que si Pedro era la roca, sus sucesores también debían seguir sosteniendo a la Iglesia.

Además de vivir esta convicción, Don Bosco la comunicó. En sus escritos relató la historia de la Iglesia y del papado con un lenguaje cercano y claro. Estaba convencido de que estar con el papa era una forma concreta de permanecer fiel a la Iglesia y al Evangelio.

De Don Bosco conocemos sus "tres amores blancos": la Virgen María, la Eucaristía y el papa. Estos pilares fundamentales de su vida espiritual lo tenían en un lugar central, no solo como autoridad, sino como garante de la unidad de la Iglesia. En su fidelidad al pontífice, Don Bosco veía un modelo de perseverancia en la fe, especialmente en tiempos de dificultad. Para él, la devoción no era solo un acto institucional, sino una respuesta personal a la llamada de la Iglesia a mantenerse firme en la fe y la comunión.

Hoy, en un nuevo tiempo para la Iglesia, se nos invita a renovar esa misma confianza. La elección del papa León XIV es una ocasión para mirar con esperanza y dejarnos guiar por quien, como sucesor de Pedro, ha sido llamado a confirmar nuestra fe y a animarnos en el camino del Evangelio.

Juan Manuel Fernández SDB

Auxilio necesitamos todos

Durante mayo, las salesianas de Las Piedras celebran a María Auxiliadora en la comunidad y la obra.

Es el primer domingo de mayo y en Las Piedras el aire está espeso. En la comunidad San José, cuatro religiosas descansan en sillones dispuestos alrededor del centro del living. En una de las paredes se alza una pequeña imagen de María Auxiliadora.

Están cansadas tras una jornada extensa en la Primera Casa de las Hijas de María Auxiliadora, en Villa Colón. La Hna. Laura Guisado, de 62 años, es quien dirige la obra y la comunidad. A su lado, Leticia Zeitounsian, de 29, es novicia y atraviesa los primeros meses en la comunidad. Frente a la imagen de la Virgen, la Hna. Inés Wynants, de 77, aguarda en silencio. Más allá, la Hna. Caterina Jun, de 42, misionera de Corea del Sur, se acomoda en el sillón con una sonrisa serena. Falta la Hna. Estela Mazzoni, de 79, que se recupera en la casa Madre Promis después de una operación. La casa respira en silencio hasta que suena el timbre. La directora general camina hasta la puerta, la abre y recibe a quien llega.

La comunidad salesiana de Las Piedras comparte la manzana con el colegio San José y con el liceo y magisterio María Auxiliadora. Es la segunda casa de las Hijas de María Auxiliadora en Uruguay, fundada en 1879. Esta casa es famosa porque la Madre Mazzarello le escribió una carta a las niñas, cuenta la Hna. Laura.

UN MES, VARIOS ESCENARIOS

Para la Hna. Caterina será su primer mayo en Uruguay. Cuenta que en su país de origen se acostumbra a hacer una flor espiritual. Cada día de mayo, cada comunidad hace una práctica espiritual, y el 24, en la misa, ofrecemos esa flor blanca como resultado de todo el mes

Las salesianas de Las Piedras viven el mes de María Auxiliadora en dos planos: la comunidad y la obra. A nivel de la comunidad, trabajamos con los artículos de nuestras constituciones, con los mensajes del papa o de la vida consagrada en América Latina, relata la Hna. Laura. Por otro lado, las cinco hacen la novena de María Auxiliadora con una práctica que llaman La Feliz: escriben una propuesta para vivir una virtud, la sortean, y durante el día buscan llevarla a la práctica. Como religiosas, este mes es un desafío, porque en realidad lo primero en lo que pensamos es en la agenda llena de actividades. Pero por otro lado, al ser Hijas de María Auxiliadora, es un mes para renovar esa filiación, dice Leticia.

En las instituciones educativas, acompañan las actividades y participan de ellas: los Buenos días con los niños y adolescentes, las Buenas noches con los estudiantes de formación docente. Para la Hna. Laura, el desafío está en cómo celebrar la presencia de María desde la cotidianidad, en los diferentes escenarios

Para el caso de los estudiantes de formación docente, la invitación es libre. Cuidamos mucho las instancias de las 'Buenas noches' y las mezclamos con el lenguaje carismático como lo hacía Don Bosco en su tiempo, señala la Hna. Laura. El encuentro se da en un momento libre de la

Que un papa diga que María es la influencer de Dios, te acerca a una experiencia mariana que uno la puede entender desde lo que vive

noche. Luego, en el correr del mes, hay una fiesta más grande, al igual que ocurre en los otros sectores.

Por lo general, siempre hay una muy buena recepción de los jóvenes a conocer y a abrirse culturalmente. María siempre nos sorprende, creo que la figura de la madre es algo que cautiva y atrapa, dice la directora de la obra.

La Hna. Inés se anima a hablar y agrega: Cuando pensamos en María, la vemos como mujer, como madre, con una fuerza inmensa. La figura materna tiene un peso fundamental en la vida humana, tanto para el varón como para la mujer. Es la presencia materna de María. Aunque la celebramos como auxiliadora en mayo, sabemos que es, ante todo, la Virgen del sí, la Virgen de la Palabra, la Virgen del Evangelio: la sencilla, la humilde, la madre de Jesús.

MARÍA, LA INFLUENCER DE DIOS

En una de las paredes cuelga un cuadro del papa Francisco. Leticia cuenta que lo vio en persona durante la Jornada Mundial de la Juventud 2019, en Panamá. El periodista tiene anotada en sus apuntes una frase del pontífice, pronunciada al final del encuentro, y la comparte: María es

la influencer de Dios.

Para mí fue novedoso porque habló en nuestro lenguaje, dice la joven. Que un papa diga que María es la influencer de Dios te acerca a una experiencia mariana que uno la puede entender desde lo que vive, agrega.

La Hna. Inés toma de nuevo la palabra y expresa: Por nuestra vocación, estamos llamadas a ser auxiliadora entre los jóvenes. La religiosa salesiana cree que la vestimenta de la Virgen, como el cetro o la corona, hoy pueden decir menos a la gente joven pero afirma que la palabra auxilio dice mucho a la juventud porque auxilio necesitamos todos

CONFIAR EN ELLA

Todas las mañanas, las cinco religiosas se encuentran en la capilla de la planta alta para tener un momento de oración. Es un acto de confianza en María, dice la Hna. Laura. Luego, cada una sigue con su tarea. A veces no se vuelven a ver en todo el día. Por la noche se reúnen de nuevo para rezar otra vez.

La misión de hoy muchas veces nos exige momentos de 'soledad', así, entre comillas, expresa Leticia. Pero creo que cultivar ese sentido de pertenencia hace que la vivamos de algún modo juntas. Sé que tengo una comunidad que me sostiene. Nosotras llegamos y siempre es: ¿cómo te fue? ¿Qué hiciste hoy? ¿A dónde vas? No lo sentimos como un interrogatorio, lo sentimos como un interés común. Eso nos hace mantenernos en comunión.

La Hna. Inés agrega: La advocación de María Auxiliadora es muy cariñosa porque la llevamos dentro como experiencia y, aunque no estemos hablando todo el día de eso, de alguna manera la intentamos testimoniar

La noche cae rápido en Las Piedras. Afuera, el aire sigue espeso. En un rato, las cuatro subirán para tener su momento de oración en la capilla y culminar su jornada en manos de María. Y eso, para ellas, también es confiar

Hna. Leticia Zeitounsian

Hace unos años falleció mi madre. Todos sus hijos rodeábamos su lecho. Un silencio profundo y meditativo nos permitía vivir lo que estábamos experimentando. De vez en cuando repetíamos alguna oración. Luego se me ocurrió invitarlos a que dijéramos algo sobre mamá, algún recuerdo, alguna expresión suya.

Después de un profundo silencio, surgieron los comentarios. Entre ellos, María dijo que agradecía a Dios porque le había dado a mamá brazos largos para recibirnos y abrazarnos. Mamama nos recibía a todos cálidamente, a cada uno nos daba una bienvenida especial. Cada uno de nosotros se sentía único y recibía la paz que siempre brotaba de su ánimo.

Poco a poco, el ambiente en el que estábamos se fue transformando. Serenidad, paz y alegría. Aquel era un momento triste, pero todos sentíamos que Mamama no nos abandonaba y estaba con nosotros, cualquiera fuera la dificultad que encontráramos en la vida.

Esta experiencia vivida ha sido imborrable. En muchos momentos la hemos comentado. Es una experiencia similar a las que viven muchas mamás cuando llega el momento de la separación.

Escribe Trinidad Ried: Cuando un hijo se va de casa, ciertamente se siente una satisfacción intensa al ver los frutos de un largo y esforzado camino. Se contempla con orgullo el proyecto ya acabado de humanidad que hemos gestado y acompañado, y respiramos tranquilos al ver cómo nuestro retoño resuelve y construye su propio destino. Sin embargo, junto con eso, también sentimos que se horada un pedazo del cuerpo psíquico y algo del físico, produciendo una ventosa vital que da frío en el alma. No es temor, tampoco tristeza; es dolor de útero por no poder abrazarlos como antes ni cuidarlos como nos gustaría.

ESTÁS CON NOSOTROS

El Papa Francisco le escribía emocionado a las mamás: En la familia está la madre. Toda persona humana debe la vida a una madre y casi siempre debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva, de la formación humana y espiritual. Pero la madre, aun siendo muy exaltada desde el punto de vista simbólico tantas poesías, tantas cosas bellas que se dicen poéticamente de la madre es poco escuchada y poco ayudada en la vida cotidiana, poco considerada en su rol central en la sociedad. Es más, a menudo se aprovecha de la disponibilidad de las madres a sacrificarse por los hijos para 'ahorrar' en los gastos sociales.

Queridas madres, gracias, gracias por lo que son en la familia y por aquello que dan a la Iglesia y al mundo. Y a ti, amada Iglesia, gracias, gracias por ser madre. Y a ti, María, Madre de Dios, gracias por hacernos

ver a Jesús. Y a todas las mamás aquí presentes, ¡las saludamos con un aplauso!, decía Francisco.

En nuestra Regla de Vida salesiana, reconocemos en María a nuestra Madre, a nuestra maestra y compañera: La virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes y lo guió y sostuvo constantemente, sobre todo, en la fundación de nuestra sociedad.

Creemos que María está presente entre nosotros y continúa su misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos.

Nos confiamos a ella, humilde sierva en la que el Señor hizo obras grandes para ser entre los jóvenes, testigos del amor inagotable de su Hijo

EL PAPA DE LA AUXILIADORA

Queridos amigos de Uruguay: Escribo estas líneas sin saber aún quién ha sido elegido como el nuevo sucesor de Pedro y todavía conmocionada por la inesperada muerte del papa Francisco después de haberlo visto en directo por televisión durante la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Pascua.

Me llenó de esperanza verlo en el papamóvil recorriendo la plaza para estar, como siempre, cerca del Pueblo de Dios. Pensé: ¡Señor, te doy gracias, esta vez también lo logramos!

Me enteré de la noticia de su partida al Cielo mientras viajaba a Vietnam, durante la escala en el aeropuerto de Doha. Una señora con el móvil en la mano me gritó: "¡Hermana, hermana, el Papa ha muerto!". ¡No es posible, debe ser una de las tantas noticias falsas!, pensé.

Pero la señora insistió. Me detuve y encendí el móvil: me inundaron los mensajes de todas las personas que sabían que viajaba. ¡Era cierto! Sentí una gran tristeza y un vacío, como cuando uno pierde a un ser querido. Sentí como si tuviera piernas de palo: no podía concentrarme, ni sabía a qué puerta de embarque dirigirme Tuve que sentarme antes de continuar el viaje.

Su muerte dejó un vacío no solo en la Iglesia, sino en el mundo entero. Nadie pudo permanecer indiferente: creyentes y no creyentes, ateos, fieles de otras religiones, gente humilde y gente ilustre, niños, jóvenes y adultos.

Sin embargo, debemos decir que el papa Francisco no nos dejó un vacío, sino una vida llena de grandes significados, de grandes valores que son un "testamento" para la familia humana que tanto amó.

Francisco fue un papa, un padre para todos. Nos regaló, entre muchos

eventos, el Jubileo 2025 con la invitación a ser "Peregrinos de la Esperanza". Un gran tema que responde a las necesidades de una humanidad herida, que a menudo vive sin esperanza. El papa Francisco vivió entregándose por completo a todos, sin reservar nada para sí mismo.

La fuente de esta fuerza, de esta incansable energía apostólica, debe buscarse en su devoción a María, madre y auxiliadora. Francisco fue un ferviente devoto de María Auxiliadora.

En la audiencia del 24 de mayo de 2023, expresó: Hoy es la festividad de Nuestra Señora, venerada con el título de María Auxiliadora. Que María los ayude, queridos jóvenes, a fortalecer su fidelidad a Cristo cada día. Que les obtenga consuelo y serenidad, queridos ancianos y enfermos. Que los anime, queridos recién casados, a vivir el mandamiento del amor en la vida cotidiana.

Este vínculo especial con la Auxiliadora se remonta a la época en que el arzobispo y luego cardenal, Jorge Bergoglio, celebraba la Eucaristía en memoria de la Auxiliadora cada 24 de

mayo en la Basílica del barrio de Almagro. En ese lugar, tan familiar para él, aprendió a amar a María, asumiendo el legado de San Juan Bosco y expresando palabras de afecto, alabanza y aliento a los miembros de la Familia Salesiana.

En 2015, durante su visita a Turín, nos subrayó la importancia de ser comunidades generadoras al servicio de los jóvenes y los más pobres, inspirándose en la pasión de los primeros misioneros salesianos que llegaron a Uruguay y la Patagonia.

Reiteró la importancia de evangelizar a los jóvenes, comenzando por los más frágiles y abandonados, destacando el Sistema Preventivo que, en definitiva, es una forma de educar inspirado en la maternidad de María. Don Bosco, sin duda, aprendió la mansedumbre y la ternura de su madre Margarita, pero también de la Auxiliadora, quien, en su sueño a los nueve años, Jesús le dio como maestra y guía.

María, madre de la Iglesia y de la humanidad, fue la fiel compañera del camino de Francisco a lo largo de su vida, especialmente durante los 12 años de su ministerio papal.

Siempre la sintió como una presencia viva y se sintió particularmente unido a ella con el afecto de un hijo, a tal punto que eligió descansar en la Basílica de Santa María la Mayor, que ahora es su hogar.

Que Francisco, por intercesión de María Auxiliadora, apoye el camino de la Iglesia confiado al nuevo sucesor de Pedro; que apoye el camino de los pueblos hacia una paz verdadera y duradera, para que la fraternidad universal, que tanto anhelaba, finalmente se haga realidad.

DAR LO QUE SE RECIBE: UNA HISTORIA DE VIDA, AMOR Y COMUNIDAD

Nadie se salva solo, decía el papa Francisco ante una plaza de San Pedro vacía, en plena crisis sanitaria. Esa frase, que ha vuelto a estar en el tapete a través de la serie El Eternauta, está muy conectada con la historia de Lucía Ferreyra, una joven de 23 años que pasó de ser parte del Club de Niños de Aires Puros a animadora de Tacurú y, ahora, educadora en Casa Valdocco.

Las personas que cruzamos en la vida nos transforman. Algunas nos inspiran, otras nos acompañan y hay quienes nos hacen crecer. Lucía Ferreyra lo tiene claro. Con 23 años, desde noviembre de 2024 es educadora en Casa Valdocco, una de las obras salesianas en Montevideo. Su historia es un ejemplo vivo de que la comunidad, la contención y el amor incondicional son faro en el camino.

Su primer encuentro con la familia salesiana ocurrió cuando era una niña. Llegué al Club de Niños de Aires Puros a los siete u ocho años, gracias a animadores del oratorio que conocían a mi familia, recuerda. Su vínculo previo con el sábado a sábado de Aires Puros ya la había conquistado: El oratorio era el mejor momento de la semana, me encontraba con vecinos y amigos y sentía que ese espacio era familiar, dice. Ese sentimiento fue el que impulsó a su mamá a acercarla al Club de Niños de Aires Puros.

Lucía recuerda perfectamente la emoción que le generaba compartir juegos, actividades, meriendas y abrazos con las personas que formaban parte de la obra social. Lo más lindo, sin embargo, era que todo eso ya no era solo los sábados, sino también el resto de la semana. El reencuentro diario era hermoso, asegura.

El paso de los años no hizo más que reforzar su vínculo con el carisma salesiano. Después de Aires Puros, se sumó al Movimiento Tacurú como animadora. Tenía 19

años y ese fue el momento en el que cambió de rol: de niña animada en el oratorio pasó a ser una joven animadora. Fue único empezar a estar del otro lado, acompañando, escuchando, conteniendo, recuerda.

Ese cambio no le resultó sencillo, pero sí muy enriquecedor. Al principio tenía algunos miedos: pensaba que podía ser difícil que los chiquilines me tomaran en serio, sobre todo viniendo del mismo barrio que ellos, pero todo eso pasó, dice. Hoy, entiende que el camino recorrido tuvo sentido. Logré vivirlo como una oportunidad y pude demostrar que estaba ahí para darles el mismo amor que yo recibí durante tanto tiempo, destaca.

LA VIRTUD DE LA PACIENCIA

Lucía habla de la educación salesiana como una forma de escucha permanente: en definitiva, de un espacio donde se aprende a estar para el otro. Muchos niños necesitan que alguien los escuche, los comprenda, los abrace. Yo tuve la suerte de tener amor familiar y también el amor de la casa salesiana. Hoy, mi misión es devolverlo, dice.

Durante estos años, hubo personas que dejaron huellas imborrables en su vida por su cercanía y dedicación. Una de ellas es Sofía Horvath, una animadora que Lucía define como su

segunda madre. Siempre estuvo conmigo y mi familia. Cuando me sentí perdida fue quien me orientó y, cuando transité buenos momentos, ella estuvo feliz por mí. Hoy tenemos una amistad, pero para mí sigue siendo una segunda mamá, cuenta.

Al reflexionar sobre los valores que aprendió en estos años, Lucía se detiene en una virtud que reconoce haber incorporado con los años: la paciencia. De niña me enojaba mucho si las cosas no salían como quería, asegura, entre risas. Hoy, en cambio, la paciencia me sobra. Entiendo que para educar hay que saber esperar, acompañar, dar tiempos y respetar procesos, concluye.

En su día a día en Casa Valdocco, tanto los desafíos como los momentos de felicidad están presentes y se hacen sentir en las pequeñas cosas cotidianas. Compartir una charla, un mate, una risa, un enojo, verlos crecer... todo eso me llena el alma, señala. Y agrega: Mi mayor objetivo es que sepan que tienen a alguien que los escucha, que los acompaña, que está ahí para contenerlos.

NADIE SE SALVA SOLO Cuando se le pregunta por ese nadie se salva solo que pronunció Francisco hace algunos años, Lucía siente que refleja su historia y el camino recorrido. Nada de esto lo

logré sola. Mi familia, mis amigos, los animadores, los educadores, las casas salesianas... Todos fueron parte de este proceso, dice.

Si bien Lucía destaca constantemente el rol indispensable de su familia en cada uno de sus pasos y decisiones, y resalta el amor que recibió en su casa como un aspecto clave de su vida, para ella, las casas salesianas son un refugio donde esencialmente recibió amor. Es un lugar donde cada niño puede volver a soñar y sentirse parte de una familia. Eso es lo que intento transmitirles: que confíen, que se animen a soñar en grande, señala.

A los jóvenes que hoy transitan las casas salesianas Lucía les deja un mensaje claro y coherente con su historia: Vivan al máximo cada momento, aprovechen cada oportunidad. Don Bosco creía en el poder de los sueños y en el corazón de los jóvenes. Crean en ustedes, no se rindan. Una casa salesiana es familia para toda la vida, subraya.

La historia de Lucía Ferreyra es un signo de lo importante que es caminar con otros, en comunidad. Hoy soy feliz porque sé que puedo dar ese amor que un día me dieron a mí, dice, y se la nota segura, tranquila y en paz con su presente, que no es más que el resultado de una construcción sin descanso.

en pocas palabras Fotogalería

HACER RED

El último fin de semana de abril se llevó a cabo el primer campamento de animadores de oratorios salesianos de Uruguay, donde participaron unos 300 jóvenes de más de veinte obras del país. El objetivo fue fortalecer la red y la experiencia del Uruguay salesiano que trabaja en distintos barrios de Montevideo y el interior

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