Historias que hacen presentes | Boletín Salesiano - Agosto 2025

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Historiasquehacenpresentes

SUMARIO

03

CARTA DEL INSPECTOR

Memoria agradecida

08

CONFIAMOS EN CADA PASO

Ponerse la camiseta de Don Bosco

04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL! Sos un sueño vivo

10 VALE LA PENA VIVIR ASÍ Recuperar la historia y soñar el futuro

18 AQUÍ Y AHORA

Capitana y guía de los orientales

¡Cómo nos amaba Don Bosco!

SINTONIZANDO CON DON BOSCO

07SINTONIZANDO CON DON BOSCO Don Bosco, el santo fascinante

14 CON NOMBRE Y APELLIDO

Memoria de lo que somos

22 PANTALLA INTERIOR

El latido que queda

24 DEL ÁRBOL SALESIANO

Medio siglo de vocación salesiana

28 LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR

Boletín Salesiano

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: Lic. Juan José Malvárez

Editor responsable: Lic. Gonzalo Martínez

Columnistas: P. Juan Algorta sdb, Victoria Casal, Hna. Chiara Cazzuola, Juan Manuel Fernández sdb, Candelaria Medero y Facundo Medina.

Equipo de redactores: Fabián Caffa y Elisa Juambeltz. Fotografías: Casa Monseñor Lasagna, Comunicación Salesiano de la Costa, Sofía Cayota, Martín Dumpierrez, Bruno Guerrero, Iglesia Católica de Montevideo, Shutterstock y archivo del BS.

Corrección: Manuela Harretche

Diseño: Gustavo Baumann

Impresión: Mosca

Departamento Comercial: Luis Gómez

E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com

Celular: 092 432 286

casa 23 SABOR A BUENAS NOCHES

26 LATIDOS DEL EVANGELIO

Hagan esto en memoria mía

31 EN POCAS PALABRAS

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181

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Un recuerdo que es profecía

Festejar la alegría de La Teja

salesianosuy

Memoria agradecida

En la puerta de mi casa tres arbolitos planté: Planté una fe, una esperanza y un "jamás te olvidaré".

Así cantaba Alfredo Zitarrosa, uniendo en versos sencillos, el amor y la memoria. Porque recordar no es solo volver atrás: es también mantener viva una presencia, cuidar un vínculo, alimentar una esperanza.

La Biblia nos enseña que la memoria es mucho más que un ejercicio de la mente: es un acto del corazón. Israel caminaba en el desierto recordando las maravillas que Dios había hecho en su historia, y esa memoria sostenía su esperanza. Recuerda, Israel, que fuiste esclavo y que el Señor te liberó: el recuerdo se volvía fuerza para seguir adelante, certeza de que Dios no abandona a su pueblo.

También nosotros, como familia salesiana, necesitamos cultivar la memoria. No se trata de quedar-

nos en la nostalgia, sino de hacer memoria agradecida de los pasos dados, de los testimonios recibidos, de los sueños compartidos. Recordar es reconocer que el amor de Dios ha estado presente en nuestro camino y que sigue actuando hoy

Por eso, la memoria no nos encierra en el pasado: nos proyecta al futuro. Nos abre a la esperanza de lo que podemos construir, nos da confianza para arriesgar y soñar, nos invita a mantener viva la pasión educativa y pastoral de Don Bosco en este tiempo y en nuestra tierra.

Que cada página de este Boletín sea también un ejercicio de memoria agradecida y, al mismo tiempo, una semilla de esperanza que nos anima a seguir caminando juntos.

P. Francisco Lezama Inspector

Agosto vuelve a ser sinónimo de fiesta: celebramos a Don Bosco, el santo amigo de los jóvenes, con la invitación a dar pasos que sueñan, pasos que transforman.

Este 16 de agosto se cumplieron 210 años del nacimiento de Don Bosco y el clima de alegría, encuentro y familiaridad que se ha ido viviendo en cada obra del país durante estos días es un reflejo de que este aniversario es expresión de un sueño vivo, más que una conmemoración.

Un sueño con dos siglos de existencia y casi 150 años de presencia en estas tierras, que se materializa en comunidades vivas donde la educación, la fe y la cercanía con las juventudes son camino de dignidad, esperanza y encuentro con Jesús.

En este marco, nuestra inspectoría ha propuesto el lema Pasos que sueñan, pasos que transforman para celebrar al santo turinés amigo de los

jóvenes en este 2025. La frase es una resonancia directa del Confiamos en cada paso que viene acompañando la misión educativa y evangelizadora desde comienzos de año.

La expresión es una invitación a vivir el carisma salesiano con profundidad espiritual, compromiso educativo y audacia transformadora, según explica el director de comunicación de los Salesianos, Juan José Malvárez.

Es que hablar de pasos es hablar de caminos, de procesos, de una historia personal y, también, de una historia comunitaria que acompaña y quiere desplegar lo mejor. Para nuestro carisma, esos pasos junto a los jóvenes tienen valor y no son

meramente repetitivos ni resignados: son pasos que sueñan, están llenos de horizontes, como los de Don Bosco en Valdocco con los chicos que acompañaba. Y son pasos que transforman porque generan un cambio real en sus vidas, en sus comunidades y en la sociedad.

En ese sentido, según Malvárez, el lema pretende articular tres dimensiones esenciales del carisma salesiano, del que somos herederos y, hoy, protagonistas: primero, el sueño como un impulso vocacional y profético; segundo, el paso, que, en consonancia con el Aguinaldo 2025, es símbolo del peregrino; y, tercero, el cambio y la transformación que se dan como fruto del vínculo de amor educativo.

REFLEJOS DE UN SENTIR COMUNITARIO

En Salto escribieron gracias por ser vida de tantas vidas. En el oratorio Huellas de Paysandú, en tanto, expresaron que con Don Bosco celebramos un sueño que seguimos caminando cada vez que salimos a encontrarnos en las recorridas, cada vez que convertimos el patio del oratorio en espacio de juego y escucha, cada vez que el canto antes de merendar se vuelve oración.

Estas palabras, que varias obras

publicaron en sus redes sociales para celebrar a Don Bosco, son el reflejo de un sentir comunitario que tuvo distintas manifestaciones en las casas salesianas de todo el país. Inflables, bailes, shows musicales, convivencias, momentos de oración, vigilias, disfraces y actividades pintaron de color y alegría los patios de nuestras comunidades.

Si bien los festejos se concentraron especialmente en la semana previa al cumpleaños de Don Bosco, varias expresiones se vienen dando desde

comienzos de mes. Una de ellas tiene que ver con la publicación, en las redes sociales salesianas, de una serie de videos con anécdotas poco conocidas de la vida de Don Bosco, narradas por el padre inspector Francisco Lezama.

El primero de los cortos tuvo que ver con el sentido del humor de nuestro fundador; el segundo, con la importancia del patio en nuestra misión; y el tercero, con la historia de un matrimonio uruguayo que conoció a Don Bosco en persona y compartió varias charlas con él.

El P. Fabio Attard vivió un aniversario del cumplimiento de Don Bosco bastante especial: fue el primero desde su designación como Rector Mayor de la congregación. En la misa que presidió en el Colle Don Bosco, el sucesor de nuestro fundador reflexionó sobre sus orígenes y destacó su valor inspirador para el mundo de hoy

Attard destacó que Don Bosco nació en un contexto humilde, pero extraordinariamente rico en valores, relaciones auténticas y humanidad plena. En su contexto, no se habla de ideales abstractos, sino de rostros concretos, de personas que vivieron con radicalidad su propia fe cotidiana.

Según el Rector Mayor, en Don Bosco siempre estuvo presente la esperanza encarnada en el vínculo con Jesús. No se trata de una fe fundamentalista, ni de un refugio espiritualista, sino de una fe encarnada, generativa y capaz de futuro.

DON BOSCO, EL SANTO FASCINANTE

Don Bosco es quizás el santo más extraordinario y fascinante que la historia haya producido. Había algo innato en él, un carisma espléndido que floreció y comenzó a difundir su perfume.

Tenía realmente una personalidad atrayente, una fuerza irresistible que lograba penetrar el corazón de cada persona que encontraba. Si pensamos en cualquier buena cualidad, muy probablemente la veremos personificada en Don Bosco. Tenía, sin duda, un compendio de virtudes, habilidades, talentos y gracia divina.

Sentir la presencia de este extraordinario santo con sus grandes cualidades es la mejor manera de comprenderlo.

Era un hombre de Dios, capaz de ofrecer verdaderamente el amor, la misericordia y la fuerza de Dios. Sabía cómo mantener esa unión con Jesús, a pesar de su trabajo frenético.

Don Bosco era, también, un discípulo que aprovechaba incansablemente cada oportunidad para acercar las almas al Padre. Era un hombre místico y contemplativo, que extraía fuerza de un Dios que era su única inspiración. Era un trabajador incansable que dedicaba el corazón a la misión.

Este amigo de la juventud también era un maravilloso músico, capaz de cantar, sentir, enseñar y convertir la música en un medio para alabar a Dios. Su banda era muy apreciada por personas de todos los estratos sociales. Era un malabarista y un mago, capaz de atraer a los jóvenes y guiarlos a Jesús. Era, también, un excelente deportista, un atleta sin igual que consideraba el deporte como un elemento esencial de su sistema educativo.

Don Bosco era un maravilloso escritor, un periodista que sabía comunicar eficazmente sus ideas y promover los valores a través de una buena literatura

Era un gran predicador, un orador inspirado, que conocía el poder de la palabra y la usaba como instrumento de la presencia del Padre.

Era un maestro consejero, capaz de consolar, guiar y dirigir en el camino de la santidad y la verdad. Era un hombre cariñoso, que hacía sentir a cada chico como una persona amada, valorada y cuidada.

Era un pedagogo, un maestro de la educación que, a través de su Sistema Preventivo basado en la razón, la religión y el amor, lograba hacer de los espacios educativos un lugar humano, espiritual, científico e integral.

Era un psicólogo, capaz de comprender los corazones de los jóvenes y captar sus necesidades. Era un dramaturgo, que comprendía el teatro y el arte para formar a los chicos y comunicar el mensaje de Dios.

Era una personalidad polifacética: un carpintero, un zapatero, un sastre, un tipógrafo, un hombre que había dominado todas las formas de oficios con humildad. Un hombre que se dedicaba incansablemente a la enseñanza, a la instrucción y a la formación de las jóvenes generaciones para aprender un oficio que pudiera garantizarles un futuro.

Era un trabajador social, capaz de hacer que sus chicos contribuyeran a la sociedad en momentos de necesidad, en casos de enfermedad, peste o pobreza. Defendía y luchaba por los derechos de sus chicos en todos los lugares donde trabajaban y en todas las

situaciones en las que se encontraban

Era optimista, un santo que nunca se dejaba abatir por las dificultades. Su confianza en la Providencia le permitía no perder nunca el ánimo en ninguna situación difícil.

Tal era el poder de este extraordinario hombre, capaz de hacerse tan fascinante, tan espiritual, tan creíble y, sin embargo, tan simple, humano y humilde.

Una simple semilla, que germinó humildemente en un pequeño pueblo de Italia, hoy ha extendido sus ramas en 138 países. Don Bosco es, sin duda, una palabra mágica que ha cambiado el rostro de la humanidad y la vida de cientos de miles de jóvenes.

El espíritu salesiano inculcado por Don Bosco está presente en cada aspecto de la vida, ya sea en la educación, la formación, el desarrollo, la evangelización, el deporte o los medios de comunicación. Don Bosco sigue siendo el santo más fascinante y carismático que la humanidad haya producido y continúa siendo fuente de inspiración para las futuras generaciones. Su espíritu y su carisma siguen tocando y transformando a la humanidad.

Mensaje desde Valdocco

Dicen que la adolescencia es una etapa donde tomamos decisiones importantes. Nos abruman las preguntas como Y vos ¿Qué vas a estudiar?, ¿En qué pensás trabajar?. Quizás no tenemos claro lo que vamos a hacer en el futuro, pero sí sabemos que existen decisiones que no se toman con la cabeza, sino con el corazón.

Una de las primeras veces que animamos el oratorio, los animadores más grandes nos preguntaron por qué sábado tras sábado elegíamos ir al barrio cuando podíamos estar en otro lado. Eso nos quedó resonando un rato, hasta que, al final, conversando, nos dimos cuenta que la respuesta era mucho más simple de lo que pensábamos.

Con esos animadores que nos guiaban, fuimos entendiendo la importancia de estar y de comprometerse. Se trata de ponerse la pilcha de Don Bosco. Como muchos jugadores de distintos equipos de fútbol, nosotros decidimos jugar en su equipo, ponernos la camiseta, acompañar a los niños y seguir con su legado de razón, religión y amor

Como animadores que recién estamos empezando nuestro camino, sin dudas, Don Bosco ha sido nuestro mayor referente y nos inspira con su vida.

Tenemos apenas 16 años, a veces nos sentimos agobiados, quizás un poco perdidos y desanimados. Pero Don Bosco nos enseña, con su ejemplo de Padre, a no bajar los brazos, así como él supo hacerlo en momentos en los que todo parecía desarmarse, en momentos de mucha dificultad. Y hoy nos invita a ser valientes, a jugar con la 10, a trabajar por nuestros sueños, a no desanimarnos cuando las cosas no salen. Nos alienta a buscar el cartel de meta y a nuestro ritmo, correr confiados hacia él.

Muchas veces, y hasta sin pensarlo, nos ponemos su camiseta, que no es otra que la de amar a los demás, cuando llegamos al oratorio y nos reciben los gurises con tremendo abrazo, cuando ese niño callado, solitario, viene y nos cuenta algo lindo (o, a veces, no tanto), cuando nos pasamos la tarde jugando al vóley en el patio del cole con los más chicos, cuando Facu agarra la guitarra y los gurises se sientan a su alrededor También cuando organizamos una campaña de recolección de verduras para la cocinada de la olla solidaria, o cuando preparamos chocolate caliente y tortas fritas, con la ayuda de personas de la comunidad, y salimos al encuentro de los demás. Con ese gesto tan sencillo para nosotros, a ellos les cambia la tarde. Y a nosotros nos agranda el corazón.

Don Bosco siempre está presente en nuestros espacios, en nuestras vidas, y se personifica en ese animador que se nos acerca, que nos alienta, que nos corrige, que nos escucha, que nos sonríe.

Poco a poco, hemos ido comprendiendo que Don Bosco, que al principio era solo un personaje histórico para nosotros, es, en realidad, nuestro Padre, nuestro guía, nuestro amigo. Don Bosco es un modo de vida que encontramos en lo cotidiano, en las pequeñas cosas, en lo sencillo.

que sigue vivo. En este colegio, en nuestras vidas, en la alegría que muchas ontagiamos, y en las ganas de estar para los demás. Entre juegos, mates, interminables charlas, risas, y también algún llanto, vamos comprendiendo que elegimos este camino porque nos hace felices.

No porque todo sea perfecto - siempre hay días malos, de temores, de incertidumbres, como seguramente los tuvieron aquellos primeros jóvenes misioneros que llegaron hace 150 años. Pero al final es acá donde encontramos algo que no se compara con nada: esa sensación de pertenecer, de estar en el lugar correcto, de sentirnos protagonistas de nuestras vidas, de sentirnos queridos.

Aún nos falta una infinidad de decisiones importantes por tomar en la vida, pero hay algo que tenemos claro: Don Bosco siempre nos estimula a vivir los valores de Cristo y a encontrarnos con Él de la mano de María. Tenemos la convicción de que todo este carisma salesiano, en definitiva, se fundamenta en Él. Y así, elegimos llevar esta pilcha puesta en cualquier lugar donde podamos seguir sembrando alegría Y, sin dudarlo, siempre, siempre confiando, acompañados de Jesús y María Auxiliadora, nuestra madre.

Candelaria Medero y Facundo Medina

Alumnos de 4to año del Colegio Nuestra Señora de los Treinta y Tres

vale la pena vivir asÍ

Historias que inspiran

Recuperar la historia y soñar el futuro

La parroquia Santa María Madre de la Iglesia y San Juan Bosco celebra sus 60 años.
Elisa Juambeltz

Marcada por el sentido comunitario y el compromiso barrial, la parroquia Colón celebra sus 60 años y se propone hacer memoria de lo vivido para fortalecer la pertenencia en una obra que busca ser reflejo de la presencia de Dios.

Sesenta años no se cumplen todos los días. Y por eso, este año es especial para la parroquia Santa María Madre de la Iglesia y San Juan Bosco, más conocida como la parroquia de Colón.

Seis décadas de historia son una invitación a mirar el pasado con gratitud por el camino recorrido. Y, sobre todo, son un llamado a mirar el futuro con esperanza por una comunidad que vive su presente con entrega y alegría, sostenida por una historia que ha dejado huella en el barrio Colón y sus alrededores.

Durante años, esta parroquia fue una idea, un proyecto a futuro, hasta que, finalmente, el 5 de junio de 1965, se hizo realidad.

Ese día se realizó la institución canónica y tomó posesión el primer párroco, el P. Ricardo Pereyra. El sacerdote Daniel Bernardoni es quien ahora ocupa ese lugar. Desde hace cuatro años acompaña una comunidad diversa y viva, que se extiende por una zona que crece, donde conviven capillas, oratorios, grupos de catequesis, adultos mayores, jóvenes animadores, vecinos y personas que encuentran su lugar en la parroquia.

HACER MEMORIA PARA FORTALECER LA PERTENENCIA

La celebración de los 60 años es una oportunidad para recuperar aspectos históricos de la parroquia y crecer en pertenencia a la comunidad, cuenta Daniel en entrevista con el BS.

El festejo se organizó en torno al 5 de junio con una jornada en la que cada grupo vinculado con la parroquia se presentó a la comunidad. Además, participaron personas que en algún momento de su vida formaron parte de la vida parroquial.

Hubo una feria de stands y una dinámica con una línea del tiempo para reconocerse parte del camino. Luego se celebró la Eucaristía y, al culminar la noche, se compartió un guiso para hacer más llevadero el frío del invierno. El objetivo de esa instancia no fue mirar hacia atrás con anhelo o nostalgia, sino reconocerse parte de una historia común y renovar el compromiso con lo que viene.

En una parroquia que abarca varios barrios, uno de los principales desafíos es fortalecer el sentido de pertenencia y unidad. Por eso, se han ido generando espacios de coordinación y reflexión que permitan recuperar lo

compartido, más allá de que cada grupo tiene sus características y particularidades. Queremos recuperar, a partir de la espiritualidad salesiana, lo que tenemos en común, más allá de que las actividades sean diferentes, y el aniversario de los 60 años es una buena oportunidad para eso, explica Daniel.

UNA COMUNIDAD CON MUCHAS VOCES

La vida de la parroquia de Colón es diversa y nutrida. Los fines de semana, el barrio se llena de actividad: seis oratorios en diferentes zonas, capillas que se abren a la comunidad, catequesis, grupos juveniles y, como corolario, la misa dominical, que es el punto de encuentro para los vecinos que comparten historia y caminos de fe.

Entre semana, la actividad tiene otras características: hay comunidades de Confirmación, encuentros en torno a la Biblia, catequesis para mayores de 25 o, incluso, para personas de 40 que se preparan para recibir el Bautismo, además de reuniones de formación para profundizar en la fe.

La Eucaristía diaria tiene también su propia comunidad. Además, la parroquia ofrece espacio a grupos con

diferentes necesidades: alcohólicos y narcóticos anónimos; un grupo de mujeres en un taller de tejido que se juntan cada jueves; y otro de scouts que los domingos realizan sus actividades.

¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué sostiene estas actividades? Según Daniel, hay dos espacios clave: la Mesa Permanente un grupo de referentes con distintas edades y miradas que reflexiona y acompaña el rumbo de la parroquia y el equipo de coordinadores de oratorio, que cuida especialmente la dimensión juvenil y la espiritualidad de los animadores. En fin, lo que sostiene es la comunidad.

CON LOS PIES EN EL BARRIO

La relación con el entorno es otro aspecto característico de la parroquia. Hay un vínculo histórico con la comunidad. La parroquia es una referencia de la zona, dice Daniel. Actualmente, estamos intentando trabajar en articulación con el centro comunal y con otras organizaciones de la zona, agrega.

Sin embargo, las ganas de seguir creciendo en esa línea están presentes. Frente a la realidad, con personas en situación de calle durmiendo en la puerta del templo, o niños y niñas

que llegan a los oratorios con derechos vulnerados, la comunidad de la parroquia se sigue preguntando cómo hacer más. Los jóvenes dan todo y eso es valioso, pero tenemos el desafío de discernir cómo podemos acompañar mejor algunas realidades que exigen respuestas más específicas, plantea el párroco.

Daniel sueña con una comunidad que no pierda su rasgo misionero, que escuche las necesidades emergentes de su entorno y que se atreva a dar pasos hacia ellas. Tenemos realidades duras en la zona, como la cárcel

de mujeres, hogares del INAU, situaciones que por ahora no podemos atender, pero en las que nos gustaría estar más presentes, porque tiene que ver con nuestro espíritu salesiano, dice.

A sus 60 años, la parroquia de Colón no es solo un templo, ni un conjunto de grupos. Tampoco una institución. Es una comunidad viva, de historia compartida, de vínculos, de servicio, de escucha y de fe. Una comunidad que sigue creyendo que vale la pena entregarse, jugarse por los demás y caminar juntos.

con nombre y apellido

Memoria de lo que somos

¿Qué

significan los 200 años de la Independencia para nuestra gente?

Un puñado de orientales, reunidos en un pequeño local de la Piedra Alta (Florida), declara írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre los lazos que unen a la Provincia Oriental con los intrusos poderes de Portugal y Brasil. Es 25 de agosto de 1825.

Dos siglos después, un país llamado Uruguay que a esa altura de la historia todavía no había nacido se apresta a celebrar sus 200 años como estado independiente.

En conversación con el BS, la profesora de Historia, Victoria Fagúndez, explica la discusión sobre las fechas que dieron origen a nuestra patria y reflexiona sobre el papel de la memoria en la sociedad. Lo hace en representación de la sala de Historia del Instituto Juan XXIII, que estos días grabó el podcast 1825, 1925, 2025: Independencia y República para conmemorar y reflexionar sobre el Bicentenario.

¿Qué papel juega la historia y la memoria en la construcción de una sociedad?

Para una sociedad o un colectivo como el nuestro, las conmemoraciones nos ayudan a generar cohesión e identidad, y nos conectan con el otro

más allá de las diferencias que podamos tener. Sobre esto justo veníamos reflexionando los últimos días con los compañeros de Historia del Juan, motivados por los 200 años del 25 de agosto de 1825. Desde los inicios del Estado Oriental como organización jurídica, la nación se fue construyendo y uno de los mojones fue, justamente, mirar el pasado e identificar momentos y personajes importantes. En la historia tiende a darse que primero surge el Estado, y, después, la nación, y Uruguay no es la excepción. Las fechas tienden a unificar desde un punto de vista racional, pero también desde lo emotivo porque genera identidad y uno se reconoce parte de un colectivo, aunque también generan debate.

¿Es Uruguay un país con memoria de sus hechos históricos más importantes?

Es difícil identificar fechas históricas o conmemoraciones que sean populares. En general hay otras cosas, como el deporte, el fútbol en particular, u otras expresiones de la cultura, que tienden a ser más identitarias. Pero la historia igual juega un rol importante en esos relatos y, sí, se han generado debates en torno a esas construcciones históricas. La arquitectura y el arte, a su vez, tam-

bién son formas de hacer memoria colectiva, y la historia tiende a reflexionar en torno a esas cosas, aunque no necesariamente llegue con facilidad a la sociedad, como sucede con otras expresiones. Uruguay es un país relativamente joven y, en comparación con otros estados, ha construido, en sus pocos años, un relato de esa nación, que incluso ha ido cambiando en el correr del siglo XIX y el siglo XX, y que tiene varios mojones como la construcción de la figura de Artigas, el debate sobre la independencia que se dio en torno al centenario y, hoy también, 200 años después, que seguimos resignificando esas fechas y las analizamos desde el presente.

¿Qué importancia tiene el Bicentenario de la independencia para el Uruguay y su gente?

Me parece que va en sintonía con esto de repensarnos. Toda reflexión historiográfica habla más del presente que del hecho sobre el que se reflexiona. Naturalmente, estamos más sensibles a los hechos de la historia presente, como los 40 años de democracia, y creo que el Bicentenario nos puede ayudar a pensar cómo esta democracia y las instituciones han sido una construcción que ha tenido sus vaivenes y que debemos cuidar.

Existe una discusión historiográfica sobre si el 25 de agosto fue la verdadera fecha de la independencia nacional. ¿Se puede saldar ese debate?

Es verdad. Ese debate fue mucho más acalorado y efervescente en 1925. Ahí estaba bien marcada la discusión entre si era el 18 de julio de 1830, con la jura de la Constitución, o el 25 de agosto. Es decir, si era la institucionalidad del Estado o el sacrificio y el sentimiento patriótico de 1825 lo que había impulsado la independencia. Hoy la historiografía lo tiene más o menos definido y en la memoria colectiva está instalado el 25 de agosto como la fecha de la Independencia. Después, en los debates historiográficos, se entiende que fue un proceso, que no hay ni una ni otra que se pueda entender como fechas únicas, porque tienen una conexión incluso entre las personas. Quienes estaban en 1825 son los mismos que después juraron la Constitución en 1830.

En el Juan XXIII realizaron el podcast 1825, 1925, 2025: Independencia y República, que se estrena en estos días, para conmemorar el Bicentenario. ¿Cómo surgió el proyecto? Surgió a principios de año. No quería-

mos que la fecha pasara desapercibida. Veíamos que, a nivel del Estado, la cosa estaba bastante quieta y que no había un plan claro de cuál iba a ser la agenda de festejos y conmemoraciones. Nos preguntamos qué podíamos hacer desde el Juan, y en particular desde la sala de Historia, para generar algo más allá de nombrarlo dentro de las aulas. Los profesores Jorge Faruelo y Álvaro García venían trabajando, con el equipo de comunicación, la idea de generar un producto académico que pudiera quedar como insumo, y ahí se nos ocurrió la idea del podcast.

¿Cómo fue la realización?

Se unieron dos intenciones: por un lado, efectivamente realizar este producto, y por otro, conmemorar y reflexionar en torno al 25 de agosto. Ya en febrero pensamos en invitar al historiador Carlos Demasi, que es un gran referente para quienes somos profesores de Historia, y que, además de haber sido docente nuestro en el Instituto de Profesores Artigas, es exprofesor del Juan y, por tanto, tiene una identidad también con la historia del colegio. Faruelo, además, estaba trabajando con un libro de Eduardo Cuitiño, que es docente de Matemática y había investigado

sobre el Palacio Legislativo a 100 años de su inauguración, en cuanto a su simbología en la construcción democrática del país. Y decidimos invitarlo también. La idea era generar un debate con ellos sobre estos momentos históricos. Los profes del Juan armamos el guión con el equipo de comunicación y, en las últimas semanas, también incluimos a los gurises para que generen preguntas.

¿Qué desafíos tiene enseñar la historia a las nuevas generaciones?

Creo que el gran desafío es el de siempre: pensar la historia y saber que no se trata de una repetición de fechas o eventos, sino una reflexión y una construcción que hacen los historiadores. Por lo tanto, es desde el presente y tiene algo de subjetividad, pero justamente analizarla y explicitarla es lo que la hace profesional y seria. La historia nos explica mucho del presente y ahí es cuando uno encuentra lo más interesante y los chiquilines más la aprenden y más la hacen suya. No se trata de datos memorísticos, sino de algo que se puede razonar y entender, que se puede encontrar la lógica y que nos dice mucho de lo que somos, o de lo que no somos. En eso está la riqueza de esta disciplina.

Capitana y guía de los orientales

De la mano del bicentenario de la Declaratoria de la Independencia, Uruguay conmemora los 200 años de una devoción vinculada al nacimiento de la patria.

Hace dos siglos, en el pueblo de Florida, empezó a circular un nombre nuevo para la imagen de la Virgen que se veneraba en la parroquia de Nuestra Señora de Luján del Pintado, erigida en 1805 por el obispo de Buenos Aires, monseñor Benito Lué.

La historia se remonta a 1825. El 14 de junio se había instalado el gobierno provisorio liderado por Juan Antonio Lavalleja. Y el 25 de agosto, la Sala de Representantes -presidida por el presbítero Juan Francisco Larrobla- firmó dos actas decisivas: la primera declaraba la independencia de las Provincias Orientales y la segunda proclamaba la reincorporación al núcleo de las Provincias Unidas.

Ambos actos eran la consecuencia de un hecho que había ocurrido un par de meses atrás: el desembarco, en la playa de la Agraciada, de treinta y tres hombres que llegaron con la misión de liberar la patria y que juraron, sin temblar, libertad o muerte.

La tradición cuenta que, en aquellos días, en medio de las turbulencias, el gobierno provisorio y la Sala de Representantes fueron juntos hasta el templo parroquial. Allí, a los pies de la Virgen, confiaron a Dios sus anhelos de libertad.

Desde entonces, y casi sin proponérselo, el pueblo empezó a llamarla así: Virgencita de los Treinta y Tres.

DE DEVOCIÓN POPULAR A SÍMBOLO NACIONAL

En 1857, Manuel Oribe segundo jefe de los orientales ofreció a la Virgen la corona de oro que aún luce. Lo hizo como acción de gracias: él y su familia habían sobrevivido a un naufragio, cuando el barco en el que regresaban de un viaje a España estuvo a punto de hundirse. A la Virgen de los Treinta y Tres le debía esta gracia -decía- y siempre me encomendaba a ella antes de iniciar mis batallas.

Años después, en 1894, monseñor Mariano Soler, entonces obispo de Montevideo, mandó colocar en la iglesia parroquial de Florida una placa de mármol que fijara en piedra, para siempre, la advocación que

el pueblo ya había hecho suya. En ella se lee: Esta imagen de Nuestra Señora de Luján fue venerada en la primitiva capilla del Pintado. Ante ella los Treinta y Tres inclinaron la bandera tricolor e invocaron también los convencionales de la Independencia.

El 11 de agosto de 1931, el papa Pío XI erigió la sede episcopal y la iglesia parroquial de Florida. El hecho dio un nuevo impulso al culto y a la devoción por la Virgen de los Treinta y Tres. Décadas más tarde, en 1963, el templo fue elevado a basílica menor y en 1993 recibió el título de santuario nacional.

En 1961, monseñor Humberto Tonna -entonces obispo de Florida- solicitó la coronación pontificia de la imagen al papa Juan XXIII y, un año después, por pedido del episcopado nacional y con el apoyo del gobierno, se la declaró patrona del Uruguay.

EN EL ALMA DEL PUEBLO

Ante tu imagen sagrada, oh, Virgen de los Treinta y Tres, todo el pueblo del Uruguay, que te reconoce como madre patrona, te ofrezco y pongo bajo tu amparo la Iglesia entera del Uruguay.

Estas palabras, pronunciadas por el papa Juan Pablo II el 8 de mayo de 1988, durante su segunda visita a nuestro país, cuando peregrinó a Florida y veneró la sagrada imagen, quedaron grabadas en la memoria del pueblo uruguayo.

La solemnidad de la Virgen de los Treinta y Tres se celebra cada 8 de noviembre, y el segundo domingo de ese mes se realiza la peregrinación nacional que convoca a fieles de todo Uruguay, acompañados por sus obispos.

El punto de encuentro es la Catedral de Florida. Allí, año tras año, miles de peregrinos llegan de las maneras más diversas: en ómnibus, en auto, a caballo o incluso a pie. Todos con un mismo propósito: rendir homenaje a la patrona del Uruguay

La matriz cristiana está presente en los orígenes de nuestra patria y la Virgen ha estado presente en toda nuestra historia de un modo particular por la devoción que han tenido nuestros héroes y por la devoción que le ha tenido el pueblo uruguayo

Mons. Milton Tróccoli Presidente de la CEU

Para este año, la convocatoria será el domingo 9 de noviembre. La celebración comenzará a las diez de la mañana con la misa al aire libre, en la plaza principal de la ciudad, para facilitar la participación de todos Como ocurre cada año, la ceremonia concluirá dentro del templo, a los pies de la Virgen, donde los obispos guiarán la súplica final

Mons. Milton Tróccoli actual presidente del Consejo Permanente de la

Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) y obispo de Maldonado, Punta del Este y Minas dijo al BS que para este año se espera una concurrencia más nutrida de todas las comunidades del país. Queremos que sea una linda celebración de acción de gracias y, a la vez, ponernos una vez más bajo el amparo de nuestra patrona. Sería como un momento culminante dentro del Año Jubilar, comentó.

La particularidad de este año es que, desde la CEU, se ha extendido una invitación a las autoridades nacionales. El presidente de la República, Yamandú Orsi, recibió la suya el pasado 5 de agosto, durante una reunión con los integrantes del Consejo Permanente de la CEU. Además, está previsto convocar a ministros, senadores y diputados para que formen parte de esta celebración histórica.

La matriz cristiana está presente en los orígenes de nuestra patria y la Virgen ha estado presente en toda nuestra historia de un modo particular por la devoción que han tenido nuestros héroes y por la devoción que le ha tenido el pueblo uruguayo, señaló Tróccoli.

AL ENCUENTRO CON MARÍA

Cada diócesis organizará, a su medida, distintos eventos de cara a la celebración de noviembre.

En Montevideo, una imagen exacta de la Virgen de los Treinta y Tres recorrerá las 83 parroquias de la capital, y permanecerá un día en cada una. El trayecto comenzará el viernes 15 de agosto en la Catedral Metropolitana y culminará cuando decenas de jóvenes den inicio a la tradicional peregrinación de Iglesia Joven Montevideo desde Melilla rumbo a Florida.

Por otra parte, en setiembre próximo, durante la Jornada Nacional de la Juventud que este año se realizará a nivel diocesano se invitará a

los jóvenes a participar de una vigilia de oración y una acampada, que tendrá lugar la noche del sábado 8 de noviembre en las inmediaciones de Florida, para que al día siguiente puedan integrarse a la peregrinación nacional.

Todas estas iniciativas servirán para motivar a todas las comunidades y preparar el corazón para la peregrinación nacional, dijo Tróccoli.

Será la oportunidad para renovar el amor y la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Virgen de los Treinta y Tres. Un homenaje a la estrella del alba del paterno día, aquella que vio nacer el sol de la patria y fue capitana y guía de los orientales.

Cronología de la advocación Virgen de los Treinta y Tres

Los treinta y tres orientales rezan ante la imagen de la Virgen del Luján, en la capilla del Pintado. Así, comienza a popularizarse la advocación Virgen de los Treinta y Tres.

1825 1857 1894 1961 1962 1988 2025

El general Manuel Oribe ofrece a la Virgen una corona de oro, en acción de gracias por haber sobrevivido a un naufragio.

Monseñor Mariano Soler coloca una placa de mármol en la iglesia parroquial de Florida, oficializando su título y recordando su papel durante la independencia.

El papa Juan XXIII concede la coronación pontificia.

La Virgen de los Treinta y Tres es declarada patrona del Uruguay.

Durante su visita al Uruguay, el papa Juan Pablo II peregrina a Florida y venera la imagen de la Virgen.

Se cumplen los 200 años de la devoción a la Virgen de los Treinta y Tres.

¡CÓMO NOS AMABA DON BOSCO!

Esta foto es muy conocida, la hemos visto por todos lados y es, quizás, una de las imágenes más evocadoras de Don Bosco: rodeado de jóvenes y con una escena central simple pero profunda. Don Bosco escucha a un muchacho, posiblemente en plena celebración del sacramento de la reconciliación. ¿Qué sentiría ese jovencito en ese momento? Más allá de las palabras que estaría diciendo, sin duda muchas emociones pasarían por su corazón.

De ese jovencito sabemos su nombre: Pablo Albera. Nació en None, un pueblito del Piamonte cercano a Turín. Llegó al Oratorio de Valdocco a los trece años Y no se fue más.

Allí se sintió en casa, se sintió importante, se supo amado por muchos, especialmente por Don Bosco. Tanto así que, muchos años después de esta foto, decidió ser salesiano sacerdote. Don Bosco le pidió trabajar en distintas obras fuera de Valdocco y, en 1910, cuando muere Don Rúa, los salesianos le pidieron que sea el segundo sucesor de Don Bosco. Aquel jovencito de la foto que hablaba al oído de Don Bosco pasaba ahora a tomar su lugar

En 1920, con un corazón agradecido, Albera hizo memoria y escribió una carta a los salesianos del mundo recordando su vínculo con Don Bosco. El título ya decía mucho: ¡Cómo nos amaba Don Bosco!. No eran palabras nacidas de una reflexión teórica o desencarnada, sino que brotaban del recuerdo vivo de un vínculo entrañable, de alguien que experimentó un amor único y personal.

Algunas otras frases de Albera, en esa carta, hablan por sí solas: el amor que nos tenía Don Bosco era algo extraordinariamente superior a cualquier otro afecto; ¡era su

amor el que atraía, conquistaba y transformaba nuestros corazones!; todas estas cosas [la mirada, la sonrisa] obraban sobre nuestros corazones juveniles como un imán ante el cual era imposible resistirse y aunque hubiéramos podido, no lo hubiéramos hecho por todo el oro del mundo. También: él nos atraía hacia sí por la plenitud del amor sobrenatural que le estallaba en el corazón y éramos suyos.

Después de tantos años, en el corazón de Albera se mantenía vivo el recuerdo de esta relación con Don Bosco, que lo marcó para siempre. Un vínculo que hizo de él un hombre nuevo. En su padre, maestro y amigo, gustó del amor del mismísimo Dios.

Yo no tuve la suerte de conocer personalmente a Don Bosco, pero sí la dicha de experimentar su amor, su paternidad y su amistad en tantos educadores y en tantos ambientes de casas salesianas donde su espíritu y carisma se viven y se encarnan día a día.

En este mes de agosto, y siempre, también podría decir, como Pablito Albera: ¡Gracias, Don Bosco! ¡Tu amor me cambió la vida!

Juan Manuel Fernández SDB

Medio siglo de vocación salesiana

Manuel Pérez, Martín Ponce de León y José Geerts celebran cincuenta años de su ordenación sacerdotal.

Cuando era alumno del colegio Maturana, Manuel Pérez -Manoloconoció a un sacerdote salesiano que le llamó la atención desde el primer momento. Todos lo llamaban padre catequista y era el animador de las diversas actividades asociativas. Un día, al volver a su casa, le dijo a su madre: Quiero estudiar para ser 'padre catequista'.

Algo parecido le pasó al P. Martín Ponce de León, que descubrió en el P. José María Giménez su director en Salto durante su infancia y adolescencia un estilo de vida que lo cautivó.

La historia es distinta en el caso del P. José Geerts, que trabajaba en el campo como un trabajador más.

Mientras estaba arriba de un tractor, sintió la llamada al sacerdocio y fue a presentarse a un cura que conocía. ***

El P. Manuel recibió la ordenación sacerdotal el 20 de setiembre de 1975, de manos de monseñor Andrés Rubio entonces obispo de Mercedes, quien había sido su director durante el aspirantado y el posnoviciado. Nos unía un vínculo muy especial, recuerda.

En aquella celebración también se ordenaron tres diáconos. Fue una experiencia muy vivida previamente en la comunidad del teologado. Las personas con quienes compartimos aquella fiesta, especialmente los

jóvenes del MJS, nos ayudaron a disfrutarla. Personalmente, fue una experiencia de abandono en el proyecto de la providencia de Dios, recuerda en entrevista con el BS.

En estas cinco décadas, el P. Manuel estuvo en tareas de animación en las que los jóvenes fueron el centro de la preocupación de las comunidades educativo-pastorales. Además, durante seis años formó parte de la animación de la Pastoral Familiar, tanto en la Arquidiócesis de Montevideo como en la Conferencia Episcopal del Uruguay Fue una experiencia muy valiosa al servicio de las familias, que son las verdaderas animadoras de la experiencia de fe en sus hogares, asegura.

del árbol salesiano

En la actualidad vive en Quito (Ecuador). Allí integra una comunidad salesiana y acompaña al equipo de laicos del Centro Salesiano de Formación Permanente América. El objetivo es la formación en salesianidad de laicos y miembros de la familia salesiana, que da conocimientos de la vida de Don Bosco y su carisma, para que los participantes lo puedan integrar a su experiencia carismática personal y traducirlo en las obras de sus países, explica.

A sus 79 años de edad y con 50 como sacerdote, el P. Manuel agradece por el don gratuito de la vocación salesiana vivida en la comunidad, la riqueza del carisma que compartimos con laicos y la familia salesiana y el regalo de poder estar al servicio de los jóvenes que el Señor pone en nuestro camino, en las diversas formas de asumir nuestra misión

En 2010, a los 65 años, el P. José Geerts sufrió un accidente cerebrovascular que dañó su circuito nervioso y le afectó la memoria inmediata. Pasó bastante tiempo internado en cuidados intensivos, y

cuando su estado comenzó a mejorar, fue trasladado a Mamá Margarita, la casa de salud dedicada a cuidar a los salesianos ancianos y enfermos. Desde entonces, una de sus mayores dificultades es poder hablar con fluidez.

El P José Luis Morillo -Joselo- lo conoció en 1979 cuando entró en el aspirantado. El P. José hacía tres años que había llegado como misionero desde Bélgica, su tierra natal y donde recibió la ordenación sacerdotal el 1° de marzo de 1975.

El vínculo entre ellos se afianzó en 1982, en los inicios del Movimiento Tacurú. Nosotros éramos estudiantes posnovicios cuando el padre inspector destinó a José para que nos acompañara en esta experiencia. Trabajamos juntos en este proyecto que después se transformó en un oratorio, recuerda.

Según Joselo, una experiencia que marcó al P. José ocurrió en 1984, tras la creación del Hogar Don Bosco, que funcionaba en la parroquia San Pedro, en el barrio Buceo, y ofrecía ayuda a niños que vivían en la calle o eran huérfanos. Él fue destinado a ser responsable de la

obra. Luego pasó por distintas casas, tanto en Montevideo como en el interior, pero siempre volvía al hogar a hacer trabajo pastoral y acompañar a los chiquilines. El Hogar Don Bosco va a ser una transversal durante toda su vida, explica.

Ambos volvieron a coincidir en la parroquia Santa María Madre de la Iglesia y San Juan Bosco -la parroquia de Colón- entre 2006 y 2010. Cuando le dio el ACV fue un impacto para la comunidad. En todos los asentamientos de Colón, José era una referencia y era profundamente amado En todos los hogares de ancianos del barrio nosotros contabilizamos 350 personas y él iba a todos ellos periódicamente: llevaba la comunión y conversaba con la gente. Fue un misionero apóstol de los pobres y apóstol de los ancianos

¿Qué creés que él agradecería hoy, si pudiera decirlo con palabras? El P. Joselo se toma unos segundos para responder. Finalmente, lo hace en primera persona: Agradezco a Dios haber sido fiel, gastando mi vida por los más pequeños huérfanos y los más pobres y ancianos

Manuel Pérez
Martín Ponce de León José Geerts

HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA

Cuando estábamos en el seminario del Manga nos encantaba cantar:

Un Dios allá en las nubes fabricamos que mira desde arriba este sufrir, en cambio, es un Dios comprometido que lucha con nosotros hoy aquí.

Hace unos domingos leíamos en el Evangelio del día: ¡Detente, Satanás! ¡No sigas! Tus ambiciones no son las de Dios, sino de los hombres (Mc 8,33). Así Jesús rechazó las duras palabras de Pedro indignado por las previsiones de su Maestro.

También las Carmelitas Descalzas de Pujol (España) nos advertían: La Buena Noticia se ofrece, jamás se impone; se brinda e invita, pero soporta el rechazo sin echarse atrás. Resuenan aquí las palabras del evangelio de Juan, que avisan, invitan y revelan: Vino a los suyos y los suyos no le recibieron, pero a quienes le recibieron les dio poder para ser hijos de Dios (Jn 1,11).

Recordamos aquí tres ejemplos que nos hablan de la memoria como

maestra de la vida.

HACER MEMORIA PARA APRENDER A VIVIR

Hacer memoria es una forma de integrar lo vivido por nosotros. Todas nuestras vivencias personales, históricas y religiosas, cuando son recordadas y compartidas, hacen que reconstruyamos el sentido de nuestras vidas. Es decir, el para qué vivimos Al evocar momentos significativos, podemos reinterpretarlos, sanar heridas y extraer aprendizajes.

Conectamos con la historia personal y colectiva en nuestros contextos religiosos o sociales y reconocemos el legado, los errores y las victorias de nuestra historia personal y los de nuestra comunidad. Al mismo tiempo, vamos descubriendo nuestra vocación.

Para los creyentes, lectores de la Biblia, hacer memoria resuena como un llamado bíblico a recordar como acto de fe. En el Antiguo Testamento, Israel hace memoria de la liberación de Egipto y de su aje-

treada historia en la tierra que le fue prometida, para renovar su confianza en Dios. En el Nuevo Testamento, en tanto, Jesús instituye la Eucaristía diciendo hagan esto en memoria mía, lo que vincula el recuerdo de esa vida, muerte y resurrección admirable, con nuestra vida espiritual y comunitaria.

Cuando hacemos memoria en la Biblia, no solo recordamos, sino que hacemos presente el trabajo incansable de Dios: La Pascua es el memorial perpetuo de la liberación de Egipto (Éxodo 12). La memoria (Deuteronomio 8) es el antídoto contra el orgullo y la autosuficiencia. Y la Eucaristía (Lucas 11,19: Hagan esto en conmemoración mía) es el acto por excelencia en el que celebramos nuestra unión con Cristo y nuestra conversión de vida.

Hacer memoria se convierte, por tanto, en un acto de libertad y responsabilidad.

P. Juan Algorta sdb

UN RECUERDO QUE ES PROFECÍA

Queridos lectores del Boletín Salesiano de Uruguay:

Don Bosco cultivó el sueño misionero con creciente intensidad, hasta que logró hacerlo realidad a través de sus hijos.

La primera expedición misionera, cuyo 150.º aniversario celebramos en 2025, fue solemnemente bendecida por Don Bosco en la Basílica de María Auxiliadora de Turín, el 11 de noviembre de 1875. Diez jóvenes salesianos, liderados por el P. Juan Cagliero, partieron hacia Argentina, hasta la desconocida Tierra del Fuego, en lo profundo de la Patagonia austral.

Las razones que más motivaron a Don Bosco a emprender su labor misionera fueron el ideal de llevar el Evangelio a quienes aún no lo conocían y responder a las necesidades espirituales de los emigrantes.

En estos esfuerzos, también, Don Bosco se guió por sueños, que expresaban de diversas maneras e imágenes la vocación misionera del carisma salesiano y del propio Don Bosco, cuya prioridad absoluta era el bien espiritual y la salvación de los jóvenes a través de la evangelización.

Los sueños revelan claramente el corazón apostólico del Fundador, su anhelo por el Reino de Dios, y manifiestan la esperanza sobre el futuro de la obra salesiana y su expansión mundial, que no provenían de meras deducciones o consideraciones humanas sobre la importancia social de la obra, sino de la gracia de la iluminación interior que lo acompañó siempre.

María Dominga Mazzarello también encarnó el mismo espíritu misionero que Don Bosco. Encontramos clara evidencia de ello en sus cartas y documentos sobre su vida y misión. Un fuego ardía en su interior: el deseo de

llevar el mensaje del Evangelio allí donde Dios aún no era conocido.

Por ello, deseaba que las Hijas de María Auxiliadora estuvieran dispuestas a "salir" a tierras lejanas y desconocidas. Hay varios aspectos que resaltan las motivaciones detrás de la vocación misionera de María Dominga.

En primer lugar, su intensa relación con Jesús. Llegó a conocerlo cada vez más profundamente, lo amó y quiso que ese amor irradiara por todo el mundo. Su temperamento exuberante y valiente también respaldó su compromiso. Su experiencia vital, continuamente confrontada con el dolor y las dificultades, fortaleció su disposición a la entrega, con un gran coraje y una fe firme. Su pasión por la educación, unida a la llamada de "a ti te los confío", impulsó su vida con un fuerte latido de solidaridad con los más pobres.

Leyendo las crónicas y otros documentos, podemos ver que el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora no emprendió su primera expedición misionera en su madurez, casi como una extensión de sus obras, sino que tuvo este enfoque desde sus orígenes. La valentía, las decisiones, el estilo de vida, el ambiente de las

comunidades y las obras educativas se concretó, precisamente cinco años después de su fundación, en 1877, con la partida de seis jóvenes religiosas a Uruguay

Hoy, el crecimiento de la familia salesiana en todo el mundo es un signo de la fecundidad del carisma salesiano y de la santidad que siempre ha acompañado su expansión global. Podemos verlo en la vida de cuatro jóvenes "santos", testigos de la esperanza cristiana: Ceferino Namuncurá, Laura Vicuña, Simón Bororo y Akash Bashir.

El 150º aniversario de la primera partida misionera se inscribe en este contexto, reflejando la necesidad de redescubrir una vocación en salida que forma parte de nuestra identidad salesiana.

Cada celebración, cada aniversario importante, es una llamada a volver a las raíces de nuestra historia, a las fuentes de nuestra espiritualidad para que sea un fuego ardiente, dinámico y fuerte incluso hoy. En la Iglesia y en la sociedad, o dondequiera que estemos sigamos trabajando por la salvación de los jóvenes, especialmente los más pobres.

FESTEJAR LA ALEGRÍA DE LA TEJA

El Club de la Alegría de La Teja celebra 25 años y en conversación con su coordinador, Pablo Algorta, recorremos su historia, sus procesos en el barrio y los sueños a futuro.

La llegada del año 2000 fue un momento especial, marcado por celebraciones, grandes expectativas y un toque de incertidumbre. Todo eso estaba en el aire en aquellos días de cambio de milenio.

En ese contexto, en el barrio La Teja, en Montevideo, un grupo de animadores del oratorio salesiano del Colegio La Divina Providencia comenzó a soñar con ir más allá y, junto con el nuevo siglo, nació también el Club de la Alegría de La Teja.

La necesidad de estar más cerca de las niñas y los niños del barrio y de generar un espacio cotidiano para

aprender, jugar y compartir fue lo que dio origen al centro, que está cumpliendo sus primeros 25 años. Durante este tiempo, el lugar se ha convertido en un espacio de referencia para decenas de familias y ha visto pasar a varias generaciones.

En sus inicios, el objetivo del Club era ofrecer apoyo escolar a los niños del barrio y brindarles un espacio de alimentación, aunque con el tiempo, la propuesta fue tomando forma y cambiando sus dinámicas. De hecho, pasó por diferentes formatos hasta convertirse en lo que es hoy: un espacio acogedor y cercano con actividades que combinan educación

y juego, que funciona de lunes a viernes de 13 a 17 horas.

Los 65 niños y niñas que participan todos en etapa escolar comparten diariamente las buenas tardes salesianas y luego se reparten en diferentes talleres y dinámicas. Aprendiendo Juntos, por ejemplo, es el espacio de apoyo escolar y está coordinado por dos maestras que trabajan en grupos reducidos. Pero el Club también ofrece talleres lúdicos, de plástica y recreación deportiva Además, tiene una propuesta que cambia semestre a semestre y va desde atletismo a espacios de teatro

A su vez, una vez por semana, los niños y niñas participan de talleres especiales donde pueden elegir qué actividad hacer durante unos dos meses. Luego deben cambiar de propuesta, y el menú es variado: cocina, belleza, macramé, huerta, deporte y hasta Pintó Club, un espacio artístico que tiene como lienzo el edificio de la obra.

EL EQUIPO Y LAS FAMILIAS

Pablo Algorta conoce la historia del Club desde el principio. Fue convocado como trabajador social y, al poco tiempo, se convirtió en coordinador del centro, un rol que todavía ocupa.

Sin embargo, el secreto está en el equipo: además de Pablo, en el Club trabajan dos maestras, una psicóloga, una trabajadora social, tres educadores, un tallerista, un auxiliar de servicio, un auxiliar de mantenimiento, un cocinero, un administrativo. Es clave tener espacios para conversar, reírnos, compartir. Eso es importante para nosotros y se transmite a los

chiquilines, asegura el coordinador en entrevista con el BS.

El vínculo con las familias es, según Pablo, otra de las fortalezas que es importante cuidar. Por eso, el Club mantiene una comunicación fluida donde se intenta dialogar no solo lo malo, sino también compartir las cosas buenas y celebrar logros juntos, explica.

Este vínculo entre el Club y las familias se ha cristalizado en momentos de celebración donde el equipo se ha sorprendido de la concurrencia para festejar, por ejemplo, las fiestas de María Auxiliadora o el Día de la Madre. Pero también tiene que ver con un sentido de pertenencia más profundo, porque no son pocos los padres que, habiendo pasado por el centro en otra época, eligen ese lugar también para sus hijos porque quieren que ellos vivan la misma experiencia

Al principio, el vínculo con la comuni-

dad fue un desafío porque el Club llegó a revolucionar la zona, pero, con el tiempo, el barrio fue siendo testigo del valor del trabajo que allí sucede. Vieron los procesos de muchos gurises, cómo entraban con dificultades y cómo salían distintos, recuerda Pablo y destaca el cariño y el compromiso con una propuesta de la que el barrio también se fue apropiando.

La obra mira al futuro y sueña con ser casa para más niños y niñas, incluyendo a quienes van a la escuela en la mañana, y también con poder ofrecer un espacio para los adolescentes. Con todo, seguir fortaleciendo el vínculo con las familias y la comunidad es algo clave, que, explican desde el Club, no se puede detener. El foco está en los niños y niñas que son parte de la propuesta. Porque, como resume Pablo, lo que más se disfruta es el vínculo con los chiquilines. Ellos se sienten cuidados y queridos y eso lo valoran mucho, resume.

EN CASA

Distintas comunidades de jóvenes viajaron a Europa para participar del Jubileo de los Jóvenes e hicieron una parada obligatoria en la tierra de Don Bosco. El grupo de la Casa Monseñor Lasagna (CML) visitó I Becchi, donde creció nuestro fundador, y, luego, el patio salesiano de Valdocco, en el que comenzó la misión que hoy seguimos protagonizando.

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