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A nuevos tiempos, nuevas oportunidades
A nuevos tiempos, nuevas oportunidades Si hubiera que definir el estado de ánimo actual de muchos de los vecinos de Cementerio, podría hablarse de un “escepticismo generalizado”, en el que se mezcla el sentimiento de derrota en el pasado con la rabia de la impotencia en el presente. De este modo, la mayor aspiración para muchos es huir de la barriada, aunque hacerlo resulte casi imposible. En tales circunstancias, la respuesta más común, aunque sea formulada de distintas maneras, viene a ser la de “ya no me creo nada, ni a nadie”. Tal y como pintan las cosas, la incredulidad pareciera haber ganado la partida. Describir la situación de la barriada a día de hoy, es hablar de la pérdida del sentido de colectividad, para dar paso a su descomposición expresada en una suma de intereses particulares con la idea de vecindad rota en pedazos.
Sin embargo, se observa un atisbo de esperanza, aquella que a principio de los años 2000 prendió la llama del combate y que parece que todavía no se ha apagado del todo. Quedan residentes que aún no han desechado la idea de arreglar lo roto, con objeto de propiciar un cambio interno hacia una dirección bien diseñada y encauzada. Entre otras muchas dificultades, el vecindario es consciente de que la fragmentación grupal observable en la barriada sería uno de los escollos a vencer para volver a apostar por recuperar aquellas fuerzas sociales. Definir los objetivos a corto, medio y largo plazo son las tres dianas fundamentales a las que deben apuntarse con suficiente acierto para proceder a una acción planificada, en la que participen todos los colectivos de Cementerio, evitando caer en el juego de exclusión hacia abajo.
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Si se decidiera a apostar por la esperanza, debe recordarse que en Cementerio existe un rico bagaje en forma de capital social basado en la resiliencia, la paciencia, la austeridad, la sociabilidad y la convivencia, que pueden ser aplicados de cara a un futuro bien definido, de manera positiva, que sea representativo para la gran mayoría de los actuales residentes. En este difícil camino a construir, el vecindario debe ser motor de cambio y foco de toma de decisiones. No obstante, si lo desean, podrían contar con las personas profesionales implicadas en la zona, a través de instituciones sociales públicas y privadas, como asesorías implicadas a favor de un cambio local, en Cementerio en particular, pero también en nuestra sociedad en general. El vecindario sabe bien que ilusionarse tiene el riesgo de despegar los pies del suelo, tal y como evoca el refranero español en estos versos que enuncia a menudo un vecino:
“Si olivares tuvieras como tienes fantasías, el río Manzanares por tu puerta pasaría.” Recuperar la confianza en la política, ahora que rueda un nuevo equipo municipal, sería un primer paso a dar,
siempre y cuando se dieran ciertas garantías que apoyen la dirección a emprender, lo cual implica rondas de negociaciones a ambos lados, que requieren armarse de paciencia, y sobre todo la necesidad social de organizar las acciones conjuntas del Barrio en torno a una asociación de vecinos de amplio espectro social, encabezada por una persona portavoz que conozca a fondo las problemáticas del Barrio y que sepa defender con firmeza las aspiraciones colectivas llevadas a la mesa de debate. Empezar desde cero haciendo borrón y cuenta nueva implica partir de una relación de confianza sin deudas pendientes, obviando, y no olvidando, el recuerdo de aquellas promesas incumplidas por las autoridades municipales a lo largo de las distintas legislaturas. En este sentido, el éxito de Cementerio será también el logro del Ayuntamiento, a modo de capital político, si sus representantes saben trabajar de manera conjunta y honesta, codo con codo con los ciudadanos. El Ayuntamiento de Alicante ha empezado a dedicar recursos en 2017, desde las Concejalías de Acción Social y Coordinación de Áreas, generando una Mesa de Coordinación en la que se agrupan entidades de acompañamiento (Sugeriría la sustitución de la palabra “acompañamiento” por “colaboración” o trabajo en común, pues el uso del eufemismo introducido contiene connotaciones que remiten a la tutela de un menor, y en este sentido los vecinos de Cementerio, como personas adultas, han de ser tratadas como responsables de sus decisiones y acciones) social y educativo, como son Nazaret, la Fundación del Secretariado Gitano, Losana o Vadecuentos. A estos agentes, se les suma desde el sector público, desde cada una de sus áreas, el CAES San Francisco de Asís, el IES Figueras Pacheco, el Centro de Salud de la Florida y el Área de Absentismo Escolar de la Concejalía de Educación. También se han unido a este recorrido entidades que promueven un desarrollo local y comunitario, como son Filias y el grupo Asertos, formado por Arquitectura Sin Fronteras y Quatorze. Los medios son reducidos y las acciones limitadas, a falta de un proyecto integral que plantee una estrategia a largo plazo para el Barrio, desde el punto de vista material y social. Se hace necesario contar con un personal tan cualificado como comprometido, para asumir el reto planteado de detener el proceso de degradación de la barriada, y que al tiempo sirva para generar nuevos espacios de sociabilidad contando con el vecindario.
La terrible pesadilla de la existencia de esta barriada marginal de Alicante consiste en que hasta los muertos del camposanto resultan más visibles que los vivos de Cementerio. Cambiar el desvarío de este espejo deformante por un sueño prometedor y reparador significa introducir la esperanza de ofrecer a estos “muertos sociales” una vida digna de ser vivida, resucitándolos del más allá de la invisibilidad para hacerlos entrar en el más acá de la realidad que habitamos, con todas las ventajas que pueda tener cualquier ciudada-