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Confianza en comunidad, respuesta a la crisis por coronavirus
no de pro(-vecho) en una sociedad democrática basada en la igualdad de oportunidades para todos.
Confianza en comunidad (Texto extraído del artículo “(con)fianza en (com)unidad” escrito por Daniel Millor Vela), respuesta a la crisis por coronavirus La crisis generada por la enfermedad COVID19 golpeó la sociedad generando situaciones trágicas, pero también ofreciendo una oportunidad para redefinir las dinámicas de trabajo comunitario, generando relaciones inexistentes hasta el momento. A mediados de marzo de 2020, las medidas de cuarentena provocaron que las personas dependientes de una economía informal se quedaran sin recursos y provisiones. Con el cierre de los Centros Sociales y muchas Despensas Alimentarias, la Oficina Municipal de Emergencia Social del Ayuntamiento tenía el objetivo de centralizar y canalizar la asistencia de las personas vulneradas (Vulnerado” hace referencia a una situación de daño que requiere de acciones afirmativas y reparadoras hacia su integridad. “Vulnerable” evoca una fragilidad potencial de cualquier persona que requiere de una protección equitativa contra daños para impedir una lesión a su integridad (F.R. Schramm y M. Kottow)), pero el teléfono comunicaba debido a la saturación de llamadas, con lo que, las personas más necesitadas echaron mano del recurso más accesible, su vecindario. En el Barrio del Cementerio, como en un muchas otras zonas vulneradas, los recursos propios no eran suficientes para paliar esta demanda generalizada, así que Paqui Alcázar, vecina dueña del bar “El Loco”, se propuso la creación de una Despensa Autoorganizada para el reparto de Productos Esenciales, pidiendo ayuda a las personas profesionales que trabajan en la zona para conseguir recursos. A falta de una Asociación Vecinal constituida en la zona, las entidades Solcir y Alas-D se pusieron al servicio de esta iniciativa barrial como soporte jurídico para donaciones económicas y en especie. El asesoramiento técnico complementó el trabajo vecinal encargándose de la logística, la administración, el seguimiento de las medidas de protección para evitar contagios y la búsqueda de recursos, acordando colaboraciones con el Banco de Alimentos, el Banco de Cuidados, Hambre Cero y Alicante Gastronómica.
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El 31 de marzo se inició un funcionamiento asambleario que se fue perfeccionando durante todo el período de confinamiento, en el que un equipo voluntario gestionó el aprovisionamiento y el reparto tres días a la semana, poniendo a disposición sus viviendas y furgonetas, asumiendo esta (con)fianza ante la insuficiencia de la respuesta pública inicial. Las partidas de alimentos y ayudas económicas, gestionadas por el Ayuntamiento y por entidades sociales, fueron llegando progresivamente a ciertas familias, para las cuales el apoyo de esta red vecinal emergente sirvió de complemento, optimizando los recursos gracias a la colaboración con las personas trabajadoras de los Centros Sociales. Esta iniciativa reforzó los vínculos
sociales gracias a un objetivo común claro, evitar que ninguna persona en el Barrio pase hambre. Gracias a la puesta a disposición de recursos económicos y logísticos externos mínimos, pudo salir a la luz la capacidad de liderazgo y gestión de personas concretas, que se han visto reconocidos por su (com)unidad a través de múltiples gestos de gratitud. La relación con las personas profesionales implicadas ha generado un clima de comunicación horizontal, que fue sobrepasando los límites de esta crisis para abordar otros temas, como son la vivienda, la formación, el empleo y la representación, planteándose la creación de una Asociación Vecinal. Nos encerró en nuestras casas aquel virus con corona, causando estragos en zona de economías escasas.
Suplicando por carcasas saltó la alarma del hambre.
Paqui motivó al enjambre de recursos voluntarios, respondiendo, solidarios, con pan, lejía y fiambre.
CONTINUARÁ...
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