A rostro oculto nº6

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Revista cultural y de expresión pública. Atardecer. Alejandra Koraki

Año 1


A nuestros apreciables lectores y colaboradores, los invitamos a dar vida y crecimiento a este proyecto, quedando a disposición los siguientes medios de contacto: http://issuu.com/ARostroOcultoRevista https://www.facebook.com/groups/a.rostro.oculto/ a.rostro.oculto@gmail.com Somos voz sin censura, imagen que detalla el universo. Somos A Rostro Oculto.

Portada: Alejandra Koraki. Título: Atardecer (carretera Tepatirlan-Jalisco). Contraportada: Jesús Hernández. Título: Volcan Pacaya (Antigua Guatemala).

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Índice ………… 1

Nota de los editores Miguel Ángel Dirzo

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Que ruede el balón, que…

Roberto Zarate

………… 5

Saberte mía

Sergio Coronel

………… 8

Miradas

Yoyita Margarita

………… 9, 15

Introducción

Corazón en sitio Caminante no hay camino

Rubén R L Carlos Salazar

………… 10 ………… 12, 26, 36

Juan José Enríquez

………… 13

Traición

Adriel Morales

………… 14

Violencia

Blanca Martínez

………… 16

Tiene un cardo en su nombre

AdrianaMartínez

………… 18

Mar

Gabriela M. Torres

………… 19

La soledad y la culpa

Elizabeth Vázquez

………… 22

Alejandra Koraki

………… 27

Atexcac

………… 32

Teresa Bernal

………… 33

Yoyita Margarita

………… 37

Tú lo decides

Edson Almendras

………… 40

Letras Sueltas

Gabrielle Granados

………… 44

Epitafio 2014

Miguel Dirzo

………… 45

Roberto Zarate

………… 47

Corazón sediento

El viaje de Mariana (1ª parte) Los Axalapascos Estrella fugaz Las Horas Pasan

Entre censura, reformas y venta

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Introducción En A Rostro Oculto seguimos andando, y en este andar gitano hemos llegado al sexto número, mezclados con enigma, sensualidad y un espíritu combativo, que no se rinde, que reclama libertad; libertad para el cuerpo, el alma y la conciencia. Seguimos, ebrios de poesía, de letras rebeldes e imágenes que compilan el universo. Y sin embargo, todo es distinto, pues el mundo florece entre nuestros dedos, ebulle desde nuestra mirada, converge entre los sueños de quienes leen esta publicación, entre los artesanos de ilusión que colaboran y hacen crecer el proyecto de una revista popular, de y para los que creen en la esperanza; en los bienaventurados que poseen la voluntad de desafiar a la muerte. En este compendio de esfuerzos, de trincheras y sentimientos, yacen visiones de futuro y recetas de cambio; también están, los apabullantes idearios del amor, la nostalgia y la perversión.

Este número cuenta con la mirada siempre divergente de Carlos, el misticismo de Alejandra, la crítica de Roberto, el caleidoscopio de Yoyita y la magia de Teresa; pero en especial, cuenta con el deseo de trascender, con el sentimiento de endulzar el espíritu de nuestros lectores, pues como decía Víctor Jara, “la tierra es nuestra, tuya y de aquel”, habrá que agregar que las ilusiones también.

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Los invitamos ha seguir leyendo tan especial número, en que el se conjugan nuevas voces llenas de colores. A Rostro Oculto abre sus páginas en esta ocasión a: Todas las personas en las que habita un artista plástico capaz de evocar imágenes proféticas, colores etéreos, formas propositivas.

A los humoristas de buen ojo, que transcienden gracias a la crítica aguda y veraz de la vida política del país, que se hunde en la desmemoria y la vendimia arrabalera de los políticos inescrupulosos que gobiernan de manera ineficaz. Absurda y contaminada es la sangre de la vida política mexicana. A los poetas y narradores que se constituyen con sus pulmones veloces y ágiles, de rápido aliento, y de profundidad intelectual; para así, deconstruir transitivamente la realidad, no una realidad real, sino, una realidad fragante en las que nos dejan habitar, tan gustosamente, con sus letras. En esta ocasión, A Rostro Oculto se congratula en reclutar y conjuntar a la génesis del arte y al principio de la revolución estética en sus páginas. Esperamos, disfrute el presente número. Esperamos sea de su agrado, pues este es un espacio para seguir creciendo, pero en especial, luchando.

Miguel Dirzo, Jesús Hernández

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DE TODO Y DE NADA Roberto Zarate Que ruede el balón. Que ruede el país

Cuando aparezca esto, el balón mundialista ya llevará algunos días rodando, y por un mes las televisoras se la pasarán vendiéndonos por el televisor un exótico recorrido de lo que es Brasil, una visión paradisiaca y con fines de atolondramiento acerca de lo que verdaderamente ocurre en la sede mundialista. Nos contarán historias rosas y de fantasía acerca de lo que pasa en las calles y las poblaciones de Brasil, casi casi como novela mexicana con final feliz y actuaciones de comentaristas y mujeres exuberantes muy chafas amenizadas por sketch de cómicos o gente que dice serlo, haciendo actos que rayan en lo grotesco o en lo burdo, donde se ofende la inteligencia humana, pero todo sea por hacerle pasar un rato de alegría, y claro llenarlo de comerciales ofreciéndole productos y ganar ratings y mantener a un pueblo con «pan y circo», pero un circo muy chafa a decir verdad, y unos espectadores que se conforma con lo más chafa. Y chance, presente una que otra historia de esas que les gusta presentar tipo de superación personal, matizada con un poco de tristeza, maquillada con unas cuantas lagrimitas, pero no mucha para no poner a reflexionar a la cabeza, si la cosa es mantener en el olvido lo que acontece por allá, ¿qué acontece? Bueno, por un lado, la limpieza de las calles de Brasil de niños de la calle, pos pa’ que el turismo vea todo bonito y no se les ensucie la

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pupila al ver fulanos sin casa viviendo en la calle, produciendo quizás que las fotos que saquen estuvieran manchadas de alguno de ellos, ¡qué horror! Se imaginan qué sucediera eso. Mejor los sacan de las calles matándolos, pues pueden dar una mala imagen de Brasil. El asesinato no, eso es cosa de todos los días en el mundo, y no pasa nada. E incluso hay todo un documental titulado: “El precio de la Copa del Mundo”, abundando más en ello. Por otra parte, están las tristemente llamadas «niñas-putas de Brasil», niñas de catorce años o menos, que pululan por las calles de la sede mundialista a espera de los turista, con los cuales esperan poder cobrar un poco más de la tarifa habitual, que les cobraban a los obreros que las buscaban a la hora de la comida, quienes luego regresar a trabajar a los estadios para dejarlos listos para la justa mundialista. Y pareciera que al gobierno del país amazónico; mientras masacra gente de la calle, perdón, limpia la ciudad de su basura social, por un lado, permite que sean las niñas las que acaparen y deleiten al turismo y chance hasta salgan en varias fotos, esas no opacan los dólares de los visitantes. Y aunado a eso el gran descontento de sectores sociales, que siente que se desviaron recursos para el mundial en vez de destinarlos a cuestiones vitales como salud, educación, transporte y un largo etc., nada nuevo ni allá ni por acá en tierra azteca. En donde, antes del mundial los periódicos un día hablaban de «tragedia nacional», porque un jugador de la selección se lesionó a unos días del mundial, ¡tragedia 6 nacional que se venda el país, el petróleo, los recurso


naturales, y a los mexicanos se les devalué el peso, eso sí es: tragedia nacional! Y lo será, pues mientras el balón rueda por Brasil y los mexicanos rodamos del televisor a la bebida pasando por la botana y de ahí al Ángel. Nuestros bien ponderados políticos hacen rodar a México hacia las manos de los extranjeros, regresando a la Nación a vivir como en tiempos de caciques, de tiendas de Wal-Mart, perdón, de Raya, esclavitud y cero libertades de expresión, de Internet y de privacidad. Vayámonos de vacaciones al mundial y regresemos dentro de un mes a la realidad, en donde nuestro país ya no es nuestro país, y está en venta al mejor postor. Pero antes de irnos a la fiebre mundialista y acabar de leer, les dejo unas estrofas que bien quedan, dicen algunos, tanto en la zona amazónica como a nuestros políticos, dice: ♫ ánimo mi barrio, ánimo delincuencia, ánimo mi sangre, basta la violencia, ya no más bandera, ánimo delincuencia… ♫

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SABERTE MÍA Sergio Coronel. Quiero saberte mía mía en espíritu mía en alma la materia es finita, cambiante y corrupta esa no me importa compartirla, mientras en nosotros exista la alquimia álmica y espiritual de la verdadera pertenencia cósmica inmutable y traducida en eones, buscándonos incansables, por mundos, esferas estelares y abismos crepusculares...

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Alimentando a Pompona. Yoyita Margarita


CORAZÓN EN SITIO Rubén RL No existen coordenadas. Ni brújula, ni compás, ni mapas Latitud desconocida. Grados imprecisos… Solo atrae el murmullo leve del canto de sirena. Cinco, diez, mil... queriendo tener un vaso de agua, un pan, una sombra… desembocan en tu rada generosa. Ávidos, temerosos, sucios, malandrines, sin patria y sin bandera, sin saber… ¡ Se creen conquistadores! No dejan nada, las miradas turbias, no saben dar ni recibir, arrancan de tu playa un puñado de blanca arena, que se les escurre entre los dedos. Batallas sin derecho a habitar tu manto de terciopelo. Nulos, perezosos.

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Y desembarqué también un día. Más soy Sabio, Intrépido y Arrojado. ¡ Debo tomar la Plaza Principal ¡ ¡Tierra adentro¡ En tus ojos al centro de la tierra voy… A tomar tu corazón, roca, hielo o desvarío ¡ Adelante mis valientes, franqueando muros y barreras, lucha cuerpo a cuerpo descubriendo la luz en las praderas! Y cuando la tierra esté sitiada, ni botín, ni nada. Ni vencedor, ni vencida. Ni siquiera recaudador de impuestos. Ni seréis dueño de la tierra, ni amo, ni señor de nada. Ni promesa eterna, ni tampoco el hermoso tormento de una noche entera. Ni sol, ni luna, ni cielo, ni quimera. Solo el dulce placer de un beso verdadero.

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CAMINANTE, NO HAY CAMINO … Carlos Salazar @Momoztla Con la prisa cotidiana apuramos nuestros pasos, dejamos atrás instantes y espacios que pasan desapercibidos a nuestra mente acelerada ¿De cuánto nos perdemos por esta prisa? ¡De mucho! Un poco el objetivo de esta serie es invitarlos a darse una pausa de contemplar por donde pasamos, porque al andar se hace camino.

12 <Brasil.


CORAZÓN SEDIENTO Juan José Enríquez

Arde como bruja deceso de pensamiento el sueño desgarra

la piel enmudece y el amor sepulcro de tu mirada húmedo desierto deshoja el alma

busco en mi infierno fantasma del alba busco en mi tiempo en tu lluvia

refugio inerte aliento de libertad en pena rastro de abandono la melodía precisa… corazón sediento…

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TRAICIÓN Adriel Ricardo Morales

Qué extraña sensación la que siento; cuando estas a mi lado el infinito parece tan solo un ápice, el fulgor de tu estupor me aclimata en un ambiente aterrador y sin causa, tus caricias propician en mí el carmesí de la pasión, el cual fluye cual río lleno de ternura y amor, pues los temores de una traición alientan tu exaltación; las marcas en mi ser rugen ostentando que yo soy tuya, me protegen del desconocido que pretende cautivarme, tus amadas desconfianzas vociferan a diestra y siniestra que me amas con recelo; tu sexo en el mío, hermosa combinación, tú me gozas y yo recibo (a cambio) tu lagrima vital, admirable y blanquecina es tu voluntad, para tu gozo he nacido y tu servicio es mi misión.

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< Adoptar un hijo

15 Caminar en zigzag >


VIOLENCIA Blanca Martínez blanquitacerecitamartinez@gmail.com Mirando al horizonte, sin esperanza? ahora todo es de color olivo, con diez puertas a la vista. Sin embargo presa… cautiva, presa en mi mente, en mi recuerdo, presa en la violencia. Insegura, golpeada, risible en el recuerdo, sólo en el recuerdo, de nuevo en el vacío. Abandonada a mi suerte, sola entre las multitudes, sola, rodeada de animales hambrientos… de estafadores, de rufianes.

Desesperanza… invisible en mi derecho, gigante en mi obligación y yugo, ciudadana gigante en tus obligaciones. Pequeña en tus derechos, gigante torpe en tus defectos: loca, tonta erudita, loca. Dependencia a un hombre pequeño, auto… persecución, auto… violencia, vive en tu cabeza, hasta que revientes. Hasta morir como Gregor Samsa, metamorfosis histórica, metamorfosis presente, cien horas a la semana.

Mirando al horizonte, Sin esperanza? metamorfosis en la ilusión del futuro… Soledades compartidas, cautiva en la metamorfosis, de hambre insaciable, Revienta pues… presa de mi propia ruina, ahora solo estréllate en ese vértigo, de nuevo cautiva de la violencia. sin freno de mano, Sabiendo que nadie puede moverme, estréllate. solo yo y yo…, entonces nadie, hoy nadie.

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Gira sin control, ese dolor de cabeza, esas ganas de llorar, Sabiendo que luego abriré los ojos, indicio de que vas a estallar. tomaré una llave, Pones una bomba en tu bolsillo derecho abriré una y otra y otra puerta. y va a estallar!!! miraré dentro, entonces, recuerdo que tengo las llaves Mirando al horizonte, en el bolsillo izquierdo, Sin esperanza? antes, durante y después me aferro a las Ahora todo es de color olivo, llaves, Y de nuevo. con los ojos cerrados mientras estalla.

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TIENE UN CARDO EN SU NOMBRE Adriana Martínez Y ella rió cuando le dije: «cuidado, tiene un cardo en su nombre». Que bien podría ser un tipo de enredadera, ten cuidado, repetí, si te acercas, puede envolverte en sus ramas verdes y bellas y más aún si te abrazan, ya que su fresco y delicioso olor a romero, se queda impregnado en tu cuerpo con un simple roce; que por las noches, puede llevarte a un sueño profundo y alucinante; donde sus palabras bellas de amor y dulzura seguramente te hechizarán y ni hablar de sus besos, si llegas a probar esos besos, estás perdida, olvidas la noción del tiempo en esos instantes, vuelas, te dejas llevar y llevar y cuando despiertas de aquel sueño, te encuentras con algunas marcas en todo tu cuerpo, hechas por sus puntiagudas espinas y llega un momento en que te das cuenta que ya no puedes moverte, estás en medio de aquella hermosa, adictiva y aparentemente inofensiva enredadera, por eso te digo: ¡cuidado, tiene un cardo en su nombre!

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Gabriela M. Torres. @Khammz facebook.com/kamileishon MAR I Es el mar el que dibuja mi silueta en su orilla, sobre su arena. Es mar en que me hundo y me endulza con su sal. Es ĂŠl, mar que me atrae y me aleja. II He venido a entregarle sueĂąos a tu oleaje, que los liberes y los cuentes en tu arena. He venido a pintar el sol de tus tardes tersas, para ver el horizonte desvanecerse en tus aguas. He venido a cubrirme de tu sal, de tu arena, con tu agua, llevarte en la piel.

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III No nos dieron el mar lo hicimos nuestro, lo bebimos, nos ahogamos con su sal, disfrutamos ese sol. No nos dieron el mar él nos tomó, nos escurrió en su arena, entre sus olas nos lleva, y en el fondo nos revuelca. IV Con el rostro cubierto de sal se ven alejándose sus aguas, vuelven descubriéndonos los pies, llevándose la arena que nos sepulta a su llegada. V Extrañar lo delicado con que sus olas recorrían mi espalda cálida de pasar la noche sobre su arena. No quiero una vida lejos, añorando su húmeda y fresca brisa, estremeciéndome.

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Elizabeth Vázquez-Marroquín.

Cuando el hombre se vuelve solitario puede llegar a sumergirse en la soledad, a veces por elección y otras por circunstancia. El ser humano suele evitar la soledad para sentirse habitual y no sentir culpa consigo mismo. Cuando el ser humano no logra evitar estar solo, puede carcomerle la idea de que pronto enloquecerá, quizás empezará a contar sus pasos o empezará a ver formas en el humo de un incienso. Entonces empieza a quedarse más solo que nunca, se siente sombrío, se siente distante de todos, incluso a sí mismo.

LA SOLEDAD Y LA CULPA Últimamente me he sentido muy solo y a la ves un poco exhausto de sentirme así. Creo que si sigo estando solo, comenzaré a producirles miedo a los niños de la colonia donde vivo, quienes seguro me conocen por ser el señor que siempre anda por ahí, solo. Quizás piensan que soy un enfermo mental. Cuando eres un niño y ves a alguien siempre tan solitario, te puede producir escalofríos cada vez que lo observas, así tal cual, solo. Te imaginas que en su casa tiene una colección de ranas o de cosas raras y espantosas, pero nunca te imaginas que tiene una mesa con un lindo mantel, una bandeja con fruta fresca y en el refrigerador almacena leche, mantequilla y queso. Claro que siendo un niño la soledad es invisible y nunca te imaginas que existe alguien que puede acogerla amablemente y vivir consigo mismo, es más, no te imaginas siquiera que la soledad existe. No conoces su significado. Algunas veces deseo volver a ser un niño, ocho años quizás es una buena edad. Cuando eres un niño, aunque estas solo, nunca se te

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acerca la soledad, y si se atreve hacerlo, sale la pobre fracasada pues la apartas de inmediato con un juguete, una bicicleta o un balón. Los juguetes y los personajes inventados son la mejor compañía para un niño. Sin embargo, cuando tienes cierta edad ya no existen tales objetos y puedes verla con mayor claridad para contemplarla sin temores, y si después de un tiempo sigues igual de solo, hasta puedes empezar a charlar con ella. La soledad son las paredes sin cuadros y el piso sin barrer, es escuchar esas gotas que caen de la vieja regadera del baño como si fueran un segundero. No hay sonido que la opaque, la soledad se parece a un espectro que te habla y no produce sonidos. Así es ella. Así es la soledad. Suele pasearse justo enfrente de tus narices todo el tiempo, si no la observas, se va aunque luego regresa. Es paciente y sabe esperar el momento adecuado para hacer compañía o quizás para sentirse acompañada. Regresa, y si la miras a los ojos es desafiante, te tiende la mano, quiere que estés con ella, te coquetea, te conquista y sin darte cuenta te quedas con ella. La tomas de la mano, ya no están solos, ni tú, ni ella, pero tampoco están acompañados. Ahora eres tu y la soledad. Su compañía es muy demandante, vives para ella, estas solo, más solo que nunca pues aunque estás con ella, debes entender que siendo la misma soledad, con nadie logra sumar un dos. Siempre es uno, siempre eres tú, siempre estás solo, si decides estar con ella. El día de hoy me siento exhausto de verme tan solo. Debo de comunicarme con alguien en este día antes de que termine hablando con las paredes de mi cuarto. Salgo de mi departamento, ahí esta Doña Meche, siempre que la veo me doy la vuelta sin importarme que se de cuenta y sencillamente la evito.

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Hoy no la evitaré, me ahorraré ese fastidioso proceder y hoy como nunca la saludaré, le diré cualquier babosada y seguro obtendré una larga charla llena de nada, pero al menos hablaré con alguien que no sea la pared de mi cuarto. Doña Meche es de esas personas que si les preguntas: −¿hace frío verdad? Aunque la respuesta es obvia, te da el reporte del clima que se sintió durante la semana junto con la ubicación exacta de los dolores que tuvo y toda la cosa. Por hoy, es mi mejor opción si no quiero empezar a contar las gotas que salen de la regadera por cada hora. La comunicación evita que el ser humano se pierda en sus siniestras sombras, buscando sonidos en las paredes o en el piso de su propio hogar. Me siento como un loco, creo que soy como un bicho raro. Soy como un número que no se suma a la ecuación. Soy como el dedo pulgar de la mano, el dedo más externo de la mano con respecto a los otros, y aunque todos los dedos son diferentes entre si, siempre me ha llamado la atención mi dedo pulgar. Es gordo, es el más corto de todos y la forma de la uña que lo viste, es un poco extraña. Lo único que sé es que está compuesta de queratina, además la muerdo cuando no siento el control de una situación y me vuelvo nervioso. Hoy me sentí nervioso, y a la vez exhausto de estar tan solo. Ahí viene Doña Meche sonriendo como de costumbre, también le sonrío y me detengo. Hago la plática, hoy no quiero conversar con la soledad, no quiero escuchar las gotas que caen de la regadera, no quiero asustar a los niños, no quiero sentirme más loco de lo que quizás ya estoy. Adopto esa postura humana que es inevitable en los de esta especie, socializo para no sentirme culpable por estar tan solo.

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< Diagonal

< Patrones CafĂŠ

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EL VIAJE DE MARIANA (primera parte) Alejandra Koraki @AlexaCrow Jacinta miró a Mariana una última vez. La carita sucia y los ojos grandes avellanados de Mariana, llenos de destellos, conteniendo las lágrimas, le provocaban a Jacinta tener que contener las ganas de abrazarla fuerte y salir corriendo con ella en brazos. Jacinta emitió un gruñido al mismo tiempo que hacía una mueca para evitar que el nudo que se le había formado en la garganta la traicionara y la hiciera llorar. −Ten– le dijo con la voz rasposa mientras le entregaba un morral desgastado y mugroso−. Agarra bien el morral, no lo pierdas, que nadien te lo quite, que nadien te lo robe. −¡Ya nos vanos!–. Gritó una mujer desde afuera del jacal.

Mariana tomó el morral de las manos avejentadas y arrugadas de Jacinta. Las uñas mal cortadas escondían cenizas de la cocina, donde todavía cocinaban con leña. Luego le colocó un rebozo en la cabeza y le besó la frente. Jacinta tomó a Mariana de la mano y salieron juntas a donde una mujer cincuentona de aspecto vulgar, olor a colonia barata y labios exageradamente rojos las estaba esperando. − Cuídemela mucho–. Rogó Jacinta

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− Yo no soy nana de nadien– respondió la mujer de mala gana estirando la mano hacia Jacinta–. Yo nomás llevo paquetes. Jacinta sacó un monedero desgastado de debajo de la axila y lo abrió para remover entre lo que traía dentro. Luego de buscar entre sus tostones, sacó un par de billetes arrugados y se los entregó a la mujer, quien los tomó de mala gana y se los metió en el sostén. Luego agarró a la niña de la mano y comenzó a caminar hacia una camioneta de modelo muy pasado, cuyo conductor, un hombre sin camisa y con un cigarro en la boca, al verlas, encendió el viejo cacharro. − ¡Pérensen!– gritó Jacinta a la vez que corría hacia Mariana−. La mujer se detuvo bruscamente y puso cara de fastidio. Jacinta alcanzó a la niña y se quitó un escapulario del cuello y se lo puso a ella. Entonces la mujer cargó a la niña y la puso en la parte de atrás de la camioneta, luego se subió por la puerta del copiloto y comenzaron a avanzar lentamente. − ¡Máma!– sollozó Mariana estirando la mano hacia su abuela. − ¡Dios te cuide, mija!–. Alcanzó a gritar Jacinta con la voz entrecortada antes de que la camioneta agarrara velocidad y se alejara cada vez más. Viajaron por terracería toda la tarde. No fue sino hasta que se escondió el sol y los últimos rayos anaranjados del astro dibujaban el contorno de los cerros. La camioneta se detuvo. − Bájate, chamaca–. Dijo la mujer mientras encendía un cigarro. Mariana obedeció, como pudo se bajó de la camioneta sin dejar de apretar entre sus manos el viejo morral que le había entregado su abuela.

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− Pérate aquí– le indicó la mujer. El hombre sin camisa que conducía la camioneta se fue a hablar con otro hombre que estaba ya esperándolos en las vías del tren. Luego les hizo una seña para que se acercaran. − Ésta es la carga– dijo el sujeto señalando a la niña. − ¡Pero si está bien chamaca!–. Dijo el otro hombre−. − ¿Cómo se llama, reina? −. Preguntó dirigiéndose a la niña Mariana no respondió, lo miró asustada con sus enormes ojos. Se veía el rastro de las lágrimas secas en sus mejillas polvorientas, indicando que había llorado todo el camino. − Se llama Mariana– respondió de mala gana la mujer. − ¿Pa’ donde va, Marianita? – preguntó el hombre con tono dulce, bonachón. Mariana se encogió de hombros. − ¿Si se pueh? – preguntó la mujer −. Si no pa’ regresarla donde su abuela. − Ya sabe que sí – dijo el hombre–. pero se me hace muy chiquilla pa’ que viaje sola. − Tiene como siete años– dijo la mujer−. ¿Eda? Mariana asintió. − Pos bueno– dijo el hombre–. Nomás no me hago responsable de nah. − Ta’ bueno– respondió la mujer, mientras sacaba uno de los billetes del sostén y se lo entregaba.

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Entonces la mujer y el otro hombre se subieron a la camioneta y se alejaron por el camino de terracería. Mariana estaba asustada, pero el hombre con el que la habían dejado parecía buena gente. − No tengas miedo, reina – dijo éste–. ‘Orita que pase el tren vas a tener que ser muy valiente, ¿eres valiente? Mariana asintió con la cabeza. − Cuando pase por aquí, va a bajarle a la velocidad y entonces la voy a cargar y nos vamos a trepar. Va a tener que agarrarse de donde pueda pa’ que no se caiga, ¿me entendió? Mariana asintió nuevamente. Pasó un buen rato. Mariana comenzaba a contar las primeras estrellas del cielo cuando a lo lejos se escuchó el silbato del tren. − Ahí viene– dijo el hombre −. Luego cargó a la niña y esperó junto a las vías a que pasara el tren. Tal como lo había dicho el hombre, al pasar por ese punto la velocidad de los vagones disminuyó notoriamente, entonces el sujeto comenzó a correr con la niña en brazos junto al tren. − ¡Agarrese bien juerte, mija! – le gritó el hombre, luchando para que su voz se escuchara más que el rechinido de los fierros del tren. Entonces el hombre logró saltar y colocar un pie en el estribo de uno de los vagones y se sujetó fuertemente de una varilla. Luego subió por la escalera que llevaba a la parte superior del vagón, donde había una carga de troncos. Colocó a la niña adentro y él, sin subirse le dijo:

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−¡Aquí quédese! No se vaya a bajar del tren, se va a detener varias veces durante todo el trayecto, pero usté no se vaya a bajar. Mariana le clavó la mirada −¡Yo no me puedo ir con usté!– continuó el sujeto−. Mi trabajo nomás es subirla. Así que escúcheme bien: «no se deje ver por nadien y no se baje del tren hasta que se detenga totalmente, entonces habrá llegado a su destino». −Muchos otros se van a subir– continuó–. Escóndase lo más que pueda pa’ que no la vean, pero si la llegan a ver no diga que anda sola, diga que su má o su pá andan por ahí. No se quede dormida, cierre los ojos tantito si está muy cansada, pero no se quede dormida. Y que no la atrapen ¿me oyó? Que no la atrapen. Dicho esto, el hombre le echó la bendición a Mariana y esperó a que el vagón pasara por un terreno seguro, luego bajó por la escalera, se puso lo más hacia un lado que pudo y saltó. Mariana asomó la cabeza y solo alcanzó a ver al sujeto levantándose del suelo y sacudiéndose la tierra. El tren comenzó a tomar velocidad inmediatamente. Era como si el sujeto tuviera bien medido el tiempo en el que se podía subir y bajar de forma segura. Era ya tarde y aunque lo intentara, Mariana no podía dormir. El ruido del tren, el rechinido de los fierros, el chocar de los troncos debajo suyo y el viento frío, no la dejaban dormir. Además el hombre le había dicho que no se durmiera, así que se mantuvo despierta toda la noche, recargando su cabeza sobre el morral, viendo las estrellas que estaba segura, eran las únicas que la iban a acompañar durante el viaje.

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LOS AXALAPASCOS Atexcac www.aljawtraveladventure.mex.tl

Son conocidos como MAARS o DIATREMAS, la denominación con que aquí los tratamos significa "cuenco de tierra y arena con agua" en el idioma Náhuatl, también existen en el área los XALAPASCOS, que son igualmente cráteres pero sin agua en su interior. Estos lagos se forman porque a través del cráter afloran depósitos de agua subterráneos que se encuentran alrededor de los mismos y/o se han ido llenando con las lluvias, normalmente son de gran profundidad y las características de la fauna, flora y agua son muy diferentes en cada una de ellas. En la zona se encuentran seis AXALAPASCOS

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ESTRELLA FUGAZ Teresa Bernal @Al_Tesita En este inmenso mar de verdad me eligió a mí. Todas las noches se asomaba por aquel gran marco de roble y miraba primero hacía la acera que tenía frente a ella. El bullicio casi siempre era el mismo, coches con avance lento, peatones de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, cruzando la calle, corriendo, caminando y algunas veces hasta saltando. Comparado con algunos rincones del mundo podría decir que era la esquina en donde veía más movimiento. Nada fuera de otro mundo. Ella se recargaba sutilmente en el borde para observar al igual que yo la cotidianeidad del momento. Tenía un cabello largo de un color grisáceo muy bello que sólo había visto una vez, cuando era joven. Eso era lo que a mí me gustaba. Me hacía recordar aquellos días en donde ese tipo de bullicio no existía. Pasaba sus manos por su cuello y comenzaba a girar su cabeza, de un lado a otro, en forma circular, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba y en ese punto, en ese punto exacto era cuando podía admirarla. Sus párpados descansaban sobre sus ojos color violeta y ella levantaba al mismo tiempo los dos brazos tratando de llenarse del espíritu de la noche. En el aire los cruzaba y se estiraba tanto que parecía llegar hasta mí. Ahí es cuando ella abría los ojos.

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Mi osito, mis gatos en la casa, las flores, el cuadro de mi hermana y de mi madre, de los gatos, de mi Pochiett, todo lo he dado porque estoy nerviosa, porque no tengo el valor de una sana persona, ya que me he perdido en la sombra, el nueve no me acompaña de verdad, y ahora puede que llore por lo hecho, por las bolsas llenas de recuerdos y sucesos, aprendizajes, lágrimas, risas de otros, muchas risas, pero deseando lo mío, lo propio, lo que me pertenece, mi arte, mi saber hacer, mi saber conducirme, mi soledad. No a la muerte violenta, sí al esmero en llevar una vida vegetariana, sí que sientas dolor cuando se matan vacas y cerdos, porque así me lo enseñó mi madre, que es una santa. No a las balas, no a las miradas de rabia de los que me circundan y envidian y desean perdición. Bailaré hasta la mañana siguiente, me maquillaré, me pondré dos coletas en el pelo con grandes lazos y cantaré, aunque lo haga mal, lo haré. No a las gentes malas que mi mal desean, ni a la envidia que mal me hace, ni a dejar de progresar en lo que pueda. Sí a mi Jhughitú, a mi Minnie, Pochie y Nannie, a mis amigas, algunas ya muertas en las fechas del 28 de julio de 2012 y 21 de mayo de 2013.

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He visto llorar a muchas personas pero nunca había deseado calmar su dolor. Ella levantó su rostro y miró hacía donde estaba. Sentí un calor profundo dentro de mí, era un amor diferente a los demás, miré como radiaba todo mi fulgor por el universo y fue entonces cuando decidí acercarme a ella para cumplir su deseo. Entonces ella secó sus lágrimas y sonrío al verme.

FIN

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< Camino Psicodélico

Un día al sol >


LAS HORAS PASAN Yoyita Margarita Igual que el tren Guyterwinnnng 766Fav3 Por Leliniars, cerca de Shiledhair… Las horas transcurren. . Son las 23:56h… De la noche, todos se rieron de mí, El tiempo pasa y no perdona, Dice la luna de Jhuliettynieg, Nos transformamos en otras No les caigo bien, personas, Lo sé… Más gordas o gordinflonas... Me es igual, a mí que más me da, Desconozco la razón, El motivo, pero sé, en mi ser, Que no soy como ellos, Jamás lo seré, No, pues por naturaleza, No me nace, Y amo a la luna de Jhulynieg Y los gatos negros de Vhidayt

El tiempo es mi enemigo Natural y poco especial, No busco su abrigo, Pero deseo adquirir A través de él, dinero Para defender mi vejez, Deseo que el tiempo pase A mi favor Para sobrevivir dignamente.

No soy feliz así, sin rumbo, Sólo a los verdaderos “ellos” en mi ser, Me recomiendo tener. Sea como sea, Aunque sea poca cosa, Pido perdón por mi confusión A Dios, Que siempre quiso aclararme cosas

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En mis años dorados, La poesía abandonaré Ya que no se me da muy bien Como podéis ver… Y lucharé contra otras realidades Que nacerán como los tsunamis En mi cabeza de mujer madura, Que no se ha cansado de admirar, Jamás, a los gatos negros De Bombhaitt. El tiempo es mi eterno compañero Y enemigo, siempre a lo suyo, Acabar conmigo Fingiendo darme “un divino abrigo”.

Muerte, y a su hora, Cuando todo pueda dejar hecho Y me olvide de escribir torpes poemas.

Le encontré queriéndome Dar lecciones. Sé que no me cuidará Pero me dará una muerte feliz, Estaré gracias a su transcurrir, Que es lo que me merezco “Con los seres que realmente amo, Realmente También con mis hermosos gatos. Y porque la pedí Así dados de la mano, A los verdaderos “ellos”. Que importará estar arrugados, Un poco gordos o descuidados”...

Sólo importará el amor Más allá de la soledad, la tempestad, Las horas, la oscuridad, El terror, los infartos, la traición, Los que me engañan, Los que me mienten y resienten, Los, los y los”.

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TÚ LO DECIDES Edson Almendras Rocha No sé cómo explicar cómo me siento siempre que me preguntan “¿Cómo estás?” ¿Debería explicarles cada sentimiento que siento? O simplemente mentir y aclarar el típico “Bien” que casi siempre es la respuesta. Pero existen ocasiones en las que ni yo sé cómo me siento. A pocos días de año nuevo; no tenía mucho tiempo, había muchas personas a las que quería desearle un feliz año nuevo, pero había una en especial. No sabía si mi cuerpo me estaba engañando, pero se sentía muy eufórico. Hasta mi mente lo sentía, no le interesaba la lesión de mi tobillo, no le importaba si usaba mis manos, nada más quería que saliera a correr, con un rumbo que no conozco. Nada más quería verla. Me sentía tan feliz, tan capaz de hacer lo que sea. Pero me doy cuenta que eso que sentí se parece mucho a lo que sientes cuando tomas café. No es la primera vez que siento eso, pero si es la primera vez que decido actuar diferente una vez terminan sus efectos. Era costumbre usar todo ese mal pensar, usar ese enojo a favor mío, como incentivo de entrenamiento.

Si alguna vez sentía rabia o enojo, a causa de estos efectos o de los que sean, lo más sensato era ir a entrenar. Ir a derrochar toda esa furia en algún trabajo físico. Pero no fue así esta vez. Esta vez quise actuar diferente. Usar ese sentimiento, ese regocijo, esa inspiración a favor mío.

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Lo sentí diferente, desde la actitud, hasta el desempeño, algo se aflojó, y otra se apretó aun más. Entre las cosas que pude apreciar, una de las más sobresalientes fue que me sentía demasiado confiado, muy cómodo con el esfuerzo que hacía, no me exigía del mismo modo en que lo haría cuando estaba molesto. Lo que noté, fue que cuando estoy triste, estoy más concentrado, más exigente, pero claro, con una actitud que fácilmente se puede desmoronar, por otro lado, cuando estoy feliz, contento, me siento más despreocupado, siento un nivel muy alto de conformismo sobre cualquier cosa y con una actitud inquebrantable. Ahora recuerdo algo que a mi parecer es gracioso. ¿Qué se puede pensar de la actitud de quien fuera, cuando está escuchando su canción favorita y hace algunos desafíos y, por algún motivo no los realiza bien? Es de suponer que debería inspirarse, de algún modo incrementar un poco sus habilidades. Pero en vez de eso las empeora irremediablemente. Pero no sólo en desafíos, sino también en competencias, o duelos entre amigos. El tipo de duelo no importa, sino el rendimiento. Le pedí a mi amigo que pusiera una canción con la que en muy raras ocasiones tengo el agrado de escuchar en algún entrenamiento. Una vez puso la canción y mi cerebro reconocía y anticipaba cada nota y letra de la canción, nos pusimos a jugar un juego en su ordenador. Quizás me sentía muy confiado o quizás prestaba más atención a la música que al juego o simplemente mi amigo era más hábil y

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experimentado que yo. Todo parecía normal, como si los dos estuviéramos con la misma capacidad, pero justa e irónicamente en la parte más emocionante de la canción, era cuando me daba cuenta, quiero decir, nos dábamos cuenta quien era mejor. Lo único que podía hacer, era poner mi cara de perplejidad y reírme irónicamente de mí. Es verdad, no fue la primera vez que siento esta euforia, pero no recuerdo cuando fue la última vez, ni la razón. Sentir esas ganas de hacer lo impensado, cuando tu sentido común se toma unas vacaciones. Hasta una persona a la que conocen como alguien callado, una vez esté con los efectos de la euforia, puede ser el más ocurrente, divertido que hayas visto. Pero lo más fantástico, es la manera en que entras en ese estado, y hay muchas formas. Pueden ser muy simples o muy complicadas. Una ilusión, un capricho de la desmayada luz crepuscular, una insignificante y surrealista señal. El ver el fruto de tanto esfuerzo, de tanto sacrificio, de tanto tiempo apostado a algo que no sabías si iba a valer la pena, invertido en horas y horas de esfuerzo, agotamiento, estrés, y mal estar o pasión en algunos casos. Para las personas que luchan tanto por algo, que quieren tanto algo, que lo desean con todas sus fuerzas y no saben si valdrá la pena, por todo lo que están pasando, si servirá de algo. Es mejor morir luchando, acabar sabiendo que diste lo mejor, sin rendirse, sin aflojar ni un instante, sin dudar de uno mismo, sin perder la inspiración, sin perder de vista la meta que uno se pone a diario.

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Por mucho que quiera, no puedo evitar entrar en este estado una vez paso por alguna de estas ocasiones. Claro que lo que eso que sentí, fue muy fuerte, sentí como mi cuerpo era invadido por la euforia, pero de otra manera, de una manera particular. No sabría explicar cómo entré en ese estado, porque en verdad, fue desde mi punto de vista, ridículo. Irrelevante… Pero lo disfrute, lo gocé, es mejor hacerlo antes de que pasen sus efectos, antes que comiences a sentir que tan sólo fue idea tuya, Problemáticamente, de no ser por los efectos que deja, esto sería maravilloso, en vez de el agotamiento que te deja el café, la euforia provoca un estado letargo de estrés. Las cosas por las que vale la pena luchar, las pone uno mismo. Las cosas por las que ya no vale la pena luchar, uno mismo se da cuenta, pero con el tiempo.

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Gabrielle Granados LIBERTARIA Ni cielo, ni decreto, ni tiempo ni estrato, Ala abierta al fenómeno en curso, Sueño transparente, Libro y rito naciente, Alma impertinente, tono oscuro, Ruido claro, agua que cae, Viento que rompe, Universo en caos. VISTA AÉREA Alas que remontan un vuelo que devuelve poesía, nada cambia es verdad, en la concreto, pero desde la altura se ve todo tan pequeño..... Y cuán real es lo que alcanzo a percibir, si tiene el poder de transformar desde lo interior. DETALLES

Un crisol emerge de una simple gota de agua, la sombra de una buganvilia se proyecta en la pared encalada, de los labios de un niño una noticia ilusionada, silencio en la cara menguante de la luna, que grave y que vana es tu vida, si vos no has nacido para notarlo......

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DE TODO Y DE NADA Roberto Zarate Entre censura, reformas y venta ♫…Silencio dijo el cura, silencio dijo el juez…♫ Y silencio dijo el gobierno, podríamos pensar con respecto a la ya aprobada reforma en telecomunicaciones (mientras en territorio de los verdeamarelas los teutones se veían respetuosos y no más les metieron siete), en donde parece ser que el silencio es sinónimo de censura o la censura pasa a ser la tinta convertida en silencio, que iniciara a callar la libertad de expresión y de información, y no es que antes no lo hiciera, la cuestión es que ahora será desde el marco de la legalidad y de las instituciones…, clásico eslogan de la nueva (o vieja) demagógica política mexicana, tan en boga hoy y siempre. De entre todos los atropellos y agravios que contiene esta reforma no solo a la carta magna, a las libertades de expresión y difusión alternativa de la información. Y es que por citar algo; el artículo 145 de esa ley censura permitiendo que sean bloqueados el acceso a determinados contenidos, aplicaciones y servicios en Internet. Por su parte, el artículo 197 permite a las autoridades a bloquear o anular las señales de todas las bandas de telecomunicaciones, en actos y lugares críticos para la seguridad pública nacional. O que decir de los artículos 192 y 194, que obliga a los concesionarios a la geolocalización de los usuarios de telefonía a intervenir sus comunicaciones y llevar un registro de dos años de sus datos, teniendo derecho almacenar todos los datos de los usuarios. Información que no vayan ustedes a pensar que puede ser vendida en Tepito o ser usada por el crimen organizado o como forma de coacción hacia los usuarios

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Y esta forma de actuar me recordó tanto a la opera prima de Florian Henckel von Donnersmarck de 2006 titulada La vida de los otros (Das Leben der Anderen), que nos presenta la que será nuestra realidad, el espiar nuestro de casa día, la vida de los demás, es decir, una persona se dedicará a revisar y estar monitoreando nuestra vida; desde qué piensas, qué haces, qué sientes, qué opinas, hasta con quién te reúnes o dónde estás, bajo la idea de que es por el bien de la seguridad nacional. Todo ello es tan cercano a la novela 1984 de Orwell con su Big Brother y viviendo bajo el ojo del amo-estado-totalitarista. Ello suena y es de un orden perverso, pero además atenta, creo contra eso que es sagrado, nuestra intimidad; ese espacio subjetivo dónde nadie tiene derecho a entrar sino es porque es invitado. O alguien le agrada: ¿Qué su intimidad sea invadida? Quien dijo yo, a la una, a las dos, a las tres... Nuestra intimidad será agredida. Nuestra privacidad será violada y con ello nuestro derecho a tener una vida privada, volviéndose algo del pasado, a lo cual no tenemos derecho los mexicanos, claro que me refiero a los que somos ciudadanos de a pie, a los que sostiene a este país y no tenemos ni influencia ni cargos de poder, ni mucho menos somos parásitos que únicamente levantan el dedo (o aprietan un botón) y aprueba leyes que violan las garantías individuales así como nuestros derechos humanos. Pareciera que todas las reformas estructurales, tan cacareadas por el gobierno, traen por un lado, la sombra de la censura y la represión a todo aquello que no comulgue con las ideas de los que están en el poder. Aplicando y conduciéndose el gobierno y sus políticos como en un estado totalitario, que pretende

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tener el control de los ciudadanos, pero los recursos y patrimonio de los mexicanos sean de todos menos de ellos, que se venda todo, toda oposición sea silencio. ♫..Silencio entonces idiota, silencio entonces no!…♫

Pero el conformismo mexicano, permite el silencio y muchas otras cosas. Es más fácil abarrotar el zócalo para ver perder a la selección de futbol, que para protestar o unirnos como nación para exigir nuestros derechos como mexicanos. Y solo vemos como el chinito, como ♫…Se venden los sindicatos, se vende nuestro petróleo, las especies en extinción, se venden sin distinción, se vende tu seguridad, se vende tu felicidad, se vente tu información, se vende toda la nación…♫

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Direcciテウn Jesテコs Hernテ。ndez Consejo de editores Cynthia Galicia Miguel テ]gel Dirzo

Colaboraciones y comentarios: a.rostro.oculto@gmail.com

Colaboran Roberto Z / Sergio C / Yoyita M / Ruben R / Carlos S / Juan E / Adriel M / Blanca M / Adriana M / Gabriela T / Elizabeth V / Alejandra K / Atexcac / Teresa Bernal / Edson A / Gabrielle G / Miguel D

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