A rostro oculto nº5 pptx

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No. 5

Revista cultural y de expresión pública. Año 1

Acuarela. Carlos Salazar-


Índice ……………

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Alejandra Koráki

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Gonzalo Vilo

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Una mirada

Amilkar Baal-Berith

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Un día No-Ordinario

Elizabeth Vazquez

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Catálogo de gatos

Yoyita Margarita

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Lunas

Blanca Martínez

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Juan José Enriquez

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Carlos Salazar

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Anel Hernández

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Teresa Bernal

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22

Rubén Ramírez

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Movilidad, Lucha y Fluidez

Jesús Hernandez

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El número nueve…

Yoyita Margarita

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Miguel Ángel Dirzo

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Andaluz Ferrarry

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Gabrielle Granados

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Roberto Zarate

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Editorial

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Nota de los editores Introducción El Ladrón (parte 2)

Poemas

Fractalidad Naves Pronósticos del Tiempo Mujer Poema

Bajo el cobijo de San Antonio Mi Amor Letras sueltas Descendido

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Nota de la Direcci贸n A nuestros apreciables lectores y colaboradores, los invitamos a dar vida y crecimiento a este proyecto, quedando a disposici贸n los siguientes medios de contacto: http://issuu.com/ARostroOcultoRevista https://www.facebook.com/groups/a.rostro.oculto/ a.rostro.oculto@gmail.com Somos voz sin censura, imagen que detalla el universo. Somos A Rostro Oculto

Portada: Carlos Salazar T铆tulo: Acuarela Contraportada: Amilkar Baal-Berith T铆tulo: Detalle de las columnas del claustro.

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Introducción Cada ser humano posee la cualidad de ver el mundo de manera distinta. Los colores, las formas, la vida misma son únicas ante los ojos de una persona. El arte se crea a partir de la manera en como un autor expresa su visión para compartirla con el resto del mundo. Nosotros, quienes profesamos el amor al arte, nos unimos para llevar a usted estas visiones traducidas en letras e imágenes que estamos seguros, disfrutará.

Le anticipo gustosa que esta vez contamos con un gran número de colaboraciones extraordinarias que dan vida a este proyecto y lo enriquecen cada vez más. Lo invito, amable lector, a que se una a nosotros a través a cada uno de los autores que en esta ocasión nos complacen con únicas y atractivas obras, lo invito a que página tras página se adentre en las metonimias, los relatos, las imágenes y poemas que tenemos para ofrecerle. Daremos cuenta de las coloridas emociones de Elizabeth Vazquez Marroquin, Yoyita Margarita, Gonzalo Vilo, Miguel Angel Dirzo y Teresa Bernal, quienes con su exquisita selección de palabras, nos hacen sentir y reflexionar las situaciones que nos comparten a través de sus relatos.

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Asimismo, los poemas de Ruben Ramirez, Anel Hernandez, Juan José Enriquez Rivera y Blanca Martínez nos arrancarán suspiros que parten de los versos y que nos trasmiten lo más sublime de este universo. Las imágenes de Amilkar Baal-berith, Jesús Hernandez y Carlos Salazar, las cuales entintan las páginas entre un relato y otro, nos transportarán a lugares mágicos que inspiran a la creación de grandes obras y que dejarán huella en el mundo para siempre. Sin olvidar las fotografías de Yoyita Margarita, quien nos comparte su cariño por los felinos. Y es que de eso se trata nuestro proyecto: de enardecer nuestros sentidos con pluma y papel, con pintura y caballete, con cámara y paisaje. Se trata de hacerle llegar a usted todo lo que nosotros con esa incansable ansia por transmitir emociones, realizamos. Todo nuestro trabajo, nuestros versos, nuestras imágenes, nuestros cuentos, relatos, ensayos y sobre todo, nuestro ser, lo presentamos ante usted para su deleite. Espero sinceramente que disfrute de este número tanto como nosotros hemos disfrutado el realizarlo. Alejandra Koráki

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EL LADRÓN (parte 2) Gonzalo Vilo

De pronto la imagen de otra niña se le apareció a Dona Nélida de improviso. La pequeña había atravesado la puerta corriendo y ahora con entusiasmo llegaba hacia ella. En su mano traía un papel y en su rostro pecoso se dibujaba una sonrisa gigante. La señora tomó el papel y vio que en la esquina superior derecha había un siete. Cuando volvió a mirar a la niña, esta seguía sonriendo y ella no pudo evitar darle un beso en su cabecita llena de pinches. La niña le dio un abrazo y luego entre las dos pegaron el papel en el refrigerador. Ella hubiera seguido mirando y hablando con aquella niña: se veía tan linda con su pelo dorado y su pequeño jumper. Pero en ese minuto la despertó el bocinazo del auto que se estacionó justo enfrente de su casa y la niña pecosa de cabellos dorados desapareció de su vista. De inmediato fue a mirar por la ventana y entonces lo vio, allí, con los codos sobre la puerta del auto y fumando un cigarrillo. Era él, el ladrón, y la señora arrugó el rostro con desagrado.

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Desde su cuarto Fernanda corrió apurada a abrir la puerta. Todo en sus movimientos era emoción y en segundos llegó al vehículo para darle un gran beso al tipo que conducía el automóvil. Este, sin embargo, no bajó del auto ni salió a su encuentro y sólo le indicó el reloj que tenía en su muñeca. Luego apuntó con su índice hacia la derecha y rechazó otro de sus besos. Todo en sus ademanes era prisa. No había tiempo que perder. La señora Nélida vio todo aquello asomada detrás de la cortina, al notar los movimientos bruscos e indiferentes del ladrón, se mordió los labios y ahogó un juramento: - ¿Por qué no se baja y viene a saludar como un caballero? – Pensó - Roto de mierda. Fernanda se quedó hablando algunas palabras con el ladrón, quien mal humorado le seguía mostrando el reloj, hasta que finalmente retornó a la casa. Cerró la puerta con un portazo y algo molesta volvió a su cuarto, donde siguió ordenando la maleta. Doña Nélida, entretanto, permaneció en la ventana. Ella no quería perder de vista al ladrón ni por un segundo, así fue como vio a dos muchachas en minifalda que se acercaban a conversar con él. La señora los vio hablar un buen rato, el ladrón y ellas reían. Al despedirse, las dos muchachas caminaron y se alejaron del vehículo contorneando la cintura, mientras el ladrón daba vuelta la cabeza para seguirlas con la mirada. Doña Nélida suspiró molesta y miró al techo buscando explicaciones.

Con la mirada baja dio media vuelta y avanzó por el pasillo hasta llegar a la habitación de Fernanda. Allí ella seguía luchando como una niña con la maleta repleta, aunque era obvio que el cierre ya no daba abasto. Nuevamente suspiró.

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Fernanda dio vuelta la cabeza y al encontrarse con aquel rostro serio pero indulgente, levantó las cejas y su rostro se iluminó con una mueca inocente. La señora se acercó y abrió la maleta de nuevo. Sacó algunas prendas y las dobló un poco más y luego las volvió a poner dentro de la valija. Miró a Fernanda con detención; era tan hermoso aquel rostro pecoso y aquel pelito rubio, pero… Bueno, al final, no pudo evitar que se le escapara una sonrisa y otro suspiro. - Estaba muy llena – Se atrevió a decirle – Había muchas cosas, no te podis llevar todo. La muchacha la miró a los ojos y también sonrió. Encontré mi faldita blanca – Dijo entonces – Estaba en el último cajón, al fondo. -¿Al fondo? - Si, no me había acordado que la tenía allí, tan olvidada. Fernanda de pronto le mostró a Dona Nélida una faldita blanca y pequeña, pequeñísima, con dibujos de flores y colores. - ¿La queri? – Le preguntó – Ya no me queda, parece.

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Con algo de duda, la señora tomó la faldita entre sus manos y la acercó hasta su rostro. Al oler su aroma, de inmediato una nube de recuerdos la envolvió y ni siquiera oyó los bocinazos que afuera recomenzaban. Fernanda la observaba en silencio. De pronto, sintió que en su pecho se cortaba el aire y que algo parecía apretar con fuerza su estómago. No sabía que pasaba con ella. Estaba tan segura hace un rato, tan contenta, y ahora… Con suavidad tomó la mano de la señora Nélida y la puso contra una de sus mejillas. La mano seguía fría, pero Fernanda la dejó recorrer su rostro y su cabello sin decirle nada. Aquellas caricias eran tiernas, llenas de amor, y Fernanda no hizo otra cosa que cerrar los ojos por algunos segundos, hasta dejarse llevar. Se hubiera quedado allí por horas, aquellas manos le habían adormecido su espíritu, pero un bocinazo violento y más prolongado que los anteriores la hizo incorporarse. - Cuídese hija – Fue lo único que escucho en su oído antes de tomar la maleta.

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Cerró la puerta con suavidad. Afuera las nubes comenzaban a disiparse y una tenue brisa refrescaba su rostro. Fernanda observó el auto donde la esperaba el ladrón y le tiró un beso. El otro le indicó la puerta de adelante y ella, luego de colocar por sí sola la maleta en el maletero, se sentó a su lado y colocó la cabeza sobre su hombro. Con un pequeño movimiento, el ladrón hizo girar la llave del auto, y éste arrancó de inmediato. Será un largo viaje. Pensó Fernanda. Ahora recién se empezaba a dar cuenta.

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Gran coloso tu mirada nos observa desde 1540. Ex Convento de San Andrés, Epazoyucan, Hidalgo, construcción de 1540.

UNA MIRADA Amilkar Baal-berith https://www.facebook.com/ebaalberith? ref=ts&fref=ts Y en esta vista, son sus ojos vigilando su tierra, su hogar. Vista panorámica del atrio desde el campanario.

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Elizabeth Vázquez-Marroquín Parecería simple dejar que pase el tiempo, sin embargo, se necesitan agallas para dejarlo pasar y sólo contemplar. Un día no-ordinario, es una parte del pensamiento de una persona decide detenerse, quizás esta muy cansada de la rutina y sencillamente reta la contemplación. UN DÍA NO-ORDINARIO Son las tres de la tarde. Es la hora en que deja de ser temprano, pero tampoco resulta ser demasiado tarde. A esta hora el sol esta muy contento, sonríe a cualquiera que lo ve, o quizás sonríe porque nadie lo ve. Su brillante vestimenta estremece las miradas. Me incorporo solo un poco jalo la cortina y ahí esta, es terriblemente brillante. Lo miro y me mira. Parece tan rutinario verle que ya nadie lo contempla. Estará realmente alegre o es esa costumbre humana de creer que el día esta alegre solo porque el sol esta en pleno resplandor. Quizás el sol es un astro triste, pero nadie lo comprende. Entonces es hipócrita, se viste de un tono brillante y realmente esta triste. A quién le importa conocer los misterios del rey astro, si se le ve a diario. Posiblemente por eso las cosas dejan de ser interesantes y se vuelven rutinarias, hasta que ya no dan aviso de estar ahí. Simplemente reaccionamos a ellas sin pensarlo. Es como saber de forma predictiva lo que se tiene que hacer o dejar de.

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hacer. Es aburrido. En qué parte de mi historia perdí el sentido de ver el resplandor de lo ordinario. Tendré que analizarlo, o quizá sin analizar vuelva a ver el resplandor de lo ordinario Lo ordinario es la suma de todos los acontecimientos que se repiten día con día. Lo ordinario es el sol saliendo día a día, es la señora que vende tamales y atole en la misma esquina, son las manecillas de mi reloj avanzando sin descanso, soy yo preparándome un café en mi taza de barro todas las mañanas. Lo ordinario es todo aquello de lo que no somos conscientes. Lo ordinario es el ir y el venir. Es odiar lo que ya odias y amar lo que ya amas. Lo ordinario no cambia, porque cuando cambia deja de ser ordinario para ser en el mejor de los casos extraordinario o simplemente no-ordinario. El ser humano tiene conductas obligatoriamente ordinarias por naturaleza. Quizá debe hacer uso de su inteligencia para no sentir lastima por ellas. Cuando el ser humano siente lastima por aquellas conductas ordinarias, de forma inútil reclama el por qué de su existencia. Quizás lo ordinario es también una forma de supervivencia para varias especies. Quejarse es una conducta ordinaria en el ser humano. Sino se queja, es como si no existiera, seguiría igual, no hay queja, no hay por que cambiar algo. Seguiríamos igual hoy y siempre. Seríamos vegetales, ser un vegetal es como existir y no existir a la vez. Ahí esta el vegetal, bien plantado, existe. Sin embargo, no hace nada por que no puede hacerlo, entonces no existe.

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El ser humano es inconscientemente ordinario, hace las actividades del día a día. Se duerme en los brazos de unas cobijas, después se levanta por las mañanas, toma un baño, bebe leche o café y sale de su casa. Sale a entregarse a la acción. Se va a hacer su vida. Se va hacer lo ordinario. Mientras, sus cosas se quedan en su casa y no hacen nada, hasta que llegue el dueño de nueva cuenta y decida moverlas. Son lo contrario a las manecillas de un reloj, aunque ambos son objetos, las manecillas se mueven, los demás objetos no. De un tiempo a la fecha he visto como las manecillas de mi reloj se apresuran segundo a segundo a cambiar. Admiro las manecillas de mi reloj, yo no tendría el valor necesario para ser una manecilla de reloj, sería una vida muy acelerada. Simplemente no podría. No tengo aliento para sumergirme en cambios tan instantáneos. Contemplo por horas las circunstancias ya sean naturales o personales, no cambian de esa manera. Nadie podría ser una manecilla de reloj. Nadie con las facultades humanas tendría el valor necesario para cambiar tan esporádicamente. El ser humano por naturaleza, necesita tiempo para todo. Algunas veces se aferra a hacerlo todo rápido, y el resultado son unos terribles dolores de cabeza y unas cosas mal hechas o apenas bien hechas, pero no disfruta lo que hace. Escasamente tiene tiempo para darse cuenta de lo que hace. Apenas concebimos la idea de habernos equivocado en algo y no podemos

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contemplarnos en silencio para ver el color del aprendizaje, otra vez salimos a jugar con la velocidad para terminar una cosa, porque además, ya tenemos otra cosa en pie. El ser humano a pesar de que se detiene, no puede hacerlo por demasiado tiempo. Vive contra el tiempo. Es innato no detenerse. El ser humano desde que nace ya tiene una carrera de tiempo que completar. Hoy por la mañana decidí permanecer en mi departamento durante todo el día. Me contemplo sin necesidad de verme la cara en el espejo. Me quedé quieto, debajo de las cobijas, sin apetito de nada, solo de estar ahí, debajo de las cobijas. Me burle de lo ordinario, rompí mi rutina. No hice nada aceleradamente, solo vi desde mi ángulo el reloj de manecillas que esta sobre mi buro, me burle de las manecillas del reloj también, no me precipité a levantarme en cambio ellas continuaron precipitándose en marcar cada segundo, estoy aún bajo las cobijas, me giro dándole la espalda al reloj, solo estoy, me comporto como un vegetal, parece que no existo, pero así existí hoy.

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CATALOGO DE GATOS Yoyita Margarita 4-Yoyita (arriba), 3 años:

Foto de cuando tenía tres años, no sabía toda la lucha que me esperaba, pero estoy satisfecha. Espero que Dios siga ayudándome. 5-La Nenita (abajo), 13 años:

Con trece años, su salud ya decae, no estará mucho con nosotros, pero hacemos lo que podemos para que sea feliz lo que le queda de existencia.

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1-Antonio (abajo, izquierda), 5 a単os: Es mi gato blanco, le salve de morir congelado, le encanta estar a tu lado y que le den de beber en el lavamanos. 2-Pepinolo (arriba, derecha), 6 a単os: Sencillamente encantador, le gusta mucho comer y estar en el brazo, pero sobretodo eso, comer, comer y comer. No nos podemos explicar como siempre se las ingenia para conseguir variados alimentos. 3-Truffita (arriba, izquierda), 4 a単os: Preciosa gata persa, mimosa, aunque es la que manda en la manada de las gatas, imponi辿ndose por sorpresa ante sus hermanitas saliendo debajo de la mesa y maullando como una loca.

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LUNAS

Baja lentamente la gran sombra, cubre nuestros cuerpos de lunas frescas, nuestras pieles se llenan de mil bocas, de fríos y calores mezclados con las lunas que se desvanecen poco a poco en cada beso que cubre nuestra desnudez bañada de gotas de brisa de mar...

Así recorremos el infinito... mirando nuestros recuerdos, trozos de realidad que chocan en un instante eterno por el que brotan flores amarillas cantos suaves y estrellas de mar.

Blanca Martínez blanquitacerecitamartinez@gmail.com

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Juan José Enríquez Rivera finisterrax@hotmail.com

MEDIEVO Aprendí… A extirpar el corazón a las estrellas, mutilar los ojos a la luna, desollar la voz del sol, arrancar los brazos al cielo, violar cometas, besar a Luzbel.

LLUVIA ÁCIDA Con tu mano, con tu corazón, con la otra mano, con tus labios, con el dolor en tu seno, con tu saliva… exorcízame…

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FRACTALIDAD CARLOS SALAZAR @Momoztla En nuestro intento por explicar el mundo que nos rodea creamos teorías y postulados, que lejos de describirlo fielmente, lo encasilla en algo rígido y sin vida. La geometría Euclediana es un claro ejemplo, todos sabemos calcular el volumen de una esfera, pero, ¿el de un árbol?, ¿el de una nube?, la naturaleza no crea objetos eucledianos, en cambio nos regala la belleza de los cambios sutiles en su geometría que hacen que una árbol no sea igual que otro árbol, que una flor no se igual que otra, aunque las mismas reglas inmutables de su creación yacen en su interior.

Recuerdo de una tarde de verano

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V de Vida

Emergiendo

20 Histograma Vegetal


NAVES Anel Hernández @leipzing Se queman las naves, se hunden sin más, señales de humo se han de ver. Los muertos ya han de flotar, otros más han de gritar, observan la orilla muy cerca, ayuda ya está por llegar.

Muertos todos han de estar, voces ahogadas se escuchan en el alma, ojos que ven y no ven nada, lágrimas derramadas. No se siente nada no hay alimento en el alma, prendo fuego al colapsar dos almas, todo en llamas. Nave de recuerdos olvidada, impregnada de realidad, una foto y nada más.

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PRONÓSTICOS DEL TIEMPO Teresa Bernal @al_tesita Sin duda alguna hoy es uno de esos tantos días; los noticieros pronosticaron una tarde lluviosa, ideal para la emancipación del alma. Salí con el diario bajo el brazo, con mis zapatos lustrados, el traje compuesto, el cabello húmedo, mi paraguas gris y un sándwich que mi madre había puesto en una bolsa transparente porque no me dio tiempo de desayunar. Los preescolares caminan con trabajo y sus madres apenas pueden sostenerlos con una mano ya que con la otra intentan no dejar caer las bolsas. No es fácil despertar temprano a esa edad. La fila en la taquilla del metro. La siempre sonriente taquillera y el policía disfrutando su torta de tamal junto a los torniquetes. El reloj marcando las ocho con cinco, “todavía es temprano”. Una, dos, cuatro estaciones. Un señor malhumorado que evita la entrada al vagón a pesar de que caben cuatro personas más. Una señora mayor que a fuerza de querer entrar da codazos al primero que ve. Todo es normal. Nada ha cambiado desde el día de ayer.

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De igual forma me dirijo a buscar un trabajo. Copias, solicitudes, recortes de periódicos en la bolsa derecha de mi traje. Hasta el momento he ido a dos entrevistas. “Nosotros le hablamos” La misma respuesta para ser dos lugares diferentes. No hice más que resignarme nuevamente y vagar un rato por el Centro. Visité una iglesia, un museo y finalmente me dirigí hacia Eje Central, sin duda es el centro de recreación más barato del mundo. Siempre lo último, lo predilecto. Al gusto de todos. Música de todos los estilos, desde punk hasta rock, sin olvidar claro, el éxito del momento: el pasito duranguense, regueton o lo que fuera; películas de estreno, libros, zapatos, perfumes, relojes, teléfonos celulares. Todo barato y según he escuchado ¡original! Todo dispuesto para evitar la aburrición de aquel que camina por las calles. Cada tres puestos hay algo diferente. Siempre hay uno muy bien ubicado, dispuesto para que uno se detenga y pregunte o simplemente haga tiempo esperando a que pase el camión o se quite el rojo del semáforo. Ropa barata, trajes de doscientos pesos. “No es mala idea, cuando tenga el trabajo ya me puedo comprar uno bueno” El periódico en mi bolsa me recuerda que todavía tengo que visitar otro lugar. Desisto en comprar el traje. No está lejos. Camino y un choque en Madero y Juárez turban mi mente. “¡Qué te pasa imbécil!” El policía espera a que la gente le diga quien tuvo la culpa, las señoras se detienen con sus bolsas de La Parisina, un ambulante se asegura que no

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sea alguno de ellos, un niño raja una maleta con un cúter, los automovilistas se desesperan, una pareja discutiendo “no seas chismosa”, unos estudiantes ríen, otro automovilista pelea con aquel pobre que intenta hacer su trabajo poniéndole las famosas arañas “¡Déjelo abusivo!” le grita una señora al policía, al fondo se escucha Light my fire de The Doors, una patrulla cierra la calle “ahí viene una marcha joven”, unos extranjeros graban la escena y yo reviso nuevamente la dirección. Av. Juárez No. 7 solicita asistente administrativo. Hoy único día. Tal vez sea mi día de suerte. “Lo siento, ya está ocupado el puesto. Pero si gusta puede dejar la solicitud, nosotros le avisamos si hay algo” Tal vez todo esto de buscar empleo sea manejado por una mafia. “Oye, hay un tipo que anda buscando trabajo. A mí no me latió. Tú sabrás. Mira, es de estatura media, trae un periódico bajo el brazo y un paraguas gris. Su cabeza parece que fue puesta dentro del hocico de una vaca…si hombre, es de esos relamidos. Casi un litro de gel. ¡Ah!, lleva puesto un traje azul, corbata gris y sus calcetas son de rombos…Qué como lo sé. Estuvo sentado casi una hora. Bueno, le avisas a los demás, sale” No me queda más remedio que regresar a mi casa. Otra vez frente a mi madre, tal vez ahora le pida dinero para ir al internet. A lo mejor si mando mi solicitud y no me ven me llaman más fácilmente.

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Ahora el reloj del metro marca las cinco de la tarde. No hay preescolares, la gente parece más deprimida, hambrienta y menos desesperada que por las mañanas. Intento dormir. De pronto una mochila en mis oídos me hace olvidar aquel sueño. “Llé-ve-se los éxitos de Va-len-tin Elizal-deeee, diez pesos le cuesta, for-matoo nor-maal” .El aroma a drenaje me avisa que he llegado a la estación de mí destino, el policía en los torniquetes ahora coquetea con una muchacha que vende bombones de chocolate. La taquillera ha sido sustituida por una menos sonriente. La fila en el paradero, cincuenta pesos tirados otra vez. Bajo la mirada y sólo veo mis zapatos sucios cubriendo unos pies cansados. Tal vez hoy también tenga que esperar la emancipación de mi alma y tal vez mañana no se equivoquen cuando en las noticias den los pronósticos del tiempo, así no cargaré inútilmente mi paraguas.

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Le Amo Tanto

Manos diestras en el arte de crear templos a sus Dioses, su huella estรก en ti. Detalle de las columnas del claustro. Hoy ese llamado es una ovaciรณn al arte de esas manos antiguas que te crearon. Una de las 3 campanas que se encuentran en el campanario y que se escuchan mรกs allรก del poblado.

Glorietta

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MUJER POEMA Rubén Ramírez L @RubenRmzLem A Elizabeth M.L.

Café, el vaivén de tus olas perturbadas A la espera de navegar mi barca Eres un poema mujer Mi amor Mi vida Mi cielo cuerpo de mujer desnuda. No hace falta construir versos Me basta el amanecer de tus ojos Y al ocaso el torbellino de morir En tu piel y mi piel, De morirnos y resucitarnos En la piel Cuerpo de mujer desnuda Mujer poema.

Ya no cantan las palabras Amor. Cuerpo de mujer Cuando te veo desnuda, Eres un poema mujer, mi vida. No hace falta construir versos, Me basta con mirarte de los pies a la cabeza Mi amor desnuda. Eres mi cielo, Al alba, cuando despierta la luz Que promete el final del día, La luz de tus ojos cuando Las estrellas de tu piel me suspiras. Guían la travesía nocturna No hace falta construir Y me basta mujer poema versos, Recordar el día Me basta con rosar tus Mi amor labios al mediodía Mi vida. A la tarde mujer, mi amor, mi vida

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Me gusta navegar en el vaivén De tus olas agitadas y precisas. No cuentan las horas en el agitado mar Bajo la luz de tus estrellas Cuerpo de mujer Mi amor mi vida Poema de mujer desnuda. Mejor que un verso Estructura de melodía En las noches de locura Mujer, mujer Cuerpo de olor a incienso mar y vida Mujer, mujer Mi amor mi vida Eres mi barca Mar Faro Y guía Cuerpo de mujer desnuda Mujer Poema Por ti soy un timón Con vocación de semilla Mujer, mujer Mi amor mi vida Morimos y resucitamos En cada verso De la piel ¡Qué rosa de los vientos nuestros sentidos!

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MOVILIDAD, LUCHA Y FLUIDEZ Jesús Hernández @jesushdzv Imágenes que detallan la movilidad, el color, la lucha silenciosa y el agua, pues sin agua no hay vida.

Sátira y consumo (arriba) Caleidoscopio (abajo)

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EL NÚMERO NUEVE, SUERTE EN THUSWINGH CHUBALCHA, 2740. Yoyita Margarita

Rafael Lyonert y Miguel Chertío Huerticanbelk eran dos hermanos bastante pobres. Uno trabajaba mucho y el otro, Miguel, que padecía fuertes gripes en invierno esperaba siempre el momento de disculparse para no hacerlo, para no mover ni un dedo. Miguel era rubio y muy guapo y en las fiestas siempre conseguía con quien bailar, pasear, cenar, hablar, intercambiar ideas, compartir sus aficiones, en especial deportes, pasiones, ir al cine, mirarse. A Rafael le pasaba otro tanto de lo mismo. Les encantaban las fiestas, intercambiar impresiones, hablar del trabajo o de los descansos, de familia, invitar a reuniones, pedir consejo. Un día en la feria, sortearon una moto azul y blanca muy grande y cara. Un joven vendía números y nuestro Rafael compró el maravilloso número nueve. Nadie creyó que caería ese número por ser bajito, pero Rafael ganó la moto y los números grandes por los que otros se pelearon a muerte, se quedaron pequeños pues perdieron. Se hizo entonces dueño de un teléfono móvil, ya era menos pobre, sonrió porque la vida le había hecho un gesto de complicidad, le había dado un beso tierno en la mejilla, que no rechazaría.

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Con la moto, Rafael consiguió un trabajo mejor, de repartidor de pan por las casas de la aldea en Maiún Jhrandiett. En una de ellas, casualmente la número nueve, conoció a Cristina Chunghalkik, y se enamoró locamente de ella. Se casaron, aunque Rafael era más pobre y sencillo, ella le quiso, sí, a pesar de ser una mujer exuberante, a la que le gustaba cuidarse, vestirse bien, llevarse con la alta sociedad, darse masajes, ir al gimnasio, pesarse todos los días, rezar poco, nada de curas, besar a los chicos. Con él, pasó a ser fiel y buena mujer. A los ocho meses decidieron casarse y a los nueve lo hicieron. A los nueve meses tuvieron su primer hijo, al que llamaron Gilberto Panchiett. Rafael pensó entonces, que por esa y otras coincidencias, el número nueve estaba en su vida. La regía. Lo que no esperaba era tener nueve hijos, pero los tuvo. Casualidades de la vida. Siete niñas y dos niños: Gilberto Panchiett, Enuchatielk, Anhuité, Bhircatí, Ghuaminha, Enrrikantiert, Susiertín, Aurriett y Ejdhuarghú. Miguel, sorprendido un día, preguntó a su hermano si tenía idea de su relación con ese número, pero Rafael no acertaba a dar respuesta, era una cosa paranormal, estaba en su camino, le perseguía y quería, le llamaba y preparaba la vida fácil, era su amuleto, estaba en los astros, en las sombras y en las claridades de esas mañanas tan hermosas que en ocasiones contemplaba en el pueblo de Suantín Dhiesterty, que cruzaba todos los días. .

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Tenían nueve vacas blancas y negras muy hermosas, nueve habitaciones pequeñas de nueve metros cuadrados cada una, nueve conejos muy juguetones que eran sus mascotas, nueve perros obedientes y sanos. ¿Por qué Dios acertaría a ponerle siempre el número nueve delante de sus mismísimos ojos claros?. ¿Qué pasaba, qué no sabía sobre todo lo que le rodeaba, sobre lo que se movía detrás de tal número matemático?. Rafael fue donde un cura para encontrar una explicación y éste le respondió: “lo sabrás al final de tu vida, porque Dios va atando hilos en la vida de cada uno y tejiendo una especie de manta, y sólo al final del camino, al mirar atrás, verás como y porque fueron atados de esa manera y te sentirás un hombre pleno y completo. Plenitud por un número, puede que sí, si te trae dicha, hijos guapos, familia, tranquilidad, si te realizas y consigues sonreír, claro que sí, claro que se gana la lucha, claro que se cumplen los designios, se avanza, se estudia bien, se construye, se camina recto, se va al fondo de los problemas, se gana. Nueve nueve, no me abandones tampoco a mí, porque pienso en ti. No me hagas caerme de la cama, ni soñar con gente mala, ni reírme de los hombres de fe, la tienen y se le debe respetar, se les debe apoyar con la esperanza, son amigos, aunque no tengan mis conductas ni mis ojos negros profundos, aunque no sonrían ni hayan conocido el vicio hasta el verdadero fondo, no importa, son ellos, respetuosos.

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Sé, que vivo en un mundo aparte aunque quizás lleguemos a compartir el mismo, pero en la distancia, cada uno por su lado, yo con mi mal hacer, mis errores, mi sonrisa triste, mi soledad, soltera, sin hijos, sin nadie que me vea como a una futura esposa, cayendo, lentamente cayendo hasta lo más profundo, llamándome callejera, mujer de los mundos de Pikadiert, fracasada, porque ellos, todos ellos así me calificaron. Falsas son las paredes que me brindan para apoyarme, todo es mentira, fantasmagórico, menos el número nueve de don Rafael y mío, que sí le ha permitido ser un hombre feliz y a mí mantenerme con fe. Nueve, que te quiero y deseo bien, nueve de san Rafael, nueve que te veo y eres blanco, negro y eres como el mar lleno de barcos que salen hacia el norte, que se llevan mis obras literarias a buen fin, para la ayuda del animal, del gato negro, del que sufre a mares por no tener un número nueve en su vida, de los que han sido abandonados, despreciados muchas veces, a los que se les cayó la negra mirada al suelo, en donde han encontrado una simple moneda de dos céntimos de euro y un viejo peluche roto. También el cuadro del osito, que regalé en su día a una buena iglesia, cuya santa romana me convencía. Ciento treinta y pico obras de arte, que quizás acaben el la papelera, de las que se reirán, que a saber si roban, copian, queman, ciento y pico momentos de sostener el lápiz o el pincel en mis morenas manos, para después, llevarlos en bolsas a un santuario, donde a saber si reposarán, donde a saber si irán bien o mal, si gustarán o no, si me moriré sin volverlas a ver.

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Mi osito, mis gatos en la casa, las flores, el cuadro de mi hermana y de mi madre, de los gatos, de mi Pochiett, todo lo he dado porque estoy nerviosa, porque no tengo el valor de una sana persona, ya que me he perdido en la sombra, el nueve no me acompaña de verdad, y ahora puede que llore por lo hecho, por las bolsas llenas de recuerdos y sucesos, aprendizajes, lágrimas, risas de otros, muchas risas, pero deseando lo mío, lo propio, lo que me pertenece, mi arte, mi saber hacer, mi saber conducirme, mi soledad. No a la muerte violenta, sí al esmero en llevar una vida vegetariana, sí que sientas dolor cuando se matan vacas y cerdos, porque así me lo enseñó mi madre, que es una santa. No a las balas, no a las miradas de rabia de los que me circundan y envidian y desean perdición. Bailaré hasta la mañana siguiente, me maquillaré, me pondré dos coletas en el pelo con grandes lazos y cantaré, aunque lo haga mal, lo haré. No a las gentes malas que mi mal desean, ni a la envidia que mal me hace, ni a dejar de progresar en lo que pueda. Sí a mi Jhughitú, a mi Minnie, Pochie y Nannie, a mis amigas, algunas ya muertas en las fechas del 28 de julio de 2012 y 21 de mayo de 2013.

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No a las velas si no me ayudan, y menos si muero, y que Dios proceda, pero si él me castiga, nada tendré que hacer, puede que sea lo que me toque por hablar del mal, por sentirme mal, por no saber llorar y por meterme continuamente en pleitos, en líos, en líos ajenos, en batallas prohibidas. Cuando muera no quiero saber de nadie, a nadie ayudar, que no se me rece ni se me busque. Cuando no esté, sólo les quiero a ellos, a los que quiero, a los que en algún momento critiqué, lo sé, pero sólo a ellos. En soledad y con ellos, sin los terrícolas de mala sangre. Entonces ya no necesitaré el número 9 en mi vida.

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Ciudad sin rumbo

36 La vida que se esconde


BAJO EL COBIJO DE SAN ANTONIO Miguel Ángel Dirzo @MiguelDirzo La tarde del viernes trece de junio, Cristofer entró en coma en el hospital de Xoco. Cerrando la voz para siempre, llevando por dentro, el secreto que destruiría una nación. Su ex novia se encuentra en la morgue con una suave línea dibujada con la punta de un bisturí, desde el cuello hasta el pubis. El Secretario de Seguridad de Asuntos Especiales, el Lic. Rodolfo Díaz Onofre, está sentado en medio de la Catedral Metropolitana, no reza, no sabe hacerlo, ha matado a dos jóvenes por su país. Voltea su oscura mirada hacia la luz de las veladoras, su pensamiento se quema, se confunde en una atmósfera donde los santos murmullan, los mártires lloran y las vírgenes rozan sus pezones con las telas fibrosas. El Lic. Rodolfo Díaz está ahí esperando bajo el cobijo de San Antonio de Padua desde hace un poco más de hora y media, toma el tiempo contando a las ancianas que entran al santuario, encorvadas, sin rostro, de caminar lánguido, llenas de tristeza por una vida que ya no recuerdan. Lleva tres.

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Voltea hacia el maletín en el que lleva todos los documentos que pondrán orden el secreto bien guardado por la República Mexicana, y a punto de ser descubierto por los jóvenes que ahora se enfrían en el hospital de Xoco. Adentro están las dos notas que saldrán en los periódicos para ocultar la verdad: “Cristofer de 20 años, estudiante de la UAM, mata a su ex novia. Celos, el motivo”.

Se acerca por detrás del Lic. Rodolfo, la incertidumbre, y un poco más atrás, rezagado y sereno, su jefe inmediato, no se le ve el rostro, pero tiene un bigote espeso y mal cortado, los dientes amarillos de fumador. No dice nada, es estoico, firme, también carece de alma. Va a entregar el arma que destruía la última piensa del juego. Estira la mano e intercambian el maletín por una pistola nueve milímetros. Su jefe superior desparece de la escena en segundos, como sombra en luz. Mientras que el Lic. Rodolfo Díaz relee mentalmente la segunda nota del maletín: “Un día después de que el estudiante de la UAM, Cristofer Díaz matara a su ex novia, y se quitara la vida. Su padre, el respetado Lic. Rodolfo Díaz Onofre, amanece muerto en la Catedral Metropolitana, víctima de la depresión y la tristeza”.

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La luz de Zapata (arriba)

Soledad (abajo)

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MI AMOR Andaluz Alejandra Ferrary https://www.facebook.com/anyhablacorazon?fref=ts He encontrado un amor fantástico, he tenido la dicha de sentir un amor que siempre tendré en mi corazón, hay quienes me dicen que no es amor, sino una fantasía y yo les digo que tienen razón que nuestro amor es una fantasía, es algo mágico, las cosas que nosotros tenemos en común es como una magia que resplandece en la oscuridad. Necesitamos que nuestro amor crezca mucho y por eso quiero estar todos los días de mi vida a lado tuyo y sé que el amor que me tienes es tan grande como la misma magia que tenemos entre nosotros. Recuerda que un día no nos conocíamos y estábamos solos, éramos como la mitad de una alma buscando su mitad que se había perdido, así sentí cuando te conocí. Mira desde que nosotros nos encontramos hemos sido tan felices juntos, que cuando nos ven en los parques y jardines, nos dicen que estamos locos, pero yo no les hago caso porque sé que nuestro amor es infinito, mas allá de las estrellas y sobre todo más grande que el mar. Así que si te dicen que estás perdiendo el tiempo, diles que es el tiempo más aprovechado que jamás he tenido.

Por eso te dedicaré mi tiempo para ti y mis fuerzas y recuerda que estaré contigo hasta en los pensamientos y la Magia que hay en nuestros corazones alumbre por siempre y no se apague nunca.

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TENER Tengo nada, tengo la brisa que agita mi cabello, tengo un colmillo más de mi hijo, su ilusión y fantasía, tengo el abrazo, la risa, el anhelo impetuoso que no sé si contener, tengo pendiente invitar a soluciones no intentadas, mil hilos cortados que volver a anudar, tengo la calma después de la tempestad para volver a empezar. PIRATA Te embarcas, y lleno de poesía emprendes este viaje, salpicando de lunas tu quietud, reflejando en el mar tu amor por lo bello y lo desconocido, vacías tus baúles, tus cofres, compartes historias en ellos guardadas, cual pirata que se apiada de los desventurados, robas entonces la magia y el encanto, convidas luz y esperanza a unos cuantos.

Gabrielle Granados

FUERZA Te pierdes de mis manos, pez que salta, Inquietas mi mar, de tan solo mirarte, suave tu como yo, terciopelo caro, Invádeme inadvertido, callado, tan tibio, tan suave Inigualable, fuerza en agonía.

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DESCENDIDO Roberto Zarate Como un beso, sin ser entregado como un deseo, sin ti impregnado. Fatigado el aliento de sentir palabras, que devora el viento y tu no escucharas

Dentro de una ficci贸n las estrellas son posibles, pero son una ilusi贸n aqu铆 se vuelcan inaccesibles. El afecto se deja devorar, cae lo que pudiste significar, la ausencia insiste en tirar hoy mi cad谩ver al mar. (Diciembre del 2012) I El tiempo se viste de soledad cada vez que te vas, ahora ya no estas. (s/f) Roberto

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Dirección Jesús Hernández Consejo de editores Anel Beatriz Hernández Alejandra Koráki Miguel Ángel Dirzo

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Colaboraciones y comentarios: a.rostro.oculto@gmail.com

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Colaboran

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Alejandra K / Gonzalo V / Amilkar B / Yoyita M / Blanca M / Juan E / Carlos S / Anel H / Teresa B / Rubén R / Jesús H / Miguel D / Andaluz F / Gabrielle G / Roberto Z

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