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Enfrentando problemas sin perder el control
Además de solicitar experiencia y un mayor grado de estudio, las empresas ahora buscan personal que cuente con la capacidad conocida como “Inteligencia Emocional”. Esta aptitud se define como el control del individuo sobre sus emociones y personalidad.
Esta capacidad consiste en el manejo de las exigencias laborales de manera exitosa, al equilibrar el estado emocional en actividades que pueden conllevar un desequilibrio, ya sea físico o psicológico.
El psicólogo Daniel Goleman generó gran interés en el papel que juegan las emociones en el pensamiento, la toma de decisiones y el éxito individual, cuando publicó su libro Inteligencia Emocional en la Empresa. Asimismo la inteligencia emocional tiene una serie implicaciones directas con la productividad en las empresas.
De acuerdo con el psicólogo la inteligencia emocional ha ganando peso en las empresas. Según el libro, bajo el patrón de la inteligencia emocional, las compañías pueden calcular las posibilidades de éxito de un individuo con mayor precisión que si sólo evaluaran el coeficiente intelectual, un aspecto clave cuando contar con los mejores profesionales es cada vez más importante.
La inteligencia emocional en el ámbito laboral es de gran utilidad para las empresas, es necesario contar con un buen líder que fomente el control de las emociones en el resto de los compañeros, el líder debe fomentar actitudes y condiciones para que cada persona logre la auto-motivación. De esta manera se desarrollan hábitos relacionados con la inteligencia emocional y se logra contar con empleados que puedan manejar el estrés y sus propios sentimientos, lo que influye en la construcción de una cultura organizacional fuerte. Por otro lado escuchar a los empleados es fundamental para desarrollar empatía y establecer un vínculo con ellos, ya que un empleado que es escuchado y guiado para manejar sus emociones, será comprometido y leal con la empresa.
Aprender a controlar la emociones tanto en el ámbito personal como en el laboral no es cosa sencilla, pues hay ocasiones en que las emociones nos rebasan y terminamos actuando de la peor manera