Vova Bagmet

Albelda: un lloc per quedar-se

Vova vive en Albelda y ahora también su familia de Ucrania

Vova y Vladik Bagmet llegaron por primera vez a Albelda el verano de 2003 a través de la Asociación Asistencia a la Infancia que facilitaba a familias aragonesas la acogida de niños ucranianos durante las vacaciones. Vova vivía con Raquel Riu y Victor Buira y pasaban los veranos y las navidades como una familia con su pequeño Vova. Su hermano Vladik era acogido por Maite Cosialls y Antonio Lamora y así se convirtió en el hermano de Gloria y José Miguel.

En Albelda los acogimos todos con el cariño que nos caracteriza para con los de fuera y ellos se integraron tan bien que año tras año fueron formando parte del panorama veraniego de Albelda. Formaron su cuadrilla de amigos y fueron creciendo. Hasta que Vova cumplió los 16 años. Y fue entonces cuando tomó la decisión de quedarse a vivir en Albelda todo el año y estudiar aquí Bachillerato y posteriormente Ingeniería Mecánica. Vladik, por su parte decidió continuar con su vida en Ucrania aunque manteniendo siempre un contacto estrecho con su familia española. El 24 de febrero, a las cuatro y media de la mañana se produjo la invasión rusa de Ucrania. Vova y su familia, así como la familia de Vladik además de sentir una terrible tristeza por la situación pusieron en marcha la maquinaria para traer a Albelda a la nueva familia de Vladik y a su hermana con su respectiva familia. Sveta, la hermana de Vova y Vladik, junto con sus hijos Nastya y Maksym; y Katya, la actual pareja de Vladik con sus hijos Kostia, Sasha y Maksym, llegaron a Albelda en abril de este año, dejando atrás una guerra que les había robado una vida normal en Ucrania. Ahora, ya instalados, se están acostumbrando a vivir en Albelda, aprendiendo el idioma, las costumbres y adaptándose al cambio que representa recoger tu vida en una maleta, huir de una guerra y llegar a un lugar desconocido, aunque con la tranquilidad de vivir en Albelda, el lugar que ya acogió a Vladik y a Vova y donde Vova se ha quedado a vivir. Ahora Sveta, Katya y su familia viven en Albelda, quién sabe si para quedarse o sólo mientras dure la guerra.