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EL NUEVO MUNDO
Autor: Poldark Mego
Selección: Zacarías Zurita
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Ilustración: Nelson Linco
Bitácora del capitán, entrada 001, día: 02, año: desconocido. Soy el capitán Henry Randolf de la USS Voyager, nave insignia de la flota del gobierno mundial. Nuestro destino era el planeta K-70029 “Nuevaterra”. Debíamos colonizarlo para la humanidad.
Lamentablemente hemos sufrido un terrible accidente durante el viaje espacio-temporal y hemos sido arrojados al cosmos perdiendo tres cuartas partes de la nave y casi toda la tripulación. La Voyager impactó en un planeta desconocido que soporta la vida humana, cuenta con un sol y un satélite fracturado. Lo que queda del casco yace semienterrado en medio de una tupida y exótica selva. El aire es pesado y rancio, cuesta respirarlo.
El sistema de emergencia se activó hace cuarenta y ocho horas pero una fuga está drenando su energía rápidamente. El resto de sistemas de la Voyager están inoperativos. Viajamos desde la tierra en la nave interespacial más costosa y avanzada jamás construida y un sólo impacto nos regresó a la edad de piedra.
No tenemos cómo comunicarnos con la Tierra ni las colonias.
Bitácora del capitán, entrada 002, día: 03, año: desconocido. Seguimos recogiendo los pedazos de lo que fue nuestra nave. El puente de mando sufrió una tremenda avería y no contamos con repuestos pues ahora flotan en órbita sobre el planeta ¿Qué planeta es este? Seguimos ignorando la respuesta. La misión principal de la USS Voyager era viajar desde la luna hacia “Nuevaterra” usando la tecnología alienígena encontrada en Marte. Hace dos siglos (antes de nuestro viaje) la humanidad descubrió artefactos ocultos de origen extraterrestre. Estos permitían crear “agujeros de gusano” artificiales y seguros que acortaban distancias. Nos hicimos a la conquista del planeta rojo y Titán en tiempo record. Al parecer no fue suficiente. En el año 2849 encontramos a K-70029, un planeta con un sol cercano, con atmósfera, oxígeno, agua y vida primigenia. Fue cuando empezó el proyecto Voyager.
Bitácora del capitán, entrada 003, día: 04, año: desconocido. Definitivamente no estamos en K-70029. La agencia espacial nos dijo que la vida en ese planeta aún era básica, organismos pluricelulares no más grandes que una hormiga, y lo que vimos hoy nos dejó a todos atónitos. La expedición al sector diecinueve trajo especies aladas, insectos y toda clase de frutos comestibles. Los sobrevivientes del equipo de biólogos, a cargo de la doctora Rose McKinney, están catalogando todo lo que encuentran, pronto tendremos respuestas sobre la flora y fauna. Por otra parte no puedo dejar de pensar en las estrellas… son tan distintas.
Bitácora del capitán, entrada 004, día: 05, año: desconocido. Cien años demoraron las naves robotizadas en llevar las piezas del portal humano-alienígena hacia la órbita de K-70029, cien años que la humanidad esperó para las pruebas iniciales con naves no tripuladas o con animales de pasajeros, todos atravesaron el portal, todos aterrizaron en “Nuevaterra”, todos probaron que era posible el viaje y la conquista ¿Entonces, qué falló? ¿Fue porque la Voyager era demasiado grande? ¿Los cálculos no aplicaban a enviar cien humanos? Lo único cierto es que en algún momento del traspaso por el portal éste sufrió un cambio a niveles incomprensibles y fuimos arrojados a la nada. Corrimos con la suerte de caer cerca de otro mundo con similares condiciones a K-70029 ¿Cuánto nos desviamos de nuestro destino? ¿Realmente hemos corrido suerte? Nuestros suministros y alimentos de reserva nos mantendrán vivos por años ahora que somos tan pocos. El último recuento de personal arrojó una triste cifra de treinta y siete sobrevivientes, entre los que se cuentan a cinco soldados liderados por el teniente Shaffer. El gobierno mundial insistió en enviar a una veintena de agentes para protegernos, sin embargo creo que las circunstancias actuales proveen un enorme estrés sobre los militares. Sus actitudes erráticas y que siempre anden armados comienzan a preocupar al resto de la tripulación.
Algo atacó al biólogo Mario Lazarte, al parecer la fauna de la zona del impacto se está recobrando rápidamente y reclama sus dominios. El insecto daba la apariencia de ser una especie de flor, cuando Lazarte se acercó para tomar una muestra, este lo roció con una especie de líquido paralizante. Es increíble que una dosis tan reducida haya causado tanto daño. Mario está en cuidados intensivos, que es un decir, porque al no tener energía para los nanobots lo único que hemos podido hacer es recostarlo en una camilla y suministrarle antibióticos de amplio espectro con la esperanza de que surtan efecto. La naturaleza de este planeta es salvaje, indómita, peligrosa, no nos teme, nos acusa e invade los destrozos de la nave repoblando, arrinconándonos. Realizamos purgas con fuego pero los bichos reaparecen al día siguiente.
Bitácora del capitán, entrada 008, día: 10, año: desconocido. Mario Lazarte ha muerto… diagnóstico: falla total del organismo.
Bitácora del capitán, entrada 007, día: 09, año: desconocido.
Bitácora del capitán, entrada 011, día: 11, año: desconocido. Qué extraño y a la vez familiar es el ciclo de vida de este planeta. Resulta totalmente asombroso para nosotros, personas nacidas después de las “Décadas del colapso”, ver a la vida ser eso: vida. La mayoría de nosotros conoció sobre dinosaurios o animales domésticos a través de las interfaces personales, hologramas, museos. Somos la generación de los vegetales y carne clonada, del agua tratada en inmensos centros. Nunca en mi vida vi un animal vivo. Muchos decían que aún quedaban en las reservas naturales cada vez más pequeñas, en lo profundo de los océanos donde no llegó la pesca industrial. Recuerdo que en clase nos decían que la humanidad del plástico y el petróleo nos heredó un mundo muerto y nosotros, tras largos años de investigación, logramos resucitarlo con clonación y energía limpia. De alguna manera nuestros antepasados nos llevaron al borde del abismo y ello motivó desesperadamente una salida ante la inminente extinción ¿Eso hace la vida? ¿Se adapta? ¿La nueva humanidad se adaptó? A veces creo que nos refugiamos en nuestros ecosistemas artificiales y grises, comiendo productos deshidratados y duplicados de animales que ya no existen. Entonces, el viaje a otros planetas se convierte en una herramienta, más que simbólica, representativa de aquella necesidad por dejar atrás una realidad asfixiante y mecánica en la que la sociedad ha sobrevivido a coste de reducir todo a soluciones superficiales en lugar de tratar de recuperar el sentido de la vida. Aquí, donde quiera que sea, ese sentido cobra una fuerza abrumadora, la vida devora a la vida, la vida genera vida. Sí, admito que es un ambiente peligroso, somos agentes ajenos al ecosistema y este prosigue su ciclo febrilmente. Se nota la clara intención del sistema por devorarnos antes de que seamos una amenaza ¿Habrá sido así con los primeros hombres? ¿Cuando estos descubrieron el fuego la naturaleza trató de matarlos antes de que destruyan todo? Cada día que pasa me convenzo más en que no debimos llegar nunca a este planeta, ni osar pisar K-70029, ni ningún otro… loga. Ignoro el día actual pero creo que es necesario continuar con el reporte de los sucesos acontecidos. La tripulación de USS Voyager es actualmente de once personas. El capitán Randolf fue asesinado hace aproximadamente dos semanas atrás por lo que creo que estamos en el día treinta y cinco. Mi estimado no puede ser tomado como referencial pues estuve en cautiverio en la zona de carga de la nave por un tiempo indeterminado.
Después de la muerte del doctor Lazarte otros tripulantes fueron atacados por las especies locales. Como astrobióloga mi trabajo es deducir cuáles serían los mecanismos de defensa y caza de especímenes alienígenas. Usamos patrones terrestres para tener un punto de partida pero nada de lo que conocemos o podemos imaginar se aproxima a lo que enfrentamos en esta jungla. Los animales usan las señales químicas, los colores y el camuflaje de maneras que jamás hubiésemos podido concebir. Sin embargo la terrible reducción de nuestro personal no se debe, en tal medida, al embate de esta libre naturaleza contra nosotros. La mayoría de muertes fueron producidas por las órdenes del teniente Shaffer y sus subalternos.
Bitácora del capitán, entrada 012, día: desconocido, año: desconocido.
Soy la doctora Rose Mckinney, astrobió-
Al parecer los militares sucumbieron a una especie de estrés producido por la incertidumbre de saber en qué planeta nos encontramos, no tener manera de comunicarnos con la tierra y el ambiente hostil que nos acosa. Decidieron que era mejor quemar todo el bosque para no lidiar con la biosfera y cuando Randolf se opuso -tuvo una especie de revelación sobre el cuidado del ecosistema y que nosotros somos los intrusos- fue fusilado a que- marropa. Varios hombres y mujeres leales al capitán corrieron la misma suerte.
Aquellos que nos rendimos sin oponer resistencia, fuimos encerrados en el almacén de carga de la nave con el resto de las reservas de alimento. Pasamos ahí el aproximado de quince días hasta que escapamos, no sin antes cerciorarnos que la presencia de nuestros custodios había desaparecido. Estaban todos muertos.
Al parecer no fue sencillo incendiar esta jungla tropical, las constantes lluvias y el suelo húmedo evitan ser material de yesca. Nuestros opresores estaban desperdigados al azar alrededor del campamento base; tenían serios signos de alguna clase de envenenamiento. La autopsia posterior concluyó que la ingesta de diversas frutas y animales provocó una intoxicación masiva de neurotóxicas. Es posible que todo lo que habite en esta jungla tenga como principal arma el veneno. Con el paso del tiempo la evolución dio inmunidad a muchas especies, pero el hombre no es una de ellas.
Bitácora del capitán, entrada 015, día: desconocido, año: desconocido.
Trevor Lutz, astrofísico, calculó por observación estelar nuestra posición. Según él, no se trata del “dónde” sino el “cuándo” nos encontramos. Su hipótesis es que el firmamento ha cambiado debido a que nuestro accidente no nos arrojó en un punto del recorrido sino, más bien, en un tiempo distinto. Faltan astros donde deberían estar ciertas constelaciones, sin embargo, algunas se mantienen. Apoya su teoría en las apreciaciones del doctor Giordano Merlo, evolucionista, que insiste en que las especies diseccionadas de esta selva húmeda son descendientes de ancestros ¡de la Tierra!
Bitácora del capitán, entrada 017, día: desconocido, año: desconocido.
Cada vez tiene más sentido la posición del doctor Merlo y Lutz. Si nos abrimos a la posibilidad de que nuestro fallido viaje a K-70029 nos arrojó hacia el futuro, todo lo que nos rodea cobraría sentido. El uso de los portales humano-alienígena jugaba con las variables del espacio-tiempo, permitiendo que los viajes desde la Tierra a Marte o a Titán fueran de minutos cubriendo inmensas extensiones de la nada. Siendo así, en nuestro accidente, la Voyager no sólo se desvió de la ruta entre portales sino que al hacerlo viajó hacia el futuro ¿Pero cuánto tiempo?
Hemos llegado a la conclusión de que la mayoría de las aves que sobrevuelan este bosque son descendientes de peces de mar adentro; especies que desarrollaron musculatura y fuerza en sus aletas pectorales, comenzando a explorar nuevos horizontes escapando de depredadores o por el simple hecho de buscar nuevas zonas de alimento. Las formaciones como coníferas y líquenes, que deberían pulular a ras del suelo, ahora miden hasta tres metros de altura y dan fruto (frutos venenosos) y la variedad de insectos descendientes de coleópteros (escarabajos) es incontable ¿Cuánto tiempo le ha tomado a la evolución para provocar estos cambios? ¿Cuánto tiempo ha pasado?
Bitácora del capitán, entrada 021, día: desconocido, año: desconocido.
Recabando toda la información extraí- da concordamos que nos encontramos en una selva con una humedad mayor a cualquier otra que haya podido ser documentada, salvo, en épocas prehistóricas, esto debido a los fuertes vientos provenientes del Noroeste. Las formaciones de nubes, el nivel de las lluvias, el clima en general es muy parecido a lo que fue el Pangea de la era Paleozoica. De ser cierto esto, estamos ante un suceso que congestiona a todos los sobrevivientes, pues habrían tenido que transcurrir, en teoría, unos doscientos millones de años desde nuestra era para que las placas tectónicas avancen hasta dar esta nueva, y a la vez pasada, formación… doscientos millones de años…
Bitácora del capitán, entrada 023, día: desconocido, año: desconocido.
Hoy se ha reducido a cinco el número de supervivientes. Primero Anthon Schwartz, nuestro único geólogo, ha sido infectado por una especie de hongo ficomicetos, una variedad parasitaria cayó desde lo alto de un árbol, semejante a una sustancia viscosa, y penetró en los oídos y ojos de Schwartz provocándole severas convulsiones, sus pulmones colapsaron y murió ahogado en sus propios fluidos. Jamás he documentado la muerte con tal perplejidad. Revisando las entradas del capital Randolf comienzo a creer que tuvo razón. Somos una especie invasora en un ecosistema funcional el cual ha tenido millones de años para adaptarse. Si se tratase de las selvas antes del colapso actuaríamos como los humanos que somos destruyéndolo todo, apoderándonos, sobreviviendo por encima del medio ambiente, pero esta biocenosis ha tenido mucho tiempo para diferenciarse de la tierra de los antiguos humanos. Nosotros, ahora, no tenemos oportunidad ante una realidad que nos señala como fósiles. Seres que ya no deberían existir.
Los otros cinco colegas se suicidaron al ver la horrenda muerte de Anthon. En lugar de enterrar sus cuerpos, optamos por dejarlos en mitad del bosque, lejos del refugio, las especies locales cuentan con especializados carroñeros.
Bitácora del capitán, entrada 025, día: desconocido, año: desconocido.
Parafraseo las palabras que el escritor, Charles Derennes, señaló a través de uno de sus personajes en “El pueblo del polo”, un libro de la época antes del colapso donde una expedición viajaba al centro del polo norte y encontraba una civilización de lagartos antropomorfos que evolucionaron aislados de todo. Los humanos no pertenecían a aquel ecosistema y, aunque las especies no les eran hostiles, poco a poco el juicio de los exploradores comenzó a menguar: “No se puede impedir que lo que ha sido sea de nuevo… Lo que ha sido se oculta, pero aún existe en alguna parte…” de igual manera, lo que sea que sobrevivió a la extinción masiva que el hombre provocó permaneció oculto hasta que este abandonó la faz de la tierra y entonces... aprovechó el momento. A la naturaleza no le gustan los vacíos y empezó a llenar el planeta con nuevas especies, todo de nuevo, nuevo catálogo, nueva biosfera. Sólo las especies más generalistas pudieron emprender la carrera.
Bitácora del capitán, entrada 032, día: desconocido, año: desconocido.
¿Qué resta por hacer? Hoy, con pena, nos hemos resignado a creer que doscientos millones de años han bastado para extinguir a la especie humana del universo. Durante días hemos debatido sobre la posibilidad de que nuestros semejantes, al ver fracturada la meta de llegar a K-70029, hayan proseguido por otros derroteros. Queremos creer que abandonaron la Tierra, Marte y Titán por estrellas no tan alejadas donde aún persiste la humanidad, quizá robotizada, quizá como una inteligencia social que conecta a cada ser individual creando una sola consciencia y trayendo, por fin, equilibrio a los tirantes impulsos básicos. Discutir sobre estas posibilidades trae cierta calma ahora que entramos al sexto día de lluvia continua y dos de los nuestros han enfermado, lo que en estas circunstancias sólo puede significar un trágico final.
Lo cierto es que la Tierra agonizaba cuando nuestra generación quiso conquistar el espacio. Siendo prácticos y realistas, sin la sobreexplotación de la Tierra las colonias menguarían pronto (y al planeta no le quedaba mucho que escarbar). K-70029 era la esperanza de la especie humana, que en lugar de recobrar la vida de su tierra natal optó por el deseo de conquistar un nuevo mundo que le sirviese de fuente de la juventud. Quizá, ya nos tocaba desaparecer…
Bitácora del capitán, entrada 037, día: desconocido, año: desconocido.
Tal como afirmé, ahora somos tres sobrevivientes en un refugio hecho de partes de una nave que nos queda bastante grande. Sin embargo, nuestra resolución es hoy la más determinada de todas. En nuestro recorrido por el perímetro externo de la base, perímetro cada vez más pequeño mientras que los animales siguen reclamando lo suyo, nos hemos topado con dos especies totalmente nuevas. Un claro mensaje de que la evolución toma turnos y ahora les toca a ellos.
Hace quinientos millones de años los grandes reptiles lo dominaban todo. Pero una terrible casualidad provocó su extinción masiva dando paso a los mamíferos, que tomaron la posta. El homo sapiens estuvo poco más de trescientos mil años en el planeta hasta que otro suceso los aniquiló. El Voyager fue el motivo de la extinción de nuestra especie. Nosotros éramos la esperanza. La humanidad decidió dirigir todos los recursos restantes a la conquista de K-70029 en lugar de recuperar el planeta natal, pero hubo otra fatal casualidad -quizá “el portal” colapsó fracturando la luna-. La Voyager desapareció, la empresa falló y la humanidad ya no tuvo lo suficiente para recuperarse. No sé cuántas guerras y muertes fueron desatadas por nuestro fracaso, sólo sé que doscientos millones de años después quedamos tres seres humanos, asustados, con frio y ampollas en manos y pies, descompuestos y a merced de animales salvajes y fantásticos.
De estos nuevos diseños de la evolución, hay dos que sobresalen.
Bitácora del capitán, entrada 038, día: desconocido, año: desconocido.
Hoy un Calafante, lo hemos nombrado así a falta de algo que lo describa mejor, ha llegado a nuestro refugio. La primera vez lo vimos mientras rondábamos el perímetro y parecía contrariado por nuestra presencia, sin embargo hoy lo tenemos investigando, sin aspavientos, nuestras pertenencias. Y es que no podemos hacer mucho, la bestia mide tres metros y medio; es un calamar gigante que ha evolucionado para salir del mar, la despoblación de la tierra requería ser llenada y los cefalópodos han reclamado el turno que los reptiles y mamíferos perdieron. Se desplaza sobre sus ocho patas con una sincronía imposible para los animales anteriores y usa sus tentáculos extra para devorar nuestra comida procesada, es un coloso impresionante pero existen otros seres de mucha mayor relevancia, motivo por el cual estas son mis últimas líneas.
Como científicos debemos mantener la perspectiva. La humanidad ya no existe. Yo, siendo mujer, podría facilitar el nacimiento de nuevos miembros de mi especie apareándome con los otros dos supervivientes restantes, sin embargo el riesgo de endogamia y anomalías genéticas que eso traería sólo servirían para darle un patético final a la especie humana. Y ya debemos de ceder la posta, es más, así no queramos, la posta del nuevo organismo inteligente ya nos fue caprichosamente arrebatada por el Calabón.
No más grande que un primate del nuevo mundo, este cefalópodo ha evolucionado del pulpo. Se balancea sobre las ramas de esta selva con grácil agilidad. Hemos sido rodeados por familias enteras y, de inmediato, reconocimos jerarquías y dinámicas complejas. Los Calabones realizan marcas con tinta en los árboles que usan para comunicar mensajes al resto del grupo. Entre ellos, sus colores cambian, un lenguaje complejo lleno de símbolos y significado. Estamos ante los inicios de la nueva civi- lización dominante… sólo espero que ellos no repliquen la historia humana.
Bitácora del capitán, entrada 039, día: desconocido, año: desconocido.
Soy la astrobiologa Rose McKinney. Junto a mis colegas, el evolucionista Giordano Merlo y el astrofísico Peter Ozeretski hemos decidido beber el extracto neurotóxico del fruto que arrebató la vida a los militares semanas atrás, luego de revisar los resultados de la autopsia hemos concluido que, de todos los venenos que nos rodean, este es el más efectivo al momento de matar por lo que nuestro deceso será rápido y –si hay suerte- indoloro. Ha sido un placer contemplar la eclosión de la futura sociedad ¡Larga vida a los cefalópodos! ¡La vida siempre encuentra la manera! ***
Pero la neurotóxica no actuaba de inmediato. Ozeretski, víctima de las alucinaciones psicóticas producidas por un cerebro moribundo, vio en las extrañas criaturas pulpo-mono que observaban intrigadas, a seres diabólicos que maquinaban planes para profanar los cadáveres de los científicos. En un arranque de furia tomó un tubo, parte de la nave, y azotó las ramas hasta que las criaturas cayeron. Con saña destrozó el blando cuerpo de una cría mientras las familias de cefalópodos lanzaban tinta y chillaban como parte de su arsenal de defensa.
Uno de los Calabones más avezados asió una rama, e imitando el actuar de Ozeretski, cayó sobre la cabeza del astrofísico con golpes repetidos hasta partirle el cráneo, y entonces… aprendió.
