36 minute read

Desplazar Versalles: Sobre el Eje

Adentrarse. Fotografía del autor

Dos Desplazamientos

Advertisement

El Adentrarse (desplazamiento este-oeste)

Adentrarse

En su paso por la ciudad, el eje solar genera un despliegue espectacular. Desde la Butte de Montbauron hasta la Cour de Marbre, una enorme secuencia espacial engulle al visitante. Cerca del castillo, sobre el eje, desde la Plaza de Armas hasta el Patio de Mármol, la sucesión de patios en orden decreciente por lo que respecta al tamaño, escenifica este adentrarse que va de la ciudad al jardín. A medida que el visitante sube la cuesta y pasa de un patio a otro (Avant-cour, Cour y Cour de Marbre), los muros del castillo comprimen el espacio. Se le acercan simétricamente por los flancos. El hecho de que el terreno suba mientras la cornisa horizontal se mantiene a cota, provoca que las fachadas sean cada vez más bajas y acentúa la percepción de un espacio que se contrae para acoger al visitante. El ascenso a través de los patios pasa de la escala monumental de la ciudad (Plaza de Armas) a la escala doméstica del Patio de Mármol (antiguo Patio de Honor del castillo de Luis XIII).

En la ciudad, desde el extremo opuesto al castillo, la primera presencia importante es la Colina de Montbauron, a la derecha de la Avenida de París. Unos enormes depósitos de agua se alojan en su interior. Después de la colina pasa, perpendicular al eje solar, l’Allée de Traverse. A la izquierda queda interrumpida por el Champ des Faineants y por el antiguo camino de Versalles a Sceaux. En el plano de 1764, la Rue de Traverse ya parece completa.1 Hoy no hay rastro de ella.

Cuando, siempre sobre el eje, se cruza l’Allée de Traverse, a la izquierda, lejos se halla, el Hôtel de Limoges. Se trata de un conjunto de construcciones precarias, muy extenso, donde se alojan los obreros que trabajan en Versalles. Su acceso principal da a la Avenida de Sceaux, justo delante del Hôtel des Gardes du Roi. Unos metros más adelante, la Avenida París pasa entre los dos hoteles más importantes de la ciudad. Se trata de las residencias de función, dependencias del castillo por tanto, de dos de los cargos más importantes de la corte. En el lado norte, el Hôtel du Chenil, residencia del Grand Veneur (montero mayor): aquí también se alojan los perros de caza del rey. Al otro lado (sur) de la avenida, está el Hôtel de Conti. Con los años acabará convirtiéndose en el Hôtel del Grand Maître de la Maison du Roi. 2 El plano de Nicolas de Fer de 1705 se refiere a él como Hôtel de Conty. En el Delagrive, Hôtel du Grand Maître. En todo caso, el recién llegado, entra en la ciudad pasando entre dos piezas cortesanas de alto contenido simbólico. Una remite a la caza (actividad aristocrática por excelencia), la otra, a la Chambre du Roi (centro moral del universo).

Las Écuries y la Plaza de Armas

La Avenida de París termina en la gran Plaza de Armas. Las dos écuries flanquean su llegada. A la izquierda (sur) la Petite Écurie. A la derecha (norte), la Grande Écurie. Sus respectivas fachadas principales, iguales, dan a la gran Plaza de Armas. Generan un extraño vacío en su interior y, en cierto modo, desdibujan el contorno de la plaza. Al igual que la secuencia de patios que sube hacia el centro del castillo, escenifican también una acogida. Construidas en 1686, forman una simetría monumental, especialmente comprensible cuando se miran desde el castillo. Grande y Petite no hacen referencia a la dimensión de los edificios, sino al tipo de caballos y carruajes que alojan. También incluyen una gran cantidad de alojamientos para cortesanos y sirvientes vinculados al Grand Écuyer. Tanto la Chenil como las Écuries necesitan mucha superificie. Por ello, y por el tipo de programa al que sirven, se encuentran fuera del recinto del castillo. Son actividades al aire libre.

La Avenida de París concluye en la Gran Plaza de Armas. Su tamaño la convierte en uno de los espacios más impresionantes de Versalles. Todavía hoy es lo suficientemente grande para acoger la gran afluencia de autobuses y coches que a diario visitan Versalles. En la Plaza de Armas confluyen las tres grandes avenidas que estructuran la ciudad (Sceaux, Paris, Saint-Cloud), dispuestas a la romana, en forma de tridente. Con una pendiente bastante acusada, la Plaza de Armas reconduce hacia el castillo el tráfico que le llega de las tres avenidas. Su forma en planta es la del embudo. Si comparamos esta estructura con un precedente evidente, como la Piazza del Popolo en Roma, detectamos una serie de inversiones significativas. En la Piazza del Popolo, el tridente se abre para quien llega a Roma desde fuera. Desde una puerta de la ciudad se distribuye el tráfico hacia dentro. Así, el gran vacío de la plaza actúa como un enorme vestíbulo urbano, exterior, que a través de las dos iglesias gemelas, despliega posibles caminos, abriéndose al que llega. En Versalles ocurre lo contrario. Para el que llega desde fuera, el tridente no posibilita distintos recorridos, sino que fuerza una confluencia. La Gran Plaza de Armas sólo actúa como un gran vestíbulo urbano para quien sale del castillo, nunca para el que llega a la ciudad. Así, antes que un vestíbulo urbano, es una gran antecámara al aire libre, donde la gente se detiene antes de ingresar en el recinto palatino.

Avant-cour du Château

En el grabado de los Perelle, Vue Perspective du Château de Versailles depuis la Place d’Armes, vemos en primer término, la primera reja. Aquí llega el visitante, después de haber ascendido por la plaza. Detrás de esta primera verja, también en pendiente, vemos el Avant-cour du Château. Lo flanquean las dos alas de ministros. Aquí se alojan los cuatro secretarios de estado con su familia y sirvientes. En relación a la Plaza de Armas, el espacio del Avant-cour se empequeñece. A medida que el visitante asciende por él, la ciudad desaparece detrás de las dos enormes alas. En el grabado de los Perelle, no hay constancia todavía de la Capilla Real que hoy encontramos detrás del ala norte de ministros. Todavía no se ha construido y el dibujante ha resuelto esta ausencia a su manera, como si todo estuviera terminado. No se conoce la fecha exacta de este grabado. Si consideramos que el Grand Commun tampoco aparece en la imagen (debería estar a la izquierda, detrás del ala de ministros sur), nos situamos, como muy tarde, en 1682, año en que empieza su construcción. Sin embargo, no se trata de un argumento definitivo. El ala norte, que sí aparece dibujada, también empieza a construirse ese año. Como muchos dibujos de la época, estamos ante una ficción y conviene mirar con cautela.

Sea como sea, el Avant-cour aparece como una enorme y compleja pieza urbana. Un gran zócalo inclinado que actúa como plaza y conduce el tráfico de la primera reja hasta la segunda. El pavimento de piedra en pendiente no llega a tocar las dos alas de ministros. Se interpone de forma simétrica, a lado y lado, una especie de terraza que mantiene la cota horizontal desde la que acceder al interior del ala de ministros. Esta terraza sobresale respecto de la fachada a la ciudad (testero) del ala de ministros, a la que sirve. Queda empalmada en L con una segunda pieza que, a través un trazado en contracurva, desciende hasta la primera reja. Así, desde la ciudad, las terrazas asoman como un baluarte, y giran sobre sí mismas para enmarcar la puerta de acceso.

En el grabado de los Perelle, la letra D indica la presencia de una puerta a pie de calle. Aquí se aloja el cuerpo de Guardia que controla la entrada al recinto real. La planta de Dubois muestra cómo estos espacios, como excavados dentro del gran zócalo, se comunican con las plantas bajas de las respectivas alas de ministros. Cada una de las dos alas de ministros, queda así encajada entre la terraza que, despegándose, mira al Avant-cour y a la ciudad, y por la calle perimetral, paralela al eje solar, que conduce respectivamente al ala sur y al ala norte. El salto de cota entre la terraza y la calle exterior, genera una planta semisótano, planta baja desde la calle, que se conecta con los espacios “excavados” en el zócalo que alojan al cuerpo de guardia. En el grabado también podemos observar como el ala de ministros sur (a la izquierda), no toca al castillo. Entre el castillo y el ala, pasa la luz. Estas dos brechas o pasos que cada una de las dos alas deja entre ella y el castillo, genera dos entradas simétricas, situadas sobre un eje norte-sur, perpendicular al eje solar. Sobre este eje norte-sur, a lado y lado del Avant-cour, fuera, se sitúan las dos calles definidas por las dos largas fachadas del ala sur (Rue de la Surintendance) y del ala norte (Rue des Reservoirs).

Hemos unido en su solo documento las fachadas que Blondel publica por separado: es un corte por la rasante de las calles unidas a través del Avant-cour. Las fachadas del ala sur y del ala norte deben resolver el contacto con un suelo en pendiente. Incluso así, las respectivas rampas que acaban conectando el final de cada calle con el acceso al Avant-cour, son muy pronunciadas. Estas rampas de acceso, generan a sus lados una suerte de patio inglés. La también es útil para entender el crecimiento del castillo. El núcleo original, el cuerpo central, se emplaza sobre una colina. La extensión posterior a través de las dos grandes alas es radical. Bajan adaptándose a la pendiente del terreno sin renunciar a mantener la horizontalidad de su cornisa. En los extremos exteriores, tanto el ala sur como el ala norte, son acusadamente más altas que allá donde se unen con el cuerpo central. La idea de un cuerpo superior perfectamente regular, sobre un zócalo que se adapta como puede al terreno será un argumento recurrente de la arquitectura moderna, especialmente en las intervenciones a gran escala.

Cour du Château

Si volvemos al grabado de los Perelle, podremos observar una segunda reja con una entrada controlada por dos garitas. Detrás de ella un gran patio, escalonado en planta, que en realidad es la suma de dos patios. Cinco peldaños separan la Cour du Château (el Patio del Castillo, en pendiente, justo detrás de la verja) y la Cour de Marbre (el Patio de Mármol, horizontal y encajado en el cuerpo central). El Patio del Castillo está definido por las dos alas que lo flanquean, mucho más próximas entre sí que las dos alas de ministros del Avant-cour. Se trata de la Vieille Aile (sur) y la Aile du Gouvernement (norte).3 Antes de la ampliación de 1668, estas dos alas no tocaban el cuerpo principal del castillo y, por tanto, también los patios eran espacios claramente diferenciados. Probablemente sea su origen lo que explique que cuando ya todo está unido, los patios sigan conservando su nombre.

En 1701 la planta baja de la Vieille Aile acoge, sobre todo, usos vinculados a la función: una Sala de Embajadores (aquí esperan los embajadores que el Rey tiene que recibir), una Sala del Consejo, una Sala para el Grand Maître (aquí ofrece su mesa para los comensales). La planta baja de l’Aile de Gouvernement acoge sobre todo, alojamientos: el de Le Bel, el Conserje del Castillo (Concièrge du Château), el del Capitán de los Guardias de la Puerta, el del Marqués de Bonrepas, lector del rey. También algunas piezas destinadas a la vigilancia, que controlan el acceso de la segunda reja. En el pabellón que remata l’Aile du Gouvernement por el lado de la ciudad, está el cuerpo de los Guardias de la Puerta (Gardes de la Porte), una sala adyacente para el resto de guardias que están de servicio, y un pequeño alojamiento para el Guardia Suizo.

Aunque el adentrarse se produce sobre el eje, constantemente aparecen recorridos alternativos que se separan del ascenso principal. Entre la segunda verja y las dos alas hay un paso que permite el acceso al otro lado de cada una de ellas. Hacia la izquierda (sur), hay un paso hasta el Patio de los Príncipes (Cour des Princes). En este patio entre la Vieille Aile y el ala sur (también se la llama ala de los príncipes, de aquí el nombre del patio) se encuentra el acceso principal de los cortesanos que se alojan en el ala. Se entiende que aquellos accesos que dan directamente a la calle, a través de los patios donde están las cocinas y el apotecario, son para el servicio. Hacia la derecha (norte), un paso entre la verja y l’Aile de Gouvernement conduce hasta el Patio de la Capilla, o Cour de la Chapelle. 4 Más arriba, antes de que el patio se estreche, el propio retranqueo indica al visitante de dos pasajes simétricos, perpendiculares al ascenso, que conducen a los jardines. El pasaje norte está controlado por la Sala des Hôquetons5 Por lo que respecta al pasaje sur, según el plano de 1714, todo parece indicar que es la sala de guardias del Duque de Berry quien controla el paso. Pero, en 1701, este espacio está ocupado por el apartamento del Cardenal de Coaslin, Gran Aumônier. Es probable que los mismos guardias suizos que controlan el acceso a la Escalera de la Reina, controlen el pasaje. Una puerta protegida por un balcón sobre columnas geminadas (en el primer piso está el apartamento de Madame de Maintenon) da directamente sobre la embocadura del pasaje.

El patio se estrecha justo antes de llegar al Patio de Mármol. Es una franja definida, en ambos lados, por dos loggias. La del lado sur da paso a la Escalera de la Reina. Se trata de la entrada oficial al castillo. Es aquí por donde entra todo el mundo, especialmente los que no disponen de alojamiento y vienen a pasar el día a Versalles. El trasiego es intenso. El interior del castillo no dedicado al alojamiento está abierto a todos. Eso explica la proliferación de cuerpos de guardia repartidos por el interior. En la planta primera, la Escalera de la Reina, adyacente tanto al apartamento de la Reina como al del Rey, está rodeada por salas de guardia. Decíamos antes, en la planta baja el mismo guardia que controla el acceso al interior del castillo, controla también el pasaje sur que conduce a los jardines. La loggia, del otro lado, da paso a la Escalera de los Embajadores. Esta pieza, para muchos la obra cumbre de Le Brun, hoy desaparecida, que anticipa los contenidos iconográficos de la Gran Galería, solo se usa en ocasiones muy especiales. No funciona como acceso al castillo, y casi siempre está cerrada.

Cour de Marbre

Después de las dos loggias, el espacio se contrae de nuevo. Unos peldaños delimitan el recinto del Patio de Mármol, un espacio visiblemente más pequeño que el Patio del Castillo, en planta como en sección. Para muchos, todavía hoy, el Patio de Mármol es un fragmento del pasado en pleno corazón del Versalles moderno. Una preexistencia que nos remite a la prehistoria del castillo, al antiguo Patio de Armas del Castillo de Luis XIII. El Patio de Mármol marca la posición del eje solar que ordena todo Versalles. En rigor, el Patio de Mármol ha llegado cuando el eje ya estaba definido. Al igual que la Chambre du Roi, colocándose en el origen se ha convertido en origen. Efectivamente, si bien el trazado del Patio de Mármol se corresponde con el antiguo Patio de Armas, más allá de sus dimensiones en planta, poco queda, por no decir nada, del antiguo patio. Enumerar todas sus modificaciones sería excedernos. Pero el Patio de Mármol no es un símbolo solamente por su valor histórico. Lo rodean algunas de las funciones más importantes de la Corte. En la primera planta, está totalmente cercado por el Apartamento del Rey. En la planta baja, allí donde dan las puertas y ventanas inspeccionables desde el exterior, dos funciones fundamentales de la Corona: la seguridad del Rey (el poder “real”) y su vestuario (el poder “simbólico”). En el lado sur, se despliega el apartamento del Duque de La Rochefoucauld, el Grand Maître de la Garde-robe. Eso incluye, además de su apartamento (su chambre está justo debajo de la penúltima Chambre du Roi, 16841701), alojamientos para los garçons del guardarropa, y el

espacio del guardarropa y del personal que lo gestiona. Unas escaleras privadas permiten un rápido acceso a las estancias del Rey en el piso superior. Si el lado sur se ocupa del vestuario del Rey, el lado norte se ocupa de su seguridad. Dispuesto simétricamente al apartamento de La Rochefoucauld, está el apartamento del Capitán de los Guardias de Corps, la guardia personal del Rey. Al igual que el Apartamento de la Garde-robe, se trata de un apartamento de función, vinculado al cargo. Al igual que con el Duque de La Rochefoucauld, la importancia de sus titulares, indica la importancia del cargo: Noailles, Duras, Lorges, Villeroy,6 hombres de confianza del Rey, todos mariscales de Francia que pertenecen a la nobleza de espada. Otra vez, el orden doméstico se confunde con el orden de Estado. Por la parte interior, una escalera en media luna, conecta directamente el Capitán con el Rey.

Quizá es simbólico, quizá es el azar de lo doméstico, pero el apartamento del Capitán está justo debajo del Salón del Consejo (desde aquí se gobierna Francia). En realidad se trata de asegurar la vida del Rey. Justo al lado del apartamento del Capitán está el salón de la pequeña escalera del Rey. Se trata de un pequeño vestíbulo al que se accede desde el Patio de Mármol y que da a la pequeña escalera, de uso exclusivo, que el Rey utiliza para subir a su apartamento directamente desde el Patio de Mármol. Esta escalera lo deja en la zona más reservada de su apartamento. La importancia de este acceso explica la presencia de la Sala de los Guardias, en el lado opuesto al del Apartamento del Capitán. En realidad, es desde aquí donde se controla el paso (los espacios están conectados por una puerta) y, suponemos, que también en el Patio de Mármol. Al lado de la Sala de los Guardias, ya en la esquina noroeste del patio, está el apartamento del Lieutenant des Gardes du Roi. Este alojamiento dispone de su propia puerta al patio, perfectamente simétrica a la puerta de la Garde-robe.

Dentro del castillo

Sobre el eje, después del Patio de Mármol, ya sólo queda entrar en el castillo. Un espacio que en planta tiene forma de T, comunica el Patio de Mármol con la terraza que, al otro lado, da sobre el Parterre de Agua. Este espacio en T es la suma de dos piezas: el vestíbulo y el peristilo, o galería de abajo. Al vestíbulo se accede pasando por debajo del balcón del Rey, sustentado por columnas geminadas. Está justo debajo de la Chambre du Roi, un espacio más bien bajo, poco más de cuatro metros de altura, para una planta de diez metros por ocho metros. La decoración definitiva es de 1679. La alineación de las columnas de mármol de Ranze direcciona el espacio hacia los jardines. No cabe duda de que se trata del vestíbulo de los jardines. ¿A dónde ir si no? Las únicas puertas que dan a este espacio son las del Grand Maître de la Garde-robe y la del Capitán de los Guardias de Cuerpo. Ninguna escalera lo conecta con el piso de arriba. El vestíbulo pues, es un espacio de paso que conduce al peristilo, pieza realmente larga (de unos 36 metros) cubierta por una bóveda continua y cruzada a lo largo por una gran escalinata, cosa que la hace parecer aún más alargada. En su parte baja, después de las escaleras, dos puertas, a lado y lado, conducen a dos apartamentos principales: el del Gran Delfín a la izquierda, y el del Conde de Toulouse a la derecha,7 ambos situados en la crujía ampliada, se abren a los jardines, totalmente ajenos al trasiego del patio de mármol. Por estar debajo de la Galería de los Espejos, el peristilo también es conocido como la Galería de Abajo. Entendido como galería no deja de ser extraño. Una de las pocas galerías del mundo que se recorre a través y no a lo largo,8 al menos para quien, sobre el eje, se dirige a los jardines. Entre el parterre de agua y el castillo, como pieza de transición, hay un podio elevado al que todos coinciden en llamar terraza (terrasse). Está levantado respecto a los jardines, y a cota con los dos apartamentos interiores mencionados. Sobre el eje, es el primer espacio exterior del castillo una vez ya cruzado. Desde la terraza, el gran eje se despliega hasta el infinito. El salto de escala es brutal. El gran canal provoca un efecto óptico, como si se nos echara encima.

Adentrase no es reunirse

A su paso por el castillo, el eje este-oeste se formaliza como una perforación urbana en su centro. A medida que se asciende, la ciudad desaparece y el visitante es engullido por el edificio. Es a este efecto al que llamamos adentrarse. La arquitectura escenifica una bienvenida, o quizá una captura. Los muros se acercan al que llega a medida que avanza. La sucesión de patios en tamaño decreciente termina por generar un gran espacio escalonado en planta. Esta acogida o captura, el edificio extendiendo sus alas-prótesis para envolver al que llega, nos remite inevitablemente al dispositivo de Bernini diseñado para San Pedro. Tanto las diferencias como las coincidencias son significativas.

En ambos casos, el adentrarse implica una ascensión. Así como en Versalles esta ascensión cubre todo el trayecto, desde la Plaza de Armas hasta el Patio de Mármol. En San Pedro sólo se da en la pieza trapezoidal que une la elipse con el templo. Así, la plaza, al no estar en pendiente, se convierte antes en un lugar de reunión que en un lugar de paso. Más allá de la congregación de los fieles ante el Papa, la operación de Bernini, alejar la plaza del templo al interponer las escalinatas de planta trapezoidal, trata de devolver la visibilidad a la cúpula de Miguel Ángel que la ampliación de Maderno había ocultado.

En Versalles la sucesión de patios genera una plaza alargada en el sentido de la marcha, una cuña penetrando en el castillo. En sentido inverso, en la plaza de San Pedro, el eje largo de la elipse, perpendicular al sentido de la marcha, provoca una dilatación del espacio que invita a la reunión. Si en San Pedro, la columnata que cierra la

plaza es continua, sólo se quiebran allí donde se articula con la pieza trapezoidal que asciende hasta el templo. En Versalles, el proceso por el que se forma la secuencia de patios (las sucesivas ampliaciones, accidentales unas en relación a las otras) genera un espacio segmentado, que sucesivos retranqueos comprimen. Antes que un conjunto orgánico, como el de San Pedro, se asiste en Versalles a una yuxtaposición de unidades parecidas pero distintas. Proliferan tanto las esquinas como los rincones. Así, si en San Pedro, la plaza se cierra sobre sí misma y escenifica una comunión, en Versalles la progresión de espacios no invita a detenerse. Instruye una direccionalidad, como si el único movimiento posible fuera el adentrarse.

1 En este sentido, el plano de 1705 no parece muy fiable: el camino de Versalles a Sceaux no aparece. Cuesta creer, por el tipo de trazado (como si fuera una preexistencia), que este camino no exista en 1705 y sí en 1724, para volver a desaparecer en 1763.

2 En 1701 el Grand Maître de la Maison du Roi es Monsieur le Prince. Se trata del príncipe Enri Jules de Bourbon-Condé, Príncipe de Condé. Los Condé y los Contí són primos-hermanos y también primos del rey. El padre de Monsieur le Prince es Louis II de Boubon-Condé (el Grand Condé); hermano mayor de Armand, Príncipe de Conti, padre de Louis Armand de Conti, casado con la hija natural del rey, legitimada desde 1667 (Mlle Blois de soltera y después de casada, Primera princesa douairière de Conti). Louis Armand la deja viuda muy pronto, en 1685. En 1701 es ella quien se aloja en el Hôtel de Conti. Por otro lado, Charles IV, Duque de Vendôme (1489-1537) es el antepasado común entre Luis XIV y los Condé; abuelo de Henri IV, primer Rey Borbón de Francia y abuelo de Luis XIV. 3 En rigor, no son estos los nombres que las alas reciben en 1701. Estas dos alas se construyeron entre 1662 y 1663 en el emplazamiento del antiguo Commun de Luis XIII. Al inicio el Aile du Gouvernement acogía las cocinas. A principios de los setenta, antes de que se construya el ala sur, las cocinas se trasladaron al lado del Pabellón del Rey (de hecho ellas constituyen el “origen” del ala sur). Es entonces cuando l’Aile du Gouvernement es remodelada para acoger alojamientos. En 1709, cuando se publica por primera vez un plano del castillo, el primer piso está prácticamente ocupado por Blouin, premier valet de Cámara del Rey y gouverneur del castillo. Es entonces, en 1709, que el ala empieza a ser llamada Aile du Gouvernement. Las mansardas de esta ala eran utilizadas de guarda mueble. El exceso de peso acabó dañando la estructura con el paso del tiempo. En 1742 los desperfectos ya eran visibles, pero no fue hasta 1771, bajo Luis XV, que se decidió derribarlo todo y construir el ala de nuevo. Ange Jacques Gabriel fue el arquitecto y es por eso que hoy, muchos la llaman el Aile Gabriel. También esto explica que una planta actual, muestre las dos alas (Gouvernement, Vieille Aile) distintas. De hecho, el nombre Vieille Aile recibe su nombre entonces, cuando la reconstrucción de su simétrica la convierte en el ala vieja. Al inicio alojaba las cuadras, hasta que en 1686 se construyeron las Écuries al otro lado de la plaza de armas.

4 La Capilla en funcionamiento entre 1682 y 1710, a juzgar por los planos, parece tener una puerta con salida al Patio de la Capilla. En tanto que la Capilla permanece cerrada cuando no hay oficio, no parece un acceso habitual.

5 La Sala dels Hoquetons (CC14 en Newton, 2000) es la sala de los guardias de la prévôté de l’Hôtel du Roi, la policía del castillo. El nombre hoquetons hace mención a la túnica que estos llevaban como uniforme (Newton, 2000, Pág.141). 6 A diferencia del cargo de Grand Maître de la Garde-robe, el capitán sirve trimestralmente (quartier). Eso significa que a lo largo del año, pasan por el apartamento cuatro personas: el Duque de Noailles en Enero, el Duque de Duras en Abril, el Duque de Lorges en Julio y el Duque de Villeroy en Octubre (État 1702, Pág.406-407). 7 Hermanastro del Gran Delfín, es uno de los hijos naturales del Rey y Madame de Montespan.

8 A lo largo del siglo XVIII, el peristilo será ocupado por los apartamentos, a causa de la falta de espacio por el crecimiento de la familia real. En la planta de Blondel de 1735 ya se han ocupado dos crujías del extremo sur para ampliar el apartamento del Duque de Châtillon.

Planta baja general del Castillo de Versalles en 1701. Dibujo del autor.

63

Dos Desplazamientos

Calle Interior (desplazamiento norte-sur)

Demoler la terraza de Le Vau

La Gran Galería, más conocida hoy como la Galería de los Espejos, es una pieza de setenta y tres metros de largo por unos diez metros de ancho. En su punto más alto, alcanza los doce metros y treinta centímetros. Su proporción alargada responde al uso inequívoco por el cual se construyó: un espacio circulatorio que conecta el norte del castillo con el lado sur, una gran avenida cubierta y elevada, a unos cinco metros del suelo, que despliega sobre los jardines diecisiete ventanales que encuentran su correspondiente réplica en los diecisiete espejos que organizan el muro interior. La profusa decoración, el lujo y la variedad de los materiales empleados, han convertido la Gran Galería en una de las piezas más celebradas del castillo. El ciclo decorativo de Le Brun supone el paso del mito a la mitohistoria (tomamos la palabra prestada de Apostolides).1 El Rey deja de representarse alegorizado en dioses olímpicos para aparecer él mismo protagonizando acontecimientos históricos que van desde lo épico-militar (el Rey cruza el Rhin) a lo administrativo (la prohibición de los duelos o la unión de los dos mares).2 Las pinturas se leen como un texto. Cada figura tiene un sentido preciso. Cada cuadro compone así una sintaxis, donde el significado viene dado por la articulación de las figurassentido: Hércules, fuerza; Minerva, sabiduría. Para aquellos visitantes que no participan del código, abundan las descripciones parciales y las guías, con las claves de lectura necesarias. Así, en la introducción de la descripción de Monicart de 1721, Versailles immortalisé par les merveilles parlantes des bâtimens, jardins, bosquets el editor asegura que “las personas que todavía no habían venido nunca, serán instruidas por la descripción que le harán las maravillas parlantes de esta soberbia visita”.3 Monicart escribe su descripción en verso. Hablan los propios elementos de Versalles, se explican a sí mismos. La estrategia descriptiva de Monicart, dar voz a las bóvedas y a los cuadros, es totalmente coherente con la idea de un castillo que, especialmente en su interior, se articula como un soporte comunicacional. Versalles se dirige al mundo entero. En la descripción de Monicart, por si el visitante no conoce el francés, el texto se publica también en latín. Así, “cualquier persona, sea cual sea su sexo, condición y edad”, podrá seguir los monólogos en verso de las bóvedas, cuadros y fuentes. El castillo, espacio urbano que debe ser leído, es también, un signo transitable.

Sin embargo, lo que aquí nos interesa no es la galería como soporte comunicacional, sino la galería en tanto que plaza pública y principal vía de tránsito en la primera planta del castillo. Comprender su emplazamiento como elemento indispensable en la estructura espacial del conjunto. Decíamos que, contrariamente a lo sostenido por Le Corbusier, Luis XIV no hace urbanismo en París, pero que sí lo hace en Versalles. Precisamente, si podemos entender el edificio como una megaestructura preindustrial, es porque el castillo y sus dependencias son usados como ciudad. El castillo asume todas las funciones: transportes (carruajes, sillas rodantes, cuadras), intendencia (cocinas y comedores, bodegas, almacenes, despensas), atención médica (apotecario, espacio del cirujano), gobierno (salón del consejo, alas de ministros), ocio (teatro, grandes apartamentos), centrales energéticas (almacenes de leña, de carbón, de cera, los depósitos de agua) y, cómo no, alojamientos. Para un castillo rodeado de las proezas hidráulicas de los jardines, sorprendentemente, es la fontanería interior (la falta de agua corriente y los problemas con las aguas negras) la única infraestructura que no se avanza a su tiempo. Todo lo demás, iluminación y calor, sea con velas o leña, está resuelto.4 Habla Castex: En Versalles el contenido de la palabra arquitectura cambia, y sabemos por qué: el discurso que sostiene debe adaptarse a la dimensión del paisaje, que no tiene nada que ver con las articulaciones meticulosas. Más aún: el château es una enorme máquina cortesana que está sin cesar en movimiento, reformada e inmediatamente

remodelada, creciendo y densificándose sobre sí misma sin descanso (...) En Versalles, el ejercicio intelectual con el que François Mansart reivindicaba un saber sobre el espacio con una inquietud tan grande como la que hemos visto en manieristas como Miguel Ángel o Palladio está ya fuera de lugar y, con toda evidencia, una estética que dejaba la parte más noble al artista es sustituida por otra más operante y capaz de poner en juego equipos más numerosos cuyos intervinientes son reclasificados. Fija a cada uno su parte y su límite, en proporción al conjunto. Por lo demás, no se preocupa por legislarlo todo y deja subsistir amplias zonas de sombra -lugares inestables en los que lo construido se degrada y se deja invadir. Escuchad a Marie: “Cuesta trabajo imaginar la vida de cada día en este inmenso caravasar donde las cocinas particulares se encontraban por todas partes, con frecuencia aireando sobre las galerías de las alas o iluminadas por los pequeños patios en los que nadie estaba a salvo de recibir un baño de agua grasa y sucia arrojada por la ventana. ¿Acaso no funciona el château más con las categorías de una ciudad que con las de la arquitectura?5

El interior del castillo además de ser urbano está superpoblado. No disponemos de un censo preciso en tiempos de Luis XIV. La primera redacción de un État de logements empieza a redactarse en 1722. No estará lista hasta 1741.6 Disponemos sin embargo, de una primera valoración fiable a través de Narbonne, comisario de la policía de Versalles en tiempos de Luis XV. Según Narbonne, en el castillo se alojan unas 4.000 personas. Cabe añadir a todos los que se alojan en otras dependencias (Grand Commun, Écuries, Ministros). En tiempos de Luis XIV, si hacemos nuestros los cálculos de Da Vinha, eso supone un total de 6.740 personas alojadas.7 En todo caso, ni todos los cortesanos son logeants, ni toda la gente que habita en Versalles, puntualmente o de forma permanente, es un cortesano. Vivir en Versalles no es dormir en Versalles. Para comprender el intensivo uso del espacio, debe considerase también a los curiosos que vienen a pasar el día, jóvenes de buena familia procedentes de toda Europa, hombres de negocios y, sobre todo, espectadores de la grandeza del Rey. Si consideramos también a los que no duermen en Versalles, las cifras se disparan. En momentos de máxima afluencia se habla de unas 10.000 personas.8 Levron incluso los llega a cifrar en 15.000.9 Sólo manejando cifras como estas podemos comprender qué significa un uso intensivo de la Gran Galería. El trabajo de los barrenderos es incesante. Disponen allí mismo de camastros en los que descansar cuando no barren. También la proliferación de salas de guardia dentro del castillo evidencian el carácter abierto de los interiores del castillo. En una ocasión en que el hijo del Rey cae enfermo, se cierra el tránsito en la Galería de los Espejos para que los taconazos de los visitantes no molesten al Gran Delfín. Algunas de las piezas de su apartamento caen justamente debajo de la Gran Galería y del Salón de la Paz. Si el Avant-court, espacio urbano dentro del recinto, era un zócalo habitado parcialmente, también la Galería de los Espejos y muchos otro salones son espacios urbanos debajo de los cuales vive la familia real. Unas vigas de madera y unos falsos techos decorados, separan la actividad urbana del espacio íntimo. En un Versalles anterior al surgir burgués de la intimidad del XVIII no hay transiciones entre lo público y lo privado, entre lo grande y lo pequeño, entre el ejercicio de poder y su representación.

Da Vinha insiste en la aparición de la Gran Galería como necesidad de uso previa a cualquier plan iconográfico: resolver la comunicación interior norte-sur. Si miramos una planta del castillo antes de su construcción, el problema es evidente.10 En su lugar había la terraza diseñada por Le Vau. Cuando el castillo aún no era la residencia oficial de la Corte, esto no suponía ningún problema. En 1678, el mismo año en que empieza la demolición de la terraza, empieza también a construirse el ala sur, destinada principalmente a alojamientos. El ala norte no comienza a construirse hasta 1682. En todo caso, el crecimiento previsto, ya indica que el cuerpo central, además de alojar los apartamentos reales, tiene que funcionar como nexo de unión entre estas dos grandes extensiones. Si a eso le sumamos que, en 1684, el Rey abandona los Grandes Apartamentos y se instala alrededor del Patio de Mármol, es evidente que, de no ser por la Galería, el paso hubiera sido imposible. O bien se pasaba por la terraza, o bien por la Chambre du Roi. Así, la Gran Galería, o Galería de los Espejos, toma forma como tantas otras galerías, cubriendo un espacio a la intemperie, la terraza, que el uso ha convertido en lugar de paso obligado. Precisamente, su uso de aparato, las pinturas de Le Brun que decoran la bóveda, no sólo no son la causa de su existencia, sino que se instalan allí por ser un canal de máxima audiencia. Para un Versalles instalado sobre el cambio, donde el palimpsesto muchas veces deja rastros de lo que fue, es interesante analizar los rastros que la antigua terraza mantiene en la nueva galería. Al fin y al cabo, Hardouin-Mansart no sólo cierra la fachada. También reforma el diseño de la fachada existente. Aumenta el tamaño de los ventanales, les añade un arco de medio punto. Las ventanas del ático se ensanchan. En todo caso, el ritmo interior de la galería, el número de crujías que determina el número de espejos y el número de paneles del ciclo decorativo de Le Brun en la bóveda, vienen marcados por el proyecto de Le Vau que, desaparecido, sigue estando allí como rastro.

Antes hemos hablado de la Escalera de la Reina como principal acceso a la planta noble del castillo desde el exterior. En tanto que la Gran Galería, además de nexo de unión entre las dos grandes extensiones, ala sur y ala norte, es un atractivo en sí, resulta interesante observar como todos aquellos que la visitan, y hemos visto que son muchos, se ven obligados a cruzar por el Apartamento del Rey. Cuando ya en el primer piso se abandona la Escalera de la Reina, acceden a un vestíbulo. Una gran arcada une

el vestíbulo con la escalera. La unidad espacial entre las dos piezas convierte al vestíbulo en su continuación natural. Una vez allí, el visitante sólo tiene dos opciones. Hacia el este, la puerta que da acceso al apartamento de Madame de Maintenon, esposa morganática del Rey: imposible entrar, se trata de un espacio “privado”. Hacia el oeste, la puerta que da acceso al Apartamento del Rey. La primera pieza es la sala de guardias: decíamos que todo el mundo puede entrar en Versalles y que, por tanto, el control es necesario. Después, la Premiére Antichambre (primera antecámara), también conocida como Sala del Gran Cubierto (el Rey ofrece aquí sus cenas de aparato, donde cena solo, en su mesa, ante los cortesanos). Luego, la segunda antecámara, que da acceso directo a la Chambre du Roi, el Salon de l’Oeil-de-Boeuf, o la más exigua Antichambre des Bassans, ambas antes de los cambios de 1701. Y de allí, se accede a la Gran Galería. El Apartamento del Rey forma parte pues del trayecto público que une la calle con la Galería de los Espejos. Es a través de este apartamento que, en la primera planta, el visitante pasa del lado ciudad al lado jardín. La Galería es también un mirador privilegiado sobre el Petit Parc, diseñado por André Le Nôtre.

Galerías ala sur y galería ala norte

Pero la Gran Galería no es, ni mucho menos, la única galería de Versalles. Tanto en el ala sur como en la norte, el acceso a los apartamentos de los cortesanos se efectúa a través de galerías. Cada ala dispone de tres largos corredores, abiertos por uno de sus lados, de unos cien metros de largo. Una galería, en la planta semisótano, se conecta con los patios que, a su vez, conectan con la ciudad. Otra, en la planta baja, da a los jardines. Y una tercera, en la planta primera, a cota con la Galería de los Espejos, queda conectada a través del cuerpo central. En la planta segunda, áticos y sobreáticos del ala sur y norte ya no se organizan a través de galerías. Con la ascensión crece el desorden, y empeora la calidad de los alojamientos. Si consideramos toda la primera planta del castillo en su conjunto (cuerpo central, ala sur, ala norte, Vieille Aile, Aile du Gouvernement), detectamos una conexión entre la galería del ala sur y la del ala norte, a través de la Galería de los Espejos. La complejidad del programa y la inclusión de espacio público entre el programa habitacional acaban uniendo las tres galerías en un recorrido único. Antes de referirnos a él, será necesario decir algunas cosas más de estas dos grandes extensiones, el ala sur y el ala norte.

Tanto el ala sur como el ala norte, además de alojar cuartos y apartamentos, incluyen otras actividades, especialmente en las plantas semisótano, que marcan las diferencias entre una y otra. Si el ala sur se dedica a los cuidados del cuerpo, el ala norte es para el cuidado del espíritu. El ala sur se organiza a través de tres patios. Eso afecta especialmente a la distribución y a las circulaciones de la planta semisótano y, también, a su relación con la ciudad. En primer lugar, el patio alrededor del cual se distribuye la Bouche du Roi y la Bouche de la Reina (las cocinas dedicadas a la casa del Rey, divididas en funciones, pan, carne, pasteles, vino). En el patio central del ala sur, al que también dan algunas cocinas, se coloca la Gran Escalera, hoy desaparecida, que une la calle al parterre sur, lado jardines. El edificio se comporta aquí, literalmente, como un edificio-puente. El tercer patio está dedicado a las dependencias del apotecario y del cirujano. En el ala norte, las dos grandes piezas que marcan el tráfico en las galerías y el uso de los patios son la Capilla y la Ópera. Sin embargo, para la Capilla cabrá esperar mucho, hasta 1770. En tiempos de Luis XIV, el extremo norte del ala norte siempre permanecerá inacabado. Hablábamos de cuerpo (cocinas y farmacia) y espíritu (capilla y ópera) y, sin embargo, conviene ser cautos ante simbolismos de los cuales quizá no se era consciente. La colocación en el ala sur de las funciones dedicadas al cuerpo (cocina y apotecario) no responden a un plan preconcebido. El hecho que se construyera primero el ala sur explica, por sí solo, la colocación allí de las cocinas. De hecho, su construcción reúne una serie de cuerpos preexistentes, uno de ellos, las cocinas del Rey (anteriormente habían estado situadas en el lado norte, en l’Aile du Gouvernement). Por otro lado, es en este lado del castillo donde se encuentra el Potager du Roi, huerto que abastece las cocinas reales, y es por este lado por donde se llega a la Menagerie, el zoo-granja situado en la punta sur del ala corta del gran canal.

Ala sur, planta primera

La galería de la primera planta del ala sur, recibe luz de los patios interiores y da acceso a los apartamentos que miran a los jardines. En 1701 aquí se aloja Mademoiselle de Blois (hija natural del Rey y Madame de La Vallière), el Cardenal de Fürstemberg, la Princesa Palatina (segunda esposa de Monsieur, Duque de Orleans, hermano del Rey), y el Duque de Orleans. Los apartamentos funcionan como una secuencia de espacios dispuestos en enfilada, en paralelo al sentido de la Galería. No se miden por piezas, sino por ventanas al exterior, y varias puertas dan acceso a su interior desde la Galería. Esto permite mayor flexibilidad para configurarlos de distintas maneras. Si un apartamento dispone de ocho ventanas, podría darse el caso de que cediera tres al apartamento vecino. Es este el tipo de lucha en que enfrascan los cortesanos. Conseguir un buen apartamento y anexionar las ventanas del vecino. Está práctica tiene nombre: chaser des croisées (cazar crujías). Precisamente en la Galería del ala sur, la distribución de apartamentos es bastante estable. Pertenece fundamentalmente a los Orleans. Cuando Monsieur muere, su apartamento queda unido con el de su esposa, la Princesa Palatina. Otro aspecto interesante del ala sur es la triple crujía que estructura la sección transversal. Entre los salones de los apartamentos que dan al exterior y la Galería, aparece una crujía más estrecha. Forma parte de los apartamentos y actúa como filtro. Son piezas normalmente dedicadas al servicio y al

This article is from: