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La Historia como Máquina Abstracta Ciro Najle

La Historia como Máquina Abstracta

Ciro Najle

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“A general history always requires an overall model, good or bad, against which events can be interpreted. ‘No theory, no history,’ said Werner Sombart”. Fernand Braudel, Capitalism and Material Life, Weidenfeld and Nicolson, London, 1973, Introduction, Page XI.

La Máquina Versalles es manifestación o proposición implícita de un modelo donde la máquina no se entiende ya como un mecanismo predecible y ordenado de causas y efectos, instrumental y manipulado desde arriba según un sistema funcionalmente eficiente, éticamente unívoco, estéticamente definido, e ideológicamente compacto, dirigido a un fin único, racional, y criticable en tanto cuerpo o aparato cerrado. Propone, en cambio, un modelo dinámico por defecto, de pluralidad efervescente, voluptuosidad operativa, y performance por exceso –no es un dato menor que su medio sea Versalles, una de las evidencias aparentemente más claras de coherencia y centralidad de un sistema–. El modelo de multiplicidad de la Máquina Versalles indica que un aparato del Estado es, ante todo, una máquina de guerra en estado de latencia que, no importando cuán abigarrada, ha sido capturada, pero no por ello es reductible a una forma regular, ceñida a estructuras fijas y permanentes. Propone también, que las regulaciones más sistemáticas, los protocolos más explícitos, y las formas más aparentemente acabadas, mucho antes que representaciones de sistemas ideológicos estables que ocultan una realidad organizada desde arriba, la cual debe ser desvelada por una cultura crítica, son, más aún en estados de alta intensidad, los flujos de una vitalidad ético-política y los fervientes motores de una transformación socio-cultural sin precedentes. La Máquina Versalles, que no debe ser confundida entonces con la simple crítica de las disfuncionalidades de un aparato aparentemente coherente, está hecha substancial e intrínsecamente de cambios, y no de repeticiones accidentadas, de diferencias intensivas, y no de homogeneizaciones ilusorias, de modificaciones iterativas y sucesiones enfermizas, antes que de reiteraciones simples y de sucesiones predecibles. En su infinitud, exceso y desmesura, toda previsibilidad de los hechos queda, en Versalles, inherentemente alterada, y todo sentido cohesivo, toda forma simple, todo plan o proyecto se ven desbordados por la concatenación y el escalamiento de los eventos, sin por ello caer en meras oposiciones. La Máquina Versalles es promiscuidad, coexistencia y mezcla de lo incompatible, sinrazón de la razón vuelta red de intrigas, enrarecimiento formal hecho de formas establecidas, ebullición por inercias que se disparan y contradicen mutuamente, no-linealidad de la linealidad obsesiva, celebración del tiempo asumido como fugaz. Es una máquina inmoderada por definición, una máquina de la degeneración generativa y del enviciamiento como método, cuyo orden se constituye de la alteración colectivamente sistemática del orden.

Este libro implícitamente propone, tanto mediante su objeto como mediante sus medios –la gaceta, la versión, el mapa, la guía– y sus modos de aproximación –la superposición, la trasposición, el recorrido, el trazado espacio-temporal, la mirada sobre el lado de atrás–, una historia de la arquitectura que, en lugar de pensarse como el instrumento heroico para el desvelo crítico de lo ideológico, la denuncia de lo falso, o la superación de lo erróneo, puede constituirse a sí misma como arma meta-crítica y como vector de cambio, esto es, como un agente activo de desnaturalización que opera por puro reconocimiento de la diferencia como principio, y no como excepción. No crítica de la ideología, sino maquínica abstracta, la Máquina Versalles apunta a configurar un modelo de multiplicidad cuyas formas y modos dotan al presente de una noción abierta acerca de sus capacidades generales, relativizan sus sistemas mentales, e inspiran apasionadamente la voluntad de su transformación.

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