Cartelera digital de Asociación Escuela de Auto-Realización - diciembre 2025

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El profeta contempla en el divino arcano, un rayo de luz que cambiará el panorama de desgracia de aquel pueblo que andaba en tinieblas… continúa la descripción de ese NIÑO que se llamará Emmanuel: “Porquenoshanacidounniño,noshasidodado unhijo,quetienesobreloshombroslasoberaníayquesellamarámaravillosoConsejero,Diosfuerte,Padresempiterno, príncipedelapaz,paradilatarelimperioyparaunapazilimitadasobreeltronodeDavidydesureino” (Isa 9,6-7).

Derechos Reservados

Hace dos mil años, en un pequeño pueblo de este planeta, perdido en los montes de la Judea, nació de una Virgen descendiente de la estirpe del rey David, un NIÑO.

Es este Niño quien va a restablecer la verdadera categoría de valores, frente a una casuística farisaica que había tergiversado todo; frente a unos pseudo-teólogos pegados a la letra que daban a las Sagradas Escrituras una interpretación torcida.

Ese Niño, enseñará que el camino de llegar al Padre, no es el de la observancia de una ley caduca, ni el acatamiento de un rito externo hipócrita, ni la práctica de la circuncisión, ni presentar ofrendas y sacrificios de animales.

El camino que enseñó a los hombres fue el de la ORACIÓN… Él oró siempre. Los evangelistas no hicieron sino narrar, Aunque sucintamente, lo que presenciaron ellos mismos o aquellos que estuvieron con Él.

Ellos nos presentan al gran asceta de la ORACIÓN.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Guía Espiritual y Fundador de AEA

ComohijosdeDios, comointegrantesdelaespeciehumana, debemossentirenloíntimodenuestroser, laprofundaalegría,elgozoinefable desentirnosunidosaesaVirgenyaesaMadre queporlotrascendentedeSumisión, fuemodeladaenunestadodejusticiaoriginal denuestrosprimerospadres, antesdelpecadooriginaloriginante.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

No una sino muchas veces, creo haberos hablado de lo que es, de lo que fue ese Espíritu que vino a encarnar aquí en esta tierra. Espíritu –en su evolución- superior, absolutamente a todos los espíritus salidos de las manos de Dios.

Si nosotros quisiéramos hacer una consideración de orden jerárquico en ésta categoría de espíritus, comenzando por Dios, diríamos entonces que después de Dios, este Espíritu que encarnó aquí y que se llama MARÍA, este Espíritu es el Espíritu más grande, el Espíritu más evolucionado, el Espíritu que estaba –por decirlo así- más cercano a los linderos infinitos de la naturaleza o de la esencia Divina. No hay palabras realmente, con qué expresar de una manera adecuada lo que significa esto.

Pero, nuevamente repito, es este ESPÍRITU el más GRANDE de todos los espíritus que encarna aquí. ¿Para qué? Para cumplir, para dar cabida a un plan divino: el plan divino de la Encarnación de una persona Divina. Y en ese plan está precisamente la Virgen María. Y ese Espíritu que encarna bajo la forma de una mujer que tiene que convertirse en el Templo vivo de una de las personas Divinas.

Aquí viene entonces lo grande, lo expresivamente grande de lo que significa esto que llamamos la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Ese Espíritu de la Virgen, o que se llamó más bien: MARÍA, se encarna. En ese mismo momento de Su encarnación, reduce –por decirlo así- a pavesas toda impureza, impureza propia de esa naturaleza humana y le purifica en un instante. Y a través de esa purificación, lo vuelve -esa naturaleza- sin ninguna mancha ¡no hay ninguna mancha entonces! Por eso es, mis queridos estudiantes, que nuestra Liturgia recuerda precisamente este hecho admirable en ese Espíritu. Y por eso es que la naturaleza humana en Ella, en el Espíritu de la Virgen María está elevada a su primitivo estado.

¡ÉSTE ES EL SIGNIFICADO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, que vosotros habéis aprendido quizá en el Catecismo, pero que no se os ha explicado debidamente porque no estabais en condición de comprender todo eso!

Entonces mis queridos estudiantes, nosotros partiendo desde ese principio veneramos en la Virgen María a la criatura más grande, a la criatura más noble, a la criatura más santa, a la criatura más pura que ha salido de las manos de Dios. Por eso un escritor y un poeta decía hablando de la Virgen María: “Erestangrande,quelahumanidadtodaTeproclamaraDiossiDios no hubiera.” ¡Una expresión que indica la grandeza de ese Espíritu encarnado!

Para terminar, digamos solamente una cosa: que este Espíritu está VELANDO constantemente sobre la raza humana. Así como había una nube que cubría al pueblo de Israel de los ardores del sol canicular del desierto mientras peregrinaba de Egipto a la Tierra Prometida, así también mis queridos estudiantes, esa Virgen Bendita es para nosotros, es para la humanidad, como esa nube que cubría a los israelitas de los ardores del sol en el desierto. Vayamos SIEMPRE a ELLA e invoquémosla. Invoquémosla en Su nombre. Invoquémosla en Su Santuario. Invoquémosla en sus distintas advocaciones.

LaGRANDEZAdeMARÍAhemosdeirabuscarlaallá, desdeallá,enelcorazóndeDiosprimero, yluegohemosdeirabuscarlatambiénenlagrandezadeeseespíritu...

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

En este Santuario consagrado a la Virgen Bendita bajo la advocación de NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, nos sentimos mis queridos hermanos vosotros y yo muy felices. Y ¿por qué esto? Porque estamos sintiendo el amparo de las manos maternales de esa Virgen Bendita, porque estamos cobijados bajo Su manto. Porque sentimos mis queridos hermanos, como siente el hijo querido, las caricias que le brinda su madre ¡por eso nos sentimos aquí tan a gusto! Por eso pudiéramos decir lo mismo que dijeron Pedro, Santiago y Juan cuando estaban en el Tabor transfigurados ellos también en espíritu, cuando se transfiguró su Maestro.

Esa Virgen Bendita mis queridos hermanos, también aquí está obrando hasta cierto punto este mismo milagro de la transfiguración que realizó entonces el Señor. Y todos quienes venimos aquí de las distintas partes, ya no de la América sino de todo el orbe, prácticamente de la tierra, sentimos esa misma bendición maternal de María.

Nosotros mis queridos hermanos, tenemos entonces que dar gracias rendidas a Dios. Porque Él ha puesto aquí un signo, pero no un signo pasajero, no un signo que se esfuma, no un signo que se pierde al pasar de los

tiempos, sino un signo real, un signo verdadero, un signo inequívoco de la Divina Presencia entre nosotros ¡porque esto es lo que significa ese cuadro bendito de Nuestra Señora de Guadalupe!

Vosotros sabéis toda la historia. Este cuadro no fue pintado por mano alguna, este cuadro no fue hecho prácticamente aquí, fue hecho de una manera extraordinaria.

Entonces ¿qué está manifestando esto? que el Señor quiere decirnos: aquíestoypresente,pormediodelaVirgenMaríaque llevóensusentrañasamiDivinoHijo. Aquíestoypresentepara atenderles a ustedes en todos los momentos, en todas circunstanciasdevuestravida.

Hermanos entonces, nosotros debemos considerarnos siempre muy felices de esto -pero este recuerdo que puede ser quizá pasajero y momentáneo- encontrarnos a la sombra de la Virgen María, de sentir en lo más íntimo del Espíritu las vibraciones que vienen desde ese Cuadro Bendito. Esto mis queridos hermanos no debe constituir para nosotros solamente un acto pasajero, algo que se esfuma, algo que se pierde, algo que lo olvidamos cuando llegamos a la casa con el paso de los años. NO, este recuerdo debe permanecer siempre, y por el contrario debe seguir más bien cada vez más grabándose en nuestro corazón y configurándose mejor la imagen de esa Bendita Madre en nosotros.

Hermanos, pero nosotros pudiéramos hacer una evaluación de las lecciones que Ella nos da a través de esa Bendita Imagen del indiecito Juan Diego. Hermanos, solamente quiero llamar la atención sobre una cosa muy importante para nuestra vida espiritual, para que el progreso sea siempre permanente, para que ese progreso sea siempre creciente, ese progreso en la vida espiritual. Hermanos cuando nosotros nos acercamos a Dios, cuando nosotros vamos a la Virgen Bendita tenemos que tener la sencillez que tiene un niño, tenemos que tener la entrega, la generosidad, la humildad que tiene un niño; no podemos recibir de Dios nada, absolutamente

nada si nosotros no nos volvemos como esos niños.

Y de hecho, quien quiere ir a Dios mis queridos hermanos, no necesita abrir los volúmenes y volúmenes de Teología que se hablan de Dios. No necesita leer nada -si es posible- de cuanto los grandes teólogos han dicho acerca de la Virgen María, ¡NO! Todo esto cuando se trata de ir a Dios, y cuando se trata de sentir en el corazón es secundario. Lo que importa es una sola condición: esa entrega y esa humildad de un niño. Esto, esta enseñanza que nos da la Virgen María cuando escoge a un indiecito ignorante, a un indiecito analfabeto, a un indio que apenas podía entablar un diálogo con una persona para que él sea el mensajero de Su voluntad.

Ella no escoge a nadie, a nadie importante según el espíritu del mundo, a ninguna persona importante según la apreciación

humana. Ella escoge a un humilde indio, a un pobre indio, de esos indios que entonces eran víctimas de la explotación, víctimas del látigo, víctimas del castigo de quienes dominaron esta América. Hermanos, Ella escoge precisamente a ese pobre indio para demostrar que en los caminos de Dios esos instrumentos débiles, esos instrumentos más pobres, esos instrumentos inútiles -como dice en otras palabras el apóstol San Pablo- sirve para cumplir los designios de Dios a cabalidad.

Entonces nosotros mis queridos hermanos, frente a ese ejemplo: para ir a Dios -repito- tenemos que ser así, niños que nos dejemos conducir de Su mano, que olvidemos aquello quizá que mal hemos aprendido de las cosas de Dios. Aquello –quizá- que tengamos de prejuicios por, de malas interpretaciones de todo eso. Tenemos que despojarnos de todo eso y decirle al Señor: ¡Señoraquíestoy! háblame,aquíestoy,¡estoylistohacerloqueTúquieres!

Hermanos entonces la conclusión es muy clara, es: para ir a Dios. Y todos tenemos que ir a Dios, todos aquí en esta tierra tenemos la obligación, pero no diré la obligación sino la necesidad de Dios, absolutamente todos; el pobre, el rico, el sacerdote, el Pontífice, el simple bautizado, todos tenemos NECESIDAD de Dios y sin El no podemos caminar. Entonces para poder llegar a Él, pues ahí tenemos el ejemplo que nos da la Virgen Bendita en ese indiecito que es escogido para cumplir sus designios.

Hermanos, tengamos presente en este momento a nuestros hermanos ausentes, por algún motivo también quienes se quedaron en la casa, quienes se quedaron frente a los negocios, quienes se quedaron frente al cuidado de la familia, no han podido venir como nos ha tocado a nosotros venir acá a este Templo, pero también ellos están unidos a nosotros. Por ellos hemos de rezarle a la Virgen Bendita una plegaria íntima de nuestro corazón. Y basta que nosotros digamos, le digamos pues unas palabras, basta que le digamos las primeras invocaciones de la Salutación del Ángel Gabriel para que Ella se sienta complacida, basta que, eso sí brote de lo íntimo de nuestro corazón un solo pensamiento, un solo sentimiento para Dios, para Su Hijo para que Ella está complacida y Ella nos bendiga.

Que Dios os bendiga a cada uno de vosotros, que la Virgen Bendita os dé a cada uno de vosotros, una bendición especial. Bendición que dure hoy, y bendición que dure siempre hasta el momento de vuestra muerte. Y que la mirada de esa Virgen Bendita os siga siempre a todas partes, ¿por qué? porque es una mirada de amor, porque es una mirada de ternura, porque es una mirada de protección, porque es una mirada que lo TIENE TODO y porque lo ABARCA TODO.

Nuestra Asociación de Auto-Realización y Meditación, fiel al Magisterio de la Iglesia expresado a través de un Concilio Ecuménico como el Vaticano II, reforzadounayotravezporlosdocumentosdelmismo VaticanoIIycitadomuchasvecesporelSantoPadre,ha hechosuyasestasenseñanzasyseesfuerzapordifundirlas endondelascircunstanciaslopermiten.Puestenemosla convicciónquelasgrandesescuelasdemísticaorientaly las nuestras, representadas por místicos como san Francisco deasís,sanJuandelaCruz,santaTeresade Jesús y otros tienen positivos y vitales puntos de convergencia.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

A mí me emociona profundamente, ver y sentir que, en una Ciudad como la Ciudad de Guayaquil, donde hay un medio tan opuesto a las cosas del espíritu, sin embargo, haya ésta célula -digamos- haya este Centro, haya este foco de irradiación que se extiende poco a poco a la juventud y luego a las demás personas. ¡Me emociona profundamente esto: que haya un concepto vivencial de lo que es esa religión que profesamos! Si cada uno de nosotros, cada uno de ustedes está construyendo esa muralla y está caminando por ese camino ya de luz para llegar a la meta. Y esto es lo que tenemos que hacer nosotros y esto es lo que hace Auto-Realización.

Pero ya lo sabéis, se os ha dicho y os repito: lo que enseña Auto-Realización no es a desadaptarnos a las condiciones normales de la vida ¡esto es un absurdo! lo sabéis perfectamente vosotros. Es mas bien, realizar una plena adaptación al medio en que vivimos, pero una adaptación diferente, de otro tipo. La adaptación de la masa -digamos así- es una adaptación completamente equivocada. La masa como tal no piensa, la masa como tal no reflexiona, la masa como tal no intuye, la masa como tal está dirigida desde afueradigámoslo así- a control remoto por los que le dan pensando, por los que quieren que haya tal o cual cosa. Esa masa informe vive a merced de otros, es una especie de marioneta, es una especie de robot manejado a control remoto.

Cuando se hicieron los primeros ensayos del viaje a la luna, los rusos enviaron sus satélites y enviaron sus cápsulas especiales, pero con robots, y ellos manejaban desde aquí. En eso se ha convertido la humanidad, la gran parte de la humanidad: en un robot manejado a control remoto.

El estudiante de Auto-Realización no, ya no se deja manejar por esa masa o influenciar por esa masa, ni manejar -desde luego- por quienes están manejando

desde lejos esa masa; sino, por sí mismo, va descubriendo el camino. Esta es la gran ventaja y es el gran mensaje de Auto-Realización.

¿Qué significa autorrealizarse? Autorrealizarse significa encontrarse a sí mismo, mediante la introspección, mediante la reflexión, mediante la interiorización.

La mayoría de la gente mis queridos estudiantes, la gran mayoría de la gente vive a merced de las circunstancias y de las influencias de afuera, y vive -les diré ¿no?- vive afuera, afuera de sí mismo, afuera de sí mismo. Pero, lo importante es vivir y encontrar los tesoros escondidos que hay adentro de nosotros.

Y Auto-Realización, nos enseña a descubrir esto. Y por eso nosotros no sufrimos esas influencias del medio, esas influencias de afuera, que son tan dañinas. Nosotros estamos viviendo nuestra propia vida, nosotros estamos viviendo en la intimidad de nuestro ser, la verdadera felicidad. Nosotros estamos viviendo esa mística que no comprende todavía mucha gente, la gran mayoría de la gente. Pero si no comprenden, tienen al menos inquietud o cierta envidia, porque ven una transformación de quienes siguen esas enseñanzas, aunque su vida ordinaria no sea una vida de excéntricos.

No, la vida de los estudiantes de Auto-Realización no es una vida de excéntricos. Nosotros vivimos con los pies bien trincados aquí en la tierra, pero con el espíritu bien despierto; y con el espíritu bien encaminado a donde tiene que encaminarse: A DIOS. Y a través de Él también vemos las cosas y las vemos con toda claridad, las vemos con toda exactitud. Pero para esto mis queridos estudiantes, es necesario ser fieles a nuestras prácticas sobre todo a la práctica de la meditación.

Aquí, venís vosotros a meditar. ¡Qué hermoso es esto! Yo decíahablando sobre esto y lo repito- vosotros debéis tener en cuenta

que cuando salís de vuestra casa, en el momento en que salís de vuestra casa y os dirigís acá, al Centro. Sea que vengáis de la oficina, sea que vengáis del hogar, sea que vengáis del negocio, sea que vengáis de la Universidad, sea que vengáis del Colegio o de donde quiera, el momento en que vosotros tenéis el pensamiento de dirigiros acá, ese mismo momento contad como que estáis ya haciendo vuestra meditación; porque vuestra mente está aquí ya. Reflexionad en esto.

De manera que cuando venís, si queréis contar el tiempo desde el momento en que venís y hasta el momento en que salís como tiempo dedicado a la meditación. Venís acá, y vuestra mente ya está -como digo- con el buen deseo, la buena resolución de meditar y aquí os recogéis.

Pero eso sí, cuando venís acá, hacedlo -digamos- con toda seriedad y con todo orden. Sí, de aquí, desde las puertas de nuestro ashram para afuera puede haber todos, todo lo que nos conmueve afuera, preocupaciones, conversaciones, etc.; pero desde las puertas para adentro, no. ¿Aquí venimos para qué? para abrir nuestras conciencias, aprender abrir nuestras conciencias para la acción de Dios y para hacer aquello que nosotros mismo hemos elegido. Tenemos que darnos cuenta de esto perfectamente bien, esto debéis entenderlo bien. Y el que medita, tiene que venir a meditar, el que viene a recibir una clase, tiene que venir a recibir una clase; pero esto tenemos que hacer con seriedad, eso sí.

Advertencias que yo tengo que haceros, advertencias para que todo marche bien. Entonces debéis vosotros tomar conciencia de esto y meditar, meditar cuanto vosotros juzguéis conveniente.

Si vosotros no tenéis tiempo de meditar sino unos 10 minutos, un cuarto de hora, 20 minutos y tenéis una ocupación, bueno, está bien, habéis meditado. El que quiere meditar una hora, medite una hora.

Hay meditaciones también comunes, meditaciones comunitarias. En las meditaciones comunitarias vosotros debéis utilizar la música, los cantos para ir alternando entre la meditación y los cantos. Esto debéis tener muy en cuenta, porque una hora y a

veces cuando hace demasiado calor, una hora puede molestaros, puede molestar al resto. Pero, si así vosotros alternáis con cantos, con música, entonces se hace menos pesada esa, ese tiempo, menos pesado ese tiempo, menos difícil en circunstancias adversas especialmente.

Pero, esas meditaciones comunitarias deben ser así mismo, meditaciones formales, teniendo en cuenta que esto es lo que nos forma, esto es lo que a nosotros nos vuelve nuevos, esto es lo que a nosotros nos une íntimamente. Esto es lo que a nosotros nos da fuerzas y esto es lo que va formando en nosotros esa aura. Esa aura que la sienten, esa aura que pueden verla las gentes, para que invitados por vuestra presencia sigan también por el camino, o lo busquen.

Tened en cuenta todo eso mis queridos estudiantes, y sed siempre firmes, sed constantes. En la medida que meditéis, progresaréis, y en la medida en que vosotros dejéis de meditar, retrocederéis. En la medida en que vosotros meditéis, en esa misma medida alcanzaréis lo que buscáis, de otra manera no.

Bien mis queridos estudiantes, yo siempre que estoy con vosotros siente ese gusto, esa emoción tan grande de tener esos momentos de convivencia y estos momentos -digamos- de comunión, pero de comunión íntima, de comunión espiritual con todos vosotros. Yo siento que vuestras almas, vuestros espíritus VIBRAN y están vibrando al unísono con quien es vuestro hermano mayor. Con quien tiene el encargo de vosotros, de conduciros de la mano hacia Dios.

No importa que tenga tantas, tantos, tantas imperfecciones, tantos peros, eso, eso es completamente secundario, completamente secundario. Dice San Pablo esto: queDiossesirvedelosinstrumentosmásdébiles,delosinstrumentosqueno sirvenpararealizarsusobras. ¡Eso es lo que hace Dios! y si Él hace esas cosas, bueno, allá Él ¿no? Él quiere que se hace esto, bueno, pero Él se sirve de esos instrumentos. ¿Para qué? para hacer el bien. Y dice el apóstol, y tiene que servirse de esos instrumentos débiles, de esos instrumentos imperfectos y de esos instrumentos que pueden ser considerados el deshecho, para que se vea que la Obra no es de ellos sino para que, la Obra es de Dios y nada más que de Dios mis queridos estudiantes. En eso estoy yo plenamente convencido.

Y vosotros, cuando impartís instrucciones a vuestros hermanos; si, ha sido motivo de consulta de alguno de vosotros, dice bueno: yo tengo tantos defectos, yo tengo esto, esta otra cosa, pero ¿cómo puedo instruir a un hermano? ¿y cómo puedo hacer esto? Tenéis la buena voluntad, tenéis la sincera voluntad de buscar a Dios y de que los demás busquen a Dios? pues, trabajad. Él no pide la acción de perfectos, no pide la acción de ángeles respecto de sus hermanos. Quiere la acción de hombres a hombres, de personas a personas con todos sus defectos, con todas sus taras. Pero se sirve Él de esos instrumentos para hacer el bien, y para hacer que busquen ese tesoro que tiene cada uno adentro, pero que no le descubre por sí mismo…

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

En la mística clásica cristiana, san Juan de la Cruz nos relata vívidamente… su experiencia mística que resulta, no diré difícil, sino imposible describir en palabras. Estas experiencias se las vive íntima, intensamente. Con una intensidad tal que, si el Padre Bendito no nos comunica un vigor especial, la mortal criatura quedaría consumida en millonésimas de segundo como una paja en una inmensa hoguera.

He aquí cómo nos describe esta experiencia:

Entrémedondenosupe , Yquédemenosabiendo, Todacienciatrascendiendo.

Yonosupedóndeentraba, Pero,cuandoallímevi, Sinsaerdóndemeestaba, Grandescosasentendí;

Nodiréloquesentí, Quemequedénosabiendo, Todacienciatrascendiendo.

Depazydepiedad Eralacienciaperfecta, Enprofundasoledad, Entendidavíarecta; Eracosa tansecreta, Quemequedébalbuciendo, Todacienciatrascendiendo .

Estabatanembebido, Tanabsortoyajenado, Quesequedómisentido

Detodosentirprivado; Yelespíritudotado

Deunentendernoentendido, Todacienciatrascendiendo.

Elqueallíllega devero, Desímismodesfallece:

Cuantosabíaprimero.

Mucholeparece; Ysucienciatantocrece, Quesequedanosabiendo, Todacienciatrascendiendo.

Cuantomásaltosesube, Tantomenosentendía

Queeslatenerosanube

Quealanocheesclarecía; Poresoquienlasabía

Quedasiemprenosabiendo Todacienciatrascendiendo.

Estesabernosabiendo esdetanaltovalor , quelossabiosarguyendo jamáslepueden vencer; quenollegasusaber anoentenderentendiendo, todacienciatrascendiendo .

Yesdetanaltaexcelencia

Aquestesumosaber, Quenohayfacultadniciencia

Quelepuedancomprender; Quiensesupierevencer

Conunnosabersabiendo, Irásiempretrascendiendo.

Ybsiloqueréisoir, Consisteestasumaciencia

Enunsubidosentir

DeladivinaEsencia: Esobradesuclemencia

Hacerquedarnoentendiendo, Todacienciatrascendiendo.

Esta noche es por excelencia la NOCHE DE LA PAZ, porque vino precisamente ese Niño trayendo la paz a la tierra. Paz de la cual ésta tierra había carecido durante mucho tiempo.

Por eso, como acabamos de escuchar la narración de San Lucas se refiere a ese hecho y refiere también, que los ángeles el día de Navidad elevaron al cielo este canto de paz diciendo: “GloriaaDiosenlasalturas ypazaloshombresdebuenavoluntad”.

Los ángeles anunciaron a los hombres que venía el que tenía en Sus manos, la Paz Verdadera. Esa paz que tanto anhelamos. Esa paz que buscamos a veces sin encontrarla, allí en donde la buscamos, porque la buscamos fuera de aquel recinto, de aquel Niño que nos trajo la paz a esta tierra.

Esta noche de Navidad es una noche tan hermosa para todos, mis queridos hermanos. Tan hermosa bajo todos aspectos. En esta noche se reúnen las familias. Los hijos buscan a sus padres, los padres a sus hijos, para en el seno de la intimidad tener esa cena de Navidad, esa cena en la cual más que todo, más que el alimento corporal, se reparte entre todos este alimento del amor. Esta noche en todo el mundo, LA HUMANIDAD SE DETIENE ANTE LA CUNA DE ESE NIÑO, que trajo la PAZ a los hombres de buena voluntad.

Yo, tuve también la dicha, esa dicha incomparable de estar un 25 de diciembre en ese mismo lugar, del cual nos habla San Lucas. En ese mismo lugar en el cual nació el Hijo de Dios: en la Gruta de Belén. Y mi espíritu en ésta noche especialmente, se traslada allá y VIVE esos momentos inolvidables que no, no se borrarán jamás de mi espíritu. Esos momentos en que, recordando precisamente en ese mismo lugar, el Nacimiento del Hijo de Dios, RECIBÍ tantas bendiciones de ÉL. También tuve ocasión de ESCUCHAR en el silencio de mi alma, en el silencio

de mi espíritu, ese canto de los ángeles en el mismo lugar en donde por primera vez oyeron los pastores ese canto. Porque cerca de Belén, allí está ese campo de los pastores, en donde vigilaban ellos la vigilia de la noche junto a sus rebaños, y desde donde fueron presurosos, al escuchar la invitación del ángel a Belén. ¡POR ESO PARA MÍ ÉSTA NOCHE, ES UNA NOCHE INOLVIDABLE!

Y, el día de hoy me encuentro también en esta noche de Navidad, con una alegría que no puedo realmente expresar. Con una emoción muy grande, porque me encuentro en el seno de una familia, pero una familia de hijos de Dios. Una familia a la cual me une –más que los lazos de la sangre y de la carne- estos lazos del espíritu. Esos lazos que unen más, mucho más que esos lazos a veces postizos, de la carne y de la sangre. Por eso, yo con toda alegría he querido celebrar con ustedes ésta noche de Navidad. Y repetir el mensaje que repitieron los ángeles a los pastores, la noche de Navidad. El mensaje que los ángeles trajeron entonces: el mensaje de paz.

Es mi deseo, que en cada uno de vosotros haya esta paz. Esta paz que no pueden darles los hombres. Esta paz que sólo se consigue, cuando uno se postra a los pies de ese Niño de Belén. Esa paz que sólo se consigue junto a ese Niño.

Notemos que cuando el Señor se despedía de esta tierra, de sus discípulos, se despedía también con éstos mismos votos de paz a sus discípulos: “Mipazosdejo,mipazosdoy,nocomoelmundo lada,Yodoyestapaz,doyesapazverdadera.”.

Es que mis amados hermanos, esta paz de Cristo es una paz distinta, completamente distinta de la paz que reina entre los hombres. Esa paz dice orden. Esa paz dice tranquilidad de nuestra conciencia. ESA PAZ DICE COMUNIÓN ÍNTIMA CON DIOS. Cuando nosotros tenemos esta comunión íntima con Él en la oración, especialmente en la meditación, entonces ¡SENTIMOS realmente lo que es esta paz del alma! ¡Cuántos desean la paz, pero no la consiguen! Porque no la buscan allí donde deben buscarla, por eso no encuentran la paz.

Es mi anhelo y mi ferviente devoción, y le pido al Señor que en cada uno de vosotros ese Niño que trajo un día la paz a la tierra, éste mismo Niño grabe en vuestra, en vuestras almas Su paz. Esa paz que el mundo no conoce. Esa paz que El conoce. Esa paz que trajeron los ángeles. Esa paz que dejó en herencia a los Suyos, a Sus apóstoles. Que ÉL OS BENDIGA a todos y a cada uno de vosotros.

Pero, vosotros debéis también realizar vuestra obra, si Cristo realizó la Suya. Debéis ofrecerle el terreno propicio para que ésta paz vaya creciendo y fructificando en vuestras almas. Porque la paz que trajo el Señor es una semilla que se siembra en cada alma. Y si nosotros la cultivamos, dará también sus frutos. Pero si no la cultivamos, no podrá dar sus frutos.

¿Y cómo hemos de cultivar esa paz? Esa paz hemos de cultivar por la oración. Esta paz hemos de cultivar por el ejemplo de las virtudes que nos señaló el Señor, y entre todas, la virtud del amor, del amor cristiano. “En esto -decía Él- conoceránlosdemásquevosotros sois mis verdaderos discípulos:siosamáislosunosalosotros.”Nosotros si queremos que esa paz se ensanche en nosotros y se expanda hacia fuera, hacia nuestros hermanos, debemos comenzar por cultivar éste amor cristiano en cada uno de nosotros. Esta es la recomendación también, que yo el último hermano entre

vosotros, os hace en ésta noche de Navidad.

Espero que Dios Nuestro Señor, os bendiga mucho en esta noche, y luego en este Nuevo Año que vamos a comenzar después de poco tiempo. La vida pasa muy rápidamente. Nosotros estamos de paso, somos solamente viajeros que hemos hecho un momento de alto en nuestro camino, y luego continuaremos adelante. Una generación sucede a otra, y después de un tiempo, la generación presente ya no estará en este plano, y dará lugar a esas generaciones que vienen. Pero nosotros debemos comprender –ya estamos en edad de comprender- que sólo la Paz de Cristo es la que nos acompañará siempre. La Bienaventuranza Eterna es Paz. El

cielo es paz, paz que no se altera nunca. Y a esa paz debemos acostumbrarnos desde ahora.

Que el Niño Jesús os bendiga a todos y a cada uno de vosotros, a vuestras familias, a vuestros amigos, a vuestros parientes. Y mi última recomendación, es que vosotros le prometáis a ese Niño que fue visitado por esa gente sencilla la noche de Navidad y que nació en ese frío de la noche, que le prometáis a ese Niño: ser fieles a vuestra meditación. En la meditación le encontraréis a Él. En la meditación os encontraréis a vosotros mismos. En la meditación encontraréis la fuerza de espíritu para caminar con seguridad en la senda de ésta vida. En la meditación encontraréis la solución a vuestras dificultades y a vuestros problemas.

Nosotros a veces nos equivocamos, cuando acudimos a los hombres buscando –a veces- ayuda, buscando apoyo que en la mayoría de los casos no pueden darnos. Pero cuando nosotros pedimos a Dios, tenemos la plena SEGURIDAD de que recibiremos lo que pedimos, porque en Él están todos los poderes. En Él están todos los bienes. En Él está todo conocimiento. En Él está absolutamente todo, todo cuanto podemos desear y pedir. Y es el ÚNICO que no puede negarnos nada. Pero tenemos que ir a Él ¡ésta si es la condición indispensable! Y para ir a Él necesitamos orar, necesitamos que por la oración se sintonice nuestro espíritu con Su Espíritu, nuestra mente con Su Mente, nuestro corazón con Su Corazón, nuestra vida con Su Vida. Así identificados con Él, entonces seremos fuertes y transitaremos felices por esta existencia.

¡QUE DIOS OS BENDIGA A TODOS!

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Al pie del altar de la gruta del nacimiento de Jesús, el Cristo, el peregrino que tiene el privilegiodevisitarTierraSanta,sedetienealeerestainscripciónlatinaquedice “Hicde VirgineMariaIesusChristusnatusest”que significa: “AquínaciódelaVirgenMaría Jesucristo”.En esta inscripción lacónica, sencilla, se resume el drama cósmico de la presenciadelHijodeDioshechoHombreenestepequeñoplanetatierra.

El evangelistaLucas conunaprecisiónadmirable describeasí, aquelmomento enque culminó la historia del pueblo judío del A.T.: Hubo un empadronamiento según un edicto e César Augusto, emperador de Roma para que se empadronasetodoelmundo,cadaunoensuciudad.Enacatamientoaesteedicto,JoséquevivíaenlaciudaddeNazaretenGalilea,subióaBelén ciudaddeJudeaparaempadronarseporqueerajudío,descendientedelacasaydelafamiliadeDavid.María,suesposaestabaencintay “estando allí,secumplieronlosdíasdesupartoydioaluzasuHijoprimogénitoyloenvolvióenpañalesyleacostóenunpesebre,pornohabersitiopara ellosenelmesón” .(Lc2,6)

La imaginación ha ideado aquel lugar en el que vio la luz primera en esta tierra el Hijo de María, como una casa más o menos aceptable, como la de aquellos pesebres que la imaginería de nuestros tiempos ha creado para adornar nuestros nacimientos navideños; como nuestros pesebres que se decoran con los objetos más originales creados por la fantasía: rebaños diminutos de ovejitas muy blancas un buey manso y reposado que calienta con su aliento a un Niño que sonríe a una joven madre, un borrico que descansa junto a la cuna, casitas bien alumbradas, calles simétricamente trazadas, huertos con árboles cargados de variados frutos… escenas y decoraciones, en fin, de los cuentos de las mil y una

noches, de sabor meramente oriental… Todo esto no puede darnos una idea exacta de lo que era el lugar en donde se cumplió lo que dijo Miqueas el profeta: “Ytú,Belén tierradeJudá,noeresciertamentelamás pequeña entre las principales de Judá, porquedetisaldráunJefequeapacentará mipueblo,Israel” (Mt 2, 6).

La gruta del Nacimiento como se la conoce el día de hoy, no es otra cosa que una cueva asimétrica, oscura, pequeña, enclavada en la tierra a la cual se desciende por unos 20 escalones construidos a los dos lados laterales.

Tiene esta gruta unos 12,4m por 3m. Actualmente está revestida de mármol oscuro. Aquí había una pila de roca de un metro de longitud por 0,30 de profundidad, revestida de barro. Sobre esta pila, decía la

tradición, descansó el Niño Dios recién nacido. La tradición de los primeros siglos del cristianismo señaló siempre esa gruta como el lugar escogido por el Verbo de Dios para venir a habitar con sus hermanos los hombres.

En esta gruta sagrada vivió el eremita san Jerónimo durante 35 años; allí realizó la titánica tarea de la traducción de la Biblia al latín, traducción conocida con el nombre de VULGATA .

En la actualidad la gruta está dentro de la Basílica de la Natividad y se encuentra ubicada debajo del coro.

La gran Basílica fue edificada el año 330 por Constantino a petición de su madre Santa Elena. El emperador Adriano (años 117-139) con el ánimo de borrar cualquier signo de la tradición cristiana del Nacimiento de Jesús mandó a erigir en aquel lugar un templo a Adonis. Esto contribuyó mejor para que se conservara la memoria de aquel lugar.

A esta gruta acudieron presurosos los pastores que moraban en las cercanías de Belén. Cuando estaban velando las vigilias de la noche sobre sus rebaños, se les presentó un ángel que les dijo: “Osanuncio unagranalegría,queesparatodoelpueblo:Oshanacidohoyun Salvador,queeselCristoSeñor,enlaciudaddeDavid”(Lc 2,11). En lo que en el día de hoy se denomina el capo de los pastores, escucharon este canto entonado por el ejército celestial que alababa a Dios diciendo: “GloriaaDiosenlasalturasypazenlatierraaloshombresdebuenavoluntad”(Lc 2,14).

¡Cuánta falta hace que los hombres –particularmente los que tienen en sus manos los destinos de los pueblos de la tierracontribuyan por todos los medios para que este mensaje de Paz entre los hermanos los hombres, que proclamaron los ángeles aquella noche de Navidad no sea mero enunciado, sino una realidad!

Nuestros autores de ascética y mística, unánimemente confiesan que el Discípulo Amado bebió su inspiración en la Última Cena cuando reclinó su cabeza en el corazón de Cristo, respetabilísima es su opinión; pero la manera de enseñar de Dios es distinta. Todas las obras de la Creación están sujetas a un proceso de evolución lento, gradual y divino. El Padre Eterno enseña al Hijo; Éste enseña al hombre"todocuantorecibiódel Padre"(Jn. 15,15), enseña así mismo a su Madre, ésta enseña al discípulo. Juan debe a la Virgen María inmediatamente las enseñanzas que consigna en el Evangelio. No olvidemos que después de la muerte y resurrección de Jesús, Juan estuvo en compañía de María por cerca de 30 años. Es lógico suponer que, en ese tiempo, las conversaciones de estos dos personajes girarían siempre en torno de la persona divina de Jesús. fruto de estas conversaciones de profunda espiritualidad es el cuarto Evangelio. Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, San Francisco de Asís y Santa Clara, San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal, se ayudaron mutuamente en el servicio de Dios. Si de la abundancia del corazón habla la boca (Lc. 6,45) María hablaría con Juan de lo que abundaba en su corazón y le habría comunicado cuanto oyó de Su Divino Hijo.

Con justicia se puede afirmar que el espíritu del Evangelio de Juan, pertenece a la Virgen María. De tal manera que quien desee conocer el pensamiento de María debe ir a estudiarlo en el cuarto Evangelio. El Evangelio de San Juan puede llamarse con razón el Evangelio de María. P. CÉSAR A. DÁVILA G.

En la parusía final, cuando todas las cosas sean restituidas a su principio, brillará con fulgores de eternidad una sola Eterna Luz. La ciudad santa será iluminada eternamente por Cristo.

El profeta de Patmos en el Apocalipsis, cuando contempló la ciudad de Dios en la cual estamos llamados a habitar todos los hombres, después del último episodio del drama de esta tierra, se expresó de esta manera: “Laciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, para alumbrarenella:porquelagloriadeDiosla iluminaylaLuzdeella,eselCordero.Ylas nacionesandaránalaLuzdeella;ylosreyes delatierratraenaellasugloria”.Apocalipsis 22,4

Mientras peregrinamos en este plano, si deseamos que aquella Luz Divina nos ilumine eternamente, es preciso redescubrir esta luz, para andar en ella, para sentirla y gozarla, para vivir en ella.

¡Señor, que tu Luz brille siempre en nosotros!

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Este acontecimiento tiene como escenario la pequeña ciudad de Belén.

En Belén, una cueva; en la cueva, una cuna; junto a la cuna, la Virgen Bendita.

A esa cuna no llegaba desde afuera ningún sonido que turbara la augusta soledad del silencio.

En ese augusto silencio nace Aquel que vino a despertar dentro de cada uno de nosotros, el Reino del Silencio.

El bullicio mundanal, la algarabía de los seres humanos del gran mercado del mundo, todo ese tráfago profano, está ausente de aquella cuna en que María deposita al Niño.

Esa cuna es el mejor símbolo de lo que debe ser el corazón humano, para que el Reino de Cristo mismo, realice Su obra.

Esa cuna es el símbolo de que cada uno de nosotros es la morada de ese Dios Bendito.

¡Aquí está Su templo! ¡Aquí está Su cuna!

La Navidadeslafiestadelsilencio , de ese silencio en el que reina Dios. Buscad el silencio, amad el silencio, gozad del silencio, vivid el silencio.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Guía Espiritual y Fundador de AEA

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