Cartelera digital de Asociación Escuela de Auto-Realización - noviembre 2025

Page 1


“DONDE HAY AMOR NO HAY TEMOR”. PERO, ¿DE QUÉ AMOR SE TRATA? NO NOS REFERIMOS

A LO QUE EL HOMBRE COMÚN ENTIENDE POR AMOR. HABLAMOS DEL AMOR VERDADERO

QUE PRINCIPIA EN DIOS Y TIENE SU CULMINACIÓN EN ÉL, DE ESE AMOR QUE ES DIOS MISMO. Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Derechos Reservados

Allá, más allá del tiempo.

Allá en los dominios de Tu mente increada comenzaron todos los mundos su drama cósmico.

Los espíritus, todos los espíritus se estremecieron al calor de Tu soplo y fueron formados en una de esas oleadas de TU AMOR SUPREMO:

En ellos estabas, en ellos estás, en ellos estarás siempre:

Si falta Tu espíritu de su espíritu decaerían y morirían sin remedio.

El mundo de la mente, el mundo físico, todos los mundos, vinieron de Ti cabalgando en un solo acto de querer enteramente Tuyo.

Enséñanos a verte siempre. Enséñanos a amarte.

Enséñanos a encontrarte en todas las cosas.

Hay una invitación que nos hace nuestro Bendito Señor… Dice: Sedperfectos comomiPadreCelestialesperfecto . Y esta invitación la hace Él sin restricción de ninguna clase. No se dirige a sus apóstoles, sino sencillamente a ti, a mí, a todos los que nos están escuchando en estos momentos. Yo siempre me decía, bueno, éste es un ideal inalcanzable. Y no es así.

Los SANTOS NO NACEN SANTOS, LOS SANTOS SE HACEN. ¿Y cómo? De una manera también completamente sencilla. Y en esto, yo les digo siempre a mis estudiantes: miren, nuestro Dios Bendito pone el 99% y nosotros tenemos que poner el 1%...

Con todas las limitaciones con que nacimos. Yo pudiera contarte episodios de vida de los santos y voy solamente a esto, a san Francisco de Asís. Bueno, los biógrafos le han pintado como un santo desde que nació; pero un biógrafo de verdad, independiente, que ha estudiado profundamente la historia de san Francisco, por ejemplo, mira, dice esto: Que durante su juventud era un hombre común y corriente, y muchacho común y corriente; y luego entró por este camino después de ese momento tan dramático de cuando el padre le reclama la caridad que hacía con el dinero de ese padre que era tan rico y le demanda ante el obispo, y él le dice: aquí tienes todo lo que he recibido de ti, ahora en adelante ya no voy a tener sino un solo Padre, ese Padre que está en los cielos; y dejó a su familia…

Y tenemos también otro caso. Yo pudiera contarte innumerables casos de esta naturaleza…

(San Agustín) ¡Ah! Precisamente vamos a él. Y te puedo resumir en una sola frase de uno de sus biógrafos, Giovanni Papini lo que dice de san Agustín: hasta los 30 años un sátiro, de allí en adelante un santo . Y aquí entramos en materia de la Oración Contemplativa y el inicio de la SANTIDAD. Entonces dice él: entréenlomásíntimodeloíntimomíoyallíTeconocíBenditoSeñor mío…

P. César A. Dávila G.

Miren, a ustedes se les hablado de esto: que Él, Dios, es como un gran transmisor, y que la Onda Divina está inundando el tiempo y el espacio, y es una Onda Omnipresente. Y esa Onda Divina es participada por el Verbo de Dios, por ese Cristo Bendito que habitó entre nosotros…

CREANME, para mi constituye ESO, un motivo de inmensa alegría poder transmitirles algo de lo que Él quiere, que les transmita a ustedes.

Así como están sentados frente a mí, ustedes, le escuchaban tantas almas que deseaban nutrirse de Su Palabra. Así están también ustedes, ustedes están ávidos. Es el gran interés, yo veo ese gran interés que tienen ustedes por la Palabra, que les diré, pero sin el menor asomo -ustedes me comprenden perfectamente- sin el menor asomo, ¿de qué diremos? de vanidad -porque esa palabra no, ni debo pronunciar- sin un asomo de eso. Esa palabra que quiero transmitirles a ustedes, que le diré con TODA PROPIEDAD que NO, no considero mía. Porque si la considerara mía, yo estaría primero mintiendo, -yo no puedo mentir- y luego estaría traicionándome a mí mismo.

De manera que, ¿qué tengo que decirles? Entonces, ser el transmisor de Él y decirles a cada uno de ustedes lo que Él quiere que les diga a ustedes. Esto es, es la MISIÓN que tengo con ustedes. Y ustedes lo comprenden perfectamente bien.

Y por eso miren, yo les veo a ustedes, a cada uno de ustedes, tan cuidadosos cuando me acerco a ustedes, cuando les abrazo, cuando les tengo a mi lado, cuando converso, cuando les tomo de la mano a cualquiera de ustedes. Entonces yo me encuentro FELIZ, porque veo que ustedes están cooperando a esta acción Divina. Ese es el, la gran recompensa que me da Él, recompensa centuplicada. Recompensa que yo la siento profundamente y ustedes también lo sienten, y veo la abnegación que tienen ustedes por esta persona, que al fin no está sino CUMPLIENDO UN DEBER.

De modo que, ¿qué estoy yo haciendo? ¡Cumpliendo una misión! ¡Cumpliendo un deber, el deber que Él quiere que yo realice! No me impone Él, sino, Él deja a mi buena voluntad. También dice, bueno: “haz esto, si quieres”. Pero, ¿cómo yo le voy a desobedecerle a Él? Y por eso lo hago y lo hago con tanta buena voluntad por ustedes.

Y les diré que yo tengo, y tengo el DEBER DE INTERESARME POR TODOS USTEDES, por cada uno de ustedes. PORQUE LUEGO VAN A SER LOS INSTRUMENTOS, los instrumentos también LLAMADOS POR ÉL

PARA ESA TRANSFORMACIÓN QUE ESPERA

ESTA HUMANIDAD, esta sociedad que necesita de almas que amen, le amen a Cristo, que sientan esa transformación que da el AMOR de CRISTO. Y que con esa transformación que sienten ustedes y que deben vivirla, y con, con esa transformación íntima comunican a los demás también lo que sienten, lo que experimentan, para que lo que digan ustedes entonces tenga inmediatamente el ECO y la correspondencia. Para que también ustedes, sepan COMUNICAR LA PALABRA, PERO LA PALABRA QUE VIENE DE ÉL, no la palabra que ustedes inventan, NO. Sí nosotros inventáramos las cosas y aprendiéramos de alguna maneradigamos- un discurso, improvisáramos, es decir, estudiáramos un discurso y lo aprendiéramos de memoria ese discurso, haría, estaríamos haciendo una obra humana.

Lo meditamos, eso sí, meditamos. Y FRUTO DE NUESTRA MEDITACIÓN TIENE TAMBIÉN QUE SER NUESTRA PALABRA, porque entonces allí no está hablando el hombre, ESTÁ HABLANDO EL ESPÍRITU DE DIOS. Pero siempre que nosotros meditemos esa palabra. Y leer la Palabra de Cristo, y estudiar esa Palabra de Cristo es la mejor manera de ir despertando en nosotros, esa Conciencia Divina.

De manera, que yo me siento FELIZ, -digo nuevamente- me siento feliz, enteramente feliz con ustedes.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

“La Joya”, Patate-Prov. Tungurahua. Casa de los padres del Padrecito Dávila

Vamos a tener estos tres días de convivencia, y vamos a oír ya a cada uno de los conferencistas en los distintos días, a los conferencistas delegados por los estudiantes de Cuenca, de Guayaquil y de aquí, de Quito. Y vamos también, a recoger los frutos de las enseñanzas que en Auto-Realización han tenido. Esto me llena una vez más, de profunda alegría.

Y espero que estos días para vosotros, van a ser unos, unos días inolvidables. Y espero que esta inyección –si así puedo decir- esta inyección que vais a recibir en estos días, esta inyección de unión, esta inyección de amor al trabajo, esta inyección de comprensión entre vosotros, esto va a serviros durante mucho tiempo. Pero permaneced siempre CONSTANTES, ser fieles a las enseñanzas, a las prácticas de la Escuela de Auto-Realización.

PIDO A DIOS, A QUIEN YO LE MIRO PRESENTE AQUÍ EN ESTA SALA, que bendiga todos los actos que van a realizarse, todos, para que cada uno de vosotros sigáis con más constancia en el sendero y que vayáis adelantando día a día en vuestra realización.

Y espero que si ahora nos, nos hemos reunido más de un centenar, en la próxima Convención que tengamos, ya con el mensaje que los estudiantes de Cuenca, Guayaquil y Quito llevarán a los demás, el número sea, duplique, o se centuplique.

Pero reflexionemos en esto: que el número cuando se trata de estas cosas, relativamente no cuenta. Non numerantus est ponderantes,dice un adagio latino. Dice: no hay que fiarse en el número, sino en la calidad, en, en la esencia misma de quienes están integrando una agrupación.

Sí, podemos tener nosotros en las listas, en los registros de asistencia –quizá- muchos estudiantes. Pero eso de tener en los registros no significa nada, si no va unida también la calidad de sus estudiantes. Y la calidad se VA ADQUIRIENDO, es cuestión de adquirirla a través de las prácticas de Auto-Realización, especialmente las prácticas de concentración, las prácticas de meditación, los ejercicios de hatha yoga, los ejercicios de respiración, etc., etc., así iremos creciendo y así daremos el fruto apetecido.

Debemos tener en cuenta mis queridos estudiantes, que todas, absolutamente todas las religiones, y no hay realmente excepción. Todas, digo, han rendido un culto especial a los muertos.

Si nosotros nos remontamos a los orígenes mismos de la humanidad, veremos que hay signos, hay monumentos que la arqueología ha conservado, en que ese culto que tributaron nuestros antepasados a los muertos, fue un culto real, un culto evidente.

Una de las más grandes investigadoras de este aspecto que estamos examinando: la Blavatsky, en su “Doctrina Secreta” y también en su famoso libro “Isis sin velo” nos habla de este culto que la humanidad desde sus comienzos tributaba a los muertos. Y nos habla también de ciertas lámparas que encendían, como monumentos votivos a esos espíritus de los muertos, lámparas que duraban por milenios.

Pues bien, mis queridos estudiantes, nosotros podemos recordar sencillamente hechos recientes en la historia. Digamos recientes, porque hablar de la historia, de la existencia de la tierra por ejemplo que lleva ya cerca de unos 4 mil millones de años.

Podemos decir que es un hecho reciente el ejemplo, el culto a los muertos que tributaron los egipcios hace unos 8, 10 mil años, 6 mil años antes de la era cristiana. Y recordemos que había una preparación, pero preparación bastante severa, bastante realista, y bastante prolija para celebrar ese culto de los muertos. La persona que vivía todavía, pues se preocupaba ya de cómo se realizarían sus funerales. Y gran parte de su fortuna, dejaba precisamente para eso.

Así lo hacían también mis queridos estudiantes, los demás pueblos, los pueblos semitas, los pueblos caldeos, Persia, Macedonia. Y luego, el pueblo judío tributaba siempre un culto especial a los muertos.

El día de hoy mis queridos estudiantes, también se tributa este mismo culto a los muertos, no importa la religión que sea. Unos le llevaran a ese cuerpo del difunto, a una pira funeraria. Otros le llevaran a un cementerio. Otros le llevaran a una cripta. Otros le llevaran a ese cuerpo, bajo tierra. Pero todos tienen un recuerdo y un culto especial que dedican a los muertos.

Cerca de Jerusalén, por ejemplo, y este es un monumento naturalmente de la arqueología. Cerca de Jerusalén hay un valle que se llama el Valle de Josafat, saliendo de Jerusalén hacía el norte. Y ese valle está junto al Torrente de Cedrón, tan conocido por nosotros, y a lo menos conocemos por relato bíblico de la pasión de Cristo Jesús. Y allí pues, hay un valle –como digo- que se llama el Valle de Josafat. Y allí he visto que hay innumerables, innumerables tumbas que están recordando a los seres que han muerto. Seres antecesores del pueblo judío, de quien nosotros heredamos el culto y la religión. (….)

Pero mis queridos estudiantes, nosotros estamos ya acostumbrados –digámoslo así- acostumbrados a descubrir algunos velos que para los demás quizá son incomprensibles, los velos que llaman ellos: los velos de la muerte.

Pero para nosotros mis queridos estudiantes, la muerte como tal, como la entiende la gran mayoría de las personas ¡la muerte realmente no existe! Es un absurdo realmente creer que la muerte existe. Repito, como la entiende la mayoría de la gente. Esa gran mayoría entiende la muerte como un acabose total, como una destrucción completa, como una separación definitiva. Y como una finalización, como un retorno sin regreso, como una ida sin regreso. Y esto no es así mis queridos estudiantes. ¡LA MUERTE NO ES ESO! No es, no significa una separación absoluta, no significa una destrucción total, no significa una aniquilación. Esto no lo debemos, no podemos creerlo mis queridos estudiantes.

Vamos a poner una pequeña comparación, para entender perfectamente bien esto. El ejemplo sencillo, sencillísimo de la jaula y del pajarito encerrado en la jaula.

Pues bien, ¿Qué somos mis queridos estudiantes, cuando vivimos en este plano, aquí en la tierra? Somos ese pajarito encerrado en la jaula, encerrado en la jaula. Y tenemos nosotros que vivir en esa jaula, y mirar a través de las rejas de esa jaula que nos permite a nosotros mirar afuera. Miramos a través de nuestros sentidos lo que pasa allá, pero estamos dando vueltas y siempre anhelando salir a ver qué hay más adelante. ¡Somos esas aves, mis queridos estudiantes!

Vosotros habéis visto una avecilla que es encerrada en una jaula. Sí, puede cantar su canto más hermoso, y, de hecho, se acostumbra a la vida del hogar de esa familia… Pero esa ave añora siempre la libertad, añora siempre esos bosques en donde no hay esas rejas. Añora ese aire, añora esa lluvia, añora esa luz, añora esa inmensidad del espacio para volar.

Esto somos pues nosotros mis queridos estudiantes: aves, pero aves encerradas dentro de una pequeña jaula.

Pero qué es lo que pasa entonces, cuando se produce esto que llamamos el fenómeno de la muerte. Sencillamente se abrió la puerta de esa jaula y voló, voló esa, esa ave. Entonces se liberó, esa jaula quedó vacía…

Y luego, al fin y al cabo, ¿QUÉ SIGNIFICA ESE FENÓMENO DE LA MUERTE? Ese fenómeno de la muerte significa más bien, LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU. ¿Para qué? PARA ENTRAR EN OTROS

PLANOS SUPERIORES. (…)

Por eso es que nosotros debemos realizar esa evaluación, porque ya no es mis queridos estudiantes, no es el momento, no es la época de vivir nosotros con pensamientos absurdos, con pensamientos engañosos, con pensamientos equivocados. Con pensamientos hasta absurdos sobre ciertas cosas y ciertas verdades que nosotros debemos saber, y que debemos conocerlas.

Nosotros debemos adoptar una actitud diferente frente a esas situaciones de la vida. Y cuando ocurre que uno de nuestros seres queridos se ha ido, pues bien, si al primer momento nosotros sentimos esa ausencia, ese golpe de la ausencia, pues ya es tiempo de que nosotros reflexionemos: que quienes se van se liberan. Y quienes se van están siempre –oídme bien- siempre en condiciones mucho mejores que aquellos que se quedan.

¡Cuántas experiencias se ha hecho, he hecho, digamos! ¡Cuántas experiencias también vosotros, algunos de vosotros estudiantes lo habéis presenciado! Cuantas experiencias que se han hecho con relación a este fenómeno de la vida después de la muerte, nos comprueba exactamente esto que estamos diciendo: que quienes se van, están en mejores condiciones que nosotros. Nosotros imaginamos que están sufriendo, que esas personas –bueno- están pues en una situación difícil, desesperante. Puede ser en los primeros momentos, los primeros momentos de purificación. Los primeros instantes en que esas personas todavía se imaginan que están aquí en este plano físico desempeñando su misión. Pero después de esos momentos, ya más allá del fenómeno de la muerte no hay tiempo. Después nosotros contamos el tiempo, después ya razonan de otra manera.

Y ELLOS ESTÁN UNIDOS A NOSOTROS. Esta es otra verdad de la cual nosotros no debemos apartarnos. Ellos están unidos a nosotros y nosotros podemos estar unidos a ellos. ELLOS VIVEN, y nosotros podemos también vivir con ellos y estar cerca de ellos siempre. Esta es otra gran verdad, que debemos vivirla mis queridos estudiantes, sí. Y no imaginarnos que –decía al principioque el que se fue, emprendió un viaje sin retorno. No, mis queridos estudiantes. (…)

Y esto os traigo a cuenta, para indicaros que este fenómeno de la muerte puede ocurrirnos en el momento que nosotros menos pensemos, en el momento que menos pensemos.

Y entonces, ¿QUÉ TENEMOS QUE HACER? Pues, estar preparados, ESTAR LISTOS. Ni siquiera, muchas veces tenemos que hacer nosotros ese viaje pensando, ni la víspera, sino en ese instante.

Cuando tenemos que hacer un viaje corto o largo, tomamos una maleta y llevamos pues allí los menesteres para ese viaje. Pero para ese viaje de la muerte, NO. Allí debemos nosotros ya haber tomado todo nuestro equipaje.

Y este equipaje mis queridos estudiantes, este equipaje voy a deciros, este equipaje es la MEDITACION, la meditación diaria. Cada día que nosotros meditamos, estamos poniendo en nuestra caja de equipaje una camisa, una prenda de vestir muy hermosa y muy nueva. Cada vez que realizamos una obra buena a favor de nuestros hermanos, estamos poniendo en la maletita de nuestro equipaje, una pequeña joya. Cada vez que nosotros realizamos un pequeño vencimiento, estamos así mismo, colocando en esa maletita de viaje otra cosita que nos va a servir para ese viaje. Y cada vez que nosotros pues, recordamos de nuestros hermanos, y estos hermanos nuestros por un consejo nuestro van por el camino y siguen adelante, estamos -con esa actitud- pues colocando en ese equipaje, colocando una cosa más.

¡Esto es lo que tenemos que hacer! Y esto es lo que tenemos que hacer mis queridos estudiantes, diariamente.

Pero tengamos en cuenta también, no es tomar las cosas que nos van a servir para ese viaje. No, no es tomar esas cosas, si nosotros por ejemplo empleamos nuestro tiempo en cosas inútiles. Cuando empleamos nuestro tiempo, en cosas que a nosotros pueden distraernos por un momento y nos disipan, y nos hacen a nosotros- mas bien- débiles, nos debilitan, nos hacen a nosotros enfermizos, nos hacen a nosotros vulnerables.

No, esto no podemos ni debemos hacer mis queridos estudiantes. Nosotros debemos trabajar para llenar nuestra maletita, pero de buenas obras, de estas obras que brevemente os he reseñado.

Un estudio de una de las lecciones, una reunión de Auto-Realización, esto es lo que a nosotros mis queridos estudiantes, nos hace asociar aquello que vamos a llevar de este plano. Una meditación en común, esto es lo que será tenido en cuenta en el libro que se llama de la vida, y esto es registrado en el libro que los orientales llaman registro akáshico.

Bien, vamos pues mis queridos estudiantes, a continuar este acto litúrgico, de esta celebración litúrgica. Para así mismo, volver a nuestros hogares tranquilos. Luego, siempre llenos, con mucha paz y con mucho amor. Sobre todo, con mucho amor, de los unos para con los otros.

Bueno, hay, hay deberes humildes. Deberes bueno, muy, muy triviales, digamos. Pero hay que cumplir –digamos- aquello, pero en este sentido de que les hablo a ustedes, en este sentido a que me refiero como tienen que tomar ustedes el deber.

Miren, yo cito uno de tantos ejemplos. Bueno, y es interesante ver en, en muchos santos esto. Por ejemplo, en SAN MARTÍN DE PORRES pues, si fue, fue un Dominico, lego Dominico. Yo he visto allí en Lima, ahí en la celda donde él vivía que se ha convertido en una Capillita, y el mismo Convento y todo. Y él, y él, el hermano solamente se dedicaba a barrer y barrer y barrer y barrer y hacer todas, los menesteres de la casa solo barriendo ¿no? Es que es un oficio del todo humilde, humilde, humildísimo, como el de ser un barrendero de Convento. Y, sin embargo, sin embargo, él tenía eso, de que tenía un gato, tenía un ratón ¿no? los ratones venían. Y, y les ponía en el mismo plato para que coma el ratón, el gato, y lo mismo, las palomas. Todo eso, señal con la cual ese contacto con, con la naturaleza, con los animales, con las aves, todo eso ¡un santo! pero cumpliendo un deber humilde… humilde e insignificante. Pero cumplió con su deber.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

En este Santuario de la Virgencita de EL QUINCHE. Fijémonos en esa imagen Bendita, imagen que es el polo de atracción del pueblo ecuatoriano, que es el polo de atracción también de otros pueblos vecinos. En esa Virgencita dulce, en esa Virgencita tierna, de mirada, más bien de rostro un poco triste.

Yo quisiera mis queridos hermanos, que vosotros miréis esa imagen, los que estáis aquí en éste Templo, y que miréis nuevamente esa imagen que lleváis a vuestras casas y entronizáis en vuestros hogares. Que miréis el rostro de esa imagen Bendita y que miréis lo que tiene en su cabeza, lo que tiene en sus brazos.

Ella, también tiene un signo mis amados hermanos, un signo de realeza, ese signo de realeza. Tiene en una mano, es lo que los reyes llaman el cetro y lo que los

gobernantes llaman el bastón de mando. Ella también tiene simbólicamente, tiene ese bastón de mando y ese cetro.

Pero recordemos mis queridos hermanos, que esa Reina Bendita, no reina y no puede reinar como reinan las reinas de la tierra. Esas reinas que se rodean también de ejércitos y de cortes, y que reciben honores

militares ¡Ese es un gran disparate! Esa Reina Bendita mis queridos hermanos, es como Su Hijo: la Reina de ese otro Reino que tenemos, tenemos un Rey, tenemos una Reina. Y esa Reina también busca reinar, pero ¿en dónde? En el fondo de nuestros corazones, en el fondo de nuestro espíritu, allí quiere reinar mis queridos hermanos.

Y nosotros tenemos que allanar ese camino, para ese Reino de Cristo y para ese Reino de la Virgen en nosotros, debemos allanar eso. ¿Y sabéis mis queridos hermanos, lo que obstaculiza que el Señor reine y que la Virgencita reine en nosotros? lo que obstaculiza, es lo que en lenguaje vulgar llamamos el pecado. Pero también mis queridos hermanos NO VIVAMOS con ese complejo de pecado y con ese complejo de pecadores, no mis queridos hermanos. Si somos por un lado pecadores, y si hemos ofendido las leyes de Dios, somos por otra parte

HIJOS. Y el Señor mis queridos hermanos, nos recuerda y nos dice: que tenemos que vivir con esa convicción plena, pero convicción de hijos. Esto es lo que tiene que hacerse conciencia en nosotros. No tenemos que llevar en nosotros la conciencia de pecadores, sino la conciencia de hijos de Dios.

Porque si llevamos esa conciencia negativa de pecadores, no llegamos a ninguna parte.

Hemos de llevar en lo íntimo de nuestro ser, esa conciencia de hijos de Dios. Porque ¿Quién nos enseñó, que nosotros debemos tener esa conciencia? Nos enseñó el mismo Cristo, cuando dijo que invocáramos así al Padre: “PadreNuestroqueestásenlos Cielos”. Sí, entonces Él nos pidió que invocáramos a Dios como nuestro Padre y que le llamáramos Padre, y por lo mismo que nosotros tuviéramos la conciencia de hijos al invocarle.

Pero mis queridos hermanos, los obstáculos –digo- que se oponen en el reinado de Cristo, son esas deficiencias, esos apegos diarios, esas cositas que nos entretienen la vida y a nosotros nos hacen olvidar, ésta dignidad de Hijos de Dios, etc.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Cristo Jesús mis queridos hermanos, que se dignó venir a este mundo y hacerse como uno de nosotros –como dice el apóstol San Pablo- menos en el pecado, lo sabemos mis queridos hermanos, es una de las personas divinas. Cuando encarnó, no perdió mis queridos hermanos, esta condición de ser Dios, de ser Él una encarnación divina ¡no perdamos esto de vista, jamás!

Ese Cristo que vivió con los hombres, ese Cristo que sufrió con los hombres, este Cristo que ofreció Su vida por los hombres, ese Cristo que resucitó, ese Cristo es verdaderamente Dios. Y Él, como Dios, tiene todos, todos los títulos imaginables.

Hay títulos que ambicionan los hombres mis queridos hermanos. Unos quieren ser de reyes, otros quieren ser presidentes, otros quieren ser senadores, otros quieren ser magistrados, en fin. Las ambiciones humanas son incontenibles y los hombres quieren mis queridos hermanos, ocupar cargos y dignidades muy altas, justa ambición muchas veces. Pero mis queridos hermanos, esas ambiciones muchas veces, no corresponden a la misión que ellos se han propuesto, ambiciones bastardas, ambiciones que les viene mas bien, a tales personas, de grandes preocupaciones.

Este día mis queridos hermanos, nosotros estamos celebrando un título que tiene ese Cristo Bendito, que vino a habitar entre nosotros. Pero Él, no ambicionó ese título, no quiso –como los hombres- exhibir ese título, para conseguir su prioridad sobre ellos. Ese título que estamos celebrando el día de hoy, es el título de Su realeza, que estamos celebrando éste día: el día de CRISTO REY. Pero como digo, ese título le corresponde, le corresponde como a Dios, ese título no lo buscó Él.

Pero mis queridos hermanos, nosotros debemos comprender un poquito, en qué sentido quiere ser Rey Él. ¿Por qué se llama en realidad Rey? Y esto lo debemos mis queridos hermanos, comprender –digo-, comprender suficientemente.

Acabamos de escuchar esa lectura del Santo Evangelio, ese diálogo en el cual el Señor ya preso, entabla con el Gobernador de la Judea, Poncio Pilato. El Gobernador le hace varias preguntas, y entre esas preguntas le hace esta: ¿EresrealmenteRey? Y Él, mis queridos hermanos, ese Cristo que estaba coronado de espinos, ese Cristo que tenía por atuendo una túnica de púrpura, ese Cristo que tenía llagada Su espalda. Ese Cristo que aparecía desfigurado –como le vio Isaías- desfigurado Su rostro y que no parecía un rostro humano. Ese Cristo dice paladinamente:“Si,YosoyRey,yparaesto–dice- hevenidoalmundo” . Y añade: “hevenidopara dartestimoniodelaVerdadalmundo”.

Pero Él aclara también mis queridos hermanos, esto: cuál es la naturaleza de Su Reino. Porque dice Él, que es Rey, Él dice: “peromiReino,noesdeéstemundo” . Oigamos bien esto, dice Él: “miReinonoesdeestemundo”.

Pero entonces, si no es de este mundo, es decir, un Reino en el cual no se ejerce poder como ejercen los hombres, sino ese Reino, no es el que busca Él, ¿qué clase de Reino es el que vino a establecer, y qué clase de Rey es entonces?

¡Ah! Mis queridos hermanos, es que hay que recordar también lo que dijo Él muchas veces. Él dijo: “vosotros tenéisunReino”. Hablando a las multitudes y hablando en esas multitudes a cada uno de nosotros hermanos, no a mi solamente, hablando a cada uno de vosotros mis queridos hermanos, personalmente, dijo: “vosotrostenéisunReinoyeseReino–dijo Él- eseReinoestádentrodevosotros”.

Según la enseñanza de Cristo hermanos, cada uno de nosotros –oídme bien- cada uno de nosotros tiene un reino, llevas un reino. ¡Qué enseñanza tan grande! Él nos lo revela, Él nos lo dice que llevamos un reino. Y Él es la Verdad y dijo la verdad cuando dijo: “Yosoyelcamino,Yosoylaverdad,Yosoylavida”. Él nos enseña que cada uno de nosotros, llevamos un Reino y le enseña como Maestro de la Verdad.

Entonces, si llevamos un reino, alguien debe vivir en ese reino, alguien debe estar en ese reino del cual habla Cristo.

¿Y sabéis Quien está en ese Reino? ¡Está el PADRE, está DIOS! Cuando se refiere pues, el Señor y dice: “MiReinonoesdeéste mundo”se refiere a este otro reino, que llevamos todos dentro de nosotros. A este reino que no se ve, a este reino que está en las profundidades de nuestro espíritu, en las profundidades de nuestra conciencia, ¡allí está ese Reino! ¡Allí está ese Dios a Quien nosotros buscamos –muchas veces- afuera! A ese Dios a Quien creemos que está en un cielo, pero en un cielo completamente lejano, en un cielo rodeado de ángeles y de bienaventurados. Que está pues, en un mundo que no es este mundo y prácticamente ningún mundo que conocemos, sino un mundo que idealizamos. Y la enseñanza de Cristo no es esa, la enseñanza de Cristo es diferente.

Él habla de ese reino, pero de ese reino que llevamos todos y Él quiere ser precisamente Rey en ese Reino. Y nosotros debemos mis queridos hermanos, obviar las dificultades, los obstáculos, quitar los obstáculos, para que ese Cristo reine en este Reino. Pero ese reino –repito- ese reino no está fuera, ese reino –lo dice Él- no está en el mundo, ESTE REINO ESTÁ EN NOSOTROS, individualmente en cada uno de nosotros, y Él nos enseña a descubrir este reino. Su Evangelio, Su Palabra de vida, eso es lo que nos introduce en ese Reino y lo que nos hace comprender el significado y el alcance de Su Reino.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Enmedalladebronceestágrabada

LaimagendeunaVirgen:

DosdiamantessonSusojos, deestrellasfulgurantes

Llevalafrentepuradiademada.

BesaSupieunaserpieencadenada, DeSusmanoscascadasdebrillantes

Sobreelmundodesciendenrutilantes, EslaReinasinpar,laInmaculada.

Unaletra,unacruz,doscorazones, ContemplalanoviciaCatalina

Enéxtasissublimetransportada.

¡Ohdelacaridad,bravoscampeones

Guardad,guardad,sinmengua estadivinaMedalla

QueosdiolaInmaculada .

Padre CÉSAR AUGUSTO DÁVILA GAVILANES

Estamos mis amados hermanos, en uno de los Santuarios más célebres no solamente de la ciudad de Paris, sino de toda Francia. Aún más, la devoción a la Santísima Virgen bajo el título de la Medalla Milagrosa, ha trascendido los límites de esta gran nación por medio de las Hijas de la Caridad…

La historia de la Medalla Milagrosa, como se llama a esta devoción, se remonta al año 1830, un sábado 27 de noviembre, la Virgen Bendita se apareció a una hermana de la Caridad, a sor CATALINA LABOURÉ. Esta hermana nos describe de una manera muy particular y detallada esa aparición y otras, que tuvo lugar en distintas circunstancias. Y la Virgen Bendita mis queridos hermanos, se dignó hablar con esta religiosa, con esta novicia entonces, de las hermanitas de San Vicente de Paúl. (…)

Hermanos, tenemos la dicha de estar en el mismo santuario en el cual la Virgen Bendita se dignó manifestarse con Catalina Labouré. La Virgen Bendita dialoga con ella y pide que se mande a trabajar una medalla, la medalla milagrosa: que es la imagen de la Inmaculada Virgen María, pero en esa actitud de gloria, en esa actitud de esplendor que se narra en el Apocalipsis, en la visión que tuvo entonces Juan evangelista. El obispo de entonces acude a Roma después de haber hecho un examen minucioso de lo que era aquella aparición… y la conclusión a la que llega es la siguiente: “Larapidezextraordinaria –dice- conlacualestamedallasehapropagado,elnúmeroprodigiosodemedallasque hansidoacuñadasydistribuidas,loshechosmaravillososylasgraciassingularesquelos fieleshanobtenidoconsuconfianza,parecenverdaderamentelossignosporloscualesel cielohaqueridoconfirmar la realidad de las apariciones, la veracidad del relato de la vidente y ladifusióndelamedalla”.Y en 1846 como consecuencia de la conversión del judío Ratisbona, el Papa Gregorio XVI confirmó con toda su autoridad, las conclusiones del Arzobispo de Paris…

Pero entendamos bien eso sí: no basta llevar un signo externo en la solapa o sobre el pecho, no. No basta llevar un signo de la Virgen Bendita, no basta llevar una cruz, no basta llevar una medalla sobre el cuerpo, esto no basta si no va unido también a la vida. Lo más importante es que nosotros unamos nuestra devoción a la Virgen, a los santos, unamos esa devoción a la vida que llevamos. Que esa medalla que llevamos, esa cruz, ese signo que llevamos y que nos recuerda nuestros deberes para con Dios y que nos motiva la asistencia divina, que esos sean siempre llevados con honor, sean siempre llevados por cristianos que saben entender su cristianismo…

Por eso, en este momento en que estamos visitando un santuario consagrado a la Virgen Bendita, bajo la advocación de la Medalla Milagrosa, recordemos que la mejor manera de honrarla es imitando Sus virtudes, y esto es lo que quiere también Ella. (…)

La Virgen Bendita es para mí y lo es también para vosotros, el mayor signo de la predilección divina por los hombres. Nosotros nos sentimos siempre atraídos por el corazón de la madre, porque la madre es la que mejor nos comprende… Y por eso, el signo de la madre es el signo de protección, el signo de amor por excelencia. Y Dios ha querido poner en todas las partes de la tierra, estos hitos de la predilección divina en las distintas apariciones de la Virgen Bendita.

Ahora, hemos de elevar una oración especial aquí en este Santuario, por nuestras familias, por nuestra PATRIA, para que el Señor le libre de los peligros que le amenazan y le ayude pronto a salir de esos peligros para que continúe siempre, eso sí, fiel a Cristo y a la Virgen Bendita, y para que continúe siempre por el camino del progreso.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Estamos cerca de celebrar el día de Navidad, por eso la Liturgia de la Iglesia ha destinado unas cuatro semanas para que nos preparemos a celebrar la Navidad. Este tiempo se llama TIEMPO DE ADVIENTO, que quiere decir: TIEMPO DE PREPARACIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DEL NACIMIENTO DE NUESTRO BENDITO SEÑOR JESUCRISTO. Nosotros debemos tener presente este día. Pero lo importante es saber cómo vamos a celebrar nosotros este día.

La gran mayoría van perdiendo cada vez más, la idea religiosa de todas estas fiestas, y la han reemplazado por cosas meramente mundanas, y creen que la Navidad es para intercambiar regalos, o para hacer una fiesta, o para tener alguna comida o bebida especial, o para comprar unas tarjetas, en fin, cualquier cosa; y con eso se contentan y piensan que con esas cosas ya han celebrado la Navidad; también ponen en sus casas un árbol con luces. Pero, ni siquiera se percatan que más importante que poner un árbol decorado de luces y de papeles brillantes, es tener en la casa la imagen del Niño Jesús para recordar que están preparándose para celebrar la Navidad.

Es preciso que nosotros demos otro sentido a esto. Que no pensemos que la Navidad es cómo piensan tantos: que es una fiesta de regalos, en una palabra, una fiesta mundana; porque EL GRAN MISTERIO DE LA REDENCIÓN COMENZÓ EN LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS, y cuando ya ese Niño se presentó visible entre los hombres, entonces ya supo el mundo que estaban cumpliéndose las profecías, y que Nuestro Bendito Señor mandaba a Su Hijo Jesucristo para que habitara con nosotros y Él se uniera a nosotros y fuera nuestro verdadero hermano. Nosotros pues, debemos dar otro sentido a la Navidad. Debemos pensar en que Nuestro Bendito Dios nos hizo esa gran merced, de enviarnos a Su propio Unigénito Hijo, para que nos enseñara con Su palabra y con Su ejemplo el camino de llegar a la Bienaventuranza Eterna.

P. CÉSAR A. DÁVILA G.

Las manifestaciones de la vida son múltiples en cuanto a su duración e intensidad.

Unas olas de vida durán más, otras menos, unas son más intensas, otras menos.

Todas tienen un mismo principio y un mismo fin:

Vienen del OCÉANO DIVINO INFINITO y retornan a Él en oleadas sucesivas. Las oleadas de vida manifestadas en todas las formas mueren cuando han cumplido la misión de plasmar la presencia del DIOS VIVO en el Cosmos dinámico…

Otras nacen y siguen su ritmo evolutivo para dar nuevamente testimonio de que hay un Ser Dinámico en un Universo también dinámico.

Padre CÉSAR A. DÁVILA G.

Guía Espiritual y Fundador de AEA

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.