
Commelina erecta L.: Bases para su manejo y control en Sistemas de Siembra Directa
Autores
Elisa Panigo (Facultad de Ciencias Agrarias, UNL; ICiAgro, CONICET-UNL)
Eduardo Cortés (Asesor privado, Agrotester)
Federico Vernier (Asesor privado, Agrotester)
Mayo de 2025
Editora responsable: REM, Aapresid
Dorrego 1639, S2000 Rosario, Santa Fe
+54 (341) 4260745/46
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Advertencia
La información contenida en esta publicación está realizada con el mayor rigor científico posible, sobre la base de experimentos publicados y/o información brindada por los referentes consultados. Sin embargo, ni los autores ni la Institución asumen responsabilidad alguna acerca de riesgos o efectos, actuales o futuros que pudieran derivarse del uso o aplicación de su contenido.
Prólogo
No solo una flor bonita.
Commelina erecta, digna planta de un jardín, si la viéramos florecida en una maceta para ensayo de laboratorio dudaríamos si no fuera una de las que iría en el balcón o en la ventana de una casa. Sus hojas, tallos y flores son comestibles, y apreciados por sus propiedades digestivas y antiinflamatorias. Su nombre vulgar, “flor de Santa Lucía”, rinde tributo a la virgen de quienes sufren problemas oculares, ya que según la medicina natural, las gotas que se obtienen al presionar sus inflorescencias actúan como un colirio natural curando afecciones como conjuntivitis.
Pero en la producción agrícola, verla florecida en un lote también es significado de que algo no hemos hecho lo suficientemente bien. Y aquí, nos hace doler la vista. Uno de los malezólogos a los que más hemos recurrido por su experiencia, el Ing. Agr. Juan Carlos Papa, cuando era consultado por su control con el cultivo ya implantado respondía: “Commelina dentro del cultivo? Lleven una reposera y disfruten verla crecer, tiene unas flores hermosas”. No había alternativas contundentes, una vez establecida dentro del cultivo, no había mucho por hacer.
Sin embargo, una de las externalidades positivas de la creciente problemática de malezas en los últimos 20 años, es que la generación del conocimiento se ha horizontalizado, hay muchos más actores desde lo público (INTA, Universidades) y lo privado (organizaciones de productores, asesores, empresas de insumos) interaccionando. Particularmente en C. erecta, hubo que buscar la información disponible y tomarla como insu-
mo para salir a experimentar nuevas combinaciones no exploradas. Así comenzaron a verse sinergias entre activos de familias que ya estaban disponibles, como mezclas de 2 herbicidas inhibidores de PPO, herbicidas inhibidores de PPO y glufosinato, así como también las combinaciones de estos con glifosato y 2,4-D que siempre fueron la base de activos de los tratamientos.
Hoy, además, la información está rápidamente disponible a través de las redes y el flujo de contenido llega mucho más rápido, con la posibilidad de consulta en tiempo real con el autor. A diferencia de otras disciplinas o profesiones, en el agro hay una consulta constante entre colegas y un intercambio genuino de resultados. En este contexto, pasa a tener una relevancia importante no solo la “receta”, sino la interpretación de esa información para aplicarla a nivel de sistema y abordar la problemática a largo plazo. La maleza es un problema del lote, que estará presente cada campaña independientemente del cultivo en la secuencia de la rotación. La planificación debe tener un diseño orientado al control de la maleza objetivo, pero sin perder de vista las malezas que siempre acompañan y que están omnipresentes.
También se avanzó en las técnicas de aplicación, ya sea de procesos (como el mayor entendimiento del uso del “doble golpe”) como en las tecnologías de insumo, entre ellas las aplicaciones dirigidas o selectivas y los manchoneos, especialmente adaptables al control de malezas perennes. En eso los drones aparecen como una alternativa de bajo costo que permi-
ten el tratamiento por sectores (sin tecnología selectiva), aprovechando el corte por sección de las pulverizadoras o la misma autonomía limitada del drone, que en este caso pasa a ser relativa. Esto permite bajar notablemente la cantidad aplicada por hectárea, en este tipo de malezas cuya dosis de control de los principios activos son más elevadas de lo normal. Esto trae aparejado una baja considerable en los índices de impacto ambiental, algo que cobra relevancia desde lo ambiental y social.
La biotecnología hizo su aporte con los nuevos eventos de resistencia a herbicidas, como 2,4-D y glufosinato de amonio, que amplían las alternativas y la ventana de control permitiendo incluso, hacerlo dentro del cultivo. Sin embargo, esto no nos exime de continuar con los conceptos básicos de manejo integrado de malezas, en donde hay que evitar el uso repetido
de activos para no generar presión de selección.
Este es un ejemplo más de proactividad frente a una problemática, no quedarse en el que no se puede hacer nada, la duda como disparador de inquietudes. Tomar lo que ya se sabe, pensar fuera de la caja, y aprovechar la combinación de viejas y nuevas tecnologías. Así surgió este compilado, fruto de la participación de investigadores públicos, privados y AAPRESID, buscando hacer un aporte concreto y tangible a la problemática que el productor observa desde hace tiempo. Y esto es posible trabajando en forma colaborativa, desinteresada, sin egos y con humildad. Entendiendo que juntos, sabemos más.
José Luis Zorzín
Asesor privado en Más Hectáreas y Subdirector Adjunto REM
01. Introducción
Commelina erecta presenta una distribución cosmopolita, con mayor presencia en los trópicos y en regiones cálido-templadas de América, África, Asia y Australia (Brashier, 1966; Hardy y Faden, 2004). En América, se la encuentra desde el sur de Estados Unidos hasta el norte y centro de Argentina (Hunt, 1994). Con la expansión de la siembra directa, C. erecta comenzó a ser considerada una maleza problemática en la mayoría de esta región. Originalmente, crecía en baldíos y zonas poco perturbadas por la actividad humana, como debajo de alambrados. Este cambio de hábitat se atribuye a su preferencia por suelos sin remoción y a su tolerancia a diversos herbicidas.
A pesar de su creciente importancia como maleza, existen pocos ensayos que cuantifiquen las pérdidas que ocasiona a los cultivos. En Argentina, Abascal et al. (2002) demostraron, bajo condiciones controladas, una disminución en el rendimiento de soja debido a la presencia de C. erecta. Por su parte, Ustarroz y Rainero (2008) realizaron ensayos a campo en los que se registraron pérdidas de hasta un 45% en el rendimiento de soja cuando la biomasa de C. erecta alcanzó los 348 kg de materia seca por hectárea. Esto evidencia la alta capacidad de interferencia de esta maleza y la necesidad de desarrollar estrategias de manejo que brinden al cultivo una ventaja competitiva frente a la maleza.
02. Descripción morfológica
Commelina erecta L., más conocida como ‘flor de Santa Lucía’ (Fig. 1), es una monocotiledónea herbácea perenne que pertenece a la familia Commelináceas. Posee tallos de hasta 70 cm de altura o más, al principio erectos y luego decumbentes (Brashier, 1966), y raíces tuberosas (Hunt, 1994). Las hojas son oblongo-lanceoladas con ápice agudo o acuminado, lámina redondeada en la base, auriculadas en su unión con la vaina (característica que la diferencia de las demás especies de Commelina) y vaina con tricomas (Hunt, 1994).
Presenta un rizoma compuesto por fragmentos cortos y engrosados de la porción basal de los tallos, cuya presencia se hace más evidente a medida que la planta envejece. Este rizoma está formado por el primero, segundo
y, en algunos casos, el tercer nudo de los ejes que se originan en dicha porción basal (Panigo et al., 2012). Esta configuración da lugar a un sistema de pequeños rizomas, generalmente ubicados por debajo de la superficie del suelo. En estos nudos se desarrollan yemas de forma triangular que, en su mayoría, son viables. Estas yemas no generan ramas, sino que permanecen en estado latente, formando un “banco de yemas” que permite a la planta rebrotar en condiciones de estrés, como el control químico (Panigo et al., 2019).
Presenta flores zigomorfas con tres pétalos, dos de color azul-celeste y el tercero reducido a una escama blanquecina. Posee seis estambres pilosos, de los cuales tres son fértiles y otros tres, con anteras en forma de
cruz, estériles, más cortos. Las flores se reúnen en inflorescencias terminales y quedan encerradas dentro de brácteas u hojas protectoras (Hunt, 1994). El líquido acumulado en las brácteas protectoras de las inflorescencias se utiliza como colirio en casos de conjuntivitis, de ahí su nombre vulgar ’flor de Santa Lucía’, y el zumo de la planta, en lavajes, calma el prurito y la urticaria (Lahitte et al., 1997). Sus frutos son cápsulas y poseen tres



semillas (Dimitri, 1972). Dos de estas semillas son alargadas, mientras que la tercera es ovóide y difiere de las otras, en su morfología adulta y comportamiento germinativo (Panigo et al., 2024).





Commelina erecta presenta una marcada variabilidad morfológica entre poblaciones. Esta plasticidad fenotípica, asociada a gradientes climáticos, edáficos y presiones selectivas locales, ha generado controversia taxonómica, llevando históricamente a la descripción de múltiples subespecies, variedades (ej. C. erecta var. angustifolia) y formas dentro del complejo C. erecta. Estudios recientes demuestran que caracteres como los márgenes auriculados en las vainas foliares, las brácteas florales cerradas y los pétalos mediales hialinos son consistentes en C. erecta, mientras que otros rasgos (ej. hábito de crecimiento, tamaño floral) varían significativamente en respuesta am-
biental, invalidando la delimitación de taxones infraespecíficos basados en estos últimos (de Oliveira Pellegrini y Campostrini Forzza, 2017; Hassemer, 2019).
Adicionalmente, trabajos como los de Urich et al. (2003) y Panigo et al. (2012) respaldan esta alta variabilidad intraespecífica en C. erecta, documentando respuestas morfológicas diferenciales ante estrés abiótico (nutrientes, agua) y químicos como el glifosato. En C. erecta, se han observado dos tipos de respuestas estructurales post-aplicación de glifosato, lo que refuerza su plasticidad adaptativa (Panigo et al., 2012) como mecanismo fundamental para su supervivencia y éxito reproductivo.
03. Distribución y hábitat en Argentina
Se trata de una especie de amplia distribución en nuestro país. Habita en diversos ambientes en el norte y centro de la Argentina (Flora Argentina, 2025), tanto en paisajes naturales como en agroecosistemas y otros sitios intervenidos por la acción antrópica.
En el último mapeo de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) se la registró a lo largo y ancho de la zona productiva en las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis y Tucumán (Fig. 2).


Figura 2. Presencia de Commelina erecta 2023. Fuente: Mapas REM-Aapresid.
04. Biología y ecofisiología de la especie
Las características biológicas de una especie determinan su comportamiento en los ecosistemas y su interacción con el entorno. En el caso de C. erecta, ciertos rasgos le permiten desarrollarse en distintos ambientes y favorecen su persistencia en los lotes y su tolerancia a herbicidas. A continuación, se describen aspectos claves de su biología y ecofisiología que influyen en su presencia en los sistemas productivos.
> Ciclo de vida perenne: Esto significa que está presente todo el año en el lote. Su crecimiento, floración y fructificación ocurren entre primavera y otoño (Nisensohn y Tuesca, 2001). En invierno es posible encontrarla en campos de cultivos hasta principios de junio. Luego, con el comienzo del período de heladas severas, sólo permanecen los rizomas bajo tierra, gracias a sus raíces contráctiles (Panigo y Nisensohn, 2018). Las raíces contráctiles son raíces que se engrosan y arrugan, funcionando como órganos de reserva y permitiendo el desplazamiento de los rizomas a una profundidad óptima en el suelo (Panigo et al., 2012). Esto permite la protección de las yemas latentes durante el invierno. Por otro lado, el sistema de rizomas le permite rebrotar tras el reposo invernal, gracias a las reservas y las yemas con las que cuenta. Este sistema está compuesto por la base de todos los ejes de la planta (principal y ramificaciones) y crece continuamente (Panigo y Nisensohn, 2018). Además de asegurar la perennidad de la especie, el sistema de rizomas contribuye a su tolerancia al glifosato. Esta tolerancia sólo se observa en plantas con rizomas (Panigo et al., 2022). Ver apartado Tolerancia.
> Multiplicación vegetativa y por semillas: Puede multiplicarse tanto por semillas como por fragmentos de rizomas de hasta dos centímetros. Esta capacidad de combinar formas de reproducción le permite persistir en ecosistemas con disturbios frecuentes, como los lotes agrícolas (Panigo y Nisensohn, 2018). Ambas formas de propagación tienen distintos requerimientos, lo que permite el establecimiento de individuos provenientes de semillas o de rebrote de rizomas en diferentes momentos del año. A campo, en la región pampeana, se observa generalmente el rebrote de rizoma durante el mes de septiembre, y a partir de octubre se establecen las primeras plántulas originadas de semillas (Nisensohn y Tuesca, 2001). Su floración y su fructificación se observa desde el final de la primavera hasta el otoño.
> Alta fecundidad: Presenta alta viabilidad de yemas en el sistema de rizomas y alta viabilidad de semillas. La mayoría de las yemas de sus rizomas produce ramas o están latentes, es decir están vivas, pero con crecimiento inhibido/detenido. La mayoría de las semillas dispersadas entre el final de la primavera y el otoño tiene alta viabilidad (la mayoría son capaces de germinar). A campo luego de dos años en el suelo, el 14% aún puede permanecer viable (Nisensohn et al., 2011a). Esto asegura que incluso si las plantas actuales son eliminadas, las semillas en el suelo pueden germinar y regenerar la población de C. erecta.
> Banco de yemas latentes: Su sistema de rizomas, presenta yemas en estado latente, disponibles para brotar
cuando las condiciones lo requieran (Panigo et al., 2012). Se ha observado que presenta yemas vivas en aproximadamente el 50% de los nudos del tallo, incluso tras la aplicación de glifosato. Este conjunto de rizomas con elevada capacidad de rebrote (Panigo et al., 2019) le permite reproducirse vegetativamente sin problemas y rebrotar luego del invierno, asegurando así su persistencia (Panigo et al., 2019).
> Dos tipos de semillas: Genera semillas con diferente morfología y nivel de dormición (Nisensohn et al., 2011a). Un tipo de semilla, la más alargada, es dispersada con bajo nivel de dormición, desde la primavera al otoño (Panigo et al., 2024). En estas semillas la dormición se supera fácilmente con frío (Panigo et al., 2018) y con el desgaste de su tegumento (Panigo et al., 2024). El otro tipo de semilla, de forma más ovoide, es dispersada con elevado nivel de dormición y presenta mayor longevidad que las semillas alargadas en el suelo (Nisensohn et al., 2011a). La presencia de un banco de semillas con estas características le permite distribuir la germinación temporalmente asegurando su persistencia. Durante la estación de crecimiento (noviembre a mayo) se estima, a partir del conteo de inflorescencias en ensayos en cámara, que una planta de C. erecta puede producir aproximadamente 750 semillas bajo condiciones controladas (Panigo, com. pers.).
> Dispersión de semillas por aves: La dispersión de las semillas es llevada a cabo principalmente por aves (Panigo y Nisensohn, 2018). En otras especies de Commelina se ha visto que las semillas resisten el tracto digestivo de las palomas, manteniendo su viabilidad al ser eliminadas del buche y
del intestino (Goddard et al., 2009). Este mecanismo facilita su expansión a nuevas áreas, asegurando su propagación en distintos ambientes.
> Presencia de ceras epicuticulares en hojas: La distribución y cantidad de concentración de ceras epicuticulares entre plantas adultas y plántulas de 5 hojas es diferente. En las hojas de plantas adultas, la capa de ceras es uniforme sobre toda la superficie foliar con protuberancias cerosas amorfas y la cantidad de ceras por unidad de superficie foliar es mayor que en plántulas de 5 hojas. En las hojas de las plántulas la concentración de ceras es menor y presenta menos protuberancias cerosas (Panigo et al., 2022).
> Collar radicular en plántulas: La plántula presenta en la cercanía del cuello de la raíz y la parte más inferior del hipocótilo, collar radicular de rizoides (Fig. 3), que tienen un importante papel en el establecimiento temprano y exitoso de la planta (Panigo y Nisensohn, 2018). Estos rizoides permiten un firme contacto con el sustrato y aumentan la superficie de absorción de agua y iones antes de que las raíces adventicias se desarrollen (Tillich, 2000).

> Alta capacidad competitiva: Cuando se comparó la habilidad competitiva de C. erecta con otras especies de malezas se observó que, bajo condiciones de competencia, el crecimiento está definido especialmente por la tasa intrínseca de crecimiento y el tamaño inicial. La habilidad competitiva de las plantas de C. erecta originadas de rizomas fue mayor que la de otras malezas, como Digitaria sanguinalis (L.) Scop. y Amaranthus hybridus L. y también superó a las plantas de C. erecta provenientes de semillas. Esto último está posiblemente asociado con la biomasa inicial con la que cuenta cada estadio de crecimiento (Nisensohn et al., 2011b).
> Gran capacidad de adaptación: Su alta plasticidad fenotípica y variabilidad genética, le permiten adaptarse a entornos cambiantes como los de los agroecosistemas. La plasticidad fenotípica es la capacidad de la planta para cambiar sus características físicas y de crecimiento según el am-
05. Tolerancia
biente en el que se encuentre. En el caso de C. erecta, esto significa que puede adaptar su forma, tamaño y comportamiento de crecimiento dependiendo de las condiciones de luz, disponibilidad de agua, tipo de suelo y hasta el tipo de manejo que se aplique. Por ejemplo, si C. erecta crece en un área con escasa luz, puede extenderse y alargar sus tallos para alcanzar la luz disponible, creciendo más en altura. Esta capacidad de ajustarse a diversas condiciones permite que la maleza sobreviva y prospere en varios tipos de ambientes agrícolas, lo que dificulta su manejo. Por otro lado, la variabilidad genética significa que podemos encontrar individuos con diferentes características y comportamiento, incluso si están en el mismo campo. Esta variabilidad le permite adaptarse a la heterogeneidad espacial y temporal, lo cual hace que sea más complicado erradicar la población completa de la maleza (Panigo et al., 2012).
La tolerancia de la especie al glifosato varía en función del estado de desarrollo (Rainero, 2004). En general se logra un buen manejo con herbicidas en plantas con menos de cinco hojas generadas por germinación de semilla, pero no en aquellas del mismo tamaño originadas por rebrote. La disminución de la sensibilidad en estadios avanzados de crecimiento se relaciona con la presencia del rizoma y con una mayor cantidad de ceras epicuticulares sobre las hojas. Por un lado, el almacenamiento de almidón en el tallo o la formación de rizoma comienza a ser evidente en plantas con más de 5 hojas. Por otro lado, las ceras epicuticulares aumentan su cantidad y se distribuyen más uniformemente en plantas de más de 5 hojas (Panigo et al., 2022).
06. Principios de manejo
Tal como se explicó anteriormente, el carácter de perenne, su alta fecun-
didad con gran capacidad de reproducción y habilidad competitiva de
Commelina erecta hacen que pueda persistir y colonizar nuevas áreas, por lo que su manejo debe ser pensado a largo plazo y bajo criterios de alternancia. Podemos determinar algunos puntos claves a tener en cuenta a la hora de su manejo.
a. Monitoreo
El monitoreo es fundamental para el manejo de esta especie, ya que permite registrar su abundancia y distribución dentro de los lotes para tomar decisiones oportunas de control. Esta maleza suele establecerse inicialmente en los alambrados y cabeceras, y es en ese momento donde deben priorizarse las estrategias de control para evitar su propagación. En estas áreas, el control químico debe complementarse con prácticas mecánicas o manuales (extracción de rizomas)
para evitar que la especie continúe expandiéndose dentro del lote.
Como se observa en los mapas de REM (Fig. 4), entre los años 2013 y 2023, la presencia de C. erecta ha aumentado significativamente, pasando de estar presente en 117 a 164 departamentos, lo que representa más del 80% de las zonas encuestadas. Este crecimiento resalta la importancia del monitoreo temprano y de una estrategia de manejo integrada.

Figura 4. Mapa de presencia de Commelina erecta tolerante a glifosato en 2013 (izq.) y 2023 (der.). Fuente: Mapa de malezas - REM Aapresid.
b. Rotaciones
El uso de rotaciones diversificadas e intensificadas es una estrategia “basada en la naturaleza” fundamental para reducir la incidencia de C. erecta y minimizar la selección de biotipos más tolerantes a los herbicidas.
La inclusión de cultivos de invierno, como trigo, cebada o cultivos de servicios, permite generar cambios en el ambiente del lote que afectan el desarrollo y reproducción de esta maleza.
Experiencias de campo muestran que no solo los cultivos de servicios, sino también los cultivos invernales de cosecha como el trigo, pueden tener un rol relevante en el manejo. Así lo mostró un ensayo conducido por el asesor privado Ing. Agr. Martín Marzetti, en el que se evaluaron diferentes estrategias para el control de C. erecta. En otoño se realizaron aplicaciones de herbicidas y, a partir de allí, la mitad de los tratamientos se mantuvo en barbecho y en la otra mitad se im-
plantó trigo (Figura 5). En primavera, al analizar los tratamientos, la principal conclusión fue que el control ejercido por el trigo sobre los rebrotes de Commelina fue superior al de los tratamientos que quedaron en barbecho con suelo desnudo. Esto se atribuye a la alta susceptibilidad de la especie a la competencia, lo que refuerza la importancia de pensar la secuencia completa de cultivos como una herramienta de manejo.

Las rotaciones contribuyen a:
> Reducir el banco de semillas y la propagación de rizomas. Los cultivos de invierno compiten por recursos y modifican las condiciones, limitando la emergencia y establecimiento de nuevas plántulas, por lo que disminuye el tamaño de las poblaciones de esta maleza.
> Favorecer la rotación de principios activos. Permiten el uso de distintos modos de acción en diferentes momentos, dificultando la adaptación de la especie.
> Interrumpir el ciclo de la maleza al modificar los periodos de barbecho y las fechas de siembra, se altera el ambiente y se generan posibles distintos momentos de intervención sobre la misma.
c. Manejo químico
Como muchas otras malezas perennes, esta especie cuenta con estructuras subterráneas especializadas, en este caso rizomas, que son la base de su permanencia en el tiempo en los sistemas de producción. Estos rizomas actúan como órganos de reserva energética y de regeneración, lo que le da a la maleza una gran capacidad de rebrote y resistencia frente a
condiciones adversas o a intentos de control superficial.
Por esta razón, el manejo químico debe estar direccionado al agotamiento progresivo del sistema de reserva, afectando su capacidad de rebrote y debilitando el sistema subterráneo. Este proceso no se logra con una aplicación aislada de herbicidas. Las aplicaciones deben ser estratégicas, encadenadas y oportunamente calendarizadas para alcanzar los puntos de máxima vulnerabilidad de la planta. Una aplicación aislada puede generar un efecto inicial sobre la parte aérea, pero no será suficiente para comprometer el sistema de reservas subterráneas, permitiendo que la maleza rebrote y se mantenga activa en el sistema.
Los momentos de intervención para el control de esta maleza perenne están definidos en dos épocas claves de año:
Otoño, con 1 solo momento de intervención, aprovechando la etapa de acumulación de reservas.
Primavera, con 2 a 3 momentos de intervención escalonada, orientadas a agotar la nueva emisión de brotes antes de que la maleza logre un mayor desarrollo estructural.
En ambos casos, la base de control químico es la combinación de glifosato y 2,4-D, por su eficacia comprobada en el control foliar y su efecto sobre estructuras subterráneas.
Estrategias de control químico en otoño
En el caso de otoño, y especialmente tras la cosecha de los cultivos estivales (principalmente soja o girasol, por su baja cobertura de rastrojos en el suelo), se abre una ventana opor-
tuna para el uso de las imidazolinonas, siendo la opción más recomendada imazapir a la dosis de 200 cc/ ha (producto formulado al 48%) al barbecho que se haya decidido realizar. Este herbicida, del grupo de las imidazolinonas, actúa de forma sistémica y puede alcanzar los rizomas, contribuyendo al debilitamiento del sistema de reservas.
Sin embargo, la eficacia de este activo está fuertemente condicionada por el momento de aplicación: es fundamental que se realice antes de la ocurrencia de heladas, ya que se requiere que la maleza esté en actividad metabólica para garantizar la translocación del activo hacia los órganos subterráneos. Si bien también puede aplicarse tras la cosecha de maíz o sorgo, la gran cantidad de rastrojo remanente puede dificultar la óptima llegada del producto al blanco y disminuir significativamente su efectividad. Además, su utilización no debe ser una decisión aislada: implica planificar cuidadosamente la rotación siguiente, ya que la persistencia del producto en el suelo limita las opciones de cultivo inmediato. Una alternativa es optar por el uso de híbridos/ variedades tolerantes a imidazolinonas, lo que amplía las posibilidades de manejo.
Estrategias de control químico en primavera
En la primavera, con la llegada de temperaturas más elevadas hacia fines de septiembre (dependiendo del año y la región), se reactiva el crecimiento de esta maleza perenne y comienzan a emerger nuevos brotes desde los rizomas. Este rebrote representa un nuevo momento de vulnerabilidad que debe ser aprovechado con el siguiente momento de intervención.
En esta etapa es fundamental considerar qué cultivo estival vamos a sembrar contemplando las tecnologías disponibles, ya que esto condiciona tanto el tipo de activos a utilizar como la posibilidad de realizar una aplicación secuencial o de “doble golpe”; y así poder planificar correctamente el esquema de control en función de los tiempos del cultivo, la residualidad de los productos y las condiciones ambientales.
El objetivo en esta primera aplicación de primavera es intervenir sobre plantas jóvenes, que aún no han
desarrollado una arquitectura densa ni acumulado reservas significativas. Idealmente, las plantas no deberían superar los 10-15 cm de diámetro, momento en el cual son más susceptibles a la acción de los herbicidas sistémicos.
Para esta primera intervención primaveral se recomienda aplicar un tratamiento base de glifosato + 2,4-D, a la que se debe sumar un acompañante específico que potencie la acción sobre la maleza y ayude a ampliar el espectro de control (Tabla 1).
Tabla 1. Sitios de acción, activo, acción, momento de intervención para con la maleza y los cultivos de maíz y soja. Fuente: REM (2024); Acciaresi et al. (2025).
Biciclopirona S PRE PRE
Mesotrione S POE PRE-POE
Tembotrione S POE POE
Topramezone S POE POE
Tolpiralate S POE POE
Diclosulam S PRE-POE PRE
Imazetapir S PRE-POE PRE-POE
ALS
PPO
TRIAZINA
Iodosulfuron
+Thiencarbazone S PRE-POE PRE PRE*
Nicosulfuron S POE POE
Flumioxazin C PRE PSI PRE
Saflufenacil C POE PSI PRE
Trifludiomoxazín C POE PSI PRE
Carfentrazone C POE PSI PRE
Epirefenacil S C POE PSI PSI
Sulfentrazone S PRE PRE PRE Lactofen C POE POE
Piraflufen C POE PSI PSI
Metribuzin S PRE-POE PRE
Amicarbazone S PRE-POE PSI
Atrazina S C PRE-POE PRE-POE CLOROACETAMIDAS
HORMONAL
Metolacloro S PRE PSI PRE-POE
2,4D S POE PRE-POE* PRE-POE*
Dicamba S POE PSI
Picloram S POE PSI
FOTOSISTEMA I Paraquat C POE PRE PRE INHIB. GLUTAM. SINT. Glufosinato C POE PRE-POE* PRE-POE*
HPPD: inhibidores de la 4-hidroxifenilpiruvato dioxigenasa; PPO: inhibidores de la protoporfirinógeno-oxidasa ALS: inhibidores de la acetolactato sintetasa; INHIB. GLUTAM. SINT.: inhibidores de la glutamino sintetasa. Acción. S: sistémica; C: contacto. Momento de intervención. PSI: presiembra; PRE: preemergencia; POE: posemergencia. POE* solo en soja Enlist. PRE* solo en soja STS. Seguir siempre las recomendaciones de uso indicadas en el marbete del producto.
La elección del herbicida acompañante debe hacerse en función de la rotación planificada, teniendo en cuenta el control por contacto que tienen estos activos y siempre priorizando la incorporación de un herbicida con efecto residual. Esta decisión es clave, ya que los flujos de emergencia de
Commelina suelen comenzar a partir de octubre y pueden extenderse hasta los primeros días de febrero (Fig. 6). Por eso, contar con un producto que prolongue el control en el tiempo es esencial para reducir la necesidad de nuevas intervenciones.

Figura 6. Curva de emergencia de Commelina erecta - Zavalla (2000 y 2001). Fuente: REM-Aapresid.
Según los ensayos realizados, para la elección del acompañante al tratamiento base existen alternativas según el momento y el cultivo (Tabla 1).
En el caso de los inhibidores de HPPD, en términos generales, el promedio de control fue de 72%, siendo la mejor opción biciclopirone al 20%, en una dosis de 1000 cc/Ha. Los herbicidas ALS presentaron un 64% de control en promedio, y de ellos, diclosulam, a dosis de 30-40 gr/Ha, al 84%, mostró los mayores niveles de control.
En cuanto a estrategias que incluyen un PPO, a campo arrojaron controles promedios de 63% y los mejores controles se lograron con flumioxazin en dosis de 150 cc/Ha al 48%. En el caso de las Triazinas su control promedio fue del 59%. En este grupo, metribuzin y amicarbazone mostraron el
mejor desempeño.
Cuando estos productos se utilizan como residuales en aplicaciones individuales, los niveles de control obtenidos oscilan entre 50 y 60%. Sin embargo, cuando se los mezcla o se solapan en el tiempo, los valores pueden elevarse hasta 80%, lo cual refleja la importancia de combinar modos de acción para potenciar la eficacia.
Otros productos que aportaron buen control pero con menor efecto residual fue la mezcla de trifludimoxazin + saflufenacil, aplicada a 150-200 cc/ Ha.
Por otro lado, algunos herbicidas funcionaron adecuadamente como acompañantes, aunque sin efecto residual. Entre ellos se destacan: epyrifenacil al 5,5%, a dosis de 600 cc/Ha,
carfentrazone, 40%, a dosis de 100 cc/Ha, dicamba al 57,8%, en dosis de entre 200-300 cc/Ha, y glufosinato de amonio a dosis de 2500 cc/ha, en la formulación al 28%.
Otra de las opciones a considerar es la aplicación única con un desecante como paraquat en mezcla con atrazina, teniendo en cuenta que este tratamiento no superará el 70% de control, con una cantidad considerable de plantas que puede sobrevivir, comprometiendo la eficacia del tratamiento.
Aplicación secuencial o doble golpe
En el manejo químico, existe una estrategía que permite establecer controles a niveles consistentes reduciendo marcadamente la posibilidad de supervivencia de las plantas, la misma puede ser la aplicación secuencial o doble golpe (Fig. 7D), que consiste en la aplicación de dos herbicidas con diferentes modos de acción, generalmente con un intervalo de tiempo acotado entre la aplicación de ambos. En el caso del doble golpe, el primer herbicida suele ser sistémico y el segundo, un desecante o quemante.
En esta estrategia es importante destacar que cuanto mayor sea la efica-


cia lograda en la primera aplicación, mejor será la performance del tratamiento secuencial o doble golpe. Por lo tanto, todos los esfuerzos vinculados al control químico deben concentrarse en esta primera etapa, antes de la siembra del cultivo, especialmente en aquellos casos donde no se dispone de tecnologías herbicidas postemergentes efectivas en el cultivo siguiente.
La segunda aplicación en la secuencia, puede realizarse con un activo desecante como paraquat o el glufosinato de amonio, a dosis de 25003000 cc/Ha. El agregado de otro activo en esta segunda aplicación no mejoró significativamente la performance de estos herbicidas de contacto, pero su inclusión puede ser útil si es que en la primera aplicación no se utilizó un producto con persistencia, o si se desea reforzar la cobertura del control residual.
La importancia de incluir un adyuvante de buena calidad, que garantice una adecuada penetración y translocación de los herbicidas, es especialmente importante en plantas con cutículas cerosas o bajo condiciones ambientales menos favorables para la absorción.


7. Tres ejemplos de situación de Commelina en un lote. A: Testigo sin aplicar. B: Aplicación simple (Glifosato+2,4-D) C: Aplicación simple (Glifosato+2,4-D+PPO) D: Doble golpe. Créditos: Agrotester.
Existen diferencias en cuanto a las tecnologías disponibles para hacer uso o no de esta estrategia en postemergencia del cultivo (Figura 8). Si se siembra soja resistente únicamente a glifosato (soja RR), es fundamental asegurar un control efectivo previo, ya que los controles con glifosato solamente, incluso a dosis altas, no superan el 30% de control. En estos casos, entrar al cultivo con la maleza activa y sin herramientas eficaces limita seriamente las posibilidades de éxito.
En cambio, si se opta por soja con tecnología Enlist, se habilita una segunda aplicación dentro del cultivo con mezclas de glufosinato, glifosato y 2,4-D, lo que permite alcanzar niveles de control por encima del 80%. Se amplía la ventana de acción y mejora significativamente el resultado del doble golpe, siempre que la primera intervención haya sido bien planificada.
En el caso del maíz, las alternativas disponibles son aún más amplias. Si el híbrido sembrado cuenta con tecnología Enlist, se pueden aplicar los mismos principios que en el caso de soja Enlist, con muy buenos niveles de control. En maíces sin esta tecnología, la estrategia más eficaz es utilizar una mezcla de un HPPD con una triazinas como aplicación secuencial dentro del cultivo. Sin embargo, para que esta combinación exprese su máximo potencial, la primera aplica-
ción debe hacerse antes de la siembra, con un control residual que limite los nacimientos tempranos. Cuando estos herbicidas se aplican como tratamiento simple, ya con el cultivo emergido y sin una intervención previa, los niveles de control rara vez superan el 60%.
La importancia de un enfoque integral
La clave para el manejo exitoso de una maleza tan plástica y adaptable como C. erecta no reside únicamente en la rotación de principios activos, sino también en la oportunidad de intervención: los tratamientos postemergentes deben realizarse con las plantas en estadios iniciales, como ya se mencionó, preferentemente antes de que superen los 10-15 cm de diámetro.
Como sucede con toda maleza de difícil control, un enfoque verdaderamente eficaz debe ser integral, combinando tecnologías disponibles, conocimiento técnico y prácticas sostenibles. La implementación de estrategias diversas, integradas, oportunas y adaptadas al sistema productivo no solo mejora los resultados a corto plazo, sino que contribuye a la preservación de la productividad agrícola a largo plazo, reduciendo el riesgo de aparición de nuevas resistencias y conservando la efectividad de las herramientas disponibles.

07. Comentarios finales
El manejo de Commelina erecta nos enfrenta al desafío de controlar una maleza con gran capacidad de adaptación, persistencia y dispersión. Su creciente presencia en distintas regiones del país pone en evidencia que no existen soluciones simples ni únicas. Por eso, adoptar un enfoque integral basado en la combinación de tecnologías, la planificación estratégica del uso de herbicidas, la diversificación de cultivos y el monitoreo
constante resulta indispensable. Cada decisión, desde la rotación de cultivos hasta el momento de aplicación y la elección de principios activos, debe ser tomada con una mirada sistémica, anticipando los impactos en el corto y largo plazo.
La experiencia acumulada y los datos generados demuestran que es posible avanzar hacia un control más efectivo y sustentable cuando se trabaja con planificación y conocimiento.