

AGRADECEMOS A:






PLAZA DE ARMAS Página 4
HERMENEGILDO Y SU PARTIDO Página 7
EL CUERPO EN EL DEPÓSITO DE AGUA Página 9
LOS PRECIOS DE LA CARNE EN 1708
Página 10
EL PRIMER CENSO DE LA VILLA Y EL PUEBLO Página 12
RESCATARON A LOS REHENES Página 14
EL ABUELO Página 16
EL ARCO DE LAS COLONIAS EXTRANJERAS Página 18
TRIVIA SALTILLENSE Página 21
LOS TAQUITOS ROJOS Y LA ECONOMÍA Página 22
LA PRIMERA PELEA DE BOX PROFESIONAL Página 24
FRANCISCO TOBIAS Página 26
AVISOS DE OCASIÓN Página 28
EFEMÉRIDES Página 30
¿SABÍA USTED? Página 34
CRUCIGRAMA SARAPERO Página 36
CUPONERA Página 38
DIRECTORIO
Francisco Tobias Hernández Director Editorial
Arq. Carlos Roldán Ilustraciones
Prof. Juan Campos Rodríguez Corrección Ortográfica
Victoria López García Diseño Gráfico y Fotografía Editorial
Agustín Pérez Productor y Editor Audiovisual
Yo Soy de Saltillo - La Revista Publicación mensual
MARZO 2024
Impresa en México en los talleres gráficos de Impresos Rivera
En esta ocasión te platico de un lugar emblemático que tenemos en esta hermosa ciudad de Saltillo, un lugar que todos hemos visitado, pero que poco sabemos de su historia me refiero a la Plaza de Armas.
Rodeada de bellos edificios, como lo es la catedral con sus tres estilos arquitectónicos, en la esquina sureste el Casino de Saltillo, cuyo edificio e historia bien merece una Cápsula Sarapera, adjunto a esta plaza se encuentra el Palacio de Gobierno y al costado los arcos, que por cierto los originales fueron inaugurados por el mismísimo presidente Don Benito Juárez.
Pero no siempre fue una plaza, incluso no siempre se ha llamado “de armas”. Durante los primeros años de la Villa de Santiago del Saltillo era simplemente un solar donde los animales pastaban, la gente caminaba, en el S. XVIII se le llamó Plaza Real debido a que, frente a ella, exactamente donde se encuentra el Palacio de Gobierno se ubicaban las casas reales. De hecho, en el interior de esas oficinas de gobierno todavía se pueden observar algunas paredes originales de las casas reales y fue ahí donde varios héroes de nuestra independencia durmieron, pero volvamos a la historia de nuestra Plaza de Armas.
Una plaza que los Saltillenses
hemos llamado de diferentes formas, ya que además de ser llamada “Plaza Real”, también le llamamos “Plaza Principal”, después se le conoció como la “Plaza de Armas” debido a que era el lugar donde los hombres tanto de la Villa de Santiago del Saltillo como del Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala se reunían para organizar la defensa de ambas poblaciones contra los ataques de los nativos de la región, ya fueran los huachichiles o bien los rayados.
Esta plaza que fue llamada “Plaza Real, Plaza Principal y Plaza de Armas” tuvo otro nombre, tal vez por haber sido el lugar donde se proclamó por primera vez la independencia de México, se le conoció como la “Plaza de la Independencia”.
Un lugar donde han sucedido acontecimientos de trascendencia nacional, estatal, municipal y hasta algunas anécdotas algo simpáticas. Ya que fue en este lugar donde Antonio López de Santa Anna, aún con sus dos piernas, pasó revista a las tropas que combatirían en El Álamo allá en lo que hoy es San Antonio, Texas, ese mismo lugar, en el corazón de nuestra hermosa ciudad de Saltillo donde 10 años después el ejército norteamericano la ocupó tomando
desde ahí las primeras fotografías de nuestra hermosa ciudad de Saltillo y casi 20 años después en agosto de 1864 dicha plaza principal fue tomada por las tropas francesas.
También hay hechos que sucedieron en esta plaza que son muestra de la valentía de los mexicanos, como lo fue aquella batalla entre revolucionario y federales, y en la cual el General Francisco Coss con un lazo logró quitarles a los pelones una metralleta. Una plaza en la cual se colocaron algunas farolas de gas traídas directamente desde Nueva York en 1885, una plaza en la cual la autoridad decidió colocar el obsequio de las colonias extranjeras que habitaban en Saltillo y que estas obsequiaron con motivo del centenario de nuestra independencia. Una plaza en la cual Francisco Zarco dio un emotivo discurso de pie en una silla y cuando lo concluyó el presidente Juárez accedió a la petición de los Saltillenses en separar a Coahuila de Nuevo León.
Una plaza en la cual muchos de nosotros fuimos a lanzarle comida a las palomas, o bien a perseguirlas, un lugar muy Salti-
llense el cual ha sido testigo del progreso de nuestra hermosa ciudad, espectador mudo de la vida diaria y la cual definitivamente vale la pena presumir.
En esta ocasión te platico de un filósofo de la era contemporánea, nacido en donde se fundó esta bella ciudad de Saltillo, en el barrio del Ojo de Agua precisamente. “El Maistro” Hermenegildo L. Torres, y si lo escuchó bien maistro con “i” como el mismo se decía, vio la luz por primera vez en el año de 1901, fue fundador y creador del PUP (Partido Único de los Pendejos o Partido Unificador de pendejos) y de la filosofía de la aceptación de la pendejez.
Se dedicó al grabado y troquelado de medallas por 48 años, pero su verdadera vocación fue la filosofía, creador de una corriente llena de sátira y humor.
Su filosofía no partía de la nada, nació del mismísimo filosofo ateneísta Sócrates, con su “yo solo sé que no sé nada” para él era la aceptación de ser un pendejo ya que la condición humana es limitada e inversamente proporcional a su pendejez.
La vida y la muerte son circunstancias, que sitúan a todos y todas en el mismo nivel, pero Don Hermenegildo nos dio una tercera circunstancia que iguala a todos y es la pendejez, aseguraba el filósofo Saltillense que aceptando este estado con humildad y resignación seriamos más felices y que la pendejez unía a todos los seres
humano porque todos los somos sin importar raza, credo, sexo o color, el PUP llegó a tener 10,000 afiliados.
El creador del PUP despoja de todo sentido ofensivo o doloso a esta palabra, y la emplea como sinónimo de ignorancia, torpeza, egoísmo, terquedad, arrogancia y mojigatería, además de definirla catalogó y clasificó esta condición humana, también creó postulados y principios.
Dictó conferencias y platicas por América y Europa en escuelas y universidades, desafortunadamente, el PUP cayó en el olvido desde mediados de los 70’s y sólo el recuerdo de su existencia en la memoria de unos cuantos veteranos, ya que la humanidad busca ahora comprobar que no es pendeja.
Escribió libros, grabó discos con sus conferencias y hoy cuenta con un Museo en la vecina ciudad de
Monterrey, mucho han dedicado escritos al señor Torres entre ellos el mismo Filósofo de Güemes. Algunas de las clasificaciones de pendejez que realizó son:
El pendejo amnésico, es aquel que se le olvida que es pendejo.
El pendejo dependiente, es el que depende de otros pendejos.
El pendejo telescópico es el que desde lejos se nota que es pendejo.
El pendejo fosforescente, hasta de noche se nota que es pendejo.
El pendejo laborioso, todo el día hace tonteras.
El pendejo Matemático, es exactamente un pendejo.
Indiscutiblemente el filósofo Hermenegildo L. Torres es un Saltillense como muchos que tenemos y que vale la pena presumir.
En esta ocasión te platico que aquí en esta hermosa ciudad de Saltillo en el año de 1903, empezó a correr un rumor, armándose “el tole – tole”, hasta llegar al punto en cual el Gobernador de Coahuila, quien era el Sr. Miguel Cárdenas tuvo que intervenir.
El rumor era que el cuerpo de un hombre ya sin vida y en estado de putrefacción, se encontraba en el depósito de agua que surtía a esta ciudad. El chisme empezó a agarrar vuelo, cuando los vecinos empezaron a asegurar que este cuerpo tenía ya varios días en el depósito.
El ejecutivo estatal de inmediato ordenó una investigación y en su caso el retiro del cuerpo, para que así no siguiera contaminándose el vital líquido, además de darle “cristiana sepultura al fallecido”. Las primeras indagatorias dieron por
resultado que en el depósito de agua que surtía a esta hermosa ciudad de Saltillo, no había cuerpo alguno sin vida, ni de hombre, mujer o quimera.
Sin embargo, la autoridad estatal, Don Miguel Cárdenas, ordenó otra indagación más, la cual fue dar con el paradero y nombre de quien inició este rumor, “chisme, mentira o embuste” que ocasionó un gran alboroto entre las y los Saltillenses de aquella época. La tercera investigación la realizó su servidor Francisco Tobías, al tratar de encontrar en el Archivo Municipal, entre actas, periódicos y libros, el resultado de la investigación sobre quien fue el embustero que inventó tal cuento, y el resultado fue el mismo, la invención del cuerpo pútrido en el depósito de agua, no fue más que un ruin rumor.
En esta ocasión te platico de algo, que con seguridad es un tema desde antes de 1708 hasta nuestros días, y es que resulta que husmeando en el hermoso edificio que tenemos como Archivo Municipal, y el cual guarda un hermoso tesoro, me encontré con un listado de precios de la carne que el Capitán Juan Galindo Mayor y Capitán a Guerra de esta hermosa ciudad de Saltillo, bueno que en realidad aún no era ciudad ni se llamaba Saltillo, sino era la Villa de Santiago del Saltillo.
a la ayuda de mi amigo Héctor Chapa, puedo darles un precio aproximado a pesos actuales.
- 6 libras de carne de res 1 real, hoy.
- 1 res en pie, no escogida 7 pesos, hoy.
- 1 carnero en canal 15 pesos, hoy.
- El carnero en cuartos: el cuarto trasero en 4 reales, hoy.
- El cuarto delantero 3 reales y medio, hoy.
- El cuero de res a 12 reales, hoy.
- 8 onzas de cebo labrado para velas 1 real, hoy.
Este listado del que platico fue colocado en las casas reales, en paseos públicos y en el periódico que circulaba, se informaba de los precios que, a partir del 21 de mayo de 1708, los habitantes de la villa deberían de pagar.
El listado es el siguiente, y gracias
La misma publicación de la autoridad de la villa de Santiago del Saltillo, manifestaba que si los compradores se daban cuenta de que los precios o el peso estaba adulterado, se informará de inmediato a la autoridad para aplicar la sanción que correspondiera a los vendedores.
Estimada y estimado Saltillense, estoy seguro que desde aquellos años la queja es la misma, “que altos están los precios de la carne”.
Huevitos al gusto, guisos tortillas de harina y maíz café refill y ¡Mucho más!
/ WestRockersSaltillo
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En esta ocasión te platico del primer censo que se realizó, en la Villa de Santiago del Saltillo y en el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala.
En el año de 1604, los habitantes de la villa estaban muy preocupados pues a pesar de que hace 13 años se había fundado el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, la población no aumentaba, ya que muchos vecinos se habían alejado de este valle para fundar en las lejanas tierras del resto de lo que era Coahuila y Texas o bien del Nuevo Reino de León.
Fue el Capitán Don Francisco de Urdiñola quien ordenó realizar un censo poblacional tanto para el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala como para la Villa de Santiago del Saltillo.
La información demográfica que arrojó este primer censo fue que,
en la Villa de Santiago del Saltillo, no habitaban más de 100 individuos todos ellos españoles y que había 20 jefes de familia entre solteros y casados. Por su parte en el pueblo de San Esteban habitaban 160 familias tlaxcaltecas y más de 600 hombres eran aptos para el uso de las armas.
Si Usted estimada y estimado Saltillense, se pregunta porque el dato de la cantidad de hombres aptos para el uso de las armas, déjeme comentarle que en aquellos años la villa y el pueblo eran atacadas por las llamadas “indiadas” en las cuales, “los tobosos, los rayados o los huachichiles” atacaban a ambas poblaciones asesinando, robando, violando y quemado las viviendas, por ello la importancia de saber el número de hombres capaces de tomar un arma para defender la tierra de ambos poblados.
En esta ocasión te platico una historia que sucedió ya hace mucho tiempo en esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando aún no era ciudad y se llamaba la Villa de Santiago del Saltillo y aconteció en el mes de octubre del ya lejano año de 1687.
En aquellos años, en las hermosas sierras que rodean este valle del Saltillo, aún era habitado por indios nómadas, quienes seguían en su lucha por expulsar a los invasores, y entre sus estrategias y acciones estaban las famosas “indiadas”, en las cuales llegaban tanto al Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala como a la Villa, para robar, quemar, violar, secuestrar y asesinar a los habitantes de ambos poblados.
Era muy frecuente en aquella
época, a pesar de que la Villa de Santiago del Saltillo tuviera de vida, más de 100 años, que en los caminos que nos comunicaban con otras comunidades, sucedieran robos, asaltos, asesinatos y secuestros. El sendero que llevaba a Potrero de Patos, no era la excepción, y ejemplo de ello fue el asesinato de Juan Padilla, de su hijo y el secuestro de su señora, quien llevaba por nombre Ana, pues fueron sorprendido por los indios el día 6 de ese mes de octubre.
Durante casi una semana la viuda había estado secuestrada por los indios. Ya que fue el día 12 cuando el Capitán Diego Ramón, pudo dar con el paradero de la señora Ana, realizando una investigación, logró seguir las huellas de los indios y ese día a las 5 de la mañana tratando de sorprender a la banda
de secuestradores entró de manera temeraria a Potrero de Patos, sin embargo los habitantes de la Villa de Santiago del Saltillo fueron sorprendido por los indios, quienes acechados entre la maleza los recibieron a flechazos, incluso Lucas García, expedicionario oriundo de lo que sería esta hermosa ciudad de Saltillo, le fue atravesado el corazón por una de esas flechas asesinas. Dicen que quienes fueron a rescatar a Doña Ana, pudieron reaccionar rápidamente, logrando defenderse y matando a 12 indios, incluso le cortaron la cabeza al indio que; de con un flechazo mató a Lucas García.
Esta es una historia que bien podría ser de una película de acción, pero sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando aún no era ciudad y cuando una familia, fue atacada en un camino por unos indios, quienes dieron muerte al padre y al hijo, y la madre Doña Ana fue secuestrada. Mujer Saltillense que fue rescatada por un grupo de hombres valientes que decidieron hacer frente a un grupo de indios que buscaban amedrentar a los habitantes tanto del Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala como a los de la Villa de Santiago del Saltillo.
En esta ocasión te platico de una carta que escribió un abuelo y que dirigió al alcalde 1º Constitucional de esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando ya era ciudad, pero no se llamaba Saltillo sino Ciudad Leona Vicario, y esto aconteció el día 21 de agosto de 1832.
Don Pedro Sánchez, tenía un hijo de nombre José Rafael Sánchez Navarro, quien se casó con Francisca Escobedo, al paso del tiempo, poco, por cierto, tuvieron dos hijas. Después de varios años de feliz matrimonio, con una familia ejemplar, conformada por los cuatro, el infortunio se asomó, y José Rafael, esposo de Francisca y padre de las dos niñas falleció, pasó el tiempo y mi tocaya, Francisca, volvió a contraer nupcias con Don Miguel González Ramos
Don Pedro, abuelo paterno de las
dos menores, le informo al Alcalde de esta hermosa ciudad de Saltillo, antes llamada Leona Vicaria, que su hijo José Rafael, había muerto intestado, y que por lo tanto no había dispuesto nada sobre la tutela de sus retoños, por lo que la madre tendría que hacerse cargo de la tutela de acuerdo a la ley, pero ella, la madre, se había casado de nuevo, hecho que le impedía legalmente hacerse cargo de las dos pequeñas, motivo por el cual el abuelo solicitaba, pedía, demandaba y hasta exigió la tutela de las niñas.
El abuelo afirmaba en su misiva que él se comprometía y obligaba a alimentar a las pequeñas, sin escatimar recurso o dinero alguno, ya que lo hacía de manera voluntaria y con mucho amor que les profesaba a sus nietas.
Después de una larga investigación, desafortunadamente, no encontré el desenlace de esta historia de amor, del amor de un abuelo por sus nietas, pero sí encontré una ley, la ley llamada 19, la cual dictaba, que la viuda al volverse a casar, debería desentenderse, en este caso de las dos niñas huérfanas de padre.
Así es, o más bien así fue estimada y estimado Saltillense, esta es la historia del amor de un abuelo por sus dos nietas, quienes al quedar huérfanas de padre, y su madre al volverse a casar, pidió a la autoridad de la Ciudad Leona Vicario, que ambas princesas quedarán bajo su tutela.
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En esta ocasión te platico de un hecho que sucedió en el mes de la patria, en el noveno mes del año de 1930.
El día trece de ese mes, el Señor Lynn W. Franklin, quien desde el 27 de febrero de 1928, contaba con el “exequátur”, que no es otra cosa más que autorización que otorga el jefe de un estado a los agentes diplomáticos extranjeros para que puedan ejercer las funciones propias de sus cargos, y se desempeñaba como cónsul de los Estados Unidos en Saltillo, le dio aviso al Saltillense Higinio Dávila, quien presidía el comité de festejos patrios en Saltillo, que la comunidad extranjera residente en esta hermosa ciudad participaría en las
fiestas patrias con la colocación de un arco y del cual penderían las 10 banderas de las misma cantidad de nacionalidades que se unían al festejo.
El arco se colocaría sobre nuestra emblemática calle de Victoria, un arco en el cual se mostraría un homenaje a México, un arco vistoso.
El encargado del comité patrio Saltillense, manifestó a los medios de comunicación, que este acto, la colocación momentánea de una arco, era una de muchas actividades que se realizarían para los festejos patrios y que este le daría un mayor lucimiento y vistosidad, pero sobre todo reafirmaría los lazos de amistad y unión de esta
hermosa ciudad de Saltillo con otras naciones.
En esta hermosa ciudad de Saltillo, en aquella época en la cual los carros se encontraban con caballos y yeguas en sus recorridos por las calles, las colonias extranjeras, decidieron mostrar su reconocimiento a nuestro México, colocado un arco no con 10, sino con 11 banderas, ubicada en el centro la mexicana, flanqueada de 5 por lado, entre las cuales estaban las de los EUA, Japón al otro extremo la de la Gran Bretaña y Líbano, debajo de los estandartes con letras mayúsculas la frase: “homenaje de las colonias extranjeras”. Un arco que por cierto respetaba perfectamente al peatón, pues iniciaba y concluía sobre la calle y no sobre la banqueta, ubicado en cruce de la
calle de Victoria con Manuel Acuña a la altura de lo que era la mueblería Borja, que por cierto tenía el teléfono 703 y de la antigua fábrica de Sarapes, que por cierto su propietario vivía en el segundo piso de ese edificio.
Muchos de los integrantes de esas colonias, con el paso del tiempo se convirtieron en Saltillenses por adopción, echaron raíces en esta tierra bendita, en donde encontraron al igual que los europeos encabezados por Alberto del Canto, una tierra rica y con un clima benigno. Extranjeros que reconocieron a México que vivieron en Saltillo y quienes contribuyeron o más bien han contribuido al engrandecimiento de esta hermosa ciudad.
¿Matemático Saltillense que descubrió el número “Logaritmo Giro”?
Respuesta del mes pasado: Tlacotilla
En esta ocasión te platico de una anécdota que sucedió entre tacos y azúcar en esta hermosa ciudad de Saltillo, en la década de los 70´s del siglo pasado, específicamente en 1974.
De entre los platillos tradicionales de las familias Saltillenses, definitivamente podemos incluir a los famosos “Taquitos Rojos”, cuyo pionero fue Don Jacinto Barrón, con el paso de poco tiempo estos taquitos fueron adquiriendo mucha popularidad, ocasionando que, en diversos puntos de aquella, aún pequeña pero hermosa ciudad de Saltillo, se instalaran carritos para la vendimia de este producto. Uno de estos negocios, o de estos carritos, se instalaba casi todos los días de la semana, por las tardes-noches, afuera de la Iglesia
de San Francisco de Asís, específicamente adelantito de la puerta principal izquierda que esta sobre la plaza, cuyo propietario era quien se encargaba de calentar, en aquellos pequeños hornos de leña, los tacos para después de colocarlos en el papel estraza simulando un plato, ponerles lechuga, tomate y salsa verde, de esa que si pica. Entre cliente y cliente, este taquero de los rojos bebía café, taza tras taza, tal vez para aguantar hasta altas horas de la noche en la que cerraba el negocio o bien para apaciguar el fresco de aquellas noches Saltillenses.
En aquellos años, específicamente durante 1974 la economía nacional no estaba transitando por su mejor momento, a pesar de que el tipo de cambio del peso frente al dólar
seguía estable, la inflación en ese año fue consideraba muy alta, sin saber lo que vendría después, pues los pecios aumentaron en promedio un 11.04% y el primer artículo de consumo básico cuyo precio subió fue la azúcar.
Cierta noche un grupo de jóvenes Saltillenses quienes de manera periódica deleitaban de los tacos rojos decidieron ir a calmar el hambre, pidieron sus tacos, su orden de 5 tacos, los saborearon y al pedir la cuenta se dieron cuenta, valga la redundancia, que los tacos rojos ya no tenían un precio de 2 pesos, sino que ahora costaban 2 pesos con 25 centavos, de inmediato los comensales le reviraron al taquero, reclamándole del aumento, diciéndole: “Oiga si lo que aumentó de precio fue el azúcar”, a lo que el taquero respondió: “y ustedes creen que a mi café
no le pongo azúcar”.
Estimada y estimado Saltillense, aunque parece que sea broma, esta historia la escuché hace varios años e incluso fue como entendí lo que es la inflación, pues el comensal que le reclamó al taquero por el aumento en el precio fue mi papá. Por cierto, esta anécdota sarapera en más de una ocasión me ha sido útil para explicarles a mis alumnos de economía lo que es y lo que provoca la inflación.
Esta es una historia de tacos, economía e inflación, una historia que se me quedó grabada en la memoria desde la primera vez que la escuché, una historia que le sucedió a mi papá, una historia que sirve de ejemplo para las clases de economía, una historia que sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo.
En esta ocasión te platico de la primera pelea de box profesional que se realizó en nuestra hermosa ciudad de Saltillo.
La pelea de box fue entre el Saltillense Ignacio Cerecero quien vivía en el barrio de Landín y Humberto Cid González, Saltillense por adopción quien era oriundo de Las Esperanzas mineral del Múzquiz, Coahuila.
Ambos peleadores vivían en Saltillo, ambos boxeadores habían hecho carrera boxística, los dos pugilistas tenían fama de ser muy buenos, ambos tenían aficionados. De hecho, la pelea se concretó gracias a que los Saltillenses que estaban a favor de Cerecero elaboraron unos volantes con una pelea
ficticia entre ambos, ocasionando que los que estaban a favor de “El Relámpago” reaccionaran y le sentenciaran que, a pesar de tener menos tamaño, peso y experiencia, el Cerecero era un barbaján y él no, enfatizando que tenía que pelear contra él y darle una lección.
Los ánimos se caldearon. Por un lado, los fanáticos de Cerecero afirmaban que éste era un digno represente mexicano pues había ya peleado en los Estados Unidos, afirmando que Humberto Cid era un afeminado, por su parte quienes estaban del lado de “El Relámpago” aseguraban que el del barrio de Landín era un “mugroso”.
El lugar del encontronazo fue la
Plaza de Toros “Guadalupe”, por cierto, la plaza debía su nombre a que fue edificada en el lugar donde había una plaza pública llamada “De Guadalupe”, y fue inaugurada el 15 de noviembre de 1896. Pero volvamos a la historia, a la historia de los derechazos, ganchos al hígado y más.
La pelea de box, la cual sería la primera que se presentaría en Saltillo a nivel profesional se pactó para realizarse el domingo 18 de noviembre de 1923, precisamente el día en el cual nació Alan Shepard el primer norteamericano en salir al espacio exterior. Ese día cayó una torrencial lluvia en nuestra ciudad, ocasionando que la tan esperada pelea se pospusiera para el siguiente viernes 23 del mismo mes.
Llegó el día, Humberto Cid González “El Relámpago” pesando 60 kilogramos y con menos de 16 años de edad se presentaba con un pantaloncillo oscuro, mientras que Ignacio Cerecero quien tenía un peso de 72 kilogramos se presentó
vistiendo un pantaloncillo blanco, el tercer hombre en el ring fue Samuel Ortega, quien fungió como referí. La pelea era a 12 asaltos.
Aseguran que al chocar los guantes antes de la primera campanada, el referí volteó a ver al “Relámpago” con algo de tristeza pues el oponente, el del Barrio de Landín se veía imponente.
La pelea llegó hasta el séptimo asalto en el cual Humberto, alias “El Relámpago” le dio un golpe con su mano izquierda a Ignacio Cerecero, quien dobló las rodillas, cayó a la lona y le dieron la cuenta de 10.
A pesar de que el box es un deporte demasiado longevo, pues la primera pelea se llevó a cabo en 1681, pasaron casi 2 siglos y medio para que esta ciudad tierra del sarape, pan de pulque y matachines tuviera la primera pelea profesional de boxeo. Es cierto que hay muchas historias del box en nuestra ciudad, pero la primera esta que te acabo de contar.
PRESENTA:
Francisco Tobias Hernández es un Saltillense (Saltillense con mayúscula), papá de tres Preciosas Princesas Mágicas: Rebeca, Malake y Mariajose. De profesión científico social, economista, egresado de la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde ha impartio las asignaturas de microeconomía y macroeconomía. Fue maestro de economía en la Universidad Autónoma de Coahuila, la UVM Saltillo y docente de la metodología de investigación del CONALEP 2 en Saltillo.
Tiene el grado académico de Master, por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde cursó el master en Gestión de la Comunicación Politica y Electoral, además cuenta con maestría en Adminstración de Negocios con especiali-
dad de Finanzas por el Tec Milenio, actualmente cursa los estudios del master en La Transformación Digital de las Finanzas: FinTech, por la OBS Bussines School.
Ha trabajado en la presidencia municipal de Saltillo, en el H. Congreso del Estado de Coahuila de Zaragoza y en diversas dependencias del Gobierno del Estado de Coahuila. Actualmente es el Director General del Instituto Tecnológico Superior de Múzquiz.
Desde octubre de 2012, se ha dedicado a difundir la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas, en dIversos medios como lo son Televisa Saltillo, TvAzteca Coahuila, la estación
radiofónica La Reina 100.9 FM y en el periódico El Heraldo de Saltillo. Director editorial de la publicación mensual “Yo Soy de Saltillo”, ha publicado 4 libros sobre la historia de Saltillo, que se han presentando y expuesto en la Feria del Libro de Coahuila y en la Feria del Libro de Frankfurt, Alemania.
Es comentarista económico en los periídicos El Zócalo, La Prensa de
Monclova, El Sol de la Laguna y Factor Coahuila, además en El Mañana de Nuevo Laredo, Tamaulipas; así como en los medios digitales Nuestra Revista y Brifcoahuila.com, con su columna “Economía para Todos”, con dicha colaboración participa en el Canal 15Tv de las Regiones Carbonifera y 5 Manantiales de Coahuila. Actualmente y para siempre enamorado de sus 3 Preciosas Princesas Mágicas.
Informamos a los oriundos que ya hemos instruidos levantar un censo de esta villa especificando nombre, estado civil, condición social, número adultos, niños y sirvientes. Determinaremos también la cantidad de esclavos. Atte. El cabildo.
Anuncio publicado el 22 de diciembre de 1783 en la Villa de Santiago del Saltillo.
¡Alcalde! Dígale a mi exesposa María de Jesús que me devuelva mi puesto de frutas en el Mercado Juárez. ¡Ella me ignora y se burla de mí!
Atentamente Nicolás Malacara
Anuncio publicado el 18 de febrero de 1913 en esta hermosa ciudad de Saltillo.
Ese aviso no es de compra –venta. Sólo queremos informar a los vecinos que ya otorgamos escritura de libertad a nuestras esclavas mulatas llamadas Rosa María y Estefanía Hernández. Ya no las molesten. Con amable solicitud, Nicolás de Ovalle y María de Peña.
Anuncio publicado en la Villa de Santiago del Saltillo el 25 de febrero de 1681.
1 de marzo de 1943 4 de marzo de 1618
4 de marzo de 1834
5 de marzo de 1908
Se inaugura en Saltillo, Coahuila, la nueva planta Coca Cola, propiedad de Don Emilio Arizpe Santos.
Estando gravemente enfermo, el Capitán Francisco de Urdiñola, fundador de San Esteban de la Nueva Tlaxcala (hoy parte de Saltillo), dicta su última voluntad. Moriría en su Hacienda de Santa Elena, jurisdicción de Nieves, Río Grande, Zacatecas.
El Congreso del Estado de Coahuila ratifica que las poblaciones que estuvieran contiguas se refundasen en una sola, por lo que “Villalongín” y “Leona Vicario” unen sus Ayuntamientos bajo el nombre de Saltillo.
Se funda en Saltillo, Coahuila, la Sociedad Mutualista “Obreros del Progreso”.
10 de marzo de 1621
12 de marzo de 1767
14 de marzo de 1804
14 de marzo de 1805
16 de marzo de 1804
18 de marzo de 1970
El Cabildo de la Villa de Santiago del Saltillo ordena la reparación de las bardas de las Casas Consistoriales que se habían derrumbado.
En lo que podría ser el primer antecedente del Archivo Municipal, el Cabildo de la Villa de Santiago del Saltillo acuerda que Juan Landín, encargado del archivo, mandase a elaborar un estante con puertas para que en él se protegieran y guardaran los documentos que se iban generando y evitar sus pérdidas.
El Cabildo de la Villa de Santiago del Saltillo designa a Antonio García, Cristóbal Rodríguez y Venancio de Zepeda como “Alcaldes de Barrio”; el primero en los barrios del sur, el segundo en los del norte y el tercero en el centro.
El Cabildo de la Villa de Santiago del Saltillo acuerda mandar construir una caja para mantener el agua limpia de inmundicias que se arrojaban en el ojo de agua principal.
El Ayuntamiento de la Villa de Santiago del Saltillo hace comparecer a Venancio de Zepeda para notificarle y pedirle que admitiese su designación como “Alcalde de Barrio” o de lo contrario pagaría 25 pesos de multa. El acta asienta que “aceptó gustoso y se le dio posesión”.
En Monterrey participa por 1ª vez en la Liga Mexicana de Béisbol el equipo “Saraperos de Saltillo”, al enfrentarse como visitante al equipo “Sultanes”.
19 de marzo de 1610
19 de marzo de 1610
20 de marzo de 1804
21 de marzo de 1898
23 de marzo de 1865
El Cabildo de la Villa de Santiago del Saltillo acuerda sacar a pregón el remate de la obra para la construcción de las Casas Reales, que constarían “de una sala enmaderada de vigas y tejamanil, enjarrada para que se pueda pintar, además de 2 aposentos, una cocina, una fuente y su corral— y la cárcel pública, que han de fabricarse con cimientos de piedra y alzada de adobe”.
En Saltillo, el Gobernador de Coahuila, José María Garza Galán, coloca la primera piedra del puente “Rodríguez” sobre el Arroyo del Pueblo.
Para procurar mejor distribución de la justicia, el Ayuntamiento de la Villa de Santiago del Saltillo acuerda designar “Alcaldes de Cuartel”, nombrando a Antonio García para el Barrio del Ojo de Agua, a Venancio de Zepeda para el de Guanajuato y a Pedro Sánchez para el del Andrajo.
El Presidente Municipal de Saltillo, Coahuila, otorga a Roberto C. Pate permiso para realizar en la Alameda de la ciudad un espectáculo, consistente en la lucha de un toro de lidia y un león africano.
Integrantes de la tribu kikapoo reciben ayuda económica del Imperio, a través del Prefecto Político de Saltillo, Jacobo Sánchez Navarro, debido a “los temores de alguna sublevación por la carestía absoluta de provisiones”.
27 de marzo de 1949
30 de marzo de 1834
Fermín Espinoza “Armillita” torea su última corrida en su natal Saltillo, Coahuila, alternando con Lorenzo Garza.
El Alcalde de Villalongín, Toribio Cáceres, acude al Cabildo de Leona Vicario para acordar el número de casillas para la elección del Ayuntamiento que gobernaría a ambas poblaciones unidas como Saltillo, Coahuila.
Ozonoterapia
Medicina
En tiempos de la Revolución, cuanto ganaba mensualmente el empleado adscrito al Ferrocarril Constitucionalista de nombre Asunción Orta:
$200.00 y pagaba impuestos del 1 al Millar por 20 centavos.
Crédito: Eugenio Galán de la Peña
Taquitos rojos Catedral
Nueva Tlaxcala Saltillense
Sarape
Yo soy de Saltillo
Villa de Santiago Plaza de armas Fuente
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