EL VOCERO / VOX / JUEVES, 29 DE NOVIEMBRE DE 2012
Violencia contra la mujer: Asunto político
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Al borde del abismo presupuestario ARTURO YÉPEZ
KATHERINE ANGUEIRA NAVARRO, PSICÓLOGA SOCIAL COMUNITARIA
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En fin, ocupar puestos de poder en la Legislatura, Fiscalía o Judicatura no puede ser a costa de acomodarse al paradigma sexista
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Al conmemorarse el Día Internacional de No Mas Violencia contra la Mujer demarca el asesinato vil mediante tortura y violación de las hermanas Mirabal bajo la dictadura de Trujillo en Santo Domingo, mientras la prensa en Puerto Rico fue una cantera de mensajes contradictorios descifrables como códigos secretos. Contrarrestar la lucha contra la objetualización sexual sometiéndose al padrinazgo político como trampolín para participar de las esferas donde se elabora la política pública en que se erradica o perpetúa el sexismo, son distintas caras del discrimen por razón de género. Veamos.
VOX
Un rotativo publicó en primera plana la foto sugestiva en bikini de Miss Puerto Rico aspirante a Miss Universo, mientras su editorial e historia principal reitera la necesidad de prevenir la violencia doméstica. La prensa escrita destacó que en las últimas elecciones mermó de 26 a 16 la cifra de mujeres electas en comparación con el 2008. El esquema sexista convertido en su propio ‘bumeran’político las aguillotinó. Los casos de las legisladoras Liza Fernández y Albita Rivera -comprometidas con las luchas de las mujeres- son emblemáticos de como subyugarse a los intereses de su líder que las arrastró al convertirse en las gatilleras del alcalde de San Juan, Jorge Santini, contra su contrincante Carmen Yulín Cruz, que logró derrotarlo. Los contratos jugosos que recibió Zoé Laboy, la otra candidata derrotada a senadora por San Juan, mientras estuvo asociada con Ángel Cintrón, director de campaña del derrotado gobernador Luis Fortuño, fueron adjudicados en su contra. Ni mencionar su historial como Secretaria de Corrección y Rehabilitación cuando contrató con una corporación privada en que el entonces vicepresidente de la Junta de Libertad Bajo Palabra, y hoy convicto por corrupción, Héctor Martínez Maldonado, también fungió como su vicepresidente, para celebrar una cumbre correccional en que se le adeudó al Hotel Conquistador miles de dólares. La derrotada senadora Evelyn Vázquez, protegida del presidente senatorial Tomás Rivera Schatz, dejó su huella de incompetencia en asuntos medulares para nosotras las mujeres, mientras abusó de su escaño legislativo para el beneficio económico de su pareja consensual. Nadie cuestiona la relación de dichas derrotas con historias tan deleznables como el reciente acuerdo entre la fiscal Nancy Morales y la licenciada María Soledad Sáez Matos, ante la jueza Gisela Alfonso Fernández que devaluaron a escasamente 17 años de cárcel la experiencia de tortura y terror sobrevivida por una mujer que lee como un cuento de horror del trato en el medio oriente a mujeres. Una joven madre,
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Elba Díaz Avilés, se alega fue violada y sodomizada bajo amenaza de muerte con un cuchillo por parte de su suegro, Julio Rosario Villalongo, luego encerrada con su bebito, rociada la casa con gasolina y encendida. Una mirada ligera a otras informaciones publicadas recientemente nos frena ante el caso de Thaíz Ayala Durán, quien aparentemente en defensa propia apuñaló de muerte con un cuchillo en el pecho a su pareja. El caso de Francheska Duarte atropellada con el vehículo por su pareja Jorge Ramos Rodríguez, que le ocasionó la amputación de sus piernas es otra aberración de la injusticia sexista. La fiscal Gretchen Pérez Catinchi no supo distinguir entre un acto de tortura y uno ‘samaritano’ como parte del ciclo de violencia doméstica, cuando se alegó que el convicto la recogió y transportó a la Sala de Emergencia para tratamiento, tal como hacen los torturadores. Una vez torturan, tienen al médico cerca para sanar las heridas y retornar al próximo ciclo de tortura. Increíblemente, la jueza Nerisvel Durán Guzmán rebajó el delito, cuando examinado en su justa perspectiva del ciclo de tortura aparenta ser una tentativa de asesinato. Por otra parte, el Tribunal Apelativo en su decisión (25 octubre 2012) reencaminó el desvío tortuoso que tomó el caso ante la jueza María Inés Cartagena Colón, administradora del Tribunal de Fajardo, luego de haberse convicto por asesinato en primer grado a Alexander Rodríguez Vélez, asesino de Wanda Camacho. El Tribunal se revocó y rebajó el cargo por petición de la defensa del asesino al notificarle la falta cometida por las fiscales Leilany Vargas y Rocío Gracia al dejar fuera de la acusación la frase “premeditada”. La historia de la ‘mucama’ dominicana acusada de matar a doña Georgina
Ortíz, esposa del exjuez del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Irizarry Yunqué, está incompleta. A pesar de que se repite la alegación que se encontró material genético de un varón debajo de las uñas de la fenecida, al día de hoy no se ha radicado acusación contra ningún hombre por asesinato. La joya de la corona de los femicidios perpetrados este año -el vil asesinato a quemarropa de Carmen Paredes está en remojo. Acusar a Pablo Casellas, hijo del honorable juez federal Salvador Casellas fue cuesta arriba. Con el estreno de la primera sala piloto especializada en asesinato en el Tribunal de Bayamón designada mediante Resolución del Tribunal Supremo de Puerto Rico (25 de septiembre 2012), el Pueblo juzgará si se allanó o no el camino para que un tribunal de Derecho tome la determinación de insuficiencia de prueba para una convicción contra un supuesto recaudador de fondos del área de Guaynabo para el PPD. En jaqué se verá el juez José Ramírez Lluch, tras las columnas periodísticas del juez federal Raymond Acosta (30 octubre de 2012) y el exgobernador Rafael Hernández Colón (29 agosto 2012) en esencia advirtiendo de la necesidad de silenciar las inquietudes de un Pueblo hambriento de justicia cuando se implica a los allegados de los ‘poderosos’. En fin, ocupar puestos de poder en la Legislatura, Fiscalía o Judicatura no puede ser a costa de acomodarse al paradigma sexista. En lugar de convertirse en las nuevas verdugos al servicio del patriarcado, mujeres valientes deben de transformarlo para erradicar la violencia contra la mujer. Frenar la violencia de género no es fortuito; es un acto político del ejercicio del poder.