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Código de Incentivos: mitos y realidades

“Los incentivos son para el de afuera, no para el de aquí”. “Los beneficiarios de incentivos no pagan contribuciones”. “Los incentivos no aportan a nuestra economía”.

Estas son expresiones comunes sobre la Ley Núm. 60-2019, conocida como el Código de Incentivos de Puerto Rico (Ley 60), con un denominador común: son totalmente falsas.

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La Ley 60 fue aprobada el 1 de julio de 2019 y recopila el equivalente de más de 30 leyes de incentivos anteriores bajo la administración del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC). Desde el joven empresario próximo a establecer su negocio, agricultores, hospedería familiar, investigadores y científicos, el artista que exporta su arte, hasta las compañías multinacionales y locales que manufacturan productos de calidad mundial, todos son elegibles bajo la Ley 60.

Son más de 10,000 puertorriqueños beneficiarios bajo la Ley 60 y leyes de incentivos. En los pasados dos años, más de 800 jóvenes empresarios puertorriqueños han obtenido decretos bajo la Ley 60; sobre 4,600 médicos puertorriqueños cuentan con decretos de médicos cualificados; 2,500 empresarios puertorriqueños son recipientes de decretos de exportación (ley 20-2012) y manufactura, y miles más cuentan con decretos de agricultor bonafide, investigadores y científicos, turismo, energía verde, e industrias creativas, entre otros.

Más aún, y contrario a una percepción errada, múltiples puertorriqueños no residentes de la Isla entre enero 2006 y enero 2012 han regresado bajo el programa Individuo Residente Inversionista (antes Ley 222012) para continuar aportando a nuestra economía. Es por ello que el mito de que “los incentivos son para el de afuera, no para el de aquí” se desvanece, fortalecién- dose, paralelamente, el mensaje correcto: los incentivos son para todo aquel que cualifique.

Esto nos lleva a otro mito, que “los beneficiarios de incentivos no pagan contribuciones”. Sobre esto, es preciso señalar que cerca del 16% de toda la base contributiva del Fondo General, responde a la presencia en la Isla de alrededor de 40 compañías con decretos de manufactura. Es decir, anualmente dichas compañías aportan al fisco cerca de $2,000 millones. Igualmente, beneficiarios con decretos de exportación —antes, Ley Núm. 20-2012— aportan más de $275 millones en contribuciones sobre ingreso.

Por otro lado, el programa de individuo residente inversionista —antes, Ley Núm. 22-2012— falsamente señalado por ofrecer exención total en el pago de contribuciones sobre ingreso, contribuyó al fisco $160 millones en el año 2020. Lo anterior, junto a los cientos de millones de dólares en pagos en contribuciones municipales y sobre la propiedad, no solo evidencia que es un mito aseverar que “los beneficiarios de incentivos no pagan contribuciones”, sino que es preciso concluir que estos son contribuyentes de extrema relevancia y pertinencia para la Isla.

Otro mito es la retórica de que “los incentivos no aportan a nuestra economía.” Nada más lejos de la realidad. A manera de ejemplo, el sector incentivado de la manufactura representa el 48.2% de nuestro Producto Interno Bruto, lo que se traduce a cerca de $50 billones en producción anual. Dicho sector es responsable de la creación de más de 80,000 empleos, con salarios promedio de más $40,000. Más aún, ocho de los primeros diez municipios con salarios promedio más altos en Puerto Rico, resultan de tal sector, incluyendo la municipalidad de Juncos, con el salario promedio más alto: $53,699.

Asimismo, el programa de exportación genera más de $1 billón en ventas anuales, produce salarios promedio de $36,000, y junto a los programas de individuo residente inversionista y entidades financieras internacionales, ha creado más de 30,000 empleos. De igual forma, el sector incentivado del Turismo genera más de $8.9 billones anuales, generando sobre 90,000 empleos, los cuales han de aumentar a razón de 60,000 nuevos empleos en los próximos 10 años.

A través de los años, nuestros programas de incentivos han contribuido a la creación de un marco empresarial favorable y continuo, reconocido mundialmente. Junto a nuestro capital humano, estos programas han diversificado y propulsado sectores económicos relevantes tales como la manufactura, la tecnología, la investigación y desarrollo, servicios, infraestructura, entre otros. Igualmente, han promovido la inversión local y foránea, la creación de empleos, la retención de talento, el ofrecimiento de salarios competitivos y la generación de ingresos adicionales al fisco.

A pesar de esto, hay quienes optan por ser detractores de nuestro desarrollo económico, promulgando información errónea e infundada sobre la Ley 60. Aun con tales distracciones, miles puertorriqueños se han insertado en el ecosistema empresarial, dejando a un lado los mitos, identificando oportunidades y convirtiéndose en prueba fehaciente de que los incentivos no solo son beneficios para nuestra economía, sino que son para todo aquel que cualifique.

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