EL VOCERO DE PUERTO RICO > DOMINGO, 28 DE FEBRERO DE 2016
>Economía y Finanzas
Capital 7
Industrias una hoja de cálculo en la que anotaba los principales acontecimientos del proceso. Nueve meses más tarde ya había escrito la historia. Unos meses después el libro se había publicado en todo el mundo. Después de un año —en 2012— recibí el Premio Internacional de Literatura de la Prensa Brasileña, un premio que celebra el arte, la cultura y la presencia brasileña en el exterior. No hay duda de que un factor clave para el éxito del libro fue que yo creía en mí misma, y creía que podía escribir un libro en el que mis lectores fueran transportados a Brasil en una emocionante trama. Pero este no fue el único factor. El hecho de que me hubiera convertido no sólo en artista, sino también en la empresaria detrás de la artista, fue un elemento esencial del éxito del libro. Y no fui la única emprendedora creativa en seguir esa dirección. Tendencias En 2015, participé en South by Southwest, un festival de creatividad que se celebra anualmente en Austin, Texas, ya que estoy trabajando en la adaptación de un guión de mi novela. Me sorprendió el número de músicos y cineastas que habían seguido el mismo camino que yo, poniendo sus habilidades empresariales al servicio de su arte en diversos sectores. La tecnología ha permitido a los artistas ampliar aún más su creatividad. Ellos son capaces de combinar sus ideas con un poderoso mensaje que toca los corazones de la gente al mismo tiempo se promocionan y muestran su talento directamente al público. Aprendí de los cineastas que financian sus películas a través de crowdfunding [financiación pública] y los medios sociales. Conocí a futuros músicos que se convirtieron en toda una sensación en YouTube y en iTunes. Ellos hicieron todo esto sin la ayuda de un ejecutivo de la industria de la música o el cine. Tener que jugar tanto a ser gerente como artista no es una tarea nada fácil. El artista tiene que tratar su trabajo como un pequeño negocio, crear contenido con habilidad profesional, invertir en marketing y hacer que la gente hable de ello. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena: a menudo su verdadero mensaje resuena a través de un público más amplio, lo cual es evidente ante el creciente número de indies [independientes] que llegan a adquirir un gran protagonismo. Trabajar con mi libro sacó a relucir este vínculo entre el arte y los negocios. A medida que evolucionamos más y más hacia un mundo intensamente conectado y global, la capacidad de conectarse con personas de otras culturas, razas y diferentes niveles socioeconómicos puede ser perfectamente comparable con la obra del artista. Tuve la suerte de aprender esta verdad siendo aún muy joven, ya que mi madre es una gran artista. Ella me inculcó la pasión por la experiencia humana vivida por los demás y el deseo de explorar mi propia experiencia, animándome constantemente a usar mi imaginación y creatividad. Como era una niña, descubrí una manera de entender el mundo: a través de los números y el arte. La ciencia me dio los datos, pero era mi capacidad de construir una narrativa en torno a ellos lo que se tornó significativo, actuando como un puente para entender los conceptos difíciles. La ciencia me dio claridad de pensamiento, profundidad de análisis, me permitió resolver
problemas de una manera constructiva y me dio una facilidad para expresarme que nunca me ha abandonado. No es de extrañar que aquellos capaces de imaginar lo inimaginable y que pueden mezclar la creatividad artística y el conocimiento —sacando fuera lo que está dentro— prosperen. Steve Jobs es un ejemplo. Era sensible a la estética y comprendía, al mismo tiempo, que había una relación significativa entre el arte y los negocios mediada por la tecnología. Diseñó productos que adoptamos en muchas áreas de nuestras vidas, que nos conecta
Pablo Picasso: “Todos los niños son artistas. El problema es cómo seguir siendo un artista después de que crecemos”. La exposición y apreciación de las artes amplían nuestras perspectivas e ideas.
emocionalmente y nos inspira a actuar. Era como si hubieran resuelto el problema planteado por Picasso: “Todos los niños son artistas. El problema es cómo seguir siendo un artista después de que crecemos”. La exposición y apreciación de las artes amplían nuestras perspectivas e ideas. Se nos permite identificar una gama más amplia de opciones y resultados. Podemos procesar las partes disonantes en un todo organizado abriendo nuestro poder de conexión, colaboración y creación. La combinación del arte y los negocios Empíricamente, por lo tanto, ¿qué sería más ventajoso para nosotros? ¿Llevar el arte hasta los negocios y los negocios al arte? Tengo una hermosa respuesta: ambas
cosas, y es preciso que evolucionen juntas. La tecnología ha permitido que esta conversación tuviera lugar en voz alta y clara. Nuestro mundo es complejo y multifacético, por lo que entender la interrelación de las disciplinas puede enriquecer enormemente nuestras vidas. Esto es lo que ocurrió durante el Renacimiento en Europa. Este período marcó la transición a la era moderna. Los principales avances en la ciencia ocurrieron debido a la restauración de la historia antigua, o conectando el pasado con el presente y el futuro —al mismo tiempo—
Steve Jobs es un ejemplo. Era sensible a la estética y comprendía, al mismo tiempo, que había una relación significativa entre el arte y los negocios mediada por la tecnología. Diseñó productos que adoptamos en muchas áreas de nuestras vidas, que nos conecta emocionalmente y nos inspira a actuar.
como lo hace el arte. Tuvo lugar, por ejemplo, el desarrollo de la imprenta, que permitió la difusión de conocimientos e ideas que condujeron a la revolución científica. Los líderes de ese tiempo se dedicaban a los estudios interdisciplinarios, la superación de los retos con diversas perspectivas que tienen como resultado innovaciones radicales. La sensibilidad interdisciplinar permite el reconocimiento de patrones en las distintas materias y la recopilación de información aparentemente no relacionada aplicada de nuevas maneras, que es crucial para el pensamiento creativo, y una necesidad para el medio ambiente global competitivo de hoy en día. Imagínese lo que el mundo de la empresa podría ganar si explorase activamente la capacidad de escuchar, la intuición, la visión social y las habilidades de coordinación de un
músico. Imagínese también un músico cuya formación fuese el resultado de la conexión del artista con nuevos públicos y géneros, infundiendo con eso una mayor profundidad y originalidad en sus composiciones, construyendo un movimiento en torno a estos fans, tocando y grabando lo que ambos quieren. Si estamos abiertos a probar nuevos canales, vamos a disfrutar del mundo de una manera más creativa. La construcción de puentes No hay una manera acertada o errónea de ser un artista: todo el mundo puede construir un puente para el artista que tiene dentro de sí mismo. En primer lugar, hay que tener la mente abierta y abrazar lo nuevo. Un ambiente social que nos respalde, ayuda, pero no siempre es necesario, ya que uno de los principales requisitos para un artista es llevar a cabo lo que le impulsa personalmente. Así que hay que dedicar algún tiempo a hacer pausas diarias y plantearse lo siguiente: ¿dónde desea trabajar hoy para su satisfacción personal, por la cosa en sí misma, libre de cualquier recompensa? Preste atención a lo que le entusiasma. Dedíquese a esto con margen de maniobra y con cuidado. Sea práctico. Dése margen para el fracaso y el éxito. La frustración también puede ser emocionante, y la creatividad para sobrevivir a las dos cosas. Establezca vínculos entre las actividades a las que usted se ocupa, las personas con quienes interactúa y el arte que ama. Cuanto más nos conectamos con lo que nos interesa, más alentará y ayudará nuestra participación a que otros se identifiquen con nuestra idea y prospere. Siga trabajando en una serie de proyectos creativos teniendo en cuenta su sostenibilidad y trascendencia a largo plazo a muchas áreas de su vida. Aprender a crear —y a vernos “fuera” de nosotros mismos— es la madre de la invención y el trabajo en equipo. A medida que creamos y nos conectamos con nuestra naturaleza interior, más conscientes somos de nosotros mismos, crecemos en confianza e inspiramos a los que están a nuestro alrededor. Somos más observadores, atentos a los detalles del entorno en el que nos encontramos. Somos capaces de desarrollar nuestras propias ideas y vincularnos con el mundo, comunicarnos y expresarnos mejor de forma regular. Por lo tanto, también nos volvemos personas que crean oportunidades, uniéndonos con lo mejor de los demás, utilizando la energía colectiva y la sabiduría del grupo para imaginar, juntos, soluciones a los problemas. Al ejercer ese instinto creativo, el ingenio se convierte en un hábito mental. Resolvemos mejor los problemas, estamos más cómodos con las ambigüedades, entendemos que hay más de una solución al mismo problema. Combinamos la mentalidad artística y científica para iluminar lo desconocido, lo que permite el nacimiento de conceptos amplios o una obra de arte poderosa. Cuanto mayor sea el nivel de las competencias que requiere un dominio en cuestión —junto con una amplia capacidad de revalidación y de imaginación— más ampliamente usamos nuestra inteligencia. La mente se vuelve más receptiva a las ideas científicas y las necesidades de los demás, lo que nos permite crear productos y servicios valiosos y eficaces. Juntos, tenemos una mejor sintonía entre nosotros. Usamos la fuerza de cada uno para producir una buena