

Informe de gestión 2024 Encuentro ACI: Adapta, Crece e Innova
Emprendiendo ante el cambio climático



1. “Una visión ecosistémica para la acuicultura: adaptación, agua y sociedad”. 13
EXPOSITOR: Santiago De La Puente
2. “Pasos para abordar la adaptación al cambio climático de 20 la acuicultura en la Región de Los Lagos”.
EXPOSITORA: Doris Soto
3. “Adaptación en el rubro silvoagropecuario: la oportunidad Climatech”. 27 EXPOSITOR: Rubén Altman
4. “Silvicultura: camino a la carbono neutralidad”. 34 EXPOSITORA: Gabriela Soto
5. “El turismo como motor de oportunidades para 41 la equidad de género y la adaptación al Cambio Climático”. EXPOSITORA: Laura Durana 6. Sustentabilidad ¿Y ahora qué?”.
“Cambio climático: desafíos y oportunidades para la agricultura”.
Paula Santibáñez
1. Prólogo
La Región de Los Lagos enfrenta uno de los desafíos más significativos: la crisis climática. Su rica biodiversidad, junto con una economía basada en sectores altamente dependientes de los recursos naturales, como la agricultura, la silvicultura, el turismo y la acuicultura, la hacen particularmente vulnerable a los efectos de este fenómeno.
El aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y el incremento en la frecuencia de sequías son solo algunas de las amenazas que ya están transformando nuestro entorno.
En este contexto, el Encuentro ACI: Adapta, Crece e Innova no solo fue un evento clave en la discusión sobre la adaptación climática en la región, sino también un espacio de convergencia para actores de diversos sectores: academia, sociedad civil y empresas privadas, todos con el objetivo común de encontrar soluciones concretas y viables para mitigar los impactos climáticos y, al mismo tiempo, fortalecer la competitividad y la resiliencia del territorio. Ese fue el motor que
impulsó cada una de las jornadas de trabajo, cuyas conclusiones se sintetizan en las páginas de este documento.
Este texto no solo recoge las conclusiones de ese encuentro, sino que también ofrece propuestas concretas y visionarias para la adaptación climática en las principales industrias de la región: desde la acuicultura hasta el turismo. Cada capítulo refleja la riqueza del diálogo interdisciplinario que se gestó, las herramientas tecnológicas que se propusieron y las redes de colaboración que se fortalecieron, todo en pos de un desarrollo más sostenible.
El futuro de la Región de Los Lagos depende de las acciones que tomemos hoy, y Corfo, a través del Comité de Desarrollo Productivo, ya está trabajando en ello.
Claudio Valenzuela Chadwick. Director Regional (s). Corfo Los Lagos.
2. Presentación
La Universidad San Sebastián ha asumido la misión de formar profesionales no solo competentes en sus disciplinas, sino también a personas íntegras, comprometidas con el desarrollo local y regional con principios éticos y valóricos atingentes a nuestro Proyecto Educativo, centrado en el desarrollo de las personas y que impulsa a nuestros estudiantes a crecer, promoviendo una vida responsable, crítica y orientada al bienestar común.
Dentro de este enfoque, la Vinculación con el Medio cobra una especial relevancia, generando iniciativas como el Encuentro ACI: Adapta, Crece e Innova , que no solo contribuyen a generar soluciones innovadoras para enfrentar el cambio climático en la Región de Los Lagos, sino que también fortalecen la formación integral de nuestros estudiantes. A través de este Encuentro, la Universidad reafirma su convicción de que la educación debe ir de la mano con un fuerte compromiso con la sociedad, fomentando la colaboración y la creación de soluciones para problemas reales.
El Encuentro ACI, al igual que nuestro Proyecto Educativo que dialoga con las necesidades de nuestro territorio, nos propone la búsqueda de respuestas efectivas que requieren de una mirada local e interdisciplinaria. En este contexto, la
Universidad San Sebastián, junto a Corfo Los Lagos, Fundación NIVA Chile Research y Cuenca Sostenible, han liderado esta iniciativa para promover redes y herramientas que fortalezcan a las industrias regionales clave: acuicultura, agricultura, silvicultura y turismo.
En estas páginas, se resumen las reflexiones, debates y acuerdos alcanzados por académicos, profesionales, estudiantes y actores de la comunidad, que, con un profundo sentido ético, han contribuido a este esfuerzo colectivo.
Este libro no es solo un reflejo de los resultados obtenidos, sino también un testimonio del compromiso de nuestra Universidad con una formación que busca preparar a líderes capaces de enfrentar los desafíos que el mundo requiere con responsabilidad y conciencia ambiental. La colaboración interdisciplinaria y el enfoque práctico que nutrieron el Encuentro ACI son pilares de nuestro esfuerzo por garantizar un desarrollo regional más sostenible. Sergio Hermosilla Pérez. Vicerrector Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia.
3. Antecedentes
La Región de Los Lagos presenta una alta vulnerabilidad a la crisis climática, debido a la exposición a amenazas tales como eventos de exceso o déficit hídrico, e incendios forestales.
3.1. Plan de Acción Regional de Cambio Climático de la Región de Los Lagos (PARCC):
La región experimentaría en el futuro medio, aumentos de temperatura media anuales mayor a un grado y una disminución de precipitaciones anuales entre el 6% y 11%, conjugado con un aumento en la frecuencia de sequía meteorológica, entre un 3% y 13%, especialmente, en la zona norte de la región, pero con cambios visibles en todo el territorio regional.
IMPACTOS PRIORITARIOS
1. Disminución de la calidad del producto turístico.
2. Mayores consecuencias socioeconómicas de Floraciones Algales Nocivas (FAN) en la acuicultura.
3. Disminución de la superficie de bosque para la producción forestal.
4. Aumento de demanda de agua para suelos agropecuarios.
Así, se hace imperativo generar acciones de adaptación y mitigación que puedan disminuir los efectos negativos y disminuir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, se implementó el proyecto Encuentro ACI: Adapta, Crece e Innova: Emprendiendo ante el Cambio Climático ,
liderado por el área de Vinculación con el Medio de la Universidad San Sebastián, sede De la Patagonia, con el financiamiento de Corfo Los Lagos, a través de su instrumento Viraliza, en coejecución con Fundación NIVA Chile Research y Cuenca Sostenible y con el apoyo de INTESAL.
Este proyecto buscó promover la competitividad de los emprendimientos de la Región de Los Lagos, a través de la generación de redes y el intercambio de buenas prácticas en el desarrollo de soluciones para la adaptación al cambio climático en las principales industrias de la región:
TURISMO + ACUICULTURA + AGRICULTURA + SILVICULTURA
3.2. Objetivos
¿Cómo se logró este objetivo?
A través de la generación de diversas instancias o etapas complementarias que abordaron la problemática desde distintas perspectivas.
En primera instancia, una fase de diagnóstico a partir de fuentes secundarias, que permitió sistematizar y poner a disposición la información existente en base a diagnósticos nacionales y regionales sobre: i) las necesidades de adaptación climática, ii) las propuestas de innovación para la adaptación y mitigación, iii) y las dificultades de implementación para los cuatro sectores foco del proyecto.
Luego de este diagnóstico, y a través de talleres participativos sectoriales, se complementó la sistematización anterior con la opinión de actores
Por adaptación nos referimos a una “acción, medida o proceso de ajuste al clima actual o proyectado o a sus efectos en sistemas humanos o naturales, con el fin de moderar o evitar los daños, reducir la vulnerabilidad, aumentar la resiliencia o aprovechar las oportunidades beneficiosas”.
regionales y se priorizaron de manera participativa los impactos climáticos más importantes, las propuestas de innovación y las dificultades de implementación.
Con este diagnóstico se dio paso a la segunda etapa, el Concurso ACI , cuyo objetivo fue identificar, potenciar y visibilizar iniciativas innovadoras creadas en el territorio nacional, que ofrecieran respuestas a los desafíos de adaptación al cambio climático que enfrentan las industrias priorizadas por el proyecto y que habían sido levantados en los talleres participativos de la primera etapa de diagnóstico.
Con los resultados del diagnóstico, se diseñó un programa para el principal componente del proyecto, el Encuentro ACI, un evento de dos días –17 y 18 de julio de 2024– realizado en la sede De la Patagonia de la Universidad San Sebastián.
Este evento contó con un foro en el que se dictaron ocho charlas magistrales que entregaron
el contexto sobre la adaptación al cambio climático en las cuatro industrias priorizadas, dentro de las cuales estuvieron las conferencias de los expositores internacionales Santiago De La Puente, Rubén Altman y Laura Durana.
A continuación del foro, se realizaron diálogos sectoriales (break out sessions) en los que se trató, de manera concreta, la adaptación al cambio climático, poniendo énfasis en casos de innovación o iniciativas que promueven el tránsito hacia economías resilientes ante este escenario.
Finalmente, y como marco para el evento, se realizó la Expo ACI, un espacio de exhibición para diez iniciativas que proponen mecanismos de adaptación para las industrias priorizadas.
Este documento incluye un resumen ejecutivo de cada una de las etapas del proyecto, así como los resultados de una encuesta realizada tras el Encuentro ACI, que recoge las opiniones y evaluación de los asistentes sobre el evento.
4. Diagnóstico
La etapa de diagnóstico se realizó entre los meses de enero y abril de 2024 y comenzó con una revisión de fuentes secundarias para luego pasar a una validación participativa a través de talleres sectoriales.
La revisión documental incluyó un total de 14 documentos, ya sea regionales, como el Plan de Acción Regional frente al Cambio Climático, o nacionales con pertinencia regional, como la Estrategia Climática de Largo Plazo. El trabajo a través de talleres y entrevistas incluyó un total de 60 participantes de la academia, sector privado, público y sociedad civil y permitió priorizar los impactos climáticos, las propuestas de adaptación y las dificultades para su implementación, de manera de incluir aquellas más apremiantes en las siguientes etapas del proyecto.
La metodología propuesta en este diagnóstico permitió contrastar los informes existentes, con una mirada empírica y desde las vivencias provenientes de representantes de las industrias, sobre lo que el cambio climático conllevaría para los cuatro sectores prioritarios.
Entre los impactos priorizados por cada sector, es importante comentar que la disminución de la disponibilidad del agua es una problemática transversal.
IMPACTOS PRIORIZADOS
1. ACUICULTURA
• Menor disponibilidad de agua.
• Especies nocivas acuáticas.
2. TURISMO
• Menor disponibilidad de agua.
• Inundaciones y remociones de tierra.
• Marejadas y erosión de playas.
• Pérdida temporal o permanente de atractivos turísticos.
3. AGRICULTURA
• Incendios.
• Menor disponibilidad de agua.
• Menor producción agropecuaria.
4. SILVICULTURA
• Menor disponibilidad de agua.
Respecto de las propuestas de innovación, se presentaron a cada sector una serie de acciones identificadas en la bibliografía, de las cuales las personas participantes debieron señalar cuáles estarían actualmente siendo implementadas en la región. Como acciones claves surgieron la disminución del consumo de agua y el aprendizaje entre pares sobre las distintas alternativas y acciones para la adaptación y mitigación.
PROPUESTAS
1. ACUICULTURA
• Medición de huella e impacto del proceso productivo.
• Valorización de residuos.
• Recirculación de agua. • Robótica y tecnificación.
2. TURISMO
• Separación de residuos.
• Aprendizaje entre pares.
• Incorporación de energías renovables y uso eficiente del agua.
• Medición de huella e impactos.
Para conocer el informe de diagnóstico completo, con el detalle de lo identificado y analizado por cada una de las industrias, descargue el documento en https://bit.ly/3C4VXyk.
3. AGRICULTURA
• Incorporación de energías renovables.
• Estrategias productivas basadas en la naturaleza.
• Aprendizaje entre pares.
4. SILVICULTURA
• Estrategias productivas basadas en la naturaleza.
• Liderazgo para proteger las fuentes de agua para el futuro.
• Aprendizaje entre pares.
• Tecnologías de la información (TICs) y monitoreos para la producción.
En cuanto a las dificultades de implementación de propuestas de innovación, destacaron entre los sectores: (i) la falta de conocimiento sobre las alternativas de adaptación, (ii) la falta de capital, (iii) el foco en los retornos económicos de corto plazo y (iv) la falta de mayor promoción desde el Estado. Sobre esto último, el fomento estatal no necesariamente se condice con apoyo financiero, dado que en algunos sectores se solicita mayor supervisión estatal para apoyar la formalización y también lineamientos más claros y coherentes entre sí.
DIFICULTADES PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE PROPUESTAS
1. ACUICULTURA
• Desconocimiento sobre alternativas existentes.
• Desconocimiento para evaluar alternativas.
• Falta de fomento estatal.
2. TURISMO
• Falta de fomento estatal.
• Capital limitado y poco acceso al crédito.
• Falta de liderazgo externo y asociatividad.
3. AGRICULTURA
• Foco en retornos de corto plazo.
• Capital limitado y poco acceso al crédito.
• Desconocimiento para evaluar alternativas.
4. SILVICULTURA
• Capital limitado y poco acceso al crédito.
• Foco en retornos económicos de corto plazo.
• Falta de fomento estatal.
A partir de los resultados del diagnóstico se concluyó que es necesario seguir con los esfuerzos para aunar un diagnóstico común entre todos los actores con incidencia en la región. Asimismo, continuar con el diseño de acciones de adaptación que se vinculen de manera más directa con los impactos esperados. Con todo, se visualizó que es posible alcanzar el propósito del proyecto de promover la competitividad
de los emprendimientos de la Región de Los Lagos a través de la generación de redes y el intercambio de buenas prácticas en la creación de soluciones para la adaptación al cambio climático, pues existen diversas iniciativas ya presentes en la región y el intercambio entre pares emerge como un excelente paso para su promoción.
5. Encuentro ACI
El 17 y 18 de julio de 2024, se desarrolló el evento central del proyecto Encuentro ACI: Adapta, Crece e Innova: Emprendiendo ante el Cambio Climático. Durante estos dos días y con un marco de 386 asistentes, se generó la oportunidad de escuchar interesantes ponencias de expositores internacionales y nacionales que dieron el contexto sobre los impactos y oportunidades que genera el cambio climático en las respectivas industrias, y qué medidas se están tomando para adaptarse. En el primer día del evento, se abordó la acuicultura y la silvicultura, y el segundo, la agricultura y el turismo.
A la primera jornada, asistieron importantes autoridades de la Región de Los Lagos: la delegada Presidencial Regional, Giovanna Moreira; el gobernador Regional, Patricio Vallespín; el diputado, Jaime Sáez; el Seremi
de Economía Los Lagos, Luis Cárdenas; la Seremi de Gobierno Los Lagos, Danitza Ortiz; la jefa Regional de la Subdere, Camila Ponce; el director Regional de Corfo, David Espinoza y la directora Regional de la DGA, Fabiola Pizarro.
Luego de las palabras de las autoridades y anfitriones, se dio paso a las charlas magistrales, comenzando con la industria de la acuicultura y las ponencias de Santiago De La Puente, investigador del Norwegian Institute for Water Research (NIVA), Noruega; Doris Soto, investigadora principal del Centro Interdisciplinario de Investigación en Acuicultura Sustentable (INCAR), Chile; para continuar con las ponencias de Rubén Altman, co-fundador de Antom, Argentina; y Gabriela Soto, jefa de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos en Corporación Nacional Forestal (CONAF), Chile.





Miércoles 17 de julio
1. “Una visión ecosistémica para la acuicultura: adaptación, agua y sociedad”.
EXPOSITOR
Santiago De La Puente. Norwegian Institute for Water Research (NIVA).

FICHA: Santiago De La Puente es Científico Marino interdisciplinario con más de 15 años de experiencia trabajando en instituciones de renombre a escala internacional, como Oceana, la Universidad de British Columbia y, recientemente, en NIVA. Sus líneas de investigación son diversas, destacándose en modelación socioeconómica para industrias marinas y comunidades costeras; cadenas de valor de productos del mar; justicia azul, análisis de compensación, evaluaciones de servicios ecosistémicos; soluciones basadas en la naturaleza; conservación marina y planificación espacial marina, entre otras.
Les voy a hablar sobre una visión ecosistémica para la acuicultura, donde reforzamos la visión que desarrollamos en Noruega sobre qué es un sistema acuático y cómo es que a través de su comprensión construimos el desarrollo que buscamos.
Parto con la acuicultura en cifras, que es algo que la mayoría de ustedes ya tiene bastante presente. Una revisión sencilla sobre los efectos del cambio climático en el sector acuícola, luego, daré ejemplos de cooperación e innovación dentro de la Comunidad Europea para anticiparnos a los impactos y mejorar nuestra gestión de los mismos.
Cuando pensamos en acuicultura, hace solo cinco años había 500 especies que se cosechaban y hoy se cultivan más de 700; producimos alrededor de 131 millones de toneladas de recursos marinos (solo para que tengan una idea, el edificio más grande del mundo es el Burj Khalifa y pesa solo medio millón de toneladas); a nivel global se habla de una contribución de 313 billones de dólares, superior al PIB chileno en su conjunto; y se da empleo a entre 23 y 29 millones de personas, incluyendo plazas a tiempo completo y parcial.
Al analizar la distribución de esta producción a nivel global, China es el rey de la acuicultura
(concentra el 58% de la producción), Chile es el décimo y Noruega el octavo, con cifras que oscilan entre el 1,1 y 1,3% de contribución del mercado. Sin embargo, después de China la mayoría de los países están a la par, las diferencias no son tan serias y cuando vemos la acuicultura en cifras a nivel de Chile, se advierte una gran concentración de la producción a un número restringido de especies. Es una estrategia distinta a la que toman muchos otros productores a nivel global que buscan diversificar la producción lo más posible, acá se ha optado por entrar con fuerza con el salmón y los mitílidos.
Cuando comparamos las estadísticas del panorama entre Noruega y Chile, que son dos competidores innatos de la acuicultura de salmón, vemos que con el tiempo ambos países han tenido un crecimiento bastante explosivo. En términos de producción, Noruega es un poco más grande que Chile, pero esa brecha se hace más corta en cuanto al valor del salmón, y esto se explica dada la diferencia entre el valor de la primera venta del salmón chileno y el precio de exportación es solo del 2%, sin embargo, cuando uno lo compara con el nivel de Noruega el incremento en valor es del 36%. Entonces, puede ser que uno exporta muy rápido, que la cadena productiva es muy corta, que no hay, quizás, una transformación productiva más avanzada que nos permita incrementar el valor o, tal vez, que los costos de producción a nivel local son mayores por tonelada, lo que significa que haya mucho espacio para que Chile crezca.
Un comentario aparte. Conozco muchos científicos, ingenieros acuícolas chilenos y son de los más competitivos que he visto en el planeta: en Dinamarca, Canadá, Noruega y, principalmente, se debe a que han crecido no
teniendo todos los recursos accesibles, han sido muy creativos y esa creatividad paga; de hecho, no solo hay que exportar biomasas, sino que creo que hay que dejar de exportar talentos.
Finalmente, cuando vemos los precios del salmón entre Noruega y Chile en relación con la media global, vemos que el salmón chileno es un poco más caro que el promedio y a nivel de exportación está a la par con el planeta, eso significa que hay un techo que deben superar fuertemente a nivel de producción; no solamente es producir más, sino que hacerlo de una manera más efectiva económicamente.
¿Cómo afecta el cambio climático a la acuicultura? Tenemos seis grandes vertientes identificadas en la literatura:
• Incremento en la temperatura del agua. Disminución de oxígeno, floraciones algales nocivas, especies invasoras, enfermedades y parásitos, cosas que ustedes conocen bien y que los países acuícolas las viven a diario.
• Cambios en los patrones de viento, olas y corrientes. Afecta las tasas de retención y evacuación de las basuras y disminuye la biomasa de especies de forraje que luego funcionan para hacer harina y aceite de pescado y alimento balanceado para especies como el salmón.
• Incremento del nivel del mar. En algunos lugares es más extremo que en otro, pero generalmente eso condice con que haya un incremento de la salinidad de los acuíferos, y afecta las áreas de retención de huevos y larvas, los nurseries, haciendo que estos se vean menos productivos.
• Incremento en la frecuencia e intensidad de tormentas
• Incremento en la intensidad y frecuencia de sequías
• Incremento del estrés hídrico.
Por lo regular, cuando tenemos estas seis variables, la mayoría de los estudios internacionales optan por analizar estos impactos a nivel de la industria, de una granja acuícola o de una localidad muy específica, y eso se traduce en tres grandes impactos: incremento en los costos, reducción de eficiencia productiva y una intensificación de la competencia por el espacio. Son los tres ejes principales del problema.
Sin embargo, cuando entendemos a los ecosistemas acuáticos y sistemas de producción acuícola solamente como nuestra granja, tenemos una suerte de miopía fuerte que debemos saltar. Si les preguntara o ustedes me hubieran preguntado cuando era estudiante de Biología ¿qué es un ecosistema acuático? Probablemente les hubiera dicho del plancton, las corrientes marinas o biodiversidad, pero los ecosistemas acuáticos son todos, desde la ballena azul hasta las zonas de Tierra del Fuego, desde la pesca industrial hasta los pescadores artesanales que cuestionan sus decisiones, desde la salmonicultura hasta el curanto, los científicos que estudian las especies que permiten que exista el curanto.
Nosotros tenemos una biodiversidad muy grande en relación con los ecosistemas acuáticos, en general, y son sistemas complejos que tienen tanto subsistemas humanos como biofísicos, acoplados y que interactúan bidireccionalmente a través de componentes ecológicos, económicos, sociales y culturales. Si perdemos esto de vista y
no entendemos el sistema como algo complejo, tratamos solo de aminorar los impactos en ciertas partes, eso significará que, por otro lado, nos muerdan. Tenía un profesor llamado Carl Walters, creador del concepto del manejo adaptativo, y él decía que lo más importante en el manejo adaptativo es ser consciente de los murciélagos cuando uno baja al sótano, porque siempre van a estar escondidos y siempre te van a morder.
El mapa del cambio en las capturas pesqueras globales entre 1950 y 2019, muestra lo que se conoce como “aceleración azul”. Con el paso del tiempo se aprecia una intensificación en los usos de los espacios marinos a todo nivel, ahora hay muchos más genomas o secuencias genéticas patentadas, áreas concesionadas para exploración minera, un incremento elevado del tráfico marítimo -un megapuerto en construcción en Perú que cambiará a ese país-, una gran demanda por el espacio acuático para el uso de energía eólica, por lo tanto, con el paso del tiempo esto nos obliga a que la acuicultura que también es uno de los componentes de la “aceleración azul”, compite fuertemente por un espacio que cada vez se hace más pequeño, y que es más intenso en la forma en que se utiliza y menos productivo, en el sentido de la forma en que nos afecta el cambio climático.
Ante esto, la Comunidad Europea a través de su Comisión, desarrolló una iniciativa para gestionar un instituto o un ente que permitiese un financiamiento continuo de procesos de innovación y desarrollo con múltiples motivos, desde matemáticas hasta cambio climático, y ese es el Consejo de Investigación Europeo que está conformado por diversos especialistas, científicos, premios Nobel, gente de la mayor
capacidad en múltiples disciplinas y a través de diferentes países.
Su objetivo es asignar o evidenciar las brechas de conocimiento asociadas a las metas de desarrollo que tiene la Unión Europea; ese trabajo prácticamente es a tiempo completo, y sobre la base lanzan convocatorias que son financiadas por ese mismo fondo, al que cada año todos los países aportan dinero y se maneja como una especie de fondo de pensiones, y de esta forma se cosechan los créditos.
Entre los años 2007 y 2013 el financiamiento fue de 7,5 mil millones de euros, cifra que entre 2024 a 2020 alcanzó los 13,1 mil millones de euros. Actualmente, hablamos de 100 mil millones de euros, lo que ha significado que algunos países recorten su presupuesto de la promoción agrícola local para fomentar la investigación, o sea, es un cambio de chip bastante fuerte si se compara con América Latina.
Gracias al éxito del programa, se generó otro plan de financiamiento, el Horizon Europe, que tiene 100 mil millones de euros para un periodo de siete años, y estos proyectos contienen cinco ejes temáticos: adaptación al cambio climático, vencer al cáncer, restaurar los océanos, ciudades carbono neutrales e inteligentes, y suelos saludables. Estas metas se fijaron para 2030, por lo que existe mucho interés para financiar estas iniciativas que poseen características bastante singulares, por ejemplo, ningún país puede acceder a ellas, es necesario un consorcio de múltiples investigadores a través de diferentes naciones; no puede ser de una rama, sino que multidisciplinario y abarcar uno o más de estas estrategias.
Ahora, les comento casos en los que trabajo actualmente y son próximos a las necesidades particulares, se puede desarrollar a nivel local, no tenemos un símil de Comisión Europea para América Latina, pero contamos con muchas maneras para autofinanciar esos procesos y, a la vez, para anclarnos a estos fondos millonarios que nos utilizan como estudios de casos en vez de partner en consorcios.
Uno de los principales proyectos en los que trabajo en NIVA es EcoScope, que es un plan bastante ambicioso que busca mejorar la gestión de los mares desde una visión ecocentrista o ecosistémica. El proyecto se desarrolla por medio de diez paquetes de trabajo en el que se desempeñan 25 instituciones, la mayoría europeas, pero hay una en Canadá y otra en Filipinas, que recopilan toda la información disponible (oceanográfica, física, corrientes, etcétera), prácticamente un análisis continuo y en tiempo real, extrayendo datos de todas las fuentes de información disponibles a nivel macro. Luego, esto se integra en unos modelos ecológicos en que se observa quién se come a quién en el mar, y cómo el cambio de ciertos parámetros ambientales afecta a esos componentes en su crecimiento y supervivencia, y esto se modela a nivel espacio temporal. Y si reconstruimos el pasado, porque entendemos cuáles son los procesos que desencadenaron los cambios, podemos predecir el futuro: es como tener una bola de cristal.
Por ejemplo, en la cadena alimenticia en el Mar Egeo, tenemos diversos puntos por cada día y son datos a una escala especial muy fina, lo que nos posibilita identificar cómo esos diferentes parámetros ambientales, desde la clorofila hasta
la descarga de los ríos en el mar, perjudica la distribución de los impactos de indicadores ecológicos que nos son de interés, como el nivel trófico medio de las especies, la biodiversidad y qué especies han sido arrinconadas.
Todo esto lo acoplamos a cadenas de valor que nos permiten cambiar estos indicadores y pasarlos desde una mirada bastante enfocada en aspectos ecológicos, a cosas más relacionadas con políticos y empresarios, como empleos, ingresos, márgenes de ganancia, contribución al PIB y a la nutrición local. Con eso, cuando realicemos una simulación, alteremos una política pesquera o predecimos el cambio en una bahía una vez que se incremente la cantidad de granjas acuícolas en la zona, o cuál será el efecto que tendrá la instalación de un parque eólico; todas son preguntas que podemos modelar y el output de los modelos no solamente son modificaciones en la biodiversidad o en la distribución de las especies, sino que cambios en la proyección del empleo o en la contribución a la economía.
EcoScope lo subimos un nivel y desarrollamos un videojuego para políticos, como una especie de simulador de vuelo que usan los pilotos de las aerolíneas para aprender a volar. Es mucho más fácil equivocarse en una computadora y las consecuencias son mucho más bajas que si uno trata de hacer algo innovador en la realidad, que puede tener impactos de muy largo tiempo y un efecto muy fuerte en la ciudadanía.
Por ejemplo, esta es una plataforma llamada Marine Special Challenge (MSP) donde no solo se incorporan los modelos ecológicos en la parte de abajo, sino que tenemos los datos en tiempo real de lo que es el tráfico marítimo, áreas de
pesca de las embarcaciones, principales puertos, la ubicación de la energía, los parques eólicos y la acuicultura, identificar los ámbitos importantes para la conservación y la recreación. Con esto, nosotros tenemos mundos como el Mar del Norte, Mar Báltico, Mar Mediterráneo, donde podemos intentar modificaciones puntuales, y esos cambios los rediseñamos de manera participativa con diferentes usuarios. Eso nos permite ver impactos en diferentes escalas y en tiempo real cuando lo simulamos, por ello, vemos concesiones mutuas entre objetivos de manejo, no podemos conseguir todo sin un costo, y entender cuáles son los costos y dónde se ubican en el espacio y a quien afecta en tiempo real, nos ayuda a prevenir las consecuencias negativas y anticiparnos a ellas. Soy peruano, y en mi país no hacemos nada parecido a esto y, en ese sentido, dejamos de reaccionar y estamos fuertemente anticipando estas consecuencias para hacerles frente de manera transparente.
FutureMares es otro proyecto que hemos desarrollado, también financiado por Horizon Europe, que tiene más de 30 instituciones en más de 20 países, y Chile es un estudio de caso. Hay una institución que es partner dentro de este proceso. El motivo por el que elegí esta iniciativa para la presentación es porque Chile ya está incorporado a esta matriz de financiamiento, pero siento que necesita hincarle el diente porque acá hay dinero que puede ser útil para cofinanciar procesos de investigación. El objetivo de este plan es ver cómo y cuáles son estas concesiones mutuas cuando enfrentamos estrategias de adaptación al cambio climático, ya sea la restauración de ecosistemas o desarrollar medidas de conservación efectivas o implementar una extracción o producción de recursos hidrobiológicos acordes con la naturaleza.
Desarrollamos múltiples sistemas de soluciones basadas en la naturaleza para minimizar impactos negativos, pero para mí lo más interesante de este proyecto es la existencia de un fuerte proceso de participación ciudadana, que incluye a la sociedad civil, ONGs, empresas y Estados, para ser parte de lo que estaban describiendo, que hay estos planes que tratan de anticiparse a los impactos, pero no solo tratamos de ver eso, sino que buscamos desarrollar estas narrativas que incorporan las trayectorias climáticas en términos de emisiones con las trayectorias de los patrones socioeconómicos, y generamos escenarios plausibles para cada uno de estos contextos. Como observan, son múltiples estudios de casos y cada uno presenta variaciones bastante finas de qué significa un escenario de sostenibilidad global, donde tenemos alta capacidad adaptiva y de mitigación, o empresa nacional donde tenemos una baja capacidad adaptativa y de mitigación, o mercados globales donde tenemos una baja capacidad de mitigación, pero una gran capacidad de adaptación.
En general, lo que vemos es que esas narrativas nos posibilitan operacionalizar estos modelos para, luego, volver a simular efectos y esto nos permite nuevamente devolverlo a la ciudadanía y trabajar con los políticos y tomadores de decisiones, así como la industria, para avanzar hacia un desarrollo sostenible.
Del proyecto NID4OCEAN, destaco que intenta mitigar los impactos negativos del desarrollo de la energía renovable en el ámbito marino, sobre todo impactos de competencia por espacios marinos y otros asociados a la construcción y a la misma infraestructura. Parte de este plan, al menos lo que me pareció más interesante,
es que son trece las instituciones participantes, cinco de ellas gigantescas como DNB, Equinor, grandes empresas multinacionales productoras de esas plantas, pero lo que ha sido brillante es que la empresas se reunieron para exponer los retos que se avecinan, lo que demuestra una vulnerabilidad que es muy extraña en muchos sectores, en que uno se pregunta cuál es el esqueleto que tienen en el closet, cuáles son sus problemas, cómo los ven y qué podemos hacer, invitando a la academia y los Estados a contribuir a desarrollar estándares de innovación y aplicación de estas nuevas tecnologías.
Otra cosa brillante de este proyecto es la creación de laboratorios de innovación, donde las empresas y sus ingenieros cofinancian el desarrollo de startups, o sea, las empresas cofinancian y los científicos cooperan para que esos startups desarrollen soluciones que luego ellos aplican. En suma, es un proceso que le permite a las empresas abaratar costos a través de la cooperación.
Finalmente, hay un proyecto que no es financiado por el Horizon Europe, sino que viene del FHF, que es el Fondo Financiero del Gremio de Exportadores de Productos Hidrobiológicos de Noruega. A todas las empresas noruegas que exportan se les cobra un impuesto que sirve para generar un fondo de inversión, que posteriormente financia procesos de innovación en tecnología que es útil directamente para esas empresas. En resumen, es un fondo que se administra independientemente, pero que es nutrido de forma exclusiva por las exportaciones de productos hidrobiológicos. La salmonicultura en Noruega es el principal motor de esa contribución y, por lo tanto, una de las cosas que les preocupa
a ellos son las pulgas, y estos copépodos que nos generan muchos dolores de cabeza.
¿Qué hemos estado haciendo? Hemos desarrollado una cámara que nos permite tener una capacidad muy fina para tomar miles de fotografías en un muy corto plazo a gran nivel de magnificación, luego, a través algoritmos de machine learning o inteligencia artificial, logramos que las computadoras identifiquen las especies de copépodos y de zooplancton en el mar en tiempo real. Mientras que los científicos en el primer nivel de validación tenían una efectividad del 83%, las computadoras alcanzaron un 98%, por consiguiente, es bastante interesante cómo las computadoras aprendieron este proceso de identificación. Se ha entrenado con más de 30 mil fotos, y eso genera reportes interactivos que facilitan los procesos de toma de decisiones. Y todo empieza con el desarrollo de una tecnología que después se prueba en un laboratorio, posteriormente se entrena un algoritmo para, finalmente, desarrollarlo en el mar, y aunque todavía no llegamos a la zona de implementación, actualmente trabajamos en el diseño de una boya que emite constantes señales en tiempo real a un JAB que integra información no solamente de estos sensores, sino de múltiples otros sensores de industrias.
Lo interesante de este proyecto -la aproximación noruega a integrar datos- es que en muchos
casos no sabemos si la información queda disponible, tratamos de recrearla y retomarla, pero esta información ya existe y todos podemos beneficiarnos si sabemos qué es lo que hay, y en ningún momento te dicen: “Tal empresa me dio este dato”, pero ese dato se encuentra entre todos los disponibles para un mismo territorio, y este es un sistema que es de acceso abierto, entonces la gente -independientemente del sector en que se ubica- puede utilizarlos.
En marzo pasado se firmó un acuerdo entre Noruega y Chile para fortalecer la cooperación en términos de acuicultura y pesquería, y es algo que en Noruega miramos con buenos ojos porque tenemos muchas ganas de aprender y colaborar con ustedes, y esperamos que eso se traduzca en fondos de financiamiento que nos permitan encarar estos problemas que nos afectarán a ambos sectores productivos por igual.
En síntesis, los ecosistemas acuáticos son más que agua y biodiversidad, las iniciativas de adaptación al cambio climático para el sector acuícola no solo deben combatir la escasez de agua o prevenir las pérdidas productivas, sino que para hacerle frente a estos problemas hay que innovar no solamente en tecnología, sino que, en planificación, cooperación, trasparencia, interdisciplinariedad, institucionalidad, reglas claras y derechos humanos.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/Lt9M861Uiwk?si=HlGLy_pP6582Pcn-.
2. “Pasos para abordar la adaptación al cambio climático de la acuicultura en la Región de Los Lagos”.
EXPOSITORA
Doris Soto.
Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR).

FICHA: Doris Soto es Licenciada en Biología de la Universidad de Chile, Ph.D. en Ecología de la UC Davis. Fue profesora titular en la Universidad Austral de Chile, donde investigó las implicaciones ambientales de la acuicultura. Trabajó en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) liderando directrices para el enfoque ecosistémico. En 2016 se unió al Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR) enfocándose en la gestión de ecosistemas acuáticos y cambio climático. Ha publicado más de 120 trabajos científicos y participa activamente en la investigación y políticas públicas relacionadas con la acuicultura y la pesca.
Cuando se trabaja en acuicultura, a diferencia de los organismos que viven en el mar, los peces están obligados a estar donde los ponemos. Los moluscos como los choritos no se pueden mover, en cambio, los peces en vida libre sí pueden buscar mejores lugares. Entonces, obviamente si la temperatura sube, si el oxígeno baja, si el PH disminuye se acidifica el océano, los organismos están inamovibles, por lo tanto, nosotros debemos estar atentos a esto y ver la forma de manejarlo.
A la vez, existen efectos directos e indirectos. Lo típico que pensamos es en la temperatura, pero cuando el mar se torna más cálido, en general, tiene menos oxígeno porque este posee menos solubilidad en el agua cuando está más caliente, y existen otros efectos, por ejemplo, el florecimiento más frecuente de algas nocivas problemáticas, la presencia de parásitos habituales de aguas más cálidas, etcétera.
Asimismo, para la acuicultura en sus partes de agua dulce tenemos reducción de calidad y cantidad de agua, y evidentemente tenemos eventos climáticos extremos que resultan en daños a infraestructura y escapes de peces, entre otros. En un estudio que publicamos hace tres o cuatro años sobre el tema del escape de peces donde, sin duda, están identificadas las áreas que tienden a presentar fenómenos más extremos y han existido mayores escapes, por lo tanto, ya sabemos un poco de este tema.
Eso sí, es muy importante entender que es relevante identificar las amenazas, por ejemplo no da lo mismo defenderse contra una baja de oxígeno que contra un fenómeno de floraciones algales nocivas (FAN), pero además hay cambios que ocurren en el corto plazo, hoy o mañana, y otras tendencias de largo plazo, como la variabilidad climática o eventos de corto plazo que incluyen el fenómeno de El Niño que tiene una
cierta periodicidad, pero también pueden haber tormentas y eventos de hipoxia impredecibles que ocurren y desparecen, en fin, otros cambios en el entorno más o menos inesperados. Y, en estos casos, pensamos y recomendamos que la mejor manera de enfrentarlos es una excelente planificación espacial y productiva, y un manejo estupendo de la actividad considerando los niveles de riesgo que podrían acontecer; claramente, hay opciones tecnológicas de fácil implementación.
En cambio, para el largo plazo cuando hablamos de tendencias, en efecto, si sabemos que de aquí a fin de siglo la temperatura aumentará en 2°C pensamos en seleccionar cepas que son más resistentes a temperaturas más altas. En particular, en el río Mekong de Vietnam que es el principal productor de pangasius, ya hay una gran cantidad de investigación que trata de producir un pangasius más resistente a altas salinidades y, por lo tanto, cuando hablamos de tendencias a la acidificación del océano podemos prepararnos, hay tiempo, incluso, estos cambios podrían ser beneficiosos, en algunos casos, para la acuicultura.
Es importante hablar de Acuicultura
Climáticamente Inteligente, porque no pensamos en medidas de adaptación que contribuyan a los gases efecto invernadero (GEI), es decir, no entendamos medidas de adaptación que agreguen más carbono, esto es, que usen más energía sucia y, por ende, debemos evitar lo que nosotros denominamos “mala adaptación”, o sea, adaptamos a un sistema, pero contribuimos de todas maneras a la huella de carbono, de tal manera que la idea de usar energías limpias, reciclar e integrar es, innegablemente, fundamental.
Otro tema importante es que a veces se confunde la adaptación con la mitigación del cambio climático. En el caso de la mitigación hablamos de reducción de la huella de carbono, y hoy día esencialmente hablaremos de adaptación.
En el marco de un convenio entre el Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), trabajamos en el desarrollo de una estrategia global de adaptación al cambio climático de la acuicultura, la que tiene una serie de pasos: primero, definir la unidad de adaptación, que incluye determinar el área geográfica, social, política, en la que tomaremos las decisiones; segundo, y fundamental, es el análisis de riesgo y/o vulnerabilidad. Esto es importante porque se habla a menudo de adaptación al cambio climático y se mencionan una serie de medidas, por ejemplo, la diversificación, pero si la diversificación y las especies que se usan en ella tienen la misma exposición y vulnerabilidad a una amenaza común, no sirve. Por eso, es fundamental entender de qué amenazas hablamos y hacer los análisis de riesgo para apuntar mejor a la adaptación.
Tercero, diseñar una estrategia de adaptación para reducir riesgo y crear oportunidades. Como se dijo, hay medidas de corto y largo plazo, y debe haber políticas y normas adecuadas, en general, sistemas más flexibles y necesarios para adaptarnos. Asimismo, son muy importantes la implementación y el monitoreo, debemos fiscalizar las medidas que tratamos de ejecutar y conocer su efectividad.
Chile hizo un gran esfuerzo que partió en 2019. El Ministerio del Medio Ambiente propició el
desarrollo de 22 mapas de riesgo para sectores productivos a lo largo del país; nosotros hicimos el de acuicultura, y aquí se usó el modelo del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC en su sigla en inglés) 2014, que se centra en la evaluación de riesgo con tres componentes: exposición, amenaza y vulnerabilidad. Nosotros solo utilizamos uno de los subcomponentes de la vulnerabilidad, la sensibilidad, porque no teníamos información de la capacidad de adaptación, y así se hizo en todos los sistemas en Chile. Esta es una plataforma online, revisable, y la información para el caso de la acuicultura es hasta el año 2018 y en proceso de actualización. A continuación, el famoso Atlas de Riesgos Climáticos, que contiene un informe llamado “Acuicultura” que se puede descargar con el detalle de la investigación. Es importante manifestar que estudiamos los riesgos para la salmonicultura y mitilicultura, y es relevante mencionar que ambos sectores tienen dos componentes en lugares diferentes y, por lo mismo, se exponen a distintas amenazas.
En el caso de la salmonicultura, la producción de las ovas, los individuos juveniles, los smolt, incluso una preengorda ocurre en sistemas de agua dulce en tierra y en varias regiones de Chile, luego, esto se mueve a la engorda a las regiones de Los Lagos, de Aysén y de Magallanes. En consecuencia, para entender el impacto del cambio climático hay que comprender que tenemos sistemas en diferentes lugares y hay que acoplar esos impactos.
Sucede lo mismo con la mitilicultura, donde la mayoría de la semilla de mejillón se capta en los estuarios, principalmente en el de Reloncaví y en Hualaihué, pero después la semilla se
traslada para las zonas de Calbuco y Chiloé para la engorda, de tal manera que los choritos también se exponen a diversas amenazas en las etapas de su ciclo y eso es fundamental.
Evaluamos muchas de las amenazas, pero la conclusión de los modelos, en particular del mejor modelo climático regional que es el Precis que manejan la Universidad de Chile y el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), es que uno de los problemas más importantes para la región es la reducción de precipitaciones, especialmente lo que se acumula en términos de nieve y precipitación, y los posibles efectos en el verano con incremento de la salinidad en el agua, un leve incremento de la temperatura superficial y cambios en la profundidad de la masa de agua más dulce, porque existe una masa más profunda y salada y otra más dulce en la superficie, y eso evidentemente significa un ambiente muy distinto para la acuicultura.
Algunas de las amenazas y cadenas de impacto involucran, justamente, la presencia y el incremento del piojo del salmón y las amebas que afectan las branquias de estos peces, y entre las cosas que pueden acontecer hay un aumento en el número de estos piojos con la mayor salinidad, una disminución de oxígeno y lo que evaluamos como riesgo es pérdida de producción, no evaluamos directamente el impacto social, pero se puede asociar directamente y es extremadamente importante.
En el caso de las mareas rojas hicimos una evaluación similar, considerando una serie de elementos históricos, y con ello se construyeron los mapas. En el caso de los mejillones, hay dos elementos que son fundamentales: para la
captación de semilla hay una masa superficial de agua más dulce que es muy favorable para los bancos naturales de choritos, pero en la medida que esa masa de agua superficial se reduce los competidores de choritos, como son las cholgas y el choro zapato, avanzan y en general lo que se ve es que los bancos de choritos disminuyen su distribución vertical, con lo cual la semilla resulta más mezclada y desciende su producción. Esa puede ser una de las principales amenazas.
El otro fenómeno se relaciona con el evento de floraciones algales nocivas. En el caso de los eventos FAN, en general, los peligros mayores se ubican en la Patagonia norte en la Región de Los Lagos. Cuando los mapas se publicaron en 2020, al año siguiente uno de los lugares identificados como de mayor riesgo -el fiordo Comau- tuvo un evento FAN importante, y nosotros insistimos en que es fundamental seguir atentos a la concentración de la producción y el potencial impacto que tengan los nutrientes de la misma producción, de tal manera que este evento reforzó la predicción que hicimos en los mapas.
En el caso de la pérdida de producción por caligus (parásitos) se parece bastante en la distribución del riesgo, y para la mitilicultura se concentra el peligro en la pérdida de biomasa de semillas en el estuario de Reloncaví y en Hualaihué; mientras que la pérdida por eventos FAN se concentra especialmente al sur de la isla de Chiloé.
La cantidad de información que se requiere para mejorar estas predicciones es enorme y compleja, avanzamos bastante, es una publicación en revisión y tenemos, definitivamente, mejores
predicciones a un nivel mucho más fino, en términos de temperatura, salinidad y sólidos suspendidos, lo que va a mejorar los mapas de riesgo.
Agrupamos las concesiones en lo que denominamos como “cuerpos de agua relevantes” de norte a sur, de modo que al norte están las regiones de Los Lagos y Aysén, y abajo la Región de Magallanes. Acá se muestran los tres componentes de riesgo que trabajamos: la amenaza, la sensibilidad la exposición. No podemos cambiar la amenaza, no podemos hacer nada por incrementar las precipitaciones o evitar que se caliente la superficie del océano, pero sí podemos reducir la exposición y la sensibilidad, es decir, disminuir aquellos factores que hacen que la pérdida sea más posible, que sean más susceptibles los peces a ser afectados, y eso es justamente lo que realizamos con la modelación.
En suma, las medidas de adaptación en salmonicultura en agua de mar frente a la reducción de precipitaciones, divididas en parasitismo y eventos FAN, en ambos casos la reducción de la exposición significa esencialmente sacar producción desde aquellos cuerpos de agua riesgosos y llevarla a barrios menos peligrosos, indudablemente eso tiene un costo.
La sensibilidad se puede reducir al mejorar la gestión productiva y la salud de los peces, y en tema de capacidad de adaptación se puede modificar el tiempo de siembra y cosecha, de hecho, eso ya se realiza porque los peces son llevados más crecidos al mar y también se pueden cosechar antes; esto implica un costo y, además, hay dificultades normativas.
Hay algunas posibilidades y medidas de adaptación que pueden ser tremendamente revolucionarias, por ejemplo, que se desarrolle una vacuna contra caligus y otros parásitos, lo que sería un estupendo mecanismo de adaptación porque los peces estarían preparados. Asimismo, los sistemas de monitoreo integrado y alerta temprana son absolutamente fundamentales, tenemos muchos sistemas de monitoreo, pero desafortunadamente no están bien integrados, no hemos tomado decisiones inteligentes y eso es algo que sí podemos cambiar.
Para el caso de riesgo de pérdida de biomasa por FAN, las indicaciones son parecidas. Claramente no se puede descartar la posibilidad de que los nutrientes de la salmonicultura, especialmente los disueltos, tengan un efecto gatillante y, por esa razón, debemos tener mejores sistemas de evaluación y reducir la producción y la densidad en áreas de alto riesgo. Igualmente, hoy día hay varios mecanismos, se han desarrollado cortinas de microburbujas y otros mecanismos para mover el agua y diluir el efecto FAN; también existe la posibilidad de movilizar los sistemas de cultivo frente a un evento FAN, pero las normativas actuales, en general, no lo permiten y, por lo tanto, son parte de los temas que hay que evaluar. Hay que agregar los sistemas de monitoreo y alertas tempranas.
Hay una serie de medidas de adaptación a corto plazo, por ejemplo, modificar ingreso al mar y cosecha temprana. Pueden ser buenas para varias amenazas, y lo mismo hicimos con otras medidas, pero el tema de las medidas de bioseguridad máximas, puede ser una estupenda iniciativa para amenazas que aumentan las enfermedades. Luego, lo que hicimos fue estimar la efectividad
de la medida y los potenciales costos. En ese caso, medidas de bioseguridad máximas pueden ser las más costo-efectivas cuando la amenaza tendrá un impacto sobre las enfermedades.
En el largo plazo hay otras medidas, por ejemplo, trasladar los sistemas productivos a sistemas de recirculación de agua (RAS) y el uso de cepas más resistentes; esto requiere años de investigación e implementación, por consiguiente, son medidas que deben planificarse a largo plazo y requieren costos más importantes.
En el caso de los choritos, el sistema es complejo, tiene dos etapas, y existe un riesgo de perder semillas de mejillones debido al incremento de salinidad; hay amenazas que no se pueden modificar, pero nuevamente podríamos cambiar la sensibilidad. La exposición es muy difícil modificarla porque los mejores bancos productores de semillas están en estos dos fiordos y eso es difícil de transformar hoy, pero sí podemos variar la sensibilidad y es lo que tratamos de realizar.
La investigación más reciente, es un trabajo que está en revisión, y de lo que observamos en el tiempo es que los bancos de cholgas se acercan a los de choritos, es decir, se apoya de alguna manera los análisis iniciales.
Hay otro tema que es muy relevante, porque además del cambio climático hemos incrementado la presión sobre los recursos. La cantidad de long lines que hubo entre los años 2000 y 2020, y la presión de captura de semilla ha ido en aumento; ese diría que es un problema a nivel global, donde es muy difícil separar los impactos de presiones directas, como en este caso la pesca o la mala gestión acuícola, de los
impactos del cambio climático, por ende, es crucial entender que estos dos efectos pueden interactuar y tener sinergia. Por eso, también las áreas marinas protegidas son importantes, porque necesitamos sistemas que no tengan otras intervenciones humanas para entender los efectos directos del cambio climático.
En el caso de la mitilicultura, para la pérdida de semilla no podemos modificar mucho la exposición, pero sí reducir la presión sobre los bancos, mejorando la forma y el lugar en que se ubican los colectores. De igual manera, se puede reducir la pérdida de semilla, incluyendo innovación y capacitación; hoy día desde que se captura la semilla hasta que se lleva a la engorda, hay una pérdida de casi un 90% de la semilla, y si nosotros disminuyéramos ese porcentaje podríamos capturar menos semilla, ejercer una menor presión sobre los bancos y mejorar la resiliencia del sistema. En términos de capacidad de adaptación, los sistemas de monitoreo y alerta temprana son fundamentales.
En el caso de las mareas rojas o los eventos FAN, hemos trabajado también con otras ideas futuristas relacionadas con el empleo de barreras de cuelgas protectoras, es decir, diseños que permitan que ciertas partes del sistema productivo adquieran la mayor concentración de toxinas, para facilitar y proteger otras partes. Hay que seguir trabajando en ello.
Sin duda alguna, resulta importante la implementación de sistemas de detoxificación e identificar variedades que se detoxifiquen más rápido. Estos avances son caros y requieren tiempo, pero hay que avanzar en estos temas.
Paralelamente, hicimos el análisis de costoefectividad, pero no me detendré acá, solo quisiera indicar que el manejo optimizado de semillas es una de las medidas más costo-efectivas para varias de las amenazas.
Quisiera manifestar que el desafío permanente para la industria es estimar y abordar los riesgos frente al cambio climático, optimizando las medidas de adaptación. Claramente, a nivel de centro de cultivo, es importante que cada centro productivo conozca sus amenazas, que obviamente no son las mismas para todos, que conozcan los aspectos de sensibilidad a reducir para hacer el sistema más resiliente, y que se fortalezcan aspectos y medidas de adaptación.
A nivel de empresa también se necesita que conozcan cuáles de sus centros tienen un mayor riesgo, y resulta primordial que las medidas de adaptación sean diseñadas en forma estratégica, considerando los aspectos productivos, sociales y ambientales. Toda medida, por ejemplo, si pretendo sacar los salmones desde un área de alto riesgo y llevarlos a otro sector va a tener un impacto social enorme que puede tener consecuencias locales muy grandes, por lo tanto, debemos considerar los costos y beneficios para, por lo menos, estos tres componentes antes de tomar decisiones.
A nivel de áreas o barrios claramente hay que tomar el mismo tipo de medidas, y aquí, sobre todo, se requiere la cooperación entre las empresas que están en un mismo barrio o una misma área productiva, sin ella no mejoraremos la resiliencia de ese barrio o sector.
Quisiera añadir que existen costos, tanto para el Estado como los privados, y ello requiere cooperación, coordinación y un mayor diálogo, es algo que no se da lo suficiente y debemos reforzarlo. Es esencial evaluar y monitorear en forma permanente la efectividad de las medidas, hay muchas de ellas en el comercio, se venden muchos sistemas, pero hay poca evaluación en el terreno de la efectividad y eso es importante conocerlo.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/tXQt_NgsQAA?si=CyjbzMKfdrOwpT7b.
3. “Adaptación en el rubro silvoagropecuario: la oportunidad Climatech”.
EXPOSITOR
Rubén Altman. Cofundador de Antom.

FICHA: Rubén Altman es cofundador de Antom, un fondo de inversión en empresas latinoamericanas enfocadas en soluciones sostenibles para la agricultura, la alimentación y el cambio de uso de suelo, así como en startups de Climatech y economía circular. Ha desarrollado y financiado proyectos como Satélites On Fire, un sistema de detección de incendios forestales en tiempo real mediante teledetección e inteligencia artificial.
Recuerdo un cuento que me relataron a los 13 años, cuando me preparaba para el bar mitzvah y me leían estos cuentos inspiracionales.
Era una historia sobre un tipo muy creyente que vivía en una aldea. Un día ve en las noticias el anuncio de tormentas muy fuertes, le avisaban a la ciudadanía que estuvieran preparados, pero el sujeto le restó importancia y siguió su vida con normalidad. Continuaron las tormentas y la prensa seguía la cobertura del mal tiempo; llegaron las inundaciones y cuando el hombre caminaba con el agua hasta las rodillas los vecinos le dijeron: “Vente con nosotros porque estamos evacuando, ya que esto no da para más”, pero el hombre respondió: “Estoy tranquilo, siempre viví acá, soy buena persona, creyente, respeto todas las reglas, estoy acostumbrado a vivir de esta forma y me voy a quedar porque no sucederá nada malo”. Los vecinos se van, él se queda, y persiste el intenso temporal que generó condiciones insalubres y el sujeto ya tenía el
agua hasta el cuello, casi sin alimentos, cuando acude en su rescate un bote de Bomberos: “Vente con nosotros porque sigue lloviendo y no te puedes quedar, después no podremos regresar a buscarte”, le advierten, pero este se niega, arguye lo mismo, que se quedaran tranquilos porque iba a estar bien.
Las lluvias no cesan, la casa se inunda y el hombre, ya sin comida, pierde la vida. Llega al cielo frustrado y encara a Dios: “Toda mi vida respeté lo que me dijiste, era creyente, hice todo lo que me dijeron y no hiciste algo para salvarme de la situación en que estaba”, a lo cual Dios le contesta: “Cómo que no hice nada, te mandé las noticias en los diarios, te mandé a tus vecinos y los bomberos y no reaccionaste nunca”.
Esta historia me hace sentir que estamos en esa situación: con el agua hasta el cuello con el tema del cambio climático. Estamos en un
escenario en donde aun con los gobiernos cumpliendo todas sus contribuciones o las prometidas reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, no logramos el objetivo de reducir el aumento de la temperatura a 2°C, que es un escenario malo, pero no tan malo, todavía vivible. Peor aún, desde hace tiempo que la comunidad científica entiende que el mundo se observa desde una mirada mucho más compleja que solo una ecuación de gases de efecto invernadero.
Por ejemplo, el Centro de Resiliencia de Estocolmo desarrolló un marco de trabajo llamado “Límites planetarios”, donde identifica nueve subsistemas que considera esenciales para la vida en la Tierra tal como la conocemos. Dentro de esos nueve subsistemas incluimos biodiversidad, agua, contaminación, entre otros, y no solo identificaron esos subsistemas, sino que también determinaron la forma de medir la salubridad de esos subsistemas. La mala noticia de eso es que en los últimos diez años pasamos de estar en rojo en tres de esos subsistemas a seis, entre los cuales crisis climática es solamente uno y, quizás, ni siquiera es el más grave.
Pareciera que, si continuamos viviendo y haciendo todo como hasta ahora, vamos derecho al futuro distópico que nos pintan muchísimas obras de ciencia ficción de la literatura o el cine. Lo positivo es que, junto con este potencial futuro distópico y esta señal de alerta, también están los mensajes y las instrucciones de lo que hay que hacer para que pasemos de ese potencial futuro distópico a un futuro deseado en que convivamos en abundancia y armonía con la naturaleza. Y dentro de ese futuro deseado la tecnología cumple un rol clave, es uno de los
pilares de la transformación que debemos hacer para llegar a ese mundo regenerativo, pero no es esa solución mágica que debemos quedar esperando como el tipo que estaba en su cabaña aguardando algo milagroso en su rescate.
Climatech es cualquier tecnología e innovación que contribuya significativamente a uno de estos objetivos ambientales: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático, uso sostenible y protección del agua y los recursos marinos; transición a una economía circular; prevención y control de la contaminación; protección y restauración de la biodiversidad y el ecosistema. Es decir, se denomina Climatech al conjunto de tecnologías necesarias para enfrentar todas estas grandes problemáticas ambientales.
La magnitud de lo que hay que hacer, la tarea y la oportunidad es tan grande, que muchísimos de los grandes inversores de Silicon Valley hace varios años pusieron sus ojos en esto: Bill Gates, Chris Sacca, Blackrock, toda gente mítica que ha invertido en empresas tecnológicas de primer nivel no solo habla del tema como una oportunidad increíble, sino que también ponen buena parte de sus billeteras en esto. De hecho, la inversión en Climatech a nivel global en los últimos diez años creció constantemente hasta tener un peak en 2022, con estimaciones que hablan de 70 billones de dólares invertidos en este rubro; después, en 2023, tuvo una baja junto con el mercado general, pero lo relevante de esto más que la cifra en sí -que si son 50, 70 o 120 billones, uno ve la estadística y cada consultora lanza un número diferente- es que todas coinciden en que la incidencia del sector climático dentro de la inversión de tecnología
general fue en ascenso. En este caso, la consultora PwC reporta de un 2% de inversión en 2013 a un 10% en el 2023. Otras instituciones que realizan este tipo de estadísticas le asignan hasta un 20%; todo depende del tipo de datos que se manejan y la definición de Climatech que trabajan.
¿Por qué se dio ahora este crecimiento? Una razón es medio obvia, y es que vemos los efectos del cambio climático. Tenemos hasta 2030 para reducir a la mitad las emisiones y existen necesidades urgentes de adaptación, entonces si no lo hacemos ahora ¿cuándo lo vamos a hacer? No tenemos una ventana de procrastinación.
Además, pareciera que esta situación lleva a que se alineen tres actores fundamentales que motorizan muchos cambios y oportunidades. Uno es el sector público, se habló mucho de que lo realizado en Chile, de políticas públicas para promover la adaptación al cambio climático; y así como Chile, otro caso es Estados Unidos, donde hace un par de años se dictaminó la Inflation Reduction Act (Ley de Reducción de la Inflación), que destinaba cientos de millones de dólares a la transición energética y la regeneración de bosques; también dedicaba fondos a la investigación de tecnologías de captura directa de carbono del aire. En Europa se realizó el Pacto Verde y ahora se imponen un montón de políticas que influyen tanto en Europa como en otras partes del mundo, políticas que promueven transición energética, la conservación, que los productos agroforestales provengan de buenas prácticas ambientales; por ejemplo, se prohíbe la importación de ciertas materias primas en regiones que previamente fueron deforestadas
u obligan a determinados exportadores a dar una certificación de la huella de carbono de los productos que importan. Y China, desde otro contexto quizás más autoritario que Europa y Estados Unidos, es uno de los principales motores de la transición energética y desarrollo de tecnologías de energía limpia y movilidad sustentable.
Por otro lado, las empresas y corporaciones han tomado en serio, ya sea por regulaciones o motu propio, los compromisos ambientales, y gigantes como, por ejemplo, Amazon ya comprometieron su descarbonización para el año 2040, impulsando a otras empresas a hacer lo mismo; Amazon, en particular, lanzó el Amazon Pledge donde invitó a otras marcas a sumarse a ese compromiso de descarbonización que implica que Amazon tendrá que medir, cambiar un montón de formas de trabajo y proveedores de su cadena de valor, todo para tender a prácticas sostenibles que las haga carbono neutrales. Una de las cosas interesantes es que no solo Amazon o las otras empresas que se sumaron al pledge, como Google, Salesforce y otros gigantes de Silicon Valley hablan solo de carbono neutralidad, sino que se comienza a hablar de otras variables ambientales como biodiversidad o agua.
Y, por último, el otro actor que impulsa es la ciudadanía o el consumidor, que le presta mayor atención a movilidad sustentable, reducción de consumo de proteínas animales con tendencia a prácticas vegetarianas o veganas, mirando con detalle la circularidad de los productos que consume.
Toda esta necesidad de cambios abarca absolutamente todos los sectores de la economía. Project Drawdown, es un proyecto que recomiendo mucho, una ONG que trabaja y difunde soluciones ambientales, y en él se identifican cinco sectores principales emisores:
• Producción de energía , sabemos que debemos ir a la transicional por fuera de los combustibles fósiles, entonces necesitaremos el desarrollo y despliegue de energías limpias (eólica, solar, geotermal, nuclear);
• Edificios, necesitamos reducir las emisiones que provienen de la forma en que vivimos, hacer más eficiente la calefacción y refrigeración de nuestros edificios;
• Transportes, requerimos que el transporte vaya hacia la carbono neutralidad, y acá a veces solo se piensa en autos eléctricos, bicicletas y transporte público, pero también necesitamos tecnologías que permitan impulsar el transporte de cargas marítimas o el aéreo, que permita hacerlo de una manera que no implique el uso de combustibles fósiles;
• Industria , grandes productos como el cemento o la metalurgia son grandes emisores de gases de efecto invernadero, por lo que hay que hallar las tecnologías y materiales que los reemplacen y posibiliten una transición hacia la carbono neutralidad;
• Alimentación, agricultura y cambio de uso de suelo, es el sector que normalmente quizás quede en un segundo plano cuando uno piensa en sectores emisores. A nivel global se asigna un 22% de las emisiones, y en particular en Latinoamérica, en algunos países, tiene una incidencia mucho mayor. Y los principales drivers de emisiones dentro de estos sectores son la deforestación y las
emisiones de metano, provenientes del ganado y los cultivos de arroz.
Las emisiones no son la única problemática ambiental o que toca Climatech. Hemos hablado muchísimo de lo que es adaptación al cambio climático, la agricultura, así como nombraban la acuicultura, tiene un montón de puntos en común y debe adaptarse a las nuevas condiciones de precipitaciones, a frecuentes incendios forestales, a suelos más degradados y menos productivos, a granizos inesperados.
Extraje cinco puntos de un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en 2020 resumía algunas medidas de adaptación necesarias para reducir la vulnerabilidad a la crisis climática, porque hay dos factores fundamentales de nuestra vida que son, por un lado, la sostenibilidad económica de nuestros países y, por otro lado, nuestra seguridad alimentaria. Hasta ahora estamos muy acostumbrados a que tengamos comida, por suerte la gran mayoría de nosotros, abrimos la llave y sale agua, pero desconocemos cómo serán las condiciones en el futuro. Debemos trabajar en eso activamente o nos va a explotar en la cara.
Una cosa que me parece relevante y no sé si lo digo de forma improvisada, es que la agricultura con la acuicultura tiene un montón de puntos que me parecen comunes en cuanto a necesidades de adaptación, y muchos de estos puntos están relacionados con la necesidad de desarrollo de nuevas tecnologías. Por ejemplo, necesitamos mejores herramientas de monitoreo del clima, tanto a nivel macro como para la parte oceánica, como también si soy agricultor no me importa una estimación genérica de las precipitaciones, me interesa saber si voy a sufrir de sequía o
granizará en mi terreno, y quizás las herramientas actuales no me cubren con tanta precisión.
Requerimos muchísima mejor tecnología e infraestructura para el manejo de agua; necesitamos desarrollar nueva genética para los cultivos para que se adapten a las nuevas condiciones; requerimos elaborar herramientas, instrumentos financieros que nos permitan, por un lado, desplegar tecnologías existentes y, por el otro, valorizar la protección del ambiente para que sea más rentable en el futuro preservar y regenerar, que extraer, como lo es hoy en día.
Al hacer una suerte de mea culpa o autocrítica con respecto a lo realizado hasta hoy, los inversores que estamos interesados en inversión climática deberíamos ser eficientes en la alocación del capital para que vaya a esas soluciones que sirven, y muchas veces nos tentamos a invertir en lo que está de moda o en soluciones que potencialmente creemos que funcionan sin necesariamente tener aval científico, y realmente es importante para llegar a buen puerto invertir hoy en las soluciones que sí funcionan.
Con el porcentaje de emisiones por sector y el porcentaje de alocación de fondos en distintos periodos, hasta los años 2022-2023, observamos que los sectores de energía y movilidad, sobre todo, están muy sobredimensionados con respecto a la inversión en mitigación, mientras que otro sector como el agrícola está subinvertido. Esto habla solamente de inversiones relacionadas con mitigación, y si visualizamos todas las problemáticas planetarias y de las necesidades de adaptación, el porcentaje de inversión en adaptación era bajo y durante 2023 fue aún menor. Hablamos de que hay una realidad donde
tenemos condiciones climáticas que modificaron el porcentaje de inversión que se destina a eso es solo del 2%, mientras que el enfocado a biodiversidad, que es otra de las grandes crisis ambientales actuales, es solo del 1%. Trabajar en esto es parte clave del sector inversor para llegar a los resultados que buscamos.
Más allá del contexto general, les cuento en profundidad mi trabajo y algunos ejemplos de la labor desde la tecnología en soluciones ambientales. Respecto de mi historia, soy relativamente nuevo en el trabajo ambiental, ya que hasta 2020 me desempeñé en tecnología; soy Licenciado en Ciencias de la Computación, por años fui emprendedor tecnológico y, por distintas situaciones, entre ellas la pandemia como el momento en que más estuve en casa para leer sobre crisis ambiental, vi todas las alertas rojas de la comunidad científica y decidí que no quería verme en el 2035 -sabiendo cómo era el escenario, donde no conseguimos reducir la temperatura en 2°C- escuchar a mi hijo preguntarme: “¿Si tu sabías lo que pasaba, por qué no hiciste nada?”. Eso fue un driver importante que nos llevó con mi mujer a abrir la marca Antom, que viene de la unión de los nombres de nuestros hijos Andrés y Tomás, como fondo de inversión en emprendimientos regenerativos.
Creíamos que acá era el lugar donde podíamos tener más impacto desde nuestra experiencia emprendedora y tecnológica anterior, así que en la actualidad somos un fondo en el que se invierten tickets entre 25.000 y 100.000 dólares, en emprendimientos tanto tecnológicos como en soluciones basadas en la naturaleza, que trabajan sobre regeneración ambiental en las áreas de agro, alimentación y uso del suelo.
A continuación, menciono algunos de los emprendimientos que apoyamos, me parece que son ejemplos interesantes de inspiración sobre lo que se puede hacer.
Kilimo es una plataforma que desarrolló un equipo nacido en Córdoba, que ya se expandió por toda Latinoamérica, y que empezaron con un software que se apalancaba en imágenes satelitales, en IoT y en inteligencia artificial para dar optimizaciones de riego, lo que permitió a los agricultores ser mucho más eficientes en el uso de agua. Con el tiempo se percataron de que a través de este software miden el agua que ahorran los agricultores, y hay empresas y corporaciones que son grandes consumidores de agua, como tecnológicas a través de los data center, mineras o productores de alimentos, que necesitan compensar esa huella hídrica y pagan por ahorros de agua, entonces, la empresa armó un círculo virtuoso en la cual los agricultores ahorran agua por medio de un software, las empresas pagan por ese ahorro, y con ese monto les cancelan a los agricultores para que economicen y optimicen sus procesos.
Kigüi es una aplicación que busca evitar el desperdicio de alimentos, que es uno de los grandes emisores por todo lo que se desecha para la fabricación de un producto que no se consume, y ellos descubrieron que a las empresas les salía carísimo la destrucción de un producto que no se consume, por ello, partieron como proveedores de una aplicación que paga al usuario por consumir productos próximos a vencer y, además, evolucionaron en la habilitación de una plataforma de inteligencia a las empresas de alimentos para que optimicen el suministro y así reducir la merma.
Satellites on Fire es uno de los emprendimientos de los que más me siento más orgulloso, porque son unos chicos que conocí cuando tenían 16 años con un proyecto de enseñanza media, que concretaron porque los movilizaron los incendios forestales en Argentina. Desarrollaron una plataforma que, basada en inteligencia artificial e imágenes satelitales, permite una detección temprana de siniestros forestales; ahora agregaron un montón de algoritmos y técnicas para predecir incendios y la evolución del mismo.
Nativas es una plataforma que trata de valorizar la naturaleza al permitir lo que se llama tokenizar activos ambientales, es decir, autoriza a empresas comprar bonos de carbono, de agua y biodiversidad.
Eirú es otra empresa naciente interesante, conformada por un equipo de científicos expertos en polinización y comportamiento de polinizadores, que desarrollaron modelos geoespaciales que predicen el comportamiento y vida de las abejas en los cultivos, pero descubrieron que también se mide el estado de salud de la biodiversidad de una región, de esta forma, a partir de ese modelo desarrollan herramientas de medición de biodiversidad, que es una de las grandes tecnologías que se necesita para el futuro y para desarrollar la transición hacia la regeneración ambiental.
El último ejemplo es la empresa Nunatak Biotech, quienes a partir de unos microrganismos que descubrieron y estudiaron de la Antártida, que viven en situaciones de clima extremo, los utilizan para regenerar suelos degradados por minería o salinos.
Lo lindo de trabajar en esto es que, más allá de estas ideas o de la tecnología abstracta en el aire, estos son emprendimientos que tienen un impacto ambiental concreto que todos lo miden, así que estamos orgullosos y contentos en apoyarlos desde Antom.
Como dijo Hannah Ritchie, científica de datos, en una charla que brindó recientemente: “Podemos ser la última generación o ser la
primera generación sostenible”. Personalmente prefiero el optimismo, creo que es la única vía, me parece que estamos en condiciones de encarnar lo mejor que la Humanidad puede hacer, de que sigamos viviendo en un futuro de abundancia, en armonía con la naturaleza, y en donde, finalmente, hayamos aprendido a usar la ciencia y la tecnología al servicio de la vida y el planeta.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/6YpQVX3nUfA?si=9Z5LJKG-uIHv2flz.
4. “Silvicultura: camino a la carbono neutralidad”.
EXPOSITORA
Gabriela Soto.
Jefa de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos de Conaf.
FICHA: Gabriela Soto tiene más de seis años de experiencia en gestión y ejecución de proyectos relacionados con el cambio climático y el desarrollo sostenible. Máster en Ciencias, con mención en Conservación Biológica de la Universidad de Queensland, Australia; además, ha trabajado en organizaciones internacionales como la FAO y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Primero, les recuerdo nuestro compromiso con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático a través de la Contribución Nacional Determinada (NDC), dotada de cuatro compromisos principales a nivel sectorial, donde Chile es uno de los pocos países que los tiene, por lo que somos especiales en ese punto.
En cuanto a metas respecto del manejo, tenemos 200 mil hectáreas de bosque nativo que emplean de manera sustentable; debemos reducir las emisiones que generan la desforestación y la degradación en un 25% al 2030 con una línea de base específica; otra meta está relacionada con la forestación y recuperación de 200 mil hectáreas, de las cuales la mitad corresponde a cubierta forestal permanente, con al menos 70 mil hectáreas de especies nativas. Acoto que pertenezco al Departamento de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos, donde trabajamos en el fomento de especies nativas.
Otro objetivo que es bastante ambicioso, realizado en conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente, considera un Plan de Restauración a Escala de

Paisajes, que busca incluir un millón de hectáreas hacia el año 2030.
A continuación, solo voy a nombrar nuestros instrumentos sectoriales para luego detallarlos. Destaco que en el caso de la forestación, no contamos con ningún instrumento sectorial, o sea, no hay financiamiento por parte del Ministerio de Hacienda ni de la Dirección de Presupuestos para ejecutar acciones de forestación, específicamente sí tenemos para el manejo porque tenemos la Ley de Bosque Nativo (20.283), por lo tanto, hemos trabajado durante varios años para apalancar recursos para desarrollar actividades que se comprometieron en 2020 cuando consignamos la NDC.
Tenemos una Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales, que es principalmente lo que hace mi departamento, donde gestionamos recursos fundamentalmente internacionales, y actualmente tenemos un proyecto de pago por resultado que es la tercera fase de lo que denominamos REDD+, que es uno de los mecanismos o un enfoque de política que tiene la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, que se centraliza en la reducción de emisiones por deforestación y degradación (REDD), y el + tiene que ver con todo lo que aumente la cobertura, el manejo y mejoramiento de la conservación.
La estrategia está enfocada en eso, y tenemos financiamiento del Fondo Verde para el Clima para ejecutar actividades en 25 mil hectáreas. Además, contamos con recursos del Proyecto del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) para avanzar en la cuarta meta que les comentaba; otro GEF compartido con el Ministerio del Medio Ambiente, financiamiento que se ha levantado por parte del Ministerio de Agricultura para restauración de bosque nativo a gran escala; y postpandemia el Programa de Reactivación Económica, que, como su nombre lo dice, estaba destinado a reactivar la alicaída economía tras la pandemia.
Entrego algunas cifras respecto de las iniciativas. La Ley de Bosque Nativo permite un promedio anual de manejo efectivo de 3.500 hectáreas; a esta ley las personas postulan para adjudicarse y desarrollar actividades en los territorios con su propio financiamiento, posteriormente la Conaf verifica la ejecución de las acciones para la entrega de la bonificación. Es un aporte que se da a posteriori a la ejecución de las actividades. Después, les comentaré algo que complementa la Ley de Bosque Nativo que es lo que hacemos con REDD+, por lo tanto, se da un problema para que las personas ingresen al sistema, porque de partida debemos contar con los recursos para concretar las actividades en el territorio, y es de cobertura nacional.
La reactivación económica fue de cobertura subnacional, con un alto presupuesto de 27 millones
de dólares, con una ejecución de actividades en alrededor de 24 mil hectáreas de bosques nativos y plantados, donde se benefició a personas dotadas de bosques y predios fiscales, así como a municipios, comunidades indígenas, entre otras, y finalizó de forma rápida y exitosa en 2022.
El Plan de Restauración de Bosques Nativos a Gran Escala es otro de los financiamientos, y considera dos ítems: Uno, con un presupuesto de 7 millones dólares destinada a personas dueñas de bosques, con una cobertura entre las regiones de Coquimbo y Magallanes, y donde se avanzó en 6 mil hectáreas; el segundo, que es un fortalecimiento al plan de restauración de bosques nativos a gran escala, contó con un presupuesto de 4,5 millones de dólares y con cobertura nacional. Se ejecutaron actividades en 2.000 hectáreas, y una cosa muy importante es que se fomentaron las actividades en viveros, porque si no contamos con ellos resulta imposible cumplir con las metas de restauración y reforestación, por lo tanto, es muy relevante invertir en viveros y no solo de la Conaf, sino que en manos de privados y con actividades de capacitación y oportunidades de negocios. Los recursos de este plan se trasfirieron a los equipos regionales para la ejecución de las acciones territoriales.
En cuanto al plan de reconstrucción es un financiamiento aprobado recientemente, y son 8 millones de dólares destinados a propietarios y propietarias de predios que fueron perjudicados en la temporada de incendios 2022-2023. Los afectados postulan a fondos para actividades de restauración, y la cobertura abarca las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía, que se vieron más damnificadas por los siniestros.
Respecto del proyecto GEF de restauración que se trabaja con el Ministerio del Medio Ambiente, tiene una visión de buenas prácticas de producción agropecuaria y forestal. Generalmente los predios en Chile y sus propietarios, no solo son dueños de terrenos forestales, sino que cuentan con una especie de pool en que manejan actividades forestales, de ganadería y agricultura, por lo tanto, es importante tener una visión más general que no solo incluya una de las actividades, y es lo que este GEF trata de hacer. Nosotras tuvimos una primera parte con este GEF de un proyecto que se llamaba “Manejo sustentable de la tierra”, que tuvo la misma mirada y se convirtió en la base sobre la cual se construyó este segundo GEF relacionado con restauración. La cobertura es entre las regiones de Coquimbo y Biobío.
La Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales corresponde a este enfoque de políticas de REDD+ que mencioné anteriormente, y apalancamos un presupuesto de 63 millones de dólares para ejecución de actividades en el territorio, con un porcentaje para mantención de sistemas y contratación de personal, lo que genera un positivo impacto en la creación de empleo.
El plan considera 25 mil hectáreas en un plazo de seis años (2020-2026), y las postulaciones son a través de un sistema de distribución de beneficios, donde cualquier persona que cumpla con ciertas variables participa para ejecutar acciones de restauración, reforestación, entre otras; trabajamos actualmente entre las regiones del Maule y de Los Lagos porque nuestro nivel de referencia forestal es subnacional, hace poco lanzamos el nacional, pero cuando se postuló a este fondo era subnacional.
La gracia del sistema es que cualquiera puede postular, y nosotras desarrollamos las actividades en los territorios por medio de la contratación de operadores y operadoras forestales. Recalco que una de las características importantes es que las personas no colocan plata de su bolsillo, por lo tanto, se complementan muy bien con nuestra Ley de Bosque Nativo. Y otra característica relevante, es que considera todo el tema de salvaguardas ambientales y sociales y la generación de los proyectos en los territorios con las personas, acá no se impone, sino que nos juntamos con las personas a conversar y luego viene la postulación. Se puede participar de manera individual, pero en general hay un proceso de acompañamiento que no es menor, porque involucra tiempo y financiamiento.
¿Qué barreras y oportunidades hemos identificado? En cuanto a las barreras tenemos varias: financieras, territoriales, operacionales, incendios forestales, degradación de la tierra, sequía, difusión -que es muy importante para tener participantes en las actividades- sostenibilidad y sociales. No son menores estos obstáculos que les paso a detallar, junto con nuestras acciones tendientes a saltar estas vallas que tenemos identificadas.
La falta de financiamiento: carecemos de un instrumento de fomento específico para forestación, así que desde la base estamos mal, los financiamientos que les nombré, salvo el de nuestra Ley de Bosque Nativo, son principalmente por recaudaciones de administraciones pasadas y actuales, por ende, no son un aporte estructural. Otra dificultad es que Chile es un país OCDE, por ello, todo el fincamiento que gestionamos en el departamento en el ámbito internacional
está muy limitado, hay pocas oportunidades de obtener fondos internacionales específicos, por lo mismo, se genera una barrera importante para solventar acciones a las que nos comprometimos.
Aumento de costos: se ha visto el incremento del costo de la vida a diario, y un aumento similar ocurre en los valores en las ejecuciones en los territorios, por ejemplo, combustibles, salarios, materiales; cercar es muchísimo más caro, un 30% más que previo a la pandemia, por consiguiente, la cantidad de dinero que se gasta en estas acciones no es menor.
Cobertura limitada a nivel de territorios: para generar proyectos y no solo aquellos relacionados con REDD+, sino que cualquiera, debemos hablar con los propietarios y propietarias, lo que implica tiempo, horas/persona, transporte, combustibles, etcétera, en un proceso llamado “de captación” en que se explica a los beneficiados las actividades factibles de desarrollar, tras su decisión hay que volver a generar el proyecto y sus variables, lo que significa tiempo y financiamiento. ¿Por qué lo hacemos así? Porque no podemos imponerle a alguien lo que concretaremos en los territorios. Hay zonas de riesgo que están limitadas para que entren las personas que ejecutan en los territorios, por lo mismo, es una barrera.
Tipos de tenencia de la tierra: se relaciona con la inequidad de género y la tenencia territorial. Sabemos de la existencia de la inequidad de género en todos los ámbitos, y al buscar datos descubrí que el 1% de las jefas de Estado del mundo son mujeres, y entre un 20% a 25% son parlamentarias, por ende, de base las personas que ejercen liderazgos y elaboran las leyes son varones, por lo mismo, están mayormente
enfocadas más a su género que a las necesidades específicas de las mujeres.
En el tema de tenencia de tierras el panorama es negativo, ya que las mujeres solo alcanzan un 20% del total, por lo tanto, tenemos una barrera de ingreso a cualquier instrumento de fomento, o sea, un 20% de las mujeres postulan como propietarias de territorios, de ahí que tenemos un problema no menor sobre el cual avanzar. Hemos tratado un poco de quebrar la mano y tenemos una figura que son “las postulantes”, que pueden ser mujeres que, incluso, no sean las tenedoras de la tierra, pero sí deben contar con la firma de la persona responsable que, en general es el marido, los hijos, etcétera. Hay que avanzar de a poco en esta materia.
Otra oportunidad, más que un problema, se refiere a la atomización de la tenencia de la tierra. Generalmente los propietarios y propietarias poseen terrenos pequeños, entonces, es como ver un mapa de Chile con muchos puntitos, lo cual genera aumento de costos y tiempo porque hay que asistir a cada uno de estos lugares, y son actividades que se ejecutan en predios pequeños, por lo que apoyamos actividades en que se reúnan propietarios y propietarias y postulen de forma conjunta a los proyectos. Esto genera un aumento en la cobertura, en la cantidad de beneficiarios y beneficiarias, y una disminución en los costos asociados.
En cuanto al tamaño de las propiedades, evidentemente las mayores están ligadas a personas menos vulnerables y las más pequeñas a las más vulnerables, y ese es el foco que tiene la Conaf, por lo que tenemos que trabajar sí o sí con estos propietarios y propietarias.
B eneficiarias/os: no podemos imponer que las personas participen, por esta razón hay que conversar con ellas para explicarles los proyectos y que de esta forma se interesen. En lo que tiene que ver con disponibilidad, es un tema de costo/ oportunidad y de rentabilidad de las iniciativas que se llevan a cabo, como forestación, restauración, entre otras. Por ejemplo, analizamos la posibilidad de trabajar con cadenas de valor con mujeres recolectoras de semillas, lo que generaría un aumento en su presupuesto, en lo que ganan, mejorando su calidad de vida. La idea es que esta actividad trascienda en el tiempo y no esté ligada solo a un proyecto.
En cuanto a las preferencias de intervenciones, se debe preguntar dónde y qué se quiere ejecutar, el tipo de especies, y eso cambia a través del tiempo. Y respecto de la capacidad de gestión hay personas que desean impulsar sus proyectos, ¡bienvenido sea!, porque mejoramos la empleabilidad del sector ya que, en general, son las más vulnerables o resulta necesaria la contratación de operadores y operadoras forestales.
Disponibilidad de material vegetal: con el tema de los viveros debemos tener sí o sí diversidad de tipo forestal, semillas y plantas de calidad, recolectores y recolectoras que sepan de semillas, que sean plantas de buena calidad, que las almacenen y, luego, las comercialicen a un precio justo para que consigan una rentabilidad.
Instrumentos: los instrumentos estatales, quizás, son algunos complejos porque usamos un lenguaje que tal vez no es entendible para todos y todas, así que lo hemos visto como una barrera de postulación a los distintos procesos y no solo a los de nuestro departamento, sino que a la Ley
de Bosque Nativo que es bien compleja, es muy enredado entender su funcionamiento.
Incendios forestales: provocan un aumento de emisiones, pérdidas humanas, ecológicas, económicas y culturales, por eso, son una amenaza y como dijo un prócer de la Patria: “La contienda es desigual”, en este caso con los incendios, debido a que nosotros forestamos 10 y se queman 300; es un problema enorme que tratamos de paliar con campañas de prevención y acciones de silvicultura preventiva en zonas urbanas y rurales.
Difusión: es muy importante difundir de manera clara, precisa y entretenida, para que haya interés en participar en actividades, a la vez que las personas deben ser transparentes en sus compromisos, porque si Conaf genera actividades o restaura un bosque se traduce en beneficios, pero también en obligaciones, algo similar a lo que acontece cuando uno se convierte en ciudadano, que conlleva derechos y deberes. Tenemos obligaciones cuando se generan proyectos, y eso se debe explicar de manera efectiva cuando se firman convenios con el Estado, etcétera; y también hay que difundir alternativas de negocios, por lo que, por ejemplo, buscamos fomentar los productores forestales en los madereros, con artesanías, con mujeres que generan algún tipo de negocio con la extracción de estos productos forestales no madereros.
Herramientas para la sostenibilidad: son un tema de adaptación para nosotras. Una de ellas es la generación de oportunidades para negocios, donde no solamente hay que ser tecnológico para ser innovador y adaptarnos, sino conocer las herramientas que tenemos. En particular, Indap tiene un montón sobre turismo rural que se pueden usar para este tipo de actividades, por
ello, es muy bueno asociarse con otras entidades de gobierno y de otra índole.
Otras oportunidades son la dendroenergía o la producción sostenible de leña, que es una opción siempre que sea leña seca obviamente, por lo tanto, se deben generar oportunidades de negocio, de lo contrario, las personas no tendrán ganas de ejecutar actividades y como son sus territorios, evidentemente la mayoría quiere un poco lucrar con esto si se quiere, porque hay temas de conservación, pero son una minoría. En suma, debemos entregarles una forma de adaptarse y generar innovación a través de estas herramientas.
Participación desde las bases: para nosotros es básico, por esto los proyectos en general de REDD+ son más caros y lentos, porque hay que considerar la participación de las bases por medio de talleres, procesos participativos que se desarrollan con las comunidades y no solo con la única persona que quiere concretar las actividades, sino que con los vecinos y vecinas; si se quieren realizar acciones en ASP también hay que llamar a todas las personas involucradas, por lo mismo, no es un proceso fácil, es un poco más largo, pero nos da la base de que las personas se apropien de los proyectos. Por ende, la potencialidad de ser sostenible es muchísimo mayor que si diseño mi proyecto y, después, lo entrego a las personas para su ejecución.
Monitoreo, reporte y verificación: estamos monitoreando, quizás no lo estamos haciendo muy bien, debemos conectar los sistemas de monitoreo lo cual es muy difícil, cada uno trabaja en su escritorio y no mira para el lado, pero avanzar en esto es muy importante. Otra de las cosas que hacemos es un monitoreo de prendimiento, después monitoreos cada dos años y luego viene un proceso de monitoreo y captura de las actividades que se ejecutan, por lo tanto, en esto resulta preponderante avanzar e innovar. Y, un sistema de medición de cobeneficios, respecto de cómo estos se miden aparte del carbono, sobre todo la biodiversidad. Hay formas de hacerlo y, ahora, con todos los compromisos que se adquirieron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (2022), hay que empezar a medir biodiversidad y otros cobeneficios que generan los bosques.
Salvaguardas: las salvaguardas sociales y ambientales, que son todas las acciones que tenemos para que, cuando se ejecuten las actividades, prevenir que haya efectos negativos, debemos tener las herramientas para mitigarlo. Esas son, básicamente, las salvaguardas sociales y ambientales que incluimos de base en todos los proyectos y que van de la mano con los lineamientos internacionales; al incluirlas el proceso es un poco más lento, pero nos dan sostenibilidad en el tiempo, lo que también tiene un efecto en la adaptación de las personas.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/bjB4PHrEzyI?si=9XJM4xnCcc2fWqiV.





Jueves 18 de julio
5. “El turismo como motor de oportunidades para la equidad de género y la adaptación al Cambio Climático”.
EXPOSITORA
Laura Durana.
Directora Ejecutiva de la Asociación Colombiana de Turismo Responsable (ACOTUR).

FICHA: Laura Durana es Administradora de Empresas de la Universidad EAN de Colombia, certificada como Maestra al Aire Libre por la National Outdoor Leadership School (NOLS). Cuenta con más de 17 años de experiencia en procesos operativos, administrativos y logísticos en el sector turismo, trabajando en organizaciones como Kajuyali y Off Bound Adventures, empresas líderes en la educación al aire libre en Colombia. Hoy, como directora Ejecutiva de la Asociación Colombiana de Turismo Responsable (ACOTUR), ha posicionado en el país la agremiación del turismo de naturaleza, transformando y uniendo al sector turístico como agente de conservación y de reconstrucción del tejido social y demostrando que, a través de los empresarios afiliados, es posible mejorar la calidad de vida de los colombianos.
Cuando me dijeron que viniera me pidieron que contara mi experiencia. Suena un poco chistoso porque es como emocionarme de lo que hemos hecho y hablar de uno no es lo más fácil; sin embargo, quitándome la camiseta y tomando el papel de ACOTUR, más que del organismo en sí hablaré de un equipo de trabajo y de empresarios que apostaron a trabajar por el turismo y el país.
Primero, quiero contarles que para mí también ha sido una apuesta, dado que llegué a ACOTUR -que nació en 2013- en el 2015, y ha significado emprender con todos los desafíos que eso conlleva; soy casada hace 10 años, mamá de tres hijos y estoy muy feliz de compartirles mi experiencia.
¿Qué es ACOTUR? Es la Asociación Colombiana de Turismo Responsable, y les relato sobre
cómo convertimos el turismo en motor de oportunidades para la equidad de género y adaptación al cambio climático. ACOTUR nació hace once años y la idea surgió de un grupo de empresarios que resolvió trabajar juntos para transformar el sector turístico en Colombia, curiosamente fueron empresarios internacionales que llegaron al país y vieron, antes que los colombianos, lo hermoso del territorio en que vivimos y se arriesgaron a construir juntos y de buena manera las operaciones.
Para ello, reunieron un gran equipo de casi solo “mujeres superpoderosas”, con quienes he conformado un trabajo colectivo y, para que tengan una idea, hasta 2020 únicamente trabajamos Pilar y yo. De ahí en adelante todo ha sido una transformación, porque ningún individuo puede ganar un partido por sí mismo, así que ese es mi primer mensaje: busquemos a quienes nos rodean para trabajar en conjunto.
¿Quiénes integran ACOTUR? La historia se las cuento en tres pasos: el primero, origen y funcionamiento de la organización, y en los otros me refiero a casos de proyectos exitosos que tienen cosas similares, pero otras muy diferentes. La idea es que nos inspiremos en que todo es posible cuando sumamos esfuerzos.
ACOTUR es una entidad sin fines de lucro, un gremio colombiano que posee tres tipos de afiliados: alojamientos en turismo de naturaleza (lodge, turismo de aventura), y agencias de viajes divididas en dos registros nacionales de turismo en Colombia. Uno, son los operadores locales en los territorios, por ejemplo en Chile, operadores en Chiloé, la Patagonia o la Región de Atacama; y, el otro gran grupo, que es alrededor del 30%,
corresponde a operadores nacionales, grandes consolidadores o llamados en el mundo del turismo DMC (Destination Management Company), que son quienes asisten a las ferias internacionales, trabajan de la mano de ProColombia que es nuestra agencia de promoción, pero ellos no operan en el territorio, sino que consolidan el país en el extranjero, y lo que hacemos nosotros es, entre otras cosas, juntarlos para fortalecer los territorios y hacer un trabajo de colaboración y esfuerzo en las ventas del turismo.
Hemos crecido un montón, somos alrededor de 230 asociados para este año, un emprendimiento total, partimos con trece afiliados, vivíamos de una pequeña cuota anual de cade afiliado, era nuestro presupuesto al año. A la fecha, vivimos del 75% de proyectos que postula la asociación, y el porcentaje restante es la cuota anual que paga cada afiliado dependiendo del tamaño de su empresa. Las organizaciones comunitarias pagan un valor, y los DMC o los hoteles más grandes costean otro valor anual.
¿Cómo lo hacemos? Aparte de la solidez financiera y el crecimiento organizacional, desarrollamos cuatro cosas:
Profesionalización de la oferta, donde cada vez somos mejores y apoyamos para optimizar cada expertise de nuestros empresarios;
Información de valor, es decir, aportamos a los asociados y al sector un análisis basado en datos e información relevante de calidad para tomar decisiones, sobre todo en este turismo que no existe en otros países. Sabemos que en Colombia el año pasado arribaron 6 millones 100 mil turistas internacionales, pero no sabemos
en qué se gastan la plata, qué regiones visitan, si les interesan o no las aves, si les interesan o no los parques nacionales, y desde ahí fue todo un desafío, pero encontramos información muy relevante;
Encadenamiento, la forma en que conectamos a las organizaciones y nuestros territorios que son muy apartados, muchas veces sin internet ni conectividad aérea, incluso, sin personas bilingües, considerando que nuestros mayores turistas de naturaleza son europeos y norteamericanos, así que era muy difícil la comunicación, y lo que hacemos es mostrarles el trabajo en conjunto con estas grandes comercializadoras; y la
Representatividad, que implica mi relación con el gobierno. Con toda empatía les digo que tenemos desafíos muy similares, que estamos cansados porque los políticos muchas veces nos aburren, los criticamos, a veces los queremos, nos los cambian cada dos, tres, cuatro o cinco años; pero nosotros también podemos, y de nosotros depende cómo nos articulamos y trabajamos para que el país marche, y hay que hacerlo por nuestra comunidad y no por lo que van llegando de turno, de lo contrario, nos volvemos locos.
Tenemos una historia inmensa en la que han existido aciertos, desaciertos, aprendizajes, acercamientos, parques nacionales, y cuando uno creyó ¡qué listo, ya va a funcionar!, el funcionario renunció o lo cambiaron, salió el ministro por la llegada del gobierno de turno, y hay que empezar de nuevo. Eso no significa que de la mano no podamos seguir avanzando, y siempre con el propósito de trabajar con la comunidad, con sus intereses y necesidades, y apoyarnos para construir y no destruir.
¿Por qué ACOTUR se ve envuelto en esto? Estimo que si lo hacemos bien tenemos un montón de oportunidades. No sé si leyeron el reporte de Booking sobre sostenibilidad de 2023, pero a mí hace once años me miraban como un bicho raro, como la señora que llegó a hablar de turismo responsable y sostenible, hoy ya me toca el turismo regenerativo y toda la gente se sorprende, pero hoy me convenzo de que este es el camino.
Algunas cifras: el 87% de las personas confirma que anhela viajar de manera más sostenible, el 59% sale de su casa con su botella de agua reutilizable para los viajes, el 74% busca actividades con la cultura local, pero el 43% no sabe cómo o dónde encontrarla, o sea, no contamos lo que hacemos; el 56% siente que no hay suficientes opciones de viaje sostenibles, el 45% viajó fuera de temporada alta para evitar aglomeraciones, o sea, también tenemos oportunidad de movernos en la temporalidad del turismo y de ofertar algunas otras cosas; el 70% quiere que el dinero que gastó en el viaje apoye a una comunidad local, el 65% considera que preservar la fauna y los hábitats naturales es una forma sostenible de viajar, y el 70%, en ambos casos, dice que se sentiría mejor al elegir un alojamiento sostenible, mientras que el 70% desea conocer por qué es sostenible.
Tenemos unas posibilidades inmensas para seguir avanzando, para enfocarnos en cómo hacer que nuestros viajes, sin que suenen aburridos como los “bichos sostenibles”, sean atractivos, pero que, sin duda alguna, le apostemos a la sostenibilidad, específicamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el caso de ACOTUR se hace un informe de sostenibilidad,
realizamos una medición basándonos en los cuatro criterios del Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC, por sus siglas en inglés), y hemos determinado que tenemos, al menos, el 50% de las empresas en proceso de certificación o sostenibilidad; en la línea socioeconómica el 60% de las empresas implementan políticas de inclusión con proveedores, así como prácticas de creación y formación de capacidades en comunidades locales; ponemos a la cultura en el centro de nuestras experiencias, trabajamos de la mano con Artesanías de Colombia que tiene 32 rutas turísticas, una por cada departamento, fortaleciendo a los artesanos de cada región; y al menos el 90% de las empresas ejecuta actividades de conservación de flora y fauna. Por supuesto, no somos perfectos, pero en ACOTUR debemos estar juntos todos los actores y nos vemos como los jardineros y tejedores de esta construcción entre la empresa privada, la comunidad, el sector público y la Academia, en este camino que es una herramienta poderosa para conservar la biodiversidad, proteger nuestros ecosistemas y disminuir la pobreza.
A grandes rasgos, eso es ACOTUR. A continuación, les cuento el primer caso.
Me mandaron un podcast de Luis Balat, que es uno de los presidentes operativos de Coca Cola, que dice: “Los grandes cambios se dan a partir de pequeñas iniciativas”, y de verdad que eso es lo que me levanta cada día en medio de la frustración que a veces sentimos, con la impotencia de vivir en un país que -como ustedes saben- tiene materias muy complejas en seguridad, conectividad, cambios a nivel político, son años difíciles; no obstante, este ha sido un proyecto en que descubrimos que
hay muchas oportunidades y que en realidad el cambio climático, la conservación y trabajar por la comunidad es un camino muy poderoso.
¿Es verdad que somos una industria sin chimeneas? Sí, y solo si lo hacemos de manera correcta. De acuerdo con los últimos informes, por primera vez el mundo tuvo un crecimiento constante en el calentamiento, pero según un reporte del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), hubo un descenso promedio del 69% en la abundancia de las poblaciones de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios en todo el mundo, así que, sin duda alguna, somos parte del problema considerando que las emisiones del turismo internacional de transporte crecerán en un 45% entre 2016 y 2030.
Según la Fundación We Are Water, los turistas gastamos en promedio más de 700 litros agua que si estuviéramos en nuestra casa, y solo el 5% del agua es tratada antes de su disposición final; en cuanto a la pérdida de la biodiversidad hay 1.761 especies en riesgo de extinción; al utilizar la energía eléctrica un turista usa un 25% más de luz que una persona local; y, de manera impresionante, generamos un kilo de basura cada noche en que estamos de viaje.
Como ACOTUR tuvimos la gran idea de presentar un proyecto que trabajara con la comunidad, porque, según Gregory Bateson: “Los problemas más grandes del mundo son el resultado de la diferencia entre cómo funciona la naturaleza y la forma en que piensan las personas”. Fue así que postulamos el proyecto “Destino Naturaleza” a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID en sus siglas en inglés), en el contexto de una buena o mala suerte de
Colombia, o sea, no sé si han visto que nosotros en extensión de kilómetros cuadrados somos casi del mismo tamaño que Francia, España y Portugal, países que tuvieron 215 millones de turistas en 2023, mientras que Colombia 6.1 millones. Por supuesto, no queremos 215 millones de visitantes, pero sí tenemos una oportunidad de tener unos más.
Sin embargo, el 75% de los destinos que guardan la riqueza natural y cultural del país reciben solamente el 2% por ciento de la demanda nacional e internacional de viajeros de naturaleza y cultura, así que tuvimos una oportunidad inmensa y buscamos ser la solución al aliarnos con todos esas entidades que encontramos en el camino. De esta forma, nació un programa de alrededor de 43 territorios que fueron enmarcados en la violencia, pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional, a los que me voy a referir cuando hable de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), que se construyeron después del proceso de paz y son territorios que fueron muy golpeados por la violencia, donde las personas subsistían del trabajo de cultivos de uso ilícito y se desmovilizaron de sus regiones.
¿Cuál fue la estrategia? Diseñar experiencias de turismo sostenible y regenerativo que contribuyan a la conservación, integrar a las comunidades, ofrecer al viajero experiencias de viaje sostenibles que permitan apreciar los ecosistemas, por ejemplo, trabajar de la mano con los que cultivan peces y contar esa vivencia local del territorio y enmarcarlo en experiencias transformadoras; y mejorar la gobernanza y trabajar unidos al mundo político. El año pasado trabajamos con 43 municipios antes de las elecciones, hicimos seis foros regionales que ya les contaré los
resultados, pero fue increíble, por lo menos, decirles a los políticos que estamos haciendo cosas y que ellos no vienen a salvar el mundo; fue un desafío superpoderoso.
Así surgió este proyecto que nos ha permitido comercializar, fortalecer, encadenar y acompañar la gobernanza. En cuanto al fortalecimiento, hemos acompañado a más de un centenar de empresas; son más de 250 horas en espacios B2C (business to consumer en inglés); 129 espacios de fortalecimiento especializado a cada empresario en el territorio; construcción de cajas de herramientas (metodología de producción de producto, costeo, diseño de mercado, capacitación de personal); metodología aprender haciendo, donde llevamos grupos de estudiantes, caminatas y trabajo territorial; y ayudamos a construir bancos de proyectos y otras necesidades que requieren.
En ocasiones, nuestros queridos compañeros de Corfo y Fontur son adorados en todos los proyectos que hacen y postulan, pero para la gente en los territorios es idioma chino avanzado, por lo mismo, nos hemos sentado con ellos para apoyarlos en diferentes proyectos y tenemos un banco con 16 iniciativas, de los cuales a seis les conseguimos financiamiento.
Con relación al encadenamiento, este nos ha permitido trabajar con 57 organizaciones de base comunitaria, 92 operadores locales y alojamientos, construir 206 experiencias turísticas, acompañarnos de 205 empresarios de ACOTUR en 43 municipios, 56 portafolios de operadores turísticos, un producto articulado, conceptualizado y segmentado, y eventos como ruedas de negocio, ferias, etcétera.
En lo referente a comercialización y comunicación, las cifras revelan que hemos movilizado a 722 pasajeros con una recaudación de 1.594 millones de pesos en 2024; hemos cotizado más viajes; tenemos una plataforma transaccional en dos idiomas; un CRM (Customer Relationship Management) para la gestión de clientes, a los empresarios se les entregó un CRM para su operación; y estrategias de comunicación para la optimización y marketing en los motores de búsqueda.
En cuanto a la gobernanza, se realizaron seis foros regionales para hablar con los candidatos sobre sus visiones del turismo y expresar nuestras intenciones de continuar con las cosas positivas; efectuamos 51 diagnósticos del panorama del turismo; nos reunimos con más de 16 gobernadores, alcaldes y equipos locales en la Vitrina Anato 2024, que fue el evento turístico más grande tras las elecciones, en que se organizaron cuatro mesas estratégicas para el trabajo mancomunado de diversas iniciativas.
Este gran programa de “Destinos Emergentes” ha ganado dos premios: uno de ProColombia y otro de Colsubsidio, que es una caja de compensación muy grande y fuerte en Colombia, que nos distinguió por apostar a la sostenibilidad del país. Actualmente, somos uno de los cuatro finalistas de un premio de ONU Turismo, en la categoría empresas que promueven el turismo comunitario. Así que, ¡sí, es posible!, si logramos de la mano de las comunidades conservar, trabajar, medir qué hacemos, cuántos desperdicios acumulamos y cómo dejamos nuestro territorio al momento de hacer turismo.
Ahora les comento el segundo caso, que corresponde a una iniciativa de los empresarios
en un pueblo patrimonial llamado Barichara, ubicado en un terreno desértico con escasez hídrica. Una de nuestras empresarias, María Elvira Echeverri, dijo: “De la mano de ACOTUR tenemos que unir al territorio trabajando juntos”, y de esta forma nace la “Juntanza por Barichara”, en donde los habitantes y amigos unen su conocimiento y experiencia para mejorar la calidad de vida de ellos y los visitantes del poblado. Para ello, sostuvieron diálogos y reflexiones para concertar y definir un plan de trabajo por y para Barichara, a través de un modelo de desarrollo sostenible basado en la cultura y el territorio.
En cuanto a la estrategia, la enfocaron en tres puntos: una campaña de cuidado del agua, un encuentro piloto junto a la alcaldía para crear la Secretaría de Desarrollo para la Equidad de la Mujer y enlazar los actores de esa cadena para que los visitantes de sus hoteles y trabajos hicieran una articulación del territorio y ofertaran algunas otras experiencias que, tal vez, no eran tan famosas.
Este plan lleva operativo cerca de cinco meses, tiempo en que se formó el Enlace de Mujer y Género de la Secretaría, se trabajó en el proyecto y el programa de gobierno de estos cuatro años que ganó un premio a “Mejor plan de gobierno para una alcaldía de 100 mil habitantes”, se visibilizó y ha sido muy famosa la campaña que construyen todos de la mano del territorio para esta propuesta de turismo verde, que destaca el cuidado del agua y los ecosistemas.
Les digo que la experiencia más grande para mí dentro de este marco, y en medio del ego del sector turístico, porque finalmente todos son competidores que quieren ganarse al mejor cliente, me hicieron un círculo para dejarme fuera
de todo y entrar en este ego de representatividad, de trabajo, de todo; fue muy duro, pero como dice un proverbio nativo americano: “Alguien hizo un círculo para dejarme afuera. Yo hice uno más grande para incluirlos a todos”.
Les recalco que la única manera de construir es dejar de pensar solo en nosotros y pensar en todos los demás. Traigo varios aprendizajes, y lo primero es señalares que no nos dé miedo incluir a todos en un círculo, realmente conectar el turismo con la acuicultura, agricultura, el cultivo de plantas, la comunidad, la gastronomía, es el camino; en nuestros países tenemos experiencias
maravillosas y debemos conectarnos de manera poderosa no solo como país, sino que también como región, hay que vender Sudamérica y tejer lazos entre todos y hacerlo más visible.
A diario hay que levantarse con una motivación que no es fácil, pero que cuando lo hacemos juntos se puede y, sobre todo, busquen esos stakeholders (grupos de interés) y esos aliados que finalmente confirman que un equipo no gana un partido solo, entre todos lo hacemos más fácil y si lo hacemos mejor rodeados, sin duda alguna le apostamos al cambio y a transformar las vidas de quienes habitamos este planeta.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/5EmhfNfvaUY?si=kGUO8qbpZPKROfa_.
6. Sustentabilidad ¿Y ahora qué?”.
EXPOSITOR
Nicolás Caram.
Gerente para Latinoamérica y el Caribe de Adventure Travel Trade Association.

FICHA: Nicolás Caram se describe como viajero de toda la vida y visitante de los parques nacionales y sus comunidades aledañas. Su trayectoria incluye haber sido coordinador de Marketing de cruceros Australis, líder de desarrollo de turismo de aventura y naturaleza para la Subsecretaría de Turismo, y asesor de ONGs internacionales en el diseño de estrategias de turismo y conservación. Es ingeniero comercial con un Máster en Desarrollo Económico Local por la London School of Economics, y actualmente es Gerente para Latinoamérica y el Caribe de Adventure Travel Trade Association (ATTA).
Para quienes no nos conocen, la Adventure Travel Trade Association (ATTA), es una asociación global con más de 30 mil miembros de empresas, destinos y prensa especializada en turismo aventura, distribuidos en más de un centenar de países, y trabajamos como asociación para apoyarlos en el desarrollo sustentable de sus respectivos ámbitos.
Vine para hablar de sustentabilidad, que entendemos, es una palabra absolutamente absorbida y utilizada por, probablemente, todas las empresas de turismo, pero es necesario cuestionar qué significa esa sustentabilidad que implementan, cuáles son las medidas que emplean y su real impacto. En ese sentido, el turismo en general es responsable, por un lado, de al menos el 10% de las emisiones carbono, por eso es un sector que debe preocuparse en reducir estas emisiones, pero, al mismo tiempo, es una víctima del calentamiento global.
Un caso muy reciente, una isla en Panamá, donde 300 familias indígenas guna, varios poseedores de servicios turísticos, fueron desplazados de su territorio hacia el continente, modificaron su estilo de vida, servicios y productos, y es algo que se ha transformado en una tendencia que afecta a muchos países y destinos.
Quiero que partamos con ciertos acuerdos para ubicarnos dónde estamos, porque existe una verdad indesmentible que implica al ser humano y la actividad económica que genera como el principal responsable del calentamiento global. Lo vemos en las emisiones de dióxido de carbono que se han duplicado en el último millón de años, a partir de la Revolución Industrial.
La situación no ha mejorado, hemos llegado a acuerdos globales, pero las temperaturas aumentan y estos primeros tres meses del año fueron los más cálidos de las últimas décadas y
centenas de años. ¿Qué implica eso? Con una perspectiva desde la mirada del turismo, es que actualmente tiene efectos en los incendios de bosques nativos, la pérdida de corales, la extinción de especies, el surgimiento de refugiados climáticos, como es el ejemplo citado de Panamá, o la erosión de las playas con el alza en los niveles de los océanos.
Hablamos de ciertos compromisos globales que se ven pequeños en términos de números, porque subir 1,5°C a 3,0°C, se ve poco, pero el efecto de eso es tremendo en términos de lo que puede ocasionar, especialmente en el medioambiente. Lo cierto es que no es un tema fácil ni sencillo, la gente no entiende muy bien qué significa o lo que hay que hacer para mejorar o tener un efecto real, esto es, desarrollar algún tipo de prevención para el cambio climático, y con eso nos inmiscuimos en muchas historias que lamentablemente ensucian este avance de distintas organizaciones, tanto por el tema de greenwashing como por temas que, quizás, no son tan intencionados en tener un greenwashing, pero la falta de transparencia y comunicación generan que las personas tomen decisiones incorrectas, como es el caso reciente de Booking, que bajó toda su comunicación sobre proyectos y actividades que son o no sustentables.
Al mismo tiempo, hay muchos otros desafíos que tenemos como sector turístico, donde vemos que destinos son colapsados en diversas épocas del año por inundación de viajeros, y tienen un comportamiento que no es el más deseado por el anfitrión y eso lógicamente tiene efectos. Por otro lado, un 90% de las personas dice o declara que anhela viajar de forma más sustentable, y allí se encuentra esta brecha de intencionalidad
donde un 70% ignora las decisiones que debe tomar, falta información porque el viajero no está bien interiorizado, no conoce las empresas que hacen cosas en esta materia y sus impactos, y esa es la brecha de intencionalidad; es decir, yo quiero hacer algo, pero a la hora de decidir entre un viaje sustentable de otro que no lo es, finalmente hay otras variables que tienen probablemente más relevancia como, por ejemplo, el costo de ese mismo viaje.
En ese escenario, estamos inundados de certificaciones, lineamientos, y eso implica que la palabra “sostenible” o “turismo sostenible” está muy sobre utilizada, ha perdido significado porque todos somos sostenibles, pero donde está la real medición del impacto que generamos. Como ATTA hemos tratado de llevar el liderazgo y contamos con una gran cantidad de miembros; destaco que con ACOTUR trabajamos de manera muy cercana para dar esos lineamientos, apoyar a que las empresas y destinos avancen en ese camino hacia la sostenibilidad.
En ese sentido, una de las grandes brechas que vemos es la falta de información y/o educación de las personas. Se preguntarán sobre el rol del turismo de aventura en el rubro turístico, y es bueno entender el turismo de aventura sobre la base de tres grandes pilares: se define como una actividad al aire libre, inmerso en la naturaleza y en conexión con las comunidades locales, y esos tres pilares son los que unen o crean esta experiencia que es única, desafiante, que genera bienestar, impacto y transformación tanto en el viajero como en los anfitriones en el destino.
¿Por qué turismo de aventura sostenible? Fue un estudio que realizamos con la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Banco Mundial, respecto del impacto que provoca un viajero de aventura, específicamente cuatro viajeros de aventura que dejan 10 mil dólares en la economía local, que si lo comparamos con un viajero promedio que contrata un paquete turístico se requieren nueve personas, o sea, más del doble de esos viajeros para dejar ese mismo monto, y 96 cruceristas, es decir, el crucerista que nosotros lo definimos dentro de un grupo denominado “turista de masas” es el que menos impacto deja en los destinos en cuanto al nivel de gastos.
Por otro lado, medimos el porcentaje de gasto que queda en el destino. En el caso del turista de aventura, por la forma en que viaja, por contratar un mayor número de servicios locales para vivir experiencias en conexión con las comunidades locales, deja un 65% de gasto en la economía, y ese porcentaje ha subido en los últimos años, versus un 14% para el turista de masas, y eso lógicamente repercute en la generación de empleo a nivel local, por lo tanto, en la entrega de información, habilitación de los recursos para que las empresas, primero, se eduquen, equipen y, finalmente, empoderen, es que tenemos en ATTA un Centro de Recursos para la Sostenibilidad con directrices para hacer esas experiencias más sostenibles.
En el marco de esa educación, les dejo un ejemplo práctico de decisiones diarias que adoptamos como personas, ciudadanos, pero también como operadores de turismo. A la hora de decidir qué tipo de alimentación consumir o qué restaurante visitar, debemos conocer e informar la cantidad de emisiones que dejan una serie de alimentos, desde un kilo de vacuno hasta
el pescado. Acá hay dos aprendizajes que son interesantes, porque justamente hace un año con Laura Durana realizamos un evento en Colombia de ATTA, y valoramos mucho que los productos que consumimos en un 90% fueron traídos de un radio menor a 15 kilómetros de nuestra ubicación, o sea, casi un 100% de productos locales, y lo resaltamos porque obviamente eso tiene un efecto importante en términos económicos y sociales, pero vemos que la acción de comprar en cuanto a emisiones que eso genera no es tan relevante respecto de la decisión de consumo de lo que ponemos en la mesa; en otras palabras, a la hora de decidir si hablamos de reducir las emisiones de carbono va mucho con el “qué” más que con el “dónde”, lo que no quita que igualmente prefiramos los productos locales.
Al analizar el ejemplo de un operador típico de turismo, en general vemos que las emisiones que acumula a lo largo de un año corresponden en su mayoría a vuelos (72%), cifra esperable, pero también hay otras actividades como hoteles, comida y transporte que tienen un impacto, y buscamos la forma de generar acciones para reducir esta huella de carbono. Este tipo de mediciones posibilita a las empresas determinar el impacto de sus acciones y sus efectos.
Después de educar a su personal y sus viajeros, les decimos a las empresas que midan las emisiones que generan, y eso no es difícil porque hay cientos de herramientas online para medirlas como personas, empresas u organizaciones de cualquier tipo, y se debe buscar un balance entre precisión y tiempo de la medición versus las acciones que llevamos a cabo al respecto. Como la ATTA trabaja mucho con empresas, hay que tener un enfoque muy
práctico y debemos hacer la evaluación en un tiempo razonable, porque lo que queremos finalmente es adoptar acciones respecto de ello. Una vez que medimos, el siguiente paso es fijar ciertos objetivos y para ello hay una amplia gama de soluciones, en términos de certificaciones, directrices y compromisos que se pueden escoger, y que ayudan justamente para que cualquier organización entienda la ubicación de esas metas, de acuerdo con el tipo de organización.
Hay ciertos pilares fundamentales que debemos tener como base: primero, la sostenibilidad no es una opción, ha aumentado el calentamiento global y no somos los suficientemente rápidos para prevenirlo; por otro lado, es importante para nosotros como viajeros tener claro que viajar no es un derecho, sino que es una oportunidad y un privilegio, y cuando visitamos un destino debemos entender la forma de vida de la comunidad y respetar sus valores y criterios
Al tener esa visión clara de que la sostenibilidad no es una opción, nos fijamos un plan como organización para reducir esas emisiones, y ese programa debe ser muy práctico, entender que hoy día necesitamos retornar a las operaciones más básicas, con un enfoque empresarial porque debemos ser sostenibles en términos medioambientales, pero, al mismo tiempo económicos, porque de nada sirve que hagamos todos los esfuerzos en materia medioambiental si en un par de años llega la quiebra y dejamos de existir; ese enfoque práctico es superimportante. Tenemos que pensar globalmente, en el sentido de los efectos que causamos como organización, pero a nivel local, en un proceso sencillo, accesible y asequible.
Nuestra primera recomendación es partir de donde nos encontramos. Si vamos a fijar un plan no debemos pensar en el pasado ni en el futuro, sino que debemos entender de forma humilde nuestro presente, medir lo que realizamos y, sobre la base de eso, fijar nuestros objetivos.
¿Dónde puedo generar impacto? Algunos ejemplos de las acciones frecuentes que vemos en las personas y los operadores que no son difíciles de implementar: mejorar la eficiencia energética en la casa o la oficina, comprar un auto eléctrico o preferir el transporte público, comer más vegetales, ajustar el consumo energético en el hogar, reciclar, trasladarse en bicicleta, preferir el transporte terrestre por sobre el aéreo cuando es posible.
La frase “beneficios complementarios” es muy importante, porque las metas, a pesar de que son individuales en términos de las empresa, personas y organizaciones, debemos siempre colaborar entre todos. Un ejemplo práctico de beneficios complementarios que son positivos es crear o mejorar un parque urbano, ya que no solo se reduce el CO2, sino que se potencia la biodiversidad, se mejoran aspectos de la salud y calidad de vida de las personas.
En el marco de los desafíos que como organización llevamos adelante, notamos que las empresas se enfocan mucho en la compensación de la huella de carbono que emiten, o sea, emiten una X cantidad de CO2 cada año y para compensarlo plantan un bosque en algún lugar determinado. El gran problema con eso es que recientemente el Consejo de Medio Ambiente de la Unión Europea, evaluó que el 85% de los planes de compensación no son efectivos. ¿Por qué
compensar algo que podemos reducir desde el primer momento? Es decir, en vez de emitir ese carbono al medioambiente podemos fijarnos ciertos objetivos para reducirlo en una primera instancia, y esto es importante porque si plantamos un bosque va a ser efectivo en la reducción del carbono, pero este se demora cientos de años en salir de la atmósfera. En un primer lugar, nuestro objetivo debe estar puesto en no crear esas emisiones.
Un plan de reducción de emisiones debe tener algunas características: medir cada año nuestra huella de carbono; colocar metas específicas, como la reducción de un 70% de las emisiones en aspectos como las operaciones de nuestra empresa en un plazo de tres años; para alcanzar los objetivos realizar cambios reales y prácticas Smart (concretas, medibles, alcanzables, realistas, en un tiempo definido para que se cumplan); y algo que es muy importante es combatir el greenwashing , ser transparente respecto de nuestra labor, publicar anualmente nuestra metodología y progreso a partir de nuestro año base.
Pienso que es crucial que entendamos que colaboramos con otras organizaciones hacia un mismo objetivo. En la ATTA, como es una asociación, tratamos de que los diferentes miembros se comuniquen, conversen y persigan esos caminos en conjunto. Una vez que nos fijamos el plan, los objetivos, conversamos y colaboramos, finalmente la idea es que esto se traduzca en una ventaja competitiva para las empresas y contemos lo que hacemos, porque no necesitamos a las empresas que se comportan de manera más dudosa, que muchas veces son las más grandes que transmiten con
tanta publicidad, sino que necesitamos que cada empresa o persona comunique de forma efectiva las cosas positivas de su entorno.
Es por eso que ATTA cuenta con un sitio web específico para comunicarse con el cliente final sobre las experiencias positivas que se desarrollan cada una de las organizaciones miembros. Esos tres pasos finalmente se traducen en: tener un enfoque empresarial, trabajar en comunidad y llevar a cabo esa activación del mercado, que finalmente se transforma en una ventaja competitiva para cada organización.
Antes les mencioné que hay que pasar de una compensación del carbono a una reducción de las emisiones. ¿Qué viene después de este proceso? Les presento una empresa hermana de ATTA que es Tomorrow’s Air, que trabaja con los miembros y representantes de nuestra organización para captura y almacenamiento de carbono, en otras palabras, significa que invitamos a otras entidades a que inviertan en innovación climática a través de distintos tipos de proyectos. Les menciono uno porque los otros son muy técnicos. En la captura del aire Tomorrow’s Air trabaja con una empresa llamada Climeworks, que por medio de aspiradores gigantes absorbe el aire y filtra el CO2 de la atmósfera, se mezcla con agua y se inyecta bajo tierra a rocas basálticas donde se mineraliza en dos años, o sea, es una forma de capturar el CO2 y comprimirlo en un pedazo de piedra.
Lo interesante de Tomorrow’s Air es que posee una visión muy práctica para las organizaciones, porque permite a través de una suscripción mensual o de una sola vez, que las empresas inviertan. Una forma muy fácil de verlo es que por
cada 10 dólares que una persona u organización aporte a Tomorrow’s Air, por un lado, apoyan en la eliminación de diez kilos de dióxido de carbono y, por el otro, respaldan la educación que, como les dije al principio, es el primer paso, la primera brecha que debemos solventar. En ese sentido, hay muchas marcas que ya realizan esto, y quiero destacar a Rewild Chile o Bird Chile que invierte en la captura del carbono.
Hay algunos canales que empleamos con Tomorrow’s Air para educar a la ciudadanía y las empresas. Les recomiendo mucho el podcast Airrows On Air.
Con respecto a los resultados de este proceso, en 2023 se removieron de la atmósfera 319
toneladas de CO2, lo que significa que hay un impacto real que aumenta cada año, lo que se traduce en que las empresas, especialmente los operadores turísticos, tienen planes de captura de acuerdo con el número de viajeros anuales, es decir, por cada viajero logran una inversión en captura de CO2
Finalmente, con esta visión de que hay que ser sostenible en términos medioambientales y económicos, recientemente Reuters hizo un estudio que estima que el mercado de la captura de carbono, entre 2030 y 2035, tendrá un tamaño de 100 billones por año. Esto no es solamente interesante por lo beneficioso que es en los efectos para el medioambiente, sino que se ha transformado en un mercado real.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/GdhNwzqRuXU?si=Rcuos5pQY1yGEgS8.
7. “Desde la política pública a la implementación territorial”.
EXPOSITORA
Daniela Acuña.
Subdirectora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA).

FICHA: Daniela Acuña es subdirectora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA). Médica veterinaria de la Universidad de Chile y Máster en Medio Ambiente y Desarrollo del King’s College en la Universidad de Londres. Es diplomada en Innovación en Empresas, Evaluación Social de Proyectos, Gestión de la Responsabilidad Social Empresarial, Gestión de Calidad y Gestión Ambiental. Cuenta con una amplia experiencia trabajando en políticas públicas y en sustentabilidad con un especial énfasis en el sector agroalimentario.
Es un gusto estar acá para comentarles, en particular, sobre el Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector Silvoagropecuario, pero también escuchar de otros sectores como el turismo, el forestal y la acuicultura. Creo que estos desafíos, para articular sinergias y el enfoque territorial, dado que es donde interactúan las distintas actividades productivas, las actorías y, en definitiva, implementar estas políticas que se desarrollan, son el marco para el nombre de la charla: “ Desde la política pública a la implementación territorial”, que resume gran parte de los desafíos que enfrentamos.
Primero, agradezco a la Universidad San Sebastián y a la Fundación NIVA por la invitación, espero que se genere una discusión interesante en el encuentro.
La idea es contarles el contexto y antecedentes de la forma en que se trabaja sobre cambio
climático y agricultura, de cómo hoy tenemos este Plan de Adaptación que tuvo un largo proceso de elaboración, y que además está en el ámbito de la Ley Marco de Cambio Climático, lo que también implica un desafío distinto a otros planes previos.
En primer término, quiero poner en contexto que el ámbito silvoagropecuario -agricultura, ganadería y forestal- es de los sectores productivos más vulnerables al cambio climático. La agricultura depende del clima y, por lo tanto, los cambios afectan la producción y a las personas y, en ese sentido, los agricultores y agricultoras, campesinos y campesinas, son altamente vulnerables al cambio climático porque, además, están en territorios rurales frágiles y expuestos al riesgo de perder sus medios de vida. Eso es importante de considerar cuando vemos este contexto y lo que es la adaptación en este sector.
Además, cuando lo analizamos desde el punto de vista económico, el sector agrícola resulta clave como proveedor de bienes y servicios y, en particular, de alimentos que son vitales para la seguridad alimentaria y que todos consumimos a diario y, por ende, existe un rol sobre la manera en que nos adaptamos frente a este escenario para así garantizar la seguridad alimentaria. En este sentido, algunas estimaciones calculan que las pérdidas en beneficios pueden alcanzar los mil millones de dólares al 2050 si es que no se ejecutan acciones en relación con esto, y en el fondo esa valoración nos revela cómo podemos avanzar y darle la importancia que se requiere.
En términos ambientales, el cambio climático también afecta a otros elementos relacionados: mayor riesgo de procesos erosivos, estrés hídrico -probablemente, el más evidente-, degradación de los ecosistemas y la biodiversidad. Aquí, solo quiero destacar un punto que es muy importante para la agricultura como son los polinizadores, que igualmente se ven perjudicados por el cambio climático. En consecuencia, tenemos un sector que es muy vulnerable, del cual tenemos claro que posee un rol en relación con la mitigación del cambio climático.
De igual modo, contamos con una Ley Marco de Cambio Climático que establece condiciones para el sector público, básicamente, que son distintas a las que había previamente. Se genera una nueva institucionalidad con relación al cambio climático y, en el fondo, la Ley Marco de Cambio Climático nos señala la forma para avanzar hacia la carbono neutralidad en el año 2050, considerando la Estrategia Climática de Largo Plazo elaborada en 2020; la Contribución Nacional Determinada (NDC), que son compromisos internacionales
que se actualizan cada cinco años, y además, establece una serie de instrumentos de política: un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático y planes sectoriales de adaptación y mitigación. En ese contexto, se desarrolló el Plan de Adaptación del Sector Silvoagropecuario.
Asimismo, hay otro elemento muy desafiante e importante en que resulta necesaria la sinergia entre las distintas políticas. En la Ley Marco de Cambio Climático se establece el requerimiento de planes de acción regionales y comunales, por eso, necesitamos que conversen estos tres niveles -comunal, regional y sectorial- para que haya coherencia de las políticas, colaboración, sinergias, y que avancemos en los desafíos relacionados con esto.
En el Ministerio de Agricultura, a raíz de la Ley Marco de Cambio Climático y del trabajo que hemos realizado, tenemos diferentes niveles de gobernanza. A nivel central en el Consejo de la Sociedad Civil, que es una de las organizaciones que tienen todos los servicios públicos, se establecieron una Subcomisión de Cambio Climático y una Mesa Silvoagropecuaria de Cambio Climático; a nivel de los servicios, es decir, coordinación intraministerial, existe un Comité Técnico Intraministerial de Cambio Climático (CTICC), en el que participan todos los servicios del Ministerio a nivel central. Ahora, eso se replica en todas las regiones a través de Comités Técnicos de Cambio Climático, donde los servicios regionales del Ministerio de Agricultura también participan en reuniones, y la idea es que haya un seguimiento del trabajo que se realiza, desde este Plan de Adaptación que es para todo el país, pero que tiene foco en diversas macrozonas.
Quiero acotarles que la coordinación interinstitucional siempre es un desafío, tanto a nivel central como regional, y por eso es importante institucionalizar estos elementos para que no sean resortes de una persona o de una administración, sino que están dentro de una política y que, por lo tanto, se debiera mantener en el tiempo.
Les comento sobre el proceso de elaboración de este Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector Silvoagropecuario: el sector tuvo un primer diseño, entre los años 2013 y 2018, que se dio en otras condiciones sin una Ley Marco de Cambio Climático, donde recién se comenzaban a institucionalizar los temas relacionados con este fenómeno, y a partir de la implementación de ese plan se recogieron una serie de lecciones sobre la forma de avanzar en esta temática, y se postuló a un programa internacional (Fondo Verde para el Clima) para actualizar el Plan de Adaptación.
Tras conseguir ese financiamiento desarrollamos un proceso de actualización que se cumplió a través de una serie de requisitos técnicos, estudios, análisis de vulnerabilidad, un proceso participativo en todas las regiones del país que tuvo un foco en pueblos originarios y en género, para inclusión de estos grupos, a la vez que hubo consultas a expertos, científicos, etcétera. Conseguido esto, se obtuvo en 2023 el plan actualizado que fue necesario ajustarlo a la Ley Marco de Cambio Climático, porque esta normativa y el reglamento de los planes tuvieron adiciones necesarias para contar con un proyecto que fuera aprobado por el Consejo de ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático.
La buena noticia es que, en junio de este año, se presentó el Plan de Adaptación al Cambio
Climático del Sector Silvoagropecuario ante el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático y fue aprobado, y es el primer Plan de Adaptación aprobado bajo el alero de la Ley Marco de Cambio Climático; de cierta forma, fuimos el conejillo de Indias en este proceso, pero ahora viene la parte complicada con la ejecución del programa, que dura cinco años, y estamos en pleno desarrollo de una hoja de ruta para tener claro las acciones primarias y secundarias.
A continuación, las medidas y acciones que incorpora este proyecto.
Tuvimos una etapa de diagnóstico y gobernanza, que implica recolección de información, revisión de documentos y antecedentes, el proceso de conformación de la gobernanza; luego, las medidas que se identificaron y una priorización de aquellas factibles a nivel técnico y financiero; y procesos de validación con distintas instancias establecidas en el reglamento de los planes de adaptación y mitigación.
No sé si esto lo han escuchado alguna vez, pero la adaptación al cambio climático tiene un componente territorial y local, a diferencia de la mitigación que es como decir: “reducimos los gases de efecto invernadero y eso nos sirve a todos”. La adaptación tiene un componente mucho más territorial, porque se relaciona con la forma en que generamos esas prácticas que nos permiten adaptarnos a los cambios en el clima en ese territorio.
Por eso, se hizo una división macrozonal del país para aplicar el Plan de Adaptación al Cambio Climático, donde se estableció una macrozona norte, macrozona centro norte, macrozona centro, macrozona centro sur y macrozona sur y, además,
por un tema metodológico se determinó un plan piloto para la Región de Aysén. ¿Por qué? Porque esperamos que en la próxima actualización ya no exista un programa nacional, sino que Planes Regionales de Adaptación al Cambio Climático del Sector Silvoagropecuario, porque la adaptación tiene un enfoque mucho más territorial y local. Por ende, para analizar su funcionamiento hicimos este proyecto en la Región de Aysén, porque en esta zona existían varias iniciativas en ejecución que servían como una buena base.
¿Qué es el Plan de Adaptación? Es un programa que contempla 12 medidas con 63 acciones, que a la vez identifica seis condiciones habilitantes para el proceso de adaptación; tiene cinco líneas estratégicas, y en cada una de ellas hay medidas y acciones. Es lo que la Ley Marco de Cambio Climático nos exige de cómo debiera ser un plan, o sea, nos dice que los planes deben contar con medidas y acciones, y eso es lo que identificamos, priorizamos y plasmamos en este proyecto.
Lo importante a destacar son los tipos de medidas contenidas en el proyecto:
• incorporar prácticas de manejo silvoagropecuario y técnicas específicas de adaptación al cambio climático. Esto se relaciona, a nivel predial, con las mejores prácticas para la adaptación.
• Implementar métodos de obtención y las reservas de agua a nivel intrapredial (colectores de aguas lluvias, recirculación de agua y otras disposiciones asociadas);
• Medidas que aumenten la eficiencia en el riego, porque tenemos muy claro que es uno
de los puntos importantes para la adaptación al cambio climático;
• Gestión hídrica extrapredial , es decir, infraestructura hídrica (canales, tranques, etcétera);
• Promover la conservación y restauración de ecosistemas naturales que sostienen los sistemas productivos silvoagropecuarios, que se relaciona con la restauración a escala de paisaje, interacción del mundo agrícola con el forestal, materias que son importantes;
• Prevenir y controlar la degradación del suelo para la adaptación, en el sentido de que nos permite una adaptación al cambio climático.
• Implementación de infraestructura y equipamiento productivo intrapredial para la adaptación del cambio climático, por ejemplo, cortavientos, mallas, diversa infraestructura y tecnología que es necesario incorporar y adoptar.
• Sistemas de información y gestión de los riesgos agrometeorológicos : cómo anticiparnos y que esa información llegue a los agricultores y agricultoras para una mejor toma de decisiones y prácticas asociadas.
• Monitoreo permanente de los cambios en los potenciales de productividad que se ven afectados por el cambio climático y, de esa manera, al tener este monitoreo podemos discernir qué cultivos apoyamos en detrimento de otros.
• Diseñar un sistema de información que permita el seguimiento, monitoreo y evaluación de indicadores de sustentabilidad aplicables al sector silvoagropecuario y, en particular, a la adaptación al cambio climático;
• Plan piloto de la Región de Aysén.
Hay disposiciones bien diversas y todas van en función de la adaptación al cambio climático del sector silvoagropecuario.
Un ejemplo de una de las medidas y las acciones asociadas a ella y los detalles del plan, porque tenemos compromisos relacionados con las medidas y acciones que se vinculan con alcances y metas con cifras de productores y hectáreas a incorporarse en este tipo de acciones. Asimismo, se cuenta con una priorización territorial -por las macrozonas antes mencionadas-, pero eso no quiere decir que en otras macrozonas no se realicen estas acciones, sino que hay una priorización porque ahí surgieron las demandas de los territorios. Por ejemplo, la Acción 1: fomentar la implementación de sistemas de producción silvoagropecuaria basados en la naturaleza (agroecología, agricultura regional, etcétera); la priorización está en las macrozonas centro, centro sur y sur, pero si hay algo de esto en la zona norte también se va a concretar.
Y, por último, tenemos los coadyuvantes, que también son un requerimiento de la Ley Marco de Cambio Climático, donde los planes sectoriales son responsabilidad del ministerio respectivo, sumado al Ministerio del Medio Ambiente, pero hay una serie de otras instituciones públicas que contribuyen a la implementación de estas
prácticas y, en particular en este ejemplo, Corfo y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático están muy presentes, entonces la idea es cómo generamos esa sinergia entre instituciones públicas para aunar esfuerzos en pos de la adaptación. En otras medidas hay otros ministerios involucrados, pero en este caso es de fomento productivo, por lo tanto, Corfo está presente.
¿Cuál es el gran desafío? Es cómo pasar de la estrategia de este plan nacional, que se construyó de manera participativa, a la implementación territorial. Hay dos niveles: primero, a partir de los lineamientos a nivel nacional para los instrumentos de gestión al cambio climático, especialmente, los planes regionales y comunales de acción climática en que debe existir una coordinación y sinergia; y, segundo, factores habilitantes específicos de acuerdo con la realidad y naturaleza del sector.
Como les comentaba, a nivel nacional están los lineamientos macro para instrumentos de gestión de cambio climático (planes regionales y comunales), pero, además, en términos de medios de implementación todo lo relacionado con el desarrollo y trasferencia tecnológica, de que las soluciones se hagan en virtud de la realidad territorial y se promueva la adopción de estas tecnologías de la mano de los agricultores y agricultoras. A la vez, el desarrollo de capacidades y empoderamiento climático que siempre es una brecha, donde hay muchas oportunidades tanto para los agricultores y agricultoras como para los profesionales que trabajan con ellos y ellas. El otro tema es el financiamiento, tanto público como privado, que debe ser adecuado para suplir estos desafíos.
A nivel sectorial tenemos varias condiciones habilitantes del plan de adaptación del sector silvoagropecuario:
1.- Implementación de sistemas de apoyo al proceso productivo, que va de la mano con la generación de conocimientos, investigación y desarrollos tecnológicos; fortalecimiento de capacidades institucionales, sobre todo a nivel regional; y un tema no menor que a veces pasa un poco desapercibido, que es el rescate y difusión del conocimiento tradicional y ancestral, de cómo los campesinos y campesinas, a través de estos conocimientos tradicionales, se han adaptado con el paso de los años y ese valor se debe rescatar y difundir.
Hay otras condiciones habilitantes que probablemente se han conversado antes.
2.- Fortalecimiento de la coordinación de acciones públicas y privadas. Cuando se habla de estos desafíos el sector público en solitario no es suficiente, se debe promover la articulación público-privada y, por lo tanto, el aporte del sector privado, la Academia, la sociedad civil, es muy relevante para avanzar en esto.
3.- Adecuación y creación de instrumentos legales, normativos, de fomento productivo y financieros. Los programas existentes deben adaptarse para que respondan a esta realidad y nuevos desafíos.
4.- Articulación interinstitucional. Es un tema importante relacionado con el fortalecimiento de iniciativas de planificación predial para la adaptación al cambio climático.
5.- Incorporación de consideraciones interculturales y de género para la implementación de estas prácticas, que se deben ejecutar de forma transversal.
Como les mencioné, un caso de implementación territorial es lo que tenemos como plan piloto en la Región de Aysén. Algunos ejemplos de las acciones desarrolladas: un calendario de preparación de suelo y siembra, ajustado a las condiciones meteorológicas actuales y futuras de la Región de Aysén. Es algo que tiene un foco territorial que, en el fondo, nos revela que esta medida más amplia relacionada con los calendarios de siembra, al ir a la especificidad territorial se traduce en la necesidad de que los investigadores, la academia, junto con el sector público-privado, definan este calendario en función de las nuevas condiciones climáticas; promover la utilización de variedades de cultivos y especies forrajeras adaptadas, que aprovechen las nuevas condiciones agroclimáticas de la región; construcción de infraestructura y equipamiento productivo adecuado a las condiciones agroclimáticas locales; y, finalmente, un modelo de gobernanza para la adaptación del sector silvoagropecuario. Este modelo debe estar institucionalizado, porque nos permite que haya continuidad donde si, por algún motivo se aleja una persona, no se pierda el esfuerzo del trabajo realizado.
En resumen, creo que este ejemplo nos sirve para visualizar la realidad de una región, que este plan macro se pueda ejecutar, y la idea es que en la próxima actualización del Plan de Adaptación tengamos un enfoque territorial para todas las regiones y que ya no sea un plan nacional, sino que sean planes de acuerdo con
la realidad de cada región, lo que sería en cinco años más, así que todavía falta tiempo.
Con respecto a los próximos pasos, con el Plan de Adaptación ya aprobado ahora es necesaria una hoja de ruta para la implementación. Hay que consolidar la gobernanza a nivel central y regional, y la articulación con las otras instituciones y con los planes de acción regional y comunal,
además de sumar nuevos coadyuvantes; en el caso del sector público Corfo, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, el MOP, etcétera, pero la idea es que sobre la base de este plan se agreguen esfuerzos de instituciones académicas y privadas, de la sociedad civil, para avanzar en la implementación y se haga un reporte y seguimiento de los adelantos en esta materia.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/nsG93VnpAIg?si=YyaPglCXlnpzJUeS.
8. “Cambio climático: desafíos y oportunidades para la agricultura”.
EXPOSITORA
Paula Santibáñez.
Directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián

FICHA: Paula Santibáñez es Ingeniera Civil, diplomada en Geomática y Doctora en Ciencias Silvoagropecuarias por la Universidad de Chile. Actualmente se desempeña como académica y directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián. Su investigación se centra en la modelación agroclimática e impactos del cambio climático sobre la productividad agrícola y los sistemas naturales.
Agradezco la invitación para conversar sobre los desafíos y oportunidades que el cambio climático trae al sector silvoagropecuario. Enfrentamos una serie de cambios en las conductas de los climas en todo el mundo, y esto nos impone desafíos que debemos tener muy presentes, de manera de contar con las herramientas para adaptarnos a esta nueva condición climática.
Revisemos algunos hechos de la causa.
Los climas de todo el mundo están cambiando y hay suficiente evidencia científica que respalda esta afirmación. El año 2023 fue el más cálido desde que hay registros con datos de estaciones meteorológicas, pero lo más preocupante es que este calentamiento va en aceleración, es decir, desde el año 2000 en adelante. Particularmente, se ha observado un incremento en la tasa de este calentamiento global, a pesar de todos los esfuerzos internacionales y de todos los compromisos que se hacen para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Esta aceleración en el calentamiento es lo que ha provocado fenómenos climáticos extremos que
hemos visto mucho este año en las noticias, como grandes inundaciones tanto en Chile como en el mundo, sequías más intensas y prolongadas, entre otros efectos adversos.
En Chile nos afecta particularmente el alza de la línea de las nieves, la que se estima ha subido entre 200 y 300 metros en los últimos 60 años, y esta tendencia va a seguir en aumento, lo cual reduce la cobertura de nuestra reserva de agua sólida en la cordillera y tiene un gran impacto en las escorrentías de los ríos, y es por eso que vemos este agotamiento tan temprano en la temporada de los caudales que proveen de agua de riego para la agricultura. En febrero ya constatamos que la mayor parte de los ríos están exhaustos.
Todo indica que vamos hacia un futuro donde necesitamos reforzar la gestión y el manejo de los riegos agroclimáticos. Enfrentamos eventos climáticos más extremos, principalmente, ondas de calor con mayores temperaturas durante distintas estaciones del año, pero paradójicamente también experimentamos ondas de frío intensas, esa es una curiosidad, una paradoja que el cambio climático trae no solo a Chile, sino que a otras partes como el hemisferio norte.
En Chile, especialmente, el fenómeno que más nos afecta es la escasez de agua debido a sequías más prolongadas, pero también a precipitaciones más intensas que ocurren en un corto periodo de tiempo, lo que finalmente provoca inundaciones, desastres y gran escorrentía, por lo tanto, eso conlleva una menor capacidad para disponer y almacenar esa agua, fundamentalmente cuando hay eventos con mayores temperaturas y existe una gran cantidad de agua que cae de manera líquida.
Con el alza de las temperaturas las condiciones se tornan más favorables para el aumento de las plagas y la reproducción de los insectos, por ende, esto podría volverse más agresivo en un futuro, al afectar y provocar grandes problemas sanitarios a la agricultura. En general, un clima más inestable con cambios muy bruscos perjudica especialmente la calidad de la fruticultura; eventos como las ondas de calor deterioran la calidad de los frutos, provoca ablandamientos, problemas de postcosecha, pero también estos grandes cambios que observamos entre ondas de calor, seguidos por ondas de frío, generan desórdenes metabólicos en las plantas, lo que finalmente se traduce en una reducción en la productividad de ellas. Por ejemplo, hemos tenido varias heladas
polares este invierno, y se proyecta que durante la primavera ocurran eventos similares que van a causar un daño en las flores y, por consiguiente, en la producción final.
El aumento en los vientos es otro evento climático extremo que va en aumento, en Chile se ve particularmente en las costas del país; a eso se suman sequías más prolongadas y lluvias más intensas.
Este ha sido un resumen de los principales eventos climáticos extremos que afectan a nuestro país.
En el mundo, la temperatura ya ha aumentado 1,2 °C en los últimos 100 años, según mediciones realizadas en el globo terráqueo. La nubosidad también va hacia el alza, debido a la mayor temperatura de los océanos, lo que provoca una mayor evaporación y nubosidad; en Chile esto ya nos afecta, porque se ha registrado fuertemente en toda la zona del litoral.
En cuanto a la pluviometría, a pesar de que en todo el mundo va en alza, tenemos escasez hídrica en diversos países del planeta, independiente de si han existido sequías o precipitaciones más intensas, porque cuando la lluvia cae de manera tan intensa se produce gran escorrentía superficial y, por lo tanto, el acceso al agua dulce se ha vuelto más restrictivo, incluso en países en que la precipitación va hacia el alza.
La línea de nieves sube y, por lo tanto, existen algunas estimaciones que pronostican que, hacia la segunda mitad del siglo, año 2050 o 2060, podría reducirse esta cobertura de nieve en nuestra cordillera en un 30%, aproximadamente. Entonces, esto tiene una consecuencia directa
sobre las escorrentías de los ríos, y hay una relación directa, en la misma proporción, en la disminución de los caudales de nuestros ríos.
El viento va al alza en todo el mundo, especialmente en los océanos, lo que provoca cambios en las corrientes marinas y, por ende, en la configuración de los climas. Un incremento de los vientos en Chile se ha observado, fundamentalmente, en las costas, pero también en la precordillera; se han registrado fuertes aumentos y eventos muy dañinos no solo para la agricultura, sino que también para la población humana.
El cambio climático ha desplazado no solo los climas, sino que, además, a los ecosistemas que se han visto empujados varios cientos de kilómetros en dirección a los polos debido a la expansión de la zona intertropical, que es la zona más caliente del planeta, pero esto ocurre en todas partes del mundo y no solo Chile se ve afectado por este fenómeno; incluso, en el hemisferio norte esta situación genera impactos más negativos debido a que los climas son más continentales, hay un menor efecto de la regulación marítima que la existente en nuestro país.
En Chile tenemos la corriente fría de Humboldt, que provoca una regulación y nos previene de estas fuertes alzas en las temperaturas, a diferencia del hemisferio norte en que hemos visto en el último tiempo, especialmente los últimos tres años, temperaturas por sobre los 50°C en distintas partes del mundo. En Chile no hemos visto eso y los modelos tampoco proyectan que pudiésemos llegar a esos extremos, debido justamente a la influencia marina que tiene nuestro territorio.
Revisemos lo que sucede con el clima chileno.
El promedio de las precipitaciones en el país. En los años 60’ el promedio era de 800 milímetros anuales, mientras que en los últimos años descendió a 600 milímetros, es decir, ha bajado a una tasa de 26mm. por década. Esta tendencia a la disminución continuará lo que resta de este siglo, pero, eventualmente, se proyecta que este escenario no será para siempre, porque después del año 2100 la situación podría estabilizarse y restablecerse el clima previo a la era preindustrial, porque ya no estarían operativas las causas que provocan el aumento de las temperaturas. No obstante, se espera una disminución en las precipitaciones en torno a un 10 a 20%, de acuerdo con las proyecciones que se hacen al año 2050.
Todavía podríamos tener en el promedio climatológico aproximadamente un 15% de disminución en los montos anuales, a causa principalmente de la actividad del anticiclón que, producto del calentamiento de la zona intertropical, se ha reforzado y desplazado más hacia el sur y se acerca con mayor frecuencia al continente. Este anticiclón nos ha bloqueado los sistemas frontales provenientes del océano Pacífico y que, al desplazarse tanto hacia el sur, hemos visto que los frentes son desviados incluso hasta la Región de Magallanes, muchas veces sin alcanzar la zona centro sur del país. Curiosamente, este mismo anticiclón a veces nos trae periodos de ondas polares con un frío bastante intenso, debido a que esta masa que succiona aire descendente, al extenderse tanto hacia el extremo austral trae masas que salen con mayor fuerza desde el polo, lo que provoca por varios días consecutivos heladas que pueden alcanzar los -5°C o -6°C en la zona centro sur del país.
La Región de Los Lagos tiene la temperatura del mes más cálido, enero. Para el escenario climático actual los sectores más cálidos están en la zona interior, y para el año 2050 se proyecta un alza importante de la temperatura en la zona norte de esta región, con temperaturas promedio que fluctuarían entre los 27°C y 28°C. Normalmente, esta es una condición que se da más al norte, en regiones del centro sur de Chile, por lo tanto, esto modificaría las aptitudes agroclimáticas de las especies agrícolas cultivadas en el país. En la costa, se ve que el calentamiento ejerce un efecto regulador importante de la temperatura por el Océano Pacífico.
Respecto del promedio de la temperatura mínima para el mes más frío -en este caso julio-, el modelo de la Región de Los Lagos pronostica que para el año 2050 habrá un alza en torno a 1°C a 1,5°C más, lo que provoca que los inviernos en la zona van a ser claramente más templados, probablemente con una disminución en el número de heladas anuales, sin embargo, por lo que vimos anteriormente, esta actividad del anticiclón que por el calentamiento global se ha desplazado y reforzado y muchas veces en pleno invierno se instala en el extremo sur, continuaría trayendo algunas heladas polares a la zona, por lo tanto, este riesgo seguirá presente. Es un peligro que hay que considerar para la gestión de riesgos agroclimáticos.
Para el escenario de 2050 se prevé una disminución de las lluvias, especialmente más acentuado en las zonas costeras debido a la actividad de este anticiclón.
La evapotranspiración potencial es otro tema para considerar en el escenario climático actual, mientras que para mediados de este siglo se espera un aumento en las tasas de evapotranspiración
en la zona; por una parte, por el aumento de las temperaturas y, por otro lado, por el incremento de la ventosidad en el sector, por ende, la proyección de la tasa de evapotranspiración también es muy relevante para proyectos o inversiones de largo plazo. Se deben tener en consideración estas tasas debido a que la zona, eventualmente, necesitará un mayor desarrollo de infraestructura de riego.
En lo relativo a los días grado anuales, que es como la suma de temperaturas sobre una cierta base que permite el correcto desarrollo y maduración de varias especies y cultivos agrícolas, el modelo pronostica que aumentará en la zona, lo cual viabilizará las aptitudes de bastantes especies que hoy en día no cumplen con el requerimiento térmico, principalmente especies como los carozos o ciertos cultivos como el maíz que podrían mejorar aún más las condiciones, o aumentaría el número de rotaciones durante el año en el caso de los cultivos anuales.
Respecto de las horas de frío , que es la acumulación de horas bajo -7°C durante el periodo invernal, que resulta tan necesario para especies como frutales caducos, obviamente se espera una disminución en estas horas de frío, sin embargo, el escenario para el 2050 para la Región de Los Lagos, específicamente el valle central, es que continuará una acumulación de 1.000 a 1.200 horas de frío; sectores como La Unión, Osorno, Río Bueno, Frutillar y el resto del valle central, tendrán una acumulación de frío suficiente para variedades que son bastante exigentes en cuanto a frío invernal, no así la costa que sí va a experimentar una disminución y es donde, eventualmente, habrá una restricción y seleccionar los cultivos o especies que tengan un menor requerimiento de frío invernal.
¿Cómo todos estos cambios afectarán a la agricultura? Nosotros tenemos un modelo de simulación que considera todas las variables agroclimáticas más relevantes que vimos anteriormente, y que determinan cuál es el potencial productivo para distintas especies.
En el caso del cerezo, que es una especie más sensible al estrés térmico, con fuertes requerimientos de horas de frío invernal, se prevé que en escenarios futuros como en el 2050 o 2070, hay un cierto deterioro en la zona central debido, principalmente, a un alza en la temperatura en primavera y una disminución en las horas de frío, pero el potencial mejora considerablemente desde la Región del Biobío hacia el sur, particularmente en la Región de Los Lagos. Son especies que se adaptarían para mover su frontera austral, y es importante destacar que, en la costa, se va a experimentar cambios más moderados en las temperaturas y podrían conservarse los potenciales productivos de la zona central.
Las especies que son más resistentes a las altas temperaturas, como nogales y vides, igualmente van a experimentar un descenso en sus potenciales y aptitud agroclimática, no obstante, esta disminución en el potencial se explica no tanto por el alza en las temperaturas, fundamentalmente en las regiones centrales, sino, más que nada, por el ostensible decrecimiento de las horas de frío, lo que hasta cierto punto tiene un paliativo tecnológico si se implementa un manejo del frío invernal o se escogen las variedades que requieran menos frío; se puede manejar con tecnología.
En ese sentido, especies persistentes como paltos y cítricos experimentarán mejoras en todo
el país, especialmente los cítricos; incluso, han surgido muchos proyectos como en la Región del Biobío, debido principalmente al aumento de las temperaturas invernales que permite la continuidad y el crecimiento. En el caso de las zonas costeras seguirán beneficiadas, particularmente, las regiones del Maule y Biobío, porque están dotadas de zonas cordilleranas con cerros y laderas que presentan muy pocas heladas, por lo mismo, tendrán un fuerte aumento en su potencial productivo. En el caso de las vides y nogales pasa algo similar, se aprecia un menor requerimiento de horas de frío, por eso, el potencial se desplazaría bastante hacia el sur del Biobío y al norte de la región de Los Lagos.
Respecto del arándano, tendría un fuerte aumento en los potenciales en la Región de Los Lagos; es una especie interesante, en general, todas las especies de climas más frescos como los cerezos, berries, el avellano europeo, entre otros, en un escenario futuro aumentarían sus propiedades y aptitudes debido al alza en las temperaturas y, especialmente, el incremento en el número de días con temperaturas sobre 22°C que, por ejemplo, en esta zona es muy favorable para el avellano europeo.
Si embargo, el agua se ha transformado en nuestra piedra de tope. Vemos que las temperaturas no representan un alza inmanejable o no llegarán a los niveles del hemisferio norte, por otra parte, la diminución en la precipitación ha provocado un estrés bastante importante y con respecto a esto se dan tres realidades en Chile: en la zona norte probablemente tendrá que ajustarse la demanda, contraer la agricultura; en la zona central tenemos restricciones, por lo mismo, necesitamos mejorar de forma importante la eficiencia y maximización en el uso del agua;
mientras que desde la región del Maule hacia el sur los estudios estiman que hay seis mil millones de metros cúbicos sobrantes, es decir, que no tienen un uso económico, son aguas que escurren hacia el litoral y que parte de ellas cumplen un rol ecológico importante, pero es la zona del país donde la agricultura se desplazaría en escenarios futuros con motivo de la mayor disponibilidad de agua.
¿Cuáles son los grandes desafíos que experimenta el sur del país para que se produzca una intensificación de la agricultura? Debemos avanzar significativamente en prácticas que sean sostenibles ambientalmente, esto significa que debemos tener una visión sistémica entre lo que es la oferta y la demanda de los recursos naturales en cada territorio, que considere la disponibilidad de agua, la mantención de los suelos, que no provoque grandes impactos o degradaciones o emisiones de gases de efecto invernadero al hacer cambios de usos de suelo: debemos tener esta visión sistémica con el entorno, para no cometer los errores que se han producido en la zona central.
Los sistemas de producción agrícola deben tener una baja huella de carbono y de agua, donde el Estado entregue certificados de respaldo que
permitan una mayor competencia, una mayor competitividad a los sistemas agrícolas frente a los mercados internacionales.
Por otra parte, resulta fundamental ingresar a la era digital, hacia la automatización, la robótica, lo que es la big data, porque no solo logramos eficiencia en los sistemas productivos y una reducción de los impactos ambientales, sino que también aumentaremos la competitividad de los sistemas productivos.
En síntesis, la Región de Los Lagos podría beneficiarse por el cambio climático, principalmente por el aumento de las temperaturas, en la medida que se haga una adecuada gestión del agua, que desarrollemos sistemas de riego de aquí a un escenario de mediados de siglo, que nos permitirá un uso sostenible de la agricultura. Y si bien las soluciones tienen un fuerte componente tecnológico, sin el componente político no seremos eficaces en prevenir los impactos negativos, ya sea económicos, sociales y ambientales del cambio climático.
Las soluciones puntuales no sirven, es decir, necesitamos esta visión sistémica que considere todos los componentes territoriales, sociales, tecnológicos y económicos.
Ver conferencia completa: https://youtu.be/W6ESI0s6hIw?si=LDhZx4DCzB7ylqaU.
6. Concurso ACI
El Concurso ACI fue otra de las iniciativas del Encuentro ACI, el cual buscó identificar soluciones a desafíos de adaptación al cambio climático en las cuatro industrias abordadas.
Estas soluciones pasaron por un proceso de postulación y selección, y luego por mentorías especializadas en temáticas de enfoque de género, medición de impacto y diseño de pitch, además de un acompañamiento en la preparación de su presentación.
Las ocho soluciones finalistas realizaron un pitch de ocho minutos durante el primer día del evento.
INICIATIVAS PRESENTADAS
Retina: sistema de alerta temprana de la presencia de algas nocivas mediante el muestreo y escaneo automático e in situ del agua en los centros de cultivo de salmónidos.
Tecnología PCM : pantallas compactas de microburbujas que forman una barrera que desvía los agentes no deseados para la salmonicultura mayores a 8 micras, incluyendo FAN, medusas, hidrocarburos, polución, sedimentos y disuasión de vida marina.
Fractalia: plataforma digital para optimización del uso del agua en RAS consistente en la integración y gestión de datos masivos para mejorar la toma de decisiones y su oportunidad en el manejo de sistemas de recirculación de aguas (acuicultura).
Mejillón sustentable: depuración biológica de afluentes y efluentes mediante poblaciones de Diplodon chilensis (Acuicultura).
Kran: soluciones con nanoburbujas para una mayor eficiencia hídrica en diversos procesos, desde cultivos en hidroponía, riego de parques y praderas y control de algas en tranques (agricultura).
Agránimo : sistema de monitoreo para la agricultura que integra sensores de telemetría, sondas y satélite, permitiendo ahorro en agua, fertilizantes y energía.
VITA (Clean Water): agente potabilizador de agua de fácil aplicación y acceso para cualquier usuario y contexto (turismo).
Costa Nativa: Eco tour operador con aplicación de modelo de integración y participación comunitaria en la cadena de valor.
JURADO
Freddy Schwerter, subgerente del Centro de Empresarios en BCI.
David Espinoza, director Regional (s) de Corfo Los Lagos.
Elvira Wielandt, asociada de Purpose LATAM. Ljuvana Koscina, analista en Implementa Sur.
Luego de las presentaciones, el jurado deliberó en base a los criterios de evaluación previamente establecidos por el equipo ACI y conocidos por los concursantes: innovación, impacto ambiental, viabilidad económica y escalabilidad o potencial de mercado.
GANADOR DEL CONCURSO
VITA: agente potabilizador de agua de la empresa Clean Water. PREMIO: asesoría especializada por un monto equivalente a $1.800.000.-

7. Break out sessions o diálogos sectoriales
Durante las tardes de los días 17 y 18 de julio, se llevaron a cabo tres diálogos sectoriales cuyo objetivo fue profundizar sobre cada una de las industrias y distintas perspectivas para abordar el cambio climático en cada una de ellas.
El público asistente a las 3 jornadas estuvo compuesto por una diversidad de actores: representantes de empresas, autoridades, academia y centros de I+D y público general, estableciendo un diálogo fluido en torno a las problemáticas y soluciones discutidas en cada panel.
17 DE JULIO
Acuicultura y adaptación: asociatividad, innovación y regeneración.
Este diálogo buscó mostrar tres casos prácticos para conocer, desde la perspectiva de cada uno de ellos, cómo abordan el cambio climático.
Desde el enfoque de la innovación, estuvo presente Esteban Ramírez , gerente general del Instituto Tecnológico del Salmón INTESAL, quien comentó sobre las innovaciones y desafíos para la salmonicultura frente al nuevo clima.
Desde el enfoque de la regeneración expuso María José de la Fuente , co-fundadora de Huiro Regenerativo, para hablar de soluciones basadas en la naturaleza para la regeneración de fondos marinos a través de la siembra de macroalgas (huiro), además de la articulación con las comunidades locales para su cultivo y cosecha.
Por último, y desde el enfoque de las alianzas urgentes para la Década de los Océanos, estuvo
presente Martín Castro , representante de Patagonia Ocean Hub. Esta plataforma asociativa busca ser un catalizador para el avance de las soluciones oceánico-climáticas. Algunas de sus metas son impulsar la ciencia, acelerar el emprendimiento basado en la ciencia, aumentar la comprensión y el apoyo, crear un entorno propicio, fomentar la justicia, la equidad, la diversidad y la inclusión y facilitar conexiones globales.
Estuvo también presente en el panel Santiago De La Puente, expositor internacional de NIVA Noruega, quien moderó la conversación y planteó interesantes preguntas para profundizar en las exposiciones de los panelistas y abrir un espacio para la discusión en torno a la urgencia del cuidado de los cuerpos de agua dulce, contaminación y mitigación, modelos de producción más sostenibles, brechas regulatorias, reducción del consumo energético, viabilidad de soluciones, espacios para la innovación y gestión e integración de data.
18 DE JULIO
Sector silvoagropecuario y adaptación: diversificación, nuevas tecnologías y regeneración de suelos.
En este diálogo en que se abordó la industria agrícola y silvícola, se contó con la presentación de cuatro casos aplicados que han incorporado el cambio climático en su modelo de negocios o en su estructura de producción.
En primer lugar, se presentó el caso de Cristián Berner, fundador de Mr. Lúpulo e integrante de la Asociación de Lupuleros de Chile. Este
innovador emprendimiento está desarrollando cultivo experimental de lúpulo en la cuenca del lago Llanquihue, utilizando la oportunidad que genera el aumento de las temperaturas en la región para la diversificación agrícola.
Luego se realizó la presentación de Zacarías Sharon, fundador y CEO de Tecnovum, quien compartió información interesante respecto al trabajo que ha hecho para el monitoreo de las condiciones climáticas y el uso de tecnologías para mitigar sus efectos en la producción agrícola.
A través de sensores de precisión, información satelital y algoritmos, permite obtener indicadores, reportes y alertas desde cualquier parte del mundo. También compartió sobre el trabajo que ha hecho con agencias del estado para integrar información y hacerla accesible.
Luego, el Dr. Cristhian Aguilera académico de la Universidad San Sebastián, relató sobre un caso particular de incorporación de inteligencia artificial (IA) en el cultivo de arándanos que ha desarrollado desde la Universidad y en conjunto a productores de la Región del Maule, gracias al financiamiento de ANID (proyectos FONDEF).
A través de mecanismos de machine learning integrados a un drone y cámara multiespectral 3D, el dispositivo es capaz de detectar cuándo el fruto se encuentra en estado de maduración para ser cosechado.
Finalmente, expuso su testimonio Katia Mera, de 7 Inversiones, un campo ganadero y agrícola que pasó de las técnicas tradicionales a la regeneración y sostenibilidad desde el suelo y el agua. Explicó cómo desde la administración familiar decidieron devolver a la tierra lo que les había dado desde la llegada de sus antepasados a mediados del
siglo XIX. Así fue que incorporaron criterios distintos en la administración y producción, centrándose en la ecología, incorporando el bienestar animal, manejo del bosque, cuidado del agua, reciclaje y reducción de la huella de carbono; en una economía eficiente y con ingresos y retornos justos y oportunos; y en las personas, poniendo foco en la calidad de vida, la felicidad y el trabajo en equipo. Todo esto fue de la mano con la creación de Parque Puerto Fonck y la Fundación Kurt Konrad Meyer, a través de los cuales han diseñado y desarrollado sus iniciativas de regeneración del suelo y cuerpos de agua, reforestación y educación.
El panel estuvo moderado por Catalina Pfenniger, especialista en agricultura y regeneración, que dio el contexto para una discusión centrada en la urgencia, pero también en el sentido de oportunidad que abre el cambio climático en la industria.
18 DE JULIO
Turismo y adaptación: distintas perspectivas para un turismo sostenible.
Como tercer y último diálogo sectorial se presentó la sesión dedicada específicamente al turismo sostenible, considerando que este es el más urgente desafío de esta industria que sufre los principales efectos del cambio climático en el aumento del turismo hacia la zona.
Como primera panelista expuso Luz María Oyarzo, presidenta de la Asociación Chilena de Turismo Rural (ACHITUR) que cuenta hoy con 1.100 asociados, para hablar sobre el turismo rural como motor de un turismo sostenible.
Compartió con los asistentes sobre los desafíos que enfrentan los emprendedores de turismo rural para entregar y acceder a servicios básicos (transporte, agua, gestión de residuos, etc.), pero cómo, a su vez, son ellos quienes están instalando una oferta turística con criterios de sostenibilidad reales (abasteciéndose en circuitos cortos, cuidando el entorno del cual viven, gestionando la visitación, etc.).
Luego expuso el Dr. Manuel Schilling, geólogo y coordinador científico del proyecto Geoparque Kütralkura, quien relató su más reciente proyecto: el Laboratorio Natural Andes del Sur de Chile, el potencial del turismo y geociencias. Esta iniciativa es financiada por ANID e integra de manera transdisciplinaria las montañas habitadas con volcanes activos del sur de Chile, entre las regiones de La Araucanía y de Los Lagos (en total considera el territorio de 28 comunas, 52.891 km. cuadrados de extensión y un total de 250.000 habitantes). El objetivo es promover el uso de la ciencia y el conocimiento local para el desarrollo sustentable de las comunidades que viven en este territorio. Compartió también sobre la experiencia acumulada del Geoparque Kutralkura que hoy es gestionado por la Asociación de Municipios Cordilleranos de La Araucanía, y cómo ha generado capacidades y empoderamiento en las comunidades locales en torno a este atractivo
turístico. Asimismo contó sobre la iniciativa de creación de un nuevo geoturismo y geoparque en la zona de Patagonia Verde.
Por último, se presentó Carolina Morgado , directora Ejecutiva de Fundación Rewilding Patagonia, quien mostró la extensa trayectoria de la organización para llegar a la creación de la Ruta de los Parques de la Patagonia, que no sólo ha sido una iniciativa privada sino que se ha transformado en una política pública gracias a la visión de Douglas y Kris Tompkins. De esta manera, y gracias al impulso dado desde la Fundación, hoy el turismo se ha convertido en una herramienta de conservación dada la relevancia económica que están generando los parques en las comunidades locales de las regiones de Los Lagos, de Aysén y de Magallanes.
Este panel estuvo moderado por Raffaele Di Biase, guía naturalista y fundador de Birds Chile, poniendo énfasis en la necesidad de que la comunidad del turismo incorpore criterios reales de sostenibilidad, dejando de lado un uso mañoso de la palabra e involucrándose en un desarrollo virtuoso que ponga en el centro la conservación y el empoderamiento de las comunidades locales, además de la concientización del impacto que el turismo genera.



8. Expo ACI
Otro de los objetivos importantes del Encuentro ACI fue generar un espacio de visibilización para iniciativas o emprendimientos que están abordando la adaptación al cambio climático en la Región. Este espacio consistió en diez stands que fueron dispuestos durante los dos días del evento para que allí los expositores pudieran tener contacto directo con los asistentes y mostrar sus productos o servicios. Los stands participantes fueron:
• Mr. Lúpulo, proveniente de la comuna de Llanquihue, para mostrar su propuesta de cultivo de lúpulo en el sur de Chile.
• Recobatt , proveniente de la comuna de Puerto Varas, quienes mostraron su emprendimiento de gestión de residuos electrónicos.
• Eco lluvia, proveniente de la comuna de San Pablo, mostró sus sistema de cosecha de aguas lluvias y sistemas de riego automatizados.
• Ideasgrado , proveniente de la comuna de Castro, que presentó sus rellenos multipropósito en base a plásticos reciclados.
• Tukuayen inchen mapu, proveniente de la comuna de Osorno, dedicó su stand a mostrar sus proyectos de reforestación con bosque nativo gracias al plan Siembra Chile.
• PSP Chile, proveniente de la comuna de Llanquihue, presentó sus iniciativas de microburbujas. PSP fue parte del Concurso ACI.
• Mejillón Sustentable, proveniente de la comuna de Puerto Varas, instaló en un stand un acuario con Diplodon chilensis para mostrar su trabajo de depuración. También fue parte del Concurso ACI.
• Clean Water , empresa proveniente de Concepción, hizo demostraciones de su producto Vita aplicándolo en agua no potable. Estuvieron también participando en el Concurso ACI y fue la iniciativa ganadora.
• Fractalia, proveniente de la comuna de Puerto Varas, estuvo mostrando sus soluciones tecnológicas para las plantas de RAS. Participó igualmente del Concurso ACI.
• Agránimo, proveniente de la comuna de Chillán, mostró sus sistemas de monitoreo para la producción agrícola. Igualmente fue participante en el Concurso ACI.
9. Encuesta de satisfacción
Durante los dos días del evento, y con posterioridad a este, se aplicó una encuesta de satisfacción a los asistentes. Esta encuesta
tuvo un total de 129 respuestas, y los resultados fueron los siguientes:
174 Mujeres
ASISTENTES
212 Hombres
PERFIL DE LOS ASISTENTES que contestaron la encuesta
Masculino
Femenino No sabe, no responde
Poco más de un 60% de los asistentes fueron hombres, vs. un 39% de mujeres.
TIPO DE ORGANIZACIÓN
Empresa grande
Empresa mediana
Empresa pequeña
Micro empresa
Universidad o centro de investigación
Institución pública
Organización sin fines de lucro
El 50% de los asistentes que contestaron la encuesta representó a empresas privadas, de las cuales cerca de la mitad son micro empresas. Solo un 11% de los asistentes provino de empresas grandes o medianas. El 30% fueron representantes de universidades o centros de investigación, un 11% de instituciones públicas y un 10% de organizaciones sin fines de lucro.
EVALUACIÓN DEL EVENTO
El Encuentro recibió una evaluación muy positiva, con un 88% de notas 6 y 7 en la evaluación general. Mientras que la calidad de los expositores obtuvo una evaluación similar, la organización del evento recibió una valoración aún mayor, con un 94% de notas 6 y 7.
¿QUÉ TANTO TE SIRVIÓ EL ENCUENTRO
para conectar con otras personas u organizaciones con quienes podrías colaborar?
Un 78% de los asistentes estuvo de acuerdo o muy de acuerdo con que el evento le sirvió para conectar con otras personas u organizaciones con las que podría colaborar.
¿EN QUÉ MEDIDA PIENSAS QUE LOS CONTENIDOS ABORDADOS
en el Encuentro ACI son de utilidad para tu empresa/organización para adaptarse al cambio climático?
Por su parte, un 85% de los asistentes considera que los contenidos abordados en el encuentro son de utilidad para adaptarse al cambio climático en sus propias organizaciones.
DE LAS TEMÁTICAS TRATADAS EN EL ENCUENTRO
¿Cuáles te parece que son las más relevantes para abordar el cambio climático en la región?
Incorporación de estrategias para la adaptación al cambio climático en la acuicultura
Regeneración de fondos marinos en acuicultura
Una visión ecosistémica para la acuicultura
Alianzas para la protección de los océanos
Inversión en el sector silvoagropecuario y climatech
Transición a ganadería regenerativa
El turismo sostenible como ventaja competitiva
El turismo como herramienta de conservación
El turismo como motor de oportunidades para la equidad de género y la adaptación al CC
El futuro de la producción de alimentos: adaptación al CC y sostenibilidad en la agricultura
Monitoreo en tiempo real e IA para la adaptación climática
Adaptación al cambio climático en la silvicultura
Diversificación en agricultura: Nuevas oportunidades ante el nuevo escenario climático
Transición a ganadería regenerativa
Adaptación al CC en la silvicultura: de la política a la implementación territorial
Turismo y geociencias como nuevo espacio de desarrollo de la industria
Las cuatro temáticas consideradas como mayormente relevantes para abordar el cambio climático en la región, tuvieron relación con la industria acuícola.
Las temáticas relacionadas con el sector silvoagropecuario y el turismo se ubicaron en un segundo nivel de relevancia para los asistentes.
Entre las charlas magistrales, la temática que resultó ser la más relevante para los asistentes fue la de Santiago De la Puente, con un 41% de las preferencias, mediante su ponencia “Una visión
ecosistémica para la acuicultura: adaptación, agua y sociedad”. Por su parte, un 23% de los asistentes consideró entre las temáticas más relevantes la abordada por Rubén Altman, a través de su conferencia “Adaptación en el sector silvoagropecuario: la oportunidad climatech”.
Un 19%, en tanto, consideró la temática de la charla de Laura Durana, como una de las más relevantes, con su ponencia “El turismo como motor de oportunidades para la equidad de género y la adaptación al Cambio Climático”.
Encuentro ACI en cifras
386 Asistentes
3 Conferencistas Internacionales 15 Conferencistas Nacionales
10 Expositores Expo ACI
8 Proyectos en concurso
101 Asistentes break out Sessions
42 Acuicultura
40 Agricultura 28 Turismo
11. Créditos
EQUIPO
Alberto Fernández: Director de proyecto.
Lara Marcús: Coordinadora general de proyecto.
Juan Pablo Carrasco: Enlace con ecosistema de emprendimiento y coordinador de Expo ACI.
Yasna Vera: Encargada de logística.
Felipe Briceño: Coordinador de etapa de diagnóstico.
Claudio Pareja: Investigador a cargo de diagnóstico y mesas sectoriales.
Catalina Billeke: Encargada de comunicaciones.
Rocío Alvarado: Coordinadora de Concurso ACI.
Solange Pérez: Encargada de administración.
Gonzalo Ojeda: Apoyo de administración.
