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Especial sobre personas mayores

El porcentaje de personas mayores de 60 años aumenta constantemente. Mientras que en 1950 era del 8% de la población mundial, actualmente es del 12,3% (900 millones de personas) y en un futuro próximo se espera que entre el 30 y 40% tenga más de 60 años. Este proceso sostenido tiene sus raíces en una menor natalidad, con una menor mortalidad y mayor esperanza de vida (en 1950 la media de esperanza de vida en América Latina era de 55,7 años, actualmente ya es de casi 75). El envejecimiento debe considerarse como un proceso continuo, heterogéneo e irreversible, que progresivamente conlleva una pérdida de la capacidad de adaptación. Es un proceso condicionado por factores genéticos, psicológicos, culturales y sociales, cargado de efectos, que hace difícil determinar el instante crepuscular en que se ingresa a la vejez. De tal manera que cuando analizamos el envejecimiento individual debemos considerar tres tipos de edades: la edad cronológica como el número de años vividos; la edad biológica, que puede no correlacionarse con la anterior, condicionada por el grado de deterioro físico; y la edad psicológica, que se manifiesta a partir de las competencias conductuales y la adaptación de la persona. El envejecimiento termina siendo una construcción social. La mayor vulnerabilidad que presentan los adultos mayores puede entonces resumirse en: 1) el acelerado deterioro biológico natural y la baja calidad de vida, 2) la insuficiencia de ingresos, 3) la exclusión y falta de protección social, 4) la mayor dependencia de terceros y 5) la falta de acompañamiento familiar. El hiperconsumismo y el egoísmo humano acentuado en estos años encontró al adulto mayor como un “obstáculo” para el desarrollo del grupo económicamente activo, dando origen a lo que el Papa Francisco denomina “cultura del descarte”. Abandonado en la casa o en un geriátrico, el adulto mayor queda postergado y expuesto a las carencias afectivas tan necesarias a cualquier edad, pero fundamentales en esta etapa de la vida. Este abandono social es una forma de maltrato, es la ausencia del reconocimiento que todos los seres humanos necesitan para desarrollarse satisfactoriamente. El maltrato es un problema importante de salud pública. Según un estudio realizado en 28 países de diversas regiones, el 15,7% de los adultos mayores fueron objeto de alguna forma de maltrato. Cifra subestimada, ya que el maltrato familiar o institucional quedan ocultos por temor del anciano a manifestarlo y recibir represalias. En estos días, la pandemia de Covid-19 distanció aún más al adulto mayor de la familia. El abrazo, el beso, incluso en los últimos días de vida, no fueron posibles. Muchos ancianos murieron en soledad, aislados de sus familias, de sus afectos; ese abrazo del abuelo o de la abuela nunca se olvida.

“La pandemia de Covid-19 distanció aún más al adulto mayor de la familia”

Nada más actual que la invitación que nos hace el Papa Francisco en Amoris Laetitia, llamándonos a despertar “el sentido colectivo de gratitud, aprecio, hospitalidad, que hace que los ancianos se sientan parte viva de su comunidad” (AL, 191). En el documento La vejez: nuestro futuro. El estado de las personas mayores después de la pandemia, monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, expresa: “Aprender a ‘honrar’ a los ancianos es crucial para el futuro de nuestras sociedades y, en última instancia, para nuestro propio futuro. Hay un mandamiento muy bello en las Tablas de la Ley, bello porque corresponde a la verdad, capaz de generar una profunda reflexión sobre el sentido de nuestras vidas: ‘Honra a tu padre y a tu madre’. Honor en hebreo significa peso, valor; honrar significa reconocer el valor de una presencia: la de aquellos que nos han generado a la vida y a la fe”.

Dr. Miguel Ángel Schiavone Rector Universidad Católica Argentina

La ancianidad no es el fin de la vida

Por María Inés Passanante (*)

“¿Qué es la vejez?”, pregunta San Juan Pablo II en su Carta a los Ancianos y señala que “a veces se habla de ella como del otoño de la vida” por analogía con las estaciones del año. El arte de envejecer es aceptar esta etapa con su rigor, pero también con su encanto y descubrir la solidaridad, el don y la gratuidad. Vivir muchos años es uno de los hechos de nuestro tiempo. La esperanza de vida al nacer o número promedio de años que se puede esperar vivir a partir del nacimiento se ha elevado. Los progresos de la medicina hacen posible vivir más años gozando de buena salud. La expectativa de vida a los 65 años crece a un ritmo más acelerado que la esperanza de vida al nacer. La vejez es hoy más tardía en relación a la duración total de la vida humana. Una ancianidad plena y activa es un bien para la familia y para la sociedad. Los ancianos son la memoria viva de la sociedad y muchas veces son los abuelos quienes transmiten la fe y los valores a sus nietos. La historia familiar narrada por los mayores conecta a niños y jóvenes con sus raíces ayudándolos a percibir la continuidad de las generaciones. Los vínculos familiares y sociales ayudan a la integración de la persona mayor, evitan su aislamiento y mitigan el sentimiento de soledad. La falta de apoyo social, o sea de disponibilidad de personas en quien confiar, sentirse cuidado y valorado, aumenta la sensación de infelicidad y de insatisfacción con la vida en los ancianos y duplica la ausencia de proyectos personales, según los estudios del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la UCA. Hoy en día se habla de “envejecimiento activo” para indicar las oportunidades y desafíos de la longevidad. Sin embargo, la sociedad actual, que valora la productividad, suele marginar a quienes están retirados de la actividad laboral remunerada, olvidando que las personas mayores tienen mucho para dar. Desarrollar actividades no solo para ocupar el tiempo, sino que sean de interés para la persona mayor, así como sostener proyectos personales es dar vida a los años y contribuye a fortalecer lazos sociales y de amistad esenciales para una buena ancianidad. ¿Cómo no perder la capacidad de proyectar y mantenernos activos? Cada persona llega a esta etapa de la vida según como vivió hasta ese momento. Esta noción es compartida por destacados gerontólogos, quienes enfatizan la importancia de adquirir hábitos y costumbres que nos predispongan a envejecer bien. La participación en actividades voluntarias y en organizaciones de la sociedad civil contribuye a la creación de redes comunitarias de apoyo y ayuda a muchas personas mayores a transitar su vejez de una manera activa y comprometida. En la entrega a otros, el anciano encuentra el sentido de la vejez. Esto suele verse en el servicio generoso a la Iglesia y a la sociedad de muchas personas mayores dedicadas a actividades voluntarias. Lo hacen porque tienen necesidad de dar y, de ese modo, trascienden. La realidad de la pandemia ha puesto en evidencia la importancia del apoyo afectivo y emocional de la familia. Esta circunstancia presenta nuevos desafíos para vivir la solidaridad intergeneracional y la reciprocidad. Las personas mayores se vieron obligadas a permanecer en sus casas, sin posibilidad de interactuar en forma presencial con los niños y los jóvenes. La virtualidad es la modalidad necesaria para el encuentro entre los miembros de la familia extensa, es decir, entre quienes no integran el hogar nuclear de padres e hijos. Los adultos mayores no habituados a la comunicación virtual tuvieron que aprender las nuevas tecnologías descubriendo la posibilidad de acercamiento que estas ofrecen, en especial, con los jóvenes. Fueron estos quienes con frecuencia aportaron el apoyo instrumental y cognitivo para que los mayores incorporen la tecnología y participen en muchas actividades de modalidad virtual. Resignificar la ancianidad es valorar su derecho a transmitir su experiencia y sabiduría, y reconocer la dignidad de esta etapa vital.

Entrevista con la Dra. Lina Grasso

Alcanzar una vejez saludable pese al deterioro cognitivo

Entrevistamos a la Dra. Lina Grasso, investigadora del Centro de Investigaciones en Psicología y Psicopedagogía (CIPP) de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía, acerca del deterioro cognitivo en las personas mayores y cómo lograr una vejez saludable.

-¿Qué es el deterioro cognitivo de los adultos mayores y por qué se produce?

-El Deterioro Cognitivo Leve (DCL) es una entidad clínica intermedia entre el envejecimiento cognitivo típico o normal y el Deterioro cognitivo mayor o demencia. Esto se diagnostica en las personas mayores cuando perciben una disminución del rendimiento cognitivo y expresan quejas de memoria. Si bien la vejez no es sinónimo de deterioro cognitivo, a medida que aumenta la edad algunas funciones cognitivas declinan, por ejemplo, la memoria. Ante el diagnóstico de DCL aumenta la probabilidad de progresión al Deterioro cognitivo mayor o demencia, como el Alzheimer, y por eso se recomienda realizar un seguimiento e instaurar un tratamiento. En cuanto a las causas del DCL, se considera que este es un fenómeno multicausal. Actualmente algunas de las hipótesis con sustento empírico plantean que el DCL puede considerarse como un desorden comórbido a otras patologías como la Diabetes Mellitus tipo II, la Dislipemia, Obesidad, Cardiopatías, Trastornos cerebrovasculares y la Hipertensión arterial.

-¿De qué sirve detectar precozmente procesos cognitivos alterados en adultos mayores?

-El DCL es una entidad clínica muy debatida, ya que su diagnóstico no necesariamente implica que la persona mayor evolucione a una demencia, como por ejemplo la Enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, ante el diagnóstico de DCL aumenta significativamente la probabilidad de que las alteraciones cognitivas y el impacto funcional sean cada vez más importantes. Por eso, el diagnóstico de DCL permite encender “las alarmas” y poner en marcha intervenciones terapéuticas tempranas. Por otro lado, si bien la alteración cognitiva que se da en el DCL no afecta las capacidades de autonomía y las actividades de la vida diaria, percibir estas alteraciones puede generar malestar subjetivo en la persona mayor. La amenaza de la autonomía es muy temida en esta etapa del desarrollo, moviliza miedos, incertidumbre e inseguridad respecto del futuro. Por ello, junto con el diagnóstico y la detección del DCL, es importante iniciar un tratamiento que incluya el acompañamiento, asesoramiento y contención profesional tanto hacia el paciente como al entorno familiar. Por todo esto, el estudio de las quejas de memoria, el deterioro cognitivo y los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que se asocie con una enfermedad neurodegenerativa son un tema prioritario en investigación.

-¿Cómo influye en las posibilidades de tener una vejez saludable?

-En la vejez, con o sin deterioro cognitivo, es importante mantener las capacidades cognitivas y el potencial de aprendizaje. Si bien en los pacientes con DCL este potencial es menor que en el envejecimiento normal, se ha comprobado que existen mecanismos de neuroplasticidad que cambian su reactividad ante activaciones repetidas, como por ejemplo las estimulaciones del ambiente. Con el incremento de la edad, la neuroplasticidad disminuye. Sin embargo, esta depende de las diferencias individuales, las cuales parecen cobrar mayor relevancia en la vejez. Factores como la dieta, el ejercicio, la reserva cognitiva y la estimulación ambiental pueden beneficiar a las personas mayores de acuerdo con el estilo de vida de cada uno. Un ambiente enriquecido promueve la neuroplasticidad. Por eso, se insiste en la importan-

cia de tomar conciencia y atender a la importancia de estos factores desde la adultez temprana y así favorecer un buen envejecer. En las personas con DCL, la estimulación cognitiva, la actividad intelectual, social y física son factores que pueden ralentizar la progresión del deterioro y contribuir al bienestar general del adulto mayor.

-¿Hay formas o ejercicios para evitar el deterioro cognitivo?

-Existen intervenciones específicas de estimulación cognitiva para las personas con DCL, en las que se realiza un tratamiento integral considerando factores como la actividad intelectual, física, social y nutrición saludable. Mediante la estimulación cognitiva se puede contribuir a una mejora global de la conducta y el estado de ánimo, lo que a su vez produce una mejora en la autoeficacia y autoestima que favorece la motivación y el envejecimiento activo. Cabe destacar que la estimulación cognitiva busca ser útil cuando la estimulación ambiental ya no es suficiente o se ve discontinuada, por ejemplo, ante situaciones donde el adulto mayor deja de realizar las actividades sociales cotidianas y actividades cognitivamente estimulantes como la jubilación o la viudez.

Existen plataformas de estimulación cognitiva mediante tecnología, con enorme proyección para los próximos años, aunque su uso está extendido en personas mayores con más recursos económicos. Relacionado con este último tema, la literatura plantea que la baja educación o haber realizado un trabajo de baja complejidad laboral puede ser un factor de riesgo de DCL. Esto nos lleva a un concepto que resulta fundamental: la reserva cognitiva, entendida como la capacidad de la persona para responder de forma eficiente y flexible para optimizar su rendimiento cognitivo y responder a las demandas del entorno. Esta reserva se acumula a lo largo de la vida e incluye elementos innatos y adquiridos. La exposición a situaciones de enriquecimiento ambiental, los logros educativos y ocupacionales y las actividades de ocio pueden aumentar esta reserva. Por lo tanto, los sujetos con alta reserva cognitiva pueden demorar el deterioro en el envejecimiento. Para concluir, el envejecimiento, a pesar de ser un proceso biológico durante el cual acontecerán cambios y una declinación cognitiva esperable, puede verse influido por diversos factores que darán lugar a diferentes modos de atravesarlo en cada persona. Es por esto por lo que en la vejez es importante detectar e intervenir ante el diagnóstico de DCL y propiciar un medio social con estímulos para potenciar la reserva cognitiva y la neuroplasticidad. Una de las diferencias entre el DCL y el envejecimiento normal es que, junto con las quejas de memoria manifestadas por el paciente y por su entorno, se puede observar una disminución leve pero objetiva en la evaluación neuropsicológica. Desde un punto de vista técnico, el puntaje límite de las pruebas psicométricas se sitúa alrededor de 1,5 desviaciones estándar por debajo del rendimiento esperado para la población de referencia. Un aspecto importante es que, al momento del diagnóstico, las alteraciones cognitivas no son tan significativas como para interferir en el normal desenvolvimiento de las actividades de la vida diaria. Este último aspecto lo diferencia del diagnóstico de Deterioro cognitivo mayor o demencia, donde la persona mayor progresivamente pierde su autonomía. Por último, es importante señalar que el diagnóstico clínico de DCL se realiza por especialistas, por lo general neurólogos o psiquiatras, en el contexto de la valoración del estado general de salud y anímico del paciente. La posibilidad de realizar un diagnóstico acertado es un desafío dada la heterogeneidad en los criterios clínicos, las expresiones clínicas posibles y los instrumentos utilizados para el diagnóstico. Por todo esto, la evaluación neuropsicológica constituye uno de los estudios complementarios más importantes, porque facilita la detección temprana, el diseño de un tratamiento para ralentizar el deterioro y su seguimiento.

“Factores como la dieta, el ejercicio, la reserva cognitiva y la estimulación ambiental pueden beneficiar a las personas mayores de acuerdo con su estilo de vida”

Algunas consideraciones en cuanto al diagnóstico

Bibliografía

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Espacio de Diálogo Jubilar, un punto de encuentro para los docentes jubilados UCA

Actividad del Espacio de Diálogo Jubilar en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA

El Espacio de Diálogo Jubilar, una iniciativa para promover la integración de los docentes jubilados que tanto han hecho por nuestra Universidad, fue puesto en marcha en 2018 y presentado formalmente el 17 de diciembre de ese año en el marco de un concierto a cargo de la orquesta de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales. El mismo cuenta con el apoyo del Rector Dr. Miguel Ángel Schiavone y de todos los Decanos de la UCA. Su objetivo central es la integración de profesores jubilados UCA a través de sus respectivas Facultades en un espacio académico de encuentro y servicio interdisciplinario, donde se pueda generar el intercambio de experiencias docentes y de investigaciones. Ante los desafíos económicos y políticos que alimentan tensiones y pesares, que ponen en riesgo la salud y la vida de las personas, el diálogo en el Espacio Jubilar puede jugar un papel de servicio, aportando contribuciones para el abordaje de los problemas sociales. Por otro lado, se han establecido algunos objetivos específicos, entre los que se destaca, por sugerencia del Rector, la creación del Premio UCA a las personas u organizaciones que brinden servicios sobresalientes a la comunidad. También se han propuesto premios sencillos de reconocimiento a la trayectoria a personalidades destacadas e invitar a los profesores jubilados a dictar clases o dirigir tesis doctorales o de maestrías de forma honorífica. Con la meta de ofrecer conferencias y talleres de carácter interdisciplinario, el Espacio ha realizado distintas convocatorias a lo largo de sus tres años de existencia. En 2019, los Dres. Hugo Alume y Horacio García Bossio brindaron la charla “Semblanza del Gral. José de San Martín. Su proyección al siglo XXI”, a la vez que se reconoció la trayectoria musical del Maestro Guillermo Scarabino y el trabajo de la graduada Catalina Hornos con su Fundación Haciendo Caminos. En noviembre, se realizó el “Diálogo entre el arte antiguo y el moderno”, con un panel integrado por los Dres. Sofía Carrizo Rueda, Norberto Padilla y Pablo Cetta y un concierto de este último con María Teresa Luengo. A partir de la pandemia de Covid-19, las actividades de 2020 y 2021 se trasladaron a la virtualidad. Algunas de estas fueron el panel “30 aniversario Encíclica Ex Corde Ecclesiae”, integrado por los Dres. Melchor Sánchez Zoca, Carlos Hoevel y Guillermo Jaim Echeverry; y las conferencias “Lecciones aprendidas para resignificar la educación en pandemia” por la Mg. Gabriela Azar, “Ley del aborto en la Argentina. Análisis crítico” por el Dr. Nicolás Lafferiere, “Pandemia: su impacto en la sociedad” por la Lic. Patricia Estévez, Dra. Patricia Marramá, Dra. Lina Grasso, Dr. Alejandro Piscitelli y coordinación de la Lic. Cristina Griffa, y “Pandemia una visión holística de un fenómeno multidimensional” por el Rector Dr. Schiavone. Para promover estas actividades, fue creado un equipo integrado por un representante de cada facultad de la Sede Central de la UCA: - Dr. Hugo Alume - Facultad de Ciencias Médicas - Lic. María Cristina Arias - Facultad de Psicología y Psicopedagogía - Dr. Luis Baliña (reemplazado por la Lic. Alejandra Bolo) -

Facultad de Teología - Dra. Sofía Carrizo Rueda - Facultad de Filosofía y Letras - Dr. Vicente Espeche (reemplazado por la Lic. Elvira M.

Teijeido de Suñer) - Facultad de Ciencias Sociales. - Dr. Carlos Garaventa - Facultad de Ciencias Económicas - Dra. María Cristina Griffa - Facultad de Psicología y

Psicopedagogía - Dr. Vicente E. Mazzáfero - Facultad de Ciencias Médicas (hasta junio 2020) - Lic. Isabel Meolli y Lic. Natividad Guerra - Facultad de

Ciencias Económicas - Dr. Norberto Padilla - Facultad de Derecho (fallecido el 8 de junio de 2020) - Pbro. Dr. Víctor Pinto - Facultad de Derecho Canónico - Ing. Gustavo Petracchi - Facultad de Ingeniería y Ciencias

Agrarias - Lic. Nilda Vineis - Facultad de Artes y Ciencias Musicales Este espacio es un ámbito interdisciplinario identificado con los principios y valores de la UCA en el que los profesores jubilados pueden canalizar inquietudes propias de esta etapa de sus vidas, alimentar la mente, fortalecer la voluntad para ser usina de valores y de ideas y congregar la diversidad de disciplinas en la Universidad, nuestra Alma mater. Sus miembros destacan el “compromiso ético, responsabilidad social, respeto, solidaridad, equidad, trascendencia, inclusión, actitud de servicio, transparencia e interdisciplinariedad” como los valores de este espacio. Comparten, además, distintas reflexiones, entre ellas que “la vejez es la edad de las despedidas dolorosas, de los recuerdos imborrables y de las gratitudes impostergables, pero debemos agregar también que se trata de una etapa de lucha dignificante, donde los conocimientos, los valores y la experiencia pueden volcarse en el seno de la Universidad que nos acogió y nos dio alas, que aún todavía intentamos desplegar”. “El Espacio de Diálogo Jubilar nos invita a utilizar nuestra comprensión de manera productiva, porque en el camino de la docencia comprendimos que no hay forma mejor de aprender que recordar, pensar y transmitir -concluyen sus integrantes-. Los docentes invitados a ocupar este espacio continuaremos mostrando a los estudiantes la voluntad de mantener el rumbo, con energía y con nuestros propios tiempos, porque nuestra misión es servir. La propuesta es seguir con la pertenencia espiritual que nos liga a la UCA, alimentando nuestro cerebro y fortaleciendo nuestra voluntad, para ser útiles hasta el final de nuestros días”.

Reflexiones alrededor de la 1º Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores

La Cátedra Pontificia y el Instituto para el Matrimonio y la Familia, que integran el Vicerrectorado de Integración de la UCA, invitaron en julio pasado a la comunidad universitaria a participar de la actividad “Cuidemos el futuro. Reflexiones alrededor de la I Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores”. Las condiciones de las personas mayores en este tiempo de pandemia fueron particularmente duras. Un gran número de fallecidos por Covid-19 fueron adultos mayores, a la vez que las medidas sanitarias acentuaron la soledad y aislamiento de los ancianos, sin la compañía de sus familias incluso en sus últimos momentos de vida. En esta perspectiva, la proclamación por parte del Papa Francisco de la Primera Jornada sobre los Ancianos y los Abuelos que del 25 de julio -fecha de la memoria de los abuelos de Jesús, Joaquín y Ana- fue una oportunidad para reflexionar sobre la realidad de los mayores, en la perspectiva de construir una sociedad más integrada, donde se pueda colmar una ruptura generacional, que hoy reduce a los ancianos a material de descarte. Entre los disertantes, estuvo Mons. Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia para la Vida del Vaticano, que está actualmente trabajando activamente en Italia para una reforma del sistema asistencial en favor las personas mayores. Participaron, además, Mg. Alejandra Planker (Directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia), Lic. Marco Gallo (Director de la Cátedra Pontificia), Prof. María Ines Passanante (socióloga UCA e integrante del IMF), Dra. Barbara Finn (médica clínica y coordinadora del Programa de Cronicidad y Cuidados Paliativos del Hospital Británico de Buenos Aires) y el Pbro. Gustavo Boquin (Vicerrector de Integración de la UCA). El encuentro completo se puede ver en el canal de YouTube del SIED haciendo click aquí.

Talleres vivenciales de entrenamiento cognitivo para adultos mayores

El Instituto para el Matrimonio y Familia y la Catedra de Gerontología y Familia del Departamento de Psicopedagogía de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la UCA ofrecen los talleres vivenciales de entrenamiento cognitivo para adultos mayores. La actividad es llevada a cabo por la Dra. Dides Hernández, y un equipo de profesores Asistentes y alumnos de Psicopedagogía en el marco del proyecto “Aprendizaje en servicio” de la Universidad. Los talleres son de modalidad virtual. Su objetivo es fortalecer las funciones cognitivas de los adultos mayores mediante ejercicios. La actividad se inició el 14 de septiembre, con fecha de finalización el 2 de noviembre. Los encuentros tienen una frecuencia semanal y tres horarios optativos. Con más de setenta inscriptos, cada taller se desarrolla en grupos coordinados por un asistente de la catedra quien propone ejercicios dirigidos a estimular la memoria, la organización mental, y las funciones ejecutoras. Muchos de los inscriptos que participan en los talleres tienen un nivel de educación universitario o terciario y pertenecen a distintas parroquias.

Talleres sobre adultos mayores de la Facultad de Derecho

En el marco del programa “Derecho comprometido 2020” del Departamento de Extensión Universitaria y Compromiso Social de la Facultad de Derecho, los días 5 de agosto y 2 de septiembre se realizaron dos talleres sobre adultos mayores titulados “Del mal trato al buen trato”, del proyecto “Prevención de violencia sobre personas mayores. Estrategias de alfabetización de derechos para transformar el mal trato en buen trato, el abuso en respeto”, conducido por la Dra. Elisa Petrelli, profesora de la Facultad. En el espacio Consultoría Familiar de San Martín, la Dra. Elisa Petrelli, su equipo de profesionales y alumnos de Derecho de la UCA realizaron el primero y segundo taller de una serie de tres que componen un trabajo destinado a la toma de conciencia y erradicación de la violencia contra adultos mayores en el seno familiar. Ambos tuvieron una numerosa concurrencia que destacó la brillante visión antropológica del taller, enriquecida con los textos de Karol Wojtyla, San Juan Pablo II: “Amor y responsabilidad” y “El don del amor”, otorgando a los asistentes una poderosa herramienta de acompañamiento para nuestros mayores.

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