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Pintura barroca, Tomás de Merlo y Pedro Pablo

PINTURA BARROCA

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Licenciada Thelma Muratori de Wyld

El Rey burlas.

Autoretrato de Merlo. Para penetrar en el sentido del arte colonial guatemalteco y comprender sus variadas manifestaciones, es preciso tener en cuenta que a su vez España vivía una situación especial dentro del ámbito europeo. Conservaba muchas tradiciones medievales, tanto en sus instituciones, como en los comportamientos y concepciones de la vida. Había recibido por más de ocho

siglos de ocupación, la influencia de la cultura árabe y en el momento de la conquista por razones políticas y familiares se encontraba estrechamente relacionada con algunos reinos de Italia y Flandes.

En el siglo XVIII los artistas ocuparon un papel preferente en la sociedad del Reino de Guatemala, aunque de hecho la conservaron en todo el período colonial, pero es más evidente en este momento histórico. En este período ellos tomaron especial auge y se colocaron en un mejor sitio dentro de la completa organización social de la época. Templos y residencias fueron revestidas de objetos sagrados, cuadros y esculturas eran colocados en estos lugares. El artista de ese momento fue la fuerza productiva clave para satisfacer, en parte, la necesidad espiritual del hombre.

Tomás de Merlo, maestro de la época colonial del siglo XVIII era hijo del también pintor Tomás de la Vega Merlo. Ambos eran vecinos de la ciudad de Santiago de Guatemala. De Tomás de Merlo se conocen las

San Salvador de Horta. Museo de Arte Colonial. San Ignacio de Loyola. Museo de Arte Colonial.

siguientes pinturas: Un Salvador de Horta y un San Ignacio de Loyola, ambos hoy en el Museo Colonial en La Antigua Guatemala. Una Virgen del Pilar con las seis fundadoras del convento de monjas capuchinas que se conserva en su iglesia en la Nueva Guatemala de la Asunción. Además, la colección de cuadros de la Pasión, compuesta por 11 pinturas, conservados en la Iglesia de El Calvario de la Antigua Guatemala y otros en la sala Merlo del Museo Colonial de la misma ciudad, los cuales han despertado una gran confusión en su atribución, ya que numerosos datos afirman que don Antonio de Montufar fue el autor de los mismos. Parece ser que en 1654 antes de finalizar la construcción de la iglesia del Calvario en La Antigua Guatemala, se comisionó al capitán don Antonio de Montufar para pintar unos cuadros sobre los principales pasajes de la Pasión de Cristo, pero sufrieron grandes destrozos con el terremoto de 1717, y, por ello en 1737 se concertó

la pintura de los nuevos lienzos a Tomás de Merlo, basados en el estudio de algunas estampas de Pedro Pablo Rubens, que son los que integran la colección de pinturas más amplia firmada en Guatemala.

De arriba hacia abajo, en esta página: La Oración en el Huerto; La Curación de Malco; y Cristo ante Caifás.

Página opuesta: Cristo ante Herodes; La Sentencia; y La Primera Caida y el Encuentro con María.

De las 11 pinturas de la Pasión de Tomás de Merlo hay una en particular, “La Crucifixión” o “Erección de la Cruz” (Siglo XVIII), para la Iglesia del Calvario en La Antigua Guatemala, que tiene ciertas similitudes y diferencias con el tríptico, sobre el mismo tema, del pintor barroco flamenco Pedro Pablo Rubens (Siglo XVII), que se encuentra en la Catedral de Amberes.

Las imágenes de Merlo muestran un dibujo tan detallado que aparentan haber sido dibujadas y posteriormente habérseles aplicado la pintura, por la maestría y la alta calidad con que el maestro las realizó. El juego de luces y sombras está delimitado en Rubens, la luz proyectada de derecha a izquierda. Merlo proyecta la luz de izquierda a derecha y marca un vigoroso juego de luz y sombra, contraste que se puede observar en la luminosidad de la pierna izquierda de Cristo. La cruz de Merlo está un poco más inclinada hacia la izquierda que la de Rubens. En Rubens el rótulo está colocado en el extremo superior de la cruz, aparece como un pergamino desenrollado con la inscripción: Jesús Nazareno Rey, escrito en latín, griego y arameo. Merlo presenta un rótulo recto, colocado en el mismo lugar, con la inscripción Jesús Nazareno Rey de los Judíos escrito únicamente en latín.

En Merlo la postura del crucificado luce las manos sangrientas abiertas y clavadas en el centro. Los brazos abiertos en ángulo abierto se elevan casi hasta la altura de la cabeza, en posición recta. Los brazos en Rubens lucen un ángulo más cerrado y las manos clavadas entrecerradas sobrepasan la cabeza de Cristo, ladeada hacia la izquierda. Merlo hace sobresalir espinas en la corona, en Rubens la corona está entorchada pero sin espinas. La piel de Cristo de Merlo es más tersa y menos musculosa que la de Rubens, el colorido de la piel es bastante encarnado. El cuerpo de Cristo de Merlo está ligeramente ladeado hacia la izquierda y con manchas de sangre en todo el cuerpo, en cambio el de Rubens está de frente y luce un cuerpo limpio e iluminado, a excepción de los breves hilos de sangre que brotan de las manos y resbalan por la parte posterior de los brazos. El colorido es más pálido, que indica el desgaste corporal por las largas horas de sufrimiento y nos presenta una situación real y conmovedora.

Los verdugos de Merlo, a pesar de estar alrededor de la cruz, están colocados en lugares y posturas diferentes de los de Rubens. Es notable la forma ovalada de los rostros con los ojos desorbitados por el esfuerzo; las manos y pies lucen cierta desproporción. Todos los soldados tienen cascos. Los soldados debajo de Jesús, apuntalan con sus lanzas su espalda para aumentar el sufrimiento. En Rubens no hay soldados con lanzas debajo de la espalda de Jesús, en su lugar hay un soldado y un verdugo alzando la cruz. Aparecen dos personajes de espaldas cuya musculatura es exagerada para indicar el esfuerzo, uno a la altura del pecho y el otro en el extremo inferior de la cruz, ambos cubiertos con paños oscuros. Del lado derecho a la altura de la rodilla de Jesús, se puede observar a un hombre de frente, vestido de rojo y con turbante, dirigiendo la mirada hacia el verdugo al pie de la cruz, con su mano derecha sostiene la cadera de Jesús. Junto al mismo, otro tira de una cuerda en el extremo superior para elevar la cruz.

En la pintura de Merlo están la Virgen María, María Magdalena, San Juan y dos mujeres en el extremo superior derecho. En el tríptico izquierdo de Rubens, además de la Virgen María, María Magdalena , San Juan y las dos mujeres, hay un grupo de mujeres, una de ellas amamantando a un niño, todas con asombro observan la crucifixión.

En la pintura de Merlo, en el extremo superior derecho frente a la Virgen María, María Magdalena y San Juan, hay dos soldados montados a caballo de dimensiones desproporcionadas en comparación con las otras figuras.

En el tríptico de Rubens, del lado derecho se puede observar dos soldados montados a caballo señalando a Jesús, detrás de ellos y a cierta distancia, los ladrones Dimas y Gestas, uno de ellos está siendo amarrado a la cruz. En el horizonte el cielo entre nubes grises va ocultando el sol.

Se puede decir entonces, que Merlo probablemente tomó la idea de los cuadros de la Pasión de algunos grabados de Rubens, pero imprimiéndoles un sello personal, y logrando un estilo diferente aunque con toque barroco y cierto aire manierista. Al hacer el análisis y la comparación del cuadro de la “Crucifixión” o “Erección de la Cruz” de Merlo con el de Rubens, se reconoce que el primero aplicó cambios tanto en la composición, como en la fisonomía de los personajes, que se puede notar en los ojos desorbitados, característica pictórica de Merlo. Aunque ambas pinturas tiene similitud, no se puede considerar la de Merlo una copia, sino inspiración para plasmar en el lienzo las últimas horas del momento culminante de la Pasión de Cristo.

Merlo extiende el color con una pincelada suave y lisa; en algunos casos se observa trazos gruesos, seguramente para resaltar o enfatizar algún detalle. El verde lo aplica con cierta timidez, en cambio en su paleta no pueden faltar el azul, el blanco, el amarillo, el café y el gris, que imprimen cierto sentimiento de dolor, tristeza y recogimiento. Afortunadamente los 11 cuadros de la Pasión se pueden apreciar restaurados en el Museo Colonial y en la Iglesia del Calvario, en La Antigua Guatemala, para continuar su estudio, ya que son considerados patrimonio cultural de Guatemala. Con esta restauración se dio un gran paso en la Historia del Arte guatemalteco, porque a través de estas obras se puede llegar a comprender la calidad de los artistas, quienes supieron transmitir sus sentimientos a través de la forma y el color, y el prestigio del que gozaban dentro de la sociedad de aquel momento.

La Crucifixión, Tomás de Merlo..

La Crucifixión, Rubens.

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