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ERROR 404

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GP BARÉIN

GP BARÉIN

Por: Axel Varela

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La brillantez anaranjada pertenece a tiempos previos, la trayectoria ascendente de la ingeniería del suroeste londinense durante las últimas campañas se ha visto colapsada en la presente, como si de una desactualización informática se tratara. El transcurso de la caravana del Gran Circo por tierras arábigas ha cimentado una realidad sobre McLaren, que se asemeja a tiempos lóbregos donde las papayas —bañadas, en aquella época narrada, en tonalidades ennegrecidas y grisáceas, propias del proceso de putrefacción de la codiciada fruta—, comandadas por un galardonado general asturiano, se hallaban ancladas al fondo de la parrilla. Unos recuerdos que los fanáticos habían relegado al último cajón cerebral, sin embargo, atendiendo a la escasez de rendimiento de McLaren, han vuelto a florecer en cada uno de ellos.

El comienzo de pretemporada en Barcelona brindaba una perspectiva esperanzadora en Woking, inclusive se alzaban múltiples opiniones comparativas con la escudería Ferrari; a posteriori, estas afirmaciones han sido deslegitimadas íntegramente: los italianos se pronostican como favoritos para afian-

zarse la corona láurea, mientras que los británicos, comenzaron su amargo camino en Baréin, bajo las miradas atónitas de todo el paddock alrededor de su monoplaza al no poderse subir en el tren hacia la Q3 —a mayor inri, el oceánico Daniel Ricciardo calificó en la decimoctava posición, no sobrepasando la barrera de la Q1—. Precedente de una paupérrima carrera en el desierto bareiní, en la cual un giro de los acontecimientos hollywoodense enrolo a Haas en la presumida guionización de McLaren, y, viceversa. Si se anhela un enfoque positivo, desde Woking se ha conseguido maquillar parcialmente el resultado sobre asfalto saudita —el abandono tardío del piloto australiano oscurece la idílica séptima posición de Lando Norris—, aunque, independientemente de ello, el problema sigue latente.

La problemática se cataliza, o se infravalora, en función de la idiosincrasia del teatro donde converge el espectáculo, certificable bajo el concepto de que sin haberse aplicado novedades en el MCL36 los resultados han sido absolutamente disímiles. Los automóviles diseñados por James Key se enfrentaron a una sustancial falta de grip en las curvas lentas de Sakhir, mermándose su rendimiento; en oposición a lo acontecido en Arabia Saudita, y, durante las tres sesiones de pretemporada en Barcelona, donde la distinta configuración de trazado, con un paso por curva promedio de mayor velocidad, manifestaba una escenografía alejada de la realidad contemporánea. Las complicaciones planteadas han sonrojado el anaranjado rostro del McLaren: un contexto embarazoso acrecentado a razón de los problemas de refrigeración del sistema de frenado, los cuales damnificaron el correcto transcurso del programa de trabajo planificado para la segunda parte de la pretemporada en Baréin, que, por ende, ha impedido una profunda analítica del nuevo fórmula.

La argumentación del actual inicio de temporada es característica de cuando se aplican cambios de reglamento con tal drasticidad: existen equipos que hallan lagunas en la reglamentación, encaminando sus proyecciones y presupuesto —limitado en aproximadamente 150 millones de dólares— en torno a estas áreas grises, a ejemplo, los portadores de motores del Cavallino Rampante; en contraposición de otro porcentaje de equipos, donde proliferan problemáticas de arduo desarraigo, véase el archiconocido porpoising. De acuerdo con la consecución del backto-back de Grandes Premios en tierras de oro negro, la implementación de novedades, subrayando la insuficiencia de tiempo y de recopilación de datos telemétricos entre la celebración de ambos, era inviable, procediendo a ser aplicadas en las próximas citas internacionales.

La recién alianza de ingeniería californiana e inglesa —ensalzándose las imágenes corporativas de Android y Google Chrome cubriendo el estilizado y ajustado chasis del MCL36—, sustentará económicamente los paquetes actualizadores de software en la maquinaria anaranjada, quienes, en sus primeros intentos de googlear decentes resultados en Baréin y Arabia Saudita, aun cuando con la presencia de la corporación de ciberseguridad Darktrace como patrocinador multianual, transcendían en Error 404: Mercedes engine not found —cuya traducción a un irónico castellano reflejaría: el único motor Mercedes en liderar una vuelta en esta inauguración reglamentaria ha sido el del Safety Car—.

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