Ponencia Susana Nuin "Cuestión Social a la luz de la doctrina social de la Iglesia"

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“Fraternidad en acción: fundamento de la cohesión social en el siglo XXI” (21 al 24 de octubre de 2013, ciudadela "Ginetta" de São Paulo (Brasil)

Ponencia de la Dra. Susana Nuin: "Cuestión Social a la luz de la doctrina social de la Iglesia"

Antes que nada un saludo para todos ustedes allí presentes en la Mariápolis Ginetta en este evento tan, tan importante, tan deseado y tan anhelado. Quisiera en primer lugar agradecerles por esta invitación. Me hubiera gustado muchísimo poder estar personalmente en presencia física, pero realmente me es imposible. Pero bueno, quiero agradecerles y decirles que para mí es un gran honor poder estar con ustedes porque me merecen una enorme estima y un enorme aprecio pensarlos a todos con las manos... trabajando duramente en distintos ámbitos de nuestra realidad social de América Latina y donde están en cada uno de los países. Por lo tanto, es un honor pero. al mismo tiempo, quiero decirles que este encuentro para mi lleva una enorme alegría, el que estamos teniendo ahora y compartiendo en este momento. Porque es un sueño de toda la vida el poder, justamente, tejer una red en todo el continente. Y una red que pueda ser fecunda, que nos pueda - digamos - constituir siempre más en unidad al servicio de nuestros pueblos, al servicio de nuestra gente. Por lo tanto, un gran saludo, mucho aprecio a cada una, a cada uno de los que están allí presente.


2 Me hicieron la propuesta de poder participar colaborando o compartiendo con ustedes el tema "la cuestión social a luz de la doctrina social de la Iglesia". En verdad, tengo que decirles que pensando en esta propuesta, me decía: pero, ¿qué puedo decirles yo a ellos que están en el día a día, que están caminando entre el barro, muchas veces?; que están sufriendo las penurias de contar con el centésimo, o el centavo, momento por momento; que están construyendo realidades con rostros de hermanos y hermanas de nuestros países, de nuestros pueblos, que sufren, digamos, la marginación, que sufren, digamos, los conflictos sociales a la enésima potencia. Por eso lo que me surge - más que querer hacer para ustedes una propuesta temática - es compartir este momento con ustedes. Desde la escucha de ustedes y desde la trayectoria, sobre todo. Y también desde la experiencia que puedo tener en el tema. Y también desde el tratar de ofrecerles algunos aspectos para poder juntos comprender mejor o comprender más - diría - nuestra realidad. La primera pregunta que me surge es: ¿qué entendemos por la cuestión social? Y la cuestión social es, en realidad, la convergencia de las dificultades, los conflictos, la gran problemática social, los grandes rostros de abandono y de dolor de nuestra sociedad, en todas sus variantes - que ustedes ya conocen tanto como yo, por lo tanto no es necesario enumerarlas -. Y, al mismo tiempo, la cuestión social tiene que ver con la resolución que estos conflictos y esta problemática encuentra en las ciencias sociales, en la política, en la economía, en la sociología, en la dimensión social, en el trabajo social. En fin, es la convergencia de conflictos y resoluciones en el orden social. La cuestión social tiene épocas y ha tenido momentos, denominaciones y concepciones ideológicas. Pero, en realidad, podemos decir que cuando hablamos de la cuestión social hablamos justamente de ese nudo, de ese potencial, que es, justamente, ese elemento de convergencia entre conflicto y resolución de la dimensión social. Por un lado, cómo podemos, nosotros, pensar la cuestión social a la luz de la doctrina social de la Iglesia. Por lo tanto, me preguntaba sería oportuno, puede ser pertinente evocar aquellos grandes hitos de la doctrina social de la Iglesia. Porque muchas veces pensamos que nace con León XIII, a través de la sistematización con la Encíclica Rerum Novarum, que abre un camino de sistematización de la doctrina social de la Iglesia. Y es así, pero al mismo tiempo no es así. O sea, creo que es importante que hagamos un pequeño, breve, caminito de reseña de cómo y desde dónde la doctrina social de la Iglesia. Entonces, en primer lugar, podemos decir que la DSI comienza con esa, gran extraordinaria novedad, que es la novedad por excelencia que es la encarnación de Jesús. O sea, Jesús se hace hombre, para vivir nuestra historia, para vivir la historia del hombre. Y esa encarnación de Jesús es lo que marca significativamente la diferencia inclusive con todas las religiones. Es un Dios que se encarna. Ese Dios que se encarna es, justamente, aquella respuesta, yo diría por excelencia, y sobre todo mayor y novedosa que da respuesta a la cuestión social. Porque es, justamente, traer a la dimensión de la encarnación, a la


3 dimensión de lo social, a la encarnación de la vida cotidiana y de la vida en todas sus dimensiones, la vida de la Buena nueva, la vida de Jesús. Un segundo momento lo marca, por ejemplo, las primeras comunidades cristianas, con su compromiso, con su vida de la Palabra, con la acción transformadora de la vida de la Palabra y de la comunión de los bienes, por ejemplo. Las comunidades que llegan a enceguecer al emperador Constantino por la potencia, el compromiso y la luz que tenían en sí y la fuerza. O más adelante, los Padres de la Iglesia, los santos Padres de la Iglesia, como conocemos: Crisóstomo, Ignacio, tantos que podríamos nombrar que son, realmente, tesoros, faros de luz en el compromiso social, en el compromiso cristiano que es capaz de renovar todos los aspectos de la vida social. Pero, en el correr de la historia de la Iglesia está la encarnación, está las primeras comunidades cristianas, están los Padres de la Iglesia, pero Dios sigue suscitando el corazón, en el tiempo, respuestas proféticas como, por ejemplo, a través de los carismas. Ustedes saben que un carisma es una luz que entra por una ventana que ilumina. Que justamente ilumina la humanidad bajo una determinada expresión. Y así vemos los carismas dedicados a la educación, los carismas dedicados a la migración, los carismas dedicados, por ejemplo, a las situaciones marginales últimas, los carismas dedicados a la construcción de lo social. Por ejemplo, en la unidad. Dios a través de la historia ha suscitado respuestas proféticas, a través de los carismas. Y eso es también la encarnación de DSI. Y eso es una realidad muy importante. Y llegamos a 1981 cuando el Papa León XIII ofrece a la sociedad la Encíclica Rerum Novarum, "de las cosas nuevas". Y en esa encíclica se abre un capítulo de sistematización del Magisterio, del Magisterio social con las encíclicas que han venido posteriormente. Ustedes saben que DSI se compone del Magisterio, se compone de la Revelación, antes que nada, que es la Palabra de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento, del Magisterio y de la Tradición que es la vida de los Padres de la Iglesia. Pero se compone sobre todo de un elemento fundamental que es la vida del pueblo de Dios. Todos ustedes allí sentados - y yo me incluyo, porque siento esta pasión dentro mío - todos nosotros somos constructores de la DSI. Bien, ahora quisiera, en cambio, poder hacer juntos un breve y sintético análisis con respecto a la luz que debe atravesar la cuestión social. Y la luz sabemos que es la del Evangelio. Y quisiera, justamente, teniendo presente la trayectoria de la DSI, teniendo presente el Magisterio y teniendo presente también la actualidad de la Iglesia hoy, con el Papa Francisco, poder decir que en realidad la luz del Evangelio que atraviesa la DSI debe, indispensablemente, ir al menos a 4 niveles, 4 fundamentales niveles. En primer lugar la conversión a la cual lleva la iluminación del Evangelio en nuestras vidas en el orden personal. En segundo lugar la iluminación que produce


4 el Evangelio en relación a la comunidad, la comunidad encarnando el Evangelio, la comunidad elemento transformador; a la dimensión social, en todas sus estructuras, en todas sus formas y potencialidades y la dimensión política. O sea, el Evangelio es capaz de poder, justamente, iluminar la cuestión social en estas 4 dimensiones. Y estas 4 dimensiones son fundamentales. Y son fundamentales que las tengamos dentro de nosotros. Y que nuestro operar no quede en el margen intimista o no quede en el margen de nuestra pequeña comunidad o en el margen de nuestro actuar determinado en una obra social únicamente o en una única realidad. Nuestro impacto debe ser social pero debe ser político, debe construir también estructuras nuevas. Y ¿cómo se produce ese atravesar la luz del Evangelio a la cuestión social? Se produce en forma muy característica. Por lo general, desde abajo y desde adentro de la realidad. No sólo desde afuera o desde arriba. Se produce desde la misma vivencia, desde lo profundo de la vivencia, desde abajo y desde adentro. Se produce en el reconocimiento de los otros. Se produce en el reconocer por dónde pasa Dios en la historia hoy, por dónde Dios está pasando en la historia hoy. Esto quiere decir que en ese cómo es también una construcción con todos los demás que están alrededor nuestro, con todas las demás instituciones, con todos los demás potenciales que están alrededor nuestro y que también anhelan el cambio de una sociedad hacia una sociedad más fraterna. Y se da con la posibilidad de dar lo mejor que nosotros tenemos. Y lo mejor que nosotros tenemos es, sin lugar a dudas, esa posibilidad de trabajar no por los otros, no de trabajar para los otros, que ya puede ser una buena intención, ¿verdad?, pero que no deja de tener un toque paternalista en nuestro accionar. El Evangelio nos lleva a una realidad más profunda, a una realidad mucho más radical que es, justamente, la de poder trabajar con los otros y entre los otros. Generar justamente con los otros y entre los otros esa posibilidad de esa presencia nueva, de esa Buena nueva, de esa presencia de Jesús en la comunidad, en la comunidad social, en la comunidad institucional en la cual nos toca trabajar. Poder, justamente, generar esa presencia que es la que va a renovar ese tejido, que va a renovar esa realidad desde la posibilidad máxima, desde sus propias entrañas hasta florecer y volverse árbol, volverse realidad capaz donde se puedan posar los pájaros del cielo, como dice el Evangelio. O sea, es justamente presencia de Dios entre nosotros, esa novedad. Y esa novedad trae una serie de características. Trae, por ejemplo, la característica de un nuevo tipo de liderazgo. No sólo un liderazgo individual, sino un liderazgo comunitario. Un liderazgo que es capaz de potenciar las posibilidades de cada una de las personas y de la comunidad integral. Cuando expreso comunidad, me refiero a la comunidad social, a la comunidad política, a la comunidad estructural, a la comunidad de nuestras obras sociales. Pero también es más que de las obras sociales, es de las obras sociales en su tejido social, en su constitución socio política. Y esto es fundamental. Es, justamente, la acción de un Dios que pasa por allí.


5 "Aparecida", el documento que emerge del evento de la 5° Conferencia General del Episcopado tiene pasajes muy importantes donde se habla de los rostros sufrientes de nuestro continente. Yo creo que para una concepción de la luz que atraviesa la cuestión social sería fundamental poder ir en algún momento hacia la lectura de estos rostros y de las respuestas que como Iglesia, en el sentido amplio de ecclesia se puede dar a toda esta realidad. Y también me parece que el Magisterio y el actuar su testimonio, su forma de encararla la realidad socio política del Papa Francisco me parece que nos llama poderosamente a un nuevo estilo de compromiso y a una nueva, me parece, de focalizar las problemáticas. Yo creo que en esto ha sido muy claro y determinante y hay dos o tres ejemplos que podemos poner que pueden llegar a ser de luz también para este evento en el cual estamos transitando. Uno, me parece que es su percepción de Lampedusa. La situación de los migrantes en Lampedusa era un tema olvidado para Europa y desconocido para el mundo, más que para el mundo africano que lo padece. Y que ha sido, digamos, mártir de un camino tortuoso del Mediterráneo. El Papa Francisco desde allí lanza una voz, no sólo de solidaridad, no sólo de cercanía, no sólo de acompañamiento de los migrantes. Sino de una voz que influye, una voz que puede impactar a los políticos, diciendo a los políticos de Europa: no se olviden que ustedes han sido pueblos migrantes. No se olviden que la migración es una responsabilidad de todos. Su discurso ha sido un discurso de impacto político, aún si profundamente evangélico y profundamente cristiano y con un fuerte testimonio de amor hacia la persona y hacia las comunidades afectadas. De la misma manera en la ONU, ya en el pontificado del Papa Francisco, se habla de que las intervenciones militares en la política de los distintos pueblos no han sido nunca eficaces. Y una determinación, algo que se dice de una manera muy clara es también un impacto, no sólo un impacto de compromiso evangélico. Es impacto de compromiso evangélico en lo político. En una palabra, me parece que el testimonio, en este momento, del Papa Francisco nos llama a hacer un paso más allá también en nuestra gestión, en nuestra forma de enfrentar y de conducir y, diría, de resolver la conflictualidad de la cuestión social. Y que, justamente, es el paso de saber que lleva nuestro compromiso personal, es un compromiso que pasa innegablemente por la comunidad, que pasa por la dimensión social, pero que debe llegar a producir nuevas realidades en las estructuras políticas y que debe llevar a producir cambios sustanciales estructurales en nuestra sociedad. Ser capaz de revertir los pecados estructurales para poder dar respuestas sociales y políticas contundentes. El Evangelio se desafía y nos desafía cuando dice que podemos construir y que vendrán "cielos nuevos y tierras nuevas". Por lo tanto, no se trata, solamente, de espacios nuevos, no se trata solamente de comunidades nuevas. Se trata de cielos y tierras nuevas, quiere decir, de ámbitos completos, de estructuras renovadas. Este desafío yo también lo siento para mí y lo comparto con ustedes. Quisiera estar allí para poder saludarlos a cada uno, a cada una. Y sabemos que todo desafío, sobre todo a la luz del carisma de la unidad a la luz, justamente, de la profecía de Chiara cuando habló del mundo a colores. Podemos encontrar también cuando nos ha señalado un camino a través del "azul", como nuestra


6 realidad social, de socialidad, de ser en socialidad, en relación con los otros. Si bien era un mensaje profético pero que hoy lo estamos viendo desenvolverse también en sus posibilidades. Y también este encuentro tiene algo de esa profecía que se va encarnando siempre más, no sólo en la actividad de cada uno de nosotros, sino también en esa red que vamos conformando todos juntos. Un gran, gran saludo a todos ustedes y si hay preguntas, si hay algún tipo de comentario, sugerencia, aporte será muy bienvenido. En el final de esta presentación encontrarán el mail para poder hacerlo. Un gran saludo y gracias por esta oportunidad.


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