Detrás de unas Tazas de Café

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Detrás de unas TazasdeCafé

Sofía M.P.

Detrás de unas tazas de café

Mejía Pineda 2023
Sofía
7 Contenido Capítulo I: El Grito Capítulo II: Café de ciudad Capítulo III: Mujer Inocente Capítulo IV: Noche de Cementerio Capítulo V: Los Shadowolves 34 26 20 14 8

El Grito

Capítulo I

Era una fría tarde de Noviembre del 58, me encontraba recostado en aquella silla al lado de la chimenea, disfrutaba de mi café caliente mientras me fumaba un cigarro, y aunque me encontrase dentro de la casa, se podía oír la bella orquesta que la madre naturaleza emanaba para que el mundo disfrutase de su hermosa sinfonía, los pájaros cantaban al tiempo que el viento movía estruendosamente las hojas de los árboles; siempre

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estaba tranquilo por los alrededores, después de todo me encontraba lejos de la ciudad o de algún pueblo, para mí era un día como cualquier otro . No soy lo que se dice “amigable” con la gente, mis padres siempre me decían que mi futuro para la vida era ser un ermitaño amargado y falto de amor, pues no se equivocaron de palabras. Siendo un reconocido escritor y autor de varios libros reconocidos por el país me gusta vivir una vida tranquila y aislada del bullicio de la ciudad, la vida en mi cabaña en el campo es buena para la inspiración de mis historias y solo debo ir a la ciudad una vez al mes para entregar avances a la editorial sobre mi próximo libro.

Terminé mi café, tire mi cigarro en el cenicero y me dirigí hacia la ventana, contemplé aquel crepúsculo que puso el cielo de mil tonalidades, cierro mis ojos por un momento y a lo lejos escucho un grito ensordecedor, abrí los ojos inmediatamente, un efecto en cadena surgió después de este, las aves salieron alborotadas en dirección contraria de aquel estruendo, el viento sacudía con furia y arrastraba todo lo que se encontrase en su camino, el cielo se tornó oscuro, todo quedó en un silencio aterrador, cerré la ventana, por unos segundos me quedé inerte ante lo que acababa de ocurrir, volví en sí de mis pensamientos y me fui a la cama como si nada, o al menos fingí que no me perturbó, después de todo no era de mi interés aquel suceso.

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Más tarde ya me encontraba durmiendo plácidamente, estaba más cómodo que la misma bella durmiente, pero la incurable necesidad de mi vejiga de querer trabajar a media noche me saca del bello mundo de Morfeo y me obliga a levantarme de mi cómoda cama para calmar mis enormes ganas de expulsar aquel líquido. Después de satisfacer a mi amada vejiga, salgo del baño cuando de repente el reloj da las doce, de inmediato se vuelve a escuchar aquel grito, pero esta vez la sensación que deja es más penetrante, se me eriza la piel, me da por mirar a la ventana del corredor y la hermosa luna tenía un rojo carmesí que se reflejaba por mi ventana hacia mi rostro, escucho

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lo que parece ser la mezcla entre el aullido de un lobo y el rugido de un león, sin pensarlo dos veces, me echo a correr hacia mi habitación, me ubico rápidamente en la cama y me escondo debajo de las sábanas como si fuese un niño de seis años escondiéndose del coco, creo que mi corazón latía a mil revoluciones por segundo, el miedo que tenía era tanto que no me importo si mi vejiga me volvía a pedir ir al baño, porque no saldría de esa cama hasta que escuchase al gallo cantar o que los rayos del sol iluminasen la habitación.

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Café de Ciudad

Capítulo II

Ala mañana me encontraba como un zombi, después de aquel suceso no había logrado conciliar el sueño en toda la noche, me dirigí como un sonámbulo a la cocina, me prepare unos huevos y un pan tostado, había quedado tan sorprendido con lo de anoche que creo que ese desayuno se lo comió un alma en pena de una persona con la percepción de la realidad totalmente alterada, el pan se me quemó y

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los huevos tenían ese sabor crujiente de la cáscara, ¡ese desayuno sabía a puro carbón! No sé cómo me tragué esa porquería, luego me dije a mi mismo “nada como un buen café para animarme”, así que calenté el agua, saqué el azúcar, y por supuesto, mi amado café en grano, pero antes de poderme preparar ese dulce néctar de los dioses, doy un movimiento en falso y riego mi preciado café en todo el piso, luego llega Cheesy el ratoncito de mi casa a comerse el café del piso (si, tengo un ratón en mi casa, es buen tipo así que le permito vivir conmigo, no me juzguen).

que ir hasta la ciudad, y lo peor de todo es que me tocaría caminar todo ese transcurso, ida y vuelta, no me agrada tener que salir de mi casa, pero de alguna forma me tengo que reabastecer, además,

-¡MALDICIÓN!- grite

con enorme furia, ahora tenía que ir a comprar más café, y para ello tenía

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no soportaba un solo día sin poderme tomar así sea una taza de café bien caliente, sobre todo en esta época del año. Me organice y salí de la casa, empecé mi transcurso de hora y media hasta la ciudad, en el camino pude contemplar cómo los árboles casi desnudos iban siendo abandonados por la aves que se dirigían hacia el sur para resguardarse del invierno, los otros animales se preparaban para dicha estación almacenando las últimas semillas y frutos de la temporada, pero aun así, en todo el camino me sentía inseguro, observado, amenazado, no dejaba de pensar en ese grito, aunque tuviese miedo, me entró una gran curiosidad por saber

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lo que ocurrió esa noche en las entrañas del bosque, ese último estruendo me dejó pensativo en todo el camino.

Llegué a la ciudad y no tardé mucho en encontrar algún negocio abierto a esas horas de la mañana, conseguí mi café y aproveche para comprar otra caja de cigarros. Mientras pagaba mi pequeña compra, escucho pasar al tipo que vendía los periódicos, -¡Compre su periódico con las noticias más recientes, a un precio económico, solo a dos chelines!-, llamé al joven y le compre un periódico, la única razón por la que lo compro es porque me fascina resolver esos complicados crucigramas. Me da por ojear la portada cuando un artículo me llama la atención: “Encuentran a una joven sin vida en el bosque de Canterlot” leo con más interés la noticia: “La joven de 23 años fue reportada como desaparecida el día de ayer a las 18:00 horas, fue encontrada a horas de la madrugada completamente despedazada, un grupo de cazadores encontraron los restos que se hallaban en el lugar. Un análisis da a creer que fue devorada por un oso de enormes proporciones o que una jauría de lobos la atacaron, pero esto fue negado por los mismos cazadores:-“Nosotros conocemos este bosque de pies a cabeza y nunca hemos visto alguna señal de que aquí habitan osos o de que hallan lobos por los alrededores, además, esto parece que lo hubiese hecho algo más grande que un oso”, afirma Lennart Kenway, uno de los cazadores. También se cree que la joven pudo ser asesinada alrededor

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de la medianoche. Agnes

Coatsworth, la madre de la joven asesinada Marit Ward Coatsworth, desconsolada por la muerte de su única hija implora que se atrape a la bestia que causó esta gran atrocidad hacia su hija, los investigadores aún desconocen al culpable, el detective Heinrich Wart da a conocer la situación a los pueblos cercanos al bosque de Canterlot y recomienda a todos los habitantes no salir de sus casas ni adentrarse en el bosque hasta tener la certeza de que se eliminó a esta desconocida criatura, o quien quiera que sea el culpable de este suceso”quede sobresaltado con lo que acababan de leer mis ojos, ¡No puede ser, era la hija de Agnes! aquél grito que escuche en la noche…

¿será coincidencia?!

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Mujer Inocente

III

Me dirigí a casa de Agnes a toda prisa, quería ver cómo estaba después de lo ocurrido con su hija, ella fue una de mis compañeras en la universidad y de los pocos con los que llegué a socializar, aparte de que siempre he tenido sentimientos románticos por ella, pero el destino no nos quiso juntos, ella se casó con otro hombre y llegaron a tener una hija, si hubiera sido más valiente para

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Capítulo

hablarle de mis sentimientos puede que mi historia con ella hubiese sido diferente. Llego a casa de Agnes, llamo a la puerta varias veces pero nadie reponde, después de varios minutos dejo de insistir e iba a comienzar mi camino de regreso cuando la veo llegar, estaba toda vestida de negro.¡Pero claro, que torpe soy! ella acababa de salir del velorio de Marit, no lo pensé y me devolví donde ella.

-Agnes, cuanto tiempo-

-¿Antton? no esperaba verte por estos lugares ¿Qué haces aquí?- Me dice con los ojos rojos de tanto llorar.

-Hacia una importante compra-

-Café, supongo-

-¡Qué comes que adivinas!-

-Te conozco lo suficiente, además, puedo ver lo que llevas en tu bolsa-

-Jaja, sigues igual a como te conocí en la universidad-

-No me hagas reír, ¿gustas pasar? te invito a una taza de café-

-Pero claro, como decirle no a un caféEntré y la empecé a observar más detalladamente, ya no se veía como la desnutrida niñita de la universidad, ahora todo su ser había cambiado por completo, traía un vestido negro que dejaba ver sus bellas y largas piernas, sus hermosos ojos azules resplandecían como el zafiro más brillante, su cabello largo hasta la

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cintura, tan negro como la noche más oscura y tan brillante como el pelaje de una pantera negra bien alimentada, labios rojos como la sangre y tan delicados como el pétalo de una rosa, su flacuchento cuerpo ahora era esbelto y con curvas bien definidas, en fin, era otra o al menos físicamente, y a mi vista no le disgustaba. Mientras tomaba mi café comencé la conversación.

-Lamento lo de tu hijaElla no dice nada y solo asiente mientras tiene la mirada baja. No quería que el ambiente fuera incómodo así que cambio el tema.

-¿Y qué hay de Tom?-Él se fue hace más de dos meses con otra mujer¡Carajo! No quería

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echarle más sal a la herida…

-Maldito, como pudo dejarte-

-Está bien, de cualquier forma la relación entre nosotros murió hace mucho, llevaba años engañándome y yo ya no lo amaba, si no nos divorciamos antes fue por Marit y ahora con su muerte… estoy completamente sola…-

-Discutimos respecto a su padre, ella lo quería mucho… quería irse a vivir con él, furiosa sale corriendo de la casa por la mañana, yo me preocupé, tenía un mal presentimiento y fui a reportarla, ¡pero esos estúpidos policías no harían nada hasta que pasaran setenta y dos horas! ¡malditos inútiles!- reventó en llanto, la calmé y

-Por favor no te culpes, ella solo vio lo bueno de su padre y no fue consciente de lo mal que te hizo sentir, y nadie se espero que un animal salvaje super peligroso apareciese en el tranquilo bosque de Canterlot

-…-
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y se la cenaria- Definitivamente consolar no es lo mío, tragame tierra…

-Si no fueras tú ya te habría echado de mi casa, pero se que intentas consolarme a tu manera, nunca fuiste muy social… así que no digas nada más y solo hazme compañia…-Obedientemente cierro la boca y me siento a su lado mientras seguía bebiendo mi café.

-Gracias Antton- Agnes apoya su cabeza en mi hombro y llora silenciosamente.

Después de unas horas de varias tazas de café y palmaditas en el hombro rompo el silencio

-Me debo ir antes de que se haga más tarde-

-Siempre te vas cuando acabas tu café, no has cambiado nada Antton , y gracias por la visita- Tomo mi bolsa y ella me acompaña hasta la puerta.

-Sabes que me agrada tu compañía, también puedes venir a verme en el bosque, la vida de un escritor como yo es muy tranquila, una visita tuy… ¡digo! recibir una visita de vez en cuando no estaría mal, fue un placer verte- Sutil es mi segundo nombre.

-Jeje tal vez te haga una visita algún día, cuídate- Me da un beso en la mejilla y cierra la puerta.

Varios segundos después despierto de mi felicidad interior y voy caminoa casa.

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Noche de Cementerio

Capítulo IV

No me faltaban más de diez minutos para llegar a mi casa, cuando escuchó a una joven pedir auxilio.

-¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Quien sea!Inmediatamente me dirijo al auxilio de la joven, podré odiar estar con personas pero no puedo negarme a ayudar a alguien, la encuentro a no más de veinte metros corriendo despavorida, tropieza con una rama y cae torciéndose el tobillo, me mira con cara de terror mientras yo corría hacia ella.

-¡Por favor ayúdame, rápido antes de que…!Sin embargo, antes de que ella pudiese terminar, aparece de la nada una enorme bestia, sus enormes ojos que hacían sino mirarme parecían envueltos en una llama infernal, garras tan enormes que parecía que tuviese cuchillos de carnicero en las patas, su pelaje opaco era negro como las sombras y tan grueso que le hacía ver más grande

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que un oso, esta criatura era como un lobo de enormes proporciones, el terror invade mi cuerpo y quedo paralizado del miedo, cuando aparece otra de estas raras bestias que inmediatamente agarra con sus enormes fauces a la joven y se la lleva a los adentros del bosque desvaneciéndose en las sombras, después de eso escucho el grito de la joven, el cielo se oscureció de repente, la otra criatura seguía observándome mientras gruñía dejando ver sus enormes colmillos, salgo de mi parálisis y echo a correr lo más rápido posible, la criatura comienza a perseguirme, estaba veinte metros de mí, a quince, a diez, a cinco…, cuando tropiezo

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con una roca y ruedo colina abajo hasta que me golpeo la cabeza con algo duro, inmediatamente pierdo el conocimiento. Cuando desperté estaba acostado en una cama pequeña, al parecer me encontraba en una capilla.

-Vaya golpe el que te diste muchacho-

-Mi cabeza… ¿Dónde estoy?-

-Estás en el cementerio-

-¡¿QUÉ?, ¿Cómo llegué aquí?!-

-Te encontré inconsciente sobre una lápida así que te traje aquí-

-Te lo agradezco…

espera, ¿Dónde está mi bolsa?, ¡Por un demonio, mi café!, lo perdí mientras huía de esa bestia-

-¿Bestia?-

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-Sí, una criatura enorme de grandes garras y colmillos, enormes ojos rojos, era como un oso-lobo gigante, y esa joven…- “BAN”,”BAN” las campanas de la iglesia dan las doce, se vuelve a escuchar a la joven gritar, la luna toma un color rojo y vuelvo a escuchar ese extraño sonido de lobo-león, ¡No, otra vez no!, luego todo queda en un gran silencio, la luna vuelve a tener su hermoso y nada miedoso estado natural.

-¡¿Qué rayos está sucediendo?!-

-Cálmate Antton, ven conmigo y te lo explicare todo-

-¿Cómo sabes mi nombre?-

-Yo conozco a cada una de las personas que viven en este bosque, así ellas no me conozcan, además eres un famoso escritor ¿Que esperabas?-…-

Lo seguí hasta una cripta subterránea que se encontraba detrás de la iglesia, adentro había una especie de mini biblioteca llena de libros muy antiguos, el extraño sujeto saca un libro grande y comienza a

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buscar algo con respecto a lo que le describí de la bestia.

-¡Ajá!, aquí está, justo lo que pensé-

-¿Qué, qué cosa?-

-Eso que te persigue es un Shadowolf-

-¿Shadowolf?-

-Sí, esta criatura infernal “captura” a las personas que vaguen en el bosque a horas del ocaso, manteniéndolas con vida hasta la medianoche, después de eso las devora de forma brutal dejando solo pedazos insignificantes de sus cuerpos, esta bestia cada 100 años se escapa del infierno hacia la tierra de los hombres para satisfacer su insaciable hambre, aunque nunca vi casos de dos Shadowolves en la tierra en un mismo lugar-

-Eso es horrible, pero… ¿Por qué no me llevaron a mí?-

-Porque caíste en tierra santa, ellos no la pueden tocar, tienes mucha suerte, o tal vez muy poca, cuando persiguen a una presa no se detendrán hasta tenerla a su alcance-

-¿Y que se supone que debo hacer?-

-Por ahora te aconsejo que pases aquí la noche-

-Te lo agradezco, por cierto… ¿Quién eres?-

-Soy Diovane, el sepulturero y guardián del cementerio-

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Los Shadowolves

Capítulo V

Ala mañana siguiente comienzo mi regreso a casa, no sin antes agradecerle al buen hombre, y claro, si me regalaba algo de café. Cuando llego a casa inmediatamente riego alrededor de la casa agua bendita y cierro todas las ventanas y puertas con doble seguro tal como me lo aconsejo Diovane, ahora que los Shadowolves iban tras de mí tenía que tomar todas las precauciones. Me sentía como en esa historia de “El Sabueso de los Baskerville”, solo que con un perro muy grande, y que no sirvo como detective.

Toda la mañana me la pase dando vueltas y vueltas a toda la casa, me sentía totalmente inseguro, después de lo de anoche ¿Quien no habría de estarlo? La bolsa grande de café que Diovane me había convivido estaba totalmente vacía, no hacía sino tomar café y fumar, la ansiedad era grande, el miedo era imprescindible. A no más tardar a las

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cinco y media de la tarde llaman a la puerta. “TOC, TOC”-¿Antton? ¿Estás ahí?-

-¿Agnes?- inmediatamente abro la puerta -¿Qué haces aquí?- Si no me estuvieran persiguiendo dos monstruos infernales estaría super feliz de que decidiera hacerme la visita justo hoy.

-Pues quise hacerte la visita, ¿O es un mal momento? Te vez agitado.

-Vamos, entra rápido- una vez adentro cierro la puerta inmediatamente-

-Pareciera que te persigue un asesino ¿Está todo bien?-

-No, realmente no lo está…-

-¿Por qué, qué sucede?-

-Llegas en un muuy mal momento Agnes…Después de varios minutos narrando lo sucedido, ella me mira como si solo estuviera contando otra de mis historias o con cara de que estoy loco.

-Muy graciosito, no me hagas reír-

-¡Te digo la verdad Agnes! Se que todo esto suena a una historia fantástica que se inventaría un escritor, b-bueno yo soy escritor… ¡p-pero nada de lo que te digo

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es invención mía!- Ella ve la seriedad en mis palabras, me mira preocupada como si creyera que hubiese perdido la cordura de la noche a la mañana y toma la temperatura de mi frente.

-Creo que has estado solo demasiado tiempo, o solo has bebido demasiado café y ya estas delirando…-

-¡Es enserio! y creo que esa bestia está involucrada con la muerte de tu hija-

Su mirada cambia a una completamente seria y con algo de odio, pero esas bestias habían matado a Marit y ella tenía todo el derecho de saberlo, el problema es que tal vez no fue el mejor momento para decírselo…

-Está bien que quieras usar tus historias fantásticas en casi todos los temas de conversación, pero no tolerare que te burles de la memoria de Marit-

-¡Por un demonio mujer no bromeo, esto es enserio!-

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-¡No quiero escuchar más, me largo!- se dirige a la puerta completamente furiosa.

-¡No salgas de la casa, es por tu propio bien!- pero ella me da una bofetada tan fuerte que termino en el piso.

-Te creía más serio Antton, yo… te quería dar la oportunidad de conocernos mejor…, pero eres igual de inmaduro que Tom, nunca te vuelvas a cruzar conmigo, hasta nunca Antton- ella abre la puerta y se va corriendo con lágrimas en los ojos, me levanto y voy tras ella.

-¡Agnes, espera! ¡AGNES!- la intento alcanzar pero me lleva bastante ventaja ¿Como es que corre tanto con esos zapatos?

-¡¡¡AHHHHHHH!!!-

-¡AGNES!- No puede ser, la tenían –No Agnes, tu no….-

De repente aparece la otra criatura infernal, aquella que me quiere como plato principal, ahora me tenía acorralado, la criatura se tira en picada hacia mí, no tenía escapatoria,era mi fin, de la nada una flecha de plata le atraviesa el pecho cayendo a no más de un metro de donde yo estaba, la criatura se desvanece en el aire como la niebla con la brisa, volteo a mirar quien es mi misterioso

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salvador y no es nada más y nada menos que el guardián del cementerio.

-¿Diovane?-

-“¡Noo... soy María Antonieta…!”, ¡Imbécil!, debiste quedarte en casa-

-¡Ahora eso no me importa! ¡Debes ir a rescatar a Agnes!-

-Lo siento, pero ya mi viejo cuerpo no me lo permite, apenas y pude llegar a ti a tiempo-

-Ella está allá por mi culpa, no puedo permitir que muera, es la única persona en este mundo que me agrada-

-Lo lamento chico, ella ya no tiene salvación, ya no puedo hacer nada por ella-

-¡Entonces yo iré por ella! ¡no permitiré que

muera por mi culpa!La mujer que he amado toda mi vida está ahora soltera, no desperdiciare esa oportunidad y unos monstruos infernales no me detendrán (ya se ya se, soy un maldito oportunista).

-Toma mi ballesta y flechas, si quieres encontrarla aún con

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vida debes llegar a ella antes de la media noche, ¡recuerda!, debes darle en el corazón a la bestia, es la única forma de devolverla al infierno- tome la ballesta y las flechas, sin más preámbulos me dirigí en búsqueda de Agnes. No tardé mucho en encontrar el lugar donde se hallaba la

bestia, solo seguí el rastro de sangre, el aura maligna se podía sentir a un par de kilómetros, Agnes estaba mal herida recostada en un gran árbol, el Shadowolf no se encontraba cerca, o eso fue lo que pensé… en puntitas me acerco a Agnes…

-¡Antton! ¡Rápido, sal de aquí! ¡Es una trampa!Su advertencia fue en vano, la criatura sale de la nada hacia mí, doy media vuelta y empiezo a correr a todo lo que doy alejándolo lo más que puedo de Agnes, me volteo y apunto con la ballesta a la horrible bestia y disparo, pero mi puntería de visco le atraviesa el ojo haciendo que esta tropiece sobre mí, en la conmoción suelto la ballesta quedando en el suelo, me levanto lo

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más rápido que puedo para volver a agarrar la ballesta, pero el Shadowolf muerde mi pierna arrastrándome hacia el interior del bosque, cojo una de las flechas y se la entierro en el hocico logrando liberarme, me alejo unos metros pero mi pierna hace que regrese al suelo, ya no podía seguir, no tenía la ballesta, y solo me quedaba una flecha, mis esperanzas eran pocas, la criatura se abalanza sobre mí, pero de un rápido movimiento le entierro mi

Gateo hasta donde esta Agnes, para mi sorpresa a su lado se encontraba Diovane el cual estaba tratando sus heridas, se acerca a mí y me lleva al lado de Agnes, mientras Diovane cura mi pierna, Agnes me abraza con lágrimas en los ojos.

-Perdóname por no haberte creído Antton, y a-aún así viniste por mí, yo no…- La interrumpo antes de que continúe.

-No te preocupes por eso, si lo analizamos bien, si alguien llega y me dice que le atacaron unos lobo-osos infernales que aparecen cada 100 años y que quieren despedazarlo para la cena, puedes estar segura de que también dudaría de su estabilidad mental y reaccionaría igual que tú…La abrazo y ella corresponde mientras vuelve a caer en llanto, le di un corto beso en la cabeza mientras acariciaba su espalda para tranquilizarla, definitivamente esta experiencia nos marcará de por vida a ambos, pero espero que con el tiempo podamos superarla, y también espero que lo hagamos juntos.

Pasó un buen rato para que decidieramos regresar a mi casa, quisimos agradecer al sepulturero, pero sin darnos cuenta Diovan ya se había ido hace un buen rato, después de eso nunca lo volvimos a ver.

Días después de los acontecimientos, Agnes y yo empezamos a salir, vamos lento pero

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seguro como dicen, estoy seguro de que todo saldrá perfecto para los dos. También quisimos hablar con Diovane para agradecerle por toda su ayuda, pero cuando fuimos al cementerio y preguntamos sobre su paradero nos llamaron locos, dijeron que Diovane, el sepulturero y guardián del cementerio, había muerto hace más de cien años, tampoco pudimos encontrar la entrada a la cripta subterránea donde estaban los libros antiguos que Diovane me enseño, se había desvanecido, en su lugar se hallaba una lápida que decía:

“Diovane Sarcevic Van Kurt, 1691-1781”

Al darme cuenta de dicha realidad, varias gotas de mi preciado café que sostenía mi temblorosa mano caían

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