2 minute read

Noche de Cementerio

Next Article
Mujer Inocente

Mujer Inocente

Capítulo IV

No me faltaban más de diez minutos para llegar a mi casa, cuando escuchó a una joven pedir auxilio.

Advertisement

-¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Quien sea!Inmediatamente me dirijo al auxilio de la joven, podré odiar estar con personas pero no puedo negarme a ayudar a alguien, la encuentro a no más de veinte metros corriendo despavorida, tropieza con una rama y cae torciéndose el tobillo, me mira con cara de terror mientras yo corría hacia ella.

-¡Por favor ayúdame, rápido antes de que…!Sin embargo, antes de que ella pudiese terminar, aparece de la nada una enorme bestia, sus enormes ojos que hacían sino mirarme parecían envueltos en una llama infernal, garras tan enormes que parecía que tuviese cuchillos de carnicero en las patas, su pelaje opaco era negro como las sombras y tan grueso que le hacía ver más grande que un oso, esta criatura era como un lobo de enormes proporciones, el terror invade mi cuerpo y quedo paralizado del miedo, cuando aparece otra de estas raras bestias que inmediatamente agarra con sus enormes fauces a la joven y se la lleva a los adentros del bosque desvaneciéndose en las sombras, después de eso escucho el grito de la joven, el cielo se oscureció de repente, la otra criatura seguía observándome mientras gruñía dejando ver sus enormes colmillos, salgo de mi parálisis y echo a correr lo más rápido posible, la criatura comienza a perseguirme, estaba veinte metros de mí, a quince, a diez, a cinco…, cuando tropiezo con una roca y ruedo colina abajo hasta que me golpeo la cabeza con algo duro, inmediatamente pierdo el conocimiento. Cuando desperté estaba acostado en una cama pequeña, al parecer me encontraba en una capilla.

-Vaya golpe el que te diste muchacho-

-Mi cabeza… ¿Dónde estoy?-

-Estás en el cementerio-

-¡¿QUÉ?, ¿Cómo llegué aquí?!-

-Te encontré inconsciente sobre una lápida así que te traje aquí-

-Te lo agradezco… espera, ¿Dónde está mi bolsa?, ¡Por un demonio, mi café!, lo perdí mientras huía de esa bestia-

-¿Bestia?-

-Sí, una criatura enorme de grandes garras y colmillos, enormes ojos rojos, era como un oso-lobo gigante, y esa joven…- “BAN”,”BAN” las campanas de la iglesia dan las doce, se vuelve a escuchar a la joven gritar, la luna toma un color rojo y vuelvo a escuchar ese extraño sonido de lobo-león, ¡No, otra vez no!, luego todo queda en un gran silencio, la luna vuelve a tener su hermoso y nada miedoso estado natural.

-¡¿Qué rayos está sucediendo?!-

-Cálmate Antton, ven conmigo y te lo explicare todo-

-¿Cómo sabes mi nombre?-

-Yo conozco a cada una de las personas que viven en este bosque, así ellas no me conozcan, además eres un famoso escritor ¿Que esperabas?-…-

Lo seguí hasta una cripta subterránea que se encontraba detrás de la iglesia, adentro había una especie de mini biblioteca llena de libros muy antiguos, el extraño sujeto saca un libro grande y comienza a buscar algo con respecto a lo que le describí de la bestia.

-¡Ajá!, aquí está, justo lo que pensé-

-¿Qué, qué cosa?-

-Eso que te persigue es un Shadowolf-

-¿Shadowolf?-

-Sí, esta criatura infernal “captura” a las personas que vaguen en el bosque a horas del ocaso, manteniéndolas con vida hasta la medianoche, después de eso las devora de forma brutal dejando solo pedazos insignificantes de sus cuerpos, esta bestia cada 100 años se escapa del infierno hacia la tierra de los hombres para satisfacer su insaciable hambre, aunque nunca vi casos de dos Shadowolves en la tierra en un mismo lugar-

-Eso es horrible, pero… ¿Por qué no me llevaron a mí?-

-Porque caíste en tierra santa, ellos no la pueden tocar, tienes mucha suerte, o tal vez muy poca, cuando persiguen a una presa no se detendrán hasta tenerla a su alcance-

-¿Y que se supone que debo hacer?-

-Por ahora te aconsejo que pases aquí la noche-

-Te lo agradezco, por cierto… ¿Quién eres?-

-Soy Diovane, el sepulturero y guardián del cementerio-

This article is from: