
3 minute read
Café de Ciudad
Capítulo II
Ala mañana me encontraba como un zombi, después de aquel suceso no había logrado conciliar el sueño en toda la noche, me dirigí como un sonámbulo a la cocina, me prepare unos huevos y un pan tostado, había quedado tan sorprendido con lo de anoche que creo que ese desayuno se lo comió un alma en pena de una persona con la percepción de la realidad totalmente alterada, el pan se me quemó y los huevos tenían ese sabor crujiente de la cáscara, ¡ese desayuno sabía a puro carbón! No sé cómo me tragué esa porquería, luego me dije a mi mismo “nada como un buen café para animarme”, así que calenté el agua, saqué el azúcar, y por supuesto, mi amado café en grano, pero antes de poderme preparar ese dulce néctar de los dioses, doy un movimiento en falso y riego mi preciado café en todo el piso, luego llega Cheesy el ratoncito de mi casa a comerse el café del piso (si, tengo un ratón en mi casa, es buen tipo así que le permito vivir conmigo, no me juzguen). que ir hasta la ciudad, y lo peor de todo es que me tocaría caminar todo ese transcurso, ida y vuelta, no me agrada tener que salir de mi casa, pero de alguna forma me tengo que reabastecer, además,
Advertisement


-¡MALDICIÓN!- grite

con enorme furia, ahora tenía que ir a comprar más café, y para ello tenía no soportaba un solo día sin poderme tomar así sea una taza de café bien caliente, sobre todo en esta época del año. Me organice y salí de la casa, empecé mi transcurso de hora y media hasta la ciudad, en el camino pude contemplar cómo los árboles casi desnudos iban siendo abandonados por la aves que se dirigían hacia el sur para resguardarse del invierno, los otros animales se preparaban para dicha estación almacenando las últimas semillas y frutos de la temporada, pero aun así, en todo el camino me sentía inseguro, observado, amenazado, no dejaba de pensar en ese grito, aunque tuviese miedo, me entró una gran curiosidad por saber lo que ocurrió esa noche en las entrañas del bosque, ese último estruendo me dejó pensativo en todo el camino.




Llegué a la ciudad y no tardé mucho en encontrar algún negocio abierto a esas horas de la mañana, conseguí mi café y aproveche para comprar otra caja de cigarros. Mientras pagaba mi pequeña compra, escucho pasar al tipo que vendía los periódicos, -¡Compre su periódico con las noticias más recientes, a un precio económico, solo a dos chelines!-, llamé al joven y le compre un periódico, la única razón por la que lo compro es porque me fascina resolver esos complicados crucigramas. Me da por ojear la portada cuando un artículo me llama la atención: “Encuentran a una joven sin vida en el bosque de Canterlot” leo con más interés la noticia: “La joven de 23 años fue reportada como desaparecida el día de ayer a las 18:00 horas, fue encontrada a horas de la madrugada completamente despedazada, un grupo de cazadores encontraron los restos que se hallaban en el lugar. Un análisis da a creer que fue devorada por un oso de enormes proporciones o que una jauría de lobos la atacaron, pero esto fue negado por los mismos cazadores:-“Nosotros conocemos este bosque de pies a cabeza y nunca hemos visto alguna señal de que aquí habitan osos o de que hallan lobos por los alrededores, además, esto parece que lo hubiese hecho algo más grande que un oso”, afirma Lennart Kenway, uno de los cazadores. También se cree que la joven pudo ser asesinada alrededor de la medianoche. Agnes


Coatsworth, la madre de la joven asesinada Marit Ward Coatsworth, desconsolada por la muerte de su única hija implora que se atrape a la bestia que causó esta gran atrocidad hacia su hija, los investigadores aún desconocen al culpable, el detective Heinrich Wart da a conocer la situación a los pueblos cercanos al bosque de Canterlot y recomienda a todos los habitantes no salir de sus casas ni adentrarse en el bosque hasta tener la certeza de que se eliminó a esta desconocida criatura, o quien quiera que sea el culpable de este suceso”quede sobresaltado con lo que acababan de leer mis ojos, ¡No puede ser, era la hija de Agnes! aquél grito que escuche en la noche…

¿será coincidencia?!