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GUIMA, LEYENDA TICA DEL BALOMPIÉ MUNDIAL
Platicamos con Alexandre Guimarães, exfutbolista profesional quien representó a Costa Rica en el Mundial de Fútbol Italia ’90, para después ser técnico de los ticos en los mundiales de 2002 y 2006
Costa Rica es una nación centroamericana que gusta mucho de practicar los deportes a nivel profesional, destacando el ciclismo, el baloncesto, el boxeo, el béisbol, la natación y hasta el surf. Sin embargo, el fútbol es actualmente (y de tiempo atrás) la disciplina deportiva por excelencia para los “ticos”, quienes sintonizan su liga local, la Primera División de Costa Rica, así como los encuentros que disputa su representativo nacional.
De acuerdo con el último ranking de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf), Costa Rica ocupa la tercera posición en la zona, tan solo por debajo de Estados Unidos y México. Además, su presencia en las Copas del Mundo de la FIFA ya es una constante en la época reciente y en donde sobresale la gran actuación de Brasil 2014, donde la selección nacional tica ganó su grupo, tras vencer a dos campeones del mundo, Uruguay e Italia; y empatar con Inglaterra, para después dejar en el camino a su similar de Grecia en la ronda de octavos y, finalmente perder en penales contra Países Bajos en cuarto de final.
Son muchas las figuras del balompié costarricense que han tenido gratas participaciones en diferentes ligas alrededor del mundo. No obstante, dentro del universo del futbolístico del país de la “Pura Vida”, sobresale un emblemático personaje, quien hoy es leyenda de este deporte para el país centroamericano, para la confederación regional y para todo el orbe: Alexandre Guimarães (Guima), quien disputó con Costa Rica la Copa Mundial de la FIFA Italia ’90.
Para dar apertura a esta nueva sección, Tiempo Fuera, Energía conversó con Alexandre Guimarães, para conocer a detalle al futbolista, al técnico, al comentarista deportivo y, al ser humano.
El génesis de la pasión
Alexandre Henrique Borges Guimarães llegó a este mundo un 7 de noviembre de 1959, en Maceió, Alagoas, Brasil; y desde pequeño le fue inculcado el gusto por los deportes, con especial énfasis en el balompié.
“Hay muchas situaciones por las cuales quizá uno se enganchó al fútbol. Por supuesto tenemos conmigo el origen en Brasil, asociado a Río de Janeiro, a la playa, asociado a todos los domingos, a vivir muy cerca del estadio Maracaná; era casi una cita que, cada domingo acompañara a mi padre a este recinto magno del fútbol mundial”.

De esta manera se dio el origen del amor al fútbol por parte de Guima, quien vio jugar desde niño a grandes estrellas en Brasil, futbolistas que lo marcaron para, finalmente, dedicarse a este deporte.
“Me gustaba mucho ver jugar a este personaje en Río de Janeiro, era jugadordel Fluminense, tenía un nombre muy folclórico, se llamaba Samarone (Wilson Gomes); tan solo el nombre me enganchó, y además era un jugador muy fino. Y después, en esa etapa vi a futbolistas extraordinarios: aquella selección de Brasil del ’70 que encantó al mundo, a muchos de esos jugadores yo los veía todos los domingos en el Maracaná.
Hubo otro que me marcó también mucho, porque en aquel momento fue una persona muy revolucionaria a nivel de pensamiento, como lo fue Tostao, quien fue uno de los primeros intérpretes del famoso falso nueve que existe hoy. Y por supuesto, me tocó disfrutar de un decenio de Pelé, y de eso uno no se olvida; y más yo que estuve cuando logró su gol número mil. Ahora que falleció, le escribí unas líneas en el diario costarricense La Nación”.
Por azares del destino, a los 11 años Guima mudó su residencia junto con su familia a Costa Rica, en
1971, sin imaginar que este país lo vería transformarse en la leyenda deportiva que es hoy.
“Se mueve toda la familia para Costa Rica y llego a primer año de colegio, al San Francis (de padres franciscanos), y este colegio estimulaba mucho el deporte. Mis primeros amigos jugaban más baloncesto, entonces, aprendí a jugar baloncesto. La verdad lo mío siempre fue el deporte. Mi familia siempre fue de letras, mi papá era médico, mi mamá era profesora; mis hermanos, antropólogo, filósofo, sociólogo, y nunca me fascinó ese mundo, como sí lo hizo el deporte”.
Así, Guima inició con el basquetbol como su primer deporte a nivel profesional, en el Colegio Calasanz. En ese periodo, comenzaba a estudiar Educación Física en la Universidad de Costa Rica, y el fútbol pasó a segundo plano, como una actividad por mero pasatiempo, situación que al poco tiempo daría un giro de 90o, para transitar del enceste en canastas a las bati das de red en canchas futboleras.
“El destino me cruzó con personas del deporte, un profesor de la cátedra de Fútbol de la Universidad de Costa Rica, quien además era entrenador de un equipo de segunda división. En una ocasión este profesor me vio participar en una mejenga (cascarita en México), y me invitó a jugar en su equipo, ‘vení a ayudarnos´, me dijo, ‘te ayudo’, respondí, ‘pero solo puedo entrenar una vez por semana porque juego baloncesto profesional’, añadí”.
De esta manera, Alexandre ingresó a las filas del Durpanel-San Blás de la segunda división de Costa Rica, donde a la postre fue campeón goleador, con dieciséis dianas en 1979, jugando tan solo medio torneo. Además, su entrenador de baloncesto tenía contactos con el equipo de primera división de fútbol, el Municipal Puntarenas, por lo que Guima también recibió una oportunidad para probarse como futbolista, ahora en la máxima categoría del país.

“Fue muy loco, y nada… tuve que tomar una decisión. Dejé el baloncesto, hice mi primer contrato profesional como jugador de fútbol, me va muy bien y de ahí, dos años después, paso a jugar al Deportivo Saprissa en 1982, donde finalmente jugué durante casi diez años. Así se dio mi afición al fútbol”.
La segunda piel es morada
Con el Saprissa, Guima se consagró campeón en las temporadas ’82, ’88 y ’89 de la liga nacional; y de un campeonato de la Concacaf también en 1989. No está de más señalar que, el Deportivo Saprissa es hoy el equipo más ganador de la liga costarricense, con su reciente título número 38 conseguido este 2023. Y fue en este equipo donde Guima vivió una de sus mejores etapas como futbolista profesional.
“Lo que pasa es que, cuando uno ha estado enganchado durante gran parte de su vida a un equipo, una institución como Saprissa… jugué diez años ahí, trabajé primero tres años en divisiones, en fuerzas básicas. Después fui entrenador tres veces; es decir, sumando todos mis procesos, creo que tengo más de 20 años de mi vida relacionados con esos colores, con ese club.
A veces me bromean, que cuando salgo para los partidos en X o Y lugar, escojo siempre el color morado para vestir, una camisa, esto o aquello; así que el subconsciente totalmente me toma por delante. Jugar para Saprissa fue algo que me marcó mucho, por supuesto”.
Italia 1990
En 1984, Alexandre Guimarães adopta la nacionalidad costarricense, dados los años vividos en el país centroamericano, llenos de alegrías y gratas experiencias a partir del deporte. Naturalmente, Guima representó en varias ocasiones a la Selección Nacional de Costa Rica, disputando inclusive la Copa del Mundo de la FIFA Italia ’90, donde colaboró con una asistencia.
“Al nacionalizarme costarricense, se me da la posibilidad de jugar las eliminatorias hacia México ‘86, y Costa Rica no clasificó. Pero también pude jugar las eliminatorias rumbo a Italia 90, e hicimos historia al clasificar por primera vez a una Copa del Mundo. Avanzamos a la segunda fase del torneo con un pase mío, y a partir de ahí fue como un ‘ábrete sésamo’, el mundo en aquel momento, que no era tan global como hoy, comenzó a hacérseme chiquito”.
En palabras de Alexandre, disputar un Campeonato Mundial de la FIFA con Costa Rica fue una experiencia inolvidable. Pues su participación también fue histórica porque se enfrentó a la ‘Verdeamarela’, portando la remera tica.
“Fue el primer caso que se daba en la historia de la Copa del Mundo, que un jugador nacido en Brasil jugara en contra de su país de origen; sucedió en el encuentro Costa Rica Vs Brasil, en el estadio de Turín. Fue un sentimiento muy fuerte, porque fue como hallarse en el sueño de un niño que se volvió realidad, enfrentar a Brasil en el Mundial… fue muy sabroso, muy bonito.
Y ese mundial me dio la posibilidad de conocer a un guía, a un mentor que, digamos me voló totalmente el coco, Velibor ‘Bora’ Milutinović, que en México lo conocen muy bien. A partir de ahí, vi otra puerta que podría abrirse para mí, como entrenador de fútbol; otra ventana que me dejó ese mundial en Italia”.
Desde el banquillo
Guima también formó parte del equipo costarricense Municipal Turrialba, donde concluyó su etapa de futbolista profesional en 1993. Así, la leyenda tica del balompié abandonó las canchas con 377 encuentros oficiales, en los que logró marcar 95 goles. Sin embargo, su ausencia no duró mucho, ya que para la temporada 94-95 de la primera división costarricense regresó como director técnico del conjunto Belén, para salir campeón de la Copa Federación en 1996.
De ahí, prosiguió su faceta de entrenador, para estar al frente del club tico Herediano, donde fue distinguido como de Mejor entrenador nacional´. Y posteriormente, en 1997 arribó al Saprissa, llevan-

Guima como comentarista deportivo
“La experiencia surgió porque, cuando yo me retiré, en el canal 7 que sigue siendo patrocinador del Saprissa, el director de Deportes del canal me invitó una vez a hacer de comentarista; participé, y dos días después me llamaron para ofrecerme más tiempo al frente de los micrófonos. Ese ínterin como comentarista fue muy agradable, se me hizo muy fácil y me enseñó mucho para condensar las ideas y ser lo más conciso posible en un espacio de tiempo, porque la televisión es así; y eso me ayudó para mi etapa como entrenador, sobre todo para las indicaciones del medio tiempo”.
do al equipo al bicampeonato de la liga, además de hacerse del Torneo Grandes de Centroamérica en 1998.
Guima dirigió también en Guatemala, en México (Club Deportivo Irapuato y Dorados de Sinaloa), en China, en India, en Emiratos Árabes Unidos donde ganó la Copa de Clubes del Golfo; y actualmente es entrenador del América de Cali en Colombia, donde también salió campeón en 2019 en la Categoría Primera A.
“Como técnico, lo más desafiante para mí fue a partir de 2009, cuando elevé mi carrera internacional. Fui al Mundial de 2002 como técnico de Costa Rica, repetí para el Mundial de 2006; pasé a la Federación Panameña de Fútbol de 2007 a 2008, me di un año sabático y después tuve la posibilidad de trabajar en Emiratos Árabes Unidos, y ahí empezó lo desafiante, porque tuve entender diferentes culturas; primero con los árabes, después con los chinos, con indios.
“Son culturas muy diferentes y al mismo tiempo tuve que trabajar con traductores. Y eso sí que me exigió mucho, pero dos cosas que a mí siempre se me dieron muy fácil fue el deporte y los idiomas. Después del Mundial de Italia, me puse la tarea de aprender italiano. Cuando fui a Alemania a hacer mis primeras pasantías como técnico, aprendí algo de alemán; el inglés ya lo traía del colegio. En México, me matriculé en la Alianza Francesa y estuve un año aprendiendo francés… el alemán lo he dejado poquito, pero los otros idiomas sí los manejo bien, para no usar traductor, que muchas veces hasta te complica más la vida”.
El legado continúa
Celso Borges Mora, quien hoy juega como centrocampista en la Liga Deportiva Alajuelense de la Primera División de Costa Rica formó parte de aquella excepcional selección nacional que quedó para la historia durante la Copa Mundial de la FIFA de Brasil en 2014.
Con la selecta costarricense, Celso Borges también asistió a los mundiales de Rusia 2018 y Catar 2022; y su talento lo llevó a jugar a Noruega, Suecia, España y Turquía. Por ello, para el hijo de Guima sí versa el dicho, ‘de tal palo tal astilla’.
“Nosotros lo aconsejamos prácticamente en toda su etapa de formación como futbolista. La primera recomendación fue ‘tenés que seguir estudiando’. Él lo fue entendiendo a través del tiempo, y más ahora con todas las facilidades tecnológicas, realizó cursos académicos, aquí y allá, todo en línea, durante su estancia en España.
Pero los consejos principales fueron al comienzo de su carrera; a nivel de juego muy pocas cosas, y después vimos que ya estaba tocando techo en Costa Rica a los 19 años, vio la oportunidad para irse a Escandinavia, ‘tenés que volar solo’. Tomó su mochila y se fue y después de eso, no volvió para atrás, y eso lo ayudó mucho”.
Como futbolista, como técnico de balompié, y hasta como cronista deportivo, Guima siempre dio la nota positiva, del talento de sus pies y más aún, de su espíritu emprendedor y visionario que en todo momento lo cobijó para triunfar en el deporte más bonito del mundo.