UNIVERSOS SOBRE GOTAS DE ROCÍO (avance de lectura)

Page 1


universos sobre gotas de rocío

Alberto F. Garzón y Rincón


universos sobre gotas de rocío Texto © Alberto F. Garzón y Rincón Ilustraciones © Patricia Mota Bravo © Alberto F. Garzón y Rincón Primera edición, Abril 2021

ISBN: 978-607-99129-6-3 Colección Poesía (XVIII)

Coordinadora Editorial Rebeca Garzón Clemente Ilustración de portada Patricia Mota Bravo Diseño y formación editorial Claudia Gisel Hernández Hernández Fotografía Marcos García Prohibida su reproducción (total o parcial) por cualquier medio sin permiso de la Coordinadora Editorial Impreso y hecho en México. Printed and made in Mexico


Índice Presentación

5

Introducción

9

Danza en el vacío. Haikús de éter

14

El hálito vital. Haikús de aire

28

Fragancias náuticas. Haikús de mar y brisa

42

Las muchas miradas del amor. Haikús de fuego

62

Caminar por las muchas sendas. Haikús de tierra

90

Oda a la vejez y al tiempo. Haikús de las edades

108

Colofón

119

Índice de ilustraciones

120


I lustración Alberto F. Garzón y Rincón Mujer


Presentación

D

anzar en el vacío es una facultad concedida a los astros, que en su desplazamiento tachonan el cielo y nos guían en el camino que, en su tortuoso recorrido, nos invita a imaginar el profundo sentido de las cosas.

El género del haikú tiene en mi historia de vida un fuerte motivo, ya que por ser hijo

de un poeta, con frecuencia se reunían en la casa familiar un grupo connotado de bates para hacer lecturas de sus textos y, entre ellos, hubo uno que en forma especial se mostró empático con mi persona, a pesar de que yo era un niño de siete años que asistía a esas reuniones movido por la curiosidad y que, sin duda, fue creando dentro de mí el gusto por la poesía. El doctor Alfredo Boni de la Vega platicaba conmigo y me leía sus haikús, muchas veces a manera de adivinanzas, mientras las pláticas y las libaciones de las personas mayores nos lo permitían. Entre las brumas del tiempo, recuerdo a uno de ellos que decía: “Los gatos tienen/ en las noches de Pascuas/ ojitos de ascuas”. La simpatía, su voz pausada y sus ocurrencias poco a poco se fueron introduciendo en mi cabeza, exaltando mi oído, para percibir la música de las palabras repartida en una pauta de 17 sílabas métricas. Durante mis estudios universitarios, un grupo pequeño de compañeros nos reuníamos a leer poesía de poetas consagrados, dentro de los que salía a menudo a relucir Juan

5


un i v erso s s o b r e gota s d e roc í o

José Tablada y sus pequeños poemas de corte oriental, como La Luna, El Sauz, La Araña, entre algunos de ellos; o bien, Octavio Paz, quien conserva el carácter misterioso del oriente al despojar de títulos a sus poemas: “Sobre la arena/ escritura de pájaros/ memorias del viento”. Siempre entre los asistentes se colaba algún compañero que por curiosidad entraba a la tertulia, más que por el amor a las letras, para disfrutar de algún bocadillo o una copa de vino mientras criticaba acremente nuestra afición y nuestra incipiente producción en el difícil camino de la poesía. En una ocasión, uno de estos personajes dijo que la poesía no tenía razón de ser dentro de un grupo de futuros médicos, ya que ésta no podía definir ningún proceso científico. Recuerdo que ante el reto resonó en mi mente la melopea de un haikú y le respondí al momento: “¿Conoces en qué consiste el fenómeno de Tyndall?”. A lo que asintió. En un instante y sin perder la oportunidad, le dije: “Te lo explicaré de forma poética: La luz penetra/ en polvo diamantino/ surge el milagro”. El tiempo transcurrió y vine a ejercer mi profesión a la tierra de mis mayores, Chiapas, herencia de poetas. Tuve la suerte de conocer y platicar con dos de los grandes cultivadores del haikú: Armando Duvalier, que innova con su poesía alquimista y publica dos libros: Tibor, en 1943, y Mariposas de Laca, en 1958, los que contienen tankas y haikús, y Eliseo Mellanes Castellanos, quien publica su libro Hai-Kais y pequeños poemas, en 1952, reeditado en 2002 por la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH).

6


p r e se ntac i ón

En 1985, animado por mi padre, publiqué en un opúsculo una colección de haikús y tankas, que titulé Formulario para hacer el amor con una viuda negra. Más tarde, recopilé mi producción en el poemario De Blanco, Amarillo y Negro (UNACH, 1998). Mi afición por estos pequeños poemas no ha cejado en ningún momento y me ha impulsado a seguir escribiendo. Me he remontado a sus orígenes y he seguido las pautas dictadas por el maestro Matsuo Bashõ y los poetas que construyeron la leyenda del haikú en el lejano Japón, siguiendo la tortuosa senda del Oku, hacia el templo de Ise, tratando de colocar universos en pequeñas gotas de rocío. Es ahora que a mis 74 años mi hija me alentó a publicar esta tercera colección, con la que pretendo llegar a mis lectores, tratando de conservar el canon dictado desde Bashô hasta Octavio Paz, que recomienda que el poema debe contener la ubicación temporal y espacial necesaria, debe describir un elemento activo y una tercera cualidad inesperada. La percepción poética surge del contrapunto entre estas dos últimas. El haikú es una pequeña caja saturada de poesía, capaz de abrir repentinamente una realidad objetiva o subjetiva; es como lo dijera Matsuo Bashô: “Un universo en una gota de rocío”. Espero que estas minúsculas perlas sean bien recibidas por quienes las lean. Alberto F. Garzón y Rincón

7


I lustración Alberto F. Garzón y Rincón La boca de Dios


Introducción

A

l escuchar un haikú de los maestros que elevaron este género poético a una de las expresiones artísticas más delicadas, uno comprende que en la cortedad de su nombre y en lo estrecho de su pauta tienen acomodo una gran cantidad

de sentimientos y emociones que se cristalizan en percepciones internas. Éstas provocan a imaginar los destellos inconsútiles del alma del poeta o a mirar, transponiendo las distancias y los tiempos, los panoramas reales o imaginados, como si fueran acuarelas de las más vividas imágenes. El haikú nace en una historia de intemporal largura; germina, según algunos de los estudiosos, de la cercana relación del Japón con la cultura china, adoptando del Jueju (oración cortada) de la dinastía Tang, la estructura de sus textos, en forma de cuartetos, que alternan versos de cinco, siete y cinco moras o sílabas métricas, haciendo una poesía sintética y del instante. El pescador Se calienta las manos/ con el aliento,/ sostiene la pértiga/ no logra deshelarlas/ la barca va colmada/ de una fría luz lunar/ que se refleja en la nieve, confusa. El pintor desconoce/ del sufrimiento/ del pescador; le gusta crear pinturas/ de pesca en la nieve/ con el río congelado. (Sun Chengzong, 1563-1638).1 1

Wilfredo Carrizales. (2012). Breve Antología Jueju. Fondo editorial del Caribe: Venezuela.

9


un i v erso s s o b r e gota s d e roc í o

Para considerar los antecedentes del haikú en su pauta formal y en su contenido, es imprescindible remitirse a Manyooshuu (Colección de las diez mil hojas), primera gran antología medieval japonesa del siglo VIII y a los primitivos Katauta, poemas aun anteriores a estos, que eran estructuras formadas por un solo poema o canción, con dos posibles pautas silábicas, 5-7-7 o 5-7-5 sílabas métricas, esta última es igual que la del haikú.2 El Manyooshuu contiene formas avanzadas como son el chooka o canción larga con versos de 5 y 7 sílabas en alternancia constante, sin una longitud predeterminada; la tanka, que consta de dos estrofas de 5-7-5 y 7-7 sílabas métricas, y el sedooka, que eran poemas de dos estrofas idénticas de 5-7-5 y 5-7-5 sílabas, mismos que se conservan hasta la actualidad. El avance hacia el haikú tiene su primera manifestación en la separación de la primera estrofa del tanka, llamada hokku, cuya pauta es de 5-7-5 sílabas métricas; no obstante, se habitúa entre los poetas volver a ligar los versos de pauta 7-7, en una costumbre lúdica en que el hokku es construido por un poeta, mientras que la segunda parte es completada por otro, debiendo continuar con su mismo significado e intención, que en un ambiente de desahogo van formando los poemas. Este tipo de forma literaria característica del siglo XII se conoce como renga o poesía encadenada. En el último escaño hacia el haikú, nos encontramos con el haikai, nombres que han llegado a considerarse como sinónimo del primero; no obstante, en el Kokinshuu se da Aurelio Asiain, “Poesía clásica japonesa”. Revista de la Universidad de México, extraída de https://bit.ly/3azpijD el día 23 de mayo de 2019. 2

10


i nt rodu c c i ón

esa connotación a los poemas cuando los temas que trata son cómicos y ligeros, y cuando estos se encadenan dan lugar al Haikai-Renga, que son poemas divertidos y sin mucha trascendencia, con lenguaje simple, sentido irónico y poca calidad literaria.3 En realidad, no es sino hasta la época de Matsuo Bashô (1644-1694), cuando el haikú alcanza su máximo esplendor. El poeta nace en el seno de una familia noble y es educado como un guerrero samuray en sus años de juventud. Más tarde, cuando fallece su maestro, prosigue con sus estudios en un monasterio budista, donde lee a los clásicos chinos y japoneses entrando en contacto con la rama más espiritual del budismo, el Zen, cuya doctrina influyó en forma determinante en su producción literaria. A pesar de la gran modestia, propia de un monje budista, que lo hace dejar de considerarse alguien importante y nunca pretender hacer literatura, Bashô tiene el mérito histórico de haber elevado al haikú al rango de arte. Vivió durante la hegemonía Tokugawa, que se caracterizó por haber conseguido en la sociedad japonesa un período duradero de paz y prosperidad. Algunos de sus mejores haikús se insertan en la obra La estrecha senda del Oku, fruto de su peregrinación por el norte del Japón, que le llevó al templo de Ise. Viajero contumaz, su peregrinar es explicado en la obra Matsuo Bashô. Diarios de viaje, versión castellana de Alberto Silva y Masateru Ito, en la que se exalta el amor al paisaje y a la tierra.4 Ki Tsurayuki y otros (905) Kokinshū (“Colección de tiempos antiguos y modernos”), la primera antología de la poesía japonesa compilada en orden: poeta, por poeta. Fue la primera obra literaria importante escrita en el sistema de escritura kana. 4 Alberto Silva y Masateru Ito. (2015). Matsuo Bashô. Diarios de viaje. Fondo de Cultura Económica: Argentina. 3

11


un i v erso s s o b r e gota s d e roc í o

El maestro muere en 1694, creando en su lecho de muerte su último haikú, el cual dice: “A pie enfermo/ por campos desolados/ vagan los sueños”. Años más tarde, durante una conmemoración de su muerte, uno de sus discípulos respondía al haikú de Bashô de la siguiente manera: “Por páramos Yermos/ vagan los sueños/ el viento gime”. Después de Bashô, surge una pléyade de poetas del haikú de inconmensurable calidad, entre los que destacan los siguientes: Onitsura (1660-1738), poeta que bebió en su juventud de las mismas fuentes de Bashô, con el que comparte significativamente muchos detalles de su vida y de su concepción del haikú. Yosa Buson (1716-1783) eleva el haikú a las más altas cumbres poéticas. Issa Kobayashi (1762-1826), quien es descrito por Blyth como “el más japonés de los poetas de haikú, quizá de todos los poetas”. Issa no tuvo maestros ni discípulos; en este sentido, se aparta de la tradición japonesa. Poeta de muy corta vida, Shiki Masaoka (1867-1902) es el gran renovador de las formas clásicas de poesía de Japón. Esto lo consiguió desde su doble faceta de poeta y crítico literario. Acuñó el término haikú (antes haikai o hokku), y combatió durante su vida muchos prejuicios de la época hacia el haikú clásico. Es importante recordar que entre los primeros en ocuparse de arte y literatura japoneses se encuentran, a principios de siglo, dos poetas mexicanos: Efrén Rebolledo y José Juan Tablada. Ambos vivieron en el Japón. El primero, varios años, de 1906 a 1913; el segundo, en 1900, unos cuantos meses.

12


i nt rodu c c i ón

En 1918, Tablada publicó Al sol y bajo la luna, un libro de poemas con un prólogo en verso por Leopoldo Lugones. Otros poetas que cultivaron el haikú en América Latina fueron: Jorge Luis Borges (Argentina), Nicolás Guillén (Cuba) y Octavio Paz (México). Ahora bien, en Chiapas, Armando Duvalier publicó dos libros: Tibor, en 1943, y Mariposas de Laca, en 1958, los que contienen tankas y haikús. En forma paralela, Eliseo Mellanes Castellanos edita su libro de Hai-Kais y pequeños poemas, en 1952, que es reeditado en el 2002 por la UNACH. La poética es como un magno crisol en el que ocurre una sucesión de cambios, y los haikús, como poemas, no están exentos de transformarse, ya que el poeta es un alquimista que como ser humano está sometido a sufrir, amar y a confrontar los conflictos de la humanidad y transmutarlos en palabras, en estrofas y en cantos. El poeta no tiene una vida fácil, su sentimiento es más intenso y vive de los recuerdos. Cuando el inconsciente se encuentra en el límite del consciente, no existe otro remedio que recurrir a los sonidos de las palabras, amalgamadas con los silencios y el tiempo, dando paso a la rima y la métrica que estallan en la cadencia de la melopea. No obstante, en nuestro mundo de sensaciones intensas, la métrica y la rima se doblegan ante la potente realidad y las palabras eclosionan en versos blancos, dando lugar al haikú libre. Este libro es un intento de acercarme a los que me antecedieron y tratar de recorrer con ellos la tortuosa senda del Oku. Alberto F. Garzón y Rincón 13


Danza

en el vacío

HAIKÚS DE ÉTER



I lustración Patricia Mota Bravo Andrómeda


h ai kú s de é t e r

El principio Danzan los astros en sideral concierto, se abre un abismo.

Entes de sombra; fragmentos de membrana de una burbuja.

Cuerpos errantes en universos de luz intemporales. 17


d a n za e n e l va c í o

Tiempo y espacio, la gran interrogante impenetrable.

La cuenta empezó... convergencia absoluta, fuerza y materia.

Grandioso Big Bang... con pólvora cósmica Dios ha jugado. 18


h ai kú s de é t e r

El tiempo Lejana estrella hoy solo eres sombra; un punto negro.

Abstracto el tiempo en las pautas de la luz, fugaz y eterno.

Hermoso cielo eres solo pasado; breve destello. 19


d a n za e n e l va c í o

Las súper cuerdas en once dimensiones el tiempo encorvan.

En el pasado los lapsos se contraen y se aletargan.

La gran abstracción los múltiples linderos... el universo.

Tiempo y espacio conforman el sustrato de nuestro cosmos. 20


h ai kú s de é t e r

El hombre y el universo El hombre sabe que los números transigen las voces de Dios.

Son los dos uno, presente y futuro; ayer... es sombra.

El caos gime vibraciones siniestras; se expande el Big Bang. 21


d a n za e n e l va c í o

Se parte un neutrón; el electrón conoce su antimateria.

Negro agujero conjunto de sucesos que no escaparán.

Rayos de luz en el espacio y tiempo son engullidos.

Se hunde la masa en un abismo negro; será energía. 22


h ai kú s de é t e r

¿Dónde estaremos? ¿En este Universo o en su modelo?

Recursividad; girándulas de tiempo que no se tocan.

Negro profundo hacia allá se dirigen soles y mundos.

No hay infierno, solo la vasta tierra y el infinito. Un cielo estrellado con manantiales de luz. 23


d a n za e n e l va c í o

Barca mágica surcarás presurosa el río del tiempo.

Espiral de luz te ciñes a mi cuerpo como mortaja.

Llave espiritual que abrirá sin demora los mil recuerdos grabados en cadenas de ácidos nucleicos.

Polvos de estrellas que inquietos escudriñan brillantes astros. 24


h ai kú s de é t e r

La brillante luz proyecta sombras desde su esencia.

¿Qué es el recuerdo? Solamente un destello de lo pasado.

La luz de un astro hace más de mil años solo es un rastro...

Labor de parto, nebulosa expectante... parirá un astro. 25


d a n za e n e l va c í o

Universo profundo Estrellas pares danzarán luminosas curvando el tiempo.

El universo gira en el vientre de un mega cosmos.

Grandiosos astros de elementos raros; son querubines. 26


h ai kú s de é t e r

La boca de Dios exclamará un Haikú... Tiemblan los soles.

27


Hálito el

vital

HAIKÚS DE AIRE



I lustración Patricia Mota Bravo Renacimiento


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.