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Aniversario 600 años La Seu 1413

PARROQUIA DE SANTA MARÍA • XÀTIVA

2013

Hoja Parroquial - Nº 439 Domingo 12 de junio de 2011 Solemnidad de Pentecostés

Se llenaron todos de Espíritu Santo

Frases del Evangelio evangelio de san juan 20, 19-23 Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 1


El Abad eL sACrAmento De LA ConFirmACiÓn Durante estos días distintos grupos de jóvenes de muchas ¿Podrá averiguar en qué parte de la Colegiata se encuentra este detalle? parroquias reciben el sacramento de la Confirmación. Yo mismo confirmaré hoy a 19 jóvenes de la Seu de Xàtiva. Durante dos años han recibido una catequesis apropiada, que les ha capacitado para saber que van a recibir y a lo que se comprometen. El grupo de la Seu me ha tenido a mi de catequista. Durante dos años, los viernes por la tarde me he dedicado a él. Ha sido una hermosa experiencia. Soy un cura que durante muchos años ha trabajado en la pastoral juvenil; a los jóvenes he dedicado mucho tiempo, esfuerzo, ilusión, trabajo. Por eso he querido volver a ser, aun siendo el Abad, el catequista de estos jóvenes. El curso próximo volveré a formar el grupo de primero. Es verdad que son muy jóvenes, pero también es verdad que tienen fuerza y una enorme energía interior y que, si quieren, pueden emplearla para crecer en los valores fundamentales y para hacer el bien a los demás. Que un grupo de jóvenes quiera confirmarse en Xàtiva tiene una enorme importancia. Lo normal en estos tiempo es pasar de todo esto. El mundo secularizado, materialista, antireligioso o anticristiano invade el ambiente de la juventud. Debemos ser realistas y pisar tierra. Las cosas están mal. Los jóvenes viven en un ambiente en donde a lo cristiano no se le da cabida. A cuantos desde diversos puntos les separan de sus convicciones católicas, les ridiculizan o les amargan la vida. Esto es verdad con datos en las manos. Los jóvenes cristianos lo tienen muy difícil. Debemos trabajar mucho y bien desde la familia y desde la parroquia. Los medios no ayudan y los centros de educación tampoco. Ésta también es la realidad. Necesitamos padres convencidos y con ganas de educar según el Evangelio y según sus ideas religiosas y siempre con los valores morales normales; padres que se empeñen con el ejemplo y con la conducta. Lo digo en las distintas reuniones con padres. Y así de claro: Si los padres no viven la fe, qué difícil será que los hijos la vivan. La familia es el mejor ejemplo. Y desde ahí debemos trabajar. Ya 2


lo decía la semana pasada. Necesitamos padres católicos, fuertes en la fe, con un entramado doctrinal sano y fuerte. De lo contrario la corriente actual se los lleva a todos al traste. También parroquias con un criterio bien definido, que eduquen en la fe en el campo tan complicado de la juventud. Sin miedo a la cantidad. Con valentía para decir las cosas tal y como son, sin florituras, al grano y sean los que sean. El sacerdote debe brillar con su ejemplo. Hoy no puede perder el tiempo. Debe trabajar, estudiar, estar al día, preparar muy bien las catequesis, las homilías, atender las confesiones de los fieles, estar siempre disponible a servir. Además vivir su ministerio a pleno pulmón. Su ejemplo de pastor entregado debe brillar todos los días. Un grupo de jóvenes setabenses hoy quiere decir sí a Cristo y esto aunque no salga en Informe Semanal es para nosotros muy importante y muy significativo. Durante toda la semana hemos rezado y pedido por este grupo de jóvenes; y además hemos trabajado y les hemos acompañado, les hemos ayudado a crecer en la fe y en el amor, en los valores cristianos y en educación. ¿Qué saldrá de ahí? No lo sabemos. Dios dirá. La cuestión es que se confirman y que el Espíritu Santo desciende sobre ellos y eso en sí tiene un enorme calado a nivel de fe. Esperemos que de este grupo resulte un buen grupo de jóvenes cristianos que sean fermento, sal y luz en Xàtiva y de manera especial entre los demás jóvenes.

Beneeix el Senyor, ànima meua. Senior, Déu meu, com eres de gran. Vas revestit d´honor i majestat, t´embolcalla la llum com un mantell. Has estés el cel com una vela, damunt de les aigues t´has fet salm 103 3


Para saborear durante la semana SECUENCIA DE PENTECOSTÉS Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

orACiÓn De LA misA DeL Domingo Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica.

Compendio del Catecismo de la iglesia Católica ¿qué valor tienen las revelaciones Privadas? Preg. 10. Pág. 26. Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo. 4


Memoria histórica (10) Pastor de Hermas (A)

El Pastor de Hermas es una obra cristiana del siglo ii que no forma parte del canon neotestamentario y que gozó de una gran autoridad durante los siglos ii y iii. Tertuliano e Ireneo de Lyon lo citan como «Escritura», el Codex Sinaiticus lo vincula al Nuevo Testamento y en el Codex Claromontanus figura entre los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de Pablo. La primera versión de la obra fue escrita en griego, y de ella no se ha conservado el texto completo, pero inmediatamente fue traducida al latín quizás por su propio autor, Hermas de Roma.

Menciones en la literatura antigua cristiana

En la Epístola a los Romanos (16, 14), Pablo saluda a los cristianos de Roma entre los que cita a uno llamado Hermas a quien Orígenes considera el autor del Pastor. Sin embargo, tres antiguos testimonios, uno de ellos contemporáneo de la propia obra, afirman que Hermas era hermano del papa Pío I cuyo pontificado se extendió más o menos entre los años 140 y 155. Esta datación es la que propuso en 1891 J.B. Lighfoot. Estos tres testimonios son: - El Fragmento Muratoriano, una compilación escrita hacia el año 170 que constituye el primer canon del Nuevo Testamento recoge: Cuando Hermas, redactó el Pastor muy recientemente, en nuestra época, en la ciudad de Roma, mientras el obispo Pío, su hermano, ocupaba la sede de la iglesia de la ciudad de Roma - El Catálogo Liberiano que serviría posteriormente de base para componer el Liber Pontificalis, recoge en un párrafo datado en el 235 que: Bajo el episcopado de Pío, su hermano Hermas escribió un libro que contiene los preceptos que le entregó un ángel que se le apareció como un Pastor. - Un poema contra la doctrina de Marción, escrito entre los siglos iii y iv por un escritor que adopta el nombre de Tertuliano y conocido como PseudoTertuliano que afirma: Entonces, después de él, Pío, cuyo hermano según la carne era Hermas, el pastor angélico, porque él declama las palabras que le fueron dadas por el ángel. Estos tres testimonios parecen citar una misma fuente, la obra perdida de Hegesipo que también sería utilizada por Eusebio de Cesarea para elaborar su Historia Ecclesiastica. 5


La vida que cuenta el pueblo (61) Siervos de Dios Manuel Casesnoves y Adela Soldevila Arturo Climent Bonafé, Abad de Xàtiva y vicepostulador de la causa de canonización He iniciado esta serie nueva sobre nuestros Siervos de Dios Manuel y Adela basándome en la exhortación apostólica del beato Juan Pablo II, el Grande, sobre la familia. El papa en esta exhortación marca el estilo de la familia cristiana del siglo xx y después de estudiar a fondo a los Siervos de Dios, pienso que su vida familiar fue muy de acuerdo con lo que dice el papa muchos años después. De ahí mi intención de comentar algunos aspectos de la exhortación apostólica a la luz de la familia formada por Manuel y Adela.

El hombre imagen de Dios Amor

11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual. La Revelación cristiana conoce dos modos específicos de realizar integralmente la vocación de la persona humana al amor: el Matrimonio y la Virginidad. Tanto el uno como la otra, en su forma propia, son una concretización de la verdad más profunda del hombre, de su «ser imagen de Dios». En consecuencia, la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente. 6


asÍ lo vivieron los siervos de dios

Los Siervos de Dios Manuel y Adela vivieron en plenitud el amor. Ya de novios hicieron un pacto ante Dios y Él comenzó en ellos la obra buena que culminaría con el matrimonio. Dios bendijo el amor conyugal de estos jóvenes esposos con una hermosa corona de hijos. Manuel y Adela se prometieron ante el altar de la Colegiata amor hasta la muerte y así lo vivieron. Nada ni nadie pudo resquebrajar o dañar el amor en este matrimonio. Ellos se entregaron el uno al otro con amor; un amor que supuso donación total y absoluta de ambos. Los dos cónyuges pusieron a Jesucristo como árbitro y lograron lo que san Pablo señala en la Carta a los Corintios: “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca”. Así lo Manuel Adela y así lo vivieron hastalalaXmuerte. En laentendieron declaración dey la renta: Pongamos Sólo la muerte pudo deshacer este lazo tan hermoso que unía a los dos esposos e incluso después de la muerte del Siervo de Dios, Adela nunca ignoró la presencia de su esposo en su vida, pues sabía que estaba gozando de la presencia de Dios y junto a él intercedía por la familia, le ayudaba, le animaba y le daba fuerza para luchar y llevar adelante la familia, la hacienda y todos los problemas de cada día. El Padre nuestro que rezaba después de comer “por el papá” era la manifestación clara de que el papá estaba presente de forma espiritual. Eso animó mucho a la Sierva de Dios y le daba fuerzas. El amor entre Manuel y Adela no pasó nunca, nunca terminó, aun después de la muerte de Manuel, Adela continuo amándole con toda su alma. 7


La Palabra del Papa AUDIENCIA GENERAL Plaza de San Pedro Miércoles, 1 de junio de 2011 Queridos hermanos y hermanas: Leyendo el Antiguo Testamento, resalta una figura entre las demás: la de Moisés, precisamente como hombre de oración. Moisés, el gran profeta y caudillo del tiempo del Éxodo, desempeñó su función de mediador entre Dios e Israel haciéndose portador, ante el pueblo, de las palabras y de los mandamientos divinos, llevándolo hacia la libertad de la Tierra Prometida, enseñando a los israelitas a vivir en la obediencia y en la confianza hacia Dios durante la larga permanencia en el desierto, pero también, y diría sobre todo, orando. Reza por el faraón cuando Dios, con las plagas, trataba de convertir el corazón de los egipcios (cf. Ex 8–10); pide al Señor la curación de su hermana María enferma de lepra (cf. Nm 12, 9-13); intercede por el pueblo que se había rebelado, asustado por el relato de los exploradores (cf. Nm 14, 1-19); reza cuando el fuego estaba a punto de devorar el campamento (cf. Nm 11, 1-2) y cuando serpientes venenosas hacían estragos (cf. Nm 21, 4-9); se dirige al Señor y reacciona protestando cuando su misión se había vuelto demasiado pesada (cf. Nm 11, 10-15); ve a Dios y habla con él «cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (cf. Ex 24, 9-17; 33, 7-23; 34, 1-10.28-35). También cuando el pueblo, en el Sinaí, pide a Aarón que haga el becerro de oro, Moisés ora, explicando de modo emblemático su función de intercesor. El episodio se narra en el capítulo 32 del Libro del Éxodo y tiene un relato paralelo en el capítulo 9 del Deuteronomio. En la catequesis de hoy quiero reflexionar sobre este episodio y, en particular, sobre la oración de Moisés que encontramos en el relato del Éxodo. El pueblo de Israel se encontraba al pie del Sinaí mientras Moisés, en el monte, esperaba el don de las tablas de la Ley, ayunando durante cuarenta días y cuarenta noches (cf. Ex 24, 18; Dt 9, 9). El número cuarenta 8


tiene valor simbólico y significa la totalidad de la experiencia, mientras que con el ayuno se indica que la vida viene de Dios, que es él quien la sostiene. El hecho de comer, en efecto, implica tomar el alimento que nos sostiene; por eso, en este caso ayunar, renunciando al alimento, adquiere un significado religioso: es un modo de indicar que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor (cf. Dt 8, 3). Ayunando, Moisés muestra que espera el don de la Ley divina como fuente de vida: esa Ley revela la voluntad de Dios y alimenta el corazón del hombre, haciéndolo entrar en una alianza con el Altísimo, que es fuente de la vida, es la vida misma. Pero, mientras el Señor, en el monte, da a Moisés la Ley, al pie del monte el pueblo la transgrede. Los israelitas, incapaces de resistir a la espera y a la ausencia del mediador, piden a Aarón: «Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado» (Ex 32, 1). Cansado de un camino con un Dios invisible, ahora que también Moisés, el mediador, ha desaparecido, el pueblo pide una presencia tangible, palpable, del Señor, y encuentra en el becerro de metal fundido hecho por Aarón, un dios que se ha vuelto accesible, manipulable, al alcance del hombre. Esta es una tentación constante en el camino de fe: eludir el misterio divino construyendo un dios comprensible, correspondiente a sus propios esquemas, a sus propios proyectos. Lo que acontece en el Sinaí muestra toda la necedad y la ilusoria vanidad de esta pretensión porque, como afirma irónicamente el Salmo 106, «cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come hierba» (Sal 106, 20). Por eso, el Señor reacciona y ordena a Moisés que baje del monte, revelándole lo que el pueblo estaba haciendo y terminando con estas palabras: «Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo» (Ex 32, 10). Como hizo a Abraham a propósito de Sodoma y Gomorra, también ahora Dios revela a Moisés lo que piensa hacer, como si no quisiera actuar sin su consentimiento (cf. Am 3, 7). Dice: «Deja que mi ira se encienda contra ellos». En realidad, ese «deja que mi ira se encienda contra ellos» se dice precisamente para que Moisés intervenga y le pida que no lo haga, revelando así que el deseo de Dios siempre es la salvación. Como en el caso de las dos ciudades del tiempo de Abraham, el castigo y la destrucción, en los que se manifiesta la ira de Dios como rechazo del mal, indican la gravedad del pecado cometido; al mismo tiempo, la petición de intercesión quiere manifestar la voluntad de perdón del Señor. Esta es la salvación de Dios, que implica misericordia, pero a la vez denuncia de la verdad del pecado, del mal que existe, de modo que el pecador, reconociendo y rechazando su pecado, deje que Dios lo perdone y lo transforme. Así, la oración de intercesión hace operante, dentro de la realidad corrompida del hombre pecador, la misericordia divina, que encuentra voz en la súplica del orante y se hace presente a través de él donde hay necesidad de salvación. La súplica de Moisés está totalmente centrada en la fidelidad y la gracia del Señor. Se refiere ante todo a la historia de redención que Dios comenzó con la salida de Israel de Egipto, y prosigue recordando la antigua promesa dada a 9


La Palabra del Papa

los Padres. El Señor realizó la salvación liberando a su pueblo de la esclavitud egipcia. ¿Por qué entonces –pregunta Moisés– «han de decir los egipcios: “Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra”?» (Ex 32, 12). La obra de salvación comenzada debe ser llevada a término; si Dios hiciera perecer a su pueblo, eso podría interpretarse como el signo de una incapacidad divina de llevar a cabo el proyecto de salvación. Dios no puede permitir esto: él es el Señor bueno que salva, el garante de la vida; es el Dios de misericordia y perdón, de liberación del pecado que mata. Así Moisés apela a Dios, a la vida interior de Dios contra la sentencia exterior. Entonces –argumenta Moisés con el Señor–, si sus elegidos perecen, aunque sean culpables, él podría parecer incapaz de vencer el pecado. Y esto no se puede aceptar. Moisés hizo experiencia concreta del Dios de salvación, fue enviado como mediador de la liberación divina y ahora, con su oración, se hace intérprete de una doble inquietud, preocupado por el destino de su pueblo, y al mismo tiempo preocupado por el honor que se debe al Señor, por la verdad de su nombre. El intercesor, de hecho, quiere que el pueblo de Israel se salve, porque es el rebaño que le ha sido confiado, pero también para que en esa salvación se manifieste la verdadera realidad de Dios. Amor a los hermanos y amor a Dios se compenetran en la oración de intercesión, son inseparables. Moisés, el intercesor, es el hombre movido por dos amores, que en la oración se sobreponen en un único deseo de bien. Después, Moisés apela a la fidelidad de Dios, recordándole sus promesas: «Acuérdate de tus siervos, Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea para siempre”» (Ex 32, 13). Moisés recuerda la historia fundadora de los orígenes, recuerda a los Padres del pueblo y su elección, totalmente gratuita, en la que únicamente Dios tuvo la iniciativa. No por sus méritos habían recibido la promesa, sino por la libre elección de Dios y de su amor (cf. Dt 10, 15). Y ahora, Moisés pide al Señor que continúe con fidelidad su historia de elección y de salvación, perdonando a su pueblo. El intercesor no presenta excusas para el pecado de su gente, no enumera presuntos méritos ni del pueblo ni suyos, sino que apela a la gratuidad de Dios: un Dios libre, totalmente amor, que no cesa de buscar a quien se ha alejado, que permanece siempre fiel a sí mismo y ofrece al pecador la posibilidad de volver a él y de llegar a ser, con el perdón, justo y capaz de fidelidad. Moisés pide a Dios que se muestre más fuerte incluso que el pecado y la muerte, y con su oración provoca este revelarse divino. El intercesor, mediador de vida, se solidariza con el pueblo; deseoso únicamente de la salvación que Dios mismo desea, renuncia a la perspectiva de llegar a ser un nuevo pueblo grato al Señor. La frase que Dios le había dirigido, «Y de ti haré un gran pueblo», ni siquiera es tomada en cuenta por el «amigo» de Dios, que en cambio está dispuesto a asumir sobre sí no sólo la culpa de su gente, sino todas sus consecuencias. Cuando, después de la destrucción del becerro de oro, volverá al monte a fin de pedir de nuevo la salvación para Israel, 10


dirá al Señor: «Ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito» (v. 32). Con la oración, deseando lo que es deseo de Dios, el intercesor entra cada vez más profundamente en el conocimiento del Señor y de su misericordia y se vuelve capaz de un amor que llega hasta el don total de sí. En Moisés, que está en la cima del monte cara a cara con Dios y se hace intercesor por su pueblo y se ofrece a sí mismo –«o me borras»–, los Padres de la Iglesia vieron una prefiguración de Cristo, que en la alta cima de la cruz realmente está delante de Dios, no sólo como amigo sino como Hijo. Y no sólo se ofrece –«o me borras»–, sino que con el corazón traspasado se deja borrar, se convierte, como dice san Pablo mismo, en pecado, lleva sobre sí nuestros pecados para salvarnos a nosotros; su intercesión no sólo es solidaridad, sino identificación con nosotros: nos lleva a todos en su cuerpo. Y así toda su existencia de hombre y de Hijo es un grito al corazón de Dios, es perdón, pero perdón que transforma y renueva. Creo que debemos meditar esta realidad. Cristo está delante del rostro de Dios y pide por mí. Su oración en la cruz es contemporánea de todos los hombres, es contemporánea de mí: él ora por mí, ha sufrido y sufre por mí, se ha identificado conmigo tomando nuestro cuerpo y el alma humana. Y nos invita a entrar en esta identidad suya, haciéndonos un cuerpo, un espíritu con él, porque desde la alta cima de la cruz él no ha traído nuevas leyes, tablas de piedra, sino que se trajo a sí mismo, trajo su cuerpo y su sangre, como nueva alianza. Así nos hace consanguíneos con él, un cuerpo con él, identificados con él. Nos invita a entrar en esta identificación, a estar unidos a él en nuestro deseo de ser un cuerpo, un espíritu con él. Pidamos al Señor que esta identificación nos transforme, nos renueve, porque el perdón es renovación, es transformación. Quiero concluir esta catequesis con las palabras del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma: «¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? (…) Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, (…) ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Rm 8, 33-35.38.39). 11


Página bíblica (31) Dentro de este Triduo de Años de preparación a la celebración del 600 aniversario de la erección de la Colegiata en 2013, introducimos esta página bíblica para contribuir en la formación bíblica que todos debemos tener para comprender y vivir mejor la Sagrada Escritura.

lección decimonovena liBros de los reyes (B)

Para responder a este doloroso interrogante, el autor de estos libros sigue paso a paso la historia de Israel en tiempos de la monarquía, y confronta la conducta de los reyes con las enseñanzas del Deuteronomio. Según la doctrina deuteronómica, el Señor eligió gratuitamente a Israel y lo comprometió a vivir en conformidad con su Ley. De esta manera, dejó abierto ante él un doble camino: el de la fidelidad, que conduce a la vida, y el de la desobediencia, que acaba en la muerte. Pero todos los reyes de Israel y casi todos los de Judá, en lugar de guiar al Pueblo del Señor por el camino de la fidelidad, lo encaminaron hacia su propia ruina, tolerando y aun fomentando el culto de Baal y de las otras divinidades cananeas. El fracaso de la monarquía, después de sus promisorios comienzos en tiempos de David, muestra que la raíz de todo mal está en apartarse del verdadero Dios. Pero esta evocación del pasado, con su balance francamente pesimista, encierra también una lección para el presente. A pesar de las infidelidades de los reyes, el Señor nunca dejó de hacerse presente en la vida de su Pueblo a través de los profetas. Por medio de ellos, Dios hizo oír constantemente su Palabra a fin de llamar a la conversión. Y esa Palabra seguía vigente para el “resto” de Judá que se purificaba en el exilio. Si las derrotas nacionales habían sido la consecuencia del pecado, la conversión al Señor traería de nuevo la salvación. Las promesas divinas no podían caer en el vacío y el Reino de Dios se iba a realizar más allá de todos los fracasos terrenos. 12


Beato Ricardo Plá Espí Se cumplen 75 años de su martirio (11) Su mensaje A san Antonio de Padua (c) San Antonio amaba al pueblo con un amor acendrado e intenso y por lo mismo estaba siempre pronto a defender su causa y a vindicar y hacer valer sus derechos con santa valentía ante los grandes y poderosos de la tierra, cuando advertía en éstos perversidad en el proceder y tiranía y despotismo en el obrar y comportarse. Así lo hizo por ejemplo con el célebre tirano Ezelino. Habíase apoderado éste de Verona, de Padua y de casi toda la marca Trevisana, llenando a Italia de carnicería y de terror. Nada había podido en su ánimo despótico y sanguinario ni las fuerzas de los príncipes confederados, ni las excomuniones de los Pontífices. Sólo el Santo de Padua le pudo dominar y reducir a términos de razón. Púsose el Santo delante de los ojos con tan marcado celo y tanta intrepidez el número y la gravedad de sus enormes culpas y delitos; afeóle sus crueldades con tanta eficacia y energía, que logró obtener al fin y bien pronto, el curso de aquel precipitado torrente de virginidad. En esta obra de caridad y de pacificación no estaba solo, ciertamente, sino que le ayudaban sus hermanos de religión; pero él era el alma de todo el movimiento; él quien dirigía, alentaba y suscitaba cooperadores eficaces y del todo dignos. 13


Hoy también son muchos los que se dicen amigos del pueblo y sus reivindicadores y pacificadores. Pero, lejos de responder a tan elevados y nobles dictados, son más bien falsos amigos y redentores que pretenden arrebatarle la fe del alma y corromper su inteligencia y su corazón con principios y máximas sumamente perniciosos; enemigos de todo orden social, se afanan y trabajan audazmente por romper todo freno, por destrozar todo vínculo de la ley divina o humana, y empeñan abiertamente o en secreto la lucha más fiera contra la religión y contra el mismo Dios, realizando el diabólico programa de arrancar del corazón de todos hasta de los niños todo sentimiento religioso; ya que saben que quitada del corazón de la humanidad la fe en Dios, podrán conseguir sus más perversos fines. Toledo, 13 de junio de 1932

Jesús de Medinaceli Jesús de Medinaceli en sant Francesc

Si Dios quiere, la iglesia de sant Francesc gozará de una imagen de Jesús de Medinaceli a finales de enero del próximo año y estará expuesta a la veneración de los fieles. Todos los viernes del año recibirá culto especial y sobre todo durante la Cuaresma; su fiesta se celebrará el primer viernes de marzo. El escultor es Pedro Arrue, joven artista, el mismo autor de la gran figura del Beato Juan Pablo II, el Grande, de bronce, que se colocará en Valencia. Pronto tendremos la maqueta de nuestra imagen. Y podrán colaborar con sus donativos. Ya ha llegado el primer donativo: 100 euros. 14


Él cambió el mundo Porque confió siempre en Ella: Totus tuus fue su lema. Siempre la tuvo presente y siempre la invocaba. La devoción a la Virgen es fundamental para el cristiano. Ama a la Virgen María.

Don y misterio (3)

Al cumplirse los 50 anos de sacerdocio el papa Juan Pablo II, el Grande, escribió una larga reflexión muy hermosa sobre el sacerdocio vivido por él durante 50 años, ¡Bodas de Oro sacerdotales! Este librito es una preciosidad, queremos ofrecerlo en la Hoja parroquial como homenaje al beato Juan Pablo II, el Grande, el inolvidable. Muy bien nos puede servir como lectura espiritual.

II

Las vacaciones de seminarista Desde el momento en que entré en contacto con el seminario comenzó para mí un nuevo modo de pasar las vacaciones. Fui enviado por el Arzobispo a la parroquia de Raciborowice, en los alrededores de Cracovia. He de expresar profunda gratitud al párroco, P. Jozef Jamróz, y a los vicarios de esa parroquia, que se convirtieron en compañeros de vida de un joven seminarista clandestino.

Recuerdo en particular al P. Franciszek Szymonek, que más tarde, en tiempos del terror estalinista, fue acusado y sometido a proceso con objeto de aleccionar a la Curia arzobispal de Cracovia: fue condenado a muerte. Por suerte, poco después fue absuelto. Recuerdo también al P. Adam Biela, un compañero del instituto de Wadowice de más edad que yo. Gracias a estos 15


jóvenes sacerdotes tuve la posibilidad de conocer la vida cristiana de toda la parroquia. Algún tiempo después, en el territorio del pueblo de Bienczyce, que pertenecía a la parroquia de Raciborowice, surgió un gran barrio llamado Nowa Huta. Pasé allí muchos días durante las vacaciones, tanto en el año 1944 como en el 1945, ya acabada la guerra. Permanecía mucho tiempo en la vieja iglesia de Raciborowice, que se remontaba aún a los tiempos de Jan Dugosz. Dedicaba muchas horas a la meditación paseando por el cementerio. Había traído a Raciborowice mi material de estudio: los volúmenes de Santo Tomás con los comentarios. Aprendía la teología, por decirlo así, desde el “centro” de una gran tradición teológica. Empecé entonces a escribir un trabajo sobre San Juan de la Cruz que continué después bajo la dirección del P Ignacy Rózycki, profesor en la Universidad de Cracovia apenas fue abierta de nuevo. Completé el estudio a continuación en el Angelicum, bajo la guía del P. Prof. Garrigou Lagrange.

El Cardenal Adam Stefan Sapieha En todo nuestro proceso formativo hacia el sacerdocio ejerció un influjo relevante la gran figura del Príncipe Metropolitano, futuro Cardenal Adam Stefan Sapieha, para el cual tengo un recuerdo emocionado y agradecido. Su prestigio había crecido por el hecho de que, en el período de transición antes de la reapertura del seminario, habitá16

bamos en su residencia y lo veíamos cada día. El Metropolitano de Cracovia fue elevado a la dignidad cardenalicia inmediatamente después del final de la guerra, a una edad ya muy avanzada. Toda la población acogió este nombramiento como un justo reconocimiento de los méritos de aquel gran hombre, que durante la ocupación alemana ha-


bía sabido mantener alto el honor de la Nación, demostrando la propia dignidad de modo claro para todos. Recuerdo aquel día de marzo –estábamos en Cuaresma– cuando el Arzobispo regresó de Roma después de haber recibido el capelo cardenalicio. Los estudiantes

levantaron en brazos su automóvil y lo llevaron durante un buen trecho hasta la Basílica de la Asunción en la Plaza del Mercado, manifestando de ese modo el entusiasmo religioso y patriótico que tal nombramiento cardenalicio había suscitado en la población.

III

Influencias en mi vocación He hablado ampliamente del ambiente del seminario porque éste fue ciertamente el que tuvo mayor incidencia en mi vocación sacerdotal. Sin embargo, dirigiendo la mirada hacia un horizonte más amplio, veo con claridad que, desde tantos otros ambientes y personas, he recibido influjos positivos, por medio de los cuales Dios me ha hecho oír su voz.

La familia

La preparación para el sacerdocio, recibida en el seminario, fue de algún modo precedida por la que me ofrecieron mis padres con su vida y su ejemplo en familia. Mi reconocimiento es sobre todo para mi padre, que enviudó muy pronto. No había recibido aún la Primera Comunión cuando perdí a mi madre: apenas tenía 9 años. Por eso, no tengo conciencia clara de la contribución, seguramente grande, que ella dio a mi educación religiosa. Después de su muerte y, a continuación, después de la muerte de mi hermano mayor, quedé solo con mi padre que era un hombre profundamente religioso. Podía observar cotidianamente su vida, que era

muy austera. Era militar de profesión y, cuando enviudó, su vida fue de constante oración. Sucedía a veces que me despertaba de noche y encontraba a mi padre arrodillado, igual que lo veía siempre en la iglesia parroquial. Entre nosotros no se hablaba de vocación al sacerdocio, pero su ejemplo fue para mí en cierto modo el primer seminario, una especie de seminario doméstico. La fábrica Solvay Después, pasados los años de la primera juventud, la cantera de piedra y el depurador del agua en la fábrica de bicarbonato en Borek Falecki se convirtieron para mí en seminario. No se trataba ya únicamente del pre-seminario, como en Wadowice. La fábrica fue para mí, en aquella etapa de mi vida, un verdadero seminario, aunque clandestino. Había comenzado a trabajar en la cantera en septiembre de 1940; un año después pasé al depurador de agua en la fábrica. Fue en aquellos años cuando maduró mi decisión definitiva. En otoño de 1942 comencé los estudios en el seminario clandestino como ex alumno de filología polaca, siendo obrero en la Solvay. No me daba cuenta de la 17


importancia que todo ello tendría para mí. Únicamente más tarde, ya sacerdote, durante los estudios en Roma, conociendo a través de mis compañeros del Colegio Belga el problema de los sacerdotes obreros y el movimiento de la Juventud Obrera Católica (JOC), comprendí que lo que había llegado a ser tan importante para la Iglesia y para el sacerdocio en Occidente -el contacto con el mundo del trabajo- yo lo había ya adquirido en mi experiencia de vida. En realidad, mi experiencia no fue la de “sacerdote obrero” sino de “seminarista-obrero”. Por el trabajo 18

manual sabía bien lo que significaba el cansancio físico. Encontraba cada día gente que realizaba duros trabajos. Conocí su ambiente, sus familias, sus intereses, su valor humano y su dignidad. Personalmente noté mucha cordialidad por su parte. Sabían que yo era estudiante y sabían también que, en cuanto las circunstancias lo permitieran, volvería a los estudios. Nunca vi hostilidad por ese motivo. No les molestaba que llevase los libros al trabajo. Decían: “Nosotros estaremos atentos: tu lee”. Esto sucedía sobre todo durante los turnos de noche. Decían frecuentemente: “Descansa, nosotros estaremos de guardia”. Hice amistad con muchos obreros. A veces me invitaban a su casa. Después, como sacerdote y como obispo, bauticé a sus hijos y nietos, bendije sus matrimonios y oficié los funerales de muchos de ellos. Tuve oportunidad de conocer cuántos sentimientos religiosos había en ellos y cuanta sabiduría de vida. Estos contactos, como he dicho, siguieron siendo muy estrechos incluso cuando acabó la ocupación alemana y también después, prácticamente hasta mi elección como Obispo de Roma. Algunos duran todavía por medio de correspondencia


Yo no quitaré la Cruz de ningún lugar público

gratitud a los sacerdotes

Pongamos un Crucifijo en nuestros lugares públicos, tiendas, despachos, fábricas, bares, peluquerías. ¡No tengamos miedo a nada ni a nadie! ¡Sólo Cristo!

empecemos por dar las gracias a los sacerdotes: Gracias. Muchas gracias. Gracias a todos vosotros. Gracias por vuestro trabajo pastoral, por ofrecernos la gracia de Cristo; por darnos el Evangelio; por abrirnos las puertas del cielo. Gracias por rezar por nosotros. Ellos siempre están a nuestro lado. Nosotros sabemos que no estamos solos. Ahora ellos deben saber que no están solos.

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pliego nº 23 Triduo de años: la Colegiata cumple 600 años (26)

La Colegiata cumplirá 600 años en el 2013. Es un feliz aniversario que nos lleva a profundizar durante este Triduo de Años en la fe y los compromisos cristianos. Cada jueves nos reunimos en formación permanente. Debe ser un compromiso de toda la Comunidad parroquial. Hoy no vale sólo la buena voluntad, es preciso saber la fe y para ello, la formación se hace imprescindible. La Colegiata acerca ese regalo a todos. Al comenzar el mes del Sagrado Corazón de Jesús queremos ofrecer la encíclica del papa Pío XI sobre la devoción al Sagrado Corazón tan extendida por todo el mundo católico. Para facilitar su lectura la dividimos en dos sesiones, hoy publicamos la primera.

CARTA ENCÍCLICA MISERENTISSIMUS REDEMPTOR DEL SUMO PONTÍFICE PÍO XI sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús Comunión Reparadora y Hora Santa

9. Y ciertamente en el culto al Sacratísimo Corazón de Jesús tiene la primacía y la parte principal el espíritu de expiación y reparación; ni hay nada más conforme con el origen, índole, virtud y prácticas propias de esta devoción, como la historia y la tradición, la sagrada liturgia y las actas de los Santos Pontífices confirman. Cuando Jesucristo se aparece a Santa Margarita María, predicándole la infinitud de su caridad, juntamente, como apenado, se queja de tantas injurias como recibe de los hombres por estas palabras que habían de grabarse en las almas piadosas de manera que jamás se olvidarán: «He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres y de tantos beneficios los ha colmado, y que en pago a su amor infinito no halla gratitud alguna, sino ultrajes, a veces aun de aquellos que están obligados a amarle con especial amor». Para reparar estas y otras culpas recomendó entre otras cosas que los hombres comulgaran con ánimo de expiar, que es lo que llaman Comunión Reparadora, y las súplicas y preces durante una hora, que propiamente se llama la Hora Santa; ejercicios de piedad que la Iglesia no sólo aprobó, sino que enriqueció con copiosos favores espirituales.

Consolar a Cristo

10. Mas ¿cómo podrán estos actos de reparación consolar a Cristo, que dichosamente reina en los cielos? Respondemos con palabras de San Agustín: «Dame un corazón que ame y sentirá lo que digo»(31). 20


Un alma de veras amante de Dios, si mira al tiempo pasado, ve a Jesucristo trabajando, doliente, sufriendo durísimas penas «por nosotros los hombres y por nuestra salvación», tristeza, angustias, oprobios, «quebrantado por nuestras culpas»(32) y sanándonos con sus llagas. De todo lo cual tanto más hondamente se penetran las almas piadosas cuanto más claro ven que los pecados de los hombres en cualquier tiempo cometidos fueron causa de que el Hijo de Dios se entregase a la muerte; y aun ahora esta misma muerte, con sus mismos dolores y tristezas, de nuevo le infieren, ya que cada pecado renueva a su modo la pasión del Señor, conforme a lo del Apóstol: «Nuevamente crucifican al Hijo de Dios y le exponen a vituperio»(33). Que si a causa también de nuestros pecados futuros, pero previstos, el alma de Cristo Jesús estuvo triste hasta la muerte, sin duda algún consuelo recibiría de nuestra reparación también futura, pero prevista, cuando el ángel del cielo(34) se le apareció para consolar su Corazón oprimido de tristeza y angustias. Así, aún podemos y debemos consolar aquel Corazón sacratísimo, incesantemente ofendido por los pecados y la ingratitud de los hombres, por 21


pliego nº 23 este modo admirable, pero verdadero; pues alguna vez, como se lee en la sagrada liturgia, el mismo Cristo se queja a sus amigos del desamparo, diciendo por los labios del Salmista: «Improperio y miseria esperó mi corazón; y busqué quien compartiera mi tristeza y no lo hubo; busqué quien me consolara y no lo hallé»(35).

La pasión de Cristo en su Cuerpo, la Iglesia

11. Añádase que la pasión expiadora de Cristo se renueva y en cierto modo se continúa y se completa en el Cuerpo místico, que es la Iglesia. Pues sirviéndonos de otras palabras de San Agustín(36): «Cristo padeció cuanto debió padecer; nada falta a la medida de su pasión. Completa está la pasión, pero en la cabeza; faltaban todavía las pasiones de Cristo en el cuerpo». Nuestro Señor se dignó declarar esto mismo cuando, apareciéndose a Saulo, «que respiraba amenazas y muerte contra los discípulos»(37), le dijo: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues»(38); significando claramente que en las persecuciones contra la Iglesia es a la Cabeza divina de la Iglesia a quien se veja e impugna. Con razón, pues, Jesucristo, que todavía en su Cuerpo místico padece, desea tenernos por socios en la expiación, y esto pide con El nuestra propia necesidad; porque siendo como somos «cuerpo de Cristo, y cada uno por su parte miembro»(39), necesario es que lo que padezca la cabeza lo padezcan con ella los miembros(40).

Necesidad actual de expiación por tantos pecados

12. Cuánta sea, especialmente en nuestros tiempos, la necesidad de esta expiación y reparación, no se le ocultará a quien vea y contemple este mundo, como dijimos, «en poder del malo»(41). De todas partes sube a Nos clamor de pueblos que gimen, cuyos príncipes o rectores se congregaron y confabularon a una contra el Señor y su Iglesia(42). Por esas regiones vemos atropellados todos los derechos divinos y humanos; derribados y destruidos los templos, los religiosos y religiosas expulsados de sus casas, afligidos con ultrajes, tormentos, cárceles y hambre; multitudes de niños y niñas arrancados del seno de la Madre Iglesia, e inducidos a renegar y blasfemar de Jesucristo y a los más horrendos crímenes de la lujuria; todo el pueblo cristiano duramente amenazado y oprimido, puesto en el trance de apostatar de la fe o de padecer muerte crudelísima. Todo lo cual es tan triste que por estos acontecimientos parecen manifestarse «los principios de aquellos dolores» que habían de preceder «al hombre de pecado que se levanta contra todo lo que se llama Dios o que se adora»(43). Y aún es más triste, venerables hermanos, que entre los mismos fieles, lavados en el bautismo con la sangre del Cordero inmaculado y enriquecidos con la gracia, haya tantos hombres, de todo orden o clase, que con increíble ignorancia de las cosas divinas, inficionados de doctrinas falsas, viven vida llena de vicios, lejos de la casa del Padre; vida no iluminada por la luz de la fe, ni alentada de la esperanza en la felicidad futura, ni caldeada y fomentada por el calor de la caridad, de manera que verdaderamente parecen sentados en las tinieblas y en la sombra de la muerte. Cunde además entre los fieles la incuria de la eclesiástica disciplina y de aquellas 22


antiguas instituciones en que toda la vida cristiana se funda y con que se rige la sociedad doméstica y se defiende la santidad del matrimonio; menospreciada totalmente o depravada con muelles halagos la educación de los niños, aún negada a la Iglesia la facultad de educar a la juventud cristiana; el olvido deplorable del pudor cristiano en la vida y principalmente en el vestido de la mujer; la codicía desenfrenada de las cosas perecederas, el ansia desapoderada de aura popular; la difamación de la autoridad legítima, y, finalmente, el menosprecio de la palabra de Dios, con que la fe se destruye o se pone al borde de la ruina. Forman el cúmulo de estos males la pereza y la necedad de los que, durmiendo o huyendo como los discípulos, vacilantes en la fe míseramente desamparan a Cristo, oprimido de angustias o rodeado de los satélites de Satanás; no menos que la perfidia de los que, a imitación del traidor Judas, o temeraria o sacrílegamente 23


pliego nº 23 comulgan o se pasan a los campamentos enemigos. Y así aun involuntariamente se ofrece la idea de que se acercan los tiempos vaticinados por nuestro Señor: «Y porque abundó la iniquidad, se enfrió la caridad de muchos»(44).

El ansia ardiente de expiar

13. Cuantos fieles mediten piadosamente todo esto, no podrán menos de sentir, encendidos en amor a Cristo apenado, el ansia ardiente de expiar sus culpas y las de los demás; de reparar el honor de Cristo, de acudir a la salud eterna de las almas. Las palabras del Apóstol: «Donde abundó el delito, sobreabundó la gracia»(45), de alguna manera se acomodan también para describir nuestros tiempos; pues si bien la perversidad de los hombres sobremanera crece, maravillosamente crece también, inspirando el Espíritu Santo, el número de los fieles de uno y otro sexo, que con resuelto ánimo procuran satisfacer al Corazón divino por todas las ofensas que se le hacen, y aun no dudan ofrecerse a Cristo como víctimas. Quien con amor medite cuanto hemos dicho y en lo profundo del corazón lo grabe, no podrá menos de aborrecer y de abstenerse de todo pecado como de sumo mal; se entregará a la voluntad divina y se afanará por reparar el ofendido honor de la divina Majestad, ya orando asiduamente, ya sufriendo pacientemente las mortificaciones voluntarias, y las aflicciones que sobrevinieren, ya, en fin, ordenando a la expiación toda su vida. Aquí tienen su origen muchas familias religiosas de varones y mujeres que, con celo ferviente y como ambicioso de servir, se proponen hacer día y noche las veces del Angel que consoló a Jesús en el Huerto; de aquí las piadosas asociaciones asimismo aprobadas por la Sede Apostólica y enriquecidas con indulgencias, que hacen suyo también este oficio de la expiación con ejercicios convenientes de piedad y de virtudes; de aquí finalmente los frecuentes y solemnes actos de desagravio encaminados a reparar el honor divino, no sólo por los fieles particulares, sino también por las parroquias, las diócesis y ciudades.

La devoción al corazón de jesús, Causa de muchos bienes

14. Pues bien: venerables hermanos, así como la devoción de la consagración, en sus comienzos humilde, extendida después, empieza a tener su deseado esplendor con nuestra confirmación, así la devoción de la expiación o reparación, desde un principio santamente introducida y santamente propagada. Nos deseamos mucho que, más firmemente sancionada por nuestra autoridad apostólica, más solemnemente se practique por todo el universo católico. A este fin disponemos y mandamos que cada año en la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús –fiesta que con esta ocasión ordenamos se eleve al grado litúrgico de doble de primera clase con octava– en todos los templos del mundo se rece solemnemente el acto de reparación al Sacratísimo Corazón de Jesús, cuya oración ponemos al pie de esta carta para que se reparen nuestras culpas y se resarzan los derechos violados de Cristo, Sumo Rey y amantísimo Señor. 24


No es de dudar, venerables hermanos, sino que de esta devoción santamente establecida y mandada a toda la Iglesia, muchos y preclaros bienes sobrevendrán no sólo a los individuos, sino a la sociedad sagrada, a la civil y a la doméstica, ya que nuestro mismo Redentor prometió a Santa Margarita María «que todos aquellos que con esta devoción honraran su Corazón, serían colmados con gracias celestiales». L o s p e c a d o re s , ciertamente, «viendo al que traspasaron»(46), y conmovidos por los gemidos y llantos de toda la Iglesia, doliéndose de las injurias inferidas al Sumo Rey, «volverán a su corazón»(47); no sea que obcecados e impenitentes en sus culpas, cuando vieren a Aquel a quien hirieron «venir en las nubes del cielo»(48), tarde y en vano lloren sobre E1(49). Los justos más y más se justificarán y se santificarán, y con nuevas fervores se entregarán al servicio de su Rey, a quien miran tan menospreciado y combatido y con tantas contumelias ultrajado; pero especialmente se sentirán enardecidos para trabajar por la salvación de las almas, penetrados de aquella queja de la divina Víctima: «¿Qué utilidad en mi sangre?»(50); y de aquel gozo que recibirá el Corazón sacratísimo de Jesús «por un solo pecador que hiciere penitencia»(51). Especialmente anhelamos y esperamos que aquella justicia de Dios, que por diez justos movido a misericordia perdonó a los de Sodoma, mucho más perdonará a todos los hombres, suplicantemente invocada y felizmente aplacada por toda la comunidad de los fieles unidos con Cristo, su Mediador y Cabeza.

La Virgen Reparadora

15. Plazcan, finalmente, a la benignísima Virgen Madre de Dios nuestros deseos y esfuerzos; que cuando nos dio al Redentor, cuando lo alimentaba, cuando al pie de la cruz lo ofreció como hostia, por su unión misteriosa con Cristo y singular privilegio de su gracia fue, como se la llama piadosamente, reparadora. Nos, confiados en su intercesión con Cristo, que siendo el «único Mediador entre Dios 25


pliego nº 23 y los hombres»(52), quiso asociarse a su Madre como abogada de los pecadores, dispensadora de la gracia y mediadora, amantísimamente os damos como prenda de los dones celestiales de nuestra paternal benevolencia, a vosotros, venerables hermanos, y a toda la grey confiada a vuestro cuidado, la bendición apostólica. Dado en Roma, junto a San Pedro, día 8 de mayo de 1928, séptimo de nuestro pontificado.

ORACIÓN EXPIATORIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Dulcísimo Jesús, cuya caridad derramada sobre los hombres se paga tan ingratamente con el olvido, el desdén y el desprecio, míranos aquí postrados ante tu altar. Queremos reparar con especiales manifestaciones de honor tan indigna frialdad y las injurias con las que en todas partes es herido por los hombres tu amoroso Corazón. Recordando, sin embargo, que también nosotros nos hemos manchado tantas veces con el mal, y sintiendo ahora vivísimo dolor, imploramos ante todo tu misericordia para nosotros, dispuestos a reparar con voluntaria expiación no sólo los pecados que cometimos nosotros mismos, sino también los de aquellos que, perdidos y alejados del camino de la salud, rehúsan seguirte como pastor y guía, obstinándose en su infidelidad, y han sacudido el yugo suavísimo de tu ley, pisoteando las promesas del bautismo. A1 mismo tiempo que queremos expiar todo el cúmulo de tan deplorables crímenes, nos proponemos reparar cada uno de ellos en particular: la inmodestia y las torpezas de la vida y del vestido, las insidias que la corrupción tiende a las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las miserables injurias dirigidas contra ti y contra tus santos, los insultos lanzados contra tu Vicario y el orden sacerdotal, las negligencias y los horribles sacrilegios con que se profana el mismo Sacramento del amor divino y, en fin, las culpas públicas de las naciones que menosprecian los derechos y el magisterio de la Iglesia por ti fundada. ¡Ojalá que podamos nosotros lavar con nuestra sangre estos crímenes! Entre tanto, como reparación del honor divino conculcado, te presentamos, acompañándola con las expiaciones de tu Madre la Virgen, de todos los santos y de los fieles piadosos, aquella satisfacción que tú mismo ofrecisté un día en la cruz al Padre, y que renuevas todos los días en los altares. Te prometemos con todo el corazón compensar en cuanto esté de nuestra parte, y con el auxilio de tu gracia, los pecados cometidos por nosotros y por los demás: la indiferencia a tan grande amor con la firmeza de la fe, la inocencia de la vida, la observancia perfecta de la ley evangélica, especialmente de la caridad, e impedir además con todas nuestras fuerzas las injurias contra ti, y atraer a cuantos podamos a tu seguimiento. Acepta, te rogamos, benignísimo Jesús, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María Reparadora, el voluntario ofrecimiento de expiación; y con el gran don de la perseverancia, consérvanos fidelísimos hasta la muerte en el culto y servicio a ti, para que lleguemos todos un día a la patria donde tú con el Padre y con el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

el gobierno propone una muerte digna. La iglesia propone una vida digna. ¡Ésa es la diferencia! 26


El Palau de l’Ardiaca Ya estamos trabajando en las obras del Palau de l’Ardiaca gracias a la subvención de 2010 que la Diputación nos dio. Ahora se trata de la preparación y colocación del piso de la sala, preinstalación eléctrica, ventanas y puerta principal. En julio debe estar la obra terminada.

Jornada Mundial de la Juventud: Agosto 2011 Días de diócesis

Valencia acoge a varios miles de jóvenes en los llamados “Días de diócesis”, que consiste en albergar durante una semana a distintos grupos de jóvenes de todo el mundo unos días previos a la llegada del Papa a Madrid. Al Sr. Abad se le pidió desde Belén poder acoger a un grupo de jóvenes católicos de los Territorios Ocupados, o sea de Palestina. En principio era un grupo de cincuenta. A este grupo se ha unido también el grupo de Jordania y de Israel. Todos estos jóvenes son árabes católicos. En total 140, incluidos 8 sacerdotes y 4 religiosas. En el Albergue podemos colocar unos 50, los otros 100 hay que repartirlos en familias católicas de la parroquia. Llegarían unos el 9 y otros el 10 de agosto y estarían con nosotros hasta el 15. Las actividades las harían en Valencia o en el Seminario Menor, donde se albergarán unos 500 jóvenes. Nosotros únicamente les damos alojamiento y con un poco de buena voluntad el desayuno, aunque la diócesis les entregará cada día una bolsa con la comida para toda la jornada, en frío. Vamos a responder con generosidad ante esta obra. Pongámonos en marcha

Este asunto lo llevará directamente el Sr. Abad, por lo tanto pónganse en contacto con don Arturo. 27


Asuntos Parroquiales

Agenda de junio Día 3: A las 8:30 t. reunión para padres y padrinos. Día 4: A las 6 t. Primeras Comuniones Día 5: Solemnidad de la Ascensión del Señor. A las 12 h. Primeras Comuniones. Día 7: Adoración Nocturna. Día 12: Solemnidad de Pentecostés. A las 12 h. Primeras Comuniones. A las 8 t. Misa solemne y Confirmaciones. Termina el tiempo Pascual y se reanuda el tiempo ordinario. Día 13: Fiesta de san Antonio de Padua. Comienzan los Cursillos Prematrimoniales a las 8:30 t. hasta el día 16, jueves inclusive.

Día 16: Fin de curso grupo de catequistas. Día 19: Solemnidad de la Santísima Trinidad. Día 24: Solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista. Día 26: Solemnidad del Corpus Christi: Día Nacional de Caridad. Día 29: Solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Triduo al Sagrado Corazón de Jesús. Día 1 de julio: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Día 2: Fiesta del Inmaculado Corazón de María: Ofrenda de flores a la Virgen durante todo el día.

Casa Natalicia de san Jacinto Castañeda. Restauración Hemos comenzado una nueva fase en la casa natalicia gracias a una nueva ayuda del presidente de la Diputación don Alfonso Rus desde la Partida sexta. Con esta ayuda estamos trabajando en la primera planta de la casa: lucir paredes, colocar piso, un sencillo aseo, instalación eléctrica y alumbrado. Como ya anunciamos, la ceramista doña María Dolores Llopis nos está pintando dos paneles, la boda de los padres de san Jacinto en Enguera, que regalan los dos canónigos, y la toma de hábito en Xàtiva. Ambos estarán terminados y colocados para la fiesta de este año. Sortearemos en junio una imagen de la beata Madre Teresa. La pueden ver expuesta en sant Francesc. 28


Libros del Señor Abad “Lourdes: un trozo de cielo en la tierra”

Este libro nos lleva en peregrinación al Santuario de Lourdes donde cada año asisten seis millones de peregrinos. Su centro es la Gruta con la Virgen. Es un encuentro con María. Una reflexión de la vida de cada uno de nosotros ante la Gruta sagrada y sus acontecimientos. Adquiera este libro. Peregrine espiritualmente a Lourdes.

Otros dos libros interesantes

La Colegiata tiene gastos de catedral e ingresos de Parroquia media. ¡Colaboremos, somos Parroquia! 29


Asuntos Parroquiales

Pongamos en marcha el reloj y el carillón del campanario El interés por poner en marcha el reloj y el carillón se manifiesta con la colaboración económica. Estamos instalando la maquinaria en el campanario. Muy pronto comenzará a sonar el reloj. ¡Colabore con su donativo! ¡Campaña abierta! Donativos: 50+10 = 60 euros. Tenemos: 7 784’80 euros.

Primeras Comuniones

Confirmaciones

Sábado 4 a las 18 h. y domingo 5 de junio a las 12 h. Domingo 12 de junio a las 12 h.

Domingo de Pentecostés, 12 de junio a las 20 h.

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Cursillos Prematrimoniales Del 13 al 16 de junio a las 8:30 tarde en el Palau de l’Ardiaca.


Limpieza de los dos púlpitos de DVD Documental: la Colegiata «Las raíces cristianas La Junta de Camareras de este año ha de Xàtiva»

limpiado los dos púlpitos del presbiterio que Gran éxito. No deje de adse encontraban muy sucios. quirir este precioso documental. La Colegiata producirá otros cuatro hasta 2013. 2. La Nueva Evangelización desde la Seu. 3. La celebración de la fe en la Colegiata. 4. La caridad, mandamiento principal: Cáritas La Seu. 5. El arte y los tesoros de la Colegiata.

Capilla del Inmaculado Corazón de María Estamos esperando a que Patrimonio nos autorice el proyecto de restauración de la capilla presentado ya en Valencia hace unas semanas. Y en el momento en que tengamos dinero suficiente comenzaremos la obra. Tenemos ahora: 4 931 euros.

Las burlas, ofensas, parodias blasfemas contra la fe católica salen gratis en España. Gozan de privilegio. No pasa nada. 31


Asuntos Parroquiales

Es cosa de tots Informe económico del mes de mayo

Ingresos Colecta domingo 1..............................410 Semana y lampadarios.........................311 Colecta Cáritas. Regalo a la Virgen....1 000 Semana.................................................370 Lampadarios........................................351 Colecta domingo 15............................548 Semana.................................................342 Lampadarios........................................401 Donativo santa Gema..........................120 Colecta Nuevos Templos domingo 22......................................1 020 Semana.................................................257 Lampadarios........................................502 Donativo................................................ 50 Donativo..............................................350 Colecta domingo 28............................601 Semana.................................................227 Lampadarios........................................391 Estipendios........................................1 395 Cuotas de los fieles...............................705

Gastos Entrega colecta Cáritas.....................1 000 Entrega colecta Nuevos Templos......1 020 Iberdrola...............................................840 Personal.............................................2 000 Aula de cultura Beato Gonzalo Viñes...150 Fondo Común diocesano....................150 Hoja parroquial....................................300 Alarmas.................................................. 90 Formas comunión Monjas de Serra.........183 Cera líquida.........................................217 Préstamos CajaSur............................1 600 Impuestos municipales........................340 Déficit mes anterior.............................236 Préstamo Banco Popular......................530 Casona parroquial.................................. 64 Mantenimiento Colegiata y sant Francesc.....................................486

Total ingresos....................... 9 351 euros

Total gastos.......................... 9 206 euros

DéficIT............................. 145 €

Solemnidad del Corpus Christi

Misas: 10:30 h. Conventual en la Colegiata 13 h. en valenciano en sant Francesc 18 h. en sant Francesc Procesión: 19 h. desde la Colegiata. Es el Día Nacional de Caridad.

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