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Salir al campo

Gisela Introvini de FAPCEN, con su presentación y llevó a los asistentes “al campo”, mostrando cómo la producción responsable de soja puede y debe considerarse protagonista de cualquier práctica agrícola verdaderamente regenerativa.

Gisela destacó el desafío que implica implementar la certificación RTRS en propiedades rurales y la necesidad de romper paradigmas constantemente para obtener cambios en actitudes y hábitos, y enfantizó que se trata de un proceso que lleva tiempo. Y al respecto profundizó explicando que para que los productores comprendan la necesidad de adhesión voluntaria, debemos aprovechar otras herramientas, como la organización de grandes eventos y visitas de campo, y contar con los colaboradores unidos en esta visión global; y que la información y la tecnología deben compartirse con todos.

Para confirmar este punto, el trabajo realizado por FAPCEN en varios establecimientos certificados, demuestra que los estándares de producción de RTRS promueven la agricultura regenerativa. Gisela compartió algunos ejemplos: el rastrojo que queda en el suelo por la siembra directa, con rotación de cultivos y reestructuración del secuestro de carbono, y la disminución del uso de agroquímicos. También comentó que en la cosecha 2021/2022, en los campos hacían en promedio

13 aplicaciones de agroquímicos, mientras que en los establecimientos certificados fue de solo 5,9. Otro ejemplo fue el hecho de que el 100% de los campos de FAPCEN certificados aumentaron el uso de productos biológicos. Nos proponemos reducir el uso de agroquímicos y sólo utilizarlos cuando sea apropiado (como el glifosato, siempre en la dosis correcta y el número de aplicaciones que determine el fabricante). “Utilizamos

La agricultura regenerativa también tiene que ver con aspectos sociales. Si no hay conocimiento, concientización e involucramiento, no pueden implementarse las buenas prácticas agrícolas o regenerativas.

. Tras referirse a los principios y criterios de RTRS, Gisela habló de importantes alianzas, en particular la Associação das Mulheres do Agro (AMAO, Asociación de Mujeres del Agro), que interactúa con otros profesionales y trabaja junto con las mujeres de las comunidades para determinar las necesidades clave en términos de diversificación alimentaria, gestión de incendios, preservación de los ríos y productos del Cerrado. Otro caso es el de la Asociación de Profesionales en el Área de Recursos Humanos (RHSULMA), creada para cumplir la compleja legislación laboral y ambiental de Brasil. Gisela también hizo hincapié en la necesidad de agregar más valor a las prácticas agrícolas sustentables, la soja certificada RTRS y a los Créditos RTRS Apoyando la Soja Responsable adoptados por las empresas en Europa, en términos de impacto medioambiental y social. Lo que los productores reciben por la producción certificada se reinvierte en el campo para mantener nuestra labor sustentable. Participamos de grandes eventos y visitas de campo con las comunidades porque necesitamos crear conciencia. Las marcadas y persistentes diferencias sociales causadas por la falta de oportunidades y conocimientos son nuestros mayores enemigos”, concluyó Gisela

“Demostramos lo que somos y lo que hacemos en el Cerrado brasileño. Somos un gran proveedor de soja sustentable y, al mismo tiempo, preservamos. Sembramos y cosechamos alimentos, promovemos el bienestar social generando empleos e ingresos y, sobre todo, estamos en el camino correcto para abastecer de alimentos a las generaciones futuras”.

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