Libro VOCES EN EL CAMINO - Vol. 2

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VOCES EN EL CAMINO, VOL. 2 © Departamento de Lenguaje y Filosofía, Windsor School. © Departamento de Artes y Tecnología, Windsor School. Windsor School Valdivia www.windsorschool.cl Impreso en Valdivia, Chile. Diciembre, 2017.


Vol. 2

(Concurso Literario 2016)


Arte

Literatura


{

AntologĂ­a 2016

}



A inicio de la trayectoria escolar, en el nivel de la Educación Parvularia, es común ver cómo los niños establecen, de forma natural, conexiones entre diferentes áreas del conocimiento para comprender el mundo que los rodea. Esto se debe a que aún no se han familiarizado con las perspectivas disciplinarias que permiten organizar el mundo académico. La educación Básica y Media resulta útil para organizar el aprendizaje en “compartimentos” disciplinarios, como respuesta a la creciente especialización. Sin embargo, nuestro mundo en constante cambio demanda una educación que permita que los estudiantes integren las disciplinas de formas novedosas y creativas. Los alumnos demuestran la comprensión interdisciplinaria cuando pueden integrar conceptos, métodos o formas de comunicación de dos o más disciplinas o áreas de conocimiento establecidas para explicar un fenómeno, resolver un problema, crear un producto o plantear nuevas preguntas de formas que, quizás, no hubieran sido posibles desde una sola disciplina. Este libro, fruto del trabajo interdisciplinario de los Departamentos de Lenguaje y Artes con estudiantes de Educación Básica y Media, es la demostración que nuestros esfuerzos de incorporar este concepto de “proyectos interdisciplinarios” al trabajo pedagógico con los estudiantes está dando frutos. Las obras literarias, cuentos y poemas, ilustradas por las creaciones artísticas de los alumnos de Enseñanza Media, dan vida a este libro, que es el producto de un trabajo interdisciplinario, que nos enorgullece y por el cual felicito y agradezco muy sinceramente a los alumnos y profesores que participaron de él.

Vivien Turner Saelzer DIRECTORA


La segunda edición de VOCES EN EL CAMINO recoge los textos ganadores del concurso literario del año 2016. Lo que el lector encontrará en estas páginas es una selección de los textos ganadores de las distintas categorías en las que participaron en forma entusiasta los alumnos de nuestro colegio. Son voces en tránsito, como la vida misma, en continuo crecimiento y desarrollo, que aunque van evolucionando se anclan en las preocupaciones, sueños y motivaciones que surgieron en la más temprana infancia. A través de la lectura de estos textos descubrimos la presencia de los temas y problemáticas de lo contemporáneo que se expresan con la inocencia propia de la juventud y nos sorprenden con su profundidad y belleza estética. Junto a esto, el texto se complementa por medio de la visualidad que entrega el trabajo artístico realizado por los estudiantes de cuarto medio en el área de artes visuales. A través del lenguaje del fotomontaje digital y el análisis de la narrativa, logran capturar su esencia y plasmarla en composiciones que experimentan en torno al uso de las imágenes, gamas cromáticas y sus posibilidades expresivas.


Les invitamos a seguir estos caminos. En el principio la voz de los más pequeños nos mostrará un mundo que se renueva a través de su mirada; con palabras sencillas ellos nos comunican una visión que ya es capaz de descubrir el velo de la belleza y lo extraordinario. A medida que avancen podrán apreciar cómo esas voces iniciales van adquiriendo matices más complejos, incorporando un lenguaje de mayor consistencia literaria pleno de imágenes, juegos retóricos y sentidos ocultos. Esperamos que finalmente arriben a las obras que evidencian la madurez creativa de nuestros jóvenes autores. Aquí el lenguaje cobra la totalidad de su expresión, la palabra se muestra en todo su esplendor y se trasforma en el instrumento que les permite crear nuevos mundos.


Primero Bรกsico



Catalina Zeeb Catalina Zeeb


1er. Lugar

Doña Primavera

Mi mamá es linda como un rayo de sol. Yo la quiero mucho porque me entrega amor todos los días con todo su corazón.

Valentina Cancino Jara 1° Básico B


Fernanda Loyola


1er. Lugar

Las dos ovejitas y el búfalo

Había una vez un verano muy caluroso y habían dos ovejitas muy amigables y comparten su comida muy rica, pero un día en la noche había un búfalo robando comida y al día siguiente las ovejitas se levantaron y tenían mucha hambre y revisaron su comida pero no tenían casi nada de comida. En la noche el búfalo volvió pero las ovejitas hicieron una trampa y el búfalo cayó y su comida la tuvieron de vuelta al fin.

José Manuel Herrera 1° Básico B


Segundo/tercero Bรกsico



Jorge Troncoso


1er. Lugar

Momentos En la vida hay momentos que siempre recordarás porque con cariño en esos momentos estás. Los amigos que tú quieres siempre contigo están, si no es así no son amigos de verdad. En la vida muchas cosas tú perderás. celulares, ropa, juguetes pero el cariño, jamás. La lejanía no es el problema en la amistad no importará. pues si eres positivo, esa amistad, durará.

Sofía Ojeda Solís 3° Básico B


MatĂ­as Vergara / Martina Millar


2do. Lugar

La goma borradora

La goma borradora borra a toda hora la ocupo en la tarea para que no quede fea. Mi goma borra mucho ella es muy trabajadora de sol a sol me acompaĂąa mi goma borradora.

Gabriela Roca Riffo 2° Båsico B


Fernanda Harcha


3er. Lugar

La pera

Es verde y rica es suave, es dura es genial, es fenomenal. es ansiosa, es gigante, es sucia, es amarga, es rara, es única, es la pera. La que mamá me trae cuando me pongo triste, esa es la pera de mis sueños que me alegra siempre .

Carlos Celis Cerda 2° Básico A


Karla Weber


1er. Lugar

Juanito y sus lápices mágicos

Era un estuche ni muy lindo ni muy feo que pertenecía a Juanito. Él es un niño que cuida como hueso santo a sus lápices. En un mal día cuando a Juanito se le quedó su estuche en el colegio, un lápiz pequeño que se llamaba grafito estaba muy preocupado porque pensó que lo habían dejado solo. Él y otros lápices partieron por la búsqueda de Juanito, el lápiz rojo como siempre estaba enojado, mientras el verde decía: -vamos lo encontraremos, hay que tener fe. Pero la goma enojona, digo: -oigan, oigan, oigan no se irán de aquí porque siempre me tratan mal, mientras a ustedes los tratan muy bien. Todos muy mal humorados empezaron a discutir. El lápiz grafito preocupado dijo a todos: -no hay que regañar, goma, que te quedes sucia y fea, lo que importa es que ayudemos a Juanito clase a clase y eso nos hace importante a todos. Mientras seguían su búsqueda por todo el colegio, sala por sala se encontraron con Clarita, la buena para sacar punta. Aterrorizados corrieron sin parar, hasta que encontraron en el pasillo a la Miss Angélica, la recolectora de las cosas perdidas y se pusieron al lado de ella, felices porque por fin encontrarían a Juanito. Y finalmente,Juanitopasóa ver lascosasperdidaspara ver si estaba su estuche y lo encontró, se puso feliz y los lápices saltaban de felicidad. Renato Gómez Rojas 3° Básico A


Vicente Torres


2do. Lugar

El pan que se quería tostar

Había una vez un pan de molde que vivía con sus abuelos en una panadería, pero desde pequeño quería ser tostado por que todos sus parientes habían sido tostados y él quería seguir con la tradición, así que todos los días intentaba salir de la panadería sin poder lograrlo. Un día se durmió y se pronto sintió que lo tomaban unas enormes manos y lo metieron en una bolsa. Luego, al llegar a un lugar nuevo, se dio cuenta que estaba en la cocina de una casa, él se sintió raro porque todo era desconocido ahí. Había una taza, platos, hervidor y los más importante, había un enorme tostador y él dijo en voz alta “ahí hay un tostador”, como llegaré ahí y la taza que estaba a su lado le dijo que jamás podría llegar por que había mucha distancia entre él y el tostador. Estaba lamentándose de su situación cuando escuchó que se abría la puerta de la cocina, vino nuevamente el señor con las grandes manos, lo tomó y lo dejó en una canasta junto al tostador y luego se fue. El pan, que lo único que quería estar tostarse, se sintió intensamente feliz y de un brinco, saltó al tostador que estaba esperándolo para cumplir su sueño y la tradición familiar de ser por fin tostado.

Benjamín Hidalgo Hidalgo 2° Básico B


Joaquín Cárcamo


3er. Lugar

El caracol negro Había una vez un hombre llamado Ivar, al que le gustaban mucho los

animales salvajes. Un día caminaba por un bosque húmedo y vio una sombra, se acercó sigilosamente, cuando llegó se dio cuenta de que era una concha que se movía. Salió el caracol, pero no cualquiera, sino uno negro. Decidió llevarlo a su casa y quedárselo de mascota. Cuando llegó a su casa, puso al caracol en una pecera. Pasó el tiempo, Ivar cuidó su caracol, pero un buen día, cuando fue a verlo… lo miró y vio que el caracol estaba inmóvil e Ivar pensó que estaba muerto. Entonces se puso a llorar. Para no olvidar nunca al caracol negro lo puso en una estantería. Después de pocos días, Ivar fue a ver al caracol. Pero no lo encontró y se asustó y, al mirar hacia el techo de su casa, allí estaba el caracol negro, muy activo, buscó sus libros y aprendió que los caracoles negros duermen por unos días y se alegró mucho. Después de una semana, se dio cuenta de que era mejor que lo devolviera a su hogar. Lo hizo y desde ese día siempre sueña con animales salvajes.

Sofía Caputo Eftimie 3° Básico A


Cuarto/Quinto Bรกsico



Sofía Escudero


1er. Lugar

El gato Mauricio El gato Mauricio anda por las calles mirando las flores y ratones ¿quién le ha quitado el juicio, al gato Mauricio? Todas las noches el gato Mauricio, escribe una carta y una canción. La noche anterior el gato Mauricio soñó que despertaba y una gata lo besaba. La gata tenía los ojos como el sol y los dientes como la luna. El gato Mauricio ni siquiera juega con juguetes ¿quién le ha robado el gatuno juicio? ¿Quién será?

Valentina Gómez Vidal 4° Básico B


Consuelo Ayala


2do. Lugar

La luna y el sol La luna es tranquila, el sol muy severo y los dos se quieren como si fueran el cielo. Los dos se persiguen, cuando anochece y amanece. y se ponen tristes porque no pudieron verse. Llegó el día en el que el sol y la luna se sentían muy raros porque no podían encontrarse. Por fin pudieron darse cuenta que podrían estar juntos, y los dos quedaron convertidos en eclipse. La luna y el sol tuvieron hijos brillantes y cada uno de ellos se llamaba “Estrella radiante”.

Javiera Sobell Velásquez 4° Básico a


Alejandra SaldĂ­as


1er. Lugar

La guerra del bosque Hace mucho tiempo cuando no existían los humanos ni dinosaurios, solo animales y plantas, la tierra era mucho más bonita. Todo era colorido, el aire fresco, el agua limpia y lindos sonidos, pero había un detalle… los árboles… caminaban. Los árboles y animales vivían en armonía, alguno que otro animal le sacaba hojas a un árbol, pero ellos no se molestaban. Al contrario, a ellos les gustaba que ciervos y otros animales les cortaran la punta de su cabello. Pero un día fue diferente. Un fenómeno de cuatro patas, pero que solo caminaba en dos, sin pelo y piel blanca y morena, llegó a su tierra. Pasaron nueve días y ya no todo era colorido, solo negro, café y gris. Ya no había agua limpia, ésta estaba café y contaminada. Ya no estaba al aire fresco, todo lleno de humo y cielo gris. Ya no habían lindos sonidos, solo ruidos de caídas y rugidos de enormes monstruos amarillos de metal. El arrayán se dio cuenta de que algo pasaba, entonces, llamó a todos los seres del bosque e hizo una reunión. Los habitantes comprendieron la idea del arrayán y decidieron que el próximo día sería la guerra. Al mediodía comenzó la guerra, para comenzar, el ciervo se puso a actuar. Cuando este iba a atacar, el fenómeno sacó una rama con forma espacial, hecha de metal. De lo que parecía ser su boca salió una piedra disparada contra el ciervo y cuando éste le tocó, el ciervo cayó muerto al piso. Así fue pasando con todos los animales que fue enviando el arrayán. Hasta que un día, ya que le quedaban tan pocos soldados animales, decidió mandar a un roble. Los fenómenos intentaron derribarlo, pero ya no pudieron, éste era muy fuerte. El roble le contó al arrayán lo sucedido y éste quedó feliz y planificó otro plan. Mientras que los fenómenos también planificaban algo ellos le pidieron al científico que haga una sustancia para inmovilizar a los árboles y en tres segundos la tuvo lista. Como los hombres sabían que los arboles comían tierra colocaron la sustancia en ella. Al día siguiente, los árboles quedaron inmóviles, pero aún con vida. Cuando pasó esto, los fenómenos se fueron por un tiempo. Después de cinco años, toda la comunidad de fenómenos se trasladó a la tierra. Pero a algunos no les gustó lo que habían hecho sus parientes, pero como no se podía sacar el veneno decidieron plantar más árboles, pero aún hay personas que los matan. Pero todavía no han reparado en un detalle, dejar la tierra igual de bonita que como era antes.

Valentina Dreves Palacios 5° Básico A


JoaquĂ­n Arredondo


2do. Lugar

Luis y Luisa Von Fierro

En el centro de país central del planeta 57 dentro de una galaxia paralela a la nuestra, vivían Luis y Luisa Von Fierro, una pareja de recién casados comenzando su nueva vida en una casa de color negro. El color más claro por allá aunque pronto se convertiría en un oscuro blanco y la volvieron a pintar. Al cabo de unos meses la casa volvía a cambiar de color, pero esta vez a verde lima. Cuando se enteraron fueron corriendo más rápido que una bala hacia la ferretería (teniendo en cuenta que allá las balas son muy lentas) a comprar pintura de color negro, pero no alcanzaron ni a llegar cuando la casa cambio de color como estaba antes. Bastante impresionados y extrañados entraron a la casa, aunque al día siguiente fue la misma sorpresa, y así repitiéndose una y otra vez la situación, Luis decidió hacer algo, buscar el problema, ingenuamente comenzó a llamar al problema gritando por todas partes - ¡PROBLEMA! – debajo de las rocas, en el patio, a los árboles y a todas sus hojas, sin pensar en el único y por esa razón potencial sospecho su perro, Fidolf. Como la pareja era tan amante de los animales y no quería pensar que el pequeño perro era el responsable, pusieron unas cámaras de vigilancia con lo que descubrieron lo impensable. Fidolf era un artista sonámbulo que al dormir pintaba la casa y sorprendía la velocidad a la que lo hacía, era un prodigio pero no podían dejar así la casa y por aquella razón tuvieron la magnífica razón de cubrirla con papel transparente y así poder sacarlo cada año ahorrándose convenientemente el pintar. Fidolf pudo pintar libremente sin dejar un desastre.

Emilia Aguilera Aguilar 4° Básico B


BenjamĂ­n Castelblanco


3er. Lugar

Cuando fui abeja Todo empezó cuando desperté en un campo de abejas. Me sentía incómoda con el tremendo aguijón que tenía. Cuando salí de mi casa, que por cierto tenía forma de octágono, me encontré con otra abeja y le dije: - ¡Hola! Soy nueva por aquí, ¿me podrías enseñar el camino? Y por cierto… ¿Cómo te llamas?, y me respondió: - Hola, me llamo Nancy y… ¿Dónde quieres ir? Pues, no lo sé. ¿Sabías? Voy a recorrer el camino a la ciudad. Cuando estaba allí, tenía hambre así que fui a la pizzería, pero cuando llegué, lo único que había era pizza de miel, por es preferí no comer nada. Después me pillé con otra abeja y le dije: - ¿Sabes cómo salir de aquí? Y pues ella me dijo: - Lo único que tienes hacer es irte con la recolectora de polen, rápidamente me fui con ellas para salir de allí. Cuando llegue con ellas, me dijeron que me ponga el uniforme y que me uniera a la tropa. Después salí con un petardo disparado ya que no sabía volar. Ya cuando estaba afuera, casi me mato con la rueda de un auto, pero por suerte me lancé a volar y…¡¡Lo logré!! Ya mis días se acabaron, porque cuando iba pasando por un parque un niño me aplasto mientras aplaudía. Luego de ese golpe, desperté con el corazón latiendo como nunca y así termino mi sueño.

Maite Lataste Menéndez 4° Básico A


Sexto/Séptimo Básico



Catalina Arancibia


1er. Lugar

Hojas de Otoño Cada otoño voy a ver, hojas secas ya caer, lentamente desprenderse, de las ramas color miel, como plumas descendiendo, desde el cielo hasta mis pies, hojas de buenos recuerdos, desplomarse tú ya ves, como en tu infancia, como en tu niñez, desde el cacarear del gallo, hasta el bello atardecer, hojas van y hojas vienen, como tú podrás ya ver, cada otoño voy a ver, Hojas secas ya caer, lentamente desprenderse, de las ramas color miel, ruidosas al pisarlas, pero suaves al caer, su dulcera nos conmueve, y su calidez envuelve, parecen plumas descendiendo, desde el cielo hasta mis pies, cada día van pasando, y las veo embellecer

Constanza Ramírez Guerrero 6° Básico B


Rebeca Trincado


2do. Lugar

La Música

Ahh la música, la mejor para mis oídos, me permite relajarme y saltan mis hilos. Tras un largo día, estando agotado, escucho una melodía y me siento curado. De antes a ahora la diferencia es mucha pero aun así, ambas se escuchan. Sin embargo, hay algo que debo decir y es que la música ha estado para mí. Muchas son los géneros y muchos los gustos, como las hojas en un arbusto. Del Rock al Pop hay muchas variedades y dirás ¡plop! cuando conozcas estas deidades.

Maximiliano Del Río Gallardo 6° Básico B


Isidora Carmona


1er. Lugar

El muñequero

Camino al colegio logré divisar otro cartel de “se busca” en un poste de luz. Toqué el hombro de mi mejor amiga, Amelia, para que mirara en la misma dirección. -¿Aún no lo capturan?- le pregunté ya que su padre es policía. -No, de hecho anoche en la avenida Simpson encontraron cadáveres en muchas de las casas de la zona y se sospecha que fue él por, ya sabes… su extraña forma de matar. -Sí- contesté para luego tomar un hondo respiro y comenzar a hablar de nuevo- deja a sus víctimas colocadas de tal manera que parezcan un juguete o muñecas, es espeluznante. Al volver a casa mi mente no dejaba de rondar en torno al tan nombrado “muñequero”, últimamente los diarios y noticieros solo hablaban del asesino con la forma tan peculiar de matar, y es que la verdad en 20 años jamás había pasado algo más interesante en Crowdale, al ser un pequeño pueblo en medio de la nada no tenía muchos visitantes y menos polémica. Realmente el muñequero me daba pavor, al pensar en él no podía evitar que mi espalda fuera recorrida por escalofríos, mi cerebro me traicionaba y me condenaba al miedo, al terror, podía herir a cualquiera, no me preocupaba por mí, sino por los que amo; nadie está preparado para enfrentarse a la muerte cara a cara por más seguros que estemos de que lo estamos, y es que es algo que sentimos por naturaleza, el miedo a la muerte, a dejar de existir, exterminar ese instinto de supervivencia y perder a los que amas. Estaba a punto de llegar a mi casa cuando divisé a alguien salir con prisa de ésta, era mi hermano Vicente. Iba a saludarlo pero al verme comenzó a caminar más rápido y ya estando a unos cuantos metros gritó; “adiós, hermanita”. Eso fue extraño, pensé, pero lo borré de mi mente tan deprisa como su paso veloz, grave error… Al día siguiente al dirigirme a la habitación de mi hermano la encontré vacía así que pensé que se había ido sin mí al colegio, pero no fue así. Habían pasado ya ocho días desde la extraña desaparición de mi hermano. Al principio mis padres estaban desesperados, la preocupación había invadido mi casa tal como una plaga, matándote de a poco, creciendo cada vez más a su propio paso, sin que pudieras notarlo, policías llegaron a entrevistar a mi madre y en vista de los hechos y de los antecedentes de mi hermano nos dijeron que seguramente se había ido por su cuenta y que volvería en un par de semanas. Pero yo no estaba convencida; en mi pecho se había instalado un nudo de recelo y en mis labios, un mal sabor de boca. Esto no era obra de Vicente. Instantáneamente las últimas palabras que me dijo se me vinieron a la mente; “adiós, hermanita”, se había despedido y tal vez para siempre, todo esto parecía dejar de tener sentido. Estando en el colegio, mientras hablaba con Amelia, mi teléfono comenzó a sonar, posé mi atención en el identificador de llamadas en la diminuta pantalla; número desconocido.


-¿Hola?- dije más bien como una pregunta que una afirmación. -Hola, Andrea- respondió una voz conocida del otro lado del teléfono, la voz de mi hermano se escuchaba entrecortada. -Vicente, ¿dónde estás? ¿qué paso?- pregunté aliviada al escucharlo. -No hay tiempo para explicar pero Andrea, confío en ti, puedes arreglar todo esto, sé que es mucho pedir y que es mi problema pero… te necesito. -¿De qué hablas?- la preocupación volvió a consumir mi organismo. -Me tengo que ir, sé que sabrás que hacer y pase lo que pase, encuentres lo que encuentres, no olvides que te amo. -Vicente esper...- Fin de la llamada. No le contaría a nadie sobre nuestra conversación, Vicente había confiado en mí y sólo en mí, estaba sola. Cuatro días después de la misteriosa llamada apareció el cadáver de mi hermano, vestido como si fuera un tenebroso juguete en una vieja camioneta situada a la mitad de una carretera. No lo podía creer, allí estaba yo; en el funeral de mi propio hermano de rodillas en frente de su ataúd, llorando. Había muerto tan joven, tan solo era dos años mayor que yo, 17 años. Le quedaba tanto por experimentar, toda una vida, no podía creer su temprana partida. Jamás volvería a verlo de nuevo, jamás me volvería a cargar en sus hombros, se había ido para siempre, mi hermano, mi apoyo incondicional, mi confidente, mi todo. El día que la policía nos llamó comunicándonos la noticia en mi corazón quedó un vacío que jamás podrá ser llenado porque el día que Vicente se fue se llevó mi alma consigo. Sabía que todo esto era obra del maldito muñequero, ignoraba quién era pero lo averiguaría y me vengaría. La mañana siguiente fue más que deprimente. Era mi primer día de colegio sin que mi hermano viviera, era la primera mañana de mi nueva vida. Durante la clase de historia no pude prestar atención a la profesora, mis pensamientos se dirigían siempre al mismo sitio, a la venganza. Tenía que descubrir la verdad detrás del asesinato de Vicente y sabía perfectamente donde comenzar mi investigación: la habitación del ahora difunto. Llegué a mi casa una hora antes de la que solían llegar mis padres así que el tiempo no sería una complicación. A pesar de estar sola igualmente entré cuidadosamente a la pieza de mi hermano. El olor de su colonia estaba totalmente impregnado en esas cuatro paredes. Empecé a escarbar entre sus cosas y al sentir la textura de su ropa perfectamente doblada entre mis manos simplemente no pude evitar que las lágrimas invadieran mis ojos. Al llegar a la cama casi había perdido la esperanza más al levantar el colchón mi asombro fue instantáneo; allí se encontraba una pizarra de corcho, con el título “¿Quién es ese maldito?” en el encabezado, llena de listones rojos que entrecruzaban unos con otros apuntando fotos, letras, mapas, apuntes e ideas. Pero la verdad lo que más llamó mi atención fue una gran circunferencia de color rojo que rodeaba una imagen en la cual en su parte superior decía: el muñequero, pero cuando pensé que tenía frente a mis ojos la respuesta al misterio más grande de Crowdale y a quien había asesinado a tantas personas, entre ellas Vicente, me di cuenta que la foto había sido arrancada y lo único que se lograba


ver era un lúgubre pared café… Debí saber que no sería tan fácil. Al tomar la pizarra logré ver unos grandes números en negro al revés de esta. Ahora toda mi esperanza estaba puesta en lo que parecía un número de teléfono. Me encontraba en mi habitación, completamente sola. Con una mano sostenía mi celular y con la otra la tenebrosa pizarra de corcho. No pude evitar estremecerme cuando mi dedo marco la primera cifra en la pantalla táctil, tal vez la persona que contestara tuviera la respuesta a todas mis dudas y eso me hacía sentirme aún más nerviosa. Presione marcar y el típico sonido de las llamadas comenzó a escucharse aumentando considerablemente mis nervios. Alguien en la otra línea había contestado. -Hola, Vicente. Sabes que este número es para emergencias así que más vale que lo sea o si no te daré una paliza –habló entre risas una voz masculina desde el otro lado de la línea. -¿Hola?-dije más como una pregunta que una afirmación. Al darse cuenta de mi tono de voz femenino, su voz instantáneamente se puso seria. -¿Quién habla? -Hola, soy la hermana de Vicente, Andrea. No sé si habrás escuchado de mí. -Si sé quién eres. ¿Dónde está Vicente? Silencio… -Andrea, te espero mañana a las 5 en el café de la plaza, el lucaffe. Fin de la llamada. Bueno ahora sólo quedaba esperar hasta mañana, qué fastidio. Al siguiente amanecer las ojeras eran persistentes, no había podido dormir nada gracias a que los nervios no me lo permitieron, estaba simplemente desesperada por que fueran las 5. Al llegar la hora esperada miré en todas direcciones con la esperanza de que el sujeto además de misterioso fuera puntual, pero no fue así. Cuando ya habían pasado 16 minutos decidí llamarlo más el sonido de la silla en frente mío me distrajo, al mirar hacia el lugar donde provenía el ruido vi a un chico castaño, de ojos verdes y de aproximadamente 16 años, era lindo. -Hola, Andrea. Al fin nos conocemos. -Hola, ¿y tú eres? -Tienes razón olvidé presentarme, Sebastian Mockinham a sus servicios - dijo riendo. -Puntual y caballeroso, las tienes todas- dije entre risas y él me acompañó. Puso su mano en frente mío con el objetivo de que la estrechara y así lo hice. -Bueno basta de tanto parloteo, hora de hablar sobre lo que vinimos- declaré. -¿Y que sería eso exactamente? – preguntó y yo lo miré confundida. -Bueno a hablar sobre la verdad de la muerte de mi hermano- Al ver su rostro lo entendí; no lo sabía. -¿Muerte?- preguntó consternado. -Sí, lo siento por la poca delicadeza creí que ya lo sabias. -No, no, no, esto no es verdad- tronó la voz desesperada del chico. Me acerqué a Sebastián y lo abrasé y él me devolvió el abrazo, por un segundo sentí que todas las


complicaciones, todos los sucesos traumáticos ocurridos recientemente desaparecían esfumándose con el viento, pero solo fue un segundo, y me separé de él - ¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo?- me preguntó mientras intentaba comprender todo y yo asentí. Pronto nos encontrábamos sentados en una banca de una bella plaza, durante al trayecto a esta no habíamos pronunciado palabra. Él fue el primero en hablar. -¿Qué sabes exactamente? Le conté todo lo que había pasado en los últimos días, destacando la pizarra. -Ok, te explicaré todo lo que sé- Asentí con una sonrisa. -Con Vicente nos conocimos en una competencia de natación pues ambos lo practicábamos. Yo tenía 14 años y después de ver lo bien que nadaba tu hermano no dudé en preguntarle si podía enseñarme a nadar tan bien como él lo hacía obviamente pagándole a cambio, él aceptó. Así cada miércoles durante 7 meses tu hermano me enseñó todo lo que se de natación. Después de terminar las clases nos hicimos muy buenos amigos y nunca perdimos el contacto y así nació una gran amistad. Yo ahora tengo 16 y hace aproximadamente 4 meses Vicente me pidió que lo ayudara con algo. Él sabía que por mi padre sabía mucho de computadoras. Vicente me pidió que lo ayudara a descubrir la identidad del muñequero, al principio dudé pero que más daba, estaría ayudando a capturar un asesino y acepté, tu hermano podía ser muy convincente. Él tenía un “lazo especial” con el asesino, era una especie de ayudante pero no porque quisiera, la verdad nunca me dijo como terminó siendo así, lo único que sé es que lo tenía amenazado y no dudé en ayudarlo. Así fue como compré teléfonos prepagos para que no pudieran rastrearlos cuando tuviéramos una emergencia por la cual hablar; ese era el número de celular que encontraste. Después de mucha investigación y trabajo arduo llegamos a una respuesta, Vicente con mi ayuda logró saber la identidad del muñequero, pero no me permitió ver quién era pues esa información me pondría en peligro, y tenía razón; mira como vino a terminar él. Vicente era como un hermano para mí y que nos haya dejado de verdad me duele, lo quería mucho- dijo con la voz cada vez más rota y yo simplemente había quedado sin palabras por la declaración de Sebastián. -Tenemos que atrapar al muñequero y ponerlo tras las rejas- afirmé con seguridad. -Sí, y yo te ayudaré, vengaremos a Vicente. Me despedí de Sebastián pues ya tenía que volver a casa pero ya no tenía dudas; todo era culpa del muñequero, ya había fabricado demasiados juguetes era hora de que un nuevo muñequero aparezca. -Veremos quien termina siendo un juguete primero pero te advierto que ya no te tengo miedo- dije para mis adentros. Al día siguiente Sebastián me llamó para ver la fecha de nuestra próxima junta, así acordamos vernos al otro día en el café en el que nos conocimos. A pesar de estar abrumada por los sucesos ocurridos en los últimos días no tenía excusa alguna que pudiera comunicar a mis padres para faltar a clases. Estando en el colegio aún podía sentir las miradas con lástima que se clavaban en mi nuca, y estaba harta de ellas. La mayoría de la escuela jamás me había hablado y que intentaran tener compasión por mí me parecía de gente falsa.


Al próximo amanecer me levanté y salí a trotar como lo hacía todos los sábados por la mañana. Sinceramente no era una fanática del deporte, pero sentir el aire fresco acariciando mi cara me ayudaba a aclarar mis pensamientos y estabilizarme un poco en este mar de complicaciones. Al volver a casa tomé una larga y tranquilizadora ducha, el comienzo del día me propuso a suponer que sería un sábado calmado pero lamentablemente, como los últimos días desde que todo había ocurrido, fue todo lo contrario. Después de almorzar, llevar a cabo mis pendientes y leer, por fin eran las dos así que me dirigí a mi encuentro con Sebastián. Estuvimos hablando alrededor de dos horas y no habíamos, lamentablemente, logrado llegar a ninguna conclusión que sirviera de algo. Al volver a mi hogar, cambié repentinamente de rumbo y corrí lo más rápido y lejos que pude. Llegué a un parque alejado y me senté apoyando mi espalda contra un árbol, y sin poder retenerlo más lloré mientras abrazaba mis rodillas. Lloré por el muñequero, por no poder encontrar las respuestas, porque me había tocado a mí vivir todo esto, lloré por la muerte de mi hermano, lloré por la frustración de estar tan cerca pero a la vez tan lejos de las soluciones que buscaba... lloré por simplemente todo. Volví a mi casa con el corazón destrozado, pero jamás creí que pasaría lo que iba a ocurrir. Mi hogar estaba rodeado por la policía, le pregunté a un oficial que era lo que ocurría y me dijo algo que me dejó absolutamente consternada; mi hermano era el muñequero. Vicente estaba vivo y era un maldito asesino. Ya no sé qué sentir, me siento rota y sin vida, todo lo que creí alguna vez era una mentira, la persona que más amé era una mentira. Aquí termina este diario por que no hay más historia que contar. Andrea Muroli. Sabía que la policía encontraría el diario en mi casa descartando de mí y Sebastián las posibilidades de ser el muñequero pero lo que no sabían era que ahora mi ayudante y enamorado, Sebastián, y yo escapábamos para jamás volver a Crowdale. Matar personas en ese diminuto pueblo se había vuelto aburrido así que decidimos ir por el gran premio: Nueva York. ¡Prepárense el muñequero va en camino! Deben preguntarse por qué mi extraña forma de matar y es por una simple explicación, cuando las personas mueren intento mantener la belleza después de la muerte porque en el fondo todos somos juguetes manipulables y falsos, para demostrar que las apariencias engañan, por el simple placer de matar, porque la realidad es un desastre, como una casa de muñecas, llena de personas fingiendo ser felices y vivir una vida perfecta cuando todo es una mentira. La última persona que había tenido el placer de ser asesinada por mí en Crowdale fue Vicente, su mirada al descubrir que su querida “hermanita” era el mismísimo muñequero con su mejor amigo como su ayudante me había hecho retorcerme de la risa y había sido absolutamente placentero. Ahora gracias a mi falso diario todos creerán al cadáver de Vicente culpable, retuércete en tu tumba, hermanito, porque la única verdad que ilumina es la que arde. No crean todo lo que se les dice niños. Paz Oelckers Escauriaza 7° Básico B


Antonieta Cuevas Natalia Godoy


2do. Lugar

Oscuridad Empecé a verlas cuando tenía 7 años. Eran figuras grandes y transparentes, como sombras. Aparecían a mí alrededor solo cuando me encontraba triste o me había pasado algo malo. El año anterior, con 11 años de edad, el estrés aumento, haciéndome sentir presionada y triste la mayoría del tiempo. Los encuentros con estas figuras se hicieron mucho más frecuentes en mi estado depresivo, especialmente después de la muerte de mi gallomascota, Rusty. Empezaba a verlas en todas partes, y estas hacían que yo me comportara más agresiva con todos. Por mi comportamiento violento, mis padres también se vieron afectados por estas entidades ya que ellos también comenzaron a tener el mismo comportamiento que yo tenía. Veía como esas figuras ya se encontraban en toda la casa, detrás de mis padres y cerca de mí siguiéndome adonde sea que fuera con mi mal humor. Mis amigas me trataban de ayudar con este problema, ya que ellas sabían que no les estaba mintiendo, porque ellas también tenían encuentros con estas figuras cuando estaban cerca de mí. Yo ya estaba perdiendo toda esperanza de volver a tener una vida feliz como antes, cuando una de mis amigas me recomendó buscar los hechos que me estaban pasando a mí para ver si más personas estaban pasando por lo mismo. A mí me pareció una buena idea y me fui a buscar en internet sobre estas sombras que aparecían diariamente a mi alrededor. Encontré que estos eventos son casi comunes y que muchas personas ven las mismas cosas que yo veo, y según ellas estas sombras eran atraídas por las malas vibras, como el mal humor y la depresión. En ese momento entendí la razón de la porqué las figuras me aparecían tan frecuentemente en estos momentos, pero aun sigo sin descubrir por qué solo yo las veo y los demás no. Mi humor estaba muy afectado en estos momentos y yo sabía que me costaría mucho volver a ser la misma de antes, pero de pronto, como si se tratara de un milagro; mis padres me trajeron un nuevo pollito al que cuidar. Gracias a la


pequeña criatura pude mejorar mucho más rápidamente, ya que al cuidarla todo era como una terapia para restablecer todas mis emociones y no pasó a tiempo antes de que me diera cuenta que las sombras ya estaban dejando de aparecer. Todo iba tan bien y justo cuando sentía que todo estaba mejorando… fui avergonzada públicamente en mi colegio por uno de los niños de mi clase que era mi enemigo. Mi dificultad para controlar mis emociones y la sensibilidad con la que me encontraba después de todos los hechos ocurridos no fueron cosas que ayudaron mucho… Y los hechos sobrenaturales y catastróficos que ocurrieron después de eso fueron tan bizarras que prefiero dejármelas para mí. Lo último que voy a escribir aquí es que en ese momento en el colegio sentí como si algo me poseyera…y todo se volvió negro. Ahora, con sangre en mis manos, escribo esta nota para probar que soy inocente y concluyo que lo que ocurrió ese día lo califico como un hecho totalmente sobrenatural. Me llamo Elena. Hoy es el 3 de octubre de 2027 y me considero la persona que ha estado en el encuentro más cercano con la oscuridad y maldad pura en la historia. Supongo que este es mi último día de libertad, ya que escucho las sirenas de los policías aproximarse… Pero yo sé que soy inocente.

Constanza Covacevich Suazo 7° Básico A


3er. Lugar

La Habitación Era el día de mi cumpleaños. Me encontraba sola en mi casa, escuchando música y leyendo, cuando alguien tocó la puerta de una forma bastante desesperada. Sin pensarlo dos veces me levanté rápidamente y la abrí. Quede totalmente paralizada al ver que no había nadie. Solo había una nota en el suelo, ésta precisaba una hora y una dirección. Una hora después desperté de un susto. Estaban tocando la puerta de nuevo. Miré por la ventana, pero el portón estaba cerrado y este era demasiado alto, no había forma de que alguien lo saltara. Miré el reloj. Era la hora exacta que precisaba el papel. Los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes. Ahí fue donde empezó mi preocupación. Intenté llamar a mi madre, pero mi celular estaba apagado sin motivo alguno, estaba totalmente sola. Pensé en todas las razones por las que debería permanecer encerrada, todas las razones por las que no debería prestarle atención a lo que estaba sucediendo. Adivinen qué. Tomé el papel y me fui. O yo estaba demasiado alterada, o todo tenía un aspecto sospechoso. Estaba en lo correcto. No había autos, personas, perros, gatos… Nada. Justo en ese momento salió el sol y comenzó a hacer mucho calor. El sol me impedía ver con claridad, por eso incliné la cabeza. Casi me desmayo al ver que había dos sombras, eran dos personas. Podía jurar que no había nadie más. Miré por todos lados y sin motivo, cada vez que agachaba la cabeza podía observar las sombras detrás de mí. Corrí. Con millones de pensamientos atormentando mi mente, sentía que me desmayaría. Empecé a escuchar pasos detrás de mí. Siguiéndome. Luego de un rato llegue a la famosa dirección, aquella que me había llevado a tantos problemas. Sin razonarlo entré a la casa. Era muy oscura, lúgubre, podía sentir la humedad y el abandono que ésta sufría. Cuando prendí la luz comencé a reírme, sí, a reírme como una loca. Sabía que me estaba volviendo loca.


Era exactamente igual a la casa de mi infancia, cada mínimo detalle. Pero estaba segura que no era la misma, pues no era la misma dirección, lo habría identificado al instante. Recorrí los pasillos y pude ver fotos en las paredes, millones de fotos mías. Cada maldito día de mi vida había sido observada por algo o alguien. Corrí hacia la que se suponía que era mi habitación. Estaba todo oscuro y podía a ver agua saliendo por la puerta ¿goteras? No. Era imposible, no estaba lloviendo. Luego escuché una voz. Era un niño, no más de cuatro años: -Ven a jugar conmigo antes que deje de llover aquí dentro. -¿Quién eres?- pregunté sin todavía entrar en la habitación. Y ahí recordé: Yo estaba en el patio trasero, jugando en los viejos columpios que tanto me encantaban. En ese tiempo mi madre estaba embarazada del que iba a ser mi futuro hermano. De pronto el cielo comenzó a nublarse, era obvio que llovería y me obligarían a entrar, pero mi madre dijo que haría una excepción solo porque era el día de mis cumpleaños. Me encantaba columpiarme bajo la lluvia, pero llegó el momento en el que comenzó a granizar por lo que mi madre me ordenó que entrara a la casa. No me gustaba la idea entrar por lo que comencé a columpiarme más fuerte con la finalidad de desafiar a mi madre. Ella me miró con esa mirada que indicaba que me regañaría, pero lo único que hizo fue acercarse con la intención de bajarme de ese columpio. Intenté frenarlo, pero sin quererla pateé, empujándola directo hacia el cemento. Lugar en el que perdió al bebé y en ese momento, la conciencia. Pero esto era imposible. Mi hermano no podía estar vivo. Y mucho menos podía llover dentro de las habitaciones. No sabía qué hacer. Finalmente entré, sentí que me volvía considerablemente más joven. Me senté en el columpio y jugué con él. Pues, creo que se lo debía. -Feliz cumpleaños- dijo antes que comenzáramos a columpiarnos.

Sofía Davis Salazar 7° Básico A


Constanza PeigĂąan


Octavo Bรกsico / Primero Medio



Andrés Steuer


1er. Lugar

Renacer Te veo y en ti reflejas los días grises de primavera. Nubes sombrías cubren tu vista y con sus lluvias, tus flores riegan. alimentas a esas rosas, erguidas hacia la tierra, y a los perdidos girasoles que tus párpados encierran. Te veo y estás estancada aún en penurias de invierno. Detienes el crecer de tus brotes, llamando la marchita agonía. Intentas mantener tus enredaderas en una perpetua sequía, mientras aparentas ser solo una estación triste y fría. Te veo y sé que piensas en lo bello de desaparecer. Pero esta vez es el viento quien trae palabras consigo y quizás esta vez, con su eco, por fin lo has comprendido. La naturaleza siempre urge en quien sueños ha perseguido. Entonces te veo te veo y si no me equivoco veo en ti un renacer.

Natalia Montaña Castro I° medio B


Martina Klett Josefina Jara


2do. Lugar

Escribe en mí Como un libro soy lleno de páginas vacías esperando el momento de que emprendas esta travesía. Con palabras precisas y tus expresiones extrañas espero que escribas incluso las cosas malas. Hay una pequeña cosa que te quiero pedir no es necesario que hagas un final feliz. Retrata en mis páginas a nuestros dos personajes con todos sus defectos y todas sus verdades. Escribe en mí todo lo que quieras verás que no soy un libro cualquiera.

Nuestro villano de separarnos el único capaz es todopoderoso, mas no malvado y recibe el nombre de tiempo. Con su poder permite que estas páginas escritas sean, pero hace que se agoten y se marchiten. Mas temer no debes todo lo bueno llega a su fin procura dejar impresos esos recuerdos de los cuales nos es imposible desprendernos. Escribe en mí todo lo que quieras verás que no soy un libro cualquiera.

Antonia Maldonado Redel i° medio A


Antonia Soto


3er. Lugar

Fuego Terminaremos lanzando bombas al infierno sabiendo que terminaremos ahí Te invito a que lleguemos juntos, para perderle el miedo al fuego ya que tú eres el único fuego al que no le temo y contigo a mi lado me podría quemar toda la eternidad. Te invito a emborracharnos y pasar horas hablando con aquella sinceridad que pocos conocen , la cual viene del corazón y no del cerebro. Te invito a pasar horas observándonos, mientras ardemos en sentimientos. Te invito a ser mi escalera a los cielos, mi calma dentro de la tormenta. Te invito a amarme, sin ataduras, como un marinero al mar, quiero que me ames con la intensidad que solo el odio te puede otorgar.

Martina tello Arcos I° medio B


Pablo Navarrete


1er. Lugar

La falla Un destello proveniente de una extraña mansión en un extenso bosque, solamente habitada por el creador, el innovador: Nikola Tesla. Aislado e incomprendido por todos, sin saber que él estaba a punto de cambiar el mundo. Un café en la mañana había despertado a Tesla, decidió cumplir su sueño ese mismo día en que ideó, cuando era un pequeño estudiante tratando de reformular la física, leyendo cada día unos de sus favoritos libros. No quiso pensar en su pasado, sino proyectar su futuro, haciendo funcionar su revolucionaria Torre Tesla. Louis Baff, su prometedor ayudante, prestó a su mascota para que sea el sujeto de prueba. Su pequeña gata Lisa, sorprendentemente no estaba asustada. -Estás seguro de que puede llegar a funcionar- preguntó Louis. -Lo único que sé es que no va a morir, ten paciencia y tranquilidad, este experimento es demasiado peligroso y nos ha costado mucho esfuerzo y dinero, sé que funcionará, tienen que funcionar, dijo tajante Tesla. Tesla encendió la máquina con un buen presentimiento, pero erró otra vez, la gata yacía en las cenizas. Un momento de pánico y desesperación se apoderó de Louis y Nicola, observando los restos de su mascota. Ese momento pasa a una situación extraña y sorpresiva. Nicola y Louis escucharon los maullidos de Lisa en el segundo piso inmediatamente después de que cayera el último rayo generado por la Torre Tesla. -¿Qué demonios pasó? dijo Louis. - No lo sé, se supone que tenía que morir, cómo llegó ahí, contestó Tesla. -¿Entonces, tenía que morir? -¡Hay que hacer sacrificios por la ciencia! No te lo podía decir, no lo ibas a llevar como sujeto de prueba si te decía las graves consecuencias que propone este maldito artefacto. Oh, cálmese, todavía no estoy seguro de que hace esa cosa, pero lo arreglaremos, no podemos contarle a nadie lo que sucedió.


Rápidamente Louis y Tesla recogieron al gato y lo llevaron al veterinario para ver si había efectos secundarios con el uso de la máquina. El veterinario dijo que no había nada raro en Lisa y volvieron a la mansión para hacer las pruebas, ahora con objetos. Una semana después de varios experimentos en la torre, Tesla había asegurado y confirmado la prueba en humanos, empezando por el mismo, ya que no quería hacerle daño a alguien más. La máquina de Tesla desintegraba el cuerpo, venas, arterias, huesos, músculos, etc. Con el primer y segundo rayo, los demás eran una posibilidad en la no se podía reaparecer, gracias al penúltimo y último rayo, que reconstruía todo el cuerpo. Así ideó Tesla la función de la máquina, obviamente no era su propósito inicial, pero estaba satisfecho con que funcionara. Antes de probar la máquina en él, se decidió a ir al cementerio a despedirse de su padre, quien nunca creyó que iba a ser alguien en la vida. Nikola sintió algo raro, que lo seguían y observaban. En un momento recuerdó que le había hecho una promesa a Thomas Aba Edison y sin pensarlo dos veces dejó caer un ramo de flores sobre la tumba de su padre. Corre, solo corre, no mira atrás y fija su mirada en la mansión. Al entrar ve a Louis estudiando, velozmente lo agarra del brazo y antes de llevarlo a la torre un contundente disparo proveniente de una de las armas de los hombres de Edison impacta el cráneo del fiel seguidor de Tesla. Una escena llena de sangre y rabia toma el cuerpo de Tesla, dejando así a Louis tirado en el piso. Tesla tratando de escapar, dispara sus gritos de ayuda y dolor, Tesla está sufriendo, en un lugar frío y deshabitado, en su hogar. Viajó exactamente 240 años al futuro. Nikola ve una rara sombra caminando lentamente hacia él. Es un hombre viejo, alto y delgado, Tesla reconoce su cara cuando sale de las sombras. -No deberías estar aquí, nadie debería estar aquí- dijo Tesla con voz seca y grave. -¿Tú? ¿Por qué? Maldito simio, tu estúpido fallo y memoria afectaron a los demás universos, despareciste por 240 años. Este mundo y universo están perdidos por tu culpa, nunca juegues a ser dios, hijo. Nadie puede serlo- dijo Tesla 2127. Tesla al viajar pierde 240 años de su línea temporal. Afectando los acontecimientos y situaciones que debían pasar para un mundo común y corriente. Tesla 2.127 es de un universo que ya no existe, va viajando de


universo en universo, planeta a planeta, galaxia a galaxia para la única misión que le permite existir: eliminar a los teslas que se encuentra en el camino o que interrumpen su existencia. Nunca puede haber un tesla junto a un tesla 2.127, ya que su universo no existe y eso haría desaparecer a 2117. -Lo siento, amigo, fue tu culpa y de nadie más, tendrás que remediar lo que has hecho- señaló Tesla 2.127. 2017 saca su arma de plasma y le apunta a la cabeza de Nikola. -¡No, por favor, tengo tiempo, puedo arreglarlo!, gritó desesperado Tesla. -Nadie puede arreglarlo, chico, adiós!- Dijo Tesla 2.127. 2.127 hace explotar la cabeza de Tesla. El lugar queda en profundo silencio, ya no hay màs que hacer, ya no hay más que decir, el fallo ocurrió, el ciclo continúa.

Marti Rodríguez Vergara José Vicente Latorre López 8° Básico B


Ignacio Pohl


2do. Lugar

Lo que quedó de nosotros 6 de enero de 2350. Un hombre ebrio caminaba por las oscuras calles de Seattle, había consumido hasta ya no recordar lo que pasaba, el mundo se estaba acabando poco a poco frente a sus ojos y él lo único que quería hacer era olvidar todos sus problemas… La enfermedad, que iba a acabar con la humanidad, había llegado, el fin del mundo estaba comenzando. El hombre, a punto de caer inconsciente a mitad de la calle, se dirigió rápidamente a su casa, pues ya se sabía el recorrido de memoria. Al llegar su esposa, afectada por la enfermedad, lo esperaba de brazos cruzados. - ¿Me podrías decir qué hacías afuera a estas horas? La mujer se sentía fatal y la llegada de su esposo en ese estado no la ayudaba. - Nada de tu incumbencia, Jane. El hombre pasó de largo, dirigiéndose directamente a la cocina. - ¡Claro que es de mi incumbencia Marcos, eres mi esposo! Los ojos de Jane sea aguaron. - ¿Te puedes callar?, mi cabeza está que explota y no quiero despertar a nuestra hija. Sabrina, la pequeña niña de 5 años, asomó su cabeza por el marco de la puerta de la cocina. -¡No es mi culpa que te emborraches hasta morir! Jane comenzó a toser. - ¿No es tu culpa?, ¡tú eres la que se puede morir en cualquier momento! Marcos se acercó rápidamente, sus ojos se aguaron y la abrazó. No quiero perderte Jane, no quiero que seas la primera en morir desde que la enfermedad se hizo conocer. - Y no lo haré, estaré contigo y con Sabrina pase lo que pase. - ¿Lo prometes?, dijo la pequeña a medida que se acercaba a sus padres. - Lo prometo, hija, ¿Estuviste espiado la conversación todo este rato? La pequeña asintió levemente. - No me dejes, Mami. - No lo haré-. Habían pasado 13 años desde aquella noche en la que la primera persona afectada por el virus mortal, que iba a dar comienzo al fin de la humanidad, se dio a conocer. En Seattle casi toda la gente había sido dominada por el virus, mientras que otras partes del mundo ya no eran posibles de habitar. Si querías sobrevivir tenías que ir a la capital de Estados Unidos, Canadá o Rusia. En resumen, naciones de gran población.


La única cura a todo esto era dejar el planeta, pero hasta ahora no se había registrado ningún planeta con las mismas condiciones a las del planeta tierra y la gente no era inmortal para viajar el resto de sus vidas con el fin de encontrar un nuevo hogar para la humanidad. Sin embargo, hasta esa fecha había un hombre que encontró algo parecido a la inmortalidad, pero nadie se atrevía a probarla. Eran las 3 de la tarde, la gente se encontraba en sus casas, todas las pantallas se encendieron y la noticia se dio a conocer. “Nave lista para recibir a los seis más valientes”. No era nada más y nada menos que seis personas voluntarias las que serían inyectadas con la supuesta “inmortalidad” para luego ser lanzadas en una nave hacia el espacio, con el fin de encontrar un planeta habitable. Los voluntarios tenían sólo plazo para llegar hasta el día 15 de febrero, tomando en cuenta que era 12 del mismo mes. Sabrina tomó su bolso, metió su ropa y útiles de aseo, para luego subirse a su moto e iniciar su viaje hacia Chicago, donde se recibiría a los seis voluntarios. La joven no tardó más de dos minutos en llegar a la dichosa ciudad, pues la moto funcionaba con teletransporte. El día había llegado y los seis voluntarios se encontraban en la nave, ya habían sido inyectados y se encontraban listos para cumplir su misión. Sabrina, James, Alaska, Ethan, Camille y David, ellos eran la última esperanza de la humanidad. La cuenta regresiva llegó a cero y la nave despegó, Sabrina sabía que habían muy pocas probabilidades de éxito en esto, pero ya no soportaba lo que estaba pasando en el mundo, todos sus seres queridos habían muerto frente a sus ojos, ella ya no quería seguir sufriendo. Pasaron días, semanas, meses, años, incluso siglos, pero lo único que veían era rocas y estrellas, sólo era eso hasta que el día que nunca esperaban llegó, habían encontrado un planeta con las condiciones de la Tierra. Los jóvenes se abrazaron y buscaron un lugar para poder aterrizar. Lo habían logrado, la humanidad no se extinguió, el éxito que era casi inalcanzable se logró, estas seis almas que habían pasado por tanto dolor y sufrimiento le ganaron a lo inevitable y ahora podían reconstruir lo que alguna vez fue su hogar, la Tierra.

Catalina Del Río Gallardo 8° Básico A



Segundo/Tercero/Cuarto Medio



Constanza Versin Thomas Musa


1er. Lugar

1 Porque mis manos están hundidas hasta el fondo en la tierra, rozando las llamas y las piernas bailan en el agua. Tú el río que corre que escapa, que me traga, que me mata para tenerme más cerca. Y tú me hablas con tu cara de gato roñoso acurrucándote haciéndome cosquillas con tu barba, mordiéndome un hombro, enredando tus manos. Tan tierno tan sádico y perro de calle loco zorro. Con tus ojos achinados al reír, con tu piel de cobre y tu muralla de ladrillos mal puestos ladrándome un abrazo.

Martina Figueroa Poblete IV° medio A


Ignacio Gallardo


1er. Lugar

2 Con las manos así, con estos pies errabundos, con la boca llena de tierra, con el agua hecha útero dentro de este azul infinito Con los pies hundidos en sal los pies tocando el agua que va el agua que vive el agua que vuelve. Con la vista encaramada en la escalera con los ojos tocando el cielo, Las nubes, las estrellas tan lejos. La piel hundida en las raíces tragándome las flores, las flores arrimándose al corazón, pintándose en los pulmones. necesito un pincel para dibujar el cielo y una lanza para hundirme hasta el fondo en la tierra. Para ser árbol que va arder en el fuego para ser fuego hecho agua, para fluir, para disolverse dentro del útero. para bailar entre Venus y Marte. para volver hecha cenizas y aire para abonar la tierra. Para volver hecha azul.

Martina Figueroa Poblete IV° medio A


Felipe Marty


2do. Lugar

El reino de oscuridad Si tuviera un reino de oscuridad yo sería lo único existente se podría ser alfa y omega, no habría odiseas griegas, mil maravillas serían creadas. No se diría ni una palabra. Si tuviera un reino de oscuridad la imaginación inteligencia sería el brillo, los sueños caminarían por las calles, las ideas se liberarían por altavoces individuales. No habría hogares como perros mañosos. Si tuviera un reino de oscuridad los cuerpos estarían volando el trabajo valdría incienso y oro. Se siente bien que los buzones no griten de enojo. Si tuviera un reino de oscuridad la mente sería pura y la sentencia a la malicia, inexistencia. Si quisiera tener un reino de oscuridad donde el silencio reinara. Faltarían personas con quien mostrarlo.

Mario Calvo Brun II° medio B


Martina Millar


1er. Lugar

Dinero y olvido El servicio funerario iba más lento que un bus de campo, tomando la misma cantidad de desvíos por cada camino que encontraba. Cada quien tenía una memoria que compartir y una canción favorita para cantar. El que lo había organizado había aceptado a cada petición, y eso a Lila no le agradaba en lo absoluto. Pasada ya la mitad de la tarde algunos de los más ancianos comenzaban a balancearse en sus pies y, si no fuera por la brisa primaveral que la mujer podía sentir entrando por las puertas abiertas de la funeraria, habría muchos más para enterrar junto a su amigo Harry. El lugar estaba repleto de gente con caros trajes negros y rostros blancos como la cera, ojos hinchados y enrojecidos. Culpaba de eso Lila a la juventud con la que Harry había partido, teniendo un tan próspero futuro por delante. Pero la voluntad del humano ido era algo mucho mayor a lo que todos ellos esperarían. Un deseo tan brillante en comparación a la oscuridad que ocultaban los rostros estoicos de los presentes que, de haber sabido ellos, estarían pateando la tierra sobre su lugar de descanso con alegría. No la mujer, sin embargo. Ella conocía muy bien al hombre, y lo quería de todas formas Pero ella no deseaba estar ahí adentro, caminando sin rumbo con pasos titubeantes entre una multitud que ni siquiera conocía. Recordaba los rostros de algunos, pero había otros que ni de su cercana niñez le sonaban. Los rostros reales estaban ocultos tras máscaras impasibles, y ella lo sabía. Podía verlas prístinas, serias, tristes. Ocultaban las facetas que ellos mismos no querían mostrar. Lila no entendía por qué tenían la necesidad de hacerlo, no sabía qué sentido tenía disfrazarse a la hora de interactuar con otros. Muchas mujeres, si bien más adultas o más jóvenes que ella, usaban sus collares y joyas ostentosas, como si aprovecharan cada momento que tenían para impresionar a sus pares. Aun cuando uno de los suyos había partido hacia el más allá parecía que la fama era más importante. Se mantuvo cerca de la mesa de los aperitivos, sin tener las fuerzas para participar del evento pues solamente se quería marchar. Y ahí se quedó hasta que un grupo de muchachas se acercó a ella sin el más mínimo respeto por el que estaría pronto en su último lugar de descanso. Sus voces chillonas y risas estridentes le causaron una jaqueca aguda, y tuvo que excusarse de ellas cuando comenzaron a cambiar los típicos cumplidos al fallecido por indirectas que intentaban averiguar cuánto había costado su vestido negro. Su amigo le había dicho algo interesante una vez, que fue devuelto a la mente de Lila cuando las muchachas la observaron con extrañeza mientras se alejaba de ellas. Aún recordaba a Harry comentándoselo, el mismo día en que el padre de la mujer le entregó la fortuna que había ganado durante años. - ¿Sabes, Lila? El mundo fue especialmente diseñado para deprimirnos- le había dicho cuando salieron al balcón del hotel en el que cenaron para celebrar, la fría humedad


de la noche haciendo más pesadas sus palabras mientras observaban la ciudad con ojos melancólicos. La felicidad no es buena para la economía. Si fuéramos felices con lo que tenemos, ¿para qué necesitaríamos más? Pero no fue hasta que la mujer estuvo parada frente al ataúd de su amigo, con una rosa blanca en la mano, que finalmente lo entendió. Y entonces su mente comenzó a divagar. Se sorprendió a sí misma cuando notó que la voz que dictaba sus pensamientos era la de Harry. Sonaba suave, como terciopelo, pero tenía suficiente firmeza como para que Lila quisiera llorar. Por supuesto, se dijo. Las personas en la sala eran prueba suficiente, al igual que todas aquellas con las que ella convivía día a día, y solo él había logrado entenderlo. Hasta ahora. ¿Cómo venderían las cremas anti edad, si no? ¿Cómo lograrían las compañías que la gente comprara seguros, se hiciera cirugías plásticas, viera un programa de televisión o comprara un nuevo celular? Pues haciendo que se preocupen, que piensen que envejecer era un crimen, que la muerte acechaba en cada esquina. Fuerzan a todos a creer que sus cualidades físicas son repugnantes y que la sociedad va a dejarlos atrás con cada avance tecnológico. Y lo peor, le había dicho Harry, era que la gente se tragaba el cuento. Cuando Lila lo pensó, se dio cuenta que ser feliz era algo así como un acto revolucionario. Estar satisfecho con una existencia simple, sin todos esos aparatos que los ricos intentan venderles y, lo más importante de todo, estar a gusto con las vidas desordenadas de cada uno, no era bueno para la economía. Y mira a lo que nos ha llevado esto, pensó la mujer, reprimiendo las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos al ver el ataúd abierto. Dio un paso adelante, sosteniendo con fuerza la rosa en su mano, reacia a dejarla ir. Tras un respiro profundo y unas palabras silenciosas de despedida, dejó la flor con delicadeza dentro del ataúd lleno solamente con monedas de oro. La imagen de la rosa sobre todo ese mar de corrupción e impuridades le dejó un sabor amargo en la boca. Suspirando, marchó hasta la salida de la funeraria y entró a su auto, siendo finalmente capaz de respirar luego de todo el aroma a perfumes caros y repugnantes que no hacían más que empeorar su jaqueca. Cuando ya estuvo calmada, sola en un espacio de su propiedad y segura de que nadie sabría que se estaba comunicando con él luego de que todo el mundo se lo prohibiera, sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y marcó un número que a este punto ya se sabía de memoria. Una voz grave y calmada la saludó amigablemente del otro lado. - ¿Hola, Harry? - dijo ella-. No creerías la cantidad de gente llorando dentro de ese lugar.

Josefina Jara Barra III° medio A



Ale PeigĂąan Farid Gauro


2do. Lugar

El Héroe Durante un largo tiempo, la vergüenza fue su única compañía. Los muros de cemento lo llamaban inútil, la puerta sellada le recordaba continuamente que era un fracaso y el frío suelo… el frío suelo no hacía más que fulminarlo con un silencio lleno de desprecio. Un silencio fuerte e imponente como un glaciar. Lo días pasaban. Omar los contaba. Habían pasado veintiocho días desde que llegó a ese infernal lugar. Aunque ese número estaba basado en la suposición de que sus captores prendieran la luz en la madrugada y la apagaran al anochecer. La monotonía de la rutina hacía que cada segundo doliera al pasar. Se despertaba cuando se prendía la potente ampolleta en el techo. Después le deslizaban rápidamente su desayuno por una rejilla debajo de la puerta. El desayuno usualmente consistía en pan, mantequilla y agua. Sus mañanas estaban llenas de nada. Horrible nada. En los primeros días había llorado, gritado y golpeado las puertas, pero ahora se limitaba a sentarse en el suelo y a débilmente caminar por su celda en círculos. Almorzaba. Luego había más nada. Cenaba. Unos minutos después de que entregaran la cena apagaban la luz. Se quedaba a oscuras e intentaba dormir. Usualmente, no podía. Una noche, Omar, se encontraba sentado de piernas cruzadas con la espalda contra el muro. Apenas se dio cuenta de que estaba pensando en su hogar, escudriño la oscuridad con sus ojos para distraerse. Lo había hecho antes, pero ver cualquier cosa en esa oscuridad era imposible, cuando cerraba los ojos veía lo mismo que cuando no. Pero esta vez notó algo, inicialmente una forma, pero después, lentamente se definieron sus rasgos, hasta que ahí estaba. El rostro, un tanto oscuro, pero inconfundible de su madre, con su cansada sonrisa infundada de cariño. Omar estaba demasiado sobrecogido para pensar en la racionalidad de la situación. -¡Mamá! Oh, mamá, lo siento tanto, de verdad… las lágrimas corrían por sus mejillas. –yo solo… Ay dios, mamá. Se acordó de su hermano. –Ahmed está, está muerto mamá, no pude hacer nada. Estaba de vuelta en su pueblo natal, caminaba entre las casuchas hechas de latón que se erguían miserablemente en el hostil y desértico paisaje. El sol pegaba fuerte y calentaba la arena debajo de los pies de Omar. Este caminaba junto a su hermano Ahmed, que estaba tan serio, tan seguro y tan confiado como siempre. Omar veía a Ahmed más como un padre que un hermano. Su verdadero padre se había marchado poco después del nacimiento de Omar, los abandonó, a su madre, a su hermano y a él. Jamás se lo perdonaría. Ahmed mantuvo a su pequeña familia a flote.


Cada noche llegaba a la casucha que llamaban hogar con agua, comida y a veces hasta con un poco de dinero. Nadie le preguntaba de dónde salían estas cosas. Omar nunca veía a su hermano con personas de su edad, o con personas en general. Por eso mismo le sorprendió tanto cuando un día como cualquier otro lo vio hablando con tres desconocidos. Portaban armas. Cuando le preguntó a su hermano quiénes eran aquellos hombres misteriosos, Ahmed no hizo más que responder secamente -Hombres de dios. Los días pasaban y las cosas se volvían más extrañas. Ahmed pasaba cada vez más tiempo hablando con las personas a las cuales ahora se refería como hermanos. Cuando llegaba a casa, no hacía más que hablar de la gente del oeste. Los llamaba pecadores, blasfemos, cerdos y calificativos peores. Hablaba con una ira que jamás había visto en nadie. Para Omar, dios era importante. Él cuidaba de su familia. Cuando rezaba, se sentía entero. La cercanía con dios le entregaba todo lo que su pequeño mundo no podía. Así que cuando su hermano lo convenció de que dios estaba bajo ataque y necesitaba que todos sus hijos se pelearan por él, empezaron a hacer planes para irse. Unos días después, todo estaba arreglado, le entregaron suficiente comida y agua a su madre para que estuviese bien durante unas semanas y se marcharon. Lo más difícil fue ignorar el llanto de su madre cuando se marchaban por la puerta. Llegaron en bus a su destino, dos días después. Era un campamento del cual les habían hablado los hombres con armas del pueblo. En muchos sentidos, el campamento era parecido a su hogar, el tamaño de las casas era casi igual. En otros sentidos, no. Había muchas armas, al menos una por hombre. También había muchos hombres, algunos pequeños y lampiños, otros grandes y barbudos, había hombres que se parecían a él, otros eran hombres peligrosos con los cuales mantendría la distancia. Un hombre con cierto rango los llevó con los hombres al mando y sin mucha demora; ya estaban iniciados y con una misión. Le entregaron documentos e instrucciones y después de unas bendiciones y ovaciones, Omar junto a su hermano y otros dos hombres, estaban en camino a Europa, en camino a la gloria. Nunca en su vida Omar se había sentido tan importante. Iba a hacer algo de gran valor, algo que haría que él valiera la pena. Estaba preparado. Listo. Iba a ser un héroe. Viajaron por cerca de una semana hasta llegar a la orilla del mar mediterráneo. Arribaron a un puerto oxidado repleto de barcos viejos. No eran los únicos. El lugar estaba lleno de hombres, mujeres, ancianos y niños de pecho. Había familias enteras intentando comprar un viaje en un barco para cruzar el mar. Omar y su hermano siguieron al más experimentado de sus acompañantes. Compró boletos para todo el grupo. Después subieron al apretado barco. Atracaron de noche, en una solitaria playa, después de la que había sido una larga y ardua travesía. Los pasajeros rápidamente agarraron sus escasas pertenencias, se bajaron del barco y corrieron tierra adentro, dejando sus huellas en la arena. El grupo de Omar hizo lo mismo y después de trotar por un par de kilómetros, se subieron a un auto que los esperaba.


El conductor no dijo nada, se limitó a manejar. Entraron a la ciudad más grande que Omar jamás haya visto. Se asombró con las luces, que iluminaban cada rincón de la enorme autopista y los edificios, altos como montañas. Sintió la duda en su corazón por un instante, pero ésta rápidamente se esfumó. Los pescadores podían tener todas las luces y edificios que quisieran, no cambiaría nada. Los pescadores no tenían un dios de su lado. Cuando despertaron en el motel pulguiento, en el cual se habían hospedado, rezaron. Hoy era el gran día. Fueron a recoger las armas a las casas de un contacto del más experimentado del grupo. Repasaron el plan. Era simple, irían a un centro comercial, donde cada uno llevaría armas y en un momento acordado se levantarían, revelarían sus intenciones por medio de antiguos gritos de guerra y harían el mayor daño posible. Unas horas después estaban todos en sus posiciones, con armas ocultas en sus mochilas y sus relojes sincronizados, esperando la hora. El centro comercial estaba repleto de pescadores. Pero Omar nos los veía como se los imaginaba, eran personas como él. Los miraba y veía enamorados compartiendo un café, madres de compras y niños corriendo. Era como si ellos… -DIOS ES GRANDE- Gritó Ahmed e inmediatamente se escucharon disparos, gritos y maldiciones en distintos idiomas. Se había desatado el infierno. Todos hermanos estaban cumpliendo su deber y Omar no se podía mover. Se había quedado congelado, incapaz de mover sus manos temblorosas. Mientras la gente gritaba, corría y lloraba a su alrededor, Omar se quedaba ahí sentado con la mirada fija en la distancia, quieto. Giró la cabeza hacia su hermano, que le suplicaba que hiciese algo, cuando vio a un grupo de policías armados entrando al edificio, fácilmente eliminando a sus hermanos. Dispararon y Ahmed cayó al suelo, inerte. Omar sintió sus ojos llenárseles de lágrimas. Su corazón latía más que nunca. Por fin se puso de pie, sacó su arma y disparó a la cabeza de los policías. Uno, Dos, Tres. Tres cuerpos golpeaban el suelo. Antes de que se diese cuenta estaba rodeado por policías que le sujetaron los brazos y los sometieron. En una brusca inspiración Omar despertó de su cruel sueño. Condenó a su mente por hacerlo revivir la horrible experiencia. Involuntariamente recordó también como lo habían interrogado los primeros días, dos hombres con una interprete. Omar les había dicho todo apenas empezaron a preguntar, ya que tenía la esperanza de alivianar su castigo. Qué ingenuo.

Ignacio Echeverría Astorga II° medio a


Categoría A Rocío Navarro Bertrán José Manuel Herrera Prado Categoría C Valentina Dreves Palacios Emilia Aguilera Aguilar Maite Lataste Menéndez Valentina Gómez Vidal Javiera Sobell Velásquez Categoría E Natalia Montaña Castro Antonia Maldonado Redel Martina Tello Arcos José Vicente Latorre López Marti Rodríguez Vergara Catalina Del Río Gallardo


Categoría B Sofía Ojeda Solís Gabriela Roca Riffo Carlos Celis Cerda Renato Gómez Rojas Benjamín Hidalgo Hidalgo Sofía Caputo Eftimie Categoría D Constanza Ramírez Guerrero Maximiliano Del Río Gallardo Paz Oelckers Escauriaza Constanza Covacevich Suazo Sofía Davis Salazar Categoría F Martina Figueroa Poblete Mario Calvo Brun Josefina Jara Barra Ignacio Echeverría Astorga


CUARTO MEDIO A Catalina Zeeb Jaramillo Alejandra Saldías Hidalgo Antonia Soto Rivero Benjamín Castelblanco Muñoz Catalina Arancibia Labarthe Farid Gauro Rosales Natalia Godoy Barrientos Ignacio Pohl Luppi Consuelo Ayala Silva Ignacio Gallardo Ordenes Fernanda Harcha Álvarez Jorge Troncoso Vidal Isidora Carmona Maldonado Joaquín Cárcamo Fierro Pablo Navarrete Vera ALUMNO INVITADO: Josefina Jara Barra


CUARTO MEDIO B Thomas Musa Vignes Fernanda Loyola Freire Rebeca Trincado Grothusen Karla Weber Pérez Martina Millar Fritis Sofía Escudero Fuentealba Constanza Pigñan Gallardo Andrés Steuer Flández Matías Vergara Castro Felipe Marty Videla Joaquín Arredondo Castillo Vicente Torres Born


CRÉDITOS Jefe Departamento de Lenguaje y Filosofía:

Jorge Gutiérrez Arévalo Jefe Departamento de Artes y Tecnología:

Oyama Vidal Morales Diseño y Diagramación:

Alexis Segovia Olguín Corrección de textos:

Claudia Álvarez Martínez Profesores Artes Visuales:

Alexis Segovia Olguín (IV° medio A) Loretta Firmani Sánchez (IV° medio B) Jurados Consurso Literario 2016:

Leonardo Videla Muñoz Claudia Álvarez Martínez Jorge Gutiérrez Arévalo Imprenta:

Imprenta Austral




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