LIBRO VOCES EN EL CAMINO vol. 1

Page 1


VOCES EN EL CAMINO, VOL. 1 © Departamento de Lenguaje y Comunicación, Windsor School. © Departamento de Artes, Windsor School. Diseño y Diagramación: Alexis Segovia Corrección de textos: Claudia Álvarez Impreso en Valdivia, Chile. Noviembre, 2016.


Vol. 1

(Concurso Literario 2015)


Literatura


Ilustraciรณn


Desde la creación del colegio se ha convocado

a niños y jóvenes del Windsor school de un

a participar

concurso literario, en cuento y poesía, que

busca el acercamiento de los jóvenes

al mundo de la

escritura. Durante todos estos años la participación ha sido muy entusiasta, recibiendo un gran número de trabajos, que, después de una minuciosa revisión del jurado, premia

aquellos que se destacan por su

gran

habilidad en el manejo del lenguaje literario.

La antología que está en sus manos es la concre-

ción de un sueño que por largo tiempo anhelaba el Departamento de Lenguaje y comunicación, lograr editar un libro que mostrara los mejores trabajos recibidos en cada categoría, con el fin de dar a conocer los textos galardonados y hacer un público reconocimiento al esfuerzo y dedicación de los alumnos premiados.

Este año, por primera vez concretamos este an-

helo en un quehacer en conjunto con el Departamento de Artes, ya que las obras ganadoras de cada una de las categorías en el año 2015, fueron entregadas a alumnos de cuarto año medio de la asignatura de Artes Visuales, para que a partir de éstas se inspiraran y posteriormente crearan una ilustración que plasme su mirada de lo leído, a través del lenguaje de la gráfica, el dibujo y el color. Las imágenes están junto a cada texto para dialogar y complementarse.


Los ecos que el lector encontrará

en esta antología son la manifestación de niños y jóvenes con un gran interés por cultivar la escritura. Tanto en poesía como en cuento estos autores demuestran su capacidad de asombro por hechos y acontecimientos que para el común de las personas pasan desapercibidos, describiendo emociones y sensaciones con un lenguaje sencillo pero abundante en creatividad.

Este texto está marcado también por

el recuerdo de nuestro querido alumno Ibrahim Moya, quien participó en este concurso y nos dejó como remembranza una de sus creaciones. Deseamos ofrecer un sentido homenaje a su familia

y a

todos quienes valoran su memoria, con la publicación del original que envió a nuestro departamento y que hoy cobra especial significación por su inesperada partida. Esperamos

que esta muestra de

respeto sirva en parte para exteriorizar el afecto que siempre le guardaremos.


Primero BĂĄsico

CategorĂ­a



Poesía

1er. Lugar

EL OTONO

En el otoño caen hojas sin parar y lo pájaros migran lejos del mar. En cambio en primavera las flores florecen, los pájaros regresan vvlando por el mar.

Sofía Navarro Roth 1° Básico B


Bรกrbara Grandjean


Poesía

2do. Lugar

EL sol

El sol es tan brillante que no lo puedo ver y cuando me despierto veo el amanecer.

Matilde Rehl Obando 1° Básico B


Catalina Latorre


Poesía

3er. Lugar

Mi mama

Mi mamá es linda como un rayo de sol. Yo la quiero mucho porque me entrega amor todos los días con todo su corazón.

Valentina Cancino Jara 1° Básico B


Catalina Navarrete


Cuento

1er. Lugar

La leyenda de las momias

Hace mucho tiempo un campamento donde vivía un hombre feliz, pero un día escuchó un ruido - ¡uuuu! te queremos comer-, lo asustaron tanto que salió corriendo. Eran las momias, se apoderaron de la ciudad y los esqueletos cobraron vida. Las momias se multiplicaban cada vez más. Solo sobrevivieron seis personas. Las personas iban de escondite en escondite, las momias buscaban a las fugitivos, pero no los encontraban, un día llegaron cazadores -¡nos salvaron, nos salvaron!- gritaban –mataron a las momias.

Clemente Cartes Letelier 1° Básico A


Fernanda Gonzรกlez


Cuento

2do. Lugar

EL gran meteorito

Un día estaba en mi casa jugando, cayó algo en mi patio, no sabía que era, pero lo descubrí, era un meteorito. Cuando cayó se movió la tierra, pensaba que era un huevo extraño de un animal que no conocía. Me dejo sorprendida, me alejé rápidamente y me dio tanto miedo que me caí, pero me salvé.

Amanda Concha Fuentes 1° Básico B


Maximiliano Marilaf


Cuento

3er. Lugar

La casa del Arbol

Había una vez un niño que se llamaba Lucas, que vivía en una pequeña casa en el bosque. Un día hizo un columpio en un árbol y todos los días salía a jugar con este. Un día cayó nieve, entonces Lucas se puso sus botas, sus guantes, su abrigo y se fue a jugar. ¡Su columpio estaba lleno de nieve! Al día siguiente no había nieve, Lucas estaba muy feliz.

Constanza Lopetegui Solís 1° Básico B


Michelle GutiĂŠrrez


Segundo/Tercero BĂĄsico

CategorĂ­a



Poesía

1er. Lugar

La goma La goma borra y siempre está sucia su peor enemigo seguramente el lápiz el lápiz cuando se equivoca usa como empleada la goma. La goma siempre en el estuche siempre golpeada anda la goma pobre goma no se puede bañar porque no puede salir del estuche. Pobre goma su pobre cabeza siempre borrando y mientras más malo el lápiz más mala la cabeza de la goma. ¿Qué hará cuando deje de trabajar? Tomará unas buenas vacaciones.

Benjamín Arias Millapán 3° Básico A


Javiera Sotomayor


Poesía

2do. Lugar

El blanco

El blanco es puro es claro, es fácil de manchar, si quieres vacío el blanco estará del contrario en negro se quedará. La nieve es blanca siempre lo será el resto de los colores, más claros no serán. La pureza nunca le faltará, el espacio representa. no te puedes quejar, porque más puro no será.

Francisco Matamala Cordones 3° Básico A


Amaranta Molina


3er. Lugar

El pajarito El pajarito se va de su nido a volar su mamá dice no te alejes que alguien te puede encontrar. El pajarito está contento y muy ansioso por volar quiere conocer el mundo y más amigos encontrar. De repente llega una ventisca temía volver a volar, pero luego se preguntaba ¿qué podría pasar? Tenía hambre y frio también extrañaba a su mamá pensó un rato y decidió ¡Al nido regresar! El pajarito llegó a su nido a su madre no pudo encontrar pues estaba en la pradera buscándolo sin parar. El pajarito creció varios años la buscó hasta que un día soleado Él, la encontró. Sofía Ojeda Solís 2° Básico B

Poesía


Francesca Herrera


Cuento

1er. Lugar

La miel desaparecida

Había una vez una colmena en donde habitaban abejas. La reina era muy justa y generosa. Un día desapareció toda la miel, entonces la reina preocupada, fue a buscar a los guardias y les pidió: -Guardias, guardias, necesito que busquen al culpable de este problema. Los guardias muy alarmados fueron a buscar al culpable. Una abejita que pasaba por allí escuchó lo que había dicho la reina, se disfrazó de guardia y siguió el grupo. Primero fueron a la casa de Doña Margarita, una mariposa a la que le encantaba regar su jardín. La abejita con voz de grande le preguntó: -Doña Margarita ¿usted robó nuestra miel? Doña Margarita dijo que no. Y se fueron a la casa de Kevin Ciempiés, que era jurado de la Corte Bichal. De nuevo la abejita preguntó: -Kevin Ciempiés ¿usted robó nuestra miel? Kevin Ciempiés dijo que no y nuevamente se fueron. Finalmente fueron a la casa de Oso Eduardo, un oso ala que le encanta la miel. Nuevamente la abejita le preguntó: -Eduardo ¿tú robaste nuestra miel? Eduardo, un poco sonrojado, dijo que sí. Los guardias muy felices de haber resuelto el problema le dijeron: -Eduardo ¿quieres venir a comer un festín de miel por ser tan honesto? Eduardo dijo que sí y todos terminaron riendo.

Maite Lataste Menéndez 3° Básico A


Javiera Montecinos


Cuento

2do. Lugar

EL amor

Un día la reina le dijo a su princesa: “Hay un reino que no es un reino de caramelo, es de arena”… Ese reino es uno que hay al otro lado de la muralla, no puedes ir detrás de la muralla, porque si pisas sus tierras te puedes quedar ahí atrapada por mucho tiempo. Y en el reino de arena el rey le dijo al príncipe: “No pases la muralla, las tierras son de caramelo y te puedes quedar pegado” entonces un día que la princesa estaba paseando por el reino, vino un cóndor y le dijo a la princesa “Es mentira lo que te dijo tu madre, al otro lado de la muralla hay un reino de caramelo y si rompes la muralla vas a gobernar todas las tierras” y la princesa rompió la muralla con un golpe y quedó atrapada, tal como se lo había advertido su madre. El príncipe del reino de arena, vió todo esto y la quiso como su esposa, era tan linda la princesa y la princesa lo encontró tan lindo que lo quiso como su esposo, pero el problema era que si la princesa tocaba la arena se quedaría pegada y si el príncipe tocaba el suelo de caramelo se quedaría pegado para siempre y entonces armaron la muralla de nuevo y la princesa con el príncipe nunca se habían visto antes, pero su amor fue tan grande que la muralla se hizo inmediatamente y ellos se dieron un beso de amor verdadero.

Amanda Ulloa Alvarado 2° Básico A


MarĂ­a Paz Mena


Cuento

3er. Lugar

El gato volador

Había una vez un gato muy bonito llamado Manchas, ya que tenía muchas de color blanco en su pelaje jengibre, pero sus dueños no lo querían mucho. Un día, los dueños de Manchas se fueron de viaje y el gatito se quedó solo. Tenía que buscar comida en las calles y basureros. Éste tenía hambre, entonces, vio un basurero y empezó a comer de ahí pero sin darse cuenta, comió algo que lo hizo sentir extraño. Al día siguiente, saltó para atrapar un ratón e inesperadamente Manchas estaba volando por el cielo, se sorprendió mucho pero no se asustó. Éste voló por encima de su casa y vio a sus dueños llegar, pero con su nueva mascota, Perro. A manchas le dio tanta pena que voló por mucho rato. Cuando éste se cansó bajó a descansar y se quedó dormido pero cuando despertó se dio cuenta que todo había sido solo un sueño.

Sofía Figueroa Navarrete 3° Básico A


Laura Aguirre


Cuarto/Quinto Básico

Categoría



Poesía

1er. Lugar

En el estuche En el estuche el lápiz rojo es para sumar, el amarillo es para trabajar, el fuxia es espectacular, y del azul se enamorará. Mira el rosado qué lindo es, el celeste se burla por envidioso y el verde se calma, pues el naranjo se extraña, y el pegamento dice: ¡miren lo que hice! Viene el estuche y los reta a todos, el negro se esconde, el sacapuntas grita y el estuche les dice a todos que se preparen, porque de aquí hasta mañana no salen.

Gustavo Soto Guiñez 4° Básico B


Sebastián Faúndes


Poesía

2do. Lugar

Los aromas Un palo de vainilla se parte al sol dejando un aroma muy tranquilizador. Un puñado de eneldo desprende todo su olor que puede enloquecer a cualquier romerón. Una ramita de ciboulette se desprende como una linda hoja de laurel tan linda como el ciboulette.

Pedro Fritz Mautz 4° Básico A


Nicolรกs Hernรกndez


Poesía

3er. Lugar

Mi jardin

La sabia de nubes llegó a mi corazón cuando el viento soplaba, al despertar el sol. La menta llega al alma el orégano y su olor té de manzanilla y poleo, me atrapa el corazón. La murta brilla como estrella si la tratas con amor así es el perfume, que huelo desde mi balcón.

Javiera Acevedo Monzón 4° Básico A


Carla Palacios


Cuento

1er. Lugar

Tierra, agua, fuego y aire

Hace muchos años, bueno, millones de años, no existían los planetas, sólo el universo y cuatro elementos: Tierra, Agua, Fuego y Aire. El elemento Tierra era simpático, pero cuando se enojaba no era muy buena que digamos. Agua era divertida y siempre quería lo más grande. A Fuego le gustaba esconderse y jugar, y aire era también divertida, simpática y siempre pensaba en los demás, pero era un poquitín torpe. Un día hubo una pelea entre los cuatro, fue tan grande que su amistad se rompió. Después de unos años separados, los elementos se dieron cuenta que no podían seguir así, entonces hicieron una promesa, nunca se iban a separar y para asegurarse de eso formaron un planeta: la Tierra, el Agua era el territorio más grande, porque el siempre quería lo mas grande, la Tierra era el territorio menor, el Aire cubría todo para no traer problemas y el Fuego decidió formar parte del centro del planeta. Finalmente, cuando Tierra está enojado causa terremotos, cuando Agua se enoja crea tsunamis, cuando Aire se enoja crea tornados y cuando Fuego está enojado causa erupciones de volcanes, pero aun así éstos permanecen juntos.

Valentina Dreves Palacios 4° Básico A


Tania Rojas


Cuento

2do. Lugar

Un sueno curioso

Como siempre, la pequeña Lucy, iba al colegio todas la mañanas y en las noches dormía tranquilamente sin soñar nada. Una noche Lucy empezó a soñar. Su sueño era raro, estaba vestida con traje espacial y se dirigía a un hoyo blanco. Al atravesar el hoyo vio muchas galaxias y entró en una de color rojo. Allí habían dos planetas. Uno naranjo y otro de dinosaurios. Ella se fue al naranjo porque era su color favorito. En aquel planeta habían zapatillas pateadoras. Lucy tuvo que correr o sino la golpearían. Corrió los más que pudo hasta que vio una montaña con una puerta en lo alto. Escaló, entró y cerró la puerta, esa puerta conducía a el planeta de dinosuarios donde no había salida. Estaba condenada al muerte. Justo cuando la iban a matar despertó. Era de mañana y había que levantarse. Lucy estaba a salvo. Dio un suspiro y se levantó para otro día más.

Camila Colihueque Calfiqueo 5° Básico B


Cristรณbal Wohlwend


Cuento

3er. Lugar

La busqueda de la cabra

No hace mucho, en los Alpes Suizos, habían dos niños, uno llamado Tom y la otra llamada Elizabeth. Todos los días salían a buscar leche de cabra. Un nublado día quisieron sacar a pasear a su cabra, Tom abrió la reja y su cabra salió saltando hacia arriba hasta llegar a la punta de la montaña. Ellos salieron corriendo para ir a buscarla. En la mitad del camino estaban cansados y en el tercio con frío, los niños se habían dado por vencidos. Pero después de unos minutos divisaron una luz que venía hacia ellos. Cuando los dos muchachos se levantaron vieron a un señor que tenía a su cabra. Los niños le dieron las gracias por atrapar a su animal, pero el señor no dijo nada, los niños le quitaron la cuerda que tenía el señor en sus manos que sujetaba a la cabra, pero en un segundo Elizabeth se dio cuenta de porque el señor no hablaba, el señor era sordo. La muchacha le quitó la cabra de las manos de Tom y se la entregó al señor. El caballero le entregó una sonrisa y se fue como si nada. Camino a casa Tom le preguntó porque hizo eso y Elizabeth le respondió - porque se veía solo y triste y yo quería ser empática.

Elisa Carrasco Puga 5° Básico A


Elisa Carrasco


Sexto/Séptimo Básico

Categoría



Poesía

1er. Lugar

La lluvia Por allá en mi tierra que me vio nacer mi amiga presente siempre está.

Dejar caer mi cuerpo y renacer de los ríos, hacer siempre lo mismo, sin caer en la rutina.

Cuando yo me duermo ella me acompaña siempre tocando mi ventana.

Ser admirado por muchos y odiados por otros, mi milenaria amiga

Ella es tan pura, tan bella y tan clara de las plantas es madre, y el padre aparece a veces en las mañanas. Para ella no hay hoy; ni ayer, ni mañana, no conoce a la muerte no conoce nada.

no pide nada y lo da todo. Supongo que cuando muramos la entenderemos, no tendremos ni hoy, ni ayer, ni mañana, moriremos en paz dejando que la hierba nos acurruque.

Desearía saber que se siente nunca tener problemas, no preocuparse de vivir, ser nada y al mismo tiempo ser todo.

León Rosenberg Burgos 6° Básico B


Sophie Jooris


Poesía

2do. Lugar

Cuando sea grande Cuando sea grande, Quiero andar en libertad para huir de mí mismo quiero salir del abismo que a la niñez aprisiona. Seré una buena persona como solía ser papá un grande que razona y que me abraza sin parar. Cuando sea grande, Quiero ser como mi abuelo con su risa, con su gracia con su arte, con su magia y contar algún cuento. Quiero conocimiento de una gran verdad, y buscando la amistad me haré amigo del viento. Escribiré como poeta describiendo a la bella flor, quiero escribirle al amor, el deseo que me inquieta. Mateo Vera Harrison 6° Básico b


Florencia Quintana


Poesía

3er. Lugar

Una primavera Desperté esa mañana con la brisa que soplaba con olor de la flores y el canto de los ruiseñores. Ese dulce día, no pasó nada pues la primavera descansaba, la vida esperaba tranquila quien la acompañara. Respiré el dulce aroma que la flores soltaban esperando algo, algo que pasara cuando divise por la ventana a la vida y la muerte. Esa primavera, los pájaros se enamoraban, las flores bailaban y el amor caminaba. Esa primavera esperé, quién me acompañara pero tanto esperar me quedé sin nada. Belén Mayén Muñoz 6° Básico b


Maura Millar


Daniela Jaque


1er. Lugar

Cuento

La nina del pasado

Había una vez un pequeño cerezo que vivía en la cima de una colina. El lugar estaba lleno de todo tipo de plantas y flores exóticas, sin olvidar el hermoso riachuelo de aguas claras que cruzaba el camino. Sin embargo, nada ni nadie es perfecto. El ambiente, a pesar de su belleza, era solitario, o mejor dicho es solitario. Sí, la verdad es que yo doy ese cerezo, ese árbol solitario, el único de la colina, hasta que una noche fría de invierno una extraña luz se posó en mis ramas desnudas y luego se convirtió en una hermosa hada del tamaño de una persona normal. Su pelo era blanco como la nieve y sus ojos azules como el mar. De pronto su piel suave como el algodón tocó mi tronco y susurrando me dijo: - Concederé tu deseo, ese que nadie más sabe, a cambio de que trabajes para mí en aquella casa vieja al otro lado del pueblo. Entonces sentí como si me retorciera y en un abrir y cerrar de ojo ya no era un cerezo, sino una pequeña niña rubia de piel blanca y mejillas sonrosadas vestida con un lindo vestido rosa con flores blancas. También estaba en un lugar diferente junto con aquel raro ser. -Este es mi hogar, donde vivirás y trabajarás de ahora en adelante- replicó. Me dirigí a mi habitación y descubrí un hermoso cuarto color rosado intenso en el que encontré un escritorio y una litera de madera blanca. Las cortinas de seda y la lámpara transparente de vidrio que colgaba del techo le daban un toque fino y elegante. Nunca, en toda mi vida, había visto tanto lujo. Al día siguiente fui a la escuela y aprendí a leer, escribir, sumar, restar y todas las cosas que sabría una niña normal como yo lo era ahora.

De vuelta en casa hice los quehaceres como había prometido al hada y en esto me topé con una pareja de no mucha edad que tenía una expresión triste en la cara. Decidí acercarme pero en ese instante una muralla brotó del piso. En ella había una nota que decía: “Querida, lamento informarte que no te es permitido establecer contacto con la pareja que viste. Atentamente, El Hada”.


La verdad es que me pareció bastante peculiar la manera en que la pared surgió de la nada, pero más raro aún fue ese pedazo de papel. Yo no le veía nada de malo a mis intenciones, pero si la dueña de casa lo hacía, no era algo que me afectara mucho. Después de esto seguí con mi rutina, por las mañanas asistía a la escuela y por las tardes me encargaba del orden y limpieza de la casa. Cada día llegaban más personas a la pequeña cabaña que parecía no llenarse nunca. Empecé a acostumbrarme a la presencia de seres mágicos que sólo se ven en los cuentos, como por ejemplo, elfos, gigantes, brujas, hechiceros y sobre todo pequeñas hadas. Con algunos de estos personajes establecí íntimas amistades. La señorita Hadarena era una de ellas, esta hada cocinaba los mejores pasteles de plátano del mundo. A medida que pasaba el tiempo entendía mejor cómo funcionaba la casa. Así descubrí que los percheros que parecían tener ojos, los tenían efectivamente y vigilaban la casa las veinticuatro horas del día sin descanso. Por eso, como me observaban, cuando me acerqué a la pareja, hace unas semanas atrás, apareció un muro. Sabiendo esto me decidí a ese apuesto joven y a esa mujer de mirada bondadosa y averiguar por qué no podría convivir con ellos. Con esta idea en la cabeza me recosté en mi cama a pensar y sin darme cuenta me quedé dormida. En lo que pareció tan solo un segundo me desperté al caer dela litera y enterrarme un bulto en las espalda. Miré el bulto y me di cuenta de que era una tabla del piso levantada y al ver dentro descubrí un papel viejo que resultó ser un mapa del terreno. Con él en mis manos me escabullí por donde pude hasta que mi esfuerzo dio frutos y logré dar con el paradero de esas tristes personas. Al parecer compartían una habitación y en su velador había una foto enmarcada de un pequeño bebé sonriente que se me hacía muy familiar. Escuché a alguien caminar hacia donde yo estaba y con la esperanza de que fueran los residentes de aquel cuarto me quedé ahí parada, pero entonces sentí la voz de un hada y no era la señora Hadarena. Inmediatamente me escondí debajo de la cama matrimonial sin hacer el más mínimo ruido. Entonces vi los pies del ser que merodeaba por la habitación desaparecer en la puerta. Al salir de mi escondite vi otra nota como la de aquel día, sin embargo esta decía: “Queridos, les informo que se ha registrado la presencia de un intruso en su habitación, por favor espérenme en el comedor luego de la cena para informarles los detalles. Atentamente, El Hada”. Había entrado en pánico, creí haberme asegurado de que nadie me viera. Tomé la pequeña carta, me la metí al bolsillo y me fui corriendo a mi pieza. En cuanto llegué


a mi cuarto busqué la nota en mi abrigo pero no estaba. Bebí haberla dejado caer, pensé con angustia. Cinco minutos más tarde estaba debajo de la gran mesa del comedor esperando a que llegases todos los que habían sido invitados a esta mini junta para escuchar qué planeaban hacer conmigo. Cuando empezó la junta un gigante empezó a hablar. - Los percheros escucharon unos pasos en su habitación a eso de las cinco de la tarde, sin embargo, no se sabe quién fue.- dijo dirigiéndose a los dueños de la pieza que había sido husmeada. Al oír esto me alivié y sentí cómo la calma invadía mi cuerpo al saber que no me habían visto, pero de pronto algo me tocó las espalda y me levantó sobre la mesa. - Aunque tengo mis sospechas.- continuó el gigante mirando cómo yo colgaba de sus grandes brazos. Al ver esto, el hada, sacó su varita y cuando estaba a punto de lanzarme un hechizo la mujer de mirada bondadosa gritó: -¡Alto!, ¿qué piensa hacerle?, después de todo no tomó nada. -Tranquila, sólo la llevaré a mi habitación para hablar con ella.- respondió suavemente el mágico ser. -No lo estimo necesario- dijo ahora el muchacho con tono desafiante. Nosotros mismos la llevaremos a nuestra pieza para darle su lección-. La dueña de la casa se veía furiosa y como si una idea llegara a su cabeza, su expresión facial cambió y aceptó de inmediato. Por mi parte estaba muy nerviosa y en el momento en que vi la puerta de mi destino casi me desmayo. Pero para mi sorpresa, al entrar ambos me dieron un gran abrazo y me besaron. Luego se largaron a llorar simultáneamente, cosa que me pareció bastante curiosa ya que nunca había visto a alguien así. Entonces, por si fuera poco, el hombre me dijo: -Hija, por fin, con tu madre te buscamos por todas partes, Cady. -Lo lamento, no sé a qué se refieren, ahora que lo pienso ni siquiera sé quiénes son. No sé quién es Cady, pero espero que la encuentren, por ahora debo iré me adormir, mañana debo ir a la escuela. - Tom es obvio que Marisa la hechizó, no recuerda nada y es muy raro que nos haya dejado verla cuando intentó alejarnos de ella. Sólo una cosa es segura, no trama nada


bueno- habló ahora la mujer, Anne. Luego de esta confusa charla entre ambos me contaron el pasado que estaba oculto en mi memoria. -Verás Cady, hace nueve años nació una pequeña y linda niña. Sus padres, Tom y Anne estaban muy orgullosos, pero una amiga del padre, que sentía cosas por él no estaba nada feliz. Con este bebé no tendría oportunidades de convertir a Tom en su futuro esposo y por eso robó al infante y lo ocultó siendo ella la única que sabía su paradero. Tom y su esposa no tuvieron más opciones que vivir en la casa de la malvada mujer, Marisa, que había robado a su hijita, para acercarse a ella y descubrir dónde estaba la pequeña que por nombre llevaba Cady- dijeron mirándome fijamente. -Luego descubrimos que Marisa era un hada que había hechizado a nuestro amado familiar, pero entonces llegaste tú, nuestra legítima heredera. Más tarde miraron la foto del velador. – Esa bebé de ahí es Cady, ese bebé de ahí eres tú- dijo. Cuando terminaron los abracé porque de repente recordé todo. Mamá estaba asustada porque sabía que no significaba nada bueno que Marisa nos haya juntado. Ella sólo decía: -Debemos escapar de alguna manera. En ese preciso instante recordé un túnel secreto que aparecía en el mapa por el que podríamos huir sin problemas. Se lo conté a mis padres y ellos apresurados me dijeron que los guiara a nuestra libertad. Así lo hice y una hora más tarde ya estábamos a kilómetros de la casa de Marisa. El hada no se dio cuenta y cuando quiso llevar a cabo su malvado plan de capturarnos a mí y a mi madre para obligar a mi papá a que se case con ella ya era demasiado tarde. Lo último que supe de ella fue que gritó al aire las siguientes palabras: “Queridos, les informo que no importa que hayan escapado, aun así los encontraré y me vengaré. Recuerden que pueden huir, pero no esconderse. Atentamente, El Hada”.

Fernanda Naranjo Iriarte 6° Básico b



Antonieta Cuevas


2do. Lugar

Cuento

Mi espeluznantemente tierno monstruo Cap. 1 “El encuentro”

Había una vez una niña llamada Sofía, tenía el pelo largo y pelirrojo , sus ojos eran verdes como una manzana, su tez era clara, su altura era media, tenía los labios color cereza, era extrovertida , sobre todo aventurera. Vivía en un sector lleno de bosques, amaba vivir ahí. Era un día soleado, el cielo estaba totalmente despejado, salió a caminar como era de costumbre, al cabo de un rato de caminata, vio un bosque muy peculiar, que jamás había visto, era diferente al resto, sus árboles tenían las hojas secas, parecían muertos, se llenó de valentía y se adentró en el misterioso lugar, de repente escuchó un sonido seguido de una temible sombra, sus manos sudaban, tragó saliva, la siguió, la sombra junto con el sonido fueron gradualmente desapareciendo, así que la joven se fue llena de dudas a su hogar. Llegó a su casa, inmediatamente se dirigió a su cama, paralelamente cayo rendida por el sueño, a la medianoche fue por un vaso de jugo, porque tenía la boca seca, bajó la mitad de la escalera, vio que la puerta del refrigerador estaba abierta, no alcanzaba a ver quién estaba ahí así que bajó confiadamente pensando que era su papá o mamá, pero al acercarse su asombro fue enorme al ver algo pequeño rodeado de pelos morados , un gran ojo verde, acompañado de unas pequeñas patas y brazos, el pequeño monstruo la vio. -Hola- dijo el tierno ser con una dulce mirada. -Aaaaah!-gritó la chica escondiéndose debajo del sillón Él le tapó la boca con su diminuta mano, la que tenía tan solo cuatro dedos. -sshh te escucharan tus papás- dijo con el ceño fruncido. -Ok, ahora ¿qué eres? -Mi nombre es Verde y vivo aquí al frente. -La verdad es que te ves simpático así que ven conmigo- le dijo. Ambos subieron la escalera con mucha cautela, ella le dijo que se acostara en el cajón de su armario, el monstruo aceptó sin meditarlo previamente, al cabo de un rato ambos cayeron en un profundo sueño.


Cap. 2 “Amigos” A la mañana siguiente el primero en despertarse fue verde e inmediatamente fue a ver a la joven, suavemente le tocó su hombro izquierdo para que despertar, la niña abrió lentamente los ojos -Buenos días- suspiró la niña con los entre abiertos. -¿Qué haremos hoy? -Primero que todo desayuno, no funciono sin él –dijo riéndose. Ambos bajaron la escalera hasta llegar a la cocina. -Tiempo de comida-dijo Sofía, mientras encendía la radio, sonaba La Macarena. Se pusieron a bailar mientras simultáneamente hacían unos ricos panqueques con nutella, ambos reían fuertemente, estaban pasando un buen rato. -Mmm, tienes que admitir que me han quedado deliciosos-exclamó mientras disfrutaba su delicioso desayuno -Jamás había comido esto, pero están asombrosos-señalando lo que le quedaba en el plato Dejaron sus platos en la cocina y se dirigieron a la habitación de la niña, ella corrió al baño a cambiarse, se puso unos shorts junto de una polera floreada, ella lo invitó a un parque abandonado al que nadie iba para que nadie supiera de su existencia, jugaron por horas hasta que empezó a atardecer. -Sabes te conozco hace poco pero eres mi mejor amigo- ella lo abrazó fuertemente, se dirigieron a la casa. Estoy cansada, vámonos a dormir, el monstruo se dirigió al armario y cayeron en un profundo sueño. Cap. 3 “Yo pelearé por ti” Narra Sofía Me desperté por los gritos frenéticos de mi mamá la que al parecer había descubierto a mi nuevo mejor amigo. -Cálmate mamá -le dije tirándola del brazo hasta su oficina. Le expliqué todo lo que había pasado, ella simplemente me dijo que no se quedaría acá, lloré como una loca y le expliqué que lucharía por él.


-Escúchame Sofía Carolina, eso es un monstruos y los monstruos no viven con humanos-exclamó mi madre con disgusto. Corrí, sin pensarlo, le di un enorme portazo y me quedé en la ventana del comedor tranquilizándome, mi mamá se fue a trabajar ya que después del divorcio con mi papa está desde temprano en el trabajo y vuelve muy tarde, quizás por eso es que ya no somos muy cercanas.

De pronto sentí una cálida mano posada en mi hombro, era mi amigo, le dije:

-Sabes, iré a dormir, pelear es agotador. Me dirigí a mi cama y caí en un profundo sueño.

Abrí mis ojos, vi a mi mamá, lo cual era raro por lo que le dije:

-Qué haces aquí-pregunté confundida. -Se puede quedar- me dijo. Me levanté de la cama, empecé a bailar como loca mientras gritaba se quedará. Fue el mejor día de mi vida, hasta que vi que no estaba, busqué en todos los rincones y de repente vi una nota que decía “te extrañaré, de Verde”, mi corazón se partió en mil pedacitos.

Sofía Hidalgo Hidalgo 6° Básico b


Maura Millar


Cuento

3er. Lugar

Querida izzy Querida Izzy: Te escribo desde Irak. ¿Por qué?, porque me di cuenta de que así es la vida. Extrañas a gente que no te extraña, quieres a quien no te quiere, eres bueno con quien no lo merece, y le dedicas cartas a quien no las lee. Te conozco desde que tengo 12 años y desde ese momento hemos sido lamentablemente solo amigos, hasta ahora. A la temprana edad de 14 años ya sabía lo que era amar descontroladamente a alguien y claro salí con otras personas, no iba a pasar toda mi adolescencia amándote, pero realmente mi plan de enamorarme de otra no funcionó porque no controlo mi corazón, le he dicho mil veces que su único trabajo es bombear sangre pero al parecer él quiere un reto, un desafío, él quiere algo mal difícil, él te quiere a ti y a nadie más. No sé si me gustas o te amo, si te quiero o te necesito, todo lo que sé es que me encanta la sensación que tengo cuando estoy contigo. Sé que seguramente cuando leas esta ya esté muerto, pero realmente no me importa, mientras sepas la verdad podre morir en paz. Necesito decirte que cada tarde, momento, vivencia, segundo, hora, que pasaba contigo eran los mejores de mi vida. Siempre pospuse el momento de decirte la verdad, con escusas que yo mismo creaba, siempre mi conciencia me decía ¡basta!, este es el momento en el que los sentimientos se revelan, en el que ya no pueden ser encarcelados, pero no, yo no podía porque aunque tú digas y pienses que soy la persona más valiente del mundo al defenderte de quien te quiere hacer daño, no lo soy, tal vez a la hora de luchar contra mis sentimientos era la persona más fuerte del mundo, pero la verdad es que por dentro me siento muerto, sin vida, ya no hay más energía, ni razones de vivir porque vivir en un mundo en el que ella no te ama me decía a mí mismo y talvez sea verdad, talvez por eso vine a la guerra,


talvez no fue por defender un país si no por esconder mis sentimientos y tal vez por eso moriré. Ya no preguntes qué pasa, pues hoy te lo responderé: sucede que soy un estúpido, que creí que ocultando todo lo que sentía podía ser feliz, sucede que me diste el peor de los castigos: escuchar como decías que te habías enamorado y no era de mí, sucede que me enamoré hasta de tus defectos, sucede que te amo. Y aunque Thomas, mi mejor amigo, me diga que seríamos la pareja perfecta y que es una pena que no estemos juntos, no me interesa, ya que esas bellas palabras no vienen de tu hermosa boca. Y le diré que si me hubiera dado una oportunidad de conquistarla sería la mujer más feliz del mundo, pero ya es demasiado tarde. La luna está llena de miradas pertenecientes a mí, buscando una respuesta que nunca llegará. Y hoy si me lo permite la llamaré señora Samuels, esposa de Sebastián Samuels, y el día de mañana antes de posiblemente morir espero su respuesta aclarándome que mis sospechas esperanzadas de que me amaba eran completamente ciertas.

La amará por siempre, Sebastian Samuels

Paz Oelckers Escauriaza 6° Básico B



Octavo Básico/Primero Medio

Categoría



Isadora Daszenies


Poesía

1er. Lugar

Solo en el cielo Días de verano días despejados y brillantes viaje rápido e indoloro. Última página del capítulo, último capítulo del libro, última hoja del árbol, útima gota del río, no importa cómo se muestre, la muerte, es la muerte. ¿Se sentirá frío cuando el óleo sale del lienzo? ¿O se siente como una cálida brisa ascendente? Sea como sea espero que tu viaje haya sido indiferente. Curioso es que así cedieses siempre parecías esa rama impotente que salva a las personas del abismo de la muerte pero al alguien agarrarte con recelo caísteis al vacío con él. Pero también no podía ser diferente pues ángeles como tú en la tierra no te merecen.

Mario Calvo Brun I° medio B


Martina Klett


Poesía

2do. Lugar

El recuerdo La comedia marchitada y el dolor interno como una ampolleta quemada, como el húmedo invierno. Aquel sueño que arrojé al mar olía a nostalgia, a tempestad. Y la danza de mi ira sutil y elegante dejaba con claridad su aura intrigante Veo mis gritos, parecen un dolor fugaz un susurro entre gritos algo pequeño, pero tenaz. Si hay algo que recuerdo es la sensación de tenerte, pero ahora comprendo la sensación de perderte. Y en la oscura esquina aquellas almas lloran por aquello que tuvieron y que ahora añoran. Francisca Niño Machmar 8° básico B


Exequiel Herrera


Poesía

3er. Lugar

El eclipse Un día la luna y el sol se abrazaron, dándose calor y frío el uno al otro. Antes ellos se enemistaban, ni se veían, siempre de lejos se veían de reojo. Así pasaban los días, los meses, los años. Siempre escuchando el leve silbido de las horas pasando. Hasta que llegó el día, si ese era el día, en el que ellos se juntan como la raíz de una planta en la tierra. Pero ellos se separan, y solo sabría un maya, cuando ellos se volverían a juntar.

María josé Halabí Hurtado 8° básico B


Paula Karl


1er. Lugar

Cuento

El pequeno aviador El señor Zamorano, era un hombre mayor de 50 años, con el pelo corto y canoso, mediano de estatura y de rasgos arrugados y fríos, el único carpintero del pequeño pueblo donde vivía, todos lo conocían como un gruñón, por su tono fuerte de voz y por lo terco que era. Pero un día, mientras el señor Zamorano estaba en su estudio, un lugar de gran tamaño, pero de poca luz , con una sola ventana por donde ésta se filtraba, él estaba serruchando una tabla para una mesa, hasta que escuchó el ruido de la campanilla de su taller en el piso de abajo, Zamorano bajó las escaleras y se puso al frente del estante, se sorprendió al ver que al frente de él había un chico, éste era como de 10 años, tenía cabellos marrones bien peinados que hacían lucir bien sus ojos verdes, era de mediana estatura y vestía ropas viejas y sucias. El señor Zamorano le dijo con un tono serio y voz rasposa: -¿Qué quieres niño? -¿Sr. Zamorano? - preguntó el niño tímidamente. - Pues claro que sí niño. Es el único estudio de carpintería en la ciudad. Solo dime qué quieres de una vez – dijo el sr. Zamorano con un tono que hizo al niño saltar para atrás. - Quiero que me construya un avión- dijo con una voz débil. -¡No te escucho, habla fuerte de una vez! -¡Quiero que me construya un avión! Zamorano quedó un buen rato observando al niño, ninguno de los dos se movía. -¡Vete de aquí niño! Tengo trabajo que hacer. -¡No! Espere Señor Zamora… Pafff, el señor Zamorano cerró la puerta y empezó a subir las escaleras hasta que escuchó, Toc toc. El señor Zamorano se apegó a la puerta y gritó: -¡Ya lárgate! -Por favor constrúyame un avión. El señor Zamorano no se molestó en responder y se fue a su taller a seguir trabajando. Al día siguiente el Señor Samorano, al abrir su taller, vio de nuevo al chico entrando por la puerta le dió un papel que decía: “Señor Zamorano, le habla el papá de Santiago, constrúyale un avión por favor”. La carta se vería oficial, sino estuviera escrita con crayones y confundía la “z” de Zamorano con una “s”. En vez de mencionarlo, Zamorano solo lo echó. A la mañana siguiente al abrir el estudio inmediatamente aparecieron Santiago y un adulto que era bajo, de cabellos rubios y ojos marrones y que tenía un enorme lunar desagradable en la oreja.


-Señor Zamorano, le presento a mi papá. El hombre junto a él dijo: -Hola, soy el padre de Santiago. -Con que su padre eh-dijo el señor Zamorano- y dígame ¿cuándo nació su hijo? -Eh… bueno señor. -También me dirá a qué le tiene alergia, que quiere ser mayor, en qué ramos le va mejor y ¡por qué rayos no tiene nada de parecido con usted! El señor Zamorano volteó y se iba a entra hasta que el adulto le gritó: -¡Por favor, espere! El Señor Zamorano se detuvo pero no se volteó, lo que impulsó al hombre a hablar más: -Tiene razón, no soy el padre del chico pero eso es porque ambos están muertos. Su madre murió cuando el niño nació y el padre murió por cáncer de hígado hace 3 años. Por favor solo hágale a Santiago un avión, si el dinero no es problema, no debe preocuparse. El señor Zamorano volteó y dijo malhumorado: - Está bien, lo tendré listo por la tarde, ven a buscarlo en ese momento. - Guau, tan pronto- dijo Santiago rebosante de felicidad. El señor Zamorano no respondió, volteó y se fue a su estudio. En la tarde él ya tenía un juguete muy hermoso, una avioncito con colores muy vivos, incluso con una personita adentro. Sin embargo, el niño no se presentó. No hasta que se hizo muy de noche, el Señor Zamorano cerró la tienda y se fue a dormir. A la mañana siguiente el Sr. Zamorano abrió el taller y atendió a unos clientes que vinieron a recoger una mesa que necesitaban, el Sr: Zamorano al ver que no llegaba nadie iba a ir arriba a seguir construyendo órdenes atrasadas. Sin embargo, Santiago llegó, venía rápido, estaba un poco moreteado por alguna razón. - Te estuve esperando anoche niño. - Lo siento tanto señor Zamorano, pero sucede que fui a jugar futbol con unos amigos y sufrí un accidente y estaba tan agotado al llegar a casa que simplemente me acosté y me dormí. - Ya, niño, en este mundo no existen las excusas, solo ten tú avión y págame. El señor Zamorano sacó el avión y se lo da al niño mientras que a éste se le borra ba la sonrisa de su cara lentamente: - Eh, o em.... señor Zamorano, esto no era exactamente lo que quería– dijo Santiago tímidamente. - ¡Te he dicho que hables fuerte porque no te escucho! El niño tosió y dijo: -Señor Zamorano, esto no es lo que yo quería… Al señor Zamorano se le empezó a ver la cara más seria y se notaba enojado por la vena que salía de su frente. -Cómo que no es lo que quieres niño, tiene todo lo que un cabro chico como tú amaría, colores vivos, un piloto, esta… cosa que va adelante, que gira y hace volar el avión. -Hélice, y sí es el avión más bonito que he visto, pero lo que yo quiero es uno de verdad.


-¡Qué! -Uno de verdad, yo pedalearé y este ganará velocidad, tanta velocidad que simplemente hará Fiuum y tomaré una corriente de aire y volaré muy alto a alturas inimaginables donde. - Alto niño, mira, admiro la imaginación, de ella depende mi empleo, pero eso es ridículo, es imposible de realizar. Mejor solo acepta el avión y vete. -No me iré hasta que tenga un avión con el cuál esté contento-. -Suerte con eso niño. -Por favor señor Zamorano- dijo el niño que empezaba a llorar- hágame una avión se lo pido. -Adiós niño, tengo mucho trabajo. El señor Zamorano subió las escaleras y empezó a trabajar, después de un rato escuchó al chico caminando hacía la puerta, abriéndola y yéndose. El Sr. Zamorano estuvo trabajando hasta las cinco de la tarde, era raro que nadie hubiese entrado al taller, había muchas órdenes que tenían que ser recogidas. Hasta que finalmente sonó la campanilla, el señor Zamorano bajó y vio que era el señor Hugo Ortega. -Hola, señor Ortega, como está usted. -Estoy bien, vine a recoger la silla que le dejé hace unos días. -Claro la de la pata rota, aquí la tiene la dejé como nueva. -Espero que no la hayas hecho con Pinocho JAJAJAJA. Perdón es que afuera está el hijo de Claixon, y… JAJAJA- dijo sin poder para de reír. El hombre miró afuera y vio a Santiago sentado. -Espérame un momento, Hugo. El Señor Zamorano salió afuera y tirado en el piso estaba Santiago con un cartel al lado: -Por favor, no entren aquí, capturaron a mi amigo Pinocho y lo están haciendo mueblesleyó el Sr. Zamorano con rabia, pateando el cartel. -Vete de una vez niño y déjame en paz. Santiago se fue corriendo y el Señor Zamorano entró al taller, Ortega reía. -Ja, sí él es niño problema, Claixon lo repite mucho. - No me agrada Claixon es un alcohólico perturbado. Y ese niño es huérfano. Solo tiene un tipo raro cuidándolo. -Jaja, entonces tú caíste en una de sus trampas, ese niño ha robado 7 tiendas, lo han encontrado mendigando y no sé…, eso es de lo que se han enterado y ni siquiera tiene 12 años. Su padre no logra conseguir empleo y lo único que puede hacer es ahogar sus penas en el alcohol, pobre tipo. Cuídate de ese niño, es uno de esos que solo tienen un lugar en el mundodijo el Señor Ortega mientras se iba. Esa noche el Señor Zamorano debió dormir mal porque a la mañana siguiente ni siquiera estaba de humor para decirle a Santiago que se vaya, así que no pudo detenerlo para que éste no le mostrase unos planos de una bicicleta voladora o algo así, el Señor Zamorano estaba a punto de abrir la boca cuando Santiago lo interrumpió. -Antes de que diga algo, quiero decirle que ya tengo todos los cálculos, las alas deben medir


2 metros cada una y huecas por dentro para que sean cortantes y ligeras. La punta debe estar con un ángulo de 30° grados, así el aire empieza a circular por debajo de la estructura, la base donde van los pedales debe medir 30 centímetros. -Niño, niño, basta, si- dijo agotado- esto no sirve, no hay motor que le siga dando impulso suficiente al aparato después que hayas despegado. - A eso iba a ir, en 3 días va a llegar la corriente Meyer, la potencia de esta permitirá al avión seguir estable. - No, lo siento niño, no es posible, adiós- dijo el señor Zamorano, dándole la espalda. -Pero, señor Zamorano, se puede, todos los cálculos que he hecho están correctos. -Sí, robar y mendigar también es posible, pero también trae consecuencias. No hay seguridad que aterrices bien. Solo vuelve a la tierra niño ciertas cosas no son posibles. -Pero esas cosas no las quise hacer, yo quiero hacer esta- respondió. -¿De qué hablas? -Podemos ir a un lugar más privado- dijo Santiago, tímidamente. El señor Zamorano le hizo un gesto de que lo siga y juntos subieron al estudio, el niño se sentó en una caja y empezó a relatar: -Mi papá ha estado… -Con que si tenías padre eh… -Sí, lo siento, pero si Emilio no decía que era huérfano usted no me haría un avión. -Wow, nadie ha dicho aún que te construiré un avión. No tienes autorización ni de tus padres ni… -¡Mi padres están muertos!- dijo el niño con lágrimas- mi mamá murió en mi nacimiento y mi padre jamás me aceptó así que él no es un padre, él murió con mi madre, no está cuerdo en ningún momento, no consigue trabajo y se lo pasa todo el tiempo bebiendo alcohol y vino yyy…Santiago suspiró. -Me obligó a robar botellas para él ya que nadie sospecharía de un menor, pero luego cuando empezaron a atraparme y dijeron a mi padre que me llevarían la siguiente vez que me encontrasen robando y a él le daban condolencias por tener un terrible hijo, él vio que perdía su única vía para obtener alimentos, me dijo que él iba a cambiar, que dejaría el alcohol y pararía de golpearme ocasionalmente y que me dejaría ir a la escuela, pero dijo que yo lo tenía que ayudar y de que si mendigaba él podría pagar una rehabilitación, pero… -Un día al no estar ganando dinero te fuiste a tu casa para no perder más tiempo- dijo el señor Zamorano mirando perdidamente la pared- lo encontraste bebiendo con sus amigos y te sentiste traicionado y cuando se lo mencionaste solo te abofeteó y te amenazó con algo que aprecias. Santiago miró al señor Zamorano y procedió a sacar de su bolsillo un pequeño avioncito de madera, era muy pequeño, pero los detalles de este eran increíbles. -Mi abuelo lo hizo hace unos años, él fue un piloto destacado, volaba por todas partes del mundo, me decía que allá arriba se puede temer al principio pero que se siente felicidad y calma en todas partes, es un lugar donde todos los problemas se van y cuando vuelves a la tierra, simplemente quieres volver allá arriba, y aterrizó muy fuerte pues después de que él y mi papá pelearan, el resbaló al salir y se golpeó la cabeza, ha estado en el hospital desde


entonces, al principio mi padre estaba triste y quería salvarlo, pero ahora incluso está dispuesto a dejarlo morir amenzándome, el dinero de mi abuelo lo mantiene allí pero mi padre quiere conseguirlo, pero no creo que mejore nuestra situación. -¿Por qué no has hablado con el seguro social? -No sé si me creerían, ya me he ganado una mala reputación y además, debe haber personas con una peor situación que yo, que las salven a ellas primero. El señor Zamorano se acercó al niño y se agachó para hablarle. -Niño, no hay nadie más importante que tú- dijo el señor Zamorano con una voz tan dulce que hizo que Santiago empezase a llorar y le dió su hombro. El señor Zamorano se levantó, guió a Santiago a la salida, estaba atardeciendo pero quedaba suficiente luz. -Te espero mañana niño. Santiago volteó y lentamente se le dibujó una sonrisa en el rostro, luego partió corriendo. A la mañana siguiente Santiago estaba rebosante de energía, se levantó rápidamente y al pasar por el pasillo miró a la cocina para asegurase que su padre estaba dormido y con la televisión encendida. Al llegar al taller entró rápidamente y encontró la puerta del estudio abierta, al subir las escaleras el Señor Zamorano lo recibió. -Hola Santiago pasa, pasa-dijo cerrando la puerta cuando Santiago entró. -Le hice algunos arreglos a tus planos, pero en si están bien, eres un chico muy listo, es maravilloso que un joven como tú tenga tal capacidad-. -Sí, es que, estas cosas siempre me interesaron, la madera es uno de los materiales más usados, tiene casi infinitos usos. Si lo imaginas puedes crearlo. -Si así es-respondió alegremente el señor Zamorano- una vez tuve que hacer una cuna para una familia que esperaba, jamás la volví a ver pero presiento que les fue bien, la hice con madera de roble, así que durará años. -Yo no he podido hacer nada por nadie aún- dijo Santiago con una voz tan débil que ni siquiera lo escuchó el señor Zamorano. Durante todo el día estuvieron trabajando en el avión, o al menos ya hicieron que sea una bicicleta solo faltaba ponerle las alas. -Nos está quedando excelente señor Zamorano. -Sí, pero las ruedas parecen de lata- respondió lanzando una carcajada. -Ja, señor Zamorano no sea malo, me quedaron bien- dijo Santiago sin poder evitar reírse. -Las alas creo que mejor las ponemos mañana, ya está anocheciendo, ve a tu casa. -Hasta pronto señor Zamorano, ¿quiere que lo ayude a ordenar? -No te preocupes, yo limpio el taller, te veo mañana Santiago. -Gracias, señor Zamorano, lo veré pronto. Al regresar a su casa las ropas de Santiago estaban cubiertas de aserrín, al entrar se suponía que su papá debería estar viendo televisión o dormido, pero en vez de eso estaba en la entrada viendo la caja de dinero. Santiago iba a cerrar la puerta sin que se enterase de su presencia, pero el aserrín se metió en su nariz y estornudó tan fuerte que hasta el señor Zamorano en su estudio debió haberlo escuchado. Su padre volteó y lo vio. -Oye ehh… hijo dónde está el dinero- dijo con un tono calmado. Santiago se heló.


- ¿No está allí? -No el dinero que trajiste la semana pasada los de esta semana. -Pero la semana pasada te traje más de 50.000 pesos, ¿ya te los gastaste? -Disculpa- dijo el padre enojado- Yo no gasto, yo invierto por un mejor vino. -Pudiste haberlo ahorrado y hacer que dure más y/o mejorar un poco nuestra condición actual- dijo silenciosamente. -¿Qué dijiste niño? -Nada señor- dijo tímidamente. -No, no tú tienes un problema. Quieres discutirlo, ya sabes cómo me agrada que contradigas mis órdenes- dijo enojado, tronándose los dedos. -No señor no, no dije eso. -¡Cállate mentiroso!- dijo al darle una bofetada. Santiago como siempre hacía ante esa situación corrió rápidamente a su pieza y cerró su puerta con seguro, se tiró a su cama y lloró, mientras su padre que le golpeaba la puerta: -¡Niño desagradecido, abre la puerta, bueno para nada, sabes tu abuelo va a morir, va a morir me escuchas, por tu culpa por egoísta...! Mientras escuchaba estas cosas Santiago recordaba lo triste que era su situación, el señor Zamorano tenía razón, necesitaba ayuda necesitaba arreglar esto. El día anterior a la corriente Meyer, Santiago salió por la ventana de su habitación y se fue al taller para finalizar el avión. Sin embargo, al subir las escaleras al estudio del señor Zamorano el chico lo vio sentado en una caja, se veía agotado. -Señor Zamorano, ¿le ocurre algo?- preguntó Santiago. -Niño me estuviste mintiendo- dijo levantándose y caminando hacia él. -¿A qué se refiere?- respondió Santiago. -Anoche busqué información de la corriente para ver la resistencia de las alas. Santiago bajó la mirada. -Niño, esa corriente no es una brisa pasajera, es una de las más fuertes que pasan por el país, casi se puede catalogar huracán y estoy seguro que un chico brillante como tú no desconocería esa información. En tus planos las alas eran muy resistentes, las razones para hacer eso significa un viaje prolongado a grandes potencias, ahora dime-dijo sentándose- cuál es tu verdadero plan. - Hace 2 semanas- dijo Santiago dando un suspiro- llegó una carta, mi padre nunca recoge el correo así que lo hago yo, así me culpa de las malas noticias, pero esta vez era una carta del hospital, decía que durante esa noche- por las mejillas de Santiago empezaron a correr largas lágrimas, él continuó hablando, pero le costaba- que el abuelo había tenido complicaciones y y que había muerto sin dolor alguno esa mañana. Las lágrimas de Santiago ahora eran ríos que caían por una catarata al piso y el señor Zamorano se acercó y lo abrazó fuerte- entonces decidí que ya nada me ligaba con mi padre, que con la corriente Meyer me iría y que jamás volvería, volaré a un lugar mejor, seré feliz en otra parte. En cuanto Santiago terminó de decir eso el señor Zamorano se apartó de él diciendo:


seré feliz en otra parte. En cuanto Santiago terminó de decir eso el señor Zamorano se apartó de él diciendo: -No, no, no hagas eso, es un daño, es lo peor que… te puedes perder, ser secuestrado, morir, puedes, puedes… -Pero, señor Zamoran… -¡NO! Crees que haces bien pero no es así Diego- dijo con desesperación. -¿Me acaba de llamar Diego? El señor Zamorano se desplomó en el suelo llorando. -No Diego, estaba equivocado, lo sé, lo lamento- decía, mientras su mirada estaba perdida en el horizonte y le salían lágrimas de los ojos, con una voz de desesperación apagada. -Por favor no me abandones, por favor, por favor, no tú también, tú, tú… Santiago no puedes abandonar a tu padre- dijo el Señor Zamorano hablándole de nuevo. -Pero, señor Zamorano, yo ya no quiero vivir con él. -Dale una segunda oportunidad, por favor. -¿Por qué? -Porque estás viendo a una persona que cometió el mismo error que él. Santiago se acercó a él y lo acarició para calmarlo como un adulto haría con un niño. -Hace ti… tiempo… -Shhh-dijo calmadamente Santiago- entiendo. -No, no entiendes, yo… no sé dónde está, sí está bien, tal vez tenga nietos que jamás conoceré, jamás lo entregué a una mujer o incluso puede que solo esté muerto, pero jamás lo volveré a ver por ser un padre tan malo que él decidió huir. -Lo voy a hacer, señor Zamorano, le daré una segunda oportunidad. -No sabes la felicidad ajena que me da eso- le respondió aliviándose. -Pero, quiero seguir construyendo el avión, nos está quedando tan bien-mencionó. -No sé niño, me siento muy exhausto en este momento. -Entonces mejor se va a acostar, no se preocupe yo sigo avanzando. Santiago llevó al señor Zamorano a su sala de descanso. -Ahora quédese aquí y descanse, cuando termine el avión me iré a hablar con mi padre. El señor Zamorano tenía tanto dolor de cabeza que se durmió así, pero no dormía bien, tuvo la peor pesadilla posible: un recuerdo. El señor Zamorano estaba joven, de unos 30 años, sentado en una mesa bebiendo, como era costumbre en esos tiempos. Un chico de 12 años entró en la sala donde él estaba, se sentó frente a él y le dijo: -¿Padre? -Sí, Diego- dijo sin prestarle mucha atención. - Padre, he pensado muchas veces esto, huir y no volverte a ver nunca más ya que no me gustan tus malos tratos, toda mi vida me has maltratado y humillado públicamente, obligándome hacer cosas que odio, me quitas mis necesidades de educación para hacer esos trabajos y cuando te desobedezco o me equivoco, vas directamente a los golpes, incluso hay días donde me has dejado comer, no te preocupas, y me haces que me arregle por mi cuenta, pero


te pido saber si es que esta relación padre-hijo aún se puede recuperar, que si en un incendio mirases una botella de ron y a mí, sepas cuál debes salvar. Ahora responde esta pregunta y piénsala bien, ¿me salvarías a mí? La reacción del señor Zamorano fue inmediata y empezó a perseguir al niño lo golpeó e insultó de maneras inimaginables por tal ofensa hecha hacía él. Después el señor Zamorano se despertó sobresaltado, debía impedirlo, Santiago no debía decirle eso a su padre, salió corriendo de la sala al estudio, pero el avión estaba terminado y se espantó al ver que era mediodía, había dormido toda la noche. Tenía que correr, salió del taller, corrió más de lo que sus piernas daban pero la corriente Meyer empezó a soplar y le impedía ir más rápido, él debió haberlo predicho, sabía que personas como él no respondían a esos estímulos, ellos eran retrasados, reaccionaban cuando era tarde. Finalmente llegó a una casa muy vieja y gastada, la puerta estaba cerrada así que tuvo que forzarla, al entrar vio toda la sala de estar desordenada, era demasiado tarde, el caos había acontecido. La corriente Meyer se hacía más fuerte, con ella iban piedras que generaban ruido al golpear el techo metálico de la casa. Entonces el señor Zamorano escuchó un ligero sollozo proveniente de atrás de la mesa volteada. Ahí estaba Santiago, se veía lamentable, estaba en posición fetal, su cabello estaba opaco, había sangrado por las narices y su labio estaba roto, tenía un ojo morado, sus piernas estaban totalmente moreteadas y uno de sus dedos parecía estar quebrado. Santiago abrió los ojos y enfocó al señor Zamorano, éste se acercó y lo acurrucó junto a él. -Lo siento tanto Santiago. -Ss señor Zamorano- su voz sonaba agitada, rápida y llorosa -había pasado por mucho- él me golpeó, yo… yo no quería ofenderlo, lo lamento, solo quería decirle que lo apreciaba pero que no notaba que él también lo hiciese y… y… de que quería ir a la escuela tener un buen futuro pero que sobre todo que la familia se vuelva a unir…pe pero no… -No debes lamentarte de nada Santiago, no te preocupes, estoy aquí, nadie va a herirte. Alguien se estaba acercando. Los dos se levantaron y trataron de llegar a la puerta -Eh, usted que hace en mi propiedad- dijo. Santiago y el Señor Zamorano voltearon, al otro lado de la sala acababa de entrar el padre de Santiago, Claixon. Era un hombre que rondaba los 35 años, sin cabello, ojos celestes y vidriosos, tenía un olor como que no se hubiese duchado en semanas y sus ropas también lo reflejaban. La corriente Meyer sopló tan fuertemente que toda la casa crujió. -¡He venido aquí a salvar al chico!- dijo el señor Zamorano. -¡Qué! Usted, entra a mi propiedad y se atreve a llevarse a mi hijo, exijo una explicación. -El chico jamás será feliz aquí. -Que importa eso, yo soy su padre, es mío. -Ah, con que su padre, así que dígame ¿cuándo nació su hijo?- dijo acercándose a Claixon. -El… 20 de agosto- respondió. -17 de noviembre- corrigió el niño con una voz débil. -También me podrá decir que su hijo ama la carpintería, que sus cualidades en matemáticas, física y geografía sonrprenden y sobre todo, porque ésta criatura, amable, inteligente y


humilde, que puede mejorar tanto el mundo de una persona y de seguro de muchas más ¡no tiene ningún parecido con usted! Claixon dio un paso atrás pero inmediatamente después estuvo listo para dar un golpe al señor Zamorano que cayó hacia atrás quedando al lado de Santiago, justo en ese momento una enorme roca movida por la corriente Meyer golpeó la casa, ésta se estremeció con un ruido sordo, los pilares de la casa cedieron de golpe y todo el techo se desplomó. Cuando se dispersó la nube de humo se vio que Santiago y el señor Zamorano estaban perfectamente bien, el rincón de la casa era el único que no había cedido. -Ya pasó- dijo Zamorano. -¿D…Dónde está? -Allí estaba cuando la estructura se desplomó, debe estar enterrado bajo ese montón. Cavaron, demoraron, al final dieron con Claixon, estaba golpeado y con los ojos cerrados. - ¿Ee está… muerto?- dijo Santiago. -No, solo está inconsciente- le respondió y de pronto Claixon despertó. -Usted, deme a mi hijo- dijo con voz gastada. -No señor, porque usted no está bien, yo mismo me encargaré que Santiago sea feliz y austed le voy a dotar de una bendición que muy pocos tienen, sabrá que su hijo se encuentra bien. La cara de Claixon se puso roja de ira y la mueca de su desfigurado rostro lo expresaba todo, pudo responder. -Hijo d…- y Claixon cayó desmayado. Ha pasado ya un año desde que el Señor Zamorano adoptó a Santiago, en el tiempo que ha pasado Santiago pudo ir al colegio, le va bien, por primera vez se le celebró un cumpleaños y tuvo amigos, su padre entró a un centro de rehabilitación, pero no parece mejorar aún. Lo más importante es que está feliz viviendo con el Señor Zamorano Van a la planicie ya que ese día la corriente Meyer regresa, pero con una fuerza menor, pero la suficiente para hacer volar el avión con Santiago encima de él. Al llegar, ambos sacaron el avión de la parte de atrás y revisaron que no se haya dañado durante el recorrido. La corriente Meyer empezaba a soplar, así que Santiago se instaló en su puesto y empezó a pedalear con todas sus fuerzas, la fuerza del viento se incrementó, siendo lo suficientemente fuerte para sostenerlo, el avión se elevó. El señor Zamorano lo siguió con la camioneta vigilando siempre, allí arriba Santiago empezó a sentir felicidad, libertad y paz, sentía el viento recorrer todo su cuerpo y una cálida brisa acogedora, como decía su abuelito. Cuando la corriente empezó a ceder, lentamente el avión bajó y lo único que se interpuso en el camino de aterrizaje era un viejo pino, el único en toda la planicie, al llegar el señor Zamorano se aseguró que Santiago estuviera bien y que no se lastimara. Lanzó una enorme carcajada. -Santiago, eres el único que en una planicie le da al único árbol. -Lo sé-respondió Santiago- pero ¿vio eso señor Zamorano?, ¡volé, lo logré! Con una suave carcajada le respondió: “Sí Santiago, lo hiciste”.

Mario Calvo Brun 1° medio B


Josefa Henry


Cuento

2do. Lugar

el ente Se dio por iniciado el caso, los testigos detrás de la barrera y el juez sentado en el estrado con seriedad. Se llamó a la primera testigo, una voz dijo: “Lorena Díaz”. -Buenos días Lorena- dijo el juez. -Buenos días- dijo tímida. -¿Qué tienes que ver con el caso? -Pues…yo era la secretaria de la doctora Myriam. -Cuéntenos lo que alcanzo a apreciar el día de lo ocurrido. -Bueno, yo estaba trabajando mientras la doctora estaba con un paciente, pero de pronto escuché a la doctora gritando y golpeando la puerta, entré en pánico y no supe que hacer y me decidí por llamar a la policía. Algo que llamó bastante mi atención fue que aparte de los gritos de la doctora, se escuchaba una voz distinta a la del paciente que se encontraba con ella. -Pero se supone que la doctora había entrado con un solo paciente ¿o no? -Sí, pero yo estaba segura de que había otra persona. -Gracias señorita, vuelva a su puesto- dijo todavía serio. Todos en la sala estaban atentos a lo ocurrido, querían que el imputado diga su historia, pero tenían que escuchar con respeto a los testigos…Llamaron a Leonardo, quien se encontraba en la consulta aquel día a espera de que lo vayan a buscar. -Buenos días Leonardo. -Hola- dijo mirando al piso. -¿Cuántos años tienes? -17 - dijo sin subir la mirada. -¿Qué pudiste apreciar de lo sucedido? -Yo estaba en el celular y de repente escuché los gritos y golpes de la doctora detrás de la puerta. Seguido de eso escuché una voz de hombre. -¿Y qué hiciste cuando escuchaste a la doctora gritar?. -Atiné a forzar la puerta para que la doctora salga, pero estaba con llave y no pude hacer nada. -¿Qué hiciste después de eso? -Seguí tratando de derribar la puerta pero no veía ningún cambio, los gritos de la doctora pidiendo ayuda cesaron. En ese momento pude escuchar claramente una voz de hombre, pero bastante grave, no parecía de un joven como el que se encontraba con la doctora. -¿Y que decía? - preguntó el juez un poco desconcertado.


-No lo sé, no pude distinguir ninguna palabra. -¿Qué pasó después de eso? -Llegaron los policías y nos sacaron del edificio, lo único que pude observar fue que forzaron la puerta y lograron entrar en la habitación pero nada más. -¿Nada más que añadir? -No. -Muy bien, muchas gracias Leonardo, puedes volver a tu asiento. -O.K- bajó del podio y volvió a su puesto. El juez tenía una cara de intriga, no había más huellas en la escena del crimen que las del culpable, no podía entender cuál era la explicación de esa voz. El ambiente en el salón era intenso, el discurso de los testigos había sido un buen aperitivo para la gente que estaba oyendo el caso, pero ahora pasaba el plato principal. Se llamó al imputado a declarar, por fin se iba a saber la verdadera historia, lo que había ocurrido detrás de la puerta. -Señor imputado pase al frente- dijo el juez mirando de pies a cabeza al imputado. Diga su nombre, apellido y edad. -Lorenzo Aguilera, 18 años. El imputado tenía un rostro agradable a la vista, una mirada compasiva, una voz un poco aguda pero que era grata, a simple vista parecía que no podía matar a una mosca. Siguió el interrogatorio. -¿Usted está consciente del delito del que se le acusa? - No, yo no he cometido ningún delito, yo soy completamente inocente-. -¿Por qué se declara inocente? Usted era el único que estaba con la víctima en la habitación - preguntó el juez un poco molesto, creyendo que le estaba tomando el pelo. -No, yo no era el único. -¿Y quién mató a la sicóloga? -No lo tengo claro, yo perdí la conciencia y no sé qué paso después, lo único que recuerdo era que estaba en la sesión y no recuerdo nada más. -Entonces, ¿usted no vio a la doctora antes de su muerte? -No, yo desperté en el hospital, con cuatro oficiales haciéndome preguntas que no entendía-, dijo esto un poco confundido. El juez, un tanto abrumado, se tomó unos segundos para dar una decisión final y dijo: -Yo no estoy capacitado para dar una opinión sobre el estado siquiátrico del individuo. Por lo tanto mientras se realizan los peritajes correspondientes del estado mental de éste, ordeno prisión preventiva, hasta un nuevo juicio.


Lorenzo se encontraba en un estado de rigidez, con los puños apretados, la cabeza cabizbaja, un tanto tembloroso y mostrándose incómodo por la decisión del juez, su rostro comienza a cambiar, su mirada ya no es la misma, la gente que se encontraba a su alrededor percibe que algo le está sucediendo, provocando un ambiente de terror en la sala. De pronto éste se pone de pie, su cuerpo y su rostro ya no son los mismos, mira fijamente al juez, lo señala y con una voz aterrorizante, le grita: -¡Las decisiones las tomo yo!

Valentina García Aguillón I° medio A


Segundo/Tercero/Cuarto Medio

CategorĂ­a



1er. Lugar CARGA

consciente y

Arriba por ello está mirada que no dice lo que espera hablar pero que grita lo importante imposible la comida sabe mejor cuando se acompaña de un buen sofá pisando una buena alfombra lo que nunca fue dicho ahora será vociferado sin palabras extrañas hablar decir expresar QUÉ vomitar y escupir la risa enferma del alegre Uj uo oa ei sinsentido ne tae li se do sinsentido pa rus ifo ona sinsentido nio ertu sinsentido sinsentido sinsentido LO DisfrutarDisfrutando el llanto Muerte en vida y el abrigo de la lluvia que nunca dejó de caer sobre la tierra desnudo y sobre el concreto Fue absorbida e incorporada a su ser CLAUDICACIÓN porque no tuvo más opción se deja ver Los intentos los intentos y sentir el querer el querer hidrógeno, oxígeno no poder no poder qué más daría si es que fuera mercurio Los intentos los intentos o Neptuno saber saber que después y transcendentemente incapacidad incapacidad es lo mismo tal vez tal vez y sigue cayendo alguna vez alguna vez se desplaza lograr lograr recorre los muros pero pero las mejillas hasta entonces hasta entonces las hojas La claudicación y en el suelo se muere La claudicación


otros poemas

Poesía CONSCIENTE

Son preguntas que no deberían hacerse pero las dicta la fuerza superior y a esta hay que obedecer como ella misma dice que se debe proceder Pero éstas preguntas se hacen considerando un espacio y un tiempo y considerando una consciencia de que se están haciendo así también presuponiendo que se dirigen a alguien Y se llegan a responder a veces pero respuestas que a nadie dejan satisfecho gracias por eso si hubiera alguna vez en la vida satisfacción, ésta estaría acabada Otras veces no pero son las menos suele siempre haber respuestas aunque a algunos escépticos no les guste (como tú, como yo) Pero eso no importa, lo que importa es que se llegue a algo si llegáramos a nada la civilización estaría derruida pero no lo está, así que vamos por buen camino al parecer ojalá fuéramos por mal camino agradecería infinitamente eso Y ya hemos llegado a algo, nada más que añadir GARABATO(NO) habría que añadir que aquí el que gana es siempre el perdedor que de verdad el progreso lineal es retroceso Lengos kajesi jaheu por las vías de la unanimidad buesna de esos caminos lesoneafe saeduit quirqueo y esas incógnitas despejadas neosu fuinga tosdea palsede las respuesta hallada es un paso para atrás en la vida zoin huadoeso realmente Kakw ajqba kwifbbxñ kajqj o no realmente OQEWWWWW XXXXXXXXXXXXXX realmente no ÑWLLKÑQ TKLZNW ASRQDCBOU rrggggggk aiauw uauauauauajajajajahajksksjsjsjsjsjdkdkdkd Lucas Zúñiga Pérez Lololopalaoja JAJDNNnabananaban kuj sej IV° medio B


Constanza Versin


1er. Lugar

Cuento

MODELO DE UN RETRATO

El pintor está parado un poco detrás de su lienzo. Observa de reojo a su modelo; quizás considerando agregar unos cuantos toques finales, aunque es también posible que el primer trazo no esté siquiera hecho. El brazo sosteniendo el pincel está balanceado hacia la izquierda, en dirección a la paleta. Carece de movimiento por un instante, entre lienzo y matices. La habilidosa mano suspendida en el aire, captivada de embelesada atención a la mirada del pintor; y la mirada, en retorno, espera la acción del gesto. Entre la fina punta del pincel y la atención de acero, la escena está a punto de ceder el paso a su verdadera magnitud. Pero no sin el sutil sistema de fintas. Retrocediendo un paso, el pintor se ha posicionado en un lado de la pintura en el que está trabajando. Eso, para el espectador que lo observa, es el lado derecho del lienzo, mientras que este último toma todo el espacio de su izquierda. Y el lienzo tiene su reverso hacia el espectador. Él no puede ver nada, solo lo de atrás: eso, y el inmenso marco en el que descansa la obra. El pintor, por otra parte, es perfectamente visible, o por lo menos no está oculto por el alto atril que parece absorberlo cuando, dando un paso adelante otra vez, vuelve a su tarea. Puede vérsele ahora en el centro neutral de su ociosa oscilación. Su pecho oscuro y su rostro claro son mediadores entre lo visible y lo invisible, surgiendo de esta tela que se escapa, emerge ante los ojos del espectador. Pero cuando el pintor de un paso hacia la derecha, ocultándose a la mirada, se encontrará colocado justo frente a la tela que está pintando; entrará en esta región en la que su cuadro, descuidado por un instante, va a hacerse visible para él sin sombras ni reticencias. Como si el pintor no pudiera ser visto a la vez sobre el cuadro en el que se le representa y ver aquel en el que se ocupa de representar algo. Reina el todo, y a la vez la nada, en el umbral de estas dos visibilidades incompatibles. El pintor contempla, el rostro ligeramente vuelto e inclinada cabeza hacia el hombro. Abre su boca, musitando una corta oración, considerando. Las ideas danzan entre su lengua, su conciencia y la aún inmóvil mano derecha. Tiembla, víctima de una parálisis atrapante, rodeada de una fuerza invisible que repta desde la mente del pintor. Los ojos del espectador se pasean por lo que tiene en frente, intranquilo, expectante de percibir movimiento. Espera una pincelada rápida, repentina, segura, conse-


cuencia de la impaciencia del pintor, provocando que la acción se ejecute antes de recibir la propia idea. Pero el silencio permanece, no se siente el suave toque de las cerdas con el género y el blanco se arrastra por sobre los colores de la obra, conquistando casi la totalidad del territorio. El pintor fuerza a su mente a pensar en algo mientras el albo se apodera de su pintura. El espectador continúa en suspenso. De repente, la mano se relaja, el temblor se detiene, el pincel se balancea sobre el dedo índice; se sostiene la herramienta con firmeza y el pintor deja escapar un suspiro. Finalmente, la mano comienza a acercarse al lienzo y, con facilidad, se desliza por su superficie; el espectador, embobado por un segundo contemplando el inesperado movimiento, tarda en seguir con su propia mano izquierda el trazo del pintor. El color aparece casi de inmediato, siguiendo minuciosamente de cerca a los desordenados cabellos del instrumento. Como un pianista deslizando sus dedos por las teclas de su instrumento, el pintor, con comparable delicadeza, convierte las notas en coloridas y brillantes manchas de pintura. Las pinceladas fluyen como una melodía, la imaginativa forma llena de vida parece moverse en el lienzo como si danzara. Los olores no son agobiantes; el pegajoso y húmedo residuo del óleo es solo uno más de sus sistemas. El espectador, a diferencia de lo que cabría esperarse, no podía parar ningún segundo a admirar la ardua tarea, debía seguir cada giro que diera el pincel del artista con sumo cuidado. Sin embargo, puede ver perfectamente lo que el pintor estaba creando. ¿Cómo podría no hacerlo si la imagen estaba a la altura de sus ojos? La vívida memoria de saber se encontraba en frente del lienzo. El pincel se detiene, se balancea sobre el dedo índice de la mano derecha, el brazo sosteniéndolo inclinado hacia la izquierda, en dirección a la paleta. Retrocediendo un paso y dejando escapar un suspiro, el pintor observa su pintura y sonríe. La misma sonrisa lo saluda de vuelta.

Josefina Jara Barra II° medio A


Cuento

2do. Lugar

el tipo Gastada la acera, extendíase infinita penetrando la urbe y reproduciendo invariable el gris. Sobre ella, el andar demacrado de las seis de la tarde y el sudor industrial ya casi extinto, la teñían de figuras homogéneas catadoras del progreso, entre ellas, el tipo. La multitud absorta en la rutina como si existiese finalidad alguna en sus vidas y sus nombres fuesen más que números vacíos para lograr identificar el uno del otro; indistinguibles como parásitos consumidores de la realidad, fabricando el ruido al que llaman habla, esquematizando su efímera existencia para lograr soportarla, subsistiendo como se supone que lo deban hacer por orden superior, impregnada y violenta sin cometer acierto ni error. La perfección de la monotonía brotando sintéticamente de lo natural, como si se pudiese distinguir lo primero de lo segundo, abrazada eterna por todo y todos a excepción del tipo. La anomalía aparece así, tan asquerosa como la regularidad, aglutinada enfermiza en la aberrante silueta del tipo. La homogeneidad lo destruía incesante, no porque fuera diferente pero porque le era imposible ser igual; como si de él emanara algo negro de lo gris, como si por un instante lograse ser reconocible. El tiempo envejece impasible tras la ventana del tipo, la misma nube parece haber estado siempre ahí, sin que nadie notara su presencia o ausencia; solo estaba. La cotidianidad así, se funde con lo irregular porque ya nada importa que ello sea así o no lo sea, sólo al tipo le atormenta sí mismo. El mundo se le presenta como imaginable e imposible, la realidad se convierte en todo lo que jamás lograría cruzar su mente; el suplicio se manifiesta como el edén en llamas, el tormento idílico. El tipo repite maquinal aquello que se le ha infundido como regla quebrantable, porque el quebrantar conlleva al castigo y el castigo permite existir permanente al cuerpo; el morbo del sufrir ajeno producto por una causa ulterior, justifica la sonrisa asertiva al funcionamiento prolijo de la institución. El tipo fija la mirada en ella, en la cara del cuerpo cuando alguien paga por lo cometido y la alegría se propaga virulenta en nombre de la justicia y el bien común. El tipo repite rígido lo que exclama la doctrina, abrumando en sudor aquello que comete mal o demasiado bien, corrigiendo sus aciertos y provocando error. El grito eufórico atestado en el aire invadiendo rincones que la luz prefiere ignorar y alterando irremediable el cuadro prematuro anochecer. El tipo transita ordinario cuando el espectáculo cierne rotundo la existencia; alterado, alterna torpe las


piernas en medio de la turba en la que aparente ahogarse desesperado en aras de un fin que ni el mismo conoce ni asiente. Trastornado por una fuerza que lo trasciende, empuja para hacerse paso entre la masa y acercarse de esta forma a la causa del todo, mientras el pisoteo de toda su vida se materializa físico en su cuerpo, más sin que el dolor banal impida el impulso inexplicable que lo guía. Cuando al fin se sitúa al frente y el bullicio irracional desenfrenado parece situarse también en su punto culmine, paralizado ante la escena, siente el peso del tiempo sobre su cabeza intentando insaciable abatir de una vez por todas, aquello renegado en el común. Ante él, en medio del circulo formado a su alrededor, la tortura a un ladrón, condenado a tal acto, parece romperle las cuerdas vocales gradualmente hasta que ya no le sea posible exclamar más y excitada la multitud celebra el arrebato de todo atisbo de lo que fue alguna vez vida. El tipo fuera de sí, corre frenético en dirección opuesta mientras su rostro pareciese expresar todo aquello que le fue negado en vida; cierra la puerta tras de sí y cae muerto acurrucado sobre la alfombra. Pretende que la puerta lo separe del mundo, que logre aislarse de la humanidad que lo constituye; toca, pies, muslos, torso y ve sus manos esperando no reconocer lo mismo que en el resto. Como si el llanto no pudiese ya manifestarse ante su agitada respiración, intenta evitarla y que el aire nunca más transite ligero entre él y el mundo, pero la frustración de sus realizaciones y acciones lo devastan aún más. El tipo anhela que el sol niegue aparecerse y cese la vida de la vida; yace al fin petrificado ante sí mismo, esperando agotar su existencia.

Paulo Ampuero Figueroa IV° medio B


Carla Palacios


Ale PeigĂąan


3er. Lugar

Cuento

La danza de los cielos Todo estaba oscuro. La oscuridad inundaba todo el alrededor de ella, ni siquiera una pequeña luz o un titilo de salvación que pudiera entregar algo de valor en el frío abismo en el que la joven se encontraba. La tenebrosidad del oscuro ambiente la obligó a avanzar hacia adelante sin mirar atrás para buscar alguna señal de luz, algo que la sacara de las hasta del infierno que la ahogaba, hasta que su búsqueda desesperada terminó. Una gran haz de luz iluminaba una salida. Rápidamente corrió hacia él como una polilla a una bombilla, sin importarle nada. Sus ojos almendrados no duraron en cerrase al ver el gran foco frente a ella. Se encontraba en un gran teatro que rodeaba una gran pista de patinaje de hielo profesional de forma ovalada con grandes plateas de palcos en sus pisos. Varias decoraciones de la época victoriana talladas con madera decoraban las paredes protectoras en los balcones con cabezas de leones y ciervos, uniendo palco con palco con finas telas carmesíes en vista a la pista de hielo. La joven avanzó hacia la luz lentamente del centro del escenario mirando cuidadosamente la ropa que llevaba puesta. Un fino tutu celeste con brillos en las puntas rodeaba la cintura de la joven mujer haya más debajo del comienzo de sus piernas, junto a un traje de pecho que descubría su espalda frente al frío con distintas formas coloridas que combinaban con la falla de la bailarina, no obstante lo que más resaltaba de ella eran los patines de hielo blancos que brillaban a la luz como una estrella norte. Más luces de distintos colores iluminaron la gran capa de hielo reflejándola en los balcones. No hacia gente, pero al mismo tiempo lo había. El corazón de la muchacha aceleró a la velocidad de miles de caballos corriendo por una pradera al ver al “público”. Las plateas altas estaban repletas de personas que a la vez no lo eran. Miles de esqueletos vestidos con los típicos trajes del siglo XIX se posaban en las butacas del teatro mirando a la bailarina fijamente. La joven aterrada sin saber qué hacer hizo una reverencia frente a las miles de calaveras que se posaban en ella. El signo de cortesía provocó miles de aplausos en la multitud de huesos esperando el inicio de algo. El instinto de la chica sin conocimiento de donde se encontraba y que era lo que tenía que hacer comenzó a hacer movimientos de patinaje sin saber como hacerlos. Al flexionar un poco de su pierna recordó que no tenía memoria. Sus recuerdos se habían


borrado de su mente sin dejar rastro alguno. Se habían esfumado como un incienso en verano. En su cabeza sus pensamientos revoltosos se mezclaban con sus desesperadas preguntas ¿Quién era? ¿Qué fue de su vida? ¿Cómo era ella? ¿Qué hacia sola frente un público muerto y aterrador? Fue cuando alguien escuchó sus plegarias. Varias hojas de otoñales de colores fucsias, rojizas, amarillentas y anaranjadas cayeron del oscuro techo hacia la capa de hielo bajo ella. Algo en su interior trajo nostalgia. Sus recuerdos comenzaron a volver al ver a una pequeña niña de cabellos ondulados en su cabeza. Un precioso y lindo lirio floreció bajo la fría capa en el suelo abriendo sus pétalos hacia la luz. Desde pequeña se había interesado en las pequeñas hojas de los árboles en otoño que presagiaban el invierno donde podría patinar todo lo que quería. Amaba patinar y crear arte con su cuerpo. Siempre hacia sido su pasión. Al recordar, sus pies mágicamente lograron hacer una gran acrobacia sobre la fina capa delgada helada en respuesta al recuerdo que había vuelto. De pronto una sinfonía bella y nostálgica empezó a retumbar en las paredes del teatro al compás de los patines de hielo de la muchacha. Las imágenes de su pasado revoloteaban en su cabeza como mariposas, cada voltereta o giro sobre el hielo hacía que sus recuerdos fundieran el frío del lugar, que la luz de la esperanza y la vida dieran frutos en el ambiente y que revivieran al público, cuando comenzó a sonreír. Todo era perfecto. Cada vez el pequeño lirio florecía y mostraba más alegría en sus pétalos. Los violines de la sinfonía misteriosa escaparon de la melodía tranquila y comenzaron a adentrarse en la melodía triste, lenta y nostálgica. Las notas cada vez se teñían más de tristeza. Todas las hojas que caían se secaron y se tornaron opacas por el frío, cuando comenzó a nevar. Un dolor debajo de la espalda comenzó a molestarla la bailarina mientras bailaba. Cada vez el dolor se hacía más fuerte cuando recordó. Antes de florecer con mujer había perdido toda posibilidad de estirar algún dedo de sus pequeños pies o estirar su pierna. Todo su mundo se cayó en ese instante su sueño de bailarinas había destrozado, roto y destruido. La vida le había quitado muchas cosas. Sus piernas, sus tardes patinando en los lagos congelados, sus amigos, sus amores, todo eso había desaparecido. Las puntas de los pétalos del lirio comenzaron a pudrirse lentamente hasta llegar a su centro. Su vida había fracasado. Todos los esqueletos hicieron un grito de susto al ver cómo cayó al hielo. Enterrada en la melancolía, comenzó a descargarse abrazando el lirio mientras sus lágrimas caían en las hojas ¿Qué había hecho mal? ¿Algún movimiento? ¿Alguna triple voltereta? Su rabia y enojo llegó al punto que ya no le importaba nada,


solo quería cuidar de que el lirio no muriera en sus brazos, pero en unos instantes ese pensamiento cambió. El lirio tenía la culpa de que ella pasara por todo eso, era su culpa de que ella sufriera y llorara de tal manera que deseaba morir. El lirio tenía la culpa de que al podrirse sus pétalos, ella se podría por dentro. Él tenía la culpa de que ella viviera, de que ella pasara todas esas tragedias interminables que daban vuelta su cabeza clavándose como estacas en su pecho, envenenado su corazón. Si la flor no hubiera aparecido, ella jamás lo hubiera hecho. No estaría teniendo que vivir en un infierno como lo estaba haciendo. La muchacha enrabiada, sin saber que hacer después de la tormenta de emociones se levantó. No podía hacer nada más que bailar junto a la sinfonía que cada vez sonaba más melancólica, sin embargo, su espalda estaba dañada. Se levantó con todas sus fuerzas para dar saltos desatando su enojo. El público muerto sin saber qué ocurría comenzó a murmurar. Cada vez que saltaba o giraba por los aires su cuerpo envejecía. Cada castañeo provocaba que su cuerpo de cansara más y que tomara sus cabellos en tonos blancos, hasta envejecer cono una anciana ermitaña. Todos los esqueletos comenzaron a gritar del horror al ver que aquella preciosa bailarina se transformó en un monstruo, una persona despreciable que ya no sabía lo que era vivir Enojada al ver que el lirio no respondía ante sus llamados furiosos se volvió a ver en lo que se había transformado. Su cara llena de arrugas en la frente, producto de varios enojos, sus ojos llenos de oscuridad y sin la luz que tenían antes, sus cabellos blancos y largos que tapaban su cara, pero lo peor de todo no era eso; sus mejillas no tenían la marca de sonrisa que toda persona tiene por reírse mucho en la vida. Eso no era lo que había pedido, tal vez el público sí pero ella no. Al mirar la pequeña flor podrida se dio cuenta que ella no era la única que había terminado así. Culpable por lo que le había sucedido al lirio decidió buscar alguna manera de acabar con su sufrimiento concediéndole un baile más en la pista. Se secó las lágrimas y con los huesos débiles de sus arrugadas manos se levantó a bailar su última pieza frente a ella. Valiente con el pecho al frente decidió hacer un movimiento clásico de danza sobre hielo frente a todos. El público sorprendido la miró con asombro aplaudiéndole. Siguió girando sobre su eje sosteniendo su pie con su brazo sobre la cabeza. Los años volvían, la felicidad cobraba sentido en ella nuevamente, las arrugas desaparecían y su sonrisa era floreciente. La melodía cada vez era más alegre, los violines se evitaban de la felicidad tocando tonos mas felices junto a las trompetas y los bajos. Los movimientos de la chica cada vez eran más gloriosos y extravagantes, por lo que eran dignos de aplausos y gritos de ánimo. Las hojas de otoño volvían, los pétalos podridos de la


diminuta flor desaparecían al igual que sus hojas lo hacían. No existía la flor pero sí su semilla. Había renacido. Ella igual. El público se levanto de sus butacas gritando de euforia. Ya no eran esqueletos, eran personas vivas y alegres. Las rosas y pañuelos caían sobre la muchacha. Ya no era la anciana quejumbrosa de antes, estaba viva de nuevo. Todos aquellos familiares, amores, amigos y compañeros de baile antiguos la aplaudían. Le daban la bienvenida al teatro entre aplausos y besos al aire. La flor había desaparecido. Había logrado escapar de su sufrimiento desapareciendo en el aire, pero había dejado su semilla. La muchacha la tomó cuidadosamente y se la llevó en sus manos hacia la puerta que le acababan de abrir los asistentes del teatro que llevaba al exterior. Su sonrisa destellaba a lo lejos junto a su conjunto de ropa de danza mientras caminaba hacia afuera. La luz cada vez era más fuerte. Su último deseo había sido querer bailar como lo hizo aquella noche. Jamás lo hizo, pero ahora lo haría para siempre. Se prometió cuidar de su flor, como la flor a ella. Se dice que ella nunca fue a los cielos, bailó en ellos, pero bajó para seguir haciéndolo.

Natalia Osorio Iribarra II° medio a



Javiera Moya


Cuento

Homenaje

La esperanza

Ibrahim Moya Mosqueira


CUARTO MEDIO A Javiera Montecinos Borelli Florencia Quintana Piñeiro Francesca Herrera Vera Javiera Moya Letelier Martina Klett Vargas Michelle Gutiérrez Aránguiz Nicolás Hernández Tager Fernánda González Cárcamo Tania Rojas Betti Paula Karl Ortega Catalina Latorre Medina Daniela Jaque Muñoz Laura Aguirre Droguett ALUMNOS INVITADOS: III° medio B II° medio B I° medio B

Carla Palacios Matrai Josefa Henry Zuñiga Amaranta Molina Tapia


CUARTO MEDIO B Maura Millar Fritis Ale Peigñan Gallardo Exequiel Herrera Rodríguez María Paz Mena Gil Cristobal Wohlwend Pacheco Isadora Daszenies Covacevich Sophie Jooris Toledo Sebastián Faúndes Araya Catalina Grandjean Gayoso Antonieta Cuevas Garcinuño Javiera Sotomayor Carrion Maximiliano Marilaf Espinoza Constanza Versin Vergara

Elisa Carrasco Puga Catalina Navarrete Vera

6° básico A 8° básico A


iteratura

Categoría A Sofía Navarro Roth Matilde Rehl Obando Valentina Cancino Jara Clemente Cartes Letelier Amanda Concha Fuentes Constanza Lopetegui Solís Categoría C Gustavo Soto Guiñez Pedro Fritz Mautz Javiera Acevedo Monzón Valentina Dreves Palacios Camila Colihueque Calfiqueo Elisa Carrasco Puga Categoría E Mario Calvo Brun Francisca Niño Machmar María José Halabí Hurtado Valentina García Aguillón Homenaje Ibrahim Moya Mosqueira

(Q.E.P.D)


Categoría B Benjamín Arias Millapán Francisco Matamala Cordones Sofía Ojeda Solis Maite Lataste Menéndez Amanda Ulloa Alvarado Sofía Figueroa Navarrete Categoría D León Rosenberg Burgos Mateo Vera Harrison Belén Mayen Muñoz Fernanda Naranjo Iriarte Sofía Hidalgo Hidalgo Paz Oelckers Escauriza Categoría f Lucas Zúñiga Pérez Josefina Jara Barra Paulo Ampuero Figueroa Natalia Osorio Iribarra


AGRADECIMIENTOS

Este libro fue realizado gracias a la colaboraciรณn de muchas personas, que con sus valiosos aportes forman parte del equipo de trabajo que hizo posible concretar esta publicaciรณn. Nuestra gratitud a los alumnos que participaron con sus creaciones literarias; a los que estuvieron encargados de la creaciรณn visual para cada uno de los textos escritos; a los encargados de transcribir cada uno de los cuentos ganadores del concurso; a los profesores que formaron parte de las comisiones evaluadoras, comisiones de producciรณn y ediciรณn y, a todos los que apoyaron durante el proceso.




Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.