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La importancia del Rezandero dentro de la tradición funeraria Aída Guadalupe Galindo Canizales
from La sílaba #6
LA IMPORTANCIA DEL REZANDERO DENTRO DE LA TRADICIÓN FUNERARIA
Aída Guadalupe Galindo Canizales
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La cultura de los pueblos se conforma de un sinfín de leyendas, costumbres, historias, creencias, etc. Y todas ellas son apropiadas por sus habi‐tantes, desgraciadamente el paso del tiempo en algunas ocasiones hace que paulatinamente se vayan olvidando, ya sea por la falta de práctica o falta de interés. Este artículo retrata una de las tradiciones que en años pasados era de las más arraigadas y una de las que hoy en día se están perdiendo. Se trata del oficio de rezarle a los di‐funtos en los rituales funerarios o, conocido de otra forma, el oficio del rezandero. Pues, comúnmen‐te en los pueblos se tiene una forma muy particular para llevar a cabo un funeral.
El rezandero es quien se encarga de abrir el camino hacia la glo‐ria a través de cantos y oraciones a la persona que ha muerto. Por eso, cuando alguien muere se le manda llamar para que se encargue de ayudar a su ser querido a llegar al cielo, aunque en otras ocasiones el rezandero por su propia voluntad va a la casa del difunto para re‐zarle y de esta manera continuar con su misión. Su papel es fundamental en los rituales funerarios, es él o ella quien lleva la batuta en todo el velorio, los novenarios y el levanta‐miento de la cruz. Gracias a sus libros y a la práctica que ha tenido, sabe cada paso que debe seguirse. En el municipio Trancoso han sido pocas las personas que hacen esta labor, algunos de ellos y los más conocidos fueron la señora Crucita Ramírez Villanueva o mejor co‐nocida como Crucita de Luisito y el señor Lázaro Reyes, éste último suegro de don Antonio Martínez Juárez, quien por más de 25 años ha llevado a la práctica esta tradición y con quien tuve la fortuna de platicar. Don Antonio nos cuenta que fue su suegro la persona que lo inició en esta misión, pues desde que él llegó a su familia don Lázaro (su sueg‐ro) lo invitaba a hacerle compañía cuando iba con los difuntos, fue ahí donde aprendió a rezar el rosario, aprendió las alabanzas y les tomó un cariño muy especial a todas las cosas de Dios. La vigilia En Trancoso, a diferencia de otros municipios de nuestro estado, se tiene aún la costumbre de velar al difundo en donde fuera su mo‐rada, a lo que don Antonio cuenta que es una de las tradiciones más antiguas y de las que se deben realizar con más fe, ya que el objetivo principal es abrirle camino a la persona fallecida y quienes le rezan deben estar en total concentración y meditación. Se tienen varias creencias sobre la velación del difunto, hay quie‐nes dicen que no se le debe dejar solo en ningún momento para que su alma no corra peligro, pues se dice que los demonios pueden estar acechando el lugar, por eso es importante la oración y sobre todo las alabanzas para la salvación de las almas.
El canto y la oración
El señor Antonio cuenta algunas de sus experiencias, además mos‐tró sus libros con los cuales ha aprendido el oficio y amablemente también cantó algunas estrofas de las alabanzas más comunes den‐
tro de los rezos. Estos cantos son conocidos por ser extremadamente tristes y con una melodía dolorosa. El cronista de Trancoso, Margil de Jesús Canizales Romo, ya ha abordado este tema en alguna ocasión y menciona que si el fallecido es hombre o mujer se le cantan ciertas alabanzas, ya sea de la Virgen o San José, pero que en todas ellas encontramos ese aspecto desgarrador. Hay unas muy tristes, hay unas que cuando las canta uno sueltan el llanto luego luego las mujeres […] Hay otra de cuando se está despi‐diendo de su casa a la persona, se está despidiendo de su compadre, de su comadre, de su familia, de sus parientes y está mucho muy tris‐te, de hecho, yo casi no la aguanto y la estoy cantando, se llama “Adiós mi patria amorosa” Aquí se presentan las dos primeras estrofas de la alabanza que el se‐ñor menciona:
Adiós mi patria amorosa, Adiós mi casa y familia, Adiós mi querida esposa Me voy a cambiar de vida. Adiós mi padre y mi madre Me voy con vuestra licencia, Échenme su bendición, Me voy a hacer penitencia. Don Antonio dice que: “No es nada más rezar, es meditar”, pues a tra‐vés de la oración el rezandero obtiene también indulgencia, así, le ayuda al difunto y se ayuda él mismo: […] la persona que reza se está ganando indulgencia, porque está acompañando a un ser querido a que entre allá a la gloria, a que se le abra aquella puerta que tanto deseamos que se le abra a uno. Que es difícil, porque andamos en el mundo y somos pecadores, pero, así como somos pecadores tenemos la obligación de buscar la gloria. Levantamiento de la cruz Una de las partes más importantes en todo el rito funerario es el le‐vantamiento de la cruz, que representa la última despedida al ser querido y que es parte fundamental para su eterno descanso. Después de los novenarios se levanta la cruz conformada de cal, arena, cera y flores, llevándosela al panteón, siempre en compañía del rezandero. Este acto tiene su complejidad, comenta don Antonio que se sigue un
orden, pues primero se debe levantar la cabeza de la cruz, después el brazo derecho, el izquierdo, luego el corazón y por último los pies. Además, después de recoger cada una de las partes se va cantando y rezando oraciones exclusivamente para eso. Ya en el camposanto se le reza una estación, se deposita la caja en que se lleva la cruz y se despide por última vez. Don Antonio cuenta que al integrarse a algunas de las diferen‐tes asociaciones de la Iglesia Católica como son Los Ejercitantes, La Orden Tercera de San Francisco, entre otras, aprendió mucho más, su fe se incrementó y le tomó un gran aprecio a esta labor de rezarle a los difuntos. Actualmente son pocas las personas que continúan con esta tradición, sin embargo, debe considerarse importante rescatar costumbres como esta o al menos reconocerlas, ya que a través de ellas se conoce la historia de los pueblos, de nuestros antepa‐sados, sobre todo podemos tener una identidad.
Aída es licenciada en Letras y actualmente maestrante del programa en investigaciones Humanísticas y Educativas de la UAZ. Se ha dedicado los últimos años a la difusión cultural y fue beneficiada por el PACMYC para la realización de la revista de investigación y difusión cultural llamada La Tolva, en Trancoso Zacatecas, de la cual es codirectora.
revistalasilaba@gmail.com

Ilustraciones de Milton Rodríguez Ramírez
Witouth Jerarquías
