Revista Auras SalleVirgen del Mar Almeria 2º Trimestre 2013-2014

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ace mucho tiempo habitaba en un pueblo un joven muchacho que vivía con su madre. Un día, de repente, esta cayó enferma. La cura para esta enfermedad era una rara flor negra que nacía en el lugar más extraño y peligroso del mundo, pero, aún así, el joven salió a la búsqueda de la cura para su madre. Tras un lejano viaje, el joven encontró la flor, pero no se había dado cuenta de que habían pasado más de tres años, pues en aquel extraño lugar no corría el tiempo: su madre había muerto hacía ya dos años. Había malgastado su tiempo, en lugar de haberlo pasado con su madre, pero, por otro lado, ¡él había intentado salvarla! Alba González. 4ºA ESO

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rabajo en equipo. -Oh no! He perdido una

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abía amanecido y todavía seguía teniendo esa premonición, el destino me depararía algo, no sé el que, pero por el día lluvioso y nublado que hacía tendría que ser algo bastante deprimente. El día anterior había decidido que merecía hacer una escapada hacia Alemania, donde mi familia había vivido durante toda la vida. Cincuenta y cuatro minutos exactamente para la hora de embarque, que tuvo ligar después de pasar un interminable rato viendo gente de un lado para otro. “Abróchense los cinturones”. Algo pasaba, sí, algo raro. La tensión se palpaba en las caras de el personal del avión. Por fin despegamos, aunque no muy seguros, y aquello fue lo único que recuerdo antes de notar que el avión se venía abajo envuelto en llamas...

Gemma Jumilla 4ºA

Ángeles Campos 4ºA

pata- dijo la silla coja.

-Deja, yo te ayudo- Dijo el suelo. Eric 4ºA ESO

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me paré a pensar en los crímenes; esos crímenes impunes. Entonces, mi conciencia se volcó como un vaso lleno de agua debido a todos aquellos delitos que había cometido con mis propias manos. Helga González Rodríguez 4ºA

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entonces sonó el timbre. Esperaba algo ordinario, una visita cualquiera, quizás la vecina pidiendo un favor, o el cartero entregándome el paquete que había pedido esa semana. Pero no, en cambio aparecieron sus intensos ojos azules, unos ojos inolvidables y llenos de recuerdos. Había envejecido un poco pero al fin y al cabo seguía siendo el mismo. No podía creerlo. Él, que había sido un amor pasajero durante su exilio en Paris había removido tierra y cielo para encontrarla. Todas sus disculpas serían aceptadas sin duda alguna. Definitivamente la vida le había dado una nueva oportunidad y esta vez no estaba dispuesta a dejarla escapar.

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quella sensación extraña recorría todas mis entrañas produciéndome un temblor extraño. Siempre a la misma hora, en el mismo momento, cuando salía del instituto y miraba aquel joven rostro, como si de un ser celestial se tratase... a medida que se acercaba mi corazón latía más y más deprisa, todo pensamiento desaparecía de mi cabeza y mi cuerpo se paralizaba sin poder realizar ningún movimiento, entonces fue cuando me di cuenta, por primera vez, ESTABA ENAMORADA. Elia González 4ºA ESO

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AURAS. ABRIL 2014

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