El Avión Negro N° 22

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Qué animó las reacciones contrarias al ascenso de César Milani. Quién tiene una política para las fuerzas armadas. Qué tanto horroriza un jefe del Ejército que reivindica a fuerzas armadas “nacionales y populares”. El “apoliticismo” que se reclama a ciertas instituciones, justo las que fueron, históricamente, sostenes de un país injusto, desigual y con minorías privilegiadas.

CÉSAR MILANI, TENIENTE GENERAL DE LA NACIÓN

UN GENERAL NACIONAL Y POPULAR por

L

MIGUEL APONTES

a noche del 18 de diciembre, el Senado de la Nación aprobó el pliego de César Milani. Por 39 votos contra 30, fue ungido como máximo jefe del Ejército. La atención estuvo puesta en el ascenso de Milani aunque, en la misma sesión, se aprobó el acuerdo para ascender al grado inmediato superior a los jefes de las tres fuerzas armadas y al titular del Estado Mayor Conjunto. El Poder Ejecutivo obtuvo los ascensos propuestos del jefe del Ejército, César Milani, a teniente General; de la Armada, Gastón Erice, a Almirante; de la Fuerza Aérea, Mario Callejo, a brigadier General; y del Estado Mayor Conjunto, Luis María Carena, a general de División. Pocos días antes, en un acto de egreso de suboficiales en la Escuela Sargento Cabral, Milani había dicho: “Queremos una gran Argentina de todos y para todos, donde el Ejército sea parte de este nuevo nacer, defendiendo los derechos humanos de todos los ciudadanos; a 30 años de la vuelta de la democracia, ustedes son parte de una institución que defiende la Constitución Nacional”. En julio, César Milani se presentó espontáneamente ante la justicia de La Rioja y Tucumán; se puso a disposición ante el linchamiento mediático del que era objeto a partir de su definición a favor de un Ejército “nacional y popular”. En Tucumán declaró: “Estamos trabajando para un Ejército distinto, muy pegado con la comunidad. Un Ejército que está trabajando para un proyecto nacional. Esto les molesta. Les molesta que yo quiera insertar el Ejército y las Fuerzas Armadas en un proyecto nacional”. La oposición política nunca cesó en la descalificación de los organismos de derechos humanos por su apoyo a las políticas, hacia ese sector, del gobierno nacional. “Usados” y “cooptados”, fueron algunos de los calificativos más utilizados. Por eso muchos debieron ser un tanto más discretos al momento de exaltar con tanto ahínco en el debate parlamentario a una institución como el CELS, considerada hasta ayer como un “organismo comprado por favores oficiales”.

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LA MADRE Y EL GENERAL

La revista “¡Ni un paso atrás!”, editada por la asociación Madres de Plaza de Mayo, en su edición de diciembre anticipaba: “Histórico encuentro entre la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo y el Jefe del Ejército. Los planes de estudio y formación militar, el proyecto nacional, la importancia de Nilda Garré, la continuidad con Agustín Rossi. El compromiso de buscar hasta debajo de las piedras más archivos y documentos sobre la represión genocida. Y un desafío compartido y necesario: acercar el Ejército al pueblo y urbanizar las villas.” El reportaje también tuvo su versión audiovisual y se lo pudo ver en la televisión pública. Esto fue, para muchos, el límite. En la conversación con Hebe de Bonafini, César Milani sostuvo que “el Ejército está dispuesto a ir por todos los cambios y yo quiero ser el más transgresor”. Le cuenta que “hay mucha gente en el Ejército, en actividad, que valoriza a las Madres”. Desmintiendo las denuncias en su contra, el ahora teniente general dijo: “Nunca torturé, ni maté, ni estuve. Las calumnias e injurias vertidas sobre mi persona por parte de multimedios monopólicos y dirigentes políticos opositores al gobierno nacional han buscado exclusivamente perjudicar a la Presidenta y tratar de impedir que el Ejército participe activamente de un proyecto nacional”. Frente a la pregunta de Hebe sobre si pueden o no tener opinión política los militares, dijo: “no pueden tener opinión política pública, lo que no quiere decir que no tengan convicciones políticas, pero no pueden hacerlas públicas por el lugar que ocupan en la defensa nacional”. Y otra vez muchos con los pelos de punta: ¡pero este general sí expresa opiniones políticas, defiende a un proyecto nacional! Habría que aclarar que, en realidad, la objeción para los militares es sostener posiciones partidarias y que identificarse con el “proyecto nacional” no es otra cosa que sostener una concepción política que se supone común a todos los argentinos, o como lo hicieron distintos dirigentes a través de la historia, desde San Martín y Belgrano, hasta Rosas, Yrigoyen o Perón. Como dice Juan Salinas en su blog, “si un oficial del Ejército


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