1 minute read

Vestido para esperas largas

Por: Elkin Arciniegas

Hoy me levanté más temprano a pesar de mi estado de salud. Me bañé con premura. Me puse la única corbata que recibí en la Navidad pasada, y que aún no estrenaba. Desayuné con la agilidad que mis dientes dictan. Y me senté en el sillón viejo de la casa a esperar. Tras un rato mi hija se quedó aterrada mirándome. Me preguntó no sin angustia, que percibí por el timbre de su voz), qué putas estaba haciendo ahí sentado tan elegante. Le respondí que había leído en un libro viejo que encontré en el baúl, que siempre había que vestirse

Advertisement

bien, porque si me llegaba a morir, esa iba a ser la ropa de fantasma que llevaría para la eternidad. Además -le aclaré-, yo no quiero asustar a mis nietos con pijamitas de osos.